Rubén & Alba. Los huevos en su chochito

Rubén fantasea con una relación amorosa contra su hermana y su madre. Entretanto, sospechan que Núria trama algo.

Rubén & Alba. Los huevos en su chochito

Correo: vmtmf.tr@gmail.com. Feliz año.

Viajando todavía a través del reino de los sueños, me revuelvo entre las sábanas y noto la ausencia de Alba. Extrañado, levanto la cabeza para ver la hora en el reloj. 10:17. Me dirijo al baño con los ojos entreabiertos.

Hace días que noto extraña a mi hermana, como si me ocultara algo. Mamá también se comporta de maneras anormales, y más de una vez las he pillado cuchicheando a escondidas, creyéndose, erróreamente, a solas. He hablado con mi chica para esclarecer todo esto, pero no he conseguido hacerla soltar prenda. Ella insiste en que son solo imaginaciones mías, e incluso me ha acusado de estar paranoico.

Estoy sentado en la taza del váter cuando oigo a mi madre reírse en el cuarto de al lado, el suyo. Imaginando que está con Alba, decido ir a darlas los buenos días. ¡Cuál es mi sorpresa al verlas dándose el lote!

Tumbadas en la alcoba nupcial, acarician mutuamente sus bellos cuerpos desnudos, blancos como la leche y con cierta voluptuosidad -especialmente el de nuestra progenitora-.

-Hay que ver lo atractiva que eres, hija -la alaba, besando su mejilla y sus labios con ternura, mientras masajea los pechos con cuidado de no hacerla daño.

-Gracias, mami… Mmmmmm… -disfrutando de las caricias.- He salido a ti.

Sus lenguas se buscan y se encuentran, entrelazándose con suavidad.

Alucino en colores. ¡Alba y mamá son amantes! Pero… ¿desde cuándo? ¿Y por qué me lo ha ocultado mi querida hermana? ¿No sé suponía que nos lo contábamos todo? Decido seguir observándolas a escondidas, a ver qué más descubro.

-Qué ricos pechos tienes, mi niña… Oummm… Grandes, suaves, duritos, erguidos… Qué maravilla…

-Oh, sí… Pffffff… Mamá… Mmmmmmfff… Tócame… Aaaaaahhh… Tócame las tetas…

-Te las toco y te las como, mi amor… Ooouuummmmmm… Son deliciosas… ¿Cómo han podido crecerte tanto en tan poco tiempo? Son muy sensibles y excitables… Me gustan…

-He hecho ejercicios para desarrollarlas… Quería… Mmmmmmfff… Ahhh… Mamá… Mi objetivo es sacarlas partido… Ooohhh… Ponerlas bonitas… Sacarlas potencial… Mmmfff… Parecerme a ti…

-Yo no las tuve así hasta los veinte, por lo menos… Pero tú… Mmmmmmfff… Seguro que te llueven los pretendientes… ¿Tienes novio?

-Sí… Aaaaaammm… Desde hace unos meses…

-¿Ah, sí? ¿Le conozco? -pregunta bajando hasta su chochito y empezando a comérselo.

-Sí… ¡Mmmmmm…! Le conoces mucho… Oooooohhh…

-Ooouuummmmmm… Me tienes intrigada, mi pequeña… Dame más pistas…

-Mmmmmmfff… De acuerdo… Es moreno, guapísimo… Oooooohhh…

-Sigue… Qué rico tienes el coñito, hija… Qué delicia… Aaaaaammm…

-Tiene diecinueve años…

-Mmmmmm… Te gustan mayores… Bien hecho, son más maduros… ¿Es algún amigo de tu hermano?

-Jijiji… Mmm… No… Ooohhh…

-¿De qué te ríes?

-De que nos está mirando… -sentencia Alba, clavando sus ojitos, pícaros, en los míos.

En ese momento todo se vuelve negro y me despierta el aleteo de una gaviota, con el sol aún saliendo y el frío cubriendo toda la estancia. Alba sigue abrazada a mí, con una expresión de descanso y satisfacción en su rostro que da gusto verla. “Es adorable”, pienso. Sonrío al venir a mi cabeza el recuerdo del sueño húmedo que acabo de tener y fantaseo levemente con una relación amorosa real entre mi madre y mi hermana. Desde luego, madre e hija darían unos espectáculos dignos de ver.

Tras leer un rato mientras acaricio su hombro izquierdo, desnudo, me entran ganas de ir al servicio, así que me levanto con cautela, temeroso de perturbar su apacible estado, y salgo al pasillo.

-Buenos días, Rubén -me saluda mi madre cuando salgo del servicio y la veo ante mí, esperando su turno, aún en pijama. La doy un beso y continúa-. ¿Alba sigue dormida?

-Sí, todavía está en la cama.

-Muy bien. Déjala descansar, que es verano. Escucha: los abuelos se han ido a andar y volverán a la hora de comer, y tu padre y yo tenemos que ir al banco porque ha habido un problema con el papeleo. Os quedáis solos, ¿vale? Portaos bien.

-A la orden, general -bromeo, haciendo el saludo militar.

-Voy a despedirme de tu hermana.

Al volver a entrar en el dormitorio la encontramos destapada, con el pelo revuelto y desnuda, mostrando sus encantos. Mamá se sienta a su lado y la pone una mano en la frente.

-Qué guapa es -la alaba, mirándola, sonriendo.

-Mucho. -Recuerdo el sueño y noto como se me levanta a tienda de campaña.

-¿Siempre duerme en cueros?

-Últimamente sí, por las noches hace mucho calor.

-Y con el horno al que se abraza… Jijiji.

-También.

-¿Sabes si tiene chico? Con lo atractiva que es, no la resultará muy complicado conseguir algún noviete.

-No, que yo sepa.

-Cuídala, Rubén. Tu hermana vale mucho.

-Lo sé. Ya lo hago.

-Solo mira sus labios. Son preciosos. Dan ganas de besarlos. -Y eso hace: se inclina y besa a su hija en la boca durante unos segundos.- Alba es un trofeo, y alguien tiene que ganarlo…

-Esperemos que ese “alguien” no sea un mierda.

-Oh, no te preocupes por eso… Estoy segura de que tu hermanita sabe elegir muy bien. Es formal e inteligente. Lo ha demostrado muchas veces… En fin, me voy.

Nos despedimos y me abraza, dándome un pico y guiñándome el ojo a continuación. Cierra la puerta tras de sí y me echo al lado de mi amor, acariciando sus pechos -con forma de melones, grandes, erguidos y duritos a causa del trato que les doy- y su vientre con dulzura.

En cuanto oigo cerrarse la puerta principal y ver salir a mis padres desde la ventana, pienso: “Esta es la mía.” Dejo la llave en la cerradura, de modo que cuando quieran volver a entrar no podrán abrir desde fuera, haciéndonos ir a nosotros a abrir. Así evitamos que puedan pillarnos in fraganti.

Vuelvo con mi hermana y se me ocurre despertarla de una forma especial. Aprovechando que está boca arriba, la abro de piernas con suavidad y meto la cabeza. Paso la lengua por los labios vaginales, de abajo a arriba, y la oigo suspirar levemente.

-Aaaaaahhh…

Motivado por este buen comienzo, sigo lamiendo la entrada de su dulce y tierno chochito.

-Aaahhh… Hhhmmm…

Los labios están cada vez más mojados e hinchados, señal de que aumenta su calentura, su excitación. Decido ir un paso más allá e introduzco la lengua en su vagina.

-Hhhhmmmmmm… Oooooohhh…

Ayudándome de las manos para sujetar los labios, sigo comiéndola el coño.

-Pffffff… Uuuuuummmmmm… Hermanito… Oooooohhhhhh… -despierta, al final.

-Shhhhhh… Déjame hacer, mi amor… Oummm… Tú tranquila…

-Aaaaaahhh… Siii… Sigue… Aaauuummmffffff… Qué gustito… Aaahhh… Aaahhhhhh…

Disfruto de la suavidad de sus piernas, besando sus rodillas y bajando hasta los pies. Ella se acaricia y pellizca los pezones, excitada, mordiéndose el labio.

-Tócate las tetas… Ummm… Estás preciosa, mi amor… Oummm… Con el pelo revuelto…

-Mmmmmm… Gracias… Mi rey… Pffffff… Ven aquí, amorcito…

Subo hasta ella y aplasta mi cabeza en sus senos, suaves y duros como rocas. Meto la cabeza entre ellos y los voy besando, pasando después a directamente succionar los pezones.

-Aaaaaahhh… ¡Uuummmffffff…!

-Mi hermanita, cómo me gustas…

-Estás haciendo un buen trabajo, cariño… Ooommmmmmfff… Sigue… Trabajas mi cuerpo, haciéndolo más apetecible… Te quiero…

Me besa casi con desesperación, buscando mi lengua como si de oxígeno se tratara. Beso sus mejillas, sus labios, su barbilla, sus ojitos del color del mar, su naricilla respingona… Con mis huevos hinchados y llenos de leche caliente, decido restregarlos en su vagina, sin llegar a penetrarla. Con fuerza y rapidez, logro sus gemidos.

-¡Aaaaaahhh…! ¡Aaaaaammmmmmfff…! ¡Pffffff…! ¡Aaaaaaffffff…!

Mi hermana agarra mi polla y me empieza a masturbar. Me gusta el tacto de su mano en mi miembro. Es tan suave y dulce… Una gozada. Se nota que disfruta pajeando a su hermano, sintiendo el calor que desprende mi mástil.

Sigo besándola, notando sus tetas espachurrarse en mi pecho. Tengo que controlar mi fuerza o al final la haré daño. Alba es pequeñita y frágil. Bajo el ritmo y soy más dulce. Acaricio su vientre, su tripa. Ella se estremece.

-Mmmmmmfff… Cómo me cuidas… Aaaaaahhh…

-No quiero hacerte daño…

-Gracias por cuidarme… Oooooohhh… Mmmmmm… Estoy llegando…

Finalmente nos corremos los dos y lleno su barriga de semen.

-Mmmmmm… Qué rico… -Recoge un poco con el dedo y se lo lleva a la boca, besándome a continuación, con su mano en mi mejilla.- Gracias por despertarme así.

-De nada, mi reina.

-Jijiji eres un cielo, Rubén -volviendo a besarme, esta vez más despacito, con más amor.

Viendo la que hemos liado en la cama, limpiamos todo y vamos a ducharnos. Metidos en la cabina, bajo el rayo de agua caliente, nos abrazamos. Con mis manos rodeando su cintura y las suyas acariciando mi pecho, nos besamos con tranquilidad.

-Esta noche he tenido un sueño muy curioso.

-Cuenta.

-A grandes rasgos, descubría que tenías un romance con mamá.

-¿Con mamá? Jijiji. Mmm… pillín… te gustaría, ¿eh? Te gusta el sexo lésbico.

-No te lo voy a negar. Mamá y tú daríais unos espectáculos increíbles… Si te lo propusiera, ¿aceptarías?

-Probablemente. Siempre he tenido curiosidad por la homosexualidad, y si además sé que te pone palote… -agarrándome la polla.

-Me pondría muchísimo… Ah, y otra cosa del sueño: decías a mamá que soy tu novio.

-Jijiji ¿y cómo se lo tomaba?

-No lo sé, he despertado en ese momento.

-Vaya… ¿Te imaginas un trio los tres? Sería la ostia.

-¿La tienes ganas a mamá o qué?

-No, pero tampoco me importaría tener algo con ella. Es muy atractiva.

-Eres su viva imagen.

-Gracias. ¿Y a ti, te gustaría?

-No me llama, aunque tampoco me negaría si me lo pidiera. En fin, sueños que tiene uno…

-Por cierto, me ha gustado mucho lo que me has hecho en la cama.

-¿El qué?

-Lo de restregar los huevos en mi chochito. Ha sido todo un detalle, la verdad. ¿Algún día me harás el amor?

-Sí, pero aún queda. Eres muy jovencita aún, y follar ya son palabras mayores. Podría hacerte daño en la vagina.

-No me harás daño si eres tan dulce como cuando nos enrollamos jijiji.

-Cuido de ti, te lo he dicho muchas veces.

-Y me encanta. Quiero que sepas que cuando tú quieras, estoy dispuesta a entregarte mi virginidad.

-Y yo lo haré encantado, pero aún falta.

-No pasa nada. Esperaré pacientemente a que mi hermano mayor me haga el amor, me haga su mujer.

Terminamos de ducharnos y nos vestimos. Alba viste preciosa, con una camiseta de tirantes que no deja nada a la imaginación y un pantaloncito corto negro. Tumbados en el sofá mientras juego a la PS4, me come la polla lentamente.

-Ooouuummmfff… Por Dios… Alba…

-Shhh… Disfruta…

-Así no hay quien juegue… Ooohhh…

-Te jodes jijiji. Me apetece tu polla.

-Come… Mmmfff… Come tranquila…

-Mi amor… Mmmmmm… Tremendo nabo gastas… Ooouuummmfff…

En ese momento llaman a la puerta, cortándonos el rollo completamente. Mi hermana guarda mi herramienta, va un momento al baño a enjuagarse la boca -para no tener aliento a nabo, básicamente- y después abre.


Comemos tranquilamente nuestros abuelos, padres y nosotros con la televisión de fondo. Mi hermana me hace cosquillitas en el brazo mientras hablamos.

-¿Sabes a quién hemos visto tu padre y yo por la calle, hace una hora? -me pregunta mi madre.

-¿A quién?

-A Nuria. Iba por la calle con otro chaval, mirando el móvil, y cuando nos ha visto se ha puesto tensa de golpe.

-¿Tensa?

-Sí, como si no quisiera que la viéramos. No sé, ha sido vernos y acelerar el paso. Me ha extrañado mucho.

-Sí que es raro, sí -afirmo-. ¿Sabes con quién iba?

-No, nunca le había visto. No tenía muy buena pinta, la verdad.

Mi hermana y yo nos miramos, serios. Aquí hay gato encerrado. ¿Qué hace Nuria aquí? ¿Por qué no me ha dicho nada? Teniendo en cuenta lo enamorada que está de mí, no me explico cómo me ha llamado para quedar o algo.

Alba no tarda en llegar a la misma conclusión, y me lo hace saber después de comer.

-Rubén, aquí hay algo que no me huele bien. ¿Nuria está aquí, se oculta y no te ha dicho nada? No me cuadra.

-Estoy igual que tú ahora mismo. Voy a mandarla un mensaje.

Y eso hago. “Mis padres me han dicho que te han visto, ¿estás por aquí?”

Su respuesta tarda un buen rato en llegar: “No, vine anoche a ver a un amigo, pero ya vuelvo a estar en la ciudad. Siento no haberte dicho de quedar.”

-”No te preocupes, ¿todo bien?”

-”Sí, sí, gracias. ¿Cuándo vuelves?”

-”No lo sé, puede que aún nos quedemos unos días más.”

-”Entiendo… ¿Qué tal Alba?”

-”Bien, aquí a mi lado.”

-”Tengo ganas de verla. Dile que vigile, que en esta época del año hay mucho aprovechado en la playa.”

Mi hermana y yo nos miramos, extrañados. Creo que es lo más raro que mi amiga ha dicho nunca. Nos despedimos y Alba se queda toda seria.

-¿Qué opinas?

-No sé qué pensar… Es muy sospechoso.

-Sigo pensando con quién iba por la calle. Mamá ha dicho que tenía mala pinta…

-¿Crees que se ha echado novio, por fin?

-Ojalá, así me dejará tranquilo de una vez… Pero no, no creo que vaya por ahí la cosa.

Por un momento, María me viene a la cabeza.

-Esto no me gusta, Rubén. Tengo un mal presentimiento -concluye, con la mirada perdida.