Rubén & Alba. Consumando nuestro amor, al fin

Ya en agosto, Nuria apenas da señales de vida, y Rubén aprovecha la ausencia de sus padres para gozar de una dulce velada con Alba, donde los hermanos consumarán su amor de una vez por todas...

Lamento que hayáis tenido que esperar tanto, así que para compensar he hecho el relato un poco más largo de lo habitual. Me gustaría poder decir que voy a volver a escribir con regularidad, pero no es el caso. Escribo cuando me apetece y cuando puedo, y últimamente me han faltado ambas cosas. Correo: vmtmf.tr@gmail.com Gracias por esperar :)

Rubén & Alba. Consumando nuestro amor, al fin

Agosto comienza sin apenas darnos cuenta, con nuestros padres empezando las vacaciones e yendo a cenar por ahí con cierta asiduidad. Nuria en las últimas semanas no ha dado más señales de vida que algún que otro mensaje escrito, donde se ha interesado por nosotros y nos ha contado que está viajando con su familia por el país. Por lo demás, como si hubiera desaparecido de la faz de la Tierra.

En otro orden de cosas, el cumpleaños de Alba está a la vuelta de la esquina… Mañana, para ser exactos. Quince años ya. Madremía, qué rápido crece… Parece que fue ayer cuando aún iba correteando por casa en pañales, desnuda y toda babeada. Llevo un par de días comprando sus regalos: libros, ropa y algún videojuego. Hay un paquete que, sin embargo, le daré hoy cuando vuelva -ha ido a pasar el día a casa de una amiga-. Es algo que no puede esperar.

Aprovechando que tengo a la novia fuera, llamo a unos amigos y echamos la tarde jugando a la consola. Están deseando que mi hermana entre por la puerta y los deleite con sus encantos femeninos juveniles -David está convencido de que una vez le guiñó el ojo-.

Mis padres nos han dicho que hasta mañana por la mañana no volverán a casa, así que cuando mis colegas se van y me quedo solo, una sonrisa se dibuja en mi rostro. En menos de cinco minutos estoy movilizado, preparando una cena como Dios manda y dejando todo lo mejor posible.

Alba

Mi amiga Ariadna y yo llevamos todo el día por su casa, viendo series en Netflix o bañándonos en la piscina. Nada más saludarnos por la mañana se ha quedado sorprendidísima ante el cambio que ha pegado mi cuerpo durante los meses que hemos estado sin vernos -se fue a Holanda-.

-Oh, Dios mío… ¡Alba, estás guapísima! -me ha alabado antes de saltar a mis brazos.

-Gracias, Ari jiji.

-No tenías estos pechos cuando me fui, ¿cómo lo has hecho?

-He hecho ejercicio. -No iba a decirle que mi hermano me trabaja las tetas día y noche.

-¿Puedo… Puedo tocarlos?

-Por supuesto. Espera. -Se queda parada cuando me desnudo de cintura para arriba ante ella.- Así mejor.

-Mmm… Cariño… Esto… Ufff… Esto está muy bien… -Está disfrutando de amasarme las tetas, notando su sensibilidad.

-Pffffff...

-¿Te gusta que te toquen las tetas? Mmm… Vaya pezones más duros...

-Me encanta… -Esta última frase me sale, sin yo pretenderlo, más como un gemido.

-Mira, voy a parar porque no quiero calentarte y esto te gusta demasiado… Perdona.

-Mmm… No pasa nada.

Por mi cabeza pasa rápidamente una imagen de Ariadna y yo enrollándonos, pero la desecho. Ari es mi amiga. Para intimar tengo a mi Rubén.

Me ayuda a vestirme y pasamos el día charlando de todo tipo de cosas.

Sin embargo, algo hace que mi mente se vaya alejando de allí. Saber que al llegar a casa estaré a solas con mi hermano, sin nadie que nos moleste, provoca que mi corazón se acelere y que mi imaginación trabaje en un sinfín de posibles escenarios para la velada.

A las ocho nos despedimos y me marcho. Llego a casa en un santiamén y, cómo no, mi príncipe azul abre la puerta del castillo. Él me sonríe ampliamente, de oreja a oreja, mientras yo le dirijo una sonrisilla dulce y picarona, fingiendo timidez.

-Hola, hermanita.

-¿Qué tal el día?

-Aburrido. ¿El tuyo?

-No ha estado mal.

Cierra la puerta tras de mí y, sin decirnos nada, fingimos que la nuestra es una relación de hermanos normal y corriente. Me besa en la mejilla con cierto recato y se echa en el sofá, mirándome. Enciendo la televisión y me echo a su lado, en una posición normal. Pasa su brazo izquierdo por detrás de mi cuello, invitándome a acurrucar, y eso hago.

-¿Qué has hecho en casa de Ariadna?

-Mmm… Nada fuera de la común: bañarnos y ver series… Aunque ha pasado una cosita curiosa.

Esto llama su atención, y gira la cabeza para mirarme a los ojos.

-¿El qué?

-Jiji te cuento: al verme, ha quedado sorprendida por el notable crecimiento que han experimentado mis pechos en estos meses. He permitido que me los tocara y todo.

-Vaya… ¿Te ha gustado?

-Ha tenido que parar porque los tengo tan excitables y sensibles que estaba empezando a gemir levemente.

-Interesante… -Acaricia mi mejilla y cierro los ojos, disfrutando de la sensación.- ¿Y qué más habéis hecho?

-Mmmmmm… Después hemos ido a bañarnos a la piscina un ratito. -Decido empezar a calentar motores y me siento en sus rodillas, de caras a él.- Y ya sabes… Me he desnudado… -Le hablo muy cerca de la boca, con voz sensual, porque quiero calentarle.- Me he soltado el pelo… -Deshago mi coleta mi coleta de caballo y libero la cabellera rubia. Me pongo el pelo detrás de la oreja y de los hombros, con unos gestos que sé le encantan.- Y he comenzado a nadar.

Entrelaza sus dedos con los míos y los besa con dulzura, provocando mi sonrisa. Después me suelta y pasa a rodear mi cintura con sus brazos, momento en el que yo me aproximo a él y, aún con mi boca abierta a pocos centímetros de la suya, paso el brazo izquierdo con su nuca y coloco la mano derecha en su cuello, con las yemas de los dedos notando el pulso de las venas.

-Déjame… Déjame probar una cosa -me pide.

-Lo que quieras, amorcito.

Me besa con cuidado en los labios y es entonces cuando yo, como buena gatita seductora que soy, me muestro dócil, sumisa, dejando que me haga lo que él quiera.

Cuando se separa de mí, dice “Hola, mi amor” y me abalanzo sobre él con auténtica pasión. Nos comemos las bocas, sobamos a placer y básicamente actuamos como la pareja que somos. Me despoja de mis ropajes y yo hago lo propio con los suyos. Me abraza tan fuerte que gimo de placer… Ha llegado un punto que cierto dolor físico puede ser agradable.

Rubén

Después de enrollarnos en el sofá durante un buen rato, nos vestimos y procedemos a cenar. Da gusto poder ser nosotros mismos sin miedo.

-Pásame el agua, cielo -me pide.

He preparado un filete y verdura que nos comemos en un momento. Coloca sus manos sobre la mesa y poso las mías sobre las suyas.

-Ojalá pudiera ser así cada día.

-Sí. Ojalá. -Me mira a los ojos, sonriéndome con dulzura.- Eres todo un caballero.

-Y tú la mejor princesita.

-Jijiji.

-Como después vamos a estar ocupados y mañana es tu cumpleaños, quiero aprovechar para darte ahora el primero de mis regalos.

-Te lo agradezco, pero… mejor espera a mañana, a estar con mamá y papá.

-Eso no va a ser posible. Confía en mí, Alba. Debes abrirlo ahora.

-Mmm… Está bien.

-Cierra los ojos.

Obedece y saco el paquete, envuelto en papel de regalo. Lo pongo en sus manos y la aviso de que ya puede abrirlos.

-¿No será un anillo, verdad? -me tantea, mordiéndose el labio.- Jijiji.

-Jeje no, eso todavía no.

Su cara es un poema cuando descubre qué le he regalado… Bueno, mejor dicho: qué nos he regalado.

-Ru… Rubén… Eee… -No le salen las palabras.

-Tómate tu tiempo. Entiendo tu reacción. Tranquila.

-Oye… ¿Estás seguro de esto?

-Completamente. Ha llegado el día, Alba. El día que tanto esperabas.

Sus manos tiemblan al sujetar la caja de condones. En su rostro se va dibujando una sonrisa de oreja a oreja. Se levanta de la silla y busca mis labios. Le meto la lengua, la cojo por el culo y me da un fuerte abrazo, uno de esos que solo hacen las novias. La cojo en brazos y marchamos hacia nuestro cuarto, donde hoy, por fin, consumaremos nuestro amor.

Sin embargo, al llegar al piso de arriba me pide que la espere en mi cuarto con la puerta cerrada, que necesita un minutito para ella. No sé qué pretende, pero obedezco.

Alba

Cierro la puerta de mi cuarto y me quedo un momento parada, pensando. ¡Voy a hacerlo! ¡Por fin! ¡Por fin mi hermano ha dado el paso! Llevaba mucho esperando esto y no quiero cagarla ahora. Alba, céntrate y haz lo que tenías planeado… Sí, ya recuerdo. Ohhh… Esto le va a encantar. Voy al armario y saco el conjunto que compré hace tiempo. Por fin voy a estrenarlo.

Mientras me lo pongo, recuerdo lo que me ocurrió cuando fui a comprarlo. La mujer de la tienda quedó sorpredidísima por mi escasa edad, y me hizo una visita guiada por todo el local. Nos metimos en el probador y estuvo ayudándome a probar diferentes piezas de ropa. Mientras iba desnudándome, vi cómo me comía con la mirada… y me sentí bien. Pasó a acariciarme la cintura y los hombros y, después de pagar, se despidió besando mi mano.

Rubén

Decido ir quitándome la ropa mientras espero a Alba. No sé qué estará haciendo, pero espero que no tarde mucho más. Tengo los condones sobre la mesa, preparados, y he bajado la persiana para evitar miradas indiscretas.

De pronto, se abre la puerta y se corta mi respiración.

Mi hermana está… espectacular es poco. Lleva suelto el pelo rubio y puesto un conjunto de lencería, el más sexy que he visto nunca. Su magnífico busto realzado y ajustado, las caderas perfectamente definidas y los labios vaginales bien resaltados e hinchados, visiblemente húmedos. Con su dedo índice en la boca, dándose un aire de inocencia y de niña buena, y su piel blanca acentuada por el contrasto con el color de sus ropajes, toda ella representando la pureza de las señoritas. Sus ojitos azules mirándome fijamente, brillantes -e incluso me atrevería a decir que dilatados-. Todo ella, en conjunto, transmite deseo lascivo y pureza en la sangre, al amar a un macho de su propia estirpe.

-Albas… -Intento decir.- Estás…

-No. -Me corta.- No digas nada aún, por favor. Déjame… Un momento. Necesito hablarte.

-Está bien… Dime.

Se acerca a mí y se queda a escasos centímetros, sin llegar a tocarme. Levanta la cabeza para mirarme a los ojos y da comienzo su parlamento:

-Rubén, amor mío, llevaba mucho tiempo esperando este momento, así que te pido que por favor me escuches. Sé que podrás hacerlo si tanto me deseas. El poco tiempo que llevamos siendo pareja ha sido maravilloso para mí, creo que hemos aprendido mucho el uno del otro. Hemos aprendido a amarnos en silencio. Ahora me pides que te permita hacerme el amor, como tu chica, tu mujer, tu novia… Y yo no puedo estar más contenta. Sin embargo, te pediré algo: nos llevamos cuatro años, tú eres enorme comparado conmigo y yo no soy más que tu hermanita pequeña enamorada, chiquitita y todavía de catorce añitos. Por eso te pido que me trates bien, con dulzura, que seas suave y, en definitiva, que me respetes como mujer. Llena de besos cada parte de mi cuerpo y juntos tocaremos el cielo.

Tras escuchar esto, me siento en la cama para ponerme a su altura, la cojo de las manos con suavidad y beso las yemas de sus dedos.

-Alba, cariño, entiendo todas y cada una de tus preocupaciones, y prometo hacerte el amor como si nuestras vidas dependieran de ello. No temas por tu cuerpo ni por tu integridad como mujer. Seré tan bueno contigo como hasta ahora he sido.

-Qué poético ha sonado esto último jiji.

-Alba, eres mi musa.

-Gracias, hermanito.

-Marca tú el ritmo. Quiero que te sientas segura.

-Tócame despacito. Sé dulce. Mi piel es delicada y tus manos, experimentadas.

Se sienta a mi izquierda en la cama y acerca sus labios a los míos, sin llegar a tocarlos. Saco la lengua y la paso por su boquita de nena, provocando sus primeros suspiros.

-Aaahhh…

Paso mi brazo izquierdo por su cintura y la atraigo hacia mí, dejándose ella hacer. Junto nuestros labios y la beso con delicadeza. Ella sigue ronroneando, suspirando de calentura.

La cosa se va animando poquito a poquito y llevo mis manos a sus pechos.

-Aaaahhh… Mmmmm…

Sus manos recorren mis brazos, mi cuello, deseosas de sentir cerca a su macho. Nuestras lenguas danzan juntas una vez más y hacen acelerar nuestro pulso. Noto la suavidad de sus tetas, su dureza, lo erguidas que están… Un buen lugar donde perderse.

Nos tumbamos en la cama, entre besos y caricias, recorriendo sus atributos, sus curvas con mis manos, deseoso de hacerla gemir de placer. Agarra mis testículos y los aprieta, parando de vez en cuando para golpearlos.

-Aaaahh… Aaaggg… -gimo.- Qué mala eres… Aaagggggg…

-Pero si te encanta jiji… Ummmfff…

Me saca el miembro de los calzoncillos y comienza a masturbarme.

-Aaaahhh… Qué rico… Aaaaffff… Siiigueee…

Me masturba mientras me come la boca con lengua, golosa, y yo amaso sus pechos.

-Ohhh… Oooohhh… Ooofffff… Te quiero…

La beso en las mejillas, por el cuello… La veo disfrutar, gozar. Se retuerce sobre mí mientras masajea mi soldadito, al que deleita enormemente con sus atentos y cariñosos cuidados.

Sintiendo próximo el orgasmo, no dudo en hacerla sabedora de esto. Quizás no ha sido la mejor de mis ideas, pues nada más oírlo cesa en sus placenteras operaciones, alegando que no piensa dejar que me corra tan pronto.

Se echa sobre la cama, abriéndose de piernas, y me dice:

-Dame placer, hermanito. Uuummm… Hazme tocar el cielo.

Mueve las caderas como una gatita en celo, acariciándose los labios vaginales muy sensualmene y mordiéndose el labio, todo para provocarme. Está preciosa, como para metérsela directamente.

Sin embargo, ella me ha dejado a medias, así que yo voy a hacer lo mismo. Me coloco entre sus piernas y le como el coño, que está jugoso y chorrando fluidos.

-Aaaaaaahhhh… Aaaaaammmmmmm… Síííííííí…

-Gime, guarra… Oooouuummm… Gime…

-Aaaaaahhhh… Más… Más… Máááááássss…

Deslizo la lengua por su chochito mojado, empapándome de sus jugos vaginales y frotando el clítoris.

-Oooooohhh… Síííííí… Mmmmmmpfffff… Te quieeeeerooooohhhh…

Tiene las piernas tensadas, duras, casi temblando. Paso las manos por ellas y las acaricio, haciendo erizarse su piel.

-Uuuummmmm… Hermanito… Pfffff… Qué… Qué bien me tocas… Mmmmffff… Qué gustito…

Viendo que está a punto de llegar al clímax, salgo de entre sus piernas y la dejo con la mirada perdido en el techo.

-¿Mmm? ¿Por qué paras?

-Cómeme el rabo, guarrilla.

-Pffff… Como mandes… Pero no dejes de tocarme hermanito… Mmmmmffff… No dejes de hacerme disfrutar… Aaaahhh… Te necesito dentro de mí…

Se traga mi nabo entero y lo trata como si fuera un helado: primero le da suaves lametones para, a continuación, ir introduciéndolo en su boca y chupándolo como un polo. Mmm… Qué rico… Qué bien lo hace…

-Aaaaaffff… Por Dios, Alba… Pffff… Vaya manera de… chupármela… Aaahhh… Qué Diosa…

Mientras me la mama, sus ojos azules se posan en los míos, mirándome con una expresión entre lasciva y cariñosa. Una gozada ver sus labios juveniles engullir una polla, ya con cierta facilidad debido a la práctica.

-Mmmmmmm… Sííí… Siiigueee… Joder… Mmmmmmmfff… Qué biennn…

Sus manos juguetean con mis testículos: los aprieta, golpea, masajea… Están durísimos, más que ningún otro día, sabedores de lo que viene después.

-Aaaaafffff… Por Dioooooosss…

De pronto, se separa de mí y comienza a desnudarse, en un claro intento de volver a provocarme. Dispuesto a no permitírselo otra vez, me abalanzo sobre ella y me como los morros mientras la ayudo, de forma casi salvaje, a deshacerse del conjunto de lencería. Amaso sus tetas, su chochazo, su culo, sus piernas… Lo dejo nada por sobar. Doy suaves mordisquitos en su lóbulo y detrás de la oreja.

-Aaahhh… Mmmm… -gime, con la boca entreabierta y los ojos cerrados, haciéndose el peso muerto y dejándose abrazar y sostener por mí.

Froto mis manos en sus labios vaginales, los golpeo levemene, los pellizco… Cada vez está más mojado, más caliente… Más sexy. Está desbocada, perdiendo los papeles, entregándose cada vez más y más a las cálidas olas de placer provocadas por mí que azotan todo su cuerpo y lo hacen estremecerse, gozando de mis varoniles cuidados.

Rodea mi cuello con sus brazos casi por necesidad, y vuelvo a abalanzarme sobre ella. Aprieto mis huevos en su chochito, frotándolos, haciéndola gemir sobremanera. Mi polla llega a tocar sus labios en un par de ocasión, pero me contengo. No sin condón. Pese a esto, he de reconocer que me result de lo más excitante estar bordeando el peligro, exponiéndome demasiado a que mi parte más animal, más salvaje, tome el control de mis actos y la penetre sin protección.

-Aaahhh…. Mmm… -ronronea ella, ajena a mis pensamientos pero gozando de mis movimientos.- Métemela… Rubén… Por favor.. Fóllameee…

-Aún no, mi reina… Mmmm… Debes estar todavía más lubricada…

Agarra mi polla con ambas manos y se pone a masturbarla a toda prisa, haciendo que el glande toque su coñito de nena.

-Mmmm… Alba… Cuidado, ¿eh?

-Mmmmm… Sí… No te preocupes, mi amor… Pfffff…. Soy cauta… Aaaaaahhhh…

-No quiero follarte sin condón… Ooooohhh… Eso.. Aaaahhh… Eso tenlo claro…

-Lo sé, cariño mío, lo sé… Oooooffff… No lo haré… Mmmm… No debes preocuparte…

Notando que estoy a punto de correrme otra vez, la aviso y para de pajearme.

-Mmm… Alba… ¿Estás lista? Ha llegado el momento.

-Sí… Hazlo… Fóllame, hermanito… Quiero… Necesito sentirte bien adentro de mí… Ooommmmfff… Dame… Dame placer… Hazme tocar el cielo… Ooofffff… Te quiero…

Decidido a no perder ni un segundo más, me apresuro a colocarme el condón mientras Alba me mira abierta de piernas, con el pelo revuelto y pasándose la lengua por los labios. Está cachonda perdida.

Ya en posición, la aviso:

-Hermanita, estoy preparado. ¿Tú?

-Mmmmmm… Ni te lo pienses… Pffffff… Fóllame, Rubén… Fóllame, por favor… Soy tuya… Hazme gozar… Aaaaaammm…

Ella misma se separa los labios vaginales mientras yo conduzco la polla a sus entrañas.

-Aaahhh… Aaaaaahhh… -gime al sentir como mi soldadito caliente se adentro en su chochito mojado.

-Detenme si voy muy rápido, ¿eh? No quiero hacerte daño.

-No… Mmmmmm… Tranquilo… Aaaaaahhh… Qué gustito… De momento… Mmmffffff… De momento vas bien… Sigue…

Llega un punto en el que no puedo avanzar más. He llegado al himen. Observo a mi hermana y, viendo su hermoso rostro desencajado por el placer, decido ir a por todas. La cojo fuerte de las piernas y la hago perder la virginidad de un empujón.

-¡Aaaahhh…! -no sabría decir si es un gemido y un grito de dolor, puesto que al llegar al fondo de su vagina su cuerpo sigue retorciéndose de placer.

-Alba, ¿estás bien? Siento haberte hecho daño, pero lento hubiera sido peor, créeme.

-Mmmmmm… Podrías… Podrías haber avisado… Aaaahhh… Pero ya está hecho… Mmmmmm… Mejor así… Como tú dices… Pffffff… Ahora hazme el amor… Te amooohhh…

Decido dejar el rabo quieto un momento para dar mimos a mi Alba, que a la pobre le he hecho daño. La abrazo y la beso tiernamente en su boquita de nena calentorra, y la hago gemir besando también su cuello, sus mejillas, sus hombros…

-Mmmmmm… Hermanito… Qué bien me cuidas… Cómo me gusta lo que me haces… Tócame más… Mmmfff… Eres tan dulce…

Voy follándola despacito a la vez que la mimo. Soy suave, voy sin prisa, disfrutando del momento… Las paredes de su coñito están apretadas y no dan mucha movilidad a mi polla, pero al rato la cosa mejora. Su vagina está caliente, jugosa, y sus labios no paran de rezumar líquidos…

-Mi niña, me encanta su chochito… Uuummmmmm… Es de lo más acogedor… Oooohhh… Qué gusto, coño… Pfffffff… Así… Así… Oooohhh… Perfecto… Oooffffff…

-Qué bien que te guste follar a tu propia amor… Ooooohhh… Mi amor… Mi macho… Oooommmm… Te quiero…

Alba llena mi cara de besos y lengüetazos mientras yo me entretengo sobando sus pechos a placer. Están durísimos, con los pezones tiesos… Muy excitables, muy sensibles. Gime cada vez que se los estrujo. Es una auténtica maravillosa… Grandes… Bien redondos… Duros… Con la suavidad y blancura envidiable… Qué rico.

-Cómeme las tetas, hermanito… Pffffff… Por favor, comémelas… Disfrútalas… Aaaahhhh… Soy tuyas… Te las ofrezco… Aaahhhhh… -Se retuerce de placer.- Haz lo que quieras con ellas… Mmmmm… No me importa…

Las chupo, las amaso, las estrujo, las succiono… Mmmm… Y ella gime… Pffffff… Gime sin parar...  Mi polla sigue follándola y ella sigue gimiendo. Sus caderas empiezan a moverme con rapidez, pidiendo más acción por mi parte. Se la doy. Acelero el ritmo y la hago gozar, disfrutar.

-Aaahhhh… Hermano mío… Mmmmm… Cariño… Mmmmmm… Me matas de placer… Pfffff… Sigueeee…

-Eres una diosa, Alba… Aaaahhh… Estás follando por primera vez y pides más y más polla… Mmmmmm… Qué rapido te has acostumbrado a tener la polla de tu hermano dentro de ti… Mmmm… Qué morbazo me da follarte… Aaaaahhh… A mi propia hermana… Eres mi musa… Mi amor… Mi Afrodita personal… Disfruta… Oooohhh… Goza… Goza conmigo…

-Qué rico, cielo… Sigue… Sigue dándome duro… Te adoro… Me encanta tu pollazo enorme… Eres mi macho… Solo mío… Y yo soy tuya… Fóllame… Ooooohhh… Sííííí… Qué bien… Qué bien lo haces… Pfffffff…

Cambiamos de posición y ahora es ella quien está arriba. Se levanta y veo bambolearse levemente su busto -recordemos que lo tiene tan bien puesto que prácticamente no se mueve-. Su cabello rubio enmarca su rostro y sus ojitos azules me transmiten calidez, frescura, juventud… Le brillan

-Mmmmm… Sííííí… Siiigue… Pfffff… Cómo me gusta esto, hermanito…Oooohhhhh… Cómo me gusta que me folles con tu polla enorme… Pffff…. Siiiigueee… Aaaaahhh…

La cojo por las caderas y disfruto de su suavidad… Mmmmmm… Qué rica…

-Mmmm… Mmmmm… Mmmmmm… Aaaaaaaahhhh… Te… Te siento muy adentro… En mis entrañas...

-Porque soy tu primer macho… Tu primer hombre… El único que vas a tener…

-Oooohhhh… Síííí… Eres único… El único que me podrá tocar… Te deseo… Pffff… No habrá ningún otro… Ooooummmmm… Te lo prometo… Nadie más yacerá conmigo… Solo tú… Un macho de mi propia sangre… Pasaré toda la vida contigo… Pffff… No temas… Mmmmmm… Te deseoooohhh…

Oírla hablar así hace que sienta como electricidad en los huevos. Una sensación genial. Mi hermana… Mi querida hermana está completamente entregada a mí. Es mi mujer… Mi hembra… Aaaaaahhhh…

-Aaaaaahhh… Hermano… Siento… Siento el orgasmo… Está cerca… Oooohhh… Voy a correrme… Mmmmm… No tardaré… Oooohhh… Deprisa… Aaaaahhh… Dame… Dame duro… Pfffff…

Obedeciendo sus órdenes, acelero el ritmo una vez más.

-Mmmm… Me corro… Mmm… ¡Mmmm… Me corroooohhh…! ¡Ooooohhhh…!

Espectacular el orgasmo que tiene. Se desploma sobre mí y me abraza. Yo aún no me he corrido, así que saco la polla rápido de su coño, me masturbo un poco y termino corriéndome también.

-Aaaaahhhh….

Tremenda follada la que acabamos de tener. Me quito el condón como buenamente puedo, le hago un nudo y lo envuelvo en papel. Apago la luz y quedo adormecido abrazando a mi amor.