Sagitarius - 10

El Diario de Sheila, abuela de Amy y primer amor de Eddy, trae consecuencias para ambos...

Sagitarius - 10

No podía quitar mi vista de la foto que me mostró Amy, antes incluso de que me diese cuenta de lo que hacia la cogí de la mesa, quedándome mirando con una sonrisa boba en la cara, que sin duda no fue la mejor de las ideas en esa situación…

-        ¿Cómo es que tienes tú esta foto? -pregunté-.

-        Le he encontrado en el diario de mi Abuela Sheila, entre sus primeras páginas -sacó un cuaderno de tapas negras con pinta de ser muy antiguo-. Las primeras son monográficas dedicadas a su primer marido… Explica cosas que me han resultado muy "familiares" cuando las he leído…

-        Entiendo… pero esto de la foto… el parecido podría haber sido tan solo una coincidencia -dije-.

-        Si, y al principio lo pensé, al fin y al cabo, mi prima es clavada a mi abuela cuando era joven, incluso por un momento pensé que todo esto era tan solo una broma de pésimo gusto.

-        ¿Qué te hizo pensar que era verdad?... -pregunté curioso-.

-        Esto… -me tendió un papel-, el certificado de vuestro matrimonio, es tu letra y tu firma, no ha cambiado ni un ápice desde entonces… Además, lo comprobé por internet con el archivo militar británico, conseguí tu expediente… Y eres tú, sin duda…

-        Entiendo…

-        ¿Qué recuerdas exactamente de antes del hospital? -preguntó-.

-        Si te refieres a mi vida, todo, si es a que me ocurrió… -negué con la cabeza-, nada, no lo sé. Lo último es estar volando de regreso hacia Inglaterra después de derribar dos bombarderos alemanes cuando sucedió aquello…

-        Sigue…

-        Solo recuerdo una luz blanca que me cegó, oscuridad y despertarme en el hospital asustado por no saber que ocurría… nada más… Luego alguien decidido que yo era este Eddy López y simplemente acepté… No estaba en condiciones de ponerle pegas a nada…

-        ¿Porque no dijiste nada a nadie?

-        Primero porque no sabía que ocurría, todo era irreal, y después, porque de contar esta locura posiblemente me hubiesen encerrado en un manicomio…

-        Ya veo, si, posiblemente si te hubiesen recluido para valorarte…

-        Y eso era algo que no me podía permitir… no sabía cómo o en qué estado acabaría de ocurrir eso… -Amy asintió-.

-        Viniste por mi abuela, ¿verdad? -se mordió el labio-.

-        Si, así es -admití-. Lo cierto si me preguntas, es que no sabría decirte porque, está claro que, aunque la hubiese encontrado con vida, el presentarme ante ella no hubiese sido buena idea…

-        ¿La sigues queriendo? -esquivo mi mirada-.

-        Si, lo siento… y posiblemente sea algo que nunca cambie, para mí no ha pasado el tiempo como para vosotros. Yo deje de ver a Sheila hace solo 3 años, en los que la estuve buscando… Amy, eso no quiere decir que no te ame… -vi como esquivó mi mirada-.

-        ¿Tienes alguna idea de que te pasó? ¿Alguna teoría? -por su gesto me di cuenta de que ignoró lo último lo que dije-.

-        No, si te refieres a algo como una aducción… viaje en el tiempo… o lo que sea, no. Incluso visite videntes y demás… No le encuentro ninguna explicación a nada… incluso he llegado a pensar que este posiblemente no sea mi cuerpo… -alce las manos mirándolas-. Todas mis cicatrices, todas mis marcas, las huellas dactilares, incluso los huesos que me rompí de pequeño… todo ha desaparecido… No sudo, tengo conocimientos que no debería… no lo se Amy… -Me levanté… vi que respingaba cuando lo hice y se sobresaltó-.

-        Me tienes miedo… -asimilé con su reacción-.

-        No…

-        Si Amy, sí. Me temes… -afirme con tristeza-. Nunca te haría nada…

-        Creo… creo que… que quizá debamos darnos un tiempo… no… esto no… no se… yo… -tartamudeó-.

-        Entiendo… siento mucho todo esto… me iré a mi casa… no volveré a molestarte…

Cogí mis cosas para marcharme, las saque todas a la camioneta… Antes de irme, le deje mi regalo para su prima, rogándole que por favor se lo diese en mi nombre. No sé, no recuerdo bien el tiempo que estuve llorando una vez en casa, dolía… dolía mucho, de nuevo perdía a otra mujer por lo que fuese que me había ocurrido… maldecí todo lo maldecible… Los dos días siguientes estuve como un zombi, al extremo que prácticamente y por primera vez, incluso las pesadillas casi no me afectaron pese a sufrirlas…

La siguiente semana me repuse, decidí apretar los dientes y seguir adelante. Mentiría si dijese que no estuve pensando en marcharme de allí, incluso fui a la tumba de Sheila a despedirme de ella para siempre, el lugar solo me traía recuerdos, y los que más a flor tenía eran los malos… Esa misma semana, los sueños nuevamente cambiaron, según parecía, quien fuese que me los enviaba, por fin había, o habían, llegado… y me esperaban. Lo malo es que la parte del "recuerda", seguía igual de oscura para mí. Tenía un montón de cosas en la cabeza, no creo que nadie que me conociese no supiese que alguna cosa me tenía muy distraído… A Amy la veía de lejos y en caso de que nos fuésemos a cruzar lo evitaba, no quería acercarme a ella. Claro que eso, en un pueblo pequeño, trabajando yo en el único taller, y siendo ella ayudante del Sheriff, es más fácil decirlo que de hacerlo… También es difícil evitar que la gente con la que habitualmente tenías más trato, se dé cuenta de que algo pasa entre los dos… Me pregunto el Sr. Moore, la Sra. Tollison, el sheriff, porque según dijo Amy estaba muy distraída, y por supuesto, Sheila, porque su prima no soltaba prenda e incluso se enfadaba con ella si insistía. Me limite a argumentar una supuesta pelea de novios en la que ninguno estábamos dispuesto a ceder… No creo que, tras esto, tampoco sorprenda a nadie, que comenzaron a considerarnos como dos perfectos idiotas por llevar una discusión tan lejos… Curiosamente, de lo que nadie, incluso Susan, tuvo en ningún momento la menor duda, es de que ambos nos queríamos…

Dos semanas después de esto, los dos pasamos de ser considerados idiotas, a pasar a ser para la opinión de todo el pueblo como dos perfectos gilipollas integrales, porque en opinión de todos, estábamos los dos pasándolo de pena, pero no hablábamos, incluso procurábamos esquivarnos de forma bastante "disimulada", tanto que hasta un ciego "lo vería". La siguiente semana de mi separación de Amy, estaba comiendo, alterando mi horario por si ella quería ir donde Johnny no encontrarnos, se sentó Susan conmigo… Y me sorprendió bastante…

-        Sabes, esto no es divertido… -me dijo tras saludar y sentarse-.

-        ¿El qué? -la mire sorprendido-.

-        Lo tuyo con Amy…. Lo que sea que estáis haciendo… o hayáis hecho…

-        Bueno, a ti ten vendrá bien, ¿no?, si no estamos juntos tus posibilidades aumentaran… -le repliqué-.

-        Al contrario, paradójicamente, ahora ambos sois completamente inaccesibles… mucho mas incluso que antes… No sé qué es lo que habrá pasado entre los dos, pero antes si estando juntos mis posibilidades eran reducidas, ahora mismo son casi inexistentes… -admitió-.

-        Vaya… no me lo esperaba…

-        Bueno, el que vosotros dos seáis imbéciles, no quiere decir que los demás si… Arreglarlo de una vez… lo que sea… ¿vale?...

-        ¿Debo de darte las gracias? -pregunté divertido-.

-        Deberías… además… por si no os habéis dado cuenta, tenéis a medio pueblo preocupado…

-        ¿Solo a medio?

-        Si, el otro medio aun esta decidiendo porque apostar en la porra que se ha hecho sobre vosotros dos… y ahora si me disculpas… tengo que volver al centro, que me he escapado… -se rio levantándose-. Por cierto, tu invitas, es el precio por mis consejos…

-        ¿Esto eran consejos? -le pregunté sorprendido-.

-        Pues claro -se acercó, poniendo su cara a un palmo de la mía-. Te aconsejo que lo arregléis pronto, para que pueda meterme en la cama con los dos… de uno en uno, o a la vez…

Si, estaba visto que Susan no cambiaría nunca, seguía en sus trece, aunque no es que no le agradeciese su… bueno, algo parecido a preocupación. La siguiente intentona fue por parte de Sheila, quien lo único que consiguió fue cabrearse conmigo y con su prima. Lo cierto es que todo me iba a peor, las pesadillas nuevamente cambiaron, empeorando bastante, lo que hizo que en cierto modo me alegrase de lo de Amy… Cuando me despertaba, siempre era con un dolor de cabeza brutal, sentía como si estuviesen tratando de meterme algo en ella a la fuerza… También era preocupante el nuevo mensaje, porque ahora lo que me decía, es que ya estaba aquí y que recordase, luego venia la parte en que volaba, para tras ello despertarme con la cabeza a punto de reventar… Aproveche mi última visita de la semana a la ciudad por el correo, para comprar en la farmacia una cantidad considerable de analgésicos… Lo cierto es que las pastillas me sirvieron apenas una semana, comenzaron funcionando, amortiguaron el dolor, pero de repente, este comenzó a crecer en la misma proporción...

La siguiente semana, cuando el lunes fui a llevar el correo a la ciudad, aproveche para ver a un doctor, que de inmediato me mando a hacer unas pruebas al hospital. Tras entregar el correo, me tome dos días libres para poder hacérmelas, pero nada, todo resulto ser normal. De todos modos, me receto algunos analgésicos más fuertes, pidiéndome que, de seguir igual, volvería de inmediato a verle… Debo de señalar, que el doctor era un conocido de mis visitas a la ciudad por el correo, me conocía lo suficiente como para saber que, si decía que me dolía, no estaba mintiendo, y que, si me quejaba de ello, es porque me debía de resultar realmente insoportable. Ni que decir tiene que aún me empeñe más en evitar a Amy, no podía permitirme que me viese en el estado en que comenzaba a encontrarme, porque una cosa era el no dormir, y otra muy diferente esto…

Al final, tal y como comenzó, el dolor desapareció casi por completo, excepto por momentos muy puntuales, o eso pensé. Esta "mejoría" coincidió justo con el momento en que pude retener una extraña imagen de mi sueño. En ella era una especie de ave muy raro que no me dio la impresión de ser "natural" y que combatía contra algo, pero no pude discernir contra que, contra quien o incluso como… Era extraño, porque sabía que combatía, pero no reconocía como lo hacía o con que… cuando trataba de mirarme a ver que o como era, entonces me despertaba… Pero bueno, al menos la cabeza ya no me dolía, lo que me alegró… Estuve toda una semana meditando, conocía a un Chaman indio, consulté con él, explicándole una pequeña parte de lo que me pasaba, obviando todo lo que pudiese ser comprometido. Para mi sorpresa me dijo que sabía que estaba ocultando casi todo, pero que entendía que debía de ser algo importante, me ofreció prepararme una ceremonia para que, según él, liberase mi alma y esta pudiese acceder al mundo de los espíritus. También aclaro que me especifico muy detalladamente los riesgos de esa ceremonia, y que no eran nada pequeños… Accedí, supongo que por pura desesperación… no aguantaba más la situación…

No contare lo que ocurrió durante la ceremonia, porque sinceramente no lo sé. Me dio a beber de un cuenco con un preparado, y no sé qué fue lo que hice, dije u ocurrió después, porque todo era como una neblina en mi memoria llena de luces estrambóticas y voces que me hablaban todas a la vez… millones, miles de millones de voces… en un lenguaje incomprensible para mí. Lo que recordaba de las voces, es que estas no era algo que escuchase por sonido, no me hablaban tal y como lo entendernos, era más bien como ideas, conceptos o hechos que tratasen de poner directamente en mi cerebro. No quiero ni pensar en el coctel de alucinógenos que debí de beberme para algo como todo eso que recordé, y que no tenía ni pies, ni cabeza. Se lo conté al hechicero, preguntándole su opinión, y su respuesta me dejo perplejo… Se rio al contestarme…

-        Lo que ocurre es que ya no perteneces a este mundo, pero aún no lo sabes, no eres consciente de ello… -dio una calada a su pipa-.

-        ¿Quiere decir que en realidad estoy muerto? -repliqué, preguntando sorprendido por la respuesta-.

-        No, ni mucho menos, está muy vivo, aunque no de la forma que entendemos por normal. Pero usted, ya no es este que tengo delante, solo que no lo recuerda… Y antes o después, tendrá que volver…

-        ¿Volver a dónde?

-        No lo sé, pero cuando le acompañé en su viaje, me quedo claro que le están buscando, o más bien, lo correcto sería decir que le están esperando… Por eso quieren que recuerde, para que pueda regresar con… ellos…

-        Ellos… ¿Quiénes? ¿Espíritus?

-        Jajajajajaja, no, créame, no… quienes sean no están tampoco muertos, pero son… diferentes… -alzo una mano impidiéndome seguir-, y no, no siga preguntando cosas que no sé. Ese es un camino que solo usted puede recorrer, solo deje de tratar de resistirse a sus sueños… de ese modo obtendrá respuestas…

Me despedí del hechicero, cuando me iba vi cómo se quedó mirándome, me dio escalofríos, era como si se despidiese de mi o algo parecido. Decidí tratar de hacer lo que me dijo sobre mis pesadillas, intentar de aceptarlas y no luchar contra ellas cuando aparecían… cosa que era más fácil de decir, que, de hacer, porque, ¿Cómo demonios hacía eso si estaba dormido? Automáticamente pensé en algún tipo de somnífero, algo que me obligase a seguir durmiendo, aunque las pesadillas me "aterrorizasen"… Y cuando lo hice funciono, ya lo creo que funciono, pero no sé si fue peor el remedio que la enfermedad… Lo planifique detenidamente para el fin de semana, durante toda una semana estuve mentalizándome para ello, en mi primer viaje de la semana a la ciudad aproveche para pedirle un somnífero suave al doctor, que me lo recetó, pero visiblemente preocupado y aproveche mi segundo viaje del correo, para tranquilizarlo… Fui a verle para hablar con él, le asegure que no las había usado porque había podido dormir, no bien del todo, pero si lo suficiente, incluso para que me creyese le enseñe el bote con todas y cada una de las pastillas que me recetó. Si le extraño que llevase el bote encima no dio signos de ello, pero sin duda verlo sí que le tranquilizo bastante… Luego hablamos de mis dolores de cabeza…

Toda la semana tuve mucho cuidado de seguir fuera del camino de Amy y evitar del mismo modo a su prima Sheila o a Susan, reconozco que no estaba en condiciones de lidiar con ninguna de las tres. El viernes por la noche fue el elegido para tomarme los sedantes y tratar de obligarme a permanecer dormido sin despertarme… Me llevé los botes de las pastillas a la cocina para tomármelas con la cena, algo que tarde en hacer porque no terminaba de estar seguro de esto. Cuando por fin me decidí, cené, luego me fui directamente a la cama. Funcionó, cuando por la mañana me desperté podía recordar ciertas cosas, no tenían el menor sentido, pero recordaba… algo era algo, la parte negativa es que regreso el dolor de cabeza.

Al menos, en esta ocasión, los analgésicos funcionaron como se suponía que debían hacerlo, controlándolo al poco tiempo de habérmelos tomado. El sábado repetí lo del viernes casi paso por paso, pero el domingo por la mañana mis acciones de la noche, o quizá mi propia estupidez, unida a la casualidad, trajo consecuencias. El día anterior me funciono bien, por lo que siguiendo una estúpida idea donde las haya, decidí que si una pastilla me había dado esas imágenes inconexas y desconcertantes, quizá dos o tres pastillas, dosis que según entendí por lo que encontré sobre ello no implicaba "riesgo", sin duda probablemente mejoraría mis recuerdos… aunque al día siguiente el dolor de cabeza fuese más intenso y el calmante no fuese tan eficaz, pero estaba dispuesto a ese pequeño "inconveniente" si con ello conseguía respuestas, y rápido… Por ello repetí lo mismo que hice el día anterior, pero aumentando la dosis… Lo dicho, una completa estupidez…

El problema no fue en si las pastillas, fui yo, que por la mañana me desperté atontado, sin saber dónde estaba, la hora que era o que pasaba. Creí sentir el timbre de la puerta, me intenté levantar, pero la cabeza me explotaba, a la vez estaba completamente aturdido con lo que retenía en mi memoria, las últimas y aterradoras imágenes de mi sueño… Veía desde un ángulo superior, mi caza, mi Spitfire, envuelto por una esfera de luz brillante mientras avanzaba volando hacia Inglaterra. Luego vi como este parecía encogerse sobre sí mismo, y al desaparecer la esfera, desintegrarse en el aire en miles de pedazos, con mi cuerpo dentro… Lo impactante del recuerdo es que pude distinguir perfectamente como mi cuerpo se desmembraba, todo ello de forma muy vivida… algo completamente aterrador…

Supongo que con todo esto no tiene nada de extraño que cuando me levante para ver qué pasaba, primero lo que me pareció el timbre y me despertó, luego el ruido en la parte trasera de la casa, en la cocina… Cuando entre en la cocina me lleve un susto de muerte, porque allí estaba Amy parada, con los botes de mis pastillas en las manos. No sé ni como me las apañe, pero lo cierto es que me tropecé con mis propios pies, algo de lo más ridículo y estúpido que le pueda pasar a alguien, pero con tan mala suerte que me golpee la cabeza al caer contra el respaldo de una silla abriéndome una pequeña brecha sobre una ceja, que se puso a sangrar de un modo escandaloso…. Si de por sí ya me levanté atontado, esto me termino de rematar, cuando me recupere estaba tumbado en el sofá, con un apósito sobre mi ceja y Amy mirándome muy seria con cara de pocos amigos… Según me contó luego, me ayudó a llegar hasta allí, por suerte no perdí el conocimiento, aunque según me dijo tampoco parecía saber qué hacía, solo seguía sus instrucciones como buenamente podía, según sus palabras, daba la impresión de llevar encima una cogorza de las de coma etílico…

No creo que haga falta decir que me tocó dar muchas explicaciones a Amy sobre las pastillas y lo que trataba de hacer, según ella, matarme aparte. Por lo que me contó, estuvo con su prima y sus dos amigas en la ciudad, donde ya de madrugada y justo antes de volverse para el pueblo, coincidieron con el medico al que visite y que era muy buen amigo de Amy. Dado que no sabía que lo habíamos dejado, le "recordó", que me dijese que, si las pastillas no me funcionaban, acudiese sin falta para que me ingresase en el hospital para hacerme unas pruebas… Por esa razón, nada más regresar, Amy se vino directamente a mi casa para ver qué era lo que ocurría, y como no me devolvió las llaves, cuando no acudí a abrir la puerta cuando llamó, decidió entrar, donde luego ocurrió todo lo que he contado cuando la vi. Obvio decir que me sometió a un tercer grado que fue bastante desagradable, especialmente porque me dolía la cabeza, estaba medio ido y las pastillas aun me estaban haciendo efecto, por lo que además estaba soñoliento. Al final, más o menos le pude dar una explicación coherente… o casi… aunque no por ella dejo de estar enfadada conmigo unos días…

-        Vale, lo de las pastillas se acabó, si recuerdas bien, y sino también… -me dijo malhumorada tras contarle más o menos-.

-        Amy, tengo que saber lo que me pasa… te lo agradezco, pero… debo de seguir intentándolo…

-        Si, estoy de acuerdo, pero con mi ayuda, y solo si yo estoy contigo… -admitió-.

-        Pero, si tú… Amy, sabes que no te haría daño, pero teniendo miedo de mí no creo que… -me cortó-.

-        Yo no te tengo miedo idiota, pero fue demasiada información que asimilar, creo que tenía la esperanza de que me lo negaras todo y nos riéramos luego de algo tan… surrealista… -bufó-. Joder, que cuando me lo admitiste casi me da un patatús…

-        Pero… entonces, ¿porque me has estado evitando? -pregunté, confuso-.

-        Eddy, necesitaba tiempo para digerir todo esto, además, el diario de mi abuela… Bueno, fue muy intensa en sus sentimientos hacia ti, supongo que estaba celosa de ello… y de la posibilidad de perderte como ella lo hizo… No creía poder aguantar algo como lo que ella pasó cuando desapareciste… -bajo la mirada-.

-        ¿Y qué te ha hecho cambiar de opinión? -pregunté curioso-.

-        Lo que mi abuela escribió para mí al final del diario… me dijo que, si algún día encontraba a mi alma gemela, como ella hizo contigo, lo sujetase con fuerza y disfrutase a tope de cada momento, porque nunca se sabe cuánto pueden durar estos… -teníamos lágrimas en los ojos… los dos-.

-        Amy, yo te quiero, lo sabes, ¿verdad? -le acaricie la mejilla-.

-        Claro que lo sé, y yo a ti… idiota… -se inclinó besándome-. Pero ahora, cuéntame lo que hayas podido recordar de tus sueños…

Se lo conté, le expliqué detalladamente todo lo que recordaba, incluida esta última parte de mí avión, y lo que había hecho en este tiempo que habíamos estado separados para tratar de avanzar con mi problema.  Amy habla conmigo sobre mis "ideas", y luego entro directamente a mi último recuerdo…

-        ¿Estás seguro de que eso lo viste? Piénsalo Eddy, es imposible, ¿cómo podías verte a ti mismo y a tu avión desde fuera…?

-        Como no lo sé, pero estoy seguro de que lo que he soñado paso de verdad… Mori aquel día… y ahora, esto… -alce mis brazos, mirándolos-, este cuerpo…

-        Si lo que dices es cierto, y de momento vamos a dejarlo así, ¿cómo es que estas aquí con tu cuerpo, si fue destruido junto con tu avión cuando explotó…?

-        No lo se Amy, pero piensa en todo lo raro que hay en mí. Tengo conocimientos que no debería, se hacer cosas que no recuerdo como aprendí, no tengo huellas dactilares, no sudo, no tengo ninguna cicatriz, y te aseguro que he tenido más de una. Ahora no tengo ninguna Amy, nada… ¿Cómo es posible? -mi voz sonó abatida-.

-        No lo es… -se mordió el labio-, pero aquí estas, y como dices, impoluto… por increíble que parezca…

-        Lo se…

-        Oye, ¿y la voz, has soñado algo nuevo con ella? -preguntó animada-.

-        No, solo lo que te dije, que ya había llegado y que debía de recordar… También que tengo la sensación de que más que una voz, es algo que se mete directamente en mi cerebro, no que escuche… pero… -hice un gesto de impotencia-.

-        Son las siete de la mañana, ahora nos vamos a ir los dos a dormir…

-        Pero… -la interrumpí, sin mucho éxito, porque de inmediato puso su mano sobre mi boca-.

-        No, tu sigues medio atontado, entre el golpe y las pastillas te cuesta estar despierto. Yo tengo también un sueño que no veo…, y así no vamos a sacar nada en claro. Mejor nos vamos a dormir, y cuando nos despertemos por nosotros mismos… seguimos con esto… Aun no son las siete de la mañana Eddy… venga, vamos…

Me tuvo que ayudar a llegar a la cama, estaba bastante mareado y el dolor de cabeza por el sueño, más el del golpe, no es que me ayudase precisamente. Al final logré llegar a la cama, donde me volví a dormir abrazado a Amy, como si fuese lo más natural y nunca se hubiese marchado… Cuando a medio día nos despertamos, por idea de Amy escribí todo lo que recordaba nada más levantarme, para luego poder tratar de procesar esos recuerdos y ver que sacábamos en claro. En la siguiente semana seguí soñando por las noches, y lo que es más importante, poco a poco recordando, aunque muchas de las cosas no tenían ni pies ni cabeza, me eran del todo incomprensibles, ni entendía lo que veía, ni lo que sentía, ni lo que ocurría, ni nada de nada… Era como si mi mente fuese incapaz de abarcarlo, como si esta fuese muy limitada como para poder entender algo coherente… Por otro lado, la voz tras decirme que ya había llegado, pasó tan solo a pedirme que debía de recordar… Era frustrante y a la vez intimidante, tanto para mí, como para Amy…

Al final de esa misma semana, según nos contó Sheila, varios militares se habían reunido con el director del centro, y en este, el ambiente entre la dirección parecía estar muy tensó… Ni que decir tiene que se dispararon todo tipo de rumores entre los trabajadores del mismo…

CONTINUARA