Sagitarius - 1

Sagitarius (el arquero) es una constelación del zodíaco, generalmente representada como un centauro sosteniendo un arco. Sagitarius se encuentra entre Scorpius al oeste y Capricornus al este.

Sagitarius - 1

Hacia un calor de mil demonios, como no podía ser de otro modo en el desierto y ya casi entrando el verano. Me dirigía al pueblo de regreso de unos recados en mi camioneta de mediados de principios de los noventa, más de veinte años a sus espaldas que se notaban principalmente en los asientos, bastante baqueteados por su uso. Iba estuchando una canción en la radio cuando vi el 4x4 parado en el arcén como a unos seiscientos o setecientos metros delante de mí, no me costó nada reconocer el vehículo, por lo que sacando el intermitente fui frenando con el fin de detenerme justo tras él. Cuando pare, apague el motor, retire la llave y recogí mi sombrero del asiento de al lado. Con el sol cayendo a plomo era suicida no llevar algo que cubriese la cabeza, luego me baje, poniéndome en marcha hacia la parte delantera del otro coche, donde veía perfectamente a tres chicas mirando bajo el capo levantado del motor. Sonreí para mi ante la escena, porque sabía que ninguna de las tres, tenía la menor idea de mecánica…

Me llamo Eddy López, o Eduardo López, como prefiráis, nací en Gibraltar, pero crecí y me crie en un pequeño pueblo de las afueras de Londres, sin embargo, ahora mismo estoy en Estados Unidos, desde hace concretamente casi dos años. Al año de "entrar" en el país me vine para esta zona buscando a alguien o más exactamente, a conocer que había sido de una persona de mi pasado, para mi aun reciente, una persona importante y muy fresca en mi memoria, la que fue mi prometida, o más bien, esposa durante unas pocas horas. No fue todo como me esperaba, pues en cierto modo mi búsqueda fue un fracaso y de los dolorosos, aunque sinceramente, ahora mirándolo retrospectivamente, no sé bien que era lo que pretendía o quería encontrarme sabiendo lo que sabía. Conseguí encontrar lo que buscaba, solo que ya había fallecido. Sin embargo, cuando por fin encontré que había sido de quien buscaba, me encontré frente a frente con un fantasma, algo que no se me ocurrió que pudiese pasar, una cosa más que añadir a mi larga lista de "desdichas". Una nieta que era como si fuese su hermana gemela, idéntica incluso en la voz, y creo que el susto que me lleve con ella aun me dura.

Pese a todo esto que he contado, me quedé por la zona, supongo que en cierto modo y aun doloroso fue algo conocido a lo que aferrarme, encontrando aquí un lugar donde vivir y poder empezar nuevamente de cero, o casi de cero, ya que no tenía nada que me retuviese o me pudiese llevar a otro lugar. Hoy por hoy estoy trabajando de chico para todo y prácticamente para todos en el pueblo en el que vivo en Nuevo México. Para que entendáis la situación, os dire que entre mis variopintas ocupaciones está la de mecánico ocasional ayudando al señor Moore con su taller, la de echarle una mano a la señora Tollison en su tienda general de abastos con los pedidos especiales de sus clientes, que había que buscar en la ciudad y aprovechando esto, también me dedico a la recogida y el reparto de los paquetes que se reciben en el correo del pueblo de al lado, al no haber oficina postal en el pueblo que resido. El pueblo está a unos setenta kilómetros de distancia del otro pueblo, la "Ciudad" como la denominaban, que es el más cercano. La ciudad "real" más cercana queda a un par de centenares largo de kilómetros, y la capital del estado ya ni hablamos sobre distancias.

Otro de mis trabajos eventuales con los que me gano la vida, está en un centro de investigación situado en el Desierto a cuenta precisamente del correo. Por lo visto allí se dedican a la investigación del Cosmos, ya sabéis, descubrirlo todo sobre el universo operando un grupo de grandes radiotelescopios que están situados unos cuantos kilómetros de este en un pequeño valle, bastante más adentro aun del desierto, y eso que el centro ya anda a unos veinte kilómetros del pueblo por un camino de tierra. Pues por lo visto los radiotelescopios necesitan estar aún aislados, y desde luego más solitarios que allí dudo que se encuentre algo. Yo pensaba cuando me enteré de ello, que como no los llevasen a la luna, más lejos de la civilización ya era imposible, jajajajajaja.

Bueno, en el centro, aprovechando lo que ya hacía en el pueblo, también me dedico a llevar y traer el correo, paquetes, etc, repartirlo o franquearlo y ponerlo en la oficina de correos para que salga hacia su destino. Si, habéis escuchado bien, correo, del de papel, no del electrónico por ordenador, supongo que para según que cosas, cuando me entere me quede asombrado de que se siguiesen mandando por papel aun ya bien entrado el segundo milenio, ya pasado el año dos mil en más de una década, como digo, asombroso. Pero por lo visto por algún motivo, su conexión a la red se hacia por cable, estando cualquier aparato Wifi estrictamente prohibido en toda la zona del centro por algo relacionado con los Radiotelescopios, posibles interferencias creo.

Bueno, regresando al vehículo parado, reconocí de inmediato a las tres chicas, y desde luego no era para menos. Las tres eran unas auténticas preciosidades, pero especialmente dos de ellas, Jennifer y Edith podían haberse inscrito en Miss Mundo y no solo haber hecho un gran papel en el concurso, sino ganarlo incluso. Sheila por el contrario no era tan estilizada, con ella el mejor adjetivo que se la podría aplicar, es el de "jamona", esta maciza, que no rellenita, os aseguro que lo tiene todo puesto y muy bien puesto en los sitios adecuados con muchas curvas, digamos que su belleza pertenece a otra época del siglo anterior, y por ello, más otras circunstancias que ya conoceréis, a mis ojos era la más atractiva de las tres. Cuando llegué las salude y de inmediato les pregunte cual era el problema que tenían, la tercera de las chicas, Sheila, fue quien me explicó lo que les ocurría con el coche. Estuve mirando el motor tranquilamente durante unos diez minutos, después de ello fui a mi camioneta a coger un par de cosas que me iban a hacer falta. Cuando termine...

  • Bueno, el problema no es serio, es cosa de poco, pero hay que cambiar un manguito de la refrigeración y el relé del electro ventilador. Lo del relé no es problema, puedo cambiarlo por otro de sus mismas características que ahora mismo no sea estrictamente necesario para que el coche ande y no termine por salir ardiendo, pero el manguito si, ese si es un problema, aún no está roto del todo, pero sí bastante dañado y se ha perdido bastante refrigerante.
  • ¿Y qué hacemos? -preguntó Sheila.
  • Bueno, creo que podemos hacer una de dos cosas. La primera es que os llevéis mi camioneta hasta el taller para avisar, mientras yo me voy en vuestro coche todo lo despacio que pueda. La otra es seguir vosotras con él, puesto que ahora ya anda, pero no podréis pasarlo de ochenta y en cuanto la aguja vuelva a subir de su temperatura paráis de nuevo de inmediato hasta que baje mientras yo voy a por la grua.
  • Si claro, tú te llevas nuestro 4x4 y nosotras nos vamos en ese cascajo que tienes sin aire acondicionado, ¿no? -replicó Edith sarcástica-.
  • Joder que listo que eres, anda que no le echas morro tío... -apoyo Jennifer-.
  • ¡¡Eyyy!! -alce mis manos-, parad un momento, que a mí me da igual. Yo ahora mismo me largo en mi cascajo como vosotras decís y aquí os quedáis. Si no lo pasáis de ochenta y paráis cuando suba la aguja creo que llegareis sin más problema, de todos modos, cuando llegué al pueblo me pasare por el taller para ver de acercarme con la grúa a buscaros... -dije alzando las manos en señal de paz.
  • Creo que aceptare tu oferta Eddy, mejor nos vamos con tu camioneta hasta el taller y tú te llevas mi coche. Muchas gracias por echarnos una mano... -me dijo Sheila sin hacer caso de las caras de las otras dos-.
  • No importa, de todos modos, cuando lleguéis al taller se lo decís al Sr. Moore, intentare llegar yo, pero si ve que tardo mucho que me venga a buscar con la grúa. Por cierto, Edith, Jennifer, el relé que he quitado para poder hacer que el electroventilador funcione y no se "tueste" el motor, es el del aire acondicionado, que de los que me servían es el menos necesario para hacer el apaño y que volviese a andar sin "riesgos"... De modo, que tampoco yo voy a tener aire acondicionado… -pude regodearme al ver como después de explicar eso cerraban las dos la boca cuando ya me iban a soltar alguna de las suyas-.
  • ¿Qué hago con tu camioneta luego? -me preguntó Sheila, sonriendo levemente ante lo que dije, y la cara de sus dos amigas-.
  • Llévatela al trabajo si quieres, cuando vaya a llevar las cartas y los paquetes del centro te llevo el coche ya reparado. ¿Te viene bien así?
  • Genial, me viene perfecto... gracias de nuevo Eddy...
  • ¡¡Oh, por cierto!!, no hagas caso de la aguja del combustible, no marca bien. Pero estate tranquila, tienes gasolina de sobra en el tanque como para poder ir y venir desde aquí al centro de investigación varias veces, e ir después incluso hasta la ciudad, no te quedaras tirada.
  • Lo tendré en cuenta... entonces te veo luego...

Tras despedirnos, cambiar las cosas de coches y verlas marcharse me monte en el flamante 4x4 de Sheila, doctora del centro de investigación Espacial, o como demontres se llame. El problema es que se había abierto una fisura en uno de los manguitos del radiador, por lo que perdía líquido, más el no funcionar el electroventilador había provocado un calentón en el coche, aunque nada serio pillado a tiempo, pues Sheila había parado de inmediato por precaución cuando la aguja de temperatura había subido excesivamente para ser algo normal según me dijo. Reparé el manguito en plan chapuzas, use cinta aislante y cinta de carrocero para sujetarlo con más firmeza, aunque sabía que antes o después si no era por ahí, rompería del todo por otro lado... Confiaba que el apaño me sirviese para llegar sin problemas al pueblo y al taller para poder cambiarlo, yendo despacio y parando de vez en cuando si veía la aguja subir excesivamente para que se enfriase un poco, de ese modo no creía quedarme tirado en el camino, aunque eso sí, el tiempo que iba a tardar seria largo. Por suerte, como a la hora más o menos apareció el señor Moore con la grúa, partiéndose de risa cuando me vio parado a un lado de la carretera, yo en esos momentos estaba con uno de los ayudantes del sheriff hablando... Me había visto en el arcén esperando a que bajase la temperatura un poco y se había parado para saber que ocurría, cuando se lo conté también se empezó a reír, y en eso estaba cuando llego el "otro" risueño con la grúa.

Cuando el Sr. Moore se bajó de la Grúa, lo primero que hizo, reírse aparte, fue saludar a Amy, la Ayudante del Sheriff, que seguía tronchándose de la risa. No me quedo otra que aceptarlo con buen humor, ya que sabía exactamente por donde venia el cachondeo, aunque ambos se equivocaban de medio a medio, no era por lo que ellos creían que había pasado. Para que no os hagáis líos, os diré que si bien tanto Jennifer como Edith, estaban para comérselas, en realidad eran unas calientapollas de cuidado, y estos dos estaban presuponiendo de qué modo me habían podido convencer esas dos para cederles mi camioneta y quedarme yo con el coche de Sheila. Curiosamente de esta, pese a ser la que me hizo hacer la oferta y ser también muy atractiva, aunque sin punto de comparación con las otras dos, sí que no pensaban nada extraño. Claro que Amy era prima de ella, la conocía bien, por eso sabía que yo no era su tipo ni por descuido y que no era de las de ir poniendo ojitos para salirse con la suya. Cuidado, aclaro para que no haya malentendidos, que no es que yo estuviese realmente enamorado de Sheila u obsesionado con ella, la situación en mi caso era mucho más complicada que todo eso por mis especialísimas circunstancias.

Cuando el Sr. Moore decidió que era hora de ponernos manos a la obra y subir el 4x4 a la grúa, Amy se despidió de nosotros, dirigiéndose a su coche patrulla para seguir con su servicio. No os digo el pedazo de culo que tenía Amy y lo buena que estaba también, mucho mejor que las otras dos calentorras. Me quede mirándola más de lo aconsejable, al punto que el Sr. Moore me soltó un pescozón...

  • No mires tanto... que esa fruta no es para ti... -se carcajeó-.
  • Coño, que no es eso, solo me quedé pensativo... -me defendí-.
  • Si, ya, pensando en el movimiento de los hemisferios, ¿a que sí? -me soltó divertido-.
  • Pues miré, lo mismo era eso... -admití con todo el morro y sin ruborizarme-.

Amy era otra chica joven al igual que las otras tres, entre los 25 y 29 años, todas en plena explosión física, en su máxima plenitud como mujeres, todas ellas estaban para comérselas con las manos, sin necesidad de cubiertos, como yo decía. En realidad, lo cierto es que el único motivo por el que les deje mi camioneta y me fui yo con su coche, es porque estaba Sheila, os aseguro que si solo están cualquiera de las otras dos, o dejan su coche allí y se vienen conmigo, o se quedan con su coche hasta que les mandase la Grúa del Sr. Moore, de modo que si bien ambos habían acertado en sus suposiciones, habían errado completamente en la persona que había conseguido aquello de mí. Reconozco que Sheila era mi inalcanzable perdición, el "fantasma" de mi difunta prometida, o esposa, que aún me costaba llamarla así.

Cuando llegamos al pueblo lo primero que hice fue ocuparme de los encargos que llevaba, después de eso me centré en reparar el 4x4 para poder llevárselo a Sheila y de paso recuperar mi camioneta, que no es que me hiciese mucha gracia el que estuviese en otras manos diferentes de las mías, ya que tenía una particularidad que no quería que nadie descubriese en ella. Cuando la compré la estuve reparando en mis horas libres en el taller del Sr. Moore, un taller "a la antigua", donde se podían incluso fabricar ciertas piezas de ser necesario. El motor lo despiece por completo, "repare" los daños, reconstruí lo que no se podía reparar, y volví luego a montarlo parte por parte. Como digo, por fortuna el taller también estaba equipado para poder fabricar a mano ciertas piezas que necesité, ya que el Sr. Moore también se dedicaba a restaurar coches clásicos con una gran fama en ese mundillo dentro del estado pese como ya he dicho, estar el pueblo en el culo del mundo. Al antiguo y machacado motor de la camioneta, le hice unas cuantas cosas que francamente, no tenía ni idea de que, o como, sabía hacer. Por no saber, como con muchas otras cosas, no sabía ni cómo es que tenía aquellos conocimientos que parecían fluir de mi mente según iba necesitándolos.

El caso es que mi camioneta de veinte años, doble fila de sientos, con un motor de 3.8 Litros de gasolina según sus papeles y más de 350.000km a sus espaldas, apenas me gastaba dos o tres litros como mucho cada cien kilómetros la mayor parte de las veces, dado que yo no la "pisaba" habitualmente, porque incluso su potencia había aumentado sustancialmente para lo que debía de ser ese motor. Por ello le dije a Sheila que la aguja del combustible del cuadro de instrumentos de mi vehículo no funcionaba bien, pues con semejante "tragón" bajo el capo, no sería ni medianamente normal que no se moviese tras haber ido con ella primero al pueblo desde donde se la deje, y luego al centro más lo que la hubiese usado entre medias. Otra cosa curiosa es que no tiene aire acondicionado, pese a vivir como quien dice en pleno desierto, cosa que a mí no me preocupa en absoluto, pues "misteriosamente" poseo otra particularidad más, yo no sudo nunca.

La reparación fue cosa de cinco minutos, cambiar el relé, el manguito dañado y reponer el refrigerante perdido, después de eso el 4x4 ya estaba de nuevo en perfecto orden de marcha. Tal y como estaba previsto tras hacer mi trabajo me fui para el centro de investigación con el coche de Sheila, a quien casualmente, además, tenía que llevar un sobre, lo que aproveche para que cambiásemos las llaves de nuestros coches y decirnos donde los habíamos aparcado. Ese día resulto ser el de mi primera metedura de pata gorda con ella, fue cosa de la simple casualidad y de un malentendido, culpa de haberme quedado perdido mirando sus ojos color miel, aunque, como siempre, mi mente fue hacia otra persona, que no hacia ella misma. El problema es que Sheila, aunque en un principio se pueda tomar algo a broma o no hacerle aparente caso porque parece estar siempre despistada, para según qué, la puñetera tiene memoria de elefante, y todo lo que se relacionase con su trabajo es una de esas cosas.

Cuando llegué estaba ocupada con su ordenador, parecía muy concentrada, al punto que tuve que hacer ruido tras estar un par de minutos esperando a ver si se daba cuenta de mi presencia. Cuando me miró me quede perdido en sus ojos, volví en mi cuando la escuche carraspear, pues no le daba sus llaves y se había dado cuenta de mi "obnubilación", creo que me ruborice como un colegial mientras ella parecía divertida por mi lamentable "actuación". Entonces, desvié mi vista azorado y mis ojos se clavaron en su ordenador, vi que con lo que aparentemente estaba trabajando era con el programa de control direccional de las antenas. Creo que inconscientemente me fijé en las coordenadas que estaba introduciendo, automáticamente pensé que trataba de seguir un gran asteroide que se dirigía rumbo hacia la tierra, pasando en un futuro relativamente cercano próximo de ella, y sin pensar ni un solo segundo en ello se lo dije, dándole las cifras correctas con una enorme sonrisa tratando de salir del "charco" de sus ojos lo más dignamente posible, a lo que ella me respondió riéndose divertida...

  • Si claro, un asteroide... No, mira, lo que estoy haciendo es una simulación con el programa para verificar que funcione correctamente y se orienten bien, pues nos han actualizado varias cosas, luego las tendré que mover de verdad para terminar de chequearlo todo, pero eso que has dicho ha estado gracioso -se rio-.
  • Si bueno... -sonreí de modo forzado dándome cuenta de mi metedura de pata, pues como con mi camioneta, no tenía ni la menor idea de donde habían salido aquellos datos "tan peregrinos" que alegremente había soltado, pero creedme que no dude ni por un instante, que si se mirase donde había dicho, seguro que allí había un asteroide viajando hacia la Tierra.
  • No te preocupes, y nuevamente, gracias por lo del coche, me has salvado.
  • No ha sido nada... Bueno, te dejo que debo de seguir con estas entregas... -Dije cuando vi acercarse al Dr. Peter Schort, compañero y "novio" oficioso de Sheila, algo que no tenía yo muy claro, con cara de pocos amigos.

La verdad es que el tipo me parecía un gilipollas prepotente de marca mayor, me caía como una patada en el culo, y no solo por ser el "novio" oficioso de Sheila, que no oficial, que también era así, para que engañarnos. A Sheila la había conocido al mes de llegar yo a la zona, y desde el principio habíamos tenido muy buen rollo los dos, de hecho, en la tercera o cuarta vez que nos encontramos y nos paramos a hablar, me pregunto si ya "nos conocíamos" de antes, porque ella, según me afirmo, tenía una muy buena memoria y estaba segura de haberme visto antes en alguna parte, diciendo para finalizar eso tan socorrido de... "ya me acordare".  A día de hoy, todavía no recordaba de donde me había visto, y todavía sacaba el hecho a colación de vez en cuando, continuaba asegurando que se iba a acordar antes o después, que solo sería cuestión de tiempo. Tras esto seguí tranquilamente con mi rutina diaria, no dándole más importancia a lo ocurrido, sonriendo. Me suponía donde me podía haber visto, porque yo también me había reconocido allí, y dudaba que volviese a "ponerme" la vista encima excepto que ocurriese alguna casualidad, pero que muy casual. Donde me vio era de esas otras cosas para las que, por fortuna para mí, no tenía tan buena memoria, al ser meramente circunstancial y sin la menor influencia en su vida.

Para que entendáis un poco lo del "novio oficioso", os diré que Peter schort había sido profesor de Sheila en sus dos primeros años de universidad, al tercero una vez no la tuvo en su clase, se lio con ella, el asunto termino cuando ella se volvió para Nuevo México a trabajar en el centro de investigación. Tan solo unos cuatro o cinco meses después vino él tras sus pasos, desde entonces habían ido y venido como pareja en dos o tres ocasiones, siendo ella quien había cortado en todas ellas. En estos momentos estaban según deduje en una de esas ocasiones de sí, pero no, si por parte de él, y no directamente por parte de ella, motivo por el que el tipo parecía mostrarse especialmente agresivo o protector en cuanto algún hombre se acercaba a Sheila. De modo que entre eso y que yo de todos modos no es que pareciese caerle especialmente bien, me tenía fichadísimo en cuanto asomaba la cabeza por el centro.

Seguramente os preguntareis como de ser así no había hecho ya que me despidiesen, ¿a que sí? Pues el motivo era francamente "bueno" y que me hacía partirme de la risa. Creo que, aunque no puedo asegurarlo al cien por cien, ya intento jugármela al menos una vez para que me echasen, pero fracaso rotundamente, porque resulto que él, paradójicamente, era más prescindible, y quien verdaderamente estuvo en peligro de que le pegasen la patada en el culo no fui precisamente yo, ¿gracioso no?.

Veréis, antes de hacerme cargo de todo esto del correo, el reparto, él envió, etc, y por un precio realmente nimio, lo hacían ellos, los trabajadores cuando al que le tocaba podía. Eso era un caos, correo tarde o cosas que no se mandaba en los plazos, etc., no daba más que quebraderos de cabeza, y el contratar una empresa para que lo hiciese o a alguien les resultaba prohibitivo porque aquello estaba perdido en el culo del mundo como quien dice. Sin embargo, yo cuando me ofrecí a ello por un precio muy módico y fácilmente asumible, les caí como llovido del cielo. En realidad, una vez aceptado el trabajo de la señora Tollison, lo de recoger también el correo del centro o llevarlo, solo era conseguir más dinero por prácticamente el mismo trabajo sin apenas gastos extra por mi parte más allá de la gasolina de ir los veinte kilómetros desde la carretera hasta los edificios centrales y regresar, junto con el tiempo empleado en ello. Era gracioso e irónico, pero mientras que para cubrir su puesto altamente especializado había hostias y hasta puñaladas traperas, para el mío de "pésimisima" cualificación únicamente me tenían a mí, a mí o a mí, por lo que en caso de duda en un conflicto dudoso o no muy grave entre ambos en que yo no fuese directamente culpable, creo que estaba muy claro de quien se prescindiría antes por parte de la dirección.

En el pueblo, pese a su tamaño y donde estaba situado, existían cuatro locales para las noches de los fines de semana, solo dos de ellos los frecuentaba la gente joven, los otros dos eran las típicas "tabernas". Ese viernes concreto estaba en la barra del bar donde paraba habitualmente, el de Johnny, tomando una cerveza, mirando como se divertían Sheila y sus amigas en la pista de baile mientras hacía cábalas, cuando se situó a mi lado Amy llevando en su mano otra botella de cerveza como la que yo me estaba tomando. Cuando se puso a mi lado nos saludamos como habitualmente hacíamos en esa circunstancia los dos, chocando ambos envases y dando luego un trago, pues nos llevábamos muy bien, incluso cuando como ahora estábamos solos éramos un poco marujas hablando sobre cualquier tema que os podáis imaginar. Amy miro también en la misma dirección en que yo parecía estar haciéndolo para después preguntarme...

  • ¿A cuál de las dos miras? -me pregunto, refiriéndose a Jennifer y Edith.
  • A ninguna, en realidad miraba a tu prima Sheila, que esta para comérsela con ese vestidito cortito que lleva -la mire divertido.
  • Jajajajajaja, no te digo que no, pero créeme, ese es mucho bocado para ti.
  • Vaya, es casi lo mismo que me dijo el otro día el Sr. Moore cuando me quedé mirándote mientras te alejabas hacia tu coche -le solté risueño, mirándola malicioso y divertido-.
  • Ahhh... mira de lo que se entera una. Y dime, ¿te gusto lo que viste? -pregunto haciendo un exagerado gesto de coquetería-.
  • Si, la verdad es que sí, me gusto ver moverse tan buen par de "hemisferios" como dice el Sr. Moore -Amy estalló en carcajadas-.
  • Vaya par de dos, hablando así del culo de un agente de la ley, si os llevo a ver mirándomelo os meto una multa por salidos.
  • Es que había mucho y bueno que ver Amy... -nuevamente chocamos las cervezas-.
  • Bueno, y dime, ¿qué mirabas con tanto interés?, ya que según tu no era a esas dos -hizo un gesto hacia la pista-.
  • En realidad, hacia cábalas sobre los acompañantes de Edith y Jennifer, de quien tendría más posibilidades con liarla con ellas.
  • Ninguno, a estas alturas ya deberías de saberlo, esas dos en el pueblo son santas y devotas -me sonrió sarcástica-.
  • Eso ya lo sé, ninguna se liaría aquí con nadie, pero según creo esos cinco no son de por aquí y por tanto no lo saben. Creo que me malinterpretaste lo que dije, lo que me preguntaba es quién de los cinco será el primero en "decirles" cuatro cosas bien dichas sobre el modo de bailar que tienen -sonreí, pues aunque les paraban los pies, no por ello no les seguían el juego como dos auténticas calientapollas- y a quien de las dos lo harán.
  • Uhmmmm, creo que será el rubito, ese que esta ahora mismo restregándole la cebolleta a Jennifer sobre el culo... y además no tardando mucho como sigan así.
  • Si, creo que tienes razón, ese me da la impresión de que está empezando a cansarse ya de jueguecitos y...
  • ...va a tratar de pasar a la liga de los mayores con el consiguiente corte, chasco y cabreo por su parte, eso era lo que ibas a decir ¿no? -continuo la frase por mi Amy-.
  • Si, eso mismo. Por cierto, ¿cómo es que estas sola y no ha venido Nick contigo?  -pregunte curioso, pues su novio no había aparecido aun, como hubiese sido lo lógico-.
  • Hemos discutido...
  • Entonces debo de suponer que no va a venir, ¿no?
  • No, se ha cabreado y el muy cretino se ha marchado con sus amigotes a la "ciudad" a divertirse, más de doscientos kilómetros... son gilipollas… -dijo visiblemente cabreada-.
  • Aja... -fue lo único que se me ocurrió decir.
  • ¿Qué te crees, que no sé qué seguro que van a estar de putas? -me soltó un poco crispada-.
  • Oye Amy, será mejor que dejes de beber... -replique quitándole la cerveza de la mano-, y, de hecho, lo ideal es que nos marchemos los dos de aquí antes de que esos de ahí la líen, no te veo como para andar interviniendo si ocurre algo sin que se te vaya a ir la mano. Venga... vámonos... -dije mientras tiraba de ella hacia la salida del modo más discreto que podía mientras le hacia una seña a Johnny para que me pusiese lo de ambos en mi cuenta. Aunque no debí de ser tan discreto como me pensé, pues al llegar a la puerta Sheila nos salió al paso-.
  • ¿Le pasa algo? -señaló a su prima-.
  • Si, que ha bebido ya en exceso y la voy a llevar a casa... -ahí me callé, pues Amy decidió contestar a su prima por mí-.
  • Es un caballero, como he discutido con Nick y estoy cabreada, esos de ahí -señalo a los que bailaban-, según Eddy corren peligro. Cree que no me conviene estar aquí, pues podría "propasarme" con ellos al "pararles" los pies si se pasan con tus dos amigas por estar zorreando como lo hacen... -Sheila no se inmuto con lo que Amy dijo de sus amigas, por todo gesto se limitó a mirar hacia ellas-.
  • Pues sí, ya veo que sí, que estas bastante cabreada. Creo que Eddy tiene razón, lo mejor será entonces que no estés por aquí si esos la lían... Y tú -me señaló sonriendo mientras me señalaba con el dedo-, solo dejarla en casa e irte luego, nada de tratar de "consolarla", ¿está claro?
  • Como el agua, lo prometo -dije levantando mi mano derecha-.
  • Vaya, me chafaste el plan, primita, y yo que había pensado violarlo una vez que le hubiese hecho entrar en casa... -dijo haciéndole burla con la lengua-.
  • Pues por eso mismo lo digo, para que no entre... -replicó seria con cara inexpresiva-.
  • Aguafiestas... -dijo Amy-. Bueno, venga Romeo, vámonos, que sino al final todavía me pillan aquí y tendré que intervenir... -se dirigió a mi divertida, tirándomela con segundas-.
  • Venga si, será mejor que nos marchemos ya -repliqué, creo que, colorado como un tomate, por lo que luego me dijo Amy riéndose-.

Sin decir nada más salí con Amy del local. Se intento montar en su coche para irse, pero se lo impedí, argumentando que no estaría nada bien que la ayudante del Sheriff cogiese el coche con tres cervezas encima, tras lo que dócilmente acepto a la primera el que yo la llevase a su casa, otra nueva cosa extraña sobre mí, aparte de no sudar, tampoco me afecta el alcohol, lo que en cierto modo es una mierda. No llegamos ni a la puerta de su casa, ya que Amy recibió una llamada a su teléfono que hizo que se le pusiese una cara que daría miedo a un muerto... Luego soltó un "ahora mismo salgo para allí". Cuando colgó me miro muy seria, me dio la impresión de que se le había pasado todo el efecto del alcohol en el acto con esa llamada...

  • ¿Te importaría acercarme a la ciudad?
  • No, claro... ahora mismo... -dije dando media vuelta y poniéndome en marcha-.

Tras esto siguió un tenso silencio mientras Amy rumiaba y mascullaba por lo bajo más cabreada que tres monas según lo que pude apreciar. Obviamente no se me ocurrió preguntarle nada, considere que no estaba el horno para bollos y que, si quería que supiese algo ya me lo diría, como por ejemplo la dirección de donde quería ir, pues solo iba a la ciudad como rumbo general, pero no tenía ni idea una vez allí de donde debería de dejarla, aunque esperaba que las dos horas de camino sirviesen para que al menos se calmase algo. Por fin rompió el tenso silencio a los casi cuarenta minutos.

  • Son Nick y sus amigos, por lo que me han dicho les han detenido al tratar de contratar los servicios de una prostituta... -dijo apretando los labios.
  • Entiendo... -asentí sin hacer el más mínimo gesto-, ¿vas a sacarlos entonces?
  • Si, eso de momento, en primer lugar y por última vez. Luego, en cuanto le tenga delante de mí ya veremos lo que hago con ese cabrón. Igual me decido por cortarle las pelotas allí mismo...
  • Lo siento... -fue lo único que se me ocurrió-.
  • Como me trate de contar algún cuento, te aseguro que más lo va a sentir él -me replicó ya visiblemente furiosa-.

Durante los treinta minutos siguientes se estuvo desahogando sobre su "perfecto" novio, le puso de vuelta y media. Menos bonito creo que le llamo de todo lo imaginable, e incluso empleo algunos términos "modernos" que yo jamás había escuchado y que en ese momento desde luego no ose pedir aclaración ninguna, eso vino después, cuando me toco tratar de que aflojase un poquito el cabreo que llevaba. Encima cuando llegamos a nuestro destino, se empeñó en que entrase con ella a la comisaria y estuviese delante durante todo el proceso hasta que soltaron a Nick. Lo primero que hizo este fue preguntar si también había arreglado lo de sus amigos, de verdad que en ese instante pensé que ese tío que tan majo me había parecido siempre, en realidad no era más que un gilipollas crónico, ni al más estúpido de los hombres en ningún momento de la historia se le habría ocurrido preguntarle eso a su más que visiblemente mosqueada pareja, más cuando esta no era ninguna "niñita" sumisa, sino alguien de armas tomar y te habían detenido por estar de tratos con una puta.

Creo que podréis imaginar el tensísimo viaje que me toco hacer, yo conduciendo, Amy a mi lado y tras nosotros, Nick, quien a los diez minutos de camino no tuvo otra ocurrencia que preguntarle a su "novia" por mí y que era lo que estaba haciendo con ella tan tarde... Si, os lo aseguro, de traca, porque la carita que llevaba Amy era de enmarcar, muy válida como cuadro para la casa del terror... Su contestación tampoco tuvo desperdicio, con deciros que me atraganté con mi propia saliva y me lie a toser como un descosido...

  • Pues mira, te voy a dar dos opciones para que averigües lo que hago con Eddy tan tarde. La primera es que con el cabreo por nuestra discusión me había pasado con la cerveza y para que no condujese me estaba llevando a casa cuando llamaste para que fuese a sacarte, por lo que casi le obligue a acompañarme a por ti... Y la segunda, es que estábamos follando los dos como conejos cuando nos interrumpiste, y ha querido venir para verle la cara al cornudo cuando yo se lo contase... Ahora, ¿cuál de ambas opciones crees que es la real, dime? -en ese momento fue cuando me atraganté y me lie a toser-.
  • No hace falta que seas tan borde... -dijo Nick por toda contestación-.
  • ¿Yo borde?... O sea, te vas con tus amigotes de juerga directamente a buscarte una puta, ¿y yo soy la borde? Vete a la mierda, pero eso sí, ten claro que hasta aquí hemos llegado los dos, esta es la última que te saco las castañas del fuego y por supuesto, desde ya, olvídame y lárgate con tus amiguitos, a mí no me vuelvas a buscar.
  • Mañana lo veras todo con más calma... -fue la única objeción de Nick-.
  • Tu puta madre será quien lo vea con mas calma, maldito hijo de puta -le escuche mascullar por lo bajo a Amy-.

Yo por mi parte y después de escucharle a Amy semejante lindeza, una vez me recupere de mi tos, seguí como antes, completamente calladito sin decir esta boca es mía no fuese que también hubiese para mí en el reparto. Tras el tenso dialogo y una vez llegamos al pueblo, Amy me pidió que pasásemos por casa de Nick a dejarle antes de que la llevase a ella a casa. Para terminar de arreglarlo, Nick me dijo que no, que primero la dejaba a ella, y que luego si acaso, le llevase a él. El corte de Amy fue tajante, me miro muy seria y me espeto un "primero a él" que más sonó como una orden que como otra cosa, que fue lo que al final hice. Al memo de Nick, el cual por cierto para mí no solo parecía haberse tomado alcohol, le falto el canto de una pestaña para acusar a Amy de irse conmigo para follar y llamarla puta o algo en ese estilo. Me alegre que no lo hiciese, pues seguro que, si lo llega a hacer, con lo calentita que iba estoy seguro que Amy lo hubiese mandado al hospital, máxime cuando al negarse en un principio a bajarse si ella no lo hacía también, Amy sonriendo le pidió que, por favor, le diese motivos suficientes como para poder "desalojarlo" del coche legalmente y por la "fuerza". Parece que como tonto del todo no resultó ser, porque viendo la cara que puso esa última parte sí que la entendió perfectamente…

Cuando le dejamos en su casa y arranque, Amy tardo apenas tres minutos en hablar...

  • Perdona por el espectáculo que has tenido que presenciar, a ese gilipollas no le hagas ni caso...
  • Tranquila, ya he visto que aún le duraba el alcohol en la sangre...
  • Y lo que no era alcohol, ahora, que este imbécil se va a acordar de esta... te lo aseguro...
  • ¡¡Bahhh!!, ya verás como mañana lo ves de otro modo...
  • ¿Dices lo que la puta? -preguntó sarcástica-.
  • Bueno no, eso precisamente no, me refiero a todas las tonterías que ha dicho...
  • Pues mira, yo creo que no solo no lo voy a ver mejor, sino que, además, la cosa va a empeorar considerablemente... -replico muy seria-.
  • Bueno... ya llegamos... -dije cuando enfilé el camino de entrada a su casa, situada en las afueras del pueblo.
  • Gracias por todo, pero anda, pasa a tomarte, aunque sea un café... -dijo con un gesto que me pareció un intento de sonrisa forzada-.
  • No, mejor no, casi que me marcho... es lo mejor... -me disculpe. Supe que había metido la pata cuando la vi mirarme con cara seria-.
  • ¿Porque dices que será lo mejor? No lo dirás por lo que ese cretino pueda pensar, ¿verdad?
  • Bueno... un poco si... -sonreí-.
  • Eso me pareció, pues bien, entonces nada -de un rápido movimiento me quito las llaves del contacto-, ahora pasas a tomarte algo porque yo lo digo, y si piensa mal, que se joda... Incluso quizá me plantee aprovechar y que piense mal con razón... -hizo un intento de gesto de coquetería que con la cara de cabreo que aún tenía no le quedo nada bien-.

No me quedo otra que aceptar, aunque eso sí, me devolvió las llaves para que aparcase el coche correctamente donde ella me dijo, que donde normalmente deja el suyo en la parte de atrás de la casa. Una vez entre me hizo sentarme en un sofá mientras según dijo preparaba un buen para de cafés cargados, además también me comento que, si me agradecía que estuviese allí, es porque necesitaba desahogarse un poco con alguien de todo esto, y a mí me consideraba de "confianza". Tras media hora larga de charla sobre sus problemas con su "novio" hasta ese momento, porque fue lo primero que dejo claro, que aquello se había terminado definitivamente con lo de la puta, fue cuando de verdad me puso en un compromiso al sentarse repentinamente a horcajadas sobre mi mientras que me besaba en los labios. Intente quitarle de encima con delicadeza arguyendo que eso no era buena idea, que iba algo bebida y por eso hacia todo aquello... Su respuesta fue de lo más clara...

  • Mira Eddy, si me he tomado y te he hecho tomarte también a ti ese tanque de café solo tan cargado es para que se nos pase cualquier resto del alcohol que hayamos podido tomar, y ten en cuenta que sé que tu solo tomaste cerveza sin alcohol, porque de tomar de la normal, no habrías estado tan "sobrio". Te aseguro que no solo es que no me esté afectando bebida ninguna, sino que lo que estoy haciendo lo hago porque quiero, siendo plenamente consciente de ello...
  • Mira, no creo que sea buena idea, mañana cuando te despiertes seguro que te arrepientes de este arrebato...
  • Si, posiblemente sea como digas, pero me da igual, ahora lo que de verdad me apetece es follar contigo -replico a la vez que se quedaba solo con el sujetador, tratando después de desabrocharme los pantalones tras sobetear bien sobeteada mi polla por encima-.
  • Ya vale Amy, por favor... -trate de sujetarle las manos-, me está costando mucho rechazarte, al final voy a terminar cediendo y no es ninguna buena idea, créeme. Párate ya, por favor...
  • De eso nada... si estas tan cerca, razón de más para ser aún más "dura" contigo... -mientras decía eso me llevo las manos a sus pechos, cosa que no pude dar de lado terminando por sobárselos a conciencia mientras que mi boca por fin fue al encuentro de la suya-.

Una vez llegados a ese punto, la situación no tuvo vuelta atrás, pues deje de resistirme para concentrarme en disfrutar de ese pedazo de mujer que era Amy. Le desabroche el sostén por delante, ella dejo caer sus brazos y mis manos se cerraron sobre sus pechos, incorporándome lo suficiente como para poder meterme uno de sus erguidos pezones en la boca, saboreando su piel con mi lengua mientras ella gemía como una gata. En menos de treinta segundos se había enfundado mi polla en su coño, cabalgándome suavemente mientras me sujetaba la cabeza contra sus pechos para que no dejase de lamérselos ni por un instante. Estuvimos de ese modo durante unos diez o quince minutos, alcanzando los dos el orgasmo casi de modo simultaneo, tras eso se levantó de encima mío, pudiendo ver como por la cara interior de su muslo derecho caía una mezcla de mi semen y sus jugos. Agarrándome por la mano me llevo hasta su habitación, donde seguimos la noche, solo que esta vez con mayor fogosidad, sin preámbulos o caricias, directamente follando nada más caer sobre la cama. Al final quedamos completamente dormidos uno junto al otro.

CONTINUARA