Sábado II
Continuación y ¿final? de la serie entre Mario y Carolina.
Sábado II.
Carolina apenas hablaba, la saliva iba de su boca mojando mi rabo, hasta que apretando su cabeza me
corrí de manera brutal en su boca.
- Toma cariño, la leche de tu novio, toda para ti. - me corrí en su boca y aguantó como pudo, algo se
escapo de su boca, cayendo en mis muslos.
En ese momento, Carolina volvió a sorprenderme, retirándose despacio me mostró su boca y se lo tragó.
Carolina fue hacia el baño, yo me quedé en el salón, aun estaba extasiado tras la corrida tremenda y el
descubrimiento de esta morbosa chica, había pasado en unos días de tímida a convertirse en una mujer
lujuriosa que sabía utilizar todas sus armas y me enloquecía. Solo pensaba en como devolverle el placer
recibido.
Volvió con su conjunto y se acercó a mi, la senté encima de mi y bese sus labios, mientras le decía cuanto
me había gustado y que ahora le tocaba obedecer a ella.
Carolina – Me encanta obedecer, espero no ser castigada – dijo mientras ponía un dedo en su boca,
intentando parecer inocente y resultando todo lo contrario.
Sin decir nada, la tumbé en el sofá, besé sus piernas, desde las rodillas, subiendo lentamente, hasta llegar
a sus muslos. Me detuve en la parte interior, pasando mi mejilla sobre el encaje de su ropa interior, quería
hacerla gozar de la misma manera que yo acababa de hacerlo, sentía su cuerpo estremecerse, para pasar
de un muslo a otro lamía su entrepierna, pero sin dedicar mucho tiempo, como si no fuera mi principal
objetivo, acariciaba sus pechos. Tras notar como se excitaba decidí no hacerla esperar más, apartando el
tanguita pasé a lamer su sexo, dando un tratamiento especial a su clítoris, me volvía loco sentirla así.
- Carolina, quiero que goces tanto como yo antes, quiero lamer tu orgasmo, mueve mi cabeza a tu
antojo.
De su boca no salían más que gemidos y apoyo su mano en mi cabeza, orientando mi boca.
- ¿ Te gusta mi coñito? Mmm eso es, lámelo bien es tu coñito, ¿Quieres que me corra en tu boca?, mmmm sigue así… Me excitas mucho Mario, no pares….
Hundí mi lengua en su sexo, esas palabras y sus gemidos me ponían a mil, estaba otra vez excitado y dispuesto, pero no quería hacerlo hasta disfrutar de su corrida, me esmeraba como nunca en hacerla gozar.
Mi lengua la penetraba intentando emular lo que haría mi rabo en su interior, lamía cada una de las gotas que emanaban de su sexo y me sabían deliciosas, la sensación de llevarla al clímax me resultaba excitante, ya iba conociendo el ritmo de Carolina y sabía que estaba a punto de llegar a su orgasmo, ahora me bastaba con acompañar mi lengua con unos masajes a sus excitados pechos, tras unos minutos no tardó en estallar en mi boca.
- Mmmmmm sí, toma, me corro para ti, mmm trágatelo todo, eso es…….
Saboreé su orgasmo, fue una de mis experiencias más excitantes hasta el momento, estaba a mil y una vez que aparte mi cara de sus muslos la puse a cuatro en el sofá.
Ahora voy a rematar la faena.
¿ Qué vas a hacerme?, no estarás pensando…
Tranquila cielo, no será nada que no te haya hecho hasta el momento.
Ella tenía su cabeza en el respaldo del sofá, yo de píe guíe mi rabo hasta su empapado sexo y empecé a penetrarla profundamente. Empujaba duro, como no había hecho con Carolina hasta entonces, podía sentir el contacto de su interior rodeando mi sexo, como volvía a mojarse y jadear.
Mario, sigue me está gustando mucho…
¿Quieres que siga así o más duro? - Agarraba sus hombros para tenerla más dentro de Carolina, en pocos minutos no tardaría en correrme, no me había puesto preservativo y gracias a la corrida anterior estaba durando algo más, pero la excitación que sentía con ella me hacía perder la cabeza y otras cosas, mientras intentaba no eyacular en su interior note como me mojaba mientras gritaba y gemía, nunca había sentido un squirt, luego me enteré que se llamaba así, pensé que se había meado, pero era más líquido y tenía otro olor.
Carolina era incapaz de articular algo más que jadeos y gemidos, algún monosílabo, yo en un momento de lucidez salí y me corrí entre sus preciosas nalgas.
La sabana que cubría el sofá estaba empapada, nos besamos mientras la desnudaba, pasamos la tarde viendo la televisión y abrazados en el sofá.
Carolina y yo seguimos juntos, este fue el inicio de nuestra relación sigue siendo mi compañera y amante, hemos ido descubriendo juntos todo lo que nos gustaba, pero eso será otra historia.
Con este relato termina la serie, puede que la continúe más adelante, pero ahora estoy preparando otros relatos y proyectos. Es muy difícil compaginar obligaciones y una serie, si la quieres escribir en condiciones, muchas gracias a todos los que han comentado, especialmente a los que han animado para continuar, se agradece mucho la opinión del “otro lado de la pantalla”. La oportunidad de escribir en internet facilita el lanzarse, así que todos los comentarios, críticas sobre redacción, estilo, etc, son bienvenidos.
Muchas gracias por vuestro tiempo.