Rubén & Alba. La cita

Nuria y Rubén quedan para hablar. Entretanto, Alba, desconocedora del encuentro que va a producirse, nota raro a su novio e intenta animarle, haciendo que ambos pasen un rato agradable.

Rubén & Alba. La cita

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El mensaje de Nuria es contundente, imperativo y serio. “Tenemos que hablar.” ¿De qué demonios querrá hablar esta ahora? En fin… Sea como sea, pronto lo sabré.

Temiendo el pronto despertar de Alba y su visualización del escrito, decido levantarme de la cama e ir a contestar a un lugar más seguro, ocurriéndoseme el baño como el mejor para mi cometido. Sentado en la taza del váter y con el pestillo echado, procedo a iniciar una conversación de la que no estoy seguro de salir ileso.

-¿Ocurre algo? -empiezo, temblándome los dedo al escribir.

Su respuesta no se hace de rogar, pareciendo que mi “amiga” -ya no sé ni cómo referirme a ella- tuviera el dispositivo móvil en las manos y esperase, ansiosa e impaciente, mi siguiente mensaje.

-Plaça Independència. Hoy a las nueve y media. Ven solo.

-¿Me vas a contar qué pasa o no?

-Sé puntual.

Y ahí se queda la cosa. Tiene toda la pinta de que esta noche por fin sabré lo que se trae entre manos quien tantos dolores de cabeza me ha dado en los últimos tiempos.

Intento relajarme, respirar hondo, mantener la calma… en vano. Esto tiene cada vez peor pinta.


Paso la mañana jugando con la consola. Mi objetivo es mantener la cabeza el máximo tiempo posible ocupada para no comérmela pensando en lo que ocurrirá cuando me reúna con ella. Mi hermana está conmigo, a mi lado.

He decidido que, de momento, no voy a contarle nada. Dependiendo de lo que hablemos hoy Nuria y yo, cuando vuelva a casa se lo contaré o no. Por ahora, voy a permanecer callado como un muerto.

-¿Te ocurre algo, cariño? -me pregunta Alba, acurrucada en mi pecho.- Te veo muy serio.

Viste únicamente un escote y las bragas, con el pelo recogido en una cola de caballo. Va besándome en el cuello y en los labios mientras hablamos, calentándome sobremanera.

-No te preocupes, cielo. Estoy bien -miento-. Es solo que me duele un poco la cabeza. Hoy no he dormido demasiado bien.

-¿Quieres que tu hermanita te ayude a relajarte? -me pregunta coquetamente, acercando su boca a mi oído.- Ya sabes que a mí no me importa complacerte jijiji.

Aunque no con muchas ganas, decido seguirle el rollo.

-Va, ¿qué propones?

-Ummm… ¿Sí? ¿Me dejas ayudarte? -me pregunta, retórica, sensualmente, poniéndose sobre mí y acariciándose los pechos para provocarme mientras se muerde el labio.

-Venga, ayúdame, Alba, que estoy malito jeje.

-¿Ah, sí? Mmmmmm… -ronronea con un tono que me pone muchísimo mientras lleva sus manos a mi pecho.- Te hablaré flojito, al oído, para no molestarte, ¿sí? Pero antes quiero liberarte de esta camiseta.

Me la quita y se quita ella también su escote, quedando en ropa interior. Sentada en mis rodillas de caras a mí, la abrazo y la beso casi por necesidad. Ella, encantada cómo está por mis muestras de afecto, no hace sino pegarse más a mi cuerpo, disfrutando del contacto.

-Mmm… Cómo me gustas, Rubén… Mi amor… Mi niño… Te noto raro… ¿Seguro que estás bien?

-Sí, no te preocupes: una mala noche, nada más.

-¿Quieres que te haga cosquillitas un ratito mientras duermes?

-No estaría mal… Gracias, amor -agradezco besando sus blancas y suaves manos.

-De nada. -Me guiña el ojo, con una cálida sonrisa.

Dicho esto, comienza a hacerme cosquillitas en el pecho mientras duermo un rato. Sus labios se deslizan por mi boca, mi cuello, mi oreja… Es una sensación de lo más agradable.

-Mmmmmm… Alba…

-Shhh… Descansa, mi amor… Mi cielo… Relájate y déjame ayudarte…

Me baja la cremallera y saca a relucir mi polla, que ante sus maravillosos cuidados ha ido aumentando de tamaño considerablemente.

-Hhhmmm… Qué rica polla tiene, hermanito… Pffffff… Menudo trozo de carne… Uuummm… Con lo que me gusta a mí tu soldadito… Sabes… Sabes que no puedo resistirme, ¿verdad?

Primero besa la puntita, que palpita y da graciosos y ligeros brincos ante sus narices, como diciendo “Cómeme.”, y posteriormente va introduciéndola entre sus cálidos y juveniles labios de jovencita quinceañera.

-Ooohhh… Ooohhhhhh… Oooooohhhhhh… Dios… Mmmmmmffffff… Qué b-b-ien…

Sus manos se deslizan con auténtica soltura y maestría por mi miembro, estimulando cada una de sus partes y haciéndome gozar mucho. Mientras sus ricos labios se deleitan con el manjar que supone para ellos mi mástil, empapándolo todo de saliva y haciendo circulitos en la punta con la lengua, su mano izquierda masturba el tronco con lentitud y delicadeza y su mano derecha estimula mis testículos, amasándolos y sobándolos a placer.

-Oooooouuummm… -ronronea Alba.

-Mmmmmm… Tremenda… Tremenda comepollas estás hecha, hermanita mía… Pffffff… Cómo te quiero… Qué guarrilla eres… Zorrona mía… Ooooooffffff…

-Fóllame la boca… Mmmmmm… Me encanta tu polla, mi amor… Cariño… No tengas miedo… Está riquísima… Oooooouuuffffff… Qué… Qué calentura tengo, por Dios… Ooommmffffff…

-No me extraña… Aaaaaahhh… Con lo que te gusta comerme la polla… Eres una viciosa de manual, cielo… Te debe de estar dando palmas el coño… Oooooohhh… Síiiiii…

-¿Quieres comprobarlo? Mi cielo… Oooooohhh… ¿Quieres que follemos? Mmmmmmfff… Yo… Yo me muero de ganas… Pffffff… De incrustarme tu mástil en las entrañas… Ooouuufff… Qué gorda… Dios… Qué ganas de que cabalgues…

Me pongo sobre ella y se abre de piernas para mí, deseosa de recibir mi nabo caliente en sus entrañas, en su chochito de nenita joven. Me pongo el condón con rapidez y, mientras me lo coloco, observo cómo se acaricia el coñito ella misma, haciendo circulitos con los dedos en su clítoris hinchado y mojado, mientras me mira con los brillantes, mordiéndose el labio y enseñando el tetamen. Pffffff… Qué visión… Mmmmmm… Voy a devorarla.

Vuelvo a su lado y sus labios vaginales parecen dar la bienvenida a mi sable, pero están dilatados y se ensanchan con rapidez al entrar en contacto con mi polla.

-Aaaaaahhhhhh… Rubéeeeeennn… Pffffff… -gime mi hermana, incapaz de aguantar sus gemidos.- Fóllame… Por favor… Oooooohhh… Dios mío… Mmmmmmffffff… Qué caliente estoy… Dame duro, mi amor… Poséeme… Mmmmmm…

Por la comida de antes tengo el pene cerca del orgasmo, así que ni de broma voy a follarla con rapidez. Tengo que ir despacio por cojones -nunca mejor dicho-. Me abro paso entre sus paredes vaginales hasta llegar al fondo.

-Aaaaaaffffff… Ale, ya está… Mmmmmmfff… Hermanita, estás completamente empalada… ¿Cómo te sientes?

-Mmm… De maravilla, mi amor… Pffffff… Te siento dentro de mí… Enorme… Me siento tuya… Hhhhhhffffff… Hazme… Hazme gozar… Hhhhhhmmm… Tocar el cielo… Síiiiii… Diooosss…

La voy follando, cada vez más rápido.

-Ohhh… Síii… Síiii… Mmmmfff… Mmmásss… Más duro… Ooohhhh… Aaaaaahhh… Cómo te quiero… Mmmmm… Mi amorrrrr… Pffffff…

-Menuda calentorra estás hecha… Cómo te quiero… Guarrilla mía… Estás to’ buena… Aaaaaaffffff…

-Tú sí que estás bueno con esto, cabrón… -Me agarra los huevos.- Mmmmmm… Un tío bueno bien dotado… Aaaaahhhh… Qué duros tienes los cojones, cabrones… Qué calientes… -Me los aprieta sin piedad.

-Aaaaaaahhh… Cabrona… Aaaahhh… ¿Quieres jugar sucio, eh? Mmmmm… Ahora verás, putita… Mmmmm… Prepárate porque tu querido hermano te va a hacer gozar de lo lindo, so guarra…

Aumento el ritmo de la follada y, con esto, aumentan también nuestros gemidos.

-Aaaahhh… ¡Aaaahhhhhh…! ¡Aaaaffff…!

Le voy comiendo las tetorras mientras tanto. Mordisqueo sus pezones con cariño y los succiono.

-Oooooohhh… Cómeme…. Mmmmmmfff… Cómeme las tetas, cabrón… Pffff… Sin miedo… Ooooohhhh… Pfffffff… Oooohhh… Dios míoooo… Qué gustooohhhh…

-Menudas perolas gastas, Alba… Están deliciosas…

-Haz lo que quieras con ellos… Mmmmffff… Son tuyas… Aaaahh… Te… Te las ofrezco…

Hay que decir que se mantienen perfectas. Erguidas y tan duras que casi no se bambolean. Son una maravilla porque podría meter la polla entre ellas y perfectamente me valdrían para coño, con lo juntas y duras que están. Qué barbaridad… Y pensar que están así en buena medida gracias a los cuidados que han estado recibiendo por mi parte últimamente día y noche… Me pongo cachondo solo de pensarlo.

-¡Aaaahhh… ¡Pfffff… ! ¡Mi amor! ¡Síiiii! ¡Dame! ¡Uuummmmfff…! ¡Dame más duro!

Sintiendo próximo mi orgasmo, aminoro el ritmo. De todas formas ya venía caliente de su mamada, así que me corro en un momento.

-Ooohhh… Ohhh Diosss… Síiii…

Le saco la polla y rápidamente bajo a comerle el coño, dándole lengüetazo gordo y haciendo que se retuerza de placer.

-Aaaahhh… ¡Aaaaaaahhh…! ¡Aaaahhhh… ¡¡AAAHHHH…!

Llega también al clímax y nos quedamos ambos ahí estirados, dándonos besos y arrumacos  mientras nos recuperamos del maravilloso polvazo que acabamos de tener.


Salgo de casa con tiempo para llegar puntual a mi “cita” con Nuria, y no sé si estar contento porque al fin voy a saber qué demonios le ocurre o asustado por lo que pueda decirme. Sea como sea, muy pronto lo voy a saber.

Recorro en bicicleta la Rambla Xavier Cugat, la Devesa… Por el camino el día llega a su fin, va cayendo el crepúsculo y las farolas se encienden, haciendo parecer mi destino algo siniestro. Debe ser ya paranoia mía por los nervios, pero hasta el sonido de las instalaciones del parque por el que paso a toda velocidad me parece más tétrico, como el típico ruido del columpio chirriante de las películas de terror. Un escalofrío recorre mi cuerpo y mi corazón late tan deprisa que me duele. Me tiemblan las manos y tengo la piel de gallina.

Aparco la bicicleta y voy andando el resto del camino. Pese a haber llegado unos minutos antes de la hora establecida, rápidamente localizo a Nuria sentada en uno de los bancos de la plaza. Aunque a primera vista, desde la distancia, soy incapaz de definirlo, a medida que me acerco a ella voy discerniendo en su aspecto un atisbo de seriedad -e incluso una media sonrisa maliciosa dibujada en sus blancas facciones- que no hace sino empeorar mi ya de por sí deplorable estado mental en los últimos tiempos.

-Hola, Nuria -la saludo, plantándome ante ella con decisión.

Levanta la cabeza del móvil y me observa detenidamente con una extraña mezcla de malicia, menosprecio y tristeza que no acabo de entender.

-Mmm… -suelta, como una especie de gruñido que no me tranquiliza en absoluto.- Hola, Rubén. Siéntate. -Esto último suena duro y autoritario, razón por la que me abstengo de objetar nada.

-¿Vas a decirme qué ocurre o no?

-Sí, de eso no tengas ninguna duda. Vas a irte de aquí sabiéndolo todo -contesta con un tono chulesco bastante impropio de ella-. Veo que eres un chico listo y te has dado cuenta de que ocurre algo… Aunque bueno, puede que al fin y al cabo, visto lo visto, lo seas tan listo como creías… -Otra vez esa maldita sonrisa maliciosa que tanto me inquieta.

-Nuria, por Dios, explícate, ¿qué coño pasa? -estoy empezando a perder los papeles.

-Mira, Rubén -empieza, clavando sus ojos castaños en los míos-, puedo entender que no te guste, que no quieras nada conmigo. Me duele mucho, pero no tengo más remedio que aceptarlo. -Hace una breve pausa para coger aire.- Sin embargo, lo que no puedo aceptar es esto. No… No me esperaba esto de ti. -Ahora me mira con auténtica repugnancia.

-Sigo sin entender nad…

-Calla y mira -me corta, buscando a continuación algo en la Galería de su teléfono y enseñándomelo a continuación.

Vale. Ahora sí que me ha desarmado por completo.

Ante mi silencio, prosigue con su discurso de cazadora, sabedora de que su presa no tiene escapatoria:

-Qué. ¿No dices nada? ¿O no sabes qué decir? Te he pillado pero bien, Rubén.

Literalmente me he quedado mudo, paralizado. Esto es lo último que hubiera imaginado.

Lo que Nuria me muestra es una fotografía de la playa. En ella salimos, a lo lejos, Alba y yo… dándonos el lote.

Visto esto, empiezo a atar cabos en mi cabeza a toda velocidad. Mientras mi cerebro trabaja a toda pastilla, mis ojos, abiertos como platos, son testigos del movimiento de los dedos de Nuria, que van enseñándome más y más imágenes. Hay de la playa, del paseo marítimo, de día, de noche… Deberían ficharla para una de esas revistas del corazón que espían a los famosos cuando están de vacaciones.

-¿Por…? ¿Por qué? -me sale preguntar.- ¿Por qué lo has hecho? ¿Desde cuándo…?

-Te lo explicaré -vuelve a cortarme-: Todo empezó el día del cine. -Viendo mi cara, se ríe.- Oh, sí, ¿crees que no me di cuenta? No me chupo el dedo ¿sabes? Aunque... he de decir que antes de eso yo ya tenía alguna queotra sospecha formada, más que nada porque estabas mucho más apegado a Alba que antes. Pero vaya: lo del cine fue una sospecha en toda regla, suficiente para motivarme a espiaros.

-¿T-Todo el tiempo que decías estar de viaje…?

-Todo falso. Llevo todo el puto verano detrás vuestra, de Alba y de ti… Lo de la playa me dolió, a decir verdad. Primero pensé en enseñar esto a vuestros padres. Estoy segura de que les encantaría saber que sus hijos están liados. Sin embargo, luego se me ocurrió una idea muchísimo mejor… Una forma de trabajar provecho de tan valioso material.

“Esto se pone cada vez peor.”, pienso.

-Rubén, me encantaría ser tu pareja, pero no puedo impedir que te folles a la guarra de tu hermanita -aprieto los dientes y los puños de la rabia que me da que insulte a mi amor-. Eso sí: de ahora en adelante, follarás conmigo. Porque te diré algo -se acerca más a mí-: estoy loca por ti. Me muero por tenerte entre mis piernas por fin… Este es el trato: Alba y tú podéis seguir con vuestra enfermiza relación incestuosa. Yo no diré nada. Pero a cambio, serás mi pareja, saldremos juntos, lo haremos público y me follarás siempre que así lo quiera yo. Incumple esto y te prometo que hasta la última persona de esta ciudad sabrá lo que haces. ¿Queda claro?

Resoplo varias veces antes de contestar. Esto no me puede estar pasando a mí. Esto no.

-¿Acaso tengo elección?

-En realidad, no jajaja. ¡Alégrate, hombre! No todas las chicas permiten que su pareja se esté follando a otra. Eres un chico con suerte -sentencia con una irritante voz cantarina que me hace perder los papeles por completo.

-Déjate de putas bromas, Nuria. ¿No puedes aceptar que no me gustas y punto? ¿Tanto te cuesta? ¿De verdad?

-¡Eh! Rebaja ese tonito, cariño. Recuerda que ahora soy tu chica.

-Tú lo que eres es una… ¡Dame el puto móvil, ostia! -Intento agarrarlo pero lo aleja rápidamente.

-Jajaja ni lo intentes, cielito. Y además: aunque consiguieras cogerlo y borrar todas las imágenes, ¿qué te hace pensar que no he hecho copias? Oh, sí. Soy rubia, pero no soy tonta jijiji.

-Serás…

-¿... tu pareja? Sí, quiero.

-Menos guasa.

-Jijijiji lo siento, pero me hace mucha gracia. En fin, ahora debo irme. Tengo cosas más importantes que hacer.

-¿Vas a espiar a otras parejas?

-No, lo siento, amor mío: solo me interesas tú -me guiña el ojo-. Te llamaré mañana, guapetón. Te sugiero que vayas comprando condones jijiji. Dame un beso.

La hubiera apartado, pero llegados a este punto me da lo mismo. Nos saca una foto con el móvil mientras me come la boca con lengua. Su boca, debo decir, desprende una maravillosa fragancia.

-Pero que soso eres, chico. Ni me abrazas ni nada. En fin, ya te irás soltando.

-Nuestra amistad está muerta y enterrada para siempre, ¿lo sabes, no?

-Sí, es cierto. Ha muerto… para dejar paso a nuestro noviazgo.

-Eres una mala puta.

-Y tú un follahermanas, pero puedo vivir con ello. Nos vemos.

Me quedo sentado en el banco, incapaz de saber qué hacer ahora. La gente pasa por mi lado y me mira, extrañada ante mi mirada perdida.

Yo estoy en otro mundo.

A las puertas del Averno, concretamente. El chirrido que oía al venir procedía de estas al abrirse.