Rutinas y marcas.
De Ventanas y Balcones ajenos. Descripciones detalladas.
Esta mañana, como todas al volver del gimnasio, me he metido en la ducha, y como todas las mañanas, "quién disfruta de mí" se ha metido al baño y me ha observado a través de la mampara. Es una rutina diaria
Estilizo mi cuerpo sabiendo que sus ojos no pierden detalle, sabiendo que espera que lo haga.. Cuando salgo, durante unos segundos sostiene la toalla entre sus manos, las gotas de agua recorren mi cuerpo, por sus rectas, por sus curvas, no encuentran oposición ninguna en el mármol pulido de mi culo, y terminan alojadas rápidamente en la hendidura de mi sexo. Me doy la vuelta, la humedad brilla, la rutina, dos azotes con la palma abierta, con los dedos sueltos, que de inmediato dejan la marca de ese frenazo, en la curva más cerrada del circuito.
Me entrega la toalla, continúa la mañana. Rutinas.
Salgo corriendo de casa, de llevar bragas caerían como chinchetas en esos frenazos, llevo tanga. Rutina del trabajo, rutina diaria.
Es probable que a media mañana llegue alguna foto, sin palabras, donde aparezca desnuda, en una cama tumbada, de pie desnuda en una ventana, de rodillas, o vestida bailando, en algún viaje de hace años. No se cansa, tener un juguete implica, ponerle pilas a diario.
La foto de hoy es de hace 3 meses, escapada, en una ventana, en una terraza, un hotel de lujo en cualquier lugar de España.
Aprovecho de está forma para responder dos de las preguntas que más rondan vuestra mente, una descripción física detallada y la imagen, de esa serie, " Ventanas y Balcones ajenos", que más me gusta, que mejor recuerdo.
En esa instantánea, parida de un largo video, se ven mis 158 cm, ante una gran ventanal abierto a la montaña, el, a pocos metros, casi cegado por el sol, graba.
Hice gimnasia rítmica hasta la adolescencia, mi cuerpo menudo se definió, obtuvo forma, la proporción es la parte que más me gusta de mi cuerpo, para los que preguntan, esa es la respuesta. El conjunto diría, es agradable.
De tez morena, ojos miel y larga melena rizada, no rizos de caracol, rizos que juegan, frondosa, ideal para agarrarla, para convertirla en rienda. Piernas torneadas, la gimnasia anterior, el gimnasio posterior, hacen que a mis 46 años, mis gemelos y mis muslos se definan, sobre una piel alisada.
Mis caderas, demasiado esbeltas antaño, han ganado con los años, oblicuos definidos, vientre liso, abdominales trabajados, a ratos peso 50, a ratos, 48 kilos.
Ante ese gran ventanal, mis piernas visten unas botas de caña, marrones con tacones que me alzan, junto a ellas, el extremo de mi cadena, eslabones de acero, las acompaña, mi cuerpo inclinado, apoyado en el quicio, asimétrico a la montaña, perfilando esas caderas, la luz realza mi culo, desnudo, en esa parte de España.
Mi culo no engaña, trabaja cada mañana para aguantar azotes y marcas.
Cualquier culo es precioso a 4 patas, el mío es orgullo, de los 46 años que aguanta, pequeño, redondo, sin celulitis que impida, ponerse un vestido sin bragas.
Mis pechos compiten con la montaña, el sol los baña, en el video se ven de frente, de lado, mirando hacia dentro y hacia fuera, saludando a la montaña, en su día pequeños, de Lolita, receptores de pecado, hoy en día han crecido, han desarrollado, los años hicieron, que desafien la gravedad, como lo hacen las balas, con pezones pequeños, marrones, no soy de rosas, soy latina, soy de España, pezones que van por libre, no hay seda que los esconda, no hay tela que los domine. La cadena que cuelga del cuello, los besa, los acaricia.
Mi brazo izquierdo sobre mi pelo, el derecho apoyado, definidos, musculados, mis hombros parte del marco, que rodea mi espalda, también trabajada, tatuada, 46 años de historia, de manos y dedos recorriendola con calma.
Mi nuca recibe algún rizo, más agudo, más marcado, bajo ella otro tatuaje, con besos también tatuado, mi cuello el lugar elegido, por el collar negro de cuero, con argolla grande, remata mi cuerpo, la escena en aquella terraza. Mis ojos están cerrados, por si los capta la instantanea, en parte de excitacion, en parte por que aquel sol, me pega de lleno en la cara.
Quisiera saber que siente, si yo me siento un animal, dentro de su jaula, que se le pasa por la cabeza a un hombre que tiene a una mujer entregada, desnuda, con collar y cadena, que camina a 4 patas como una perra. Que deja esa ventana, para guiarse gateando, hasta su polla sobre la cama.
158 cm de tez morena, de pelo rizado sobre la cara, de su lengua lamiendo hasta que le dicen para, de fresco perfume que esconde, las feromonas que emana.
Que siente un hombre cuando tiene a una mujer así en la palma, desnuda, posando en una ventana, que siente un hombre cuando sabe que su rutina incluye, dar azotes en sus nalgas?
Aquella foto termino con mis 158 cm arqueados por la espalda, con su mano sujetando esa cadena que por momentos recorrió todo mi cuerpo, con su polla abriéndose paso dentro de mi, y la otra mano agarrando mi melena rizada para guiar mis gemidos a cada embestida sobre mi culo, con mis pechos oscilando y mi garganta presionando el collar de cuero. Acabo con mis abdominales clavados en las sábanas y mi cabeza fuera de la cama, con su mano en mi nuca, y sus dedos en mi boca.
Estallando dentro, de mi cuerpo proporcionado.
Hasta la foto de mañana.
Soy Laura.