Saga del Lobo

La ley de la manada

1.- LA PECADORA

Me miran de través cuando paso por su lado. Yo camino con la vista al frente, la mirada pérdida, como si no me diera cuenta de nada, pero no dejo de observar sus miradas maliciosas, sus cuchicheos al pasar, en ocasiones escucho su risa ofensiva.

Me dejo llevar por mi mundo interior y sus imágenes me calman. El claro de la colina sembrado de margaritas, mis manos aferrando puñados de tierra humeda, el olor del maiz madurando al sol, su cuerpo cabalgando encima del mío. Quisiera poder ver a mis hijos.

Esta noche entraré en el bosque, quiero ir a buscarles. Me humillaré ante mi marido, suplicaré su perdón. Necesito ver a mis niños, no puedo estar por mas tiempo alejada de ellos. Mi corazón está secándose al sol.

Los lobos no pueden ser peores que las personas.

Encerrada en mi casa miro con impaciencia como el sol se pone en el horizonte. Deseo que sea noche cerrada. Miro pesarosa la luna color naranja que se eleva. Demasiada luz para los ojos que me tienen en su punto de mira. Soy culpable, no lo niego. Soy una desagradecida que no tiene la mejor queja de su marido. Una perdida. Una puta. Pero era tan dulce su cuerpo sobre el mío…. Ni siquiera me duele ya su traición.