Sagitarius - 11

La situación de Eddy se complica, y de rebote, arrastra con el a Amy... ¿Pero lo que les ocurre es una Broma o un problema?

Sagitarius - 11

Las cosas con Amy casi habían vuelto a su cauce, había algunas cosas en ella que veía diferentes, que no por ello negativas. La mas importante era su forma de actuar cada vez que Susan aparecía, antes se ponía completamente celosa, pero de repente parecía pasar mucho de ella. Ojo, que no digo que le hiciese gracia, pero no sé, es como si de repente, casi no le preocupase en absoluto su persecución sobre mí. Confieso que me sorprendió al punto incluso de preguntarle una tarde que apareció por el taller, sorprendiendo allí a la mencionada, a quien saludo con una sonrisa. En cuanto Susan se marchó le pregunté, por respuesta me dio un beso en los labios, un azotito en el culo y me dijo que era porque sabía que la quería a ella…

En el Centro las cosas cambiaron mucho con la presencia de los militares en él. Yo antes, como se suele decir, entraba hasta el fondo a por el correo, sin embargo, el lunes, cuando llegué, me lo encontré en la entrada, en recepción. Para entrar de recepción hacia las oficinas del centro, había una puerta que se abría con la tarjeta de empleado, y que antes Mirian, la recepcionista me franqueaba el paso. Ahora, delante de esa puerta había dos militares armados con pistolas, y en una mesa junto a ellos, se encontraba sentado un sargento. Obviamente no dije ni media, simplemente cuando Mirian me tendió el correo me puse a revisarlo, sabiendo por experiencia que seria raro que ninguna de las cartas o sobres no estuviese correcta… Estaba mirando detenidamente, con Mirian ya con el teléfono en la mano para avisar, porque ella lo sabía también como yo… cuando se acercó el sargento…

-        Haga el favor de recoger el correo y marcharse… no se entretenga… -me gire levemente para mirarlo, mientras seguía ojeando el correo-.

-        Sargento… -mire ostensiblemente su pecho donde venia su graduación-, yo no le digo como debe usted de hacer su trabajo, de modo que le sugiero que no lo haga usted con el mío… -le tendí una carta a Miriam-.

-        ¿Scott? -asentí-, sin remite como siempre… -suspiro, mientras llamaba por teléfono al susodicho-.

-        Nora, sin ciudad, código postal, ni estado -le enseñe el sobre, dejándolo a un lado-. Y el premio gordo… -le enseñe un sobre manila-.

-        Joder… ni dirección, ni remite… Vaya panda de despistados… -suspiro Miriam-.

-        Esto es una broma ¿verdad? -pregunto sorprendido el sargento mientras cogía los sobres problemáticos que apartamos, mirándolos incrédulo-.

-        Para nada… el primer día que vine a por el correo me todo darme tres viajes por no revisarlo, de modo que entenderá que ahora antes de irme lo mire con lupa… -replique sarcástico-.

-        Oye… que el último viaje fue culpa tuya -me replico riéndose Miriam-, todo por cabrearte…

-        Si, cierto -admití sonriendo-, estaba tan enfadado que me dejé el correo y me tocó volver de nuevo a por el… resultado, tres viajes… No me vuelve a pasar más…

Obviamente le ofrecí al Sargento la posibilidad de que ellos también enviasen correo si tenían que hacerlo, que se lo dejasen a Miriam y yo me lo llevaría junto con el de los demás. Me dio las gracias y dijo que hablaría con su superior para ello… También le explique, que en caso de que quisiesen que se lo recogiese y acercase al centro o al pueblo, al no residir en el condado, necesitarían rellenar unos impresos para que pudiese hacerlo. Lo cierto es que al hacerlo de este modo tarde menos de lo habitual en llevarme el correo, y al regresar, en entregarlo, por ese lado me vino de perlas. Pero claro, no todo puede ser perfecto, y menos con el cabestro del ex de Sheila en el centro, tardo exactamente una semana en tratar de causarme el primer problema con los militares a cuenta del correo…

Entre tanto en esta semana mas o menos Sheila le fue dejando caer a su prima lo que ocurría en el centro y el porqué de la presencia militar en él. Varios centros en todo el mundo habían captado ciertas señales extrañas procedentes del sector en donde se encontraba la Constelación de Sagitarius. Además, varios satélites habían sufrido inexplicables apagones momentáneos, curiosamente todos en la zona de la vertical sobre el centro, cuyas antenas también extrañamente, pese a estar enfocado hacia esa constelación debido a sus últimos descubrimientos, no habían recibido señal ninguna… Si alguien se pregunta si me di por aludido con ello, la respuesta es no, aunque parezca de Perogrullo, bastante tenia yo con mis sueños, la puñetera voz y los dolores de cabeza como para preocuparme de si había o no señales, o si un satélite se apagaba por unos instantes o no… Y Amy tres cuartas de lo mismo, estábamos los dos centrados en lo que me ocurría a mí, el resto del universo para nosotros podríamos decir que nos la pelaba…

Con la presencia de los militares comenzaron los problemas del Sheriff y sus ayudantes, porque estos querían un mayor control sobre todo lo que se moviese dentro del condado, con lo que los turnos de todos ellos se ampliaron, incluso se llegaron a incorporar a su oficina un par de patrullas de la policía estatal… Lo que según Amy mas les estaba jodiendo a todos ellos, policías estatales incluidos, es que los militares, ordenaban mucho, pero explicaban muy poco, y eso a Harry, el Sheriff, estaba comenzando a tocarle las narices muy enserio… El aumento de trabajo y turnos, a la segunda semana ya estaba comenzando a pasarle factura a todos ellos, especialmente como digo, por esa opacidad… Por la parte del taller, a nosotros nos cayeron encima dos Humvee del ejercito que se averiaron y querían listos para el día anterior…  Por fortuna no fue nada serio, pero al Sr. Moore eso de que le diesen ordenes de forma brusca, sin un solo gracias o por favor, lo estuvo llevando bastante mal, se paso una semana entera mascullando y despotricando por lo bajo contra los militares. En quince días, los simpáticos militares ya tenían a medio condado de uñas con ellos, por una u otra causa…

Esa primera semana, el jueves cuando fue a mi segundo pase de correos, el sargento, como la otra vez se acerco a Miriam y a mi para ver lo del correo. Solo le falto llevarse las manos a la cabeza cada vez que yo miraba una carta que estaba mal y se la mostraba mientras Miriam llamaba al interesado para que saliese a corregir el problema… En esta ocasión, fueron cuatro las que estaban con defectos…, por cierto, una de ellas de uno de sus propios hombres, al que el sargento cuando lo vio, no le mató porque con la mirada no podía… Por lo visto el chico estaba dándosela a Miriam, siguiendo sus instrucciones para dejarla lista cuando les llamaron a ambos y se les paso terminarla… Recuerdo que le di una palmada amistosa al sargento en la espalda, diciéndole que no se enfadase con el chaval, que eso era el pan nuestro de cada día en el centro…

El fin de semana estuve en casa, excepto el sábado por la mañana que me fui al taller para adelantar trabajo, que con el tema de los Humvee del ejército se nos había retrasado un poco. Por su parte Amy estuvo todo el fin de semana de turno por la tarde-noche, de modo que al no estar ella, no quiso ni escuchar nada sobre lo de tratar de avanzar con mis sueños a base de tomar algo para dormirme y no despertarme cuando comenzasen a ponerse… "raros". Lo que, si que ni los militares nos quitaron a los dos, fueron las ganas de follar en cuanto podíamos en cualquier lugar que pillábamos, parecíamos dos adolescentes en plena efervescencia hormonal… Con deciros que en es finde echamos un polvo en el garaje, otro en su coche patrulla cuando fue a llevarle el sábado la cena al punto donde estaba, otro en mi camioneta el domingo por la mañana antes de llevarla al trabajo, y otro mas en la propia oficina del Sheriff el domingo por la tarde cuando le toco a ella estar allí de guardia… Éramos peores que los conejos…

La segunda semana fue mas o menos normal por mi parte, hasta el jueves, cuando por lo que deduje, el doctorcito innombrable regreso a las andadas. Nada mas llegar al centro, el Sargento me dijo que el Mayor al mando quería hablar conmigo, por lo que me acompaño a su despacho, donde me comenzó a preguntar sobre unas supuestas quejas contra mi según salió el sargento por la puerta, y además en un tono que no me gusto ni un pelo…

-        Deduzco que no ha hablado usted con el Sr. Thompson, ya que me esta haciendo esta especie de tercer grado…

-        No, he preferido preguntarle a usted primero sobre esto… antes de tomar otras medidas…

-        Bien, pues no se tome esto como una chulería por mi parte, pero estoy deseando que las tome ya alguien de una vez, a ver si de ese modo puedo meter una demanda por fin por difamación y acoso -por la cara de sorpresa estaba claro que esa respuesta no se la esperaba-.

-        No le entiendo…

-        Pues es muy simple, incluso si quiere le digo el nombre de quien se ha quejado, que debe de ser ya la sexta o séptima vez que lo hace, eso sí, siempre sin dar la cara o ponerlo de modo formal. La primera vez me hizo gracia, la segunda menos, peor me sentó la tercera, pero llegado a ese extremo, decidí que para que alguien me pida explicaciones sobre una "queja", primero que esta vaya por escrito con nombre, apellido y firma…

-        Comprendo… veré de hablar con esa persona para que presente la queja de modo formal… -aceptó el Mayor-.

-        Perfecto, en cuanto lo tenga, me llama, que le doy todas las explicaciones que necesite y con esa queja, a esa persona mi abogado le meterá una querella en el mismo día… -me levante para irme-.

-        Por cierto, me dijo también algo sobre la correspondencia… -me soltó el Mayor-.

-        Supongo que seria que su correo personal no me lo llevo nunca del centro -asintió-. Solo estoy obligado por contrato a llevarme el correo oficial, no el personal, que no me supone el menor esfuerzo y se habrá dado cuenta de que eso solo ocurre con esa persona. Evidentemente, como puede suponer, si ese cretino no para de tratar de joderme, lo que no voy a hacer, es hacerle el menor favor… Por eso mismo no me llevo su correo, primero porque no me da la gana, y segundo porque no tengo la obligación de hacerlo…

-        Si es como dice, lo que hace es comprensible del todo… -admitió el Mayor-.

-        Mayor, si cree que mi presencia aquí puede ser un problema, por mi no se preocupe, me rescinden el contrato, me lo pagan y me busco la vida en otra cosa diferente… Le aseguro que trabajo no me va a faltar…

-        No, si es como dice, puede seguir haciendo su trabajo, pero ya le digo que lo hablare con el director del centro…

-        Por mi perfecto, el le explicara lo que sucede, que es lo mismo que le acabo de decir yo…

Me fui de allí contento por las narices, ya estaba hasta los mismísimos del doctorcito de marras. Lo peor fue que cuando llegué a casa por la noche me encontré a Amy y a Sheila, cuando les explique lo ocurrido ambas se partían de la risa, no por lo que pasó, sino por los sapos y culebras que salían de mi boca cada vez que mentaba al puñetero ese. Ese fin de semana estuvo liado en el condado, aumento la presencia militar en el centro. Por lo que me explico Amy que le conto Sheila, que esto parecía radio macuto, los militares tenían sus propios equipos conectados a las antenas, desconectando los del centro momentáneamente y viceversa, de modo que, teóricamente, ellos no podían saber que posiciones tenían las antenas cuando el ejercito las orientaban, ya que después las colocaban en una posición neutra… Esto lo cuento simplemente como curiosidad, porque sinceramente, a Amy o a mí, como ya dije, nos importaba tres pimientos…

El jueves por la tarde, no sabia exactamente que era lo que ocurría, o más bien lo que le había ocurrido, porque el Sr. Moore parecía que hubiese pisado una serpiente, estaba de un humor de perros. No hacia otra cosa que mascullar por lo bajo, salía y entraba del taller sin ir a ningún sitio en concreto. Confieso que me estaba poniendo de los nervios. Por otro lado, lo de las quejas en el centro no llego a ningún sitio, porque obviamente, de poner las quejas por escrito nada, si que ese mismo jueves ocurrió otra cosa que implico a Amy y a Susan, algo que me contó el Sr. Moore medio a regañadientes y con la misma cara de alegría con la que llevaba todo el dia… Cuando le pregunte si su mal humor era por eso, me dijo que no, que su "humor" era por culpa de los borregos de los militares, tal cual…

Por lo visto cuando Amy se dirigía al jueves a la oficina para entrar de turno, se encontró con Susan, quien la saludo de forma bastante efusiva y cariñosa. Vamos, que le planto un besazo en todos los morros, lengua incluida, que dejo a mi flamante novia completamente descuadrada… La cosa es que esto por lo visto la tuvo toda la tarde distraída, y por lo que me contó el Sheriff cuando me presente allí todo alterado porque me avisaron que tuvo un "accidente", paso lo que paso. Detuvieron a un conductor que se había pasado con las copas, y por lo que se ve a este no le hizo la menor gracia, revolviéndose, con tanta suerte que Amy se llevo el golpe que el tío lanzó, mandándola contra el costado de su patrulla. Pudo reducirlo sin problemas, darle dos o tres golpes cariñosos que lo dejaron mas suave que un gatito, y llevarlo a las celdas… El problema es que con el golpe se resintió de la rodilla, la misma de la vez anterior, por lo que el Sheriff la mando directamente al médico.

En otra ocasión me hubiese divertido un rato con ella pidiéndole explicaciones por el beso, pero con lo de la rodilla y por su cara, era muy obvio que no estaba el horno para bollos a ese respecto. Supongo que el no dejar de mentar a Susan, su madre, su padre y el resto de su familia, también me dio una pista sobre quedarme calladito sobre el beso… El caso es que a "culo inquieto" Amy, el médico le mando una semana de reposo, lo que le hizo desear matar a Susan, ya que le echaba a ella la culpa de estar distraída, cosa en que para mí le daba la razón, porque si se la hubiese dado en voz alta se levanta y se marcha a darle una paliza. Viendo como estaba Amy decidí tomarme unos días que me debían, tanto en el taller como en lo del correo, e irme con ella al desierto a acampar. Pensé que me costaría más, pero todo el mundo parecido alegrarse de mi decisión, tanto el Sr. Moore, la Sra. Tollison, el alcalde, el Sheriff… si dijese que no me dejaron con la mosca tras la oreja mentiría… al fin y al cabo, estaríamos fuera hasta el jueves, como muy tarde el viernes por la mañana a primera hora, que era cuando yo debería de regresar nuevamente por el asunto del correo. Cuando se lo plantee a Amy se alegro muchísimo, entre otras cosas porque donde íbamos, en pleno desierto, en un pequeño valle con un arroyuelo que terminaba en una pequeña laguna, era una especie de paraíso sobre la tierra… y claro, así no se tendría que estar todo el día sentada sin hacer nada…

Nos marchamos los dos en mi camioneta el viernes por la tarde a ultima hora, con el fin de llegar allí al anochecer y dormir allí… o lo que se terciase, ya que fuimos todo el camino metiéndonos mano como adolescentes salidos. Al llegar montamos la tienda en un momento, cerramos la zona alrededor con piedra para evitar las serpientes, e hicimos un pequeño fuego para hacernos la cena. Al acostarnos hicimos el amor, nos tomamos nuestro tiempo para ello, cuando terminamos, Amy me dijo que las siguientes noches, podríamos tratar de ver si lograba soñar algo nuevo que nos aclarase un poco que me había pasado… Estuvimos hablando un buen rato de como hacerlo, y como seria luego la mejor manera de tratar de recordarlo todo… Amy en todo momento se mostró preocupada, no quería que me arriesgase si veía que se nos podía ir de las manos, incluso me hizo prometérselo…

El día siguiente estuvimos bañándonos, follando, comiendo, divirtiéndonos, volviendo a follar, y así hasta el momento de nuevamente dormir. Sin embargo, en esta ocasión cuando nos fuimos a dormir me tomé una de las pastillas, con Amy fuertemente abrazada a mí, como si temiese que me fuese a escapar de sus brazos. La sorpresa llego a la mañana siguiente cuando nos despertamos. Cuando yo abrí los ojos me encontré solo en la tienda, sorprendentemente no me dolía la cabeza, tenía un montón de cosas incomprensibles en mi memoria que supuse que serían del sueño, pero me di cuenta de que estaba solo. Me levanté, salí de la tienda buscando a Amy, encontrándola junto a la camioneta, con la puerta abierta, escuchando la radio… Me acerque a ella intrigado, hacia un gesto como de negación la cabeza, la abrace por detrás dándole un beso en el cuello, sintiendo como se estremecía… Me preocupó…

-        ¿Estás bien, pasa algo? -le pregunté preocupado-.

-        Si… pasa… y no lo entiendo…

-        ¿El que no entiendes? -pregunté mientras se volvía para mirarme-.

-        ¿Dónde estabas? -me pregunto para mi sorpresa-.

-        En la tienda, durmiendo… ¿Dónde iba a estar?, acabo de despertarme… -no entendía lo que decía-.

-        No, cuando me he levantado esta mañana, hace unos veinte minutos, no estabas en la tienda, estaba yo sola…

-        Amy cielo, acabo de levantarme y quien no estabas eras tu… -no entendía nada-.

-        Lo sé, te he visto salir de la tienda, pero créeme, hace solo veinte minutos, no estabas en esa tienda… -me dijo mientras me abrazaba la cintura mirándome con ojos asustados-.

-        Amy, ¿qué pasa? -no entendía nada, pero también tenía claro que Amy, con el tema de mis pesadillas por medio, no era dada a según qué bromas-.

-        Esto es lo que pasa… ven y escucha… -me dijo haciendo que me acercase a la puerta de la camioneta-.

-        Amy, es la radio, no sé qué es lo que quieres que escuch… -me calle de sopetón, quede con la boca abierta cuando unos tres o cuatro minutos después lo oí, no me lo podía creer, era imposible-.

-        Eso Eddy, eso es lo que pasa…

-        Tiene que ser un error, o una broma… -dije impactado-.

-        No lo es… no es ninguna broma, llevo veinte minutos escuchando y ya lo he oído en varias emisoras… -dijo Amy convencida-.

-        No puede ser…

-        Pues me temo que lo es… Hoy, es jueves… y ayer cuando nos acostamos, era sábado… -casi grito Amy-.

-        Tiene que haber una explicación… no puede ser que hayamos dormido tantos días seguidos… es imposible… -exclamé, tratando de ser racional-. Alguien nos esta gastando una puta broma…

-        Pues explícame entonces otro par de cosas si me haces el favor… ¿Por qué ya no me duele la rodilla y ha desaparecido la hinchazón, o donde coño está el tatuaje que tenia en la parte interna del tobillo…? -pregunto mostrándome el tobillo-.

Me quede de piedra mirando el tobillo de Amy, anteriormente en el aparecía un pequeño tatuaje tribal que ahora no estaba. La rodilla parecía que también estaba en perfecto estado, cuando el médico le había dicho que la hinchazón le duraría al menos dos o tres días, y ahora además ni le dolía tan siquiera. Realmente el problema en todo esto era el tatuaje del tobillo de Amy, el resto de un modo u otro podía ser explicado. Lo de ser jueves en lugar de Domingo podía ser una broma, y bueno, lo de la rodilla haber resultado ser menos grave de lo que parecía… Pero lo del tobillo… eso si era harina de otro costal, y algo difícilmente explicable. La decisión a tomar por ambos fue obvia, recogerlo todo de inmediato y marcharnos al pueblo, con la intención de matar a alguien por semejante broma, y sinceramente, rezando los dos porque de verdad fuese eso… Incluso nos olvidamos del principal motivo de habernos ido allí, tratar de seguir explorando mis sueños y lo que yo hubiese podido retener esa noche, nos centramos en lo que nos estaba pasando, poniendo sobre la mesa teorías a cual más absurdas… Creo que de lo único que no hablamos los dos, fue de la posibilidad de que todo esto fuese real y de qué hacer en ese caso…

CONTINUARA