Rubén & Alba. Un final especial

Cuando todo parece perdido, ocurre un milagro que, aparentemente, salva a Rubén y Alba. ¿Qué ha ocurrido? ¿Podrán seguir juntos los hermanos y se verán superados por la situación? FIN.

VMarioT

Buenas, gente. Antes de nada, desearos que paséis una Nochevieja lo mejor posible. Son malos tiempos, pero aún podemos sacarnos una sonrisa. Este es mi regalo.

He terminado “Rubén & Alba”, mi primera historia. En el momento de escribir esto estoy saltando de alegría por dentro. ¿Quién me iba a decir a mí cuando la empecé, aquel 18 de abril de 2018 -que se ha quedado grabado en mi memoria-, que más de dos años después conseguiría cerca de un millón de lecturas en total? Nadie. Aún ahora me cuesta creerlo, la verdad.

Quiero dar las gracias a todas aquellas personas que me han leído, que me han escrito, valorado o comentado acerca de esta historia durante todo este tiempo. Es gracias a vosotros, a vuestro apoyo, que he conseguido acabarla a las puertas de 2021. Llena.

Sin más, me despido. Seguidme en Twitter y esperad noticias mías más pronto que tarde.

Gracias :)

Rubén & Alba. Un final especial

-¡Voy a publicar todas las fotos! ¡Os vais a cagar! -nos grita Nuria desde el otro lado de la puerta.

-¡Nuria, por favor, para! -le ruego, desesperado, forcejeando con el pomo de la puerta, a ver si de puta casualidad está flojo y consigo que ceda- ¡Para y hablemos las cosas como personas civilizadas!

-¡Me has engañado, Rubén! ¡Cabrón de mierda! ¡Confiaba en ti, hijo de puta!

Vuelvo a oír cómo llaman al telefonillo, y ahora cada pocos segundos. Sus padres se deben de haber dejado las llaves en el piso.

-¡Rubén! -me llama María, de pronto, desde la otra punta del pasillo- ¡Tenemos que irnos! ¡Lo siento! -ella también está desesperada.

-¡¿No ves que no podemos, María?! -le grito, al borde del colapso mental y con el corazón a punto de salírseme del pecho.

-¡Nuria, por favor, detente, te lo suplico! -le chilla mi hermana, corriendo hacia mí y aporreando la puerta también, pálida, temblando y llorando - ¡Me alejaré de Rubén para siempre, pero no publiques las f…!

-¡¿EHH?! -A Alba la corta el grito de Nuria, que nos pilla a todos desprevenidos por su potencia- ¡¿Y LAS PUTAS FOTOS?! ¡ESTABAN AQUÍ!

-¿Qué? -susurro para mí mismo, con un hilo de voz, sin terminar de creerme lo que oigo.

-¡¡¡RUBÉN, QUÉ COÑO HAS HECHO CON LAS FOTOS!!! -Esto más que un chillido es un grito huracanado de esos que te destrozan la garganta y las cuerdas vocales- ¡¡¡MIERDA!!!

Me lleva unos segundos procesar la información y decidir qué hacer. Miro a mi hermana y también al final del pasillo, donde María, ya con todo recogido, nos observa paralizada y con los ojos abiertos como platos. Oigo de fondo las ya ahora ininterrumpidas e insistentes llamadas por el telefonillo, que han pasado a un segundo plano en mi cabeza. Sin pensármelo dos veces, cojo a Alba del brazo, salimos corriendo, cojo el móvil, las llaves y la cartera y nos vamos cagando leches de aquel piso, no sin antes dar al botón para que se les abra la puerta a los padres de Nuria.

Bajamos por las escaleras a toda pastilla -tanto que en varias ocasiones estamos a punto de tropezar y caer rodando- y salimos corriendo del bloque. Una vez en la calle nos limitamos a andar rápido en dirección a mi casa para no llamar la atención, escogiendo las calles por donde pase menos gente por pura paranoia. Mientras tanto, Alba se mete en el Facebook y el Instagram de Nuria con las manos temblorosas y comprueba, con gran alivio para los tres, que no ha publicado nada. No tenemos ni idea de qué ha podido ocurrir, pero nos alegramos muchísimo.

-María, cuando has borrado las fotos de su móvil, ¿estaban en la Galería o en la nube? -le pregunto.

-En la Galería, ¿por?

-Porque si las hubieras borrado de la nube, también se habrían borrado de su sesión de la nube en el ordenador, y entonces ya tendría sentido que también las hubiera perdido ahí.

-Cierto…

-Pero si me dices que ya en el móvil las has borrado de la Galería, entonces no entiendo cómo coño se han podido eliminar del ordenador…

“No tiene sentido”, pensamos los tres, internamente.


Son ya las nueve y media pasadas, está oscureciendo y seguimos pendientes de las redes sociales de Nuria, quien todavía no se ha manifestado. Nos hemos estado rompiendo la cabeza, elucubrando posibles explicaciones para lo que ha sucedido, pero todas hacen aguas por alguna parte. En resumen: tenemos una flor en el culo del tamaño de un palacio.

Por otra parte, estamos mucho más tranquilos. Por cómo se ha puesto, está claro que si tuviera nuestras fotos las habría publicado hace horas. Además, lo último que ha dicho antes de marcharnos deja claro que ha perdido el control y que las cosas no han salido en absoluto como ella esperaba.

-Parece que estamos salvados, después de todo -comenta María con una media sonrisa, sentada en mi cama junto a Alba y yo.

-Sí -corrobora mi hermana, con la cabeza apoyada en mi hombro derecho y acariciando la superficie anterior de mi mismo antebrazo.

-Yo hasta que no comprenda lo ocurrido dudo que me pueda relajar del todo.

-Por eso no te preocupes, hermanito jiji -empieza Alba, de pronto, con voz melosa, levantando la cabeza y mirándome a los ojos, sonriendo dulcemente-. Recuerda lo que hemos hablado en casa de Nuria: esta noche tú y yo lo vamos a pasar muy bien y vamos a dejar todos estos problemas a un lado.

Tanto María como yo nos sorprendemos por la naturalidad con la que lo ha dicho y nos miramos, divertidos.

-¡Vaya con la niña, jajajaja! -salta nuestra amiga- Bueno, bueno, pues nada, ya me voy. Os dejo con vuestras cosas jijijiji.

-María, que no te estaba echando, eh -se explica Alba, cogiéndola de la mano-. Que yo me refería más tarde.

-No te preocupes, guapa, de verdad. Tengo cosas que hacer, enserio. Cuidaos mucho. Mañana os llamo.

Se despide de ambos con un fuerte abrazo y un sonoro pico -esto último nos sorprende, pero así es ella-, sale de la habitación, baja las escaleras y se marcha.

-Pues nada, al fin solos, hermanita -le digo, tumbándome en la cama, a su derecha, y mirando al techo.

-Vaya día, ¿eh? -me mira sonriente y suspira.

-Y tanto… -Dirijo entonces mi mirada a sus ojos.- Ven aquí, anda.

Posando mi mano izquierda sobre su rodilla derecha desnuda, le indico con el dedo índice de la mano derecha que se acerque. Agacha la cabeza y mis labios buscan los suyos para besarlos con ternura. Se acomoda a mi izquierda, estirándose, y con su mano zurda acaricia mi pecho.

-Mmm… Ya tenía ganas de sentirte así… -musita- Aún no me creo que todo haya terminado.

-Yo tampoco termino de asimilarlo, la verdad... -Hago una pausa para abrazarla y besarla en las mejillas, el cuello y la boca.- Se acabó el hacerme pasar por su novio para contentarla.

-Oye… -empieza, poniéndose más seria- Quiero preguntarte algo…

-¿Por qué será que me imagino lo que vas a decir?

-Porque me conoces de sobras.

-Venga, dispara.

-¿Lo habéis hecho?

-Sí. Ha sido mi último recurso porque no se dormía.

-¿Y… qué has sentido?

-Alba, yo…

-Necesito saberlo. Por favor. No me enfadaré, te lo prometo. Sé por qué lo has hecho.

-Pues he sentido más o menos lo mismo que sentí la otra vez, aún solo nos enrollamos. Y después me he sentido aún peor, por mucho que en el momento, por la seriedad que lo que íbamos a hacer y la necesidad de estar sereno, no haya podido expresar mis sentimientos.

-Exprésalos ahora. Por mucho que lo que digas pueda dolerme, no quiero secretos entre nosotros.

Todo esto me lo dice abrazándome ella a mí, protectora, contra sus pechos, y pasándome las yemas de los dedos por el pelo de una forma muy agradable.

-Ya te lo expliqué: Nuria fue mi primer amor y físicamente sigue estando muy bien. La carne es débil y uno no es de piedra cuando le están haciendo una mamada, por más que odie a la otra persona. Me lo he pasado muy bien, no te lo puedo negar… Pero se acabó. A partir de ahora, vuelvo a ser tuyo -sonrío al decir esto último.

-No te preocupes, cariño -me tranquiliza ella, buscando a continuación mis labios para besarme largamente, acariciando mi mejilla derecha con su dedo índice izquierdo, haciéndome cosquillitas-. Quiero que sepas que si en algún momento sientes la necesidad de hablarme de ella, seré toda oídos. Sé que para ti ha sido alguien importante, así que que el temor infundado de molestarme no te prive de contármelo, ¿vale?

¿Cómo podría no estar loco por ella después de lo que acaba de decirme? La abrazo bien fuerte y le como la boca con lengua mientras una lágrima de felicidad se desliza por mi mejilla.

La cosa se está animando y nuestros padres no están en casa. Con un rápido movimiento me pongo sobre ella y voy bajando por su cuello, dejando un caminito de saliva que inmediatamente después procedo a lamer. Adivinando mis intenciones, se despoja de su ropa de cintura para arriba y yo hago lo propio con la mía.

-Mmm… Rubén… -suspira, cerrando los ojos y mordiéndose el labio, cuando me pongo a trabajarle las tetas con las manos y la boca, comenzando por lamérselas para después pasar a succionarle los pezones, todo ello mientras se las voy masajeando con delicadeza.- Sigue… Mi amor… Sigue… Lo haces muy bien… Mmmmmm…

-Con la de tiempo que te las llevo estimulando hay que ver cuánto han mejorado… Mmmhhh… Qué ricas, Alba… Me encantan… Aaammm… Te han crecido… Están mucho mejor ahora que antes…

-Y tanto… Pffffff… Así… Así… Aaahhh… Aaaaaahhh… Yo misma me lo noto a la hora de vestirme… Abultan máaaaaasss… Tómame… Tómame los pechos, Rubénnn… Ooohhh… Cómemelos, cariño… Te quiero…

-Es que eres preciosa, hermanita mía… Cada día te veo más sexy… Oooummmmmm… Una tierna niña rubita de ojos azules tetona… Se me revuelven los huevos solo de pensarlo…

-Ooohhh… Rubén, eres un cerdo… Te pone tu hermana… Aaaaaahhh… Eres un salido… Pero me gusta… Mmmmmm… Me gustas… Mucho… Me pongo guapa para ti… Para seducirte mejor jijiji… Aaaaaayyy…

-Cariño, tú vas a estar guapa te pongas lo que te pongas… Tu carita de ángel no depende de que lleves un escote o un jérsei de cuello alto…

-Me gusta provocarte jijijiji. Insinuarme para que se te ponga dura… Aaahhh… Eso me gusta mucho…

-¿Cómo cuando me torturabas acercándote tanto a mí?

-Aaaaaahhh… Ajá… Síii… Exacto… Coqueteaba contigo a todas horas… Te calentaba para que te lanzaras y me besaras… Tardaste… Mmmmmm… Qué bien ahora… Síi… Aaasíii… Pffffff…

-Estaba hecho un lío… Ooouummm… Ni yo mismo sabía lo que quería… Pffffff… Pero ahora sí… Ahora sé que te quiero…

Sigo bajando por su cuerpo y llego hasta la cintura. La ayudo a bajarse los pantalones y las bragas y me interno entre sus pienas.

-Mmmmmm… Rubéeennnn… Quéee riiicooohhhhhh… -gime cuando siente que estoy besando y lamiendo sus labios vaginales.

-Todo para mi reina… Aaammm… Disfruta, mi niña… Ooouuummmmmm… Mereces un descanso tras todo el estrés al que has estado sometida… Aaaaaahhhhhh…

-Aaaaaahhh… Aaaaaahhh… ¡Aaaaahhhhhh…! Por Diooosss… Por Dios, qué bueno… Mmmmmm… ¡Síiiiii…!

Le separo los labios vaginales e introduzco la lengua en su vagina, como si de un pene se tratara. Froto el clítoris y automáticamente mi hermana da un respingo, gozosa. Lleva ambas manos a mi nuca y la presiona contra su coño, para que no me separe ni un milímetro y continúe dándole placer, al tiempo que su cintura sufre espasmos y se restriega, adicta a mis cuidados, en mi cara.

-Oooufff… Oooooouuummm… Qué bien te sabe el coño, Alba… Mmmmmm…

-Tú que me lo comes bieeennn… Mi amooorr… Es que… Yo… Oooooohhh… Te quiero tanto… Mmmmmm… Me tienes cachondísima… Aaaaaahhh…

Disfruto de la suavidad y del tacto de sus muslos. Los jugos vaginales rezuman de sus entrañas y me mojan la cara. Saben bien, me gustan. Mi lengua se mueve con maestría en su interior, conocedora ya de todo cuanto su vagina alberga. Sus labios vaginales, hinchados, son tremendamente sensibles al tacto, y cuando los lamo Alba se estremece. Le encanta.

-Pffffff… Hermanito mío… Oooooohhh… Cómo… Cómo me gusta estooohhh… Quiero que… Aaaaaahhh… Oh, Diooosss… Quiero que a partir de ahora me comas el coño cada díaaaaaahhh… Para celebrar que somos libres de Nuria… Mmmmmm… Putillaaaaahhh… Mmmmmm…

-Te lo comeré a cada hora, si me lo pides… Mmmmmm… Te quiero, Alba… Te quiero un montón… Te sabe de maravilla… Aaaaaauuummmmmm…

-Rubén… Sientooohhh… ¡Oooooohhhhhh…! Siento próximo el orgasmo… Mmmmmm… Prapárate, cielo…

Yo también lo noto: sus paredes vaginales se están contrayendo más que de costumbre y el clítoris está bien hinchado.

-¡Ooohhh…! ¡Ooohhhhhh, síiiiii…! ¡Oooooouuu…! Está… Está llegando… Mmmmmmfff… ¡Rubén…! ¡Máaasss…! ¡Mmmáaasss…! ¡Cómemelooohhhhhh…!

Estalla de placer y tiene un señor orgasmo que convierte su coño en una manguera. Termino con la cara completamente empapada mientras ella trata de recuperar el aliento, respirando con dificultades, con la melena rubia revuelta sobre la almohada, la cara roja como un tomate y senos todavía en pie de guerra.

-Rubén… Ha… Ha sido increíble… Qué buen orgasmo, joder… La verdad es que lo necesitaba, después de todo lo de hoy. Gracias, guapísimo.

-No hay de qué, mi niña bonita.

Levanto la cabeza de entre sus piernas y la beso con lengua, compartiendo con ella sus propios flujos. Es una guarrada muy morbosa que nos encanta. De igual forma que yo alguna vez he probado mi propio semen, a Alba también le gusta probar su interior.

-Mmmmmm… Qué rico…

Me vuelvo a tumbar a su lado y nos besamos durante un buen rato. Gozo abranzando su cuerpo desnudo, blanco y con curvas: delicioso. Aparte de su boca, sus tetas son mi perdición, la verdad. Mis manos se deleitan amasándolas y mi polla se va endureciendo a pasos agigantados por tanto placer.

-Vaya… Jijijiji. ¿Así que nuestro amiguito está en pie de guerra, no? -pregunta mi hermana retóricamente, con una sonrisita maliciosa, mirando como mi sable apunta directamente -y de hecho está hasta rozando- a los muslos y a su coño.

-Sí jeje. Él también necesita mimos, hoy ha tenido que combatir en otra cueva bajo los efectos del alcohol y ha aguantado como un campeón. Ahora ha vuelto a casa y necesita que su dueña le dé cariño.

-Jijijiji muy bien, pues vamos a aliviar a este héroe de guerra -me sigue el juego agarrándome la polla con la mano derecha y envolviéndome los huevos con la izquierda-. ¡Ufff…! ¡Pero si esto está durísimo…! Mmmmmm… Parece que ser que aquí me voy a poner las botas.

Empieza a masturbarme lentamente y yo siento que toco el cielo. Sus habilidosas manos recorren el tronco con destreza y acarician con suavidad el glande. Sabe cuándo apretar y cuándo no, cuándo aumentar la fuerza y la velocidad y cuándo reducirlas… Se me revuelven los testículos de gusto y me pongo boca arriba, rodeando a mi hermana con el brazo izquierdo mientras ella se acomoda  mi  lado y va besándome el cuello, las mejillas y susurrándome cositas al lado, poniendo esa sensual voz nasal que tanto me gusta.

-Mmmmmm… Rubén… Hermanito… Mi niño… Te gusta… Aaahhh… Ooouffffff… ¿Te gusta lo que estamos haciendo? Pffffff… A mí me gusta mucho… Hemos ganado… Hemos recuperado la libertad… Mmmmmmfff… Y yo te he recuperado a ti… Mi hombre mono…

-Síiiiii… Me tienes… Pffffff… Soy… Soy tuyo… Ooouffffff… Para lo que quieras… Te amo… Siiigue… No dejes nunca de darme cariño… Oooooohhh… Sí… Sí… Así… Muy bien… ¡Mmmmmmm…! Tu amooorr…

-Jamás… No te preocupes por nada, cielo… -Pasa también a lamerme el cuello, poniéndome aún más palote de lo que ya estoy, y me habla muy cerquita de la boca, rozando nuestros labios, pero sin llegar a besarme.- Ahora cálmate… Mmmmmmfff… Relájate… ¿Vale? Déjame hacer a mí… ¿Te da gustito lo que te hago? ¿Voy más deprisa?

-No… Nooohhh… Mmmmmmfff… Así… Así está bien, preciosa… Te has vuelto toda una experta… Aaaaaahhh…

-Porque he podido practicar mucho, mi niño… Mmmfff… Porque te he podido dar mucho amor… Ufff… Qué dura la tienes… Oooooohhh… Durísima… Me vas a volver con tu herramienta… Aaaaaahhh… Me gustas… Enamorada de ti es poco, mi amor… Vaya pedazo de tranca… Mmmmmm…

-Tú que me la pones dura, hermanita… Aquí desnuda… Abrazada a mí… Mmmmmm… Hermosa… Eres bellísima… Aaahhh… Sí… Así… Así… Aaaaaahhh… Te deseooohhh…

De pronto siento que el orgasmo está cerca. De mi polla ya hace rato que sale líquido preseminal, el cual ha pringado toda la mano de Alba, que continúa impasible ejerciendo su dulce tarea.

-Cielo… Estoy… Estoy llegando… Oooooohhh… Síii… Apriétame… Apriétame los huevos… Mmmfff… Que me gusta… Aaaaaahhh… Dame duro… Pffffff… Más rápido… ¡Uuuffffff…! Así… Sí… Muy biennn… ¡Oohh…! ¡Ooohhh…! Llego… Llego… ¡OOOHHH…!

Tremenda corrida expulso. Me quedo súper relajado mientras mi hermana desciende hasta el soldado tocado por la gloria de sus manitas de oro y lo engulle para limpiármelo. Apenas siento nada porque me acabo de correr, pero noto cómo Alba se va tragando todo mi semen lentamente, cómo juguetea con mi pene flácido con su lengua y cómo me deja el sable bien limpito.

-Estás hecha toda una experta -la felicito, acariciándole la coronilla rubia.

-Un placer jijiji.

Dicho esto, me da un piquito y baja a la cocina a por agua, contoneándose al andar y luciendo sus jóvenes y sensuales formas. No es más sexy porque no puede.

Vuelve con una botella en la mano, observándome picarona mientras se acerca. Tengo la polla otra vez como un garrote. No es para menos, con semejantes vistas: su larga cabellera rubia suelta, cayendo por su espalda como un río de oro, y también llegando hasta sus pechos, ersguidos, endurecidos y visiblemente más grandes que hace meses, tanto porque Alba está en edad de crecer como porque yo se lo he trabajado y estimulado durante todo este tiempo. Sus ojitos azules como el mar y brillantes, llenos de deseo y sin maquillar. Su monísima naricilla respingona, fina y enrojecida. Sus bonitos labios, finitos, rojos y que enmarcan una dulce sonrisa. Y sus curvas, sus pechos y su trasero, aún en desarrollo pero muy bien formados.

-Menudo análisis acabas de hacerme, Rubén jijijiji.

-Es que eres una diosa, Alba.

-Gracias, pero… -me agradece, enrojeciendo, pues aún en todo este tiempo no se ha terminado de acostumbrar a que hablen tan bien de ella- No soy tan atractiva, no sé…

-Tonterías. Ven aquí.

-... es solo que me gusta hacerte feliz.

La hago sentarse en mis piernas y vuelve a estimularme el soldado con ambas manos.

-Mmmfff… Pedazo de tranca gastas…

-Sí… La que tú me pones, guapa… Necesita relajarse…

-¿Ah, sí…? Y… Dime tú… ¿Qué puedo hacer para que mi chico se relaje…?

-Bien que lo sabes…

-No, no lo sé… ¿Me podrías ilustrar un poquito…?

Levanta la botella y deja caer el agua sobre su cuerpo a chorritos, recogiendo un poco con la lengua pero terminando mayormente en sus pechos, su vientre y mi cintura. Me extiende un poco para humedecer mi pecho sudoroso y después me pasa la botella mientras ella se va poniendo en posición.

-Mmmmmm… Qué dura la tienes, cabrón… Pffffff… Mi chochito se está volviendo a activar… Necesita de tus cariños… Mmm… Joder… Cómo se te está poniendo… -se muerde el labio mientras me la mira, excitándose más y más con ese gran trozo de carne que en menos de un minuto la estará empalando, penetrando tantas las entrañas, taladrándole la vagina. Le encanta.

-Mmmmmm… Hermanita… Siento tu coñito caliente… Qué agradable sensación…

-Se me están hinchando los labios vaginales otra vez… Los tengo súper sensibles ahora mismo… Tengo las paredes necesitadas de sentirte de nuevo dentro de mí, mi amor… Vamos, hazme feliz.

-¿Lo hacemos sin condón?

-Sí, no hay problema jijiji. Quiero que siembres con tu semillita caliente mi vagina fertil…

-Así lo haré.

-Perfecto, pues… Venga, hazme feliz.

Levanta el culo y va introducíendose lentamente el mástil en sus entrañas. Mis manos se posan en su cintura, para sentirla más, mientras las suyas tienen agarrada mi polla por el tronco, el cual va desapareciendo hasta que queda completamente absorbido por esos hinchados y húmedos labios vaginales que tanto me gustan.

-Aaaaaahhh… Dios, Dios, Dioooooosss… Mmmmmm… Síii… Qué placeeerr… Pffffff… -gime ella, sintiendo mi nabo en todo su esplendor recorriendo su vagina, sus paredes, sus entrañas, tan caliente.

Por mi parte, siento su chochito estrechito pero muy acogedor. Su coño y mi polla ya se conocen de sobras, así que saben jugar y danzar juntos para darnos a su dueña y a mí todo el placer posible y un poquito más.

-Mmmmmm… Mmmmmmfff… Sigue… Sigue así… Alba… Joder, qué biennn… Ooouffffff… Qué bien lo haces…

-¡Aaaaaahhhh…! ¡Aaaaahhhh…! ¡Aaaaahhhh…! ¡Oooooohhh… Síiiii…! ¡Dámelo... Ooooohhh…! ¡Dámelo todoooohhh…! -gime ella, cabalgándome, con los ojos cerrados y la boca entreabierta, cogiendo aire, roja de la excitación y de la calentura.

La observo gemir, suspirar, retorcerse de placer, moverse sensual… Es hermosa. Toda una hembra caliente deseosa de la verga de su macho. La quiero tanto…

-Pffffff… Alba… No sabes… Aaaaaahhhhhh… No sabes lo mucho que me estás poniendo ahora mismo, cabalgándome de esta forma…

-¿Te pongo, hermanito…? Aaaaaauuuffffff… ¿Te pongo mucho…? Oooooohhhhhh… ¿Me deseas? -me provoca, agarrándose sus melones y frotándoselos el uno contra el otro, mientras se muerde el labio y me mira con ojos de vicio, con un par de mechones de pelo cayendo por su rostro y enmarcándoselo.

-¡Aaaaaahhh…! ¡Oooohhh…! Síii… ¡Síiii…! ¡Joooder, si te deseo…! ¡Te como entera, vida míaaaaahhh…!

-Disfrútame, mi amoooooor… Soy tuya… Pffffff… Solo tuya… Aaaaaahhhhhh… Y tú eres mío… ¡Ooouffffff…! Todo míooohhh…

-No más Nuria… Solo tú y yo… Mmmmmmfff…

-Sí… Nuria ya es historia… ¡Aaaaaahhh… Síiiiii…! ¡Ahora ya solo importamos nosotros…! Mmmmmm… Fóllame… Déjame embarazadita, mi amoooooor… ¡Lléname de seeeeeemen…!

-Te daré muchos hijos, Alba… ¡Aaaaaahhh…! No lo dudes… Pffffff…

-Te siento… Ooohhhhhh… Te siento muy cerca, mi amor… Mmmmmm… Siento el orgasmo próximo… Yaaaaaahhh… Ya vieneeeeee…

-Córrete conmigo, hermanita… Córrete…

-Lléname… ¡Lléname la vagina de seeeeeemennn…! ¡MMMMMM…!

Y nos corremos prácticamente a la vez. Le lleno la vagina de mi semilla y Alba cae rendida sobre mí. Durante un ratito ninguno de los dos dice nada, sino que nos quedamos ahí abrazados, en la cama, desnudos y sudorosos, disfrutando y acariciando el cuerpo del otro con tranquilidad, con las yemas de los dedos, dándonos suaves besitos y suspirando para recobrar el aliento. Ha sido sencillamente mágico.


Un par de horas más tarde, ya duchados y relajados, oímos llegar a nuestros padres. Coincide que yo iba a bajar a por palomitas -estamos viendo una película en Netflix-, así que aprovecho de paso para saludarles. Tras decirle hola a mi padre, que está trasteando no sé muy bien qué en la tele del salón, me dirijo a la cocina, donde encuentro a mi madre organizando en la nevera la compra.

-Ey, mamá.

-¿Qué tal, hijo? ¿Cómo ha ido la tarde?

-Bien. Hemos estado por la ciudad dando una vuelta con María.

-Entiendo…

No hablamos mucho más hasta que saco las palomitas del microondas y hago amago de irme.

-Oye, pues cuando acabéis del ordenador, aseguraos de apagarlo bien, que luego la batería se daña. Además, no sería el primero que me encuentro encendido, y ya sabes que tu madre es muy cotilla y le gusta chafardear.

Petrificado.

Me quedo petrificado.


15 HORAS ANTES

Nuria

Mis padres se han ido toda la mañana a caminar por ahí, de modo que estoy sola en casa. Enciendo el ordenador y entro en la carpeta donde tengo las fotos de Rubén dándose el lote con su propia hermana. Qué putísimo asco… He hecho una copia en el ordenador por si las moscas, para no perderlas en caso de que le pasase algo a mi móvil, que con lo despistada que soy no sería la primera vez que me lo dejo por ahí.

Amplío una de las imágenes hasta solo ver a Rubén. Sí, está me vale. Me bajo los pantalones y las bragas y, suavemente, empiezo a acariciarme los labios vaginales. Mmmmmm… Es que es tan guapo… Yo no sé por qué pierde el tiempo con su puta hermana cuando perfectamente podría estar conmigo. La mitad de los tíos que conozco se matan a pajas pensando en mí y me la quieren meter, pero yo solo tengo ojos para mi Rubén Sanz Zapatero del alma.

-Aaaaaahhh… Uuuffffff… Cielo…

Le imagino comiéndome el coño con gusto, entre mis piernas, estando ambos desnudos.

-Nuria, eres el amor de mi vida… Aaaaaahhh… Tómame, por favor… Pffffff… Te amoooh...

En esas estoy cuando veo la hora. ¡Mierda! ¡Había quedado con una amiga en veinte minutos en el centro de la ciudad! Recojo todo rápidamente, voy al baño a limpiarme, cojo cuatro cosas y salgo disparada de casa.

Cuando estoy en el ascensor, ya bajando, pienso: “¿He apagado el ordenador? Creo que sí.”


13 HORAS ANTES

Sonia

Mi marido y yo salimos a dar un paseo. Vamos andando tranquilamente por la Rambla Xavier Cugat, cogidos de la mano, cuando vemos a lo lejos a Lola y Javier, los padres de Nuria, quienes, a juzgar con su vestimenta, deben volver de hacer ejercicio.

Nos saludamos y nos acaban invitando a su casa a tomar algo y ponernos al día, pues hacía tiempo que no nos veíamos. Aceptamos y, de camino a su bloque, mencionamos a Rubén y Nuria, pues ahora parece que vuelven a hablarse y se llevan mejor.

-No sé si estará en casa -piensa su madre en voz alta-. Creo que me dijo que había quedado con una amiga o algo así.


Llevamos cerca de una hora juntos, sentados en el sofá con unas cervezas, cuando me entran ganas de ir al servicio. Lola me indica dónde está, pero aún así me equivoco y accidentalmente abro la puerta del dormitorio de Nuria.

Pero cuando me dispongo a cerrarla, algo llama mi atención.

Nuria se ha dejado la pantalla del ordenador encendida, y tiene puesta una imagen de Rubén. Curiosa como soy, me acerco a mirar y me percato de que está muy mal tomada. En el momento de hacerla, mi hijo estaba lejos… y ni siquiera parece ser consciente de que le están fotografiando.

Extrañada, compruebo si hay más fotografías.

Y al hacerlo siento como si todo el mundo se hubiera detenido a mi alrededor.

Tengo los ojos abiertos como platos y la boca de par en par.

No me creo lo que veo.

¿Mis hijos están… liados?

A juzgar por la cantidad de imágenes en las que se les ve dándose el lote, sí. Entonces empiezan a cuadrarme muchas cosas: lo especialmente unidos que les he visto en los últimos meses, el incidente de la corrida de sus sábanas que descubrí y puse para lavar sin decirles nada para no avergonarles, las miraditas que se echan cuando creen que no les veo…

En ningún momento había reparado en todos estos detalles, porque no es algo que a una madre se le suela pasar por la cabeza.

Sin embargo, aquí están. Besándose como una pareja de enamorados. Ahora todo cobra sentido.

Pero hay algo que me inquieta: teniendo en cuenta la forma en la que se tomaron estas fotografías, me huelo que mis hijos no están al corriente de su existencia… ¿Las tomó Nuria? ¿Por qué? ¿Les estaba espiando? ¿Y qué… qué esperaba hacer con ellas?

No sé qué es lo que está ocurriendo exactamente, pero algo me dice, llamémoslo “instinto maternal”, que esto no está bien. Sin más, mando la carpeta a la Papelera de reciclaje y desde allí la elimino definitivamente. A continuación, dejo todo colocado tal y como me lo he encontrado, salgo de la habitación, cierro la puerta y rápidamente encuentro el baño. Al volver con los padres de Nuria y mi marido soy incapaz de prestarles atención -demasiadas cosas en mi cabeza-, de modo que les agradezco la invitación y nos excuso alegando que tenemos cosas que hacer en casa.

Mi esposo me mira extrañado pero no pone objeciones.

Necesito pensar.


TRES MESES DESPUÉS

Rubén

Han pasado más de tres meses desde que borramos las fotografías de su teléfono móvil, y hemos podido comprobar que aquella tarde dejamos a Nuria completamente desarmada y sin pruebas de ningún tipo.

Semanas más tarde acabamos descubriendo la identidad de un par de los que ayudaron a Nuria a fingir el intento de violación, de modo que ahora saben que si nos vuelven a sacar fotos o nos pasa algo a cualquiera de los tres, acudiremos a la Policía y se les caerá el pelo. Nos hemos cubierto bien las espaldas. Y sabemos que lo saben porque mandé a Nuria capturas de pantalla de las cuentas de Instagram de los energúmenos que tenemos cogidos por los huevos, advirtiendo, simplemente, sin escribir nada. No había necesidad porque estaba claro. Que no solo no me contestara sino que además me bloqueara en todas partes fue la prueba definitiva de que se sabía pillada. La muy gilipollas se delató a sí misma.

Ahora estamos en la cena de Nochevieja, rodeados de nuestra familia. Alba va monísima, con un gorrito rojo de Papá Noel. Nos miramos sonrientes mientras comemos las uvas, pues está sentada a mi derecha y tengo mi mano acariciando sus muslos.

-¡Feliz 2019! -gritamos al unísono cuando terminan las campanadas.

Alba y yo nos abrazamos cariñosamente y nos besamos en la mejilla. No podemos hacer otra cosa estando delante de todos.

Mi padre le pide que vaya a la nevera a por una botella de vino y otra de champán y ella va. Sabiendo que en la cocina no hay nadie más, me levanto de la mesa con la excusa de ir a por más turrón y cierro la puerta tras de mí.

-Feliz Año Nuevo, hermanita -le digo, sonriendo pícaramente y abriendo los brazos.

Me salta encima y nos comemos la boca. Apoya la espalda y la cabeza en la pared y voy recorriendo todo su cuerpo con mis manos. En esas estamos cuando oímos pasos que se acercan a la puerta de la cocina y nos separamos de inmediato.

Es nuestra madre.

-Qué, ¿felicitándoos el año nuevo, no?

Los tres sonreímos.

Lo sabe todo, por cierto. Después de que me dijera eso en la cocina, se lo dije a mi hermana y hablamos con ella. Su opinión es la siguiente: nuestra relación no es ni normal ni habitual, y preferiría que estuviéramos con otras personas en vez de entre nosotros. Ahora bien: no hacemos daño a nadie, nos queremos y somos felices. Le cuesta entender que estemos enamorados, pero “sois mis hijos, y si es así cómo estáis bien, pues yo, como madre, lo acepto. Además, aunque os prohibiera estar juntos no podría evitar que os amárais a mis espaldas, así que tampoco tiene sentido condenaros ”.

También hablamos brevemente de papá. Sus palabras fueron “Yo me encargo”, las cuales ni entonces ni ahora entendemos, pero por lo menos sabemos que no tenemos que escondernos delante de ella. Estamos satisfechos.

Por último, salió el asunto de Nuria, lo cual era inevitable porque descubrió todo como consecuencia del chantaje que nos estaba haciendo. Alucinó y nos dio la razón: Nuria está como un cencerro.

Resumiendo: que tuvimos una suerte del cojón y que toda esta historia ha terminado muchísimo mejor de como podría haber acabado. Lo dicho: satisfechos es poco.

-Feliz 2019, hijos míos. -Nos abraza y besa a ambos y se marcha.- Portaos bien y tened cuidado que no os pille nadie, ¿vale?

-Sí, mamá -respondemos al unísono.

Antes de que cierre la puerta de la cocina nos estamos besando de nuevo. Alba está con la espalda apoyada contra la pared, y me pone morritos -hay que decir que ha bebido una copita o dos de vino- mientras le como los morros, enrojeciéndoselos, y le trabajo los pechos por encima del vestido rojos escote que viste esta noche.

-Mmmmmm… -ronronea, como una gatita en celo- Rubén… Te quiero mucho, cielo…

-Y yo a ti, mi vida… -Vuelvo a besarla.- Y yo a ti.

Veo que reojo como nuestra madre nos sonríe, niega con la cabeza y, finalmente, se marcha.


Varias horas después, tras mucho cantar, tras mucho bailar y tras muchos villancicos, nuestra familia se marcha y toca irse a dormir. Decidimos que ya recogeremos la mesa mañana, cuando nos levantemos.

Nuestros padres han bebido algo más de la cuenta, así que pillan la cama y se quedan fritos casi al momento. Alba y yo, no obstante, estamos aún bastante sobrios.

Cerramos la puerta de nuestro cuarto y nos desnudamos. No hace falta decir nada. Ya sabemos a lo que vamos. Mi hermana me rodea el cuello con los brazos y la cintura con las piernas mientras yo la sujeto por el culo y nos comemos la boca ahí mismo, de pie.

-Te quiero, mi amor... Mmmfff… Nunca me cansaré de ti… Feliz año nuevo…

-Feliz año nuevo, Alba… -La beso en el cuello y suspira.

Nos echamos sobre la cama y lo primero que hace es agarrarme la polla y empezar a masturbarla.

-Esta noche vamos a volver a jugar tú y yo, hermanito jijiji -me anuncia con una sonrisa maliciosa de oreja a oreja.

Obediente con mi señora, me tumbo en la cama y la dejo hacer.

-Mmmmmm… Alba… Síii… Sigue así… Pfff… Por Dios… Qué manos tienes, mi niña… Qué placer… -Sin embargo, no es simplemente masturbarme lo que esta noche le interesa a mi chica.- ¡Oooufff…! Qué boca… Muy bien… Muy bien… Aaaaaahhh… Con suavidad, hermanita… Mmmmmmfff… Con suavidad…

Engulle mi flauta casi por completo, jugando con ella con la lengua, y después se la va sacando lentamente. Qué gustazo, coño. Mientras, con sus manos va masajeando mis testículos, haciéndonos endurecers, y dándoles suaves golpecitos, como le he enseñado que me gusta.

No obstante, tampoco es una felación lo que pretende hacerme mi novia… sino que más bien le interesa hacer que disfrutemos ambos. Me pongo sobre ella y, mientras la penetro, nos besamos con auténtica pasión. Tengo los codos apoyados a ambos lados de su cabeza, mientras sus manos recorren toda mi espalda, abrazándome y disfrutando del tacto de mi piel. Con las puntas de nuestras narices tocándose, nos miramos y nos vemos gemir, suspirar, ahogar los gemidos mordiéndonos el labio o simplemente besándonos con fuerza y con lengua para ahogarlos. Mi culo se mueve rítmicamente hacia debajo y hacia atrás, mientras que el suyo hace básicamente lo mismo para poder sentirme más y más adentro.

-Aaahhh… Aaaaaahhh… Aaaaaahhhhhh… Rubén… Pffffff… Sí… Así… Así… Aaahhh… Muy bien, cariño… Oooooohhhhhh… Mmmmmm… Siiigueee…

Nuestras caras están desencajadas por el placer recibido. De alguna forma, sabemos que ya nadie nunca nos podrá separar jamás. Que estamos hechos el uno para el otro día. Que cualquier barrera o impedimento para nuestra relación ha desaparecido ya o, con el tiempo, terminará por desaparecer.

-Mmmmmmfff… Albaaaaaahhh… Soy tuyo, cariño… Oooooohhh… Todo tuyo, mi amor… Para siempre…

-Sí… Sí… Eso siempre, Rubén… Recuerda lo que te dije una vez… Pffffff… “Tú y yo, unidos contra el mundo”. Estando unidos, podremos con las adversidades del destino… ¡Ooouffffff…!

Me inclino y devoro una vez más esos labios a los que me he vuelto adicto. Nos abrazamos fuerte y prácticamente nos volvemos un solo ser que siente placer. Nos besamos, nos sobamos mutuamente los cuerpos, nos lamemos… Tocamos el cielo, en definitiva.

Yo siempre seré el protector de mi hermana, aquella dulce niña inocente a quien hicieron la vida imposible en el colegio, a quien nadie -ni siquiera sus padres- creyó y que solo encontró refugio y comprensión en los cálidos brazos de su hermano mayor. Eso no lo podrá cambiar nunca nadie. Con el tiempo, tal vez la relación con nuestro padre mejore, pero no me cabe ninguna duda de que la única persona con la que Alba sentirá total confianza será conmigo, su novio.

Nos corremos al unísono, empapados en sudor, tratando desesperadamente de ahogar nuestros gemidos para no perturbar el sueño de nuestros padres.

-AAAHHH… AAAAAAHHH… AAAAAAHHHHHH… SÍIIIII… UUUFFF… Qué riiicooohhh…

-Córrete conmigo… Mmmmmmfffffff… Juntos… Pffffff… Síii…

Y así, llegamos al clímax a altas horas de la noche, amándonos y convencidos de que nuestra relación tiene futuro. Mucho futuro. Una vez más, descargo mi semilla en la vagina de mi hermana, quien la espera tan ansiosa como morbosa por la tremenda calentura que lleva.


Despierto relativamente temprano en la primera mañana del año. Mi hermana duerme abrazada a mí, en cueros, preciosa. Su cabello está revuelto sobre su espalda, mi pecho y la almohada. Además, con esto de las festividades navideñas ha ganado algún quilito y, sinceramente, le sienta genial. Solía estar un poco por debajo de su peso ideal, pero bueno, ya se sabe: “el amor engorda”.

Miro la hora en el móvil y me encuentro con un WhatsApp de Nuria, que al parecer me ha desbloqueado.

“Rubén, necesito hablar contigo. Sé que me he equivocado y que he cometido muchos errores. Perdóname por todo, por favor. Siento muchísimo lo de las fotos, el chantaje… Todo. Te quiero, Rubén. Te he hecho daño y quiero arreglarlo. Estoy enamorada de ti. Te necesito. Eres el único chico que ha mostrado interés por mí más allá de por mi físico. Dime algo, por favor.”

Me río por dentro, la bloqueo yo ahora, apago la pantalla y abrazo a mi hermana, el amor de mi vida.

FIN