Sagitarius - 5

El beso de Sheila trae consecuencias...

Sagitarius - 5

Cuando finalicé la jornada tuve que pensar que hacer, porque, aunque no os lo creáis todo esto me tenía desconcertado, era un marrón que no sabía por dónde me había venido. Además, la falta de sueño por mis pesadillas no es que tampoco me ayudase precisamente mucho a estar despejado y pensar con claridad. Decidí que lo mejor para dar con Amy seria seguir mi rutina, eso como casi siempre era ir directamente al bar de Johnny a tomar algo, donde por cierto no llegue a pasar ni medio metro de la puerta. Primero porque Amy no estaba allí, y segundo porque cuando entré todo el mundo se calló y se quedo mirándome. Opte por dar media vuelta y dirigirme a casa de Amy, donde tampoco estaba, luego mi siguiente opción lógica fue dirigirme hacia mi casa.

Nada más llegar vi que el coche de Amy estaba metido en el granero que modifique como aparcamiento, situado en un sitio donde su coche no se vería desde la carretera. A ella la encontré sentada en el porche trasero, vestía pantalón corto, botas de media caña y una camisa desabotonada en la parte superior, y que mostraba el nacimiento de sus pechos. No pude apreciar sujetador ninguno bajo la camisa, verla así me la puso dura al instante. Tal y como estaban las cosas, me acerqué sin hacer el menor comentario más allá del saludo de rigor, pasé a su lado, abriendo la puerta e invitándola a entrar…

-        ¿Quieres una cerveza? -pregunté mientras me dirigía al frigorífico-.

-        Si, gracias -respondió entrando tras de mí, acompañándome a la cocina y apoyándose en la isla-.

-        ¿Hablaste con tu prima? -pregunté mientras le tendía una cerveza y me apoyaba en la encimera, justo frente a ella, casi, casi nos tocábamos con la punta de los pies-.

-        Si, hable con Sheila, y me dijo que tu no tuviste nada que ver en eso, que el besarte fue para darle en la cara a su ex…

-        Ya… esto hará que ese doctor idiota me ponga en su punto de mira, aunque no es que me importe mucho, antes de esto ya lo estaba… -sonreí dándole un trago a la cerveza-.

-        ¿Crees que te causara problemas?

-        ¿Te refieres al Doctor, el ex de tu prima?

-        Si, a él…

-        Si, lo hará… pero bueno, como te digo, ya lo intento un par de veces antes… No le gusta que nadie este cerca de tu prima, aunque solo sea entregando cartas… -sonreí-.

-        Ese tío es un gilipollas, se lo he dicho a mi prima desde el primer día que le conocí, no se como con lo lista que es se pudo liar con semejante… idiota…

-        Pues porque supongo que, si solo te presenta su mejor cara, da el pego… pero por lo que le he visto en cuanto algo no le gusta como va o no le parece bien, cambia bastante…

-        Bueno, ver si puedo ir poco a poco modificando los chismes que ahora mismo hay sobre los dos… -dijo Amy-.

-        Bueno, quizá no sea bueno que hagas eso, y sea mejor dejar que la gente piense lo que quiera sobre Sheila y yo… -le sonreí malicioso-.

-        Y eso porq… -la interrumpí a media palabra al besarla en los labios-.

-        Porque así nadie se fijará en ti y en mi… porque quiero seguir pasando noches contigo… -dije sin dejar de darle besitos sobre los labios-.

-        Si tu quieres claro… -me apresure a aclarar al ver como me miró tras lo anterior-.

-        Fóllame y deja de hablar… -me replicó, se lanzo a por mis labios mientras sus manos bajaban a mis pantalones para desabrochármelos…-.

Solo un minuto después Amy estaba sentada sobre la isla, con las piernas enredadas en mi cintura, comiéndonos la boca mientras recibía mis embestidas pidiéndome constantemente, entre beso y beso, que fuese mas duro… Su camisa estaba abierta igual que la mía, sus pechos pegados contra mi torso y sus brazos sobre mi cuello apretándome con fuerza contra ella. Tan solo un par de minutos después ambos nos corrimos casi a la par, primero ella y después de seguido yo. Desde allí nos marchamos a mi habitación dejando un rastro de prendas que nos fuimos quitando por el camino, hasta llegar a mi cama completamente desnudos los dos. Amy es una auténtica loba de lo más hábil en la cama, nada mas llegar me derribo sobre ella y me montó, comenzando a cabalgar como una amazona sobre un caballo desbocado, por mi parte al principio la sujete por la cintura, pero fue ella misma la que casi de inmediato llevo mis manos a sus pechos. Los sujete con fuerza con mis manos mientras que con los pulgares masajeaba sus pezones en círculos…

Regulo perfectamente su ritmo de modo que ella alcanzase el orgasmo, pero yo no. Cuando se corrió se derrumbó sobre mi mientras su vagina sufría las ultimas contracciones sobre mi polla… Estuvimos unos minutos besándonos, conmigo aun duro en su interior mientras se recuperaba. Una vez lo hizo me descabalgo dándome un golpecito en el costado para que me moviese de donde estaba, luego se coloco a cuatro sobre el centro de la cama, mirándome con cara de pervertida. Cuando me coloque tras ella se reincorporo lo suficiente como para sujetarse con las manos al cabecero de la cama, indicándome que le diese con ganas… Me situé tras ella, introduciéndome nuevamente en su interior, comenzando despacio para ir cogiendo poco a poco ritmo, durante los siguientes minutos solo se escucharon sus gemidos, los míos y los golpes de mi pelvis contra sus glúteos… Se corrió de nuevo al poco tiempo y al minuto yo, después de esto nos tumbamos en la cama abrazados, donde nuevamente cuando me recupere la penetre, pero esta vez fue mucho mas suave y dulce, acariciándonos y besándonos mientras lo hacíamos… Tras ese ultimo polvo nos dormimos casi en el acto…

Por mi parte no dure mucho, ya que nuevamente volvieron las pesadillas, esa maldita voz que no paraba de repetirme que ya venia de camino, que estaba ya cerca, que en poco tiempo me alcanzaría… Me levante con cuidado saliéndome al porche trasero con una cerveza en la mano, sentándome en una de las sillas que tenia allí… Como a las dos horas de estar allí pensando, mirando hacia el desierto, o mas bien, hacia la oscuridad en dirección al desierto, salió Amy con dos tazas de café, sentándose junto a mi...

-        Toma, te vendrá mejor que la cerveza…

-        Gracias -le respondí tomando la mía y dándole un sorbo-.

-        ¿Pesadillas otra vez? -preguntó, limitándome a asentir-.

-        ¿Quieres hablar de ellas? -me miro mientras bebía, mirándome por encima de su taza-.

-        No tienen ningún misterio Amy, simplemente en algún momento mientras duermo aparece una voz que me dice que viene a por mí… y me despierto…

-        Una amenaza por lo que te pasó… -inquirió-.

-        No lo sé Amy, la voz es extraña, no suena normal, no como si me hablasen, pero si siento que tendría que conocerla… no se… es muy raro… Lo único que tengo claro es que en cuanto la escucho me despierto…

-        ¿Sigues sin recordar nada de lo que te pudiese haber ocurrido en Inglaterra?

Me quede durante un par de minutos con los ojos clavados en mi taza pensando. Recordaba perfectamente mi ultimo día en la Segunda Guerra Mundial, como despegue, como nos enzarzamos en un combate con los Me-109 alemanes de la escolta, como bastante hice en ese momento con evitar que me derribasen, porque parecía que todos ellos me tenían como blanco. Como la batalla se fue desplazando hacia el canal, y como tras retirarse los cazas y dar orden el jefe de escuadrilla de regresar, vi a los dos bombarderos gracias a un reflejo del sol, picando para ir tras ellos… Recordaba como el He-111 mas atrasado solo volaba con un motor, y atacándole desde su costado le inutilice también el otro, haciendo que cállese como una piedra, enderezando después para ir a por el segundo. Me situé tras él, esquivando el fuego de la ametralladora de cola, y le acribille con la munición que me quedaba, haciendo que una de sus alas se partiese por la mitad, cayendo sobre el canal dando giros sobre sí mismo… Recordaba también dar media vuelta, estar mirando la conocida costa de Dover, luego el fogonazo de luz que me deslumbro, la total oscuridad y despertarme en el hospital, mas de 70 años después… Pero obviamente, eso no se lo podía contar a Amy, o me metería de cabeza en un psiquiátrico…, eso si antes no me mataba por pensar que me estaba burlando de ella…

-        No, nada desde que desperté en el hospital… No sé qué es lo que me paso, porque, o quien fue el que lo hizo… si es que me hicieron algo… No se Amy, realmente, no se nada… -admití, y en cierto modo, aunque no le contase todo, tampoco es que le estuviese engañando, ya que realmente no tenia ni idea de lo que me había ocurrido-.

-        No te preocupes -me acaricio el brazo en un gesto de ánimo-, seguro que en algún momento comienzas a recordar lo que te ocurrió…

-        Sinceramente Amy, no sé si quiero recordarlo, o incluso si me conviene hacerlo… No se si es porque ahora estoy bien, aquí, con vosotros, o porque realmente lo que me pasa es que tengo miedo de que no me guste lo que recuerde…

-        Lo entiendo perfectamente, no se que fue lo que te ocurrió, pero seguro que no tuvo que ser nada agradable… Y si, aunque este mal que yo, como agente de la ley lo diga, quizá sea mejor que no recuerdes que te ocurrió, aunque tu caso quede sin resolver… -dijo Amy-.

-        Si, así pienso yo también la mayor parte del tiempo… ¿Amy, quieres que hablemos? -deje la taza sobre la mesa, mirándola fijamente-.

-        ¿Sobre nosotros y esta situación en que estamos? -asentí-. No, realmente no, creo que no estoy preparada para ello…

-        Entiendo, vale… -supongo que mi voz sonó un poco desilusionada-.

-        No me malinterpretes Eddy. Me gustas, y como es obvio por la situación que tenemos los dos, me gustas mucho, pero ahora mismo no quiero ponerle ninguna etiqueta a esto… Nos divertimos, nos lo pasamos bien acostandonos y ambos lo disfrutamos, ¿no es suficiente? -me miró-.

-        Por mi si, el preguntarte si querías hablarlo es por como viniste al taller a preguntarme por lo de Sheila.

-        Y según tú, ¿cómo fui? -su gesto cambio, siguió sonriendo, pero sus ojos se endurecieron, clavándolos en los míos como si fuesen dos arpones-.

-        No es por como fuiste Amy, sino por cómo me hablaste. Sinceramente, en esos momentos no sabía si me estaba preguntando la Ayudante del Sheriff, la sobreprotectora prima de Sheila, o una "amiga" celosa…

-        La prima de Sheila… -replicó contundente, mientras que sus mejillas enrojecían un poco y esquivaba mi mirada-.

-        Muy bien, prima de Sheila… ¿volvemos a la cama a ver si dormimos un poco más? -dije sonriendo mientras me levantaba-.

-        No, vuelve tú, yo mejor me marcho a casa…

-        Muy bien, ves con cuidado… -dije poniendo cara de póker ante su respuesta-.

-        Ven aquí tonto… -tiro de mi dándome un beso en los labios-. Me apetece mucho quedarme contigo, pero mañana por la mañana trabajo y de todos modos no podría dormir mucho ya que tengo que ir a mi casa a cambiarme. Prefiero irme ahora y así me levanto a la hora de siempre, con mi rutina de siempre…

-        Si es por eso me parece una buena idea -le replique volviendo nuevamente a besarla-.

-        Vale tigre -se separo tras unos segundos de "lengua" intensa-, que si seguimos así al final vamos a terminar otra vez follando, y es mejor que durmamos un poco. Yo trabajo por la mañana y a ti te toca correo y tienes que conducir bastante, mejor que duermas algo.

Cuando Amy se marchó, me quede obnubilado mirando como movía sus "hemisferios" de camino al cobertizo donde tenía su coche aparcado, y si, no hace falta decir que me pillo. Reacciono soltando una carcajada, lanzándome después un beso con la punta de los dedos y continuo, moviendo las caderas aún más que antes. Y si, como creo que cualquiera que este leyendo esto, también me di cuenta de que muy posiblemente, me estuviese enamorando de Amy, si es que no lo estaba ya… y eso no dejaba de ser un problema dada mi especial situación… Amy y Sheila eran primas por parte de Padre, y aunque "mi" Sheila no fuese realmente su abuela, Amy se crio como si fuese su nieta, y por si a alguien se le ha olvidado, yo fui su marido y estuve enamorado de ella… todo un culebrón. Sin mencionar el pequeño detalle de mis "70 años" de viaje en el tiempo al futuro.

El despertar por la mañana fue duro, apenas dormí un par de horas mas antes de volver a despertarme otra vez. Aproveche para irme al taller con la idea de adelantar algo de trabajo y de paso entretenerme, para no estar dándole vuelvas sin parar a todo lo que tenia encima. Como aun me quedaban un par de horas para poder ir a la tienda de las Sra. Tollison a por el correo del pueblo, me cundió bastante el trabajo en el taller. Una vez recogido el correo, y revisado que no hubiese ningún problema o despiste con el mismo, me dirigí directamente a mi siguiente y en ese momento para nada deseada parada, el centro. Nada mas llegar y comenzar a recoger el correo para enviar, me dijeron que Richard Thompson, el director, quería hablar conmigo antes de que me fuese, algo que solo ocurría cuando había algún asunto o problema relacionado conmigo o mi trabajo… Lo que si me sorprendió fue la ausencia de Sheila de su sitio habitual, aunque pensé que lo mismo estaba con las antenas o en otro lugar restringido del centro.

Fui de inmediato a ver al director. Tal y como me supuse, había un problema, y era conmigo. Alguien, me imaginaba quien había podido ser, presento una queja e hizo una observación que podía llegar a ser bastante peliaguda si se demostraba cierta. El problema para el centro y alivio para mí, es que dicha observación no dejaba de ser una estupidez fácilmente demostrable por mi parte como incierta. En cuanto a la queja, bueno… con esa sí que no había dudas de quien la había presentado, y bastante cierta por otro lado, aunque también complicado de demostrar por su parte. Tras terminar de hablar el director…

-        Sr. Thompson, no pienso dar la menor explicación sobre nada de lo que me esta usted preguntado. Cuantas llevamos ya con esta… ¿la tercera vez que tengo que tengo que justificar las cosas o presentar pruebas para negarlas? Pues lo siento, mi paciencia se agotó, y ni una sola vez más.

-        Eddy, perdone, pero… -le interrumpí-.

-        No, discúlpeme usted, pero no, hasta aquí ha llegado mi comprensión. Cualquier queja, acusación o medida que crean que deben de tomar háganlo, pero tengan en cuenta que desde este momento van a tener que demostrarlo delante de un juez, porque pienso tomar medidas legales.

-        Yo le entiendo, pero comprenda que yo debo de tenerlo todo en cuenta… -nuevamente le interrumpí-.

-         Claro que sí que le entiendo, pero yo también tengo derecho a saber quien es el que me acusa o presenta las quejas sobre mí y no lo hace por escrito con su firma al pie. Porque hasta el momento he tenido que defenderme en dos ocasiones y en ninguna de ellas me ha dicho quien ha sido el artífice de ello, aunque no haya que ser muy listo para suponerlo. Como esto tiene el aspecto de que por mucho que yo me defienda vamos a seguir en este plan nuevamente cada dos por tres, he decidido cortarlo de raíz, desde ahora, cualquier cosa de este tipo, lo hablaran con un abogado y si puedo, aun mejor, será delante de un juez. A ver si con suerte, de este modo el " valiente denunciante" por fin da la cara. Debería usted de hablar con ellos o con él, y muy en serio, antes de que como esto continúe así me vea obligado a tomar medidas legales e incluya en ellas al centro…

-        Muy bien, intentare que presenten las cosas de modo formal… o que en caso de no hacerlo se callen y dejen hablar de usted...

-        Eso espero. Estoy muy a gusto con el trabajo que hago para ustedes, y excepto por una persona, con todos los demás me llevo genial, no me gustaría que nada de eso cambiase por culpa de ese único… grano purulento que tienen aquí… -Cuando vi su gesto de hablar lo impedí levantando una mano-. No, no se moleste, ni lo intente, ya somos mayorcitos para estar con estos juegos… Ya me harte de estas tonterias…

Cuando salí del despacho para dirigirme a mi camioneta para irme a llevar el correo a la ciudad, me crucé con el imbécil de Peter Schort que me miro con una media sonrisita sardónica, era evidente que estaba esperando a que saliese del despacho del director para disfrutar de sus "valientes acciones". Imagine que presuponiendo que algún tipo de consecuencia tendrían para mi… No le hice caso, pero cuando llegué a su altura, donde me veía perfectamente, me rasqué la cabeza por encima de la oreja con el dedo corazón extendido y el resto de los dedos cerrados. Por la cara de vinagre que puso se ve que no le debió de gustar tampoco que me rascase la cabeza, quizá lo considero como de mal gusto hacerlo delante de la gente. Aunque también es cierto, que varios de los presentes cuando lo vieron, tuvieron que hacer esfuerzos para no reírse a carcajadas. Lo cierto es que cuando hable con el director lo que dije era poco mas que un farol por mi parte, ya que un abogado y el meterme en juicios supondría un dinero que difícilmente me podía permitir. Pero también cierto era también, que lo que plantee fuese totalmente plausible que pudiese llegar a hacerlo en un momento dado como las cosas no cambiasen.

La verdad es que la queja trataba de unos supuestos malos modos y modales por mi parte hacia un determinado trabajador del centro, que fue quien la presentó. Esto era difícilmente demostrable para ese hijo de Satanás, porque cuando había alguien delante siempre era la educación personificada. Confieso que cuando no había oídos cerca que me pudiesen escuchar, me divertía pegándole unos cortes impresionantes, o dejándole por estúpido, cosa nada difícil por otro lado. Lo otro era más peliagudo para mí, y si que no me interesaba que se removiese. El imbécil sin duda debía de haber escuchado hablar a Sheila, o a Amy con ella, de pasada, sobre lo que me ocurrió en Inglaterra. Aunque por lo que según el Sr. Thomson me explico que contó para tratar de enmarcarme, me sería muy fácil de rebatir. El problema es que podría remover cosas que no me interesaba que se volviesen a poner bajo una lupa. Las veces anteriores me había reído de sus zancadillas, por lo estúpidas y lo mal que quedo el mismo ante todo el que se enteró, pero esta vez si que estaba decidido a no pasarlo por alto, tenía toda la intención de devolverle el favor en cuanto pudiese.

Normalmente, cuando recogía el correo del centro, después me marchaba directamente a la "ciudad" a llevarlo y traer el que allí tenían para la gente, repartiéndolo personalmente a cada interesado. Sin embargo, en esta ocasión me dirigí directamente al ayuntamiento del pueblo, que estaba justo al lado de la oficina del Sheriff. Lo que buscaba al presentarme allí era conseguir una copia de mis contratos para el correo, tanto para la población como para el centro, ya que quería estudiar detenidamente a lo que me "obligaban". Al salir me di de bruces con Amy y Sheila…

-        ¿Qué haces aquí, no deberías de estar llevando el correo a estas horas? -preguntó Sheila-.

-        Debería, pero han presentado nuevas quejas contra mí en el centro, por eso he venido a por una copia de mí contrato. Se ve que tu ex… o lo que sea, ha vuelto a las andadas… Lo cierto es que el Sr. Thompson no me ha querido decir quien ha sido, pero vamos, que dos mas dos son cuatro, y ese idiota se lleva todas las papeletas…

-        ¿Te han echado del trabajo con el centro? -preguntó Amy sorprendida-.

-        No, ni muchísimo menos, porque no lo he permitido, le he dejado claro al Sr. Thompson que esta vez no pensaba defenderme de rumores de ningún tipo, y que por supuesto, ante cualquier acción en mi contra tomaría de inmediato acciones legales contra quien fuese, incluido el propio centro.

-        ¿Podemos ayudarte en algo? -pregunto Amy-.

-        De hecho, si, ¿sabéis alguna de un buen abogado laboralista en la ciudad?, me gustaría hacerle un par de consultas…

-        Desde luego, toma… -Amy escribió en su libreta y me tendió la hoja-. No es estrictamente laboralista, pero es muy bueno, dile que vas de mi parte.

-        Gracias… otra cosa, ¿alguna de las dos recuerda si habló algo sobre mis "antecedentes" delante de ese gilipollas, o cuando estaba lo bastante cerca como para escuchar algo?

-        ¿De qué te ha acusado esta vez ese imbécil? -preguntó sheila bastante enfadada, aunque no mas que Amy por su gesto cuando habló-.

-        ¿Esta vez?, como que esta vez… ¿es que te ha acusado más veces de algo? -pregunto Amy muy, muy enfadada-.

-        Presento un par de quejas que no llegaron a ningún sitio porque eran del todo estúpidas y no me costó mucho demostrarlo. Esta vez no sé qué os escucharía hablar, o le contasteis alguna, pero me ha tratado de enmarcar por mi "accidente" en Inglaterra en base a suposiciones sobre mis "antecedentes" y motivos de aquello, sin olvidarme, de que por lo visto, también ha dejado caer como de pasada que incluso vosotros -señale a Amy refiriéndome a la oficina del Sheriff-, me habéis investigado, aunque de momento no habéis podido pillarme en ningún renuncio… Pero vamos, que lo ha debido de contar como si sospechaseis de mi algo "turbio".

-        Debes de tomar acciones legales de inmediato contra esa serpiente por difamación y todo lo que puedas… destrózalo tanto como puedas… arruínale -explotó una Amy cada vez más enfadada-.

-        No puedo, porque no hay la menor prueba de que haya dicho o presentado alguna queja en mi contra. Y el Sr. Thompson ya me dejó claro que no pensaba decirme "quien" le ha contado las cosas…

-        Yo hablare con ese cretino para que te deje en paz… todo esto es culpa mía por la idiotez de besarte el otro día para joderle… Lo siento mucho… -dijo Sheila bajando la vista-.

-        No, ni te disculpes con él o conmigo, y ni te preocupes… yo tratare con el…

-        ¿Y qué vas a hacer…? -preguntó Sheila-.

-        Eso dependerá de lo que hable con el abogado cuando le vea y este me diga… Os dejo, que tengo prisa y ando un poco justo de tiempo… -les hice un gesto de despedida, volviéndome en dirección a mi camioneta-.

Tenia una idea sobre como tratar con ese imbécil, estaba muy enfadado por todo esto, y desde luego no me pensaba quedar con los brazos cruzados. Por eso mismo quería hablar con un abogado lo antes posible, quería joder todo lo que pudiese al Doctorcito, hacerlo de forma lo mas abierta posible y que todo el mundo lo supiese, pero sin pillarme los dedos con ello. Lo que tenía en mente pensaba que sí era factible por mí parte, pero quería asegurarme que no pudiesen después tomar medidas legales en mi contra… o al menos, medidas que yo no fuese a ganar de un modo u otro… Como ya expliqué anteriormente, siempre y cuando yo no hiciese algo lo suficientemente grave como para que fuese un serio problema, mi puesto estaba mucho mas seguro que el suyo. Para el mío solo estaba yo, y para el suyo, había hasta puñaladas.

CONTINUARA