Sábado a la tarde
Sábado a la tarde, mi vecina me visita y me hace suya. ufff que sensación
Continua la saga de relatos entre Sara cd y Santi
Sara me envía este relato.
Sábado a la tarde, llueve, hace frio, no tengo planes ni intención de hacerlos, me he dedicado media mañana, después de un desayuno de esos que solo se ven en Sexo en NY a ponerme al día en el baño, he llenado la bañera hasta arriba y me he mimado todo lo que he podido durante un buen par de horas.
Relajada, en el sofá mis dedos mueven arriba y abajo el dial de la tele, no hay nada, fumo sin ganas, intento concentrarme en la lectura de un libro pero la desidia me puede.
A través de la pared escucho la tele de Santi hacer lo mismo que mi tele, canal arriba y canal abajo, me pregunto si cuando follamos los vecinos escuchan al mismo volumen que escuchamos nosotros las teles de los demás, si escuchan los gemidos, los “cómetela!”, los manotazos en los cachetes y el sinfín de barbaridades que se hacen cuando la sangre no está del todo en el cerebro.
Voy en chándal y una sudadera, me calzo unas zapatillas, me levanto, cojo las llaves y salgo de casa, llamo a la puerta de Santi, me abre con las mismas pintas y el mismo aburrimiento que llevo yo encima, pantalón corto, sudadera y ni siquiera va calzado.
-Te estoy oyendo bostezar desde el sofá. - Le digo.
-¿Y tú? ¿Bostezas?. -
-Sí, así que he decidido venir a bostezar a tu casa que al menos nos emborracharemos o haremos algo, no quiero que la policía reviente la puerta de mi casa alertada por el olor y me encuentre en el sofá con el mando de la tele en la mano. -
-Jajaja, anda pasa. -
Entro en su casa, siempre la tiene ordenadísima y limpísima, me meto directamente a la sala y el sofá está abierto y parece una cama gigante.
-Estaba aquí tumbado, ponte cómoda. -
Así que me tumbo en el sofá perpendicular a Santi, con la cabeza rozando sus piernas. En la tele una película de sobremesa, gente pegando tiros, coches volando, mis ojos se cierran y cada vez que los abro las escenas han variado, ahora hay tiros, ahora escapan, ahora les persiguen, ahora el protagonista está follando. Mi mente quiere espabilarse pero mi cuerpo no acompaña, miro a Santi y está completamente dormido, consigo levantarme y me cuelo en su habitación, voy al cajón de los juguetes, ese que abrimos cuando jugamos a nuestras cosas, cojo un lubricante con sabor a fresa, o al menos eso dice la etiqueta, y vuelvo al sofá.
Santi ni se entera, recuesto mi cabeza en sus piernas y el, dormido se recoloca, me viene muy bien para mis planes porque deja sus piernas abiertas y, como puedo le bajo todo lo que puedo los pantalones para dejar su polla al descubierto. No se si no se entera o hace que no se entera pero para mi es como un juego, miro su polla y de reojo miro su cara, me lubrico las manos y las caliento y con cuidado empiezo a acariciar su polla flácida.
-Te estoy viendo. - Me dice.
-Jajaja. - Rio.
Mis planes se desbaratan pero en realidad es mejor porque aceleramos las cosas, Santi se recoloca y yo accedo mejor a su polla. Le acaricio el glande con mis dedos, le masajeo con mis uñas muy suavemente, aparto su polla aún flácida y masajeo sus huevos. Lo bueno de Santi es que siempre va pulcramente depilado, trata igual de bien los rincones de su casa como los rincones de sus genitales así que su escroto es suave al tacto, le embadurno los huevos con el lubricante y veo cómo su polla empieza a reaccionar, no falla.
Subo mis manos y le masturbo delicadamente, me centro en el glande y poco a poco recorro el tronco de su polla para que se ponga dura y en cuando lo hace la agarro con mi mano. La polla de Santi no es muy larga, por mi experiencia realmente la polla de nadie es larga, hay pollas más o menos, algunas que parece que sí pero en general todas son más o menos iguales en cuanto se empalman, el problema que no es un problema es el reposo, hay pollas que en reposo se esconden y parece que cuando se las vayan a excitar no vayan a dar la talla y hay otras pollas que por el contrario parece que viven fuera de su dueño y están todo el día relucientes y hermosas y hacen que sus dueños las quieran enseñar al mundo “observad mi polla gigante” pero en realidad esas pollas cuando se ponen en pie de guerra lo único que hacen es levantarse y su tamaño no crece demasiado. Os lo digo yo que he tenido una polla pequeña desde siempre, incluso ahora que soy una chica mi polla es relativamente pequeña.
Bueno pues la de Santi crecía, en realidad es gruesa eso si, eso es lo que la hace interesante para mí, yo la acariciaba y la masturbaba, esparcía el lubricante por su polla y por sus huevos, los masajeaba, acariciaba su glande, el apagó la tele, cerró los ojos y se dejaba hacer, el sonido de mis manos llenas de lubricante moviéndose por su polla y su respiración era lo único que se escuchaba.
Sabía si le gustaba por la respiración, si no le oía es que aquello que hacía estaba bien pero sin más, si le escuchaba respirar fuerte es que le estaba gustando y si gemía era que iba por muy buen camino.
Me abalancé sobre él y con la mano acerqué su polla a mi boca, estaba impregnada en lubricante, lamí su glande y noté cómo Santi se relajaba aún más. Su polla entró entre mis labios en mi boca, su glande y luego poco a poco el tronco, la recogí con mi lengua, sabía a lubricante de fresa así que me dediqué a lamerla como si fuera un helado saboreando la fresa pero queriendo llegar al sabor que había debajo, al sabor original a polla. Poco tardé en dejarla limpia de lubricante, con la mano acariciaba los huevos de Santi, los masajeaba y, de vez en cuando, los retorcía lo suficiente como para que el sintiera un poco de dolor, el dolor justo para que le fuera placentero.
Mi pequeña polla también estaba excitada así que como pude me liberé de mis propios pantalones dejándome totalmente desnuda de cintura para abajo tendida en aquel sofá, me agarré mi polla y empecé a masturbarme. Así que comía polla al ritmo que me masturbaba, era una delicia, la polla de Santi entraba y salía de mi boca, el gemía, acariciaba mi cabello, estuvimos un buen rato en esa posición. Mi mano dejó de lado mi polla y volvió a la entrepierna de Santi, acaricié sus huevos de nuevo y baje impregnando mis dedos de lubricante hasta la entrada de su ano, acerqué un dedo y noté cómo Santi se sorprendía pero no dijo nada.
Mi boca seguía mamando, tenía su polla dentro y la follaba con mis labios, dentro y fuera, dentro y fuera, despacio, sin sacarla, mi dedo hacía círculos en su ano y apretaba, cada vez apretaba más hasta que empezó a entrarle, dejé su polla por un momento y miré a Santi por si ponía cara de reprobación.
-Si...siguehh… -fue lo único que atinaba a decirme.
Así que mi boca retomó la mamada y mi dedo se fue metiendo más y más adentro de su ano.
No hubo resistencia, mi dedo entró a la perfección dentro de su ano, estaba lubricado, el muy cachondo y yo sabía hacerlo así que lo saqué y volví a la carga con dos dedos. Santi no protestaba, mis dos dedos hacían círculos a la entrada de su ano e iban apretando cada vez más, su ano se dilataba y los engullía sin problema así que yo los metía lo más adentro que podía de su culo, al principio suave, delicadamente pero al ver que no protestaba mi follada con los dedos se hacía más basta.
Santi empezó entonces a gemir, mi boca seguía chupando su polla pero los gemidos venían directamente de su culo, aquello le estaba gustando.
Se recolocó para que su ano fuera más accesible a mis caricias, abrió sus piernas y alzó su ano, directamente me estaba invitando a su culo.
Embadurné mis dedos de nuevo en lubricante, esta vez quería meterle tres, buscando su límite, buscando que me dijera que no, o tal vez descubriendo un nuevo placer que Santi aún no había descubierto, yo si, así que sin pensarlo demasiado ataqué de nuevo su ano con tres de mis dedos, sus músculos cedían lentamente, esta vez sí noté cómo su entrada se resistía a abrirse, quizá por que el mismo era consciente de que le estaba follando el culo, de que le estaba abriendo e inconscientemente su cuerpo rechazaba la acción. Costó un poco pero mis dedos se abrieron paso hasta su interior, ya no disimulábamos nada, mi boca no se comía su polla, simple y llanamente le estaba metiendo mis dedos por el culo, no había más, no se podía disimular de otra manera.
A mí a verdad me encantaba estar haciendo eso, no debería ser vergonzoso que alguien disfrutara de su sexualidad, a mí, me encanta que me follen el culo.
Por fin su ano se abrió y mis dedos lubricados entraban y salían con facilidad, su culo se había abierto para mí. Santi gemía a cada embestida de mis dedos, lo hacía suave, me había colocado entre sus piernas.
Santi estaba con los ojos cerrados, disfrutando, gemía, abría sus piernas para mi, su polla se había aflojado y estaba flácida.
-Fóllame, fóllame por favor. - Me dijo con voz entrecortada, como si fuera la única salida que había en ese momento, como diciendo o me follas hoy o no me follarás nunca.
Así que tenía a Santi frente a mi abierto de piernas, su culo abierto, mi polla a tope y todo lubricado, la tarde había mejorado por momentos. Saqué mis manos de su culo y lo vi abierto, restregué lubricante por mi polla u agarrándola con mi mano la guie hasta el culo de Santi, lo notaba caliente, mojado, el abrió los ojos y me miraba, mi polla empezó a entrar sin demasiada resistencia, Santi se mordía el labio inferior mientras me miraba y los dos notábamos cómo mi polla entraba en su culo, me abalancé sobre él y dejando mi polla metida le besé.
-Ostia la estoy notando dentro. -Me decía.
-Es que la tienes dentro. -
-No la muevas. -
-Te gusta? -
-Es… es raro… me gusta… no sé, lo esperaba de otra forma. -
Nos quedamos un momento así, cara a cara, besándonos, yo intentaba relajarle, respiraba su aliento, le besaba, empecé a moverme lentamente dentro de su culo, la verdad mi polla estaba de maravilla allí dentro, estaba caliente, mojado, apretado, mi pelvis empezó a moverse lentamente, mi polla se movía adelante y atrás, Santi gemía, cerraba los ojos, lo disfrutaba, estaba completamente abierto, mi polla empezó a bombear más deprisa, me puse más vertical y empecé a gozar de su culo, los dos gemíamos con casi cada embestida, suaves embestidas que mi polla daba en su culo, Santi empezó a masturbarse al mi ritmo, sus manos se movían al unísono con mi polla, cerraba los ojos, gemía, gemía mucho, lo estaba gozando como nunca, noté cómo su mano aceleraba el paso, como su masturbación se aceleraba y mi polla hizo lo mismo, las embestidas fueron más fuertes y rápidas, sus gemidos también, su boca se abría y salían unos gemidos guturales, unos “arrgghh” que no sé muy bien de dónde venían.
No sé cuánto tardó en correrse, no puedo decir cuánto estuvo masturbándose porque yo perdí la noción del tiempo, la verdad intentaba no correrme antes que Santi, quería que él lo disfrutara y lo estaba haciendo a base de bien y al final se corrió, vi cómo sus huevos se escondían en su escroto y vi cómo su polla estallaba, chorretones de semen salían de su glande pringándolo todo, su camiseta, el sofá, sus manos, Santi gemía y se corría, no había visto nunca salir tanto semen de su polla como aquella vez, yo me liberé e hice lo mismo pero en su culo, mi polla explotó en un orgasmo, me agarré a sus piernas y me vacié por completo, Santi me miraba mientras mi polla se vaciaba en su culo.
-Hija de puta. - Me dijo.
Caí a su lado con mi polla pringada en semen.
-Hijo de puta. - Le dije.
Creo que los dos caímos agotados dormidos por unos minutos después de aquello, desnudos, en el sofá.
Se arregló la tarde.
Si quieres puedes leer la saga:
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