Ruth
...huele a flores, sabe dulce, es suave como un trozo de seda
Comencé hace unos meses el curso de lenguaje de signos, una asignatura que dejé pendiente hace veinte años y que he ido posponiendo en el transcurso de mi vida por razones varias; pero por fin me matriculé este año!
Me impresionó ser la única mujer madura en el grupo de clase; doce criaturas universitarias y yo. Había un problema…mientras el grupo tenía, por edad y costumbre, facilidad para estudiar y memorizar, yo me veía perdida ya que soy incapaz de recordar casi nada y apenas dispongo de tiempo para dedicar al estudio.
El profesor me decía que tenía que practicar más, estudiar más….y yo no sabía cómo hacerlo sin ayuda ni referencias, por lo que me animé a poner un anuncio en Internet:
“busco personas que quieran practicar el lenguaje de signos conmigo y que tengan paciencia para enseñarme”.
Dos días después, en mi lista tenía tres personas interesadas; una de ellas, Ruth, muy interesada en contactar conmigo.
Sus correos eran breves y directos y enseguida me cayó bien.
No tardó en proponerme quedar una tarde y conocernos y así, comenzar a practicar.
Me había dicho, que unos años atrás también ella había estudiado lo mismo y que apenas, por falta de práctica, conseguía recordar nada, por lo que le parecía una buena idea eso de practicar mientras tomábamos un café.
Quedamos una fría tarde de Octubre en la estación del tren donde debía apearme yo.
Vivíamos en la misma ciudad, pero en localidades diferentes.
Me había indicado que iría vestida con un vaquero y una zamarra marrón; sabía por ella que era delgadita pero poco más.
No soy una mujer muy abierta y me cuesta conocer gente nueva, así que estaba inquieta aquella tarde.
Bajé del tren a la hora acordada, ella estaba allí.
Una mujer de estatura media (1,60 )y delgada,cabellocorto y liso, con algunas discretas mechas claras.Tez blanca, ojos negros y espléndida sonrisa en una preciosa boca.
Tenía un año más que yo, pero sinceramente, viéndola allí esperándome, parecía mucho más joven y sin duda, muy atractiva; vestía un vaquero tostado pitillo y unos botines de igual color a juego con su cazadora ceñida marrón.
Debió reconocerme por las indicaciones que le había dado ya que me miró y sonrió abiertamente mientras se dirigía hacia mí.
.”Yolanda?-preguntó antes de darme un abrazo descomunal y dos besos- soy ruht!.
Devolví igualmente el efusivo saludo; su voz resultó femenina, dulce…y ella una mujer muy agradable.
Esa tarde me impresionó su personalidad, pero no menos su físico.
De cuerpo delgado y cintura estrecha, destacaba su generoso pecho y su redondo culo.
Tenia un cuerpo muy trabajado; la piel lisa e hidratada y apenas asomaba alguna arruga en el generoso escote que asomó tras quitarse la zamarra
para lucir una ceñidísima camisa color chocolate.
Tomamos café…charlamos…y pasamos una agradable tarde conociéndonos; En fin…ese día no practicamos, pero comenzamos a quedar todos los martes y jueves por la tarde.
Bastó poco tiempo para que Ruth y yo nos hiciésemos buenas amigas y comenzáramos a contarnos nuestras cosillas.
Cada vez más ansiosa esperaba el día de nuestra cita, por que realmente no sólo me servia para “entrenar” con las señas, si no que encontraba en ella alivio y un gran apoyo en mis problemas del día a día.
Así pues, terminé confesándole el hastío de mi matrimonio, lo monótona de mi relación, pero la necesidad de seguir casada al tener dos hijos pequeños a los que no hacer sufrir.
En ningún momento vi reproche en sus palabras o un mal gesto ante la manera de llevar mi vida, lo que no sólo era de agradecer si no que además me inspiraba más confianza.
Por su parte me había confesado un par de desengaños amorosos, la decepción de no poder ser madre por un problema físico, su vuelco en el trabajo para no sentirse vacía,…ect…
Ella era mi pilar en días malos y siempre decía aquello que necesitaba escuchar.
Un par de veces vino a casa, para que mi marido, muerto de celos pudiera conocerla, pero él no estaba por la labor de darle una oportunidad a la persona que me tenía encandilada; y es que, siempre pequé de volcarme de lleno en las personas que me interesan.
Como ya he dicho, Ruth era una mujer franca y directa y me confesó que no le gustaba nada mi marido.
Se comportaba con ella de una manera despectiva y siempre marcando terreno sobre su papel en mi vida, para dejar claro a quien “pertenecía” yo.
A mi me entristecía aquello, por que era un tira y afloja entre ellos donde yo me encontraba en medio, y era bastante violento tener que andar siempre decidiendo por donde tirar!.
No sé cómo sucedió, pero lo cierto es que cada vez anhelaba más la compañía de mi amiga, cada vez me sentía más fascinada por ella; era perfecta casi .Elegante, educada, femenina, atractiva, divertida, inteligente…y yo…la envidiaba por todo ello.
Nunca me había considerado guapa, o elegante..Nunca creí destacar por nada en particular…y estar con ella me hacía sentir afortunada .
No sé cómo sucedió, pero una mañana me encontré en la ducha pensando en ella y masturbándome con furia imaginando que su boca rozaba mis pechos, que sus manos tocaban mi piel…
Estuve desconcertada todo el día y esa tarde, cuando quedé con ella, apenas podía mirarla sin sentirme sucia o culpable.
-“¿qué te sucede hoy?- preguntó ella –estas como…ausente. Has vuelto a discutir con tu marido?.
Yo, de recias costumbres y educación clásica, no podía confesarle “mi pecado”, pero ya comenzaba a fraguarse en mí un conflicto del que tardé mucho en salir.
-“¿ha vuelto a insistir tu marido en que dejes de verme por que soy mala influencia para ti?”- insistió ella.
Yo negué con la cabeza, incapaz de sostener mi mirada en la suya.
-“no…no es eso….ya sabes que lo que él diga me trae sin cuidado!…es el curso _mentí – nos hacen un examen la semana que viene y no creo estar preparada”.
¿Cómo decirle que horas antes suspiraba por su boca, que me moría por tener sus manos acariciando mi sexo en vez de las propias….que me corría imaginando sus labios rozando mi piel…?.
.”yoli…lo harás bien, ya veras…..pero en el caso de que no sea así, no pasa nada!!! Estas allí para aprender y punto!!!....
Me lo decía mientras me cogia cariñosamente la mano con una espléndida sonrisa que parecía iluminar la estancia consiguiendo que mi corazón brincara y sonriera igualmente.
-“tienes una sonrisa preciosa, chiquilla”-me solía decir –“deberían multarte por no sonreír constantemente”.
Ella era así….siempre levantándome el animo con frases tan bonitas!
Comencé a preocuparme de veras, cuando al mantener relaciones sexuales con mi marido, dejaba volar la imaginación e imaginaba que era con ella con quien compartía cama, pero más aún, cuando después, confirmaba que mis mayores orgasmos los ocasionaba dichos pensamientos.
Quise poner tierra por medio alejándome de ella; poniendo mil excusas cada vez que me llamaba…y ella se resignaba a mis plantones y a mis excusas.
Una tarde se empecinó en que nos viésemos; yo era reacia a ceder, más aún cuando mi corazón se disparaba ante esa idea muerta de ganas y miedo.
Me dijo que era muy importante y que debía ir a su casa ese mismo día.
Cedí aun cuando mi sentido común me decía que me alejara.
accedí y acudí a la cita llena de curiosidad.
Cuando abrió la puerta me pareció la mujer más hermosa del mundo y sentí un enorme cosquilleo en el estómago.
Vestía un holgado pantalón vaquero y un jersey ceñido que apenas llegaba a cubrir su estómago.
En los pies, solamente unos calcetines.
Era víspera de navidad, un diciembre frío y duro; me ayudó a quitarme el abrigo mientras me hacía pasar al amplio salón.
Su casa era grande, luminosa, cálida…
Me ofreció un café que acepté gustosa y ya acomodadas en el sofá y una vez roto el hielo con preguntas básicas, comenzó a decirme:
.”Mira….se que no le gusto a tu marido…y no quiero entrometerme, lo juro…no soy nadie para decirte cómo llevar tu vida…si por él no quieres que nos veamos lo acepto si tu lo aceptas…, vale?” – Me cogía de la mano y me miraba intensamente – pero soy tu amiga y te quiero. Y si hay algo más debes decírmelo. Si te obliga de algún modo a no quedar conmigo debes decírmelo, yolanda, por favor….yo puedo ayudarte….conozco gente que puede ayudarte, de verdad!”
Comenzaban a humedecerse mis ojos al verla tan angustiada por mi ;pero como decirle que estaba equivocada?.
Como confesarle que mi sentido común me pedía salir corriendo mientras mi corazón me obligaba a seguir sentada?.
Ante tal confusión de sentimientos estallé en un sollozo que la dejó desconcertada.
-“no es eso Ruth- balbuceaba yo mientras hipaba- yo…no sé, estoy confusa, asustada…”.
No podía mirarla a los ojos; ella levantó mi mentón en un gesto tierno, en un movimiento dulce acercó sus labios a mis párpados para beber mis lágrimas, besar mis mejillas y acercar su boca a la mía dulcemente y yo por instinto cerré los ojos y entreabrí mis labios.
Sentí su aliento cálido en mi boca, su húmeda lengua buscando tímidamente la mía y de mi garganta asomó un dulce gemido placentero.
Bastó el roce de sus labios en los míos para empaparme entera.
Sentí como se separaba de mí, pero no me atreví a abrir los ojos y me quedé con ellos cerrados saboreando el momento un poco más.
-“dime….es esto?- preguntaba ella en un tono muy bajo y despacio- por eso me rehúyes?.
Sentí como el rubor cubría mis mejillas, y cabizbaja afirmé con la cabeza.
Después alcé los ojos, y muerta de vergüenza comencé a hablar:
-“no me juzgues, por favor…no digas nada, deja que te explique…yo soy hetero…de verdad!..Pero… si estoy casada! Si tengo dos hijos!... no sé que me sucede…contigo…me siento…joder!...no entiendo qué me sucede…”.
-“sientes un hormigueo cuando estas conmigo?...cuando estas junto a mi te palpita fuerte el corazón?…sueñas conmigo o me imaginas?...te hace feliz estar a mi lado?.
Todo ello me lo preguntaba con calma, con total naturalidad…y yo afirmaba en silencio algo abochornada.
-“solo una cosa más…qué has sentido cuando nos hemos besado…dime…te ha gustado?.
-“bueno…he imaginado mil veces como serían tus besos y puedo decirte que superas con creces a mi imaginación…y si, me ha gustado…y me has dejado….con ganas
de más…”.
Como respuesta obtuve una amplia sonrisa.
Proseguí diciendo:
-“desde que me siento “rara” contigo he intentado evitarte, pero cada vez que te oigo, mi corazón brinca, me alegras el día con solo un “hola”, y los días se me hacen eternos si no te veo”.
Veo como se aproxima nuevamente a mi; me abraza y me besa de nuevo, pero esta vez con más seguridad.
Yo me voy dejando hacer y correspondo con ganas a sus demandas; huele a flores, sabe dulce, es suave como un trozo de seda…
Me va despojando de mis gruesas prendas hasta dejarme como dios me trajo al mundo y comienza a desprenderse también ella de las suyas.
Me siento cohibida ante mi propia desnudez, excitada frente a la suya..
.”Yolanda…eres preciosa” –dice susurrando mientras roza sus labios en los míos, y me siento henchida de amor por esa mujer que me acaricia delicadamente.
Necesito bebérmela, como una alcohólica necesita su botella, necesito tocarla, como un ciego necesita su bastón, necesito saciar esta hambre que tengo de ella…
Aquí estamos ambas, desnudas, excitadas, deseándonos y sin premura…y no sé muy bien cómo actuar, por lo que sigo mi instinto y voy saboreando cada milímetro de su piel, tocando cada parte de su cuerpo, besando cada rincón que me ofrece.
Como un bebé recién nacido en este nuevo mundo que me ofrece esta diosa, bebo de sus pechos con dulzura e inexperiencia.
Sus pezones son golosinas que despiertan mi apetito y van saciando el suyo.
Me aferro a ellos mientras siento mil caricias en el cuerpo, producidas por las cálidas manos de Ruth.
Temblorosa, voy deslizando las mías hasta su húmedo sexo, que me recibe entre temblores y flujo.
Como para guiarme, ella sujeta la palma y acompaña mi movimiento con el suyo.
Estoy excitada, empapada de deseo, anhelando entregarme por entero a esta mujer que me arranca gemidos de placer, insaciable a sus caricias y besos.
Mi cuerpo busca el suyo, que se entrega incondicional a mi ruego; chocan nuestros sexos, acariciándose uno con el otro. Ella encima, yo tumbada….me monta frotándose como una gatita mimosa, gime en mi oído mientras me mordisquea el lóbulo.
Y yo la oigo gemir y la acompaño; me convierto en agua por ella, me muero de sed de ella…y la bebo con ansia, como si mi vida dependiera de cada trago que me proporciona.
Jugamos con las manos, con los dedos, con la lengua…jugamos mientras nos hacemos el amor tiernamente y jugando nos entregamos por entero hasta llegar al placer máximo que sacude nuestros cuerpos al unísono.
Jamás antes sentí un clímax tan intenso…nunca antes me sacudí con tanta fuerza….
Mi corazón late lleno de vida, lleno de amor, pleno de agradecimiento….mis ojos se bañan en lágrimas de felicidad.
Ruth me abraza tiernamente mientras me susurra que me calme, que no pasa nada, que todo está bien…
-“Ruth….creo que te amo”-atino a decir entre sus brazos.
La oigo respirar profundo y siento como me abraza con más fuerza.
-“cariño mío…mi amor………..yo llevo amándote ya mucho tiempo”
Me deja sorprendida…la miro a los ojos y veo un brillo especial que ya no disimula.
-“qué voy a hacer Ruth?- pregunto desconcertada- qué vamos a hacer a partir de ahora?”.
Por respuesta, alza mi barbilla y me besa tiernamente.
-“ya se verá, yolandita….de momento, quiéreme y déjame que te ame…lo que tenga que llegar, llegará.”.
Y me aferro a ella sabiendo que mi vida ha cambiado desde que entré esa tarde por la puerta….