Sakura y el señor Ito (2)
El señor Ito decide llevar a Sakura a hacer unas compras al centro de Tokio. Al final del capítulo terminan en una tienda de artículos de bondage (con fotos de Sakura)
(Esta es una de las fotos de Sakura que Ito encontró en su disco duro)
Mientras su prisionera seguía debatiéndose a oscuras en la soledad del sótano, al jardinero le dio tiempo a leer unas cuantas de sus historias y a visitar las páginas web de sex-shops y tiendas de BDSM del centro de Tokio. Había una gran oferta de objetos: esposas, látigos, aparatos para administrar electricidad, etc.. En general eran demasiado caras y se salían de su presupuesto, no obstante, el hombre confeccionó una amplia lista.
Pasando de una página a otra, Ito no se dio cuenta de que ya habían pasado un par de horas. Finalmente decidió ir a buscar a su prisionera.
Cuando vio que la puerta se habría y se encendía la luz, Sakura estuvo a punto de gritar pero el grito se ahogó en su boca. La joven se quedó sin habla.
El señor Ito apareció con una cámara de video completamente desnudo y sólo con sus gafas puestas.
A Sakura le dio grima ver el tripón y los pectorales fláccidos de semejante adefesio. El señor Ito tenía un cuerpo fofo sin el menor atractivo y para rematarlo su pene era patéticamente pequeño.
Al ver que Ito encendía la cámara, Sakura intentó esconder el rostro, pero fue en vano pues el tipo le cogió del pelo y le obligó a mirar al objetivo.
Tras eso le quitó las pinzas de los pezones arrancando un lastimero gemido a la chica. Sakura tenía los pezones deformados y aplastados así que Ito se dedicó a masajearlos para que recuperaran la circulación. La pobre Sakura lloró y gritó pidiendo inútilmente que se los dejara en paz. Al final los tenía hinchados y dolían horriblemente a cada palpitación.
Por fin le soltó la cuerda que la sostenía derecha y Sakura cayó desplomada al suelo la muchacha lloraba desesperada.
En realidad Ito no le dejó descansar ni un segundo, ese juego sádico era demasiado excitante y simplemente no podía parar. Así le cogió de la cuerda y le obligó a seguirle escaleras arriba sin ningún miramiento. Dado que Sakura tenía los tobillos atados entre sí tuvo que seguirle dando pequeños saltitos y suplicando.
Impaciente de deseo, Ito se llevó a su prisionera hasta su propia habitación donde le hizo sentarse en la cama y tras arrancarle la mordaza intentó volver a besarla sin éxito.
En principio Sakura se debatía rabiosa intentando evitar la cara de ese pervertido, pero dándose cuenta que era inútil resistirse se limitó a sollozar, mientras él le acariciaba los carrillos enjugando las lágrimas
- No me haga daño, señor Ito, haré el amor con usted si quiere, pero no me ponga otra vez esas pinzas se lo ruego.
Ito no le contestó sino que aprovechó la larga soga que la había mantenido con los brazos en alto y se puso a atarla mediante un complejo shibari. El hombre no sabía gran cosa de eso de "las perlas" y "las manzanas", pero se dejó guiar por las imágenes que tenía en la memoria: así Sakura acabó con las muñecas atadas tras la nuca, la cuerda bien prieta por medio de la entrepierna y enroscada en la cintura, en la espalda y en la base de los pechos con cierta presión. Al de un rato los senos estaban de color morado y los pezones, ya irritados y enrojecidos, estaban tiesos como pitones.
Una vez atada, Ito la hizo posar y la grabó con la cámara obligándola a dar vueltas y sonreir.
- Hola me llamo Sakura y soy la única hija de Tojo Hitari, me gusta que mi amo me ate y ahora vais a ver cómo se la chupo, me encanta chuparle el miembro y beberme su leche..
Ito obligó a Sakura a humillarse diciendo esto. La chica tuvo que sobreponerse de sus ganas de llorar pero finalmente consiguió decirlo delante de la cámara, entonces se puso de rodillas y trabajosamente se acercó hasta una butaca donde le esperaba Ito acariciándose el pene.
La cámara representaba la vista subjetiva del propio Ito, por tanto enfocaba su tripón, su pequeño pene y las piernas peludas y fofas. Entre éstas se veía a Sakura acercándose de rodillas trabajosamente en su elaborado bondage y mirando fijamente a cámara.
A esas alturas Sakura ni siquiera se planteaba desobedecer o resistirse así que en cuanto llegó hasta él le empezó a cubrirle de saliva con su pequeña lengüita. Ito no sólo le había ordenado que le chupara la polla sino todo el resto de su cuerpo. Así Sakura empezó por sus pies lamiendo despacio muy despacio, después siguió por sus piernas y acto seguido su torso.
A Ito la lengua de Sakura le hacía cosquillas y cuando la chica se puso a lamerle sus propios pezones hizo que su erección creciera considerablemente. Jamás se hubiera imaginado que sus pezones fueran tan sensibles. La joven Sakura jugueteó con su lengua insistente y repetidamente en los pechos de él provocándole un enorme placer durante largo rato.
Además Ito podía sentir el cuerpo de la joven, suave y cálido restregándose contra el suyo, los pechos de Sakura se rozaban a cada movimiento contra su vientre y su pene y las suaves caderas entre sus propias piernas. La cuerda del Shibari les raspaba a ambos pero eso no importaba mucho. Tras dejar que le chupara los pezones un buen rato Ito la cogió desprevenida y le dio un beso en la boca. Es posible que a esas alturas ella ya hubiera superado su asco, el caso es que los dos estuvieron un rato besándose con lengua y con los ojos cerrados. Acto seguido fue Ito quien le lamió los pezones a ella haciendo que la muchacha gimiera de puro placer, pues la presión de la cuerda los había estimulado sobremanera.
Ahora chúpame la polla esclava.
Sí señor Ito.
Sakura miró hacia abajo y entonces abrió mucho los ojos. Por lo visto, el miembro del señor Ito tenía una gran capacidad de dilatarse pues había pasado de colita patética a pene en condiciones, tieso, no demasiado largo pero sí grueso, el pene del señor Ito adquiría en la erección una ligera curvatura hacia arriba como un plátano.
Un tanto excitada Sakura apoyó sus muslos sobre los gemelos y se dispuso a hacer una deliciosa mamada.
Ito cerró los ojos y recostando su cuerpo dejó que su esclava le llevara hasta el cielo. De hecho así fue. El señor Ito había soñado muchas veces con un momento así y sintió un placer como nunca lo había sentido en toda su vida. Su pene ya estaba tieso y además lo tenía muy sensible. Sakura se lo lamió muy despacio y antes de metérselo en la boca lo recorrió muchas veces con su lengua por arriba y por abajo. Gracias al reloj del video el propio Ito comprobó que Sakura estuvo casi veinte minutos chupándole la polla sin apresurarse lo más mínimo pero sin parar.
Tras un buen rato de grabar la delicada fellatio, Ito apagó la cámara, cogió a su prisionera y empezó a soltarle el bondage, aunque ella siguió con las manos atadas entre sí. Entonces la llevó hasta la cama y tras tumbarla boca arriba le ató las manos a los barrotes por encima de su cabeza. Después deshizo los nudos de los tobillos y ató cada pierna por separado a las patas de la cama. Sakura quedó así completamente expuesta.
Esta vez fue él quien le lamió todo el cuerpo antes de empezar a follarla. Tras más de media hora de pasear su lengua por toda su anatomía, el señor Ito se acostó sobre ella y la penetró a lo misionero. Sakura bramó de gusto y todo su cuerpo tembló cuando el pene del señor Ito le entró de una sola embestida. Él nunca había follado y no sabía cómo hacer gozar a una mujer. Más bien se limitó a rozar su pene contra las húmedas paredes de la vagina. No obstante la joven empezó a correrse al de pocos minutos.
Ito se quedó maravillado de cómo se estremecía la antigua niña de la coleta mientras él la follaba y a juzgar por sus gritos hubiera asegurado que ella se corrió dos o tres veces. Para un hombre acostumbrado a ser rechazado desde joven por las mujeres, eso era poco menos que una hazaña.
Efectivamente ella se corrió a pesar del peso de ese gordo seboso y a que le daba mucho asco. Probablemente lo que sí le daba morbo era estar desnuda, atada e indefensa mientras el jardinero o quien fuera abusaba de ella.
El señor Ito se tomó su tiempo follándola por la vagina, pero al final decidió terminar follándosela por la boca. Después de más de diez minutos de mete-saca Ito consiguió por fin eyacular dentro de la boca de Sakura y ésta tuvo como premio una buena cantidad de leche de su dueño. Poniéndole la cara perdida de lefa, Ito bramó y gimió de gusto. Después dejó colgando el pene ya fláccido para que ella se lo siguiera chupando. Sakura terminó limpiando hasta la última gota de semen tragándoselo todo.
Evidentemente él estaba encantado por la experiencia, pero ella disfrutó aún más, lo que más le gustaba de todo era la humillación, el ser usada como si fuera un inodoro sólo para satisfacer las necesidades fisiológicas de su amo.
El resto del día, Ito dejó que ella descansara sobre la cama y le dio algo de beber y de comer pero sin soltarla.
Antes de dormir se la volvió a follar y la obligó a dormir con él para sentir el contacto de su cuerpo desnudo toda la noche. Sakura tuvo que dormir con las manos atadas a la espalda y un tobillo atado a la pata de la cama. Él durmió como un niño, pero Sakura no pegó ojo en toda la noche.
Estaba amaneciendo cuando una tenue luz entró por la ventana. Ito entreabrió los ojos con una agradable sensación que venía de su entrepierna. Una dulce caricia suave y húmeda ¿Acaso todo había sido un sueño?. Otras veces había tenido sueños parecidos en que despertaba entre sábanas mojadas.
No, por suerte no lo era, aquello era real, Ito miró hacia su entrepierna y vio la cabeza de Sakura bajando y subiendo rítmicamente. La noche anterior, antes de dormir le había dicho que le despertara de esa manera y ella había obedecido a rajatabla.
- Buenos días señorita Sakura.
Ella se sacó el pene de la boca para contestar.
Buenos días señor Ito.
Siga, siga chupando, no pare.
Ito siguió disfrutando de la mamada matutina mientras con su mano acariciaba el cuerpo de Sakura. ¡Quién le iba a decir el día anterior que iba a despertar así!.
A pesar de que dejó que ella le chupara la polla otros diez minutos, el señor Ito no consiguió eyacular, pues lo que verdaderamente quería era mear. Nuevamente la chica le sirvió de inodoro. Le desató el tobillo, cogió la cámara de video y llevándola hasta el cuarto de baño la sentó en la taza para que ella misma hiciera pis.
El ruido del líquido contra la taza le dio ganas al propio Ito.
- Abre la boca esclava, dijo grabándole un primer plano, quiero mearme dentro.
Ella le miró aterrorizada
Pero señor, no, eso no.
Vamos obedece, abre la boca.
No, no, déjeme.
Ito le dio una bofetada, y como ella no obedecía le dio otra y otra.
Finalmente, ella accedió entre lágrimas, cerró los ojos y abrió mucho la boca esperando la lluvia dorada.
La joven hizo un gesto de asco y rechazo al recibir el impacto del líquido caliente y lo expulsó de su boca, escupiendo.
- Abre la boca, he dicho que la abras.
Ella se volvió a negar ganándose otra torta.
La chica abrió finalmente la boca y esta vez aguantó un poco más hasta que volvió a cerrarla tosiendo y expulsando los orines muerta de asco. Una película amarillenta se deslizó por su cuerpo hacia la taza.
Cuando Ito terminó de mear, Sakura estaba asqueada y humillada pero tampoco se rebeló.
Ito rio cruelmente y entonces la arrastró hasta la ducha.
Los dos, amo y esclava se ducharon juntos e Ito le limpió bien todo su cuerpo, aprovechando para acariciarla y manosearla todo lo que quiso, allí mismo volvieron a hacer el amor.
Hecho esto, Ito le soltó las manos y la hizo bajar al piso de abajo para desayunar. Para ello la obligó a ir delante de él a cuatro patas.
Ito desayunó vestido con su mono y sentado, mientras que Sakura tuvo que hacerlo desnuda y a cuatro patas, bebiendo leche con galletas deshechas sólo con la lengua y sin permiso para utilizar sus manos.
Tras el desayuno llegó el momento de salir de compras. Ito dijo a su prisionera que le permitiría vestirse con alguna cosa para salir a la calle y le advirtió seriamente que no hiciera ninguna tontería o los videos y fotos que ella sabía acabarían en internet a la vista de todos. Además y como Ito no hacía más que grabar todas las humillaciones que ella estaba sufriendo, el material grabado era cada vez mayor, más morboso y por tanto más comprometido.
Para sacar a la calle a Sakura, Ito había preparado una ropa muy "apropiada". Le costó mucho encontrarla, pero el final dio con ella. El día anterior estuvo dando vueltas y vueltas hasta que encontró el antiguo uniforme del colegio de la propia Sakura: una falda de cuadros gris y una camisa blanca inmaculada. Por supuesto, el señor Ito no le permitió ponerse ropa interior.
Al ver aquello Sakura empezó a negar desesperada y se arrodilló rogando que no la obligara a salir así a la calle, pero sus ruegos no le valieron de nada.
A la Sakura de dieciocho años el uniforme del colegio le quedaba ridículamente pequeño. La falda le estaba excesivamente corta y la camisa aún peor, pues dejaba una parte del ombligo al aire y por la parte de los pechos no había manera de cerrar los botones.
Sonriendo perversamente, el señor Ito cortó los botones superiores de la camisa con unas tijeras de manera que ésta se sostenía de mala manera sobre los dos botones del ombligo. Estos estaban muy tirantes y amenazaban con saltar. Por encima quedaba un enorme escote en uve, los dos senos apretujados entre sí y las aureolas de los pezones asomando perceptiblemente por el borde de la tela.
- Me he vestido así para ir con mi dueño de compras. Estoy supercachonda porque vamos a comprar unos cuantos juguetes para mí, esposas, látigos, y esas cosas.... y cuando volvamos a casa mi amo me va a atar y luego va a jugar conmigo.
Nuevamente el señor Ito obligó a Sakura a humillarse más ante la cámara. La pobre muchacha estaba muerta de vergüenza y hasta el último momento tuvo la esperanza de que él tuviera piedad de ella.
En realidad no hubo piedad. Sakura tuvo que salir a la calle con esas pintas y el señor Ito le dijo que anduviera a más de veinte metros por delante de él mientras le grababa con una cámara.
Aparte del uniforme del cole, Sakura tuvo que ponerse unos incómodos zuecos con tacón de madera de más de cinco centímetros de alto de modo que la joven tenía que andar taconeando a grandes zancadas. Eso no solamente realzaba sus bellas piernas, sino que hacía que sus pechos oscilaran al unísono arriba y abajo amenazando con salirse de la camisa a cada paso.
Ya nos podemos imaginar lo que parecía Sakura a los viandantes con los que se cruzaba. Algunos la tomaban directamente por una puta y otros por una stripper que iba de faena ¡a las ocho de la mañana!
Lo menos que hacía la gente era volverse hacia ella y no faltó quien le dijo alguna cochinada o la insultó directamente.
.- ¿A dónde iremos a parar?, dijeron algunas mujeres mayores al verla.
- Será cerda, dijo otra.
El caso es que a pesar de la vergüenza, Sakura se estaba poniendo muy cachonda. En la calle se sentía completamente desnuda, con la entrepierna al aire y en peligró de inclinarse y enseñar más de la cuenta, de que se levantara la faldita o de que en cualquier momento se le saliera un pecho.
El señor Ito grababa y grababa entre divertido y muy excitado. La belleza de Sakura le sorprendía a cada momento y aún vestida de puta la chica resultaba muy atractiva.
Además para acercarse al centro había que coger el metro y a esa hora estaba atestado de gente.
Cuando la joven llegó al andén, la gente le hizo hueco como si tuviera una enfermedad contagiosa. Así la joven Sakura se quedó sola justo tras la linea de seguridad del andén y sentía mil ojos clavándose en su cuerpo. Muerta de verguenza cruzó las piernas y se protegió los pechos con los brazos como si eso le sirviera de algo. El reloj que anunciaba la llegada del siguiente convoy parecía ir más lento que nunca. La bella joven contaba los segundos con el corazón palpitante tenía la entrepierna mojada y sentía cómo pequeñas gotas de líquido se deslizaban por la cara interna de los muslos. Podía haber buscado a un guardia en cualquier momento y descubrir a Ito pero no lo hizo.....en el fondo sentía cierto placer.
Por supuesto Ito siguió grabándola a distancia.
Cuando llegó el metro todo el mundo se abalanzó arrastrando a Sakura hacia el interior del vagón. Ito se las ingenió para acercarse y no paró hasta llegar adonde ella.
Para cuando el metro arrancó el señor Ito ya se había pegado al trasero de Sakura y le puso las dos manos a los muslos por debajo de la falda.
La muchacha estuvo a punto de gritar pero él la tranquilizó.
- Calla y disimula.
El tren siguió su marcha, allí no cabía ni un alfiler pero todo el mundo se las ingeniaba para no mirar a los ojos a los demás no obstante, todos miraban de reojo a la chica. Lo que no podían ver era lo que ocurría a la altura de la cintura.
A Sakura se le puso la piel de gallina cuando el señor Ito se puso a acariciar los muslos. El hombre tenía las manos tan arriba que poco le faltaba para rozar los labios de la vagina. Nuevamente, lo de meter mano a la chica en el metro era otro de esos sueños pervertidos que nunca había podido realizar.
- Disimule señorita, le susurró otra vez cuando se puso a masturbarla. El hombre le fue introduciendo los dedos de la mano derecha por dentro de los labios vaginales rozando a cada pasada el clítoris. Sakura respiraba agitada y profundamente, y de vez en cuando entrecerraba los ojos, era muy difícil disimilar.
¡Delante de toda esa gente no!, Sakura quería revolverse de las manos de Ito pero no podía, ¡qué vergüenza!.
El trayecto entre estación y estación se hizo largo, muy largo, pero allí nadie parecía darse cuenta de lo que pasaba. Ito seguía masturbándola despacio y sin parar. Repentinamente Sakura casi dio un brinco. Otra vez esa obsesión por su ano. Ito le metió un dedo entre las nalgas y le volvió a acariciar el esfínter.
Sakura tuvo que morderse la mano para no gritar de placer, además Ito no se apresuraba y notando que ella tenía erecto su clítoris aún se dio menos prisa. Todavía hicieron otras dos paradas, la gente entraba y salía y ella sudaba preocupada de que saliera demasiada gente y todo el mundo viera lo que Ito estaba haciendo bajo su falda. El tren volvio a arrancar e Ito tenia el dedo índice metido en el ojete de la chica hasta la tercera falange. De repente sintió algo raro y es que la propia Sakura empezó a mover el trasero atrás y adelante follándole el dedo con él. Fue cosa de un par de minutos, entre escalofríos de placer, Sakura se corrió en el metro delante de toda esa gente y sólo Ito se dio cuenta.
Por fin el metro llegó al centro de la ciudad y Sakura e Ito se apearon de él.
La joven, roja de verguenza pero muy cachonda fue conducida por el señor Ito de la mano hasta una pequeña sex-shop y allí le dio las instrucciones. Sakura tenía que entrar sola y comprar varios juegos de esposas, una ballgag, un libro de shibari, varios tipos de pinzas dentadas, varios dildos y tapones anales y una larga lista de cosas más.
¿Y el dinero?, no llevo nada encima
Tendrás que ingeniártelas tú sola, pero sal con lo todo lo que te he encargado, si no ya sabes lo que pasará.
Pero señor Ito, no me puede hacer esto, no puedo robarlo, ¿cómo lo haré?.
Imagínatelo, eres guapa y tienes buen cuerpo. El señor Ito hizo como que se metía algo cilíndrico en la boca.
No me obligue a hacerlo, por favor.
Bueno, ya sabes cuál es la alternativa
Sakura bajó otra vez la cabeza
- Por cierto, toma la cámara y dile al dependiente que grabe todo lo que hagáis pero no dejes que te haga nada por el culo. Tú ya me entiendes.
Sakura cogió la cámara con rabia y entró en la tienda.
El señor Ito se sentó en la acera de enfrente y esperó pacientemente. Al ver que Sakura tardaba en salir se sonrió para sus adentros. Cinco minutos después, el dependiente sacó la cabeza y después de mirar hacia todos los lados cerró la puerta con llave y dio la vuelta al cartel de cerrado.
Sakura le esperaba junto al mostrador repleto de objetos y juguetes sado y de un libro de shibari tamaño folio con una bella fotografía de bondage en blanco y negro.
Vamos a ver si lo entiendo, o sea que te quieres llevar todas esas cosas por un valor de casi 300 yenes pero no tienes dinero para pagarme.
En realidad sí que tengo dinero, pero aquí no, ¿por qué no dejas que me lo lleve?
Te pagaré 400 yenes.
Mmmh, no sé, no me convence, vuelve mañana con el dinero.
Tú no lo entiendes, me lo tengo que llevar ahora o si no.....
¿Si no qué?
-... No, nada
- Oye, ¿tú que eres, una puta?
El tipo la miró de arriba a abajo
Eso no te importa
Mira si no me pagas ahora no voy a dejar que te lleves nada... a no ser que.
A no ser que ¿qué?
El tipo le pasó el dorso de la mano por el carrillo.
- A no ser que te enrolles, ¿sabes que para ser una puta no estás mal?
Ella le rechazó con disgusto
No soy una puta. Qué es lo que quieres
No sé, he cerrado la tienda, podríamos pasarlo bien, podrías,.... podrías probarte esas cosas. Dijo él cogiendo unas esposas.
Sakura entendió perfectamente y se resignó
Está bien, pero con la condición de que lo grabes todo..
¿Qué?, ¿que lo grabe?. Y luego acusarme de que te he violado, ¿no?
Grábame sólo a mí, tú no tienes por qué aparecer
O sea que quieres que te grabe mientras lo hacemos ¿Sabes que eres un poco pervertida?
El tipo cogió la cámara y cuando empezó a grabar ella se desabotonó la blusa y se la quitó dejándola caer al suelo.
- ¡Pervertida!, tiene gracia viniendo del dueño de una sex shop
Una hora y media después Sakura salió de la tienda con una bolsa llena de cosas.
Ya está señor Ito, dijo ella bajando la cabeza, aquí está lo que ha pedido.
Has estado mucho tiempo ahí dentro, ¿qué te ha hecho?
De todo
¿Te has corrido?
Ella se quedó callada.
Responde
Sí, me he corrido y qué
¿Está todo grabado en la cámara?
Sí por supuesto.
Muy bien, vamos a comer algo y luego seguiremos con las compras.
Amo y esclava fueron a tomar una hamburguesa que por supuesto no pagaron. Otra vez Sakura tuvo que convencer al encargado para irse con él al patio de atrás. Esta vez el tipo de conformó con una mamada y Sakura estuvo de vuelta en unos minutos.
- Limpiate los labios, le dijo Ito alargándole un pañuelo de papel. Los tienes manchados de semen.
Sakura lo hizo y se dispuso a sentarse, pero Ito se lo impidió enseñándole un grueso tapón anal de dos centímetros de grosor en la base.
Dime muchacha, ¿te ha estrenado el culo el tío de la tienda?
No, usted me dijo que no y no le dejé.
Entonces vete al cuarto de baño y métete esto y procura que no se caiga
Para meterse eso por el culo, Sakura lo tuvo que chupar bien, sin embargo le costó lo suyo y le hizo bastante daño. De todos modos, cuando ya lo tenía dentro del todo la muchacha no pudo evitar masturbarse. Ese baño era un lugar un poco asqueroso pero era el único sitio con un poco de intimidad. Mientras hacía dedos la chica rememoró lo que le había pasado en las últimas horas y reparó en las cosas que estaba comprando imaginándose cómo las usaría el señor Ito sobre su cuerpo. La chica no tardó en tener otro orgasmo.
Diez minutos después volvió donde Ito con la extraña sensación de ese tapón abriéndole el trasero y con ganas de hacer de vientre.
Mientras comían, Ito le explicó que el tapón serviría para preparar su ano y le advirtió que pensaba sodomizarla. También le advirtió que todo lo que estaban comprando era para torturarla esa misma tarde en el sótano..
Un escalofrío de placer hizo que la joven se estremeciera.
-¿Puedo ir otra vez al baño, señor Ito?
Quieres masturbarte, ¿verdad?
No es sólo que...
Que te mueres por hacerte una paja, siéntate donde estás puerca.
Sakura se sentó fastidiada, con esa minifalda todas las personas del local la miraban y la chica no se podía tapar con nada, consiguientemente estaba a cien y muy cachonda.
Después de comer Ito se llevó a la muchacha a pasear un rato por las calles y seguir exhibiéndola. Ahora la chica tenía que caminar delante de él con el libro de shibari bien a la vista y una bolsa de plástico transparente con un juego de esposas en el interior.
A cada paso, las esposas brincaban haciendo un ruido metálico que hacía volverse a todo el mundo como un reclamo.
Ahora Sakura estaba incluso más avergonzada, sabía perfectamente lo que pensaban los que la miraban alucinados. Muchos hombres babeaban al ver las esposas en la bolsa además ella tenía que hacer fuerza constantemente con el ano para evitar que se le cayera el tapón anal y seguía con un gran calentón sin satisfacer.
Tras caminar durante casi otra hora exhibiendo a la joven, llegaron a una tienda especializada en artículos de BDSM. Nuevamente Sakura entró sola con la cámara. Esta vez el encargo eran varios tipos de látigos y fustas.
En esta tienda ocurrió como en la primera, sólo que aquí las dependientas eran tres mujeres. Al de unos minutos de entrar cerraron las puertas y pasaron más de dos horas gozando de la esclava. Esta vez Sakura ni siquiera intentó negociar sino que se entregó a esas tres por gusto.
Tras dos horas Sakura llegó a donde Ito con la cara manchada de lágrimas secas
Aquí tiene los látigos, mi señor.
Dime, ¿has llorado ahí dentro?
Sakura afirmó con la cabeza echando algunas lágrimas.
¿Que te han hecho?
Me han azotado y luego me han follado.
¿Te ha gustado?
Me han dado muy fuerte, mire.
Sakura le enseñó algunas marcas
¿Pero te ha gustado?
Al principio sí.
¿Lo has grabado todo?
Sí aquí tiene la cámara.
Ito cogió la cámara como si fuera un bien preciado, hubiera querido ver en ese momento cómo azotaban a su pequeña Sakura esas tres desconocidas, pero tuvo paciencia, aún había que comprar los instrumentos eléctricos.
Para ello acudieron a otra tienda de BDSM. Esta vez Ito entró con su esclava y dado que era un material especialmente caro decidió pagar directamente, por supuesto con el dinero que le había cogido a la propia Sakura en la casa.
Buenas tardes, saludó al dependiente. Éste era un hombre de más de cuarenta.
Buenas tardes. El dependiente se quedó con la boca abierta al ver entrar a esa extraña pareja. En la tienda estaba acostumbrado a ver de todo e incluso no era frecuente que un hombre mayor entrara con su esclava y que ésta fuera una chica joven, pero ese mono y ese uniforme.... ¿Qué... qué desea?, preguntó recelando de que pudiera ser un programa de cámara oculta.
Ito habló sin tapujos
- Quiero someter a mi esclava a electrotortura, pero no tengo experiencia, ¿podría aconsejarme?
El dependiente miró a Sakura de arriba a abajo mientras ésta bajaba la cabeza roja de vergüenza y se le aflojaban los esfínteres al oír lo que decía el jardinero.
-Por supuesto, ¿había pensado algo en particular?, ¿cuánto puede gastar?
-Había pensado en mil yenes.... la esclava lo merece.
-Oh excelente, excelente, sí que lo merece...qué ejemplar.
-¿Puede aconsejarme algo?
Claro que sí, mire, en esta estantería tenemos de todo, dildos electrificados, picanas, electrodos con pinzas para colocar en cualquier parte del cuerpo, parches....
Espere....vamos a hacer una cosa, ¿por qué no la examina mejor y le hace algunas pruebas?
¿Cómo dice?
Que podría probar con ella, ahora
¿No tiene experiencia con la electricidad?
No, ninguna. Quizá podría ver cómo lo hace usted ¿no tiene un sitio un poco más discreto?
Ito le guiño el ojo mientras Sakura tenía que aguantarse las ganas de orinar.
El dependiente se excitó por la propuesta.... y por los mil yenes.. así que mandó a un aprendiz que se encargara de la tienda mientras él llevaba a Ito y Sakura a un reservado.
El reservado era una habitación repleta de muebles de BDSM, tanto Ito como Sakura se sorprendieron y se excitaron, cada uno por una razón distinta.
- Bien, bien, el dependiente miró a Sakura con deseo ¿por dónde empezamos?
Continuará