Sad wings of destiny
Frio es de noche, y como cada una de ellas de los ultimos años estoy solo. En mi casa, en mi ordenador, jugando al mismo juego de rol todas las noches hasta pasada la medianoche.
Frio… es de noche, y como cada una de ellas de los ultimos años estoy solo. En mi casa, en mi ordenador, jugando al mismo juego de rol todas las noches hasta pasada la medianoche.
No se que hacer, para romper un poco la rutina salgo de casa, si la casa en la cual todavía vivo con mis padres y mi hermano, y me dirijo al coche, si ese coche que mi padre no quiere y utilizo yo.
No tengo ganas de estar por el pueblo asi que me voy a un pueblo cercano aparco cerca de un pub que conozco.
Es un pub de estos con una gargola en la puerta, uno de esos sitios a los que nunca entrarias por el aspecto que se ve desde fuera.
Por dentro es todavía peor, calaberas, nombre de grupos, todas las paredes negras, y musica heavy sonando a toda ostia. No es que me guste especialmente esa musica pero hace que salgan de mi cabeza todos los problemas y que no tenga que pensar en nada.
Me siento en la barra y pido una cerveza, como siempre, bueno, como las pocas veces que he venido a este sitio.
Me atiende una chica pelirroja, la de siempre, es alta y tiene unas piernas bien gordas pero de vientre delgado, no esta para nada proporcionada, por ello nunca me he fijado en ella mas alla de lo que se fija un cliente en una camarera.
Pero que digo, ella nunca de fijaria ni siquiera en un hombre como yo, de 20 años muy delgado con un pelo demasiado largo, pensando ya en cortarmelo, y una barba de 2 semanas.
Antes ni siquiera de que la peliroja me pueda servir la cerveza se arma un escandalo en la puerta, en la cual hay un portero y la peliroja se dirije hacia alla, no sin antes girar la cabeza para decirle algo a alguien que salia de la puerta del almacen.
Una vez consigo enfocar la vista para ver quien sale de la puerta del oscuro almacen me doy cuenta de que es una chica que nunca havia visto detrás de la barra, y aun asi ella se posiciono detrás para atenderme.
Una chica de pelo largo y negro como el azabache, unos pechos demasiado grandes para su constitución delgada y que me mira con unos ojos azules, frios y calculadores.
-Hola guapo, que quieres?- me dice con una media sonrisa haciendo que asomaran sus perfectos dientes blancos-.
-Pues, le he pedido a tu compañera una cerveza.
-Ara mismo te la pongo.
Y dicho esto se giro para coger una jarra, en ese preciso instante me doy cuenta de que el top negro ajustado que lleva deja al descubierto toda su espalda en la que se ven tatuadas dos enormes alas que van desde su hombro hasta su cintura.
Me quedo embobado viendo esa imagen hasta que ella se gira y me mira, poniendome en la barra una jarra mas grande de lo normal.
-Esto… yo queria una cerveza normal.
-Tranquilo cariño invita la casa, siempre y cuando me esperes al salir y me lleves a casa- dijo guiñandome un ojo-.
El hormigueo que ya sentia en la barriga empezo a hacerse mas fuerte y fue bajando hacia mi entrepierna, no puede ser que esto me este pasando a mi, es imposible que una chica asi se fije en mi, ademas de que voy vestido del trabajo, desaliñado y sin peinar…
Aun asi decido esperarla hasta las 3 de la mañana, hora en la que cierran el bar, salgo fuera y media hora después sale ella vestida igual solo que con una gavardina negra de cuero, se acerca a mi y me doy cuenta de que es bastante mas alta que yo, seguramente a las botas de plataforma que lleva que se ajustan a sus gemelos de una manera impresionante.
La guio hasta mi coche en completo silencio, no tengo valor de decir nada, y ella tampoco parece muy interesada en hablar, Una vez estamos dentro le pregunto donde la llevo a lo que ella me contesta que vive en un pueblo de al lado.
-Vivo en una casa en Lucena, esta muy lejos para que me puedas llevar?- pregunta con cara inocente-.
Rapidamente le contesto que no, que la llevaria igualmente.
Durante el viaje en coche no dijo absolutamente nada, y yo tampoco, casi media hora sin mediar palabra.
Una vez entramos en el pueblo ella me va indicando hasta que llegamos a una casa enorme, de recien contruccion.
-Es aquí- señala ella-.
-Bien pues, gracias por la cerveza y encantado de acompañarte a casa.
-No me has acompañado a casa, para ello tienes que entrar dentro.
Me vuelve el hormigueo de una manera impresionante, ella me coge de la mano y me lleva hacia el interior de la casa, no puedo parar de fijarme en sus sinuosos movimientos que se adivinan por debajo de la gavardina de cuero.
Subimos unas escaleras que llevan desde el comedor a la parte de arriba donde me hace entrar en una habitación en la que hay una cama enorme con dosel, todo decorado en tonos negros y grises.
Me suelta la mano y se dirije hacia un armario, lo abre y se quita la gavardina, dejando a la vista otra vez sus enormes alas, se desabrocha el top de la parte de arriba y me pide por favor que me ponga comodo…
Nose como va a acabar esto…