Sabor a ti

Un poema educado pero picante, leanlo.

Por otear tus pequeños ojos risueños,

me dejé arrobar por tu feminal carisma.

Invoco aquella noche

-mágica velada en mis ensueños-

cuando tú y yo, con nuestros cuerpos imanados,

patinábamos descalzos sobre la arena húmeda

al compás de la suave melodía de tu voz.

Tú interpretabas un soneto de Shakespeare,

y mis oidos se melaban con la miel de tus palabras.

Entre verso y verso pausabas tu canora cantata

para estregar tus labios sobre los míos.

Mi paladar se derretía con tu cálido aliento,

y en la exquisitez de tus besos yo me elevaba;

ellos tenían un sabor excitante,

es decir tenían

Sabor a ti.