Sacificio mexicano
¿que se puede hacer con un semental, todo macho?. Continuación de Sky City Casino.
SACRIFICIO MEXICANO.
El calor nos hacía sudar y eso tenía su encanto, pues nuestras pieles relucían bajo la luz del sol de tarde que inundaba la habitación . Elena estaba hermosa, su piel morena con esa mezcla de apache que tenía en su sangre, lucía apetecible para mi lengua. Le lamí despacio la espalda, me gusta su sabor salado, la recorrí entera hasta llegar al valle entre sus nalgas, seguí el desfiladero de un hermoso marrón hasta llegar a su oscura cueva.
Se giró, casi tirándome de la cama, y me agarró la cabeza hasta llevarla a su pubis.
"Cómeme"- me pidió en un susurro.
Sabía lo que le gusta, así que sin preámbulos ataqué su clítoris que estaba hinchado asomando entre sus labios, lo lamí, lo chupé, lo puse entre mis dientes, jugué con él como si fuera uno de sus pezones que imaginaba erecto, como tenía el botón rosado.
" Yaa.."- chilló al irse, era el momento para meterle mi índice y mi corazón en su gruta.
Busqué el punto G, allí estaba esperando mi caricia, su tejido almohadillado aumentó su volumen bajo mis dedos. Mi lengua volvió a su presa.
Fueron pocos minutos, los que tardó en casi romperme la cabeza, al aprisionarme con sus muslos musculosos en los espasmos del placer.
Tenía la cara mojada, se había ido con descarga de líquido, que ella limpió de mi rostro con sus labios.
"¿ Quieres que te lo hago yo?"- no tenía ganas, un extraño sentimiento me inundaba, una de esas ideas, que surgen en tu mente sin darte cuenta, me rondaba la cabeza.
" ¿ Qué te ha parecido nuestro cliente de hoy?"- pregunté a mi amiga.
" Mucha fuerza, pero poco arte"- contestó riendo.
"No, cariño. Me refiero si crees que puede valer para el TEMPLO"
"Ahora que lo dices, puede ser adecuado. Y si no, es un viajante al que nadie echara de menos en unos días"
Llamamos a la puerta de su habitación, tardó en abrir y sólo lo hizo,después que dijéramos quienes éramos.
Se le veía orgulloso, contento al pensar que habíamos vuelto seducidas por su poderío viril. Así que aceptó nuestro tequila cuando se lo ofrecimos. La droga ,que habíamos puesto, fue de efecto inmediato, cayó cuan largo era.
Para llevarle al coche, usamos un carro de lavandería, era un peso muerto demasiado para dos pobres mujeres. Le metimos en el maletero y enfilamos la carretera que nos llevaba a la vieja misión.
La misión de Nuestra Señora de los Desamparados está construida sobre un viejo templo azteca, que a su vez se edificó sobre otro maya, que tenía sus cimientos en ASAKARTE, las piedras donde las antiguas mujeres inmolaban a los hombres.
Nosotras, Elena y yo, habíamos conocido la auténtica religión de boca de Alba, la descendiente de la Reina Kanaya, hechicera, amiga de la abuela de Elena.
La misión la había comprado Doña Teresa de Monteviejo, con las enormes ganancias de su negocio de exportación de una harina especial, que tenía el efecto saludable de curar la impotencia en los hombres y aliviar los dolores menstruales en las mujeres.
Teresa, seguidora del viejo culto, había restaurado el edificio, llenándolo de confort, y recuperando las salas de sacrificio de las anteriores religiones.
Allí llevamos a nuestro prisionero.
Somos muy pocas las seguidoras del la diosa ASAKA, y sólo tras un largo periodo de iniciación admitimos a alguna compañera más. Por eso en la misión, Alba era la única que se encontraba, el resto estaban de viaje en busca de recursos y adeptas.
Se alegró al vernos , y más cuando le contamos nuestra carga.
Le condujimos al altar del culto. Le extendimos sobre el círculo de piedra, atando sus manos y pies. Estaba como San Andrés, en tensión desde la mitad de la espalda y hasta medio muslo suspendido.
Procedimos a desnudarlo, Alba sopesó sus atributos viriles, la verga dormida y los testículos.
"De verdad, pensáis que puede valer, parece muy normalito. Hemos tenido mejores sementales"
Fui yo la que le respondí- "Pero es muy rendidor, y además se le puede pedir rescate, seguro que por este, alguien hasta nos da dinero"
La luna le bañaba su desnudez. Le arrojamos un cubo con agua , para lavarlo y sobre todo, para despertarlo.
Dio un grito al verse desnudo y notarse atado, pero cuando nos vio a las tres mujeres desnudas, cubierto nuestro sexo con una pequeña tira de algodón, pintados nuestros cuerpos con las figuras de la serpiente, la tortuga y la concha de la almeja, comenzó a reír, mientras ,que con vozarrón profundo, preguntaba:
"Gatitas ¿esto es un orgía?.Os voy a llenar de leche"
Fui yo la que acercó mis pechos a su rostro, quiso chupar mis erectos pezones, pero no podía. Sólo era capaz de un pequeño movimiento, y yo, con echarme un poco para atrás, quedaba fuera de su alcance.
El mango se endureció y se levantó orgulloso. Elena puso sus manos sobre él y comenzó a masturbarlo. Enseguida saltó la leche que Alba recogió en una retorta.
Había que volver a ponerle en forma, le acaricié los pectorales y mordí sus pezones restregando mis senos en su carne, volvió a estar en forma , y otra vez fue ordeñado.
Las horas pasaban y la retorta se iba llenando de su semen.
Me di cuenta que poco más podíamos sacar de él. Alba también lo entendió y ordenó a Elena, que dejara de menear aquel pingajo sin fuerza.
La suprema sacerdotisa fue a la mesa donde estaban los objetos de culto, volviendo con una piedra de jade, en forma de pene.
Se tumbó bajo el altar y con habilidad buscó el estrecho orificio de nuestra víctima. El sudor ayudó a la penetración. Nos acercamos con el recipiente al miembro caído. El masaje prostático comenzó a surtir efecto y de su minga volvió a brotar la leche de vida.
No se podía hacer más aquella noche, clareaba. Y nosotras, servidoras de ASAKA, habíamos cumplido nuestra jornada.
" Mañana, habrá que hacerle los análisis para ver si es útil o no. Ahora, vayamos a descansar, y retocemos, gozando de nuestros cuerpos de la madre tierra"