Rubén & Alba. El cumpleaños de mi hermana
En motivo del decimoquinto aniversario de Alba, toda la familia se reúne. Sin embargo, los hermanos no tardan en marcharse a su dormitorio, donde seguirán con sus juegos sexuales. Entretanto, Nuria sigue rara.
Rubén & Alba. El cumpleaños de mi hermana
NOTA DEL AUTOR: Con este relato finaliza la segunda parte de la historia. Con el siguiente, el número 23, dará comienzo la tercera, la recta final. Gracias por leer y no olvidéis que podéis seguirme en Twitter y escribirme en vmtmf.tr@gmail.com.
Mis padres han preparado todo un banquete para el cumpleaños de su hija, y durante el transcurso de la mañana van llegando nuestros abuelos y nuestros tíos. Realmente parece más un encuentro familiar normal y corriente que un anivesario, cosa que Alba y yo percibimos enseguida.
-Apuesto a que si nos escabulléramos nadie notaría nuestra ausencia -me dice en un momento que nos quedamos solos en la cocina, entre platos, ollas y cazuelas.
-Sí, es posible… Pero oye, sabes bien que hay alguien para quien tu ausencia no pasaría en absoluto inadvertida, ¿verdad? -le pregunto retóricamente, rodeando su cintura con el brazo.
-Sí jiji. A ti siempre te tendré, cariño. -Me besa tiernamente, colocando sus manos en mis hombros.
-¿Qué tal lo pasaste anoche? Con tanto alboroto por casa apenas hemos tenido tiempo de hablar.
-Fue mágico, Rubén. Sencillamente mágico. Estoy muy contenta de que hayas sido tú me ha hecho perder la virginidad -me mira dulce, melosa, con los ojos brillantes.
-Me alegra oír eso jeje. Esta noche volveremos a pasarlo bien.
-Ni lo dudes, hermanito. Ummm… Tengo muchas ganas de volver a sentir tu enorme pollón bien adentro de mí jiji -me provoca mordiéndose el labio y apretándome los testículos por encima del pantalón.
Me dispongo a tocarle las tetas cuando oímos pasos que se acercan a la cocina, momento en el que nos separamos y vemos como nuestra madre entra por la puerta.
-Oh, estáis aquí. ¿Qué hacéis? -se nos acerca.
-Nada, estaba felicitándola, que hoy apenas hemos podido hablar.
-Entiendo… Mirad, ahora lo estaba recordando con vuestro padre: ¿os he contado alguna vez por qué pusimos a Alba ese nombre?
-No -niega mi hermana, cogiéndome de la mano y apoyando su cabeza en mi hombro.
-Pues veréis: vuestro padre y yo estábamos aún dubitativos la noche antes. Nos debatíamos entre Alicia, Alba, Eva y Nerea. Los cuatro nos parecían -y nos parecen- muy bonitos, pero éramos completamente incapaces de quedarnos con uno. Con deciros que estábamos por echarlo a suerte creo que os hacéis una idea… El caso es que naciste -dirigiéndose a su hija- a altas horas de la madrugada, tan tarde que ya era temprano. Naciste con las primeras luces del alba, y con ese nombre te quedaste.
-El día trajo mi nombre.
-Exacto.
-Una bonita forma de decidirlo. -Doy a mi hermana un beso en la mejilla.
-Os diré algo -continúa nuestra progenitora-: sé bien que esta no es la fiesta que esperabas, hija, así que cuando queráis marcharos al piso de arriba, sentíos libres de hacerlo.
-Gracias, mamá. Lo tendremos en cuenta.
Ella se marcha y volvemos a quedarnos solos.
-El sol te dio nombre. Con razón eres tan rubia jeje.
-Jijiji calla, tonto -volviendo a besarme.
-Ummmfff… Hermanita… Estás muy buena… -Recorro su cuerpo con las manos.
-Hmmmmmmfff… Lo sé… Soy muy sexy para ti… Hermanito… Amor mío… Ommmfff…
-¿Después de comer echamos un polvo, te parece?
-Pffffff… No te hagas de rogar, cielo… Pffffff… Te deseo… -me dice al oído, con un tono de voz que me pone los pelos de punta.
Comemos con tranquilidad, pese a que nuestra abuela reprocha a Alba ir con tan poca ropa en agosto. Mi hermana le responde que viste como quiere, y mi abuela vuelve a decir que tiene un demonio dentro, rollo posesión demoníaca o algo por el estilo. A mí se me están hinchando los huevos con tanta palabrería religiosa -y por el escotazo de Alba, no voy a negarlo-, pero decido no pronunciarme porque no me apetece oír recitar a mi abuela los pasajes bíblicos de cabo a rabo.
-Me dan ganas de tirarle la Biblia a la cabeza, te lo juro -se desahoga conmigo cuando, después de comer, vamos a mi cuarto-. Buffffff… ¿Cómo…? ¿Cómo se puede ser tan retrógrada?
-Shhh… Cariño, relájate. Estás muy tensa… -La cojo por los hombros.- Mírame.
-¡No, Rubén, es que…!
-¡Alba! Mírame. -Sigo firme.
Clava sus ojos en los míos y la beso con lengua.
-Mmmmmm… -La abrazo con suavidad.
Primero intenta separarse de mí, pero finalmente se da por vencida y se relaja.
-Mi niña… Cómo te quiero… No pienses en ello, ¿de acuerdo?
Tras unos segundos en silencio, alza la vista para mirarme a los ojos y asiente, resignada.
-Vamos a la cama -me pide, casi como un suspiro-. Necesito abrazarte.
Sentado en el borde, ella se coloca sobre mis piernas, de lado, acurrucando su cabeza a continuación en mi pecho y rodeándola yo con mis brazos. Se queda callada un ratito, tratando de calmarse, y termina por romper su silencio.
-¿Nuria ha vuelto a pronunciarse? -se interesa.
Esa pregunta me sienta como una patada en los huevos. No… No quiero hablar de ella hoy. No es el momento. Se lo hago saber.
-Solo quiero saber si habéis vuelto a hablar. Prometimos que nada de secretos, ¿recuerdas? -insiste con un tono de voz suave, casi melódico, que me enternece.
-No hablo con ella desde días -finalmente, suelto prenda-, y sinceramente lo prefiero. Estoy como tú: hay algo que se me escapa. Ha estado muy rara últimamente. Estoy bastante seguro de que oculta algo, pero ni idea de el qué…
Nuestra intención era salir por la noche a tomar algo, pero la lluvia frustra los planes. Tras ver algunas series en el salón, Alba y yo nos retiramos a nuestros aposentos. Nada más cerrar la puerta del cuarto, mi hermana me mira con una sonrisilla picarona que sé identificar muy bien. Quiere que le dé cariño.
Pasando un dedo por sus labios, con una expresión de niña inocente y curiosa que no ha roto un plato en su vida, es testigo de cómo me voy desnudando para ella, ante su atenta mirada: primero la camiseta, luego los zapatos, los pantalones… Termino en ropa interior en menos que canta un gallo y me acerco a ella, que lleva su mano a mis testículos y me los soba y aprieta a placer, provocando algunos suspiros por mi parte.
-Aaaaaahhh… Aaaffffff… ¿Te gusta? ¿Mmm? ¿Te gusta tocarle los huevos a tu hermano?
-Ufff… Jijiji. No sabes cuánto… Uuummm… -Se acerca más a mí, con cara de viciosa.- Qué dura está… Cómo voy a disfrutar… Uuuffffff…
-Desnúdate para mí, amor… Por favor… Deléitame con tus curvas, tus formas… Permíteme disfrutar de tus encantos femeninos.
La beso en las mejillas, en la boca, en el cuello… La piel le brilla por mi saliva.
-Jijiji, estáte quieto, Rubén -me aparta-. No quieras correr, amorcito mío. Recuerda que tenemos toda la noche… Quiero que ahora beses lentamente mi boquita con tu lengua prodigiosa mientras yo te hago un masaje de hermana en los testículos… Mmmmmm… ¿Te parece bien?
-Me parece estupendo, cielo… Ooouuummm… Ven aquí… -Le como la boca con suavidad, con mis manos en sus mejillas, mientras ella me baja los canzoncillos y libera al mástil que esta noche tantas ganas tiene de hacerla gozar.- Uffffff… Mi pequeña… Uuummmmmm… Qué rica estás… Aaaaaahhh…
Sus falanges se deslizan con dulzura por mis huevos como pez en el agua, haciendo dar saltitos a mi soldadito y endurecerse cada vez más.
-Ooooooummm… Mi amor… Pffffff… Cómo te estás poniendo… Tremenda polla… Mmmmmfff… Cómo voy a disfrutar jijiji.
-Todo por ti, Alba… Todo por ti…
Acaricia la punta de mi pene con las puntas de sus dedos mientras me aprieta los huevos con la otra mano, llegando incluso a darme algunos golpes que, lejos de dolerme, me ponen aún más cachondo. Su boquita sabe a miel y sus labios, jugosos, invitan al beso. Nuestras lenguas danzan juntas, despacito, mezclando la saliva y excitándonos.
De pronto, se separa de mí.
-Mmmmmm… Hermanito, me estás calentando demasiado… Pffffff… No sé cuánto más podré aguantar… Mmm… Me palpita el chochito de lo mojadita que estoy… Necesito desnudarme… ¿Me ayudas, mi amor?
-Claro, ven aquí.
-Pffffff… Hazlo con fuerza… Domíname… Quiero sentirme protegida por mi macho… Mmmmmm… Te amo tanto… Rómpeme la ropa… No temas… Sé salvaje… Pero no me hagas daño…
-Jamás te haría daño, mi amor…
Rompo su camiseta con ambas manos por el cuello, y lo mismo con el sujetador. Rasgo también su ropa interior y, una vez desnuda, salta a mis brazos y me come la boca, restregando su chochazo, que chorrea líquidos, contra mi polla.
-Aaaaaaahhh… Qué fuerte… Me has deshilachado la camiseta jijiji.
-¿Te he hecho daño? -pregunto, mientras de reojo su cuerpazo, buscando señales de arañazos.
-Nooohhh… Me he sentido muy segura… Mi piel sigue sin un rasguño… sin señales de violencia… Me gusta que me toques suave… Ooooouuummmfffffff…
Nos echamos sobre la cama y yo me pongo sobre ella. Entrelazamos nuestras manos y nos besamos con dulzura, bajando yo por su cuello lentamente. Sus ojos azules y su cabellera rubia brillan por la luz de la lámpara bajo la que estamos.
Me separo un poco de ella y, jugueteando mis dedos con sus pezones, la miro detenidamente. Sonríe. Me sonríe. Me mira, juguetona. Se muerde el labio para provocarme. Su naricilla respingona está roja por su calentura y sus labios, también rojos y húmedos, se pasan la lengua por los labios.
-¿Te he dicho ya lo atractiva que me resultas, hermanita?
-Ji… -ríe nasalmente.- Sí, pero quiero oírlo una vez más, porfi. -Acaricia mi mejilla derecha con su mano izquierda.
-Eres una monada, Alba.
-Gracias, cariño. -Nos besamos tiernamente.- ¿Sabes? Pasa muchas veces que la gente cree que el sexo es follar y ya… Pero no. El sexo es mucho más amplio.
-Muy cierto. La gente va directamente con la intención de meterla y muchas veces olvidan todo lo que hay antes… Por eso no me gusta el porno.
-Y por eso te gusto yo jiji.
-Pues sí. Ves a autores escribiendo relatos eróticos y colgándolos en portales de la red y la mitad de las veces ni se preocupan por introducir bien al lector. Escriben lo primero que se les ocurre con el calentón encima y luego van al baño a cascársela. Todos necesitamos un contexto, un espacio de comodidad en el que sentirnos a gusto. Pero eso me gusta dando jugar contigo en la cama.
-Para calentarte y calentarme.
-Bingo.
-Sabes desarmarme, seducirme, coquetear conmigo hasta tener en cochito dándome palmas… Ummm… Como lo tengo ahora… -Acerca su boca a mi oído.- Rubén, ponte el condón.
Una vez colocado, mi hermana se abre de piernas y la voy penetrando.
-Mmmmmmm… Síiiiiii… Ooohhh…
Su coñito me da la bienvenida con su calidez y jugosidad.
-Ummm… Uuuhhh… Uuuuhhhhh… Uuuuuummmmmm…
Mi polla lo estaba deseando. Entra y sale ágilmente, haciéndome gemir.
-Aaahhh… Aaaaaaahhh…. Ooofff…
Alba rodea mi cuello con sus brazos y abraza.
-Aahhh… Ooohh… Ooohh.. Oooohhh… Síiii… Qué rico… Mmmmm… Sigue… Mi amor… Aaaaahhhh… Pfffffff… No pares… Mmmmm… Te quiero… Pffff…
-Sssshh… Disfruta… Mmmm… Mi amor… Yo también te quiero… Ooofff… Estoy aquí… Contigo… Te adoro...
-Te siento bien adentro… Oooohhh… En mis entrañas… Aaaahhh… Qué grande… Mmm… Me penetras… Me revientas… Qué caliente… Mmmmm… Me partesssss… Necesito…
-¿Qué…? ¿Qué necesitas?
-Sácamela… Por favor… Necesito… Oooohhh… Que me comas el coño… Ooohhh… Mmmmffffff… Quiero sentir también tu lengua dándome placer… Oooommmmffff… Qué gustitooooohhh… Me encantaaaaahhh…
Le saco la polla y rápidamente me deslizo hasta la entrada de su vagina, donde separo sus labios vaginales y, tras darles algunos golpecitos con las manos para inflamarlos un poco, meto la lengua.
-Aaahhh… Aaaahhh… Aaaahhhhh… Síiiiii… Mmmmmm… Me matas de gusto… Oooohhh…
Lamo el clítoris, los labios vaginales… Bendito manjar celestial el que tengo delante. Alba se retuerce de placer, mordiéndose el labio para intentar ahogar unos gemidos que acabarían por despertar a nuestros progenitores.
-Oooouuummm… Qué rico tienes el chochazo, hermanita…
-Aaaaaahh… Síiii… Frota… Frótamelo con las manos… Por Dioooosssss… Qué buenoooohhh…
Le froto el coño rápidamente con ambas manos y voy intercalándolo con el cunnilingus. Tiene la mirada perdida por la enorme cantidad de placer que está recibiendo.
-Mmmm… Mi amoooorrrr… Dame más… Síiii… Más rápidoooohhh… Ooooommmm… Me… Me voy a correr… Pffffff… Paraaaaaahhh…
Vuelvo a follarla, notando esta vez la cantidad de jugos que le salen del coño. Está mojadísima… preciosa… como una gatita en celo.
-Abrázame… Mmmmm… Estoy… Estoy cerca… Mmmmmmffff… Lo noto… Oooohhh… Pfffff… Mi amoooor…
Siento que a mí tampoco me queda mucho, de modo que acelero el ritmo, dándonos, así, más placer a ambos.
-Aaahhhh… Aaahhh… Aaaahhh… Rubén… No puedo más…. Mmmm… Me vengo…
-Córrete tranquila, mi princesa… Mi niña… Estoy contigo… Estás conmigo… A salvo… Pffff… Segura… Todo irá bien… Disfruta… Qué rica estás… Mmmmffff… Te adoro… Pffffff…
Y llegamos al orgasmo casi al mismo tiempo. Caemos del todo sobre la cama, rendidos, yo sobre ella, abrazados. Lleno su dulce carita de princesita guarrilla incestuosa rubia de tiernos besitos mientras ella respira de forma entrecortada, tratando la recuperar el aliento, la respiración.
-Mmm… Gracias por esto, hermanito… Me das tanto placer… Mi hombre… Mi macho… Cómo te quiero… Cómo me gustas… Guapetón mío jijiji.
-Descansa, mi niña… Shhh… -La beso un momentito, tiernamente, con lengua.- Estoy más pequeñita y debes recuperarte… ¿Te he hecho daño?
-No, has… has sido un cielo, como siempre. No sabes cuánto aprecio los ratitos que pasamos así. El sexo es importante, pero casi prefiero los momentitos que paso acaramelada contigo que no empalado por tu polla enorme jijiji.
-Entiendo…
Me quito el condón y lo envuelvo en un pañuelo.
-Deja que te limpie la polla, amor mío.
Me practica una buena felación y después comparte mi propio semen conmigo.
-¿No te da asco?
-¿Mi propio semen? Qué va. Ni que fuera la primera vez que lo pruebo.
Dicho esto, apagamos la luz y nos dormimos abrazados en la cama, entre besitos y caricias.
A la mañana siguiente, al despertar y mirar el móvil, confirmo que algo no va bien… y pronto voy a saber lo que es. Tengo un mensaje de Nuria. Uno solo. “Tenemos que hablar.”, dice.