Sábado en Lisboa

Crucero sorpresa por el río Tejo (Tajo para los españoles) en una visita turística.

Este fin de semana he estado en Lisboa, aprovechando una oferta de una compañía de aviación de bajo coste y he tenido mucha suerte, porque ha hecho un sol espléndido.

Así que me dediqué a hacer turismo y callejear las calles de la capital lusa y después de comer, visité el Monasterio de Los Jerónimos y la torre de Belén. Estando allí, se me acercó un joven de muy buen ver y me dijo que si quería que me hiciese una foto con la torre de Belén como fondo y ante tal proposición me dije por qué no? La verdad es que para no traer mucho equipaje, no había llevado mi cámara y posé divertida ante él, frente a la rivera del río y en el parquecito que hay enfrente, para tener diferentes vistas de la torre.

Me acompañó a visitar su interior y me estuvo dando una serie de explicaciones de las piezas de cañones que hay en su interior y de las diferentes estancias. Más tarde subimos a la terraza del primer piso, dónde hacía una tarde soleada y hermosa. Me acompañó por una escalera de caracol a los pisos superiores, situándose detrás de mi, imagino que para admirar sin ningún tipo de disimulo mi culo que se contoneaba ante él. En algunos momentos sus manos se apoyaban en mis caderas, con la peregrina excusa de que no fuese a caerme.

En los pisos superiores, admiramos la arquitectura de sus ventanales y me acompañó a uno de ellos, en el que se observaba el puerto deportivo que se hallaba al lado. Me propuso hacer un crucero corto a vela, con un pequeño yate en el que iba a embarcarse con su cuñado y un amigo. La idea me pareció perfecta y me apunté al viaje, pero quise dejar claro desde un principio que yo le acompañaba a él y que mi idea no era hacer una especie de orgía. El sonrió y me comentó que no habría ningún problema, que ya hablaría con sus compañeros de viaje. Me acompañó a tomar un café y uno de los famosos pastelitos de Belén y para ello utilizó un Porsche Carrera de color negro que tenía aparcado cerca.

Estaba claro que quería impresionarme y de momento lo consiguió. Era una persona muy educada y con una gran conversación y además tenía ese acento y esa cadencia tan hermosa al hablar que hace que pierdas un poco al mundo de vista. Por cierto, los pastelitos... hummmm!!! Hay un establecimiento que es la fábrica de pasteles de Belén, cerquita de la parada de los autobuses y tranvía y también del monasterio y son visita obligada. ¡Su paladar se lo agradecerá!

Volviendo a lo que íbamos... hicimos las presentaciones formales y salimos a navegar por la desembocadura del río Tajo, que casi parece un mar. Al rato, fue oscureciendo y vimos como las orillas se iban llenando de luces. Nos acercamos al puente nuevo y de nuevo emprendimos un giro, hacia el mar. Iba refrescando, así que tomamos un piscolabis y unas bebidas, con la clara intención de dejarme fuera de combate, pero no caí en la treta y tomé lo justo para llegar a coger un puntillo, pero no pasar de ahí.

Bajamos al interior del yate, porque en cubierta ya se notaba cierto frío y cómo tenía el abrigo en el hotel, pues me llevó a un camarote en el que podían verse las primeras estrellas por unas ventanas laterales en la parte de arriba y dónde había una hermosa cama, que sin duda había sido utilizada por alguna de sus conquistas que por su carácter y físico debían ser numerosas. Quedamos solos, ya que sus compañeros quedaron en cubierta en el manejo del yate y nos entregamos a hacernos carantoñas y poco a poco me fue desnudando y con mucho cariño se dedicó a besar todo mi cuerpo, a jugar con mis pechos y a hundir su cara entre mis muslos, hasta hacerme arrancar un gemido.

Siguió con su examen oral y con su lengua juguetona, ayudándose de sus dedos consiguió finalmente que un orgasmo me sacudiera. Intenté reprimirlo porque los otros estaban cerca y él sonrió por ambas cosas. Tenía un cuerpo fuerte y musculoso, la edad también hace milagros y de una manera muy cariñosa me hizo el amor. Estaba claro que quería quedar bien y poco después de correrse y después de hacerle un boca a boca a aquel ser desmayado que pronto volvió a dar señales de vida, lo intentó de nuevo, esta vez con caricias y alguna cosa más en mi culo. La verdad es que el sexo anal no me disgusta, pero creo que es razonable negarse de entrada, ya que es algo que está metido en la cabeza de todos los hombres y si fuera por ellos, te estarían enculando toda la vida.

Se le veía fibrado y todo eso, pero después de correrse dos veces y hacerme a mi, la mujer más feliz del mundo ya que le llevaba uno de ventaja y continué con ella, se dejó ir sobre la cama y empezó a quedarse dormido a mi lado. En aquél momento no tenía sueño, a pesar de que el vuelo había salido temprano y me quedé observando las estrellas. Pude comprobar que a pesar de la oscuridad, había alguien detrás de los cristales. No encima, en plan mirón, pero si en una posición en que podía observarme con bastante tranquilidad. Entorné los ojos, como si estuviera dormida y pude observar que se estaba masturbando con la visión de mi cuerpo desnudo.

Me abrí un poco de piernas, para facilitarle la labor y al cabo de un par de minutos, empecé a tocarme suavemente... la verdad es que era excitante saber que se estaban masturbando mientras yo hacía lo mismo. La excitación fue en aumento de tal manera, que finalmente tuve un orgasmo, no de una gran fuerza, pero lo suficiente para dejarme una placentera sensación. En la parte de cubierta noté como un gruñido y que la persona que allí se encontraba, abandonó su lugar, no llegando a saber quien de los dos fue. Pero con la interna sospecha de que ambos habían pasado por el mismo lugar.

Empecé a arrimarme a mi compañero de cama, haciéndole arrumacos hasta que se despertó y le comenté que debía ir al hotel. Empezó a vestirse y como si fuese el capitán, ordenó a la tripulación regresar a puerto. Me acompañó con su Porschata al hotel y no quiso quedarse porque debía acompañar a los otros dos a pescar esa misma noche. Me quedé en la duda de si tenía otro plan de pesca o si ya había pescado lo suficiente, pero fue sin duda un hermoso sábado... y aún quedaba por delante el domingo...