Rubén & Alba. Ya somos pareja
Rubén quiere ir despacio en su relación de pareja con Alba. Los dos hermanos se enrollan y se miman en el sofá, en el baño y en la cama.
- Rubén & Alba. Ya somos pareja -
- VMarioT - La votación dio como clara vencedora a la segunda versión de "Nuestro primer beso", así que la historia seguirá a partir de esa entrega, quedando la primera versión apartada para siempre. También quiero informar de que con este relato da comienzo el segundo tercio de la historia, que además será el más largo. Espero que os guste.
Rubén
Tras formalizar nuestra relación, veo conveniente y sano contarle todo lo que hasta ahora le he estado ocultando: mi reunión con Nuria y nuestro pacto, sus múltiples intentos de seducción fallidos… Aunque al principio se enfada conmigo por no haberle sido sincero y me reprocha mi reciente amistad con ella, lo acaba entendiendo y perdonándome, haciendo así las paces del todo.
Derivada de esta conversación, también le propongo que le dé una oportunidad. Alba sabe tan bien como yo que Nuria desea recuperar la amistad con ella, pero el asco que le tenía hasta ahora había imposibilitado dicha relación. Resignada, mi hermana dice que se lo pensará.
Me despiertan temprano los ladridos del perro del vecino y decido levantarme ya, dándome cuenta entonces de que estoy solo en la cama. Después de pasar por el baño bajo a la cocina y encuentro a mis padres y a Alba desayunando. En cuanto me ve llegar, esta última me sonríe con disimulo.
Está preciosa ya de buena mañana: tiene el pelo alborotado, la cara aún somnolienta y va en ropa interior, con sus encantos femeninos a la vista. Guapísima, está para comérsela.
Me preparo el desayuno y la beso en la comisura de los labios con disimulo. Sonríe nerviosa y me mira, alegre, con una expresión entre picarona y avergonzada. Una monada. Estamos de espaldas a nuestros padres, así que pongo mi mano en su vientre y ella coge mi otra mano y la besa suavemente. Nos separamos porque papá se levanta y no queremos que vea y piense cosas raras.
Anuncia que se va en bicicleta con nuestra madre y que volverán sobre la una o las dos. Salen de la cocina y suben a su cuarto a cambiarse de ropa.
-Buenos días, Alba. -Rodeo su cintura con mis brazos y la atraigo hacia mí.- ¿A qué se debe que hoy no me hayas despertado?
-A que estabas muy guapo dormido y no te quería molestar jiji -pasa sus deditos finos por mi pecho desnudo, mirándome picarona y mordiéndose el labio.
-Mmm… Entiendo… Pero ahora que somos pareja me puedes despertar con besitos, ¿eh? Me gustará mucho sentir tus labios de buena mañana.
-Lo haré. Y tú puedes hacer lo mismo si te despiertas antes que yo.
-¿Hacer qué? -me hago el tonto.
-Mmm… Ya sabes… -me analiza con los ojos, picarona, con una sonrisilla maliciosa que me encanta.- Besarme.
-¿Cómo? ¿Así? -pregunto antes de besarla con dulzura en su boquita, suave y despacito.
-Uuummm… -le tiemblan las piernas y me responde besándome lentamente y rodeando mi cuello con sus bonitas manos de gatita.
La cojo por el culo y la espalda, atrayéndola aún más hacia mí, y continuo explorando su boca y sus labios hasta que oímos bajar a nuestros padres. Tras separarnos, me pone una mano en la mejilla y me susurra:
-No me acostumbro a besarte, cariño...
Antes de que pueda responder algo, se separa de mí y se pone a recoger la cocina. Me deja con un buen calentón, pero ya habrá tiempo para tocarse. Meto las tazas en el lavavajillas y mi madre pregunta a Alba por qué está tan contenta, a lo que contesta “He dormido bien.”
Al rato nos quedamos solos en casa, y me echo en el sofá a ver alguna serie cutre de estas que hacen por las mañanas. En esas estoy cuando aparece mi hermana completamente desnuda en el salón. Adivinando sus intenciones, apago el televisor y me estiro, esperándola.
-Por fin tenemos un poquito de intimidad, ¿no crees? -me pregunta, retórica.
-Por supuesto.
Gatea sensualmente hasta donde estoy yo y se coloca sobre mí. Agacha la cabeza hasta que nuestras narices se tocan y me besa con más amor que cariño. La abrazo con suavidad y deslizo mis dedos por su espalda blanca y suave. Es muy relajante. Se mueve sobre mi cuerpo y ronronea, gozando. No me besa con demasiada fuerza ni yo la fuerzo a hacerlo. Siendo ella la pequeñita, la frágil, prefiero que me marque el ritmo a seguir.
-Ummm… Rubén… Cómo me gusta tu boquita… Uufff… Tus labios… Son deliciosos…
-Tú sí que eres deliciosa, mi pequeña… Uuummm… Lo que me estaba perdiendo…
-Pfff… Eso te pasa por haberme hecho esperar tanto… Yo te buscaba siempre y te intentaba besar, pero tú no me dejabas… Aaahhh.... Y claro, no iba a forzarte… Ooommm…
Tras un ratito así, me atrevo a besarla con lengua. Al principio se sorprende, pero pasados unos minutos la suya se hace muy amiga de la mía. Se tocan, se enredan, se lamen… Danzan juntas de una boca a la otra.
-Para un momentín, mi amor -me pide, levantándose.
-¿Qué pasa?
-Quiero ofrecerte mis pechos para que disfrutes de ellos cuando quieras. Trátalos bien, que aún se me están formando.
-Por supuesto. Los trataré como te trato a ti.
-Perfecto jiji.
Dicho esto, se pone ella debajo y yo encima y empieza a jugar con ellos: los beso, les doy suaves lametones, los masajeo despacio… Los tiene mucho más sensibles de lo que me imaginaba, porque el más mínimo roce le causa espasmos de placer.
-Aahh… Aaaahh… Aaaaaahhh… Ooooooummm… -tiene los ojos cerrados, la boca medio abierta y suspira de forma entrecortada.
Le chupo un pezón, se lo amaso con cuidado, se lo succiono… Alba se retuerce de puro gusto sobre el sofá, y yo contentísimo de poder hacer gozar a mi hermanita de esta manera.
-Uuufffffff… Qué bien, Rubén, qué bien… Mmmmmm… Aaaaaahhh…
Voy bajando por su cuerpo, dejando un rastro de saliba a mi paso: por su vientre, por sus costillas, por su ombligo… Llego a su vagina pero decido deternerme. Ya habrá tiempo para esto otro día. Vuelvo a subir hasta su dulce y preciosa carita de princesa rubia y su lengua ya me busca con desesperación. Rodea mi cuello con sus brazos y volvemos a besarnos, esta vez con más pasión.
-Aaaaaahhh… Rubénnn…. Mi amor… Qué bien… No sabes cuánto me haces disfrutar… Pfff… El gustito que me das… Mmmmmm…
-Me lo puedo imaginar, Alba… Hhhmmm… Me lo puedo imaginar.
Baja su dulce boquita por mi cuello y me besa el pecho, las tetillas, los pezones… Tengo que reconocer se me ponen duros y de punta por la excitación del momento. Vuelve a subir a mi boca y poco después se acurruca en mi pecho, quedándonos un ratito descansando.
Su naricilla, enrojecida como sus mejillas por la calentura, me hace cosquillitas en el cuello. Todo su cuerpecito en desarrollo descansa sobre mí, y yo lo abrazo como un caballero cuya misión es proteger a su dulce damisela, a su pequeña mujercita que quiere estar protegidos de los peligros que moran afueras.
-¿Te puedo hacer una pregunta? -su voz suena relajada, ronca, con un toque sensual que me encanta. Le acaricio el pelo, metiendo mis dedos entre sus mechoncitos rubios, haciéndola disfrutar.
-Claro, dime.
-¿Cuándo te empezaste a enamorar de mí?
-Al poco tiempo de empezar a dormir juntos. Desde siempre te he querido un montón, ya lo sabes: te he protegido de los que se pasaban contigo, le he ayudado a estudiar, enseñado mil cosas… Pero solo te veía como mi hermana, una preciosa jovencita que a veces no conseguía valerse por sí misma y necesitaba un poco de ayuda de su hermano mayor. No fue hasta pasado un tiempo que me llamaste la atención. Te veía dormir, guapísima, abrazadita a mí toda la noche, con un carita y una expresión de comodidad que daba gusto verte. Te miraba los labios, esa nariz tan bonita que tienes, el pelo, las tetas, las piernas, las manos… Todo. Cuando me quise dar cuenta, me atraías físicamente, y me encontré en el baño pensando en ti mientras me masturbaba. Tu atractivo y tu forma de ser me dejaron bien colado. ¿Y tú?
-Pues fue un poco antes, la verdad. De pequeña me gustaba mucho cómo me cuidabas y me llamabas mucho la atención. Cuando me llegó la época de la calentura tuve infinidad de sueños y fantasías eróticas contigo, pero te seguía viendo solo como mi hermano. No fue hasta compartimos dormitorio y que empecé a sentir un deseo físico de carne por ti… Oye, te quiero agradecer que seas tan sincero conmigo, de verdad. Sé que te cuesta mucho hablar de tus sentimientos abiertamente y aprecio el esfuerzo que haces.
-No hay problema, hermanita. Además, contigo me salen como con más naturalidad, no sé…
-¿Ah, sí? ¿Te ayudo a abrirte más? ¿A relajarte?
-Eso siempre, mi reina.
Ya hemos recargado pilas, así que volvemos a la carga. Alba se sienta en mis piernas, quedando de caras a mí, y me ofrece sus senos, de las que disfruto y trabajo mientras ella rodea mi cuello con sus brazos y me besa y acaricia la cabeza y el pelo.
-Mmmmmm… Siii… Aaaaaammmmmm… No pareeesss…
-Qué ricas están tus tetas, hermanita… Joder… Oooooommm… Qué buenas…
-Son para ti, mi amor… Aaaaaahhh… Todas tuyas… Pffffff… Disfrútalas… Mmmmmm…
La abrazo tan fuerte que la hago gemir de gusto.
-Aaaaaaahhh… Rubén… Pffffff… Qué fuerte me abrazas…. Mmmmmm…
Ronronea como una gatita en celo, y esa en la confrmación que necesito para seguir. Mi lengua se va divirtiendo con sus hermosos pechos, mientrastanto: los lame, juega con ellos… Se bambolean que da gusto, y si finura y suavidad es muy agradable al tacto.
-Mmm…. Aaaaaahhhh…. Pffffff…. Cómo me haces gozar, cabrón… Aaaaammmm… Qué gusto me das… Por Dios… Mmmmmffffff… Qué bien…
Entonces oímos que alguien sube por las escaleras del garaje. Mi hermana se va pitando a su cuarto y yo me pongo rápidamente toda la ropa que me ido quitando.
Al final es nuestro padre, que se ha dejado la botella de agua en la nevera. Cuando me pregunta porque tengo la cara tan roja, le contesto que es por el calor. Un minuto después está de nuevo en la calle.
-Uff casi nos pilla jiji -comenta Alba, que se había encerrado en su habitación.
-Pues sí. Tenemos que ser más precavidos o un día de estos nos cogerán con las manos en la masa. Mejor que vayamos a mi cuarto cuando nos pongamos cariñosos, ¿no crees?
-¿”Ponernos cariñosos”? Jijiji vaya un eufemismo, hermanito. -Se me va acercando a paso ligero, contoneándose.- Yo prefiero llamarlo “hacer cositas de pareja”.
-Vale, pues… ¿te apetece hacer cositas de pareja, Alba? -la cojo por la cintura y acerco mi cara a la suya, provocando su sonrisa.
-Mmm… -se lo pienso mirándome a los ojos, curiosa.- Convénceme -me reta.
-Está bien.
La beso tiernamente en los labios y ella se deja hacer sin oponer resistencia. Empapo mi lengua con su saliba y la beso con pasión, metiéndosela hasta la campanilla. La tumbo en la cama y paso a lamerle la cara interior de los muslos, provocando más de un respiro y un suspiro de placer. Se estremece y se le ponen los pelos de punta al sentir mi lengua por zonas de su cuerpo donde nunca nadie había estado.
-Aaaaaahhhh... Siiiigueee… Lo haces muy biennn… Uuummmm... Pffff… Qué gustito…
-¿Te he convencido ya?
-No, pero vas por buen camino… Mmmmmm… Sigue, por favor… No te detengas…
-A la orden. Oooumm…
Y así, avanzando, llego de nuevo hasta sus pechos. Están enrojecidos por lo de antes, así que opto por tratarlos con más cariño, suavidad y delicadeza esta vez. Los voy lamiendo y besando sin ejercer la más mínima presión sobre ellos.
-Ooohhh… Sigue… Sigue así… Aaaahh… Qué bien…
-¿Te gusta?
-Sí, perfecto… Ummm… Me has convencido…
Me dirijo a sus labios pero esta vez, para mi sorpresa, es ella quien saca la lengua primero. Me la meto en la boca y la chupeteo como si de un helado se tratara. Ella me mira golosa. Me pone una mano en la una y me besa. Llevo las mías a su trasero y se lo magreo a placer.
-Aaaahhh… Qué gustito me das…. Ooomm… -gime entre besos.
-Y tú a mí ya ni te digo, preciosa…
-¿Te gusta mi culito?
-Sí, está durito.
-Pues sobámelo… Pfff… Sóbamelo a gusto… Mmmm…
Tengo una mano puesta en cada una de sus nalgas y voy haciendo como redondas. Es una absoluta gozada. Mi hermana está muy buena, mucha más de lo que se cree.
-Mmmm… Estás aprendiendo a besar, ¿eh? -la alabo.
-Uufff… Sí… Es que tengo al mejor maestro jijiji.
-Ya sabías de antes…
-No… Uumm… Eres el primero…
-Espera… ¿Soy el primer chico con el que estás?
-Ajá.
-¿De verdad? -me quedo patidifuso.
-De verdad de la buena jiji -asiente sonriendo-. ¿Creías que había habido alguien más antes de ti?
-Pues sí, la verdad. Quiero decir… Alba, eres muy guapa y muy agradable. Pensaba que a estas alturas ya habríamos tenido algún noviete.
-Pues no jiji. Yo es que soy más bien introvertida. Muchos chicos han tonteado conmigo, pero entre que no me acababan de llamar como pareja y que me gustabas tú, les di calabazas a todos.
-Entiendo que entonces tampoco te has enrollado nunca con nadie, ¿verdad?
-No, eres el primero.
-Pues déjame decir que no lo haces nada mal para ser tan inexperta. Bien por ti jeje.
-Gracias. No sé… La verdad… La verdad es que cuando estoy contigo me dejo llevar y ya está… No pienso en hacer una cosa u otra… Simplemente me sale solo.
Después de esta conversación nos quedamos un ratito más en la cama dándonos mimos hasta que decidimos levantarnos y empezar ya a hacer cosas.
Esa noche llego a casa después de pasar la tarde con los amigos y me encuentro a mi hermana duchándose.
-Métete conmigo, si quieres -me propone.
Evidentemente entro. Pongo el pestillo para que nuestos padres no nos descubran y me quito la ropa. El agua cae sobre el hermoso cuerpo de Alba, haciendo que su tez blanca reluzca.
-Hola, hermanito, ¿qué tal la tarde? -se interesa, y a continuación me ofrece su boca.
-Muy bien: hemos estado en un par de bares y en una librería -contesto antes de poner mi mano en su hombro y besarla tiernamente.
El agua cae sobre nuestros cuerpos desnudos y llena todo de vapor. Cojo a mi hermana por la cintura y la pongo apoyada en la pared de la ducha. Mientras nos besamos, despacito, con los ojos cerrados y sin prisas, pone su mano en mi mejilla y me la acaricia con dulzura. Me siento en un momento íntimo con ella por primera. No sé cómo explicarlo. Enrollarnos, comerle las tetas… está bien, pero nada como estar tranquilos en un sitio cómodo, sabiéndonos seguros y libres de miradas peligrosas.
-Es relajante, ¿no crees? -opina ella, que disfruta tanto como yo de la situación.
-Mucho -corroboro.
Me abraza y yo la acojo gustosamente entre mis brazos. Pasados unos minutos, la ayudo a enjabonarse el cuerpo mientras ella hace lo propio con el pelo. Los hombros, los brazos, los sobacos… Llego a sus pechos y, a diferencia de todas las otras veces, esta vez sí se los toco sin miedo y se los lavo.
-Ummm… -suspira de placer.
-Shhh… Déjame hacer, mi niña… Ya sé que te gusta, pero como nos liemos no nos vamos a poder terminar de duchar nunca.
La parte de la vagina se la sigo dejando a ella, más que nada porque es muy sensible y no quiero hacerle daño.
Cerramos el grifo y nos secamos. Como ya es costumbre, instintivamente me siento en la taza del váter, Alba me sienta en mis piernas y me afeita. Una vez termina, le pregunto:
-Hermanita, dime una cosa: ¿aquella vez que me afeitaste y luego me metiste un dedo en la boca, acabaste chupeteando tu propio dedo, verdad?
-Sí… -Para mi sorpresa, se sonroja, como si le diera vergüenza admitirlo o hablar de ello.- Aquel día me puse a cien mientras nos duchábamos, iba súper calienta y lo hice para probar cómo sabía tu saliba… ¿Por?
-Solo quería confirmarlo. Lo siento por no haberte besado entonces…
-No te preocupes -me sonríe, comprensiva-. Tenías motivos para no hacerlo. -Y me planta un tierno besito en los morros, aún sonriendo.
-Ya, pero ahora pienso en esos motivos y me parecen una gilipollez como una piano.
-No te comas la cabeza con eso ahora, anda jijiji -me anima, abrazándome-. Ahora tienes que disfrutar de mí, de tu querida hermanita incestuosa que tanto te gusta.
-Incesto… Qué connotación tan mala tiene esa palabra, ¿eh?
-Y que lo digas. ¿Qué daño hacen dos personas que se gusten, aunque sean parientes? Es uno de esos estúpidos tabúes impuestos por la sociedad.
-Tampoco te comas tú ahora la cabeza con eso jeje.
-Tienes razón -me apoya antes de meterme la lengua hasta la campanilla.
Bajo por su cuello y la voy besando.
-Aaahh… Uuufffffff… Qué bien…
Le lleno la cara de besos y la cojo en brazos, saliendo del baño a continuación y echándome sobre la cama. Estando yo encima, recorro su cuerpecito con las manos mientras ella busca mis labios casi con desesperación.
-Mmmmmm…
Nos acomodamos bien sobre la cama y voy besando su vientre y sus piernas mientras ella se pasa el secador.
-Una tiene que estar guapa para su pareja -me guiña el ojo, picarona.
-Llevas razón… Si te soy sincero, no me acabo de acostumbrar a la idea de que ahora somos pareja además de hermanos.
-Jijiji a mí me pasa algo parecido, no te preocupes. Seamos realistas: aunque no esté mal, que dos hermanos se gusten y se hayan emparejado, aunque sea en secreto, no es lo más corriente del mundo.
-Bueno, tú misma lo has dicho: es una relación secreta. ¿Quién te asegura que alguna amistad nuestra no tenga una relación amorosa con alguien de su propia familia? Nunca se sabe.
-Llevas razón. No lo había pensado de esa manera… Solo espero que algún día podamos salir a la calle en plan novios y la gente no nos mire raro por ser hermanos.
-A mí también me gustaría… Aunque bueno, de hecho, podemos: vámonos un día a algún bar o a cualquier sitio donde no nos conozcan y listo.
-Tenemos que hacerlo un día de estos.
Después de estar un buen rato charlando, nos ponemos los pijamas deprisa y corriendo porque nos llaman a cenar. Bajamos cogidos de la mano y nos soltamos justo antes de entrar en la cocina, donde están esperándonos nuestros progenitores.
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