Rubén - 9
Tras salir corriendo al ver a Rubén en aquella situación, ambos tienen una charla. Poco después, casi sin saber cómo, Teresa se verá metida en una situación aún más inesperada que la anterior
RUBEN- 9
Rubén alcanzó a Teresa justo en el momento en que esta se montaba en un taxi, consiguió llegar justo por los pelos y entrar tras ella en el coche. No dijo nada, sin embargo sí que le indicó al taxista la dirección de su casa, siendo corregido de inmediato por Teresa, quien dio la suya, exigiendo al taxista llevarla primero a ella al ser la primera en montarse. Rubén se limitó a aceptarlo y decírselo así al conductor... Cuando el taxi se detuvo frente a la casa de Teresa, fueron ambos los que se bajaron, Rubén pagó la carrera y luego, cuando el coche se hubo marchado y ella ya estaba a punto de entrar en su portal...
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¿Se puede saber qué te pasa?
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Nada, no me pasa nada –contestó apretando los dientes.
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Eso no es cierto, y lo sabes. Mira, entiendo que no te gustase y que estés enfadada, pero ya sabias lo que tendría que ocurrir para que yo te ganase... y te recuerdo que fueron tus reglas para una apuesta que… –trató de explicarse Rubén hasta que Teresa le cortó.
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¡¡¡A la mierda con la apuesta!!! -estalló-. ¡¡Un tío, tenías que follarte a un tío!! -le espetó en la cara.
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Así que es eso… Entiendo, pero por favor, ¿me puedes explicar qué más da, tío o tía?, el caso es que me folle a alguien y tú has saltado sin poderlo evitar. Repito, eras consciente cuando propusiste esto que me verías con alguien en una situación un tanto... "comprometida"...
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¡¡¡Como que comprometida!!! ¡¡¡Joder, Rubén, que le estabas dando por el culo a un tío, a un puto tío por muchas tetas que tuviese!!!
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Si, lo sé, ¿y qué?, ya te explique en su momento que hacía a ambas cosas, y un transexual, reconocerás que es parte de ambos mundos. Dime, una cosa, si no le llegas a ver la polla y como le hacia una paja, si hubiese sido una mujer la que estaba enculando mientras le hacía un dedo, ¿qué diferencia habría habido? –dijo
Eso sí, Rubén fue lo bastante listo viendo el percal, como para callarse una cosita, y es que antes empezar a darle al Transexual y que este empezase a darle al biberón en solitario con el rubio, entre ambos le habían puesto el preservativo y estado chupado la polla a dúo, y que por cierto, este casi se había corrido en su propia boca antes de abandonar la felación por su parte y continuarla solo “la morena”.
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Pues eso, que habrías estado follando con otra mujer... -dijo Teresa enfurecida, con aire de pensar que eso lo explicaba todo.
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Está bien -suspiro-, esto creo que va a ir para largo, te importa si subo contigo y seguimos hablando arriba los dos con calma..., por favor.
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Está bien, sube, pero que conste que esto lo cambia todo entre nosotros dos... -abrió y entro al portal, entonces se volvió-, y te aclaro, que porque subas, no va a ocurrir nada...
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Tranquila que eso lo entiendo, no ocurrirá nada que no deba...
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¿Y eso que se supone que quiere decir?
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Pues muy eso, que no pasara nada que no tenga que pasar...
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Me da la impresión de que te vas a llevar una sorpresa muy desagradable si de verdad esperas algún milagro entre los dos...
Tan solo cinco minutos después de subir a su casa, Teresa estaba tumbada sobre el sofá, con el vestido tirado en el suelo junto a la tanguita y con un desnudo Rubén entre sus piernas haciéndole una magistral comida de coño mientras ella gemía como una desesperada presa del placer y él se ponía un preservativo, cosa nada simple en esa postura... Sin embargo, en esta ocasión no estaba dispuesta a que se le escapase de allí vivo, no tenía intención de que Rubén se fuera de allí sin habérselo follado antes, por ello le obligo a subir la cabeza hasta poder besarlo en la boca, forzándole a trepar por su cuerpo, dejando su polla al alcance del hambriento coño de Teresa. En esa posición, le exigió que le demostrara que coño era lo que sabía hacer con una mujer un puto maricon como él. Y todo esto había empezado en el ascensor según subían, con unas “inocentes” caricias de amigo por parte de Rubén…
Dirigiendo su mano hacia la polla que durante tanto tiempo había deseado, la sujeto con firmeza guiándola hacia la entrada de su empapado sexo, poniendo el glande en la entrada para de seguido casi sin poder articular palabra por los gemidos, le dijo entrecortadamente...
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¡¡Métemela!!!, por... fa... favor, métela ya, venga... métela... ya... ahora... clávamela joder... demuéstrame que sabes hacerrrrrrrrrrrr…
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Está bien, te la meteré... y te demostrare… lo que se… -empezó a empujar, pero entonces Teresa alzo la pelvis insertándosela hasta el mango en su interior.
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La quiero todaaaaa... -empujo violentamente hacia arriba mientras que Rubén por su parte empujaba contra ella-, ¡¡¡¡ARGGGHHHHHHH, cabronazoooooooo… Ahrggggg… que me partessssssss!!!
Teresa sintió como era abierta de forma salvaje, como su coño se ensanchaba de golpe y porrazo pese a estar acostumbrada ya a esas alturas a usar la copia, no entendía como podía haber sido de ese modo, como parecía que le hubiesen barrenado su interior... Rubén no le dio la menor tregua, empezó a embestirla con violencia, Teresa quería follar no cariños y eso era lo que le estaba dando, la follada del día..., semejante entrada le tenía todo sensible a la par que su coño parecía expulsar flujos como si fuese una fuente, cuando Rubén golpeaba sus caderas y sus huevos golpeaban su perineo provocaban incluso el característico sonido del chapoteo al golpear en el agua...
Rubén se sonrió para si cuando Teresa grito al sentirse empalada por su polla y notar con esta la abría en canal violentamente para luego transformarse en un gorgoteo de placer, también vio en sus ojos la incomprensión sobre lo que estaba sintiendo... Rubén sabía que esto era debido a que había hecho una pequeña trampa o dicho una mentirijilla sin importancia, como se prefiera. La explicación era muy simple, la copia que le mando Rubén no era del todo exacta, era casi más de medio centímetro más estrecha y al menos otros dos más corta que la real, ese era el motivo de lo que ella sintió pese a estar teóricamente acostumbrada a su "aparato" “real”... Rubén por esa noche no tenía más intenciones que follársela bien follada, pero sin llegar a nada más, aunque por otra parte, también se tenía que confesar a si mismo que eso que ahora estaba haciendo era algo por lo que se moría de ganas de tener con ella desde hacía bastante tiempo, incluso antes de que todo esto empezase, y ahora, por fin lo había conseguido.
Rubén no cesaba de embestir a Teresa, esta estaba totalmente entregada, fue en ese instante cuando notó como de repente bajaba el ritmo de sus movimientos, como su polla se movía mucho más despacio en su interior, intento protestar, pero le fue imposible, ya que la lengua de Rubén entró en su boca como un ariete en busca de la suya. Tardo muy poco en ser consciente de lo que él estaba tramando, en unos segundos tras el bajón de ritmo sintió como una de sus manos se abría paso entre ambos de camino a su entrepierna, finalizando el movimiento sobre el clítoris, pinzándoselo suavemente entre dos de su dedos. Solo un par de minutos después, el ritmo de Rubén nuevamente aumento.
Teresa no se esperaba de ningún modo lo que sintió al correrse, fue algo brutal, su cuerpo pareció tensarse como el arco de una ballesta, al punto que casi desmonta a Rubén de encima de ella. Justo cuando alcanzaba el orgasmo, Rubén se corría en el interior del preservativo, pero aun así pudo sentir los espasmos del pene en su interior al escupir su carga, renegando en ese momento de ello, pues hubiese dado cualquier cosa por poder sentirle en ese instante a pelo. Justo a la vez que todo eso, los dos dedos de Rubén que estaban acariciando su clítoris se cerraron sobre este con fuerza haciendo una pinza y retorciéndolo luego levemente... La sensación de placer dolor que experimento su cuerpo fue como digo, realmente brutal, Teresa en su vida había pasado por algo semejante, quedo con los ojos en blanco, boqueando tratando de conseguir aire, un oxigeno que no llegaba, un gemido intenso saliendo de su garganta y al final, quedar con los brazos laxos abiertos en cruz, rendida, como muerta durante casi un minuto... En cuanto se recuperó lo suficiente...
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¿Que... que... que es lo que... me has hecho? ¡¡casi me muero joder!!...
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Es algo a lo que llaman la "petit mort", o pequeña muerte en Francés... como prefieras –le respondió mientras le daba besitos.
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Ha... ha sido la hostia, había leído sobre ello, pero nunca lo había experimentado, me has dejado baldada, me duelen todos los músculos del cuerpo...
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Sí, es un orgasmo un poco... agresivo...
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¿Agresivo?, esto no es agresivo Rubén, esto es... es... ¡joder!, ¡que creía que me moría...! -él se rio acompañándole ella de seguido.
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Si, bueno, es un efecto que tiene, por eso le llaman pequeña muerte... –replico divertido-. Ahora creo que lo mejor será que te lleve a tu cama...
Sin dejarla decir nada, Rubén la alzo en el aire cogiéndola en brazos, ambos desnudos, pese a lo muerta que estaba, Teresa no podía dejar de seguir deseando a ese... ese... ese hombre. Quien la llevaba en esos instantes entre sus musculosos brazos, no se parecía, no tenía ni punto de comparación con el Rubén que ella estaba acostumbrada a ver e incluso a tratar, ni en las formas, ni en la voz e incluso ni en el fondo, y no os hacéis una idea de cómo todo esto la desconcertaba hasta extremos. Cuando llegó a la habitación, la dejo sobre la cama, luego procedió a abrirla y después la metió bajo las sabanas, se sentó a su lado y le quitó el cabello que le caía por delante de sus ojos con muestras de evidente cariño, luego con mucho cuidado la cubrió con la ropa de la cama.
Tras taparla, Rubén se quedó sentado aun un instante mirándola a los ojos, fijamente, como esperando algo, luego, tras besarla suavemente en los labios, lentamente se empezó a levantar con clara intención de marcharse... Teresa tuvo la sensación de que en ese rato, lo que Rubén esperaba era a que le dijese si debía de irse o quedarse con ella, pensó en decirle hasta mañana y que fuese con cuidado a su casa, pero en esos ojos que estaban clavados en los suyos vio algo... Fue como una especie de presentimiento que parecía decirle que si él se marchaba esa noche, quizá no tuviese días suficientes en su vida como para arrepentirse de dicha decisión, de modo que levanto la ropa de la cama, y con la mano golpeo junto a ella, susurrándole un tierno "ven conmigo"... Tras decirlo vio una franca sonrisa en la cara del hombre e íntimamente supo que había tomado la decisión correcta... Luego Rubén se acostó a su lado desnudo, abrazándola, hacía mucho tiempo que Teresa no se sentía tan bien con alguien junto a ella, se puso de lado haciendo que Rubén se pegase a su espalda. Haciendo ambos la cucharita, se durmieron en pocos minutos.
Por la mañana Teresa despertó por el olfato, y porque estaba escuchando trastear a alguien en la cocina. Hasta ella llegaba el suave olorcito del pan recién tostado, cuando se levantó se encontró con un señorial desayuno preparado. No sabía bien de donde habría sacado Rubén todo aquello, pero el ver las rebanadas de pan tostado, con un chorrito de aceite de oliva, pulpa de tomate natural y una lonchita de jamón, todo ello pasado unos segundos por el horno para calentarlo... hacía que la saliva se le acumulase en la boca de mala manera. Sin decir nada y a un indicación de Rubén, se sentó a la mesa y espero como si fuese una niña pequeña a que le sirviesen, lanzándose a devorar todo lo que había en cuanto tuvo el plato delante...
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¿Y ahora qué? –preguntó Teresa como de pasada mientras miraba a Rubén.
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¿Te refieres a nosotros?
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No Rubén, no, me refería al Papa y al Vaticano… -soltó irónica-, ¿tú que crees?
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Vale, vale, ha sido una pregunta tonta. Bueno, eso no creo que deba de responderlo yo, sino tú. Pero bueno, digamos que ahora que ya hemos follado, te has quitado esa espinita que supongo que tenías conmigo y que yo en cierta medida he potenciado. La cuestión es si con eso tienes suficiente y termina todo aquí, o quieres llegar aún más lejos en esta especie de relación extraña que mantenemos.
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No, la cuestión no es esa Rubén, la cuestión aquí es que no tengo ni idea de lo que quieres realmente de mí, no soy capaz de seguirte, y créeme que lo he intentado. Por supuesto que me gustaría avanzar más, pero no se hacía que tengo que continuar, y eso en cierto modo, te reconozco que me asusta un poco.
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La respuesta a eso es muy fácil, te quiero, de modo que puedes imaginar lo que deseo contigo… pero para eso, antes debo de estar seguro de que eres la adecuada para ello y podemos compaginarnos. Siento si te suena algo frio, o quizá que te esté tratando como si hablase de ganado, pero es la realidad de lo que pienso.
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Entiendo, quieres una sumisa o quizá incluso una esclava que se deje llevar por ti y haga lo que tú quieras, como he estado haciendo yo hasta ahora siguiéndote el juego, ¿no? –se le notaba un poco rabiosa.
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¡¡¡Joder Teresa!!!, ¿de verdad lo dices en serio?... Mira… –suspiró tratando de rebajar su tono-, mira, si de verdad quisiese eso que tú piensas desde luego no te habría elegido a ti, a una mujer triunfante, acostumbrada a mandar, a ordenar, a dominar a su alrededor, a una luchadora. Tampoco a alguien con un genio de mil demonios como el tuyo, ni por supuesto a alguien que como tú en este caso eres mi superior en el trabajo…
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¿Entonces lo que buscas es alguien dominante según entiendo?
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Teresa, Teresa, Teresa… -meneo la cabeza-, porque contigo todo ha de ser blanco o negro. ¿Sabes?, también existen los grises, innumerables tonos grises…
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Si claro, como ese transexual de anoche no… tu buscas entonces una mezcla de hombre y mujer como esa, ¿no? Como lo has llamado, un gris, es eso, ¿a qué si? -dijo entre sarcástica y rabiosa al recordar lo que vio.
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Y dale con lo mismo otra vez. Veras, lo que yo busco, es una pareja, sea hombre o mujer, transexual o lo que sea, me da igual, quiero alguien como yo, libre de prejuicios y que sea capaz de mantener sus compromisos, de hacer locuras, de cometer barbaridades incluso llegado el caso… capaz de ser mi contraparte para el resto de mi vida. Si eres tú, otra mujer o incluso un hombre llegado el caso, me da igual, pero te preferiría a ti, porque te quiero. Pero para que te quede más claro, en ti lo que yo busco es una domina, una sumisa, una puta, una guardona, una dama, una señora, una pérfida, una pervertida, alguien que arriesgue, que no tenga vergüenza con según qué cosas, que sea de mente abierta, que tenga sus miedos, que les haga frente, que confié y que a la vez tenga unos solidos principios propios… Todo eso es lo que quiero de ti… y es lo que trato de ver si tienes…
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Vaya, ¿solo eso?, pues que poco y que simple de conseguir, ¿no?
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Jajajajajaja –se rio-, si tú lo dices…, aunque quizá sea más sencillo de lo que ahora piensas…
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Muy bien, si, quizá, y ahora antes de irte dime, ¿quieres alguna cosa más de mí? –preguntó irónica.
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Pues mira sí, ya que lo dices sí, quiero que mañana vayas a la oficina usando esto… -se levantó y del bolsillo de su abrigo saco una cajita que le tendió a Teresa con una leve sonrisita.
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¡¡¡¡Pero tú eres Gilipollas o que coños te pasa!!!! –abrió los ojos como platos ante lo que le mostraba la caja al levantar la tapa- ¡¡¡Ni de coña hago yo eso!!!
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Pues no le veo el problema, la verdad, es un caprichito que tengo y me apetece que haga mi “pareja” –dijo con una sonrisita extraña mientras Teresa no podía apartar los ojos de las bolas chinas.
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Y una mierda, hazlo tu si quieres… -se quedó pensativa un segundo dándose luego con la palma de la mano en la frente como si hubiese descubierto américa-. ¡¡¡Ahhh no!!!, ¡¡¡claro!!!, que tú no tienes coño para meterte esas putas bolas… por supuesto, que fácil es así… que simple es pedírselo a los demás. ¿No eras tú el que decías que no querías una sumisa? –dijo enfadada.
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No, he dicho que no busco eso pero si quiero una, y también a la vez que sea una domina… está bien… veo que sigues con el blanco y el negro…
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¡¡¡Sigo con lo que me sale del coño!!!, ¿te enteras de una vez?.
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Joder que genio… -replico sonriéndola, y por supuesto, enfadándola aún más con ello.
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Ni genio, ni coños, ni leches, no pienso hacer gilipolleces porque a ti te ponga cachondo, vas cogiendo onda con lo que digo, tío listillo. Cuando tengas coño… o mejor aún, cuando lo hagas tú… me lo repites que lo haré… Y ahora, lárgate de aquí que prefiero no verte…
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De acuerdo, ya me voy, la leche con la señora, vaya genio que tenemos al levantarnos –repitió, esta vez riéndose-, pero eso me gusta… -dijo al abrir la puerta, luego salió y cerro tras él.
El cabreo con que se quedó Teresa era de época, especialmente porque Rubén parecía estar divirtiéndose con todo esto que ocurría. Tuvo un mal presentimiento, por cómo iba empezando a calarle, empezó a preguntarse cuanto de todo esto que acababa de pasar, no sería parte de lo que él quisiese de ella y lo único que había hecho con esas explosiones de mal genio, era seguirle los planes que tuviese. Otra cosa que tuvo también que admitirse para sí misma, es que el muy cabrón sabia como ponerla cachonda, desde luego de no ser porque la enfado bien enfadada con todo eso que dijo y lo de las putas bolas, de haberla calmado lo suficiente, a estas horas, sin duda estarían los dos follando otra vez, porque lo que era ella, desde luego en esos mismos instantes, no le hubiese importado mucho hacérselo pagar de ese modo… Se sentía con ganas de someterlo, de follárselo, de hacer que la desease, que pagase con su polla por lo que dijo… Se llevó las manos a la cara pensando si no se estaría volviendo loca por su culpa, y que coño pretendía hacer con ella realmente, porque por mucho que imaginase o pensase, no veía en nada que tratase de perjudicarla de algún modo, pensó que de seguir así iba a terminar por volverla loca de atar… Por fortuna era domingo, y la semana se presentaba difícil en el trabajo, lo que la ayudaría a desconectar de Rubén quisiese o no…
Rubén se fue a su casa contento, había decidido pasar a la siguiente fase con Teresa, a la fase “dura”, y de momento todo iba mejor que bien. Su reacción le había gustado aunque no le sorprendido en absoluto, de hecho ya lo esperaba, y por otro lado, eso era de lo que más le gustaba de ella, ese genio explosivo que demostraba al enfadarse. Estaba convencido de que en esos instantes se arrepentía de haberlo sacado, y que desearía poder vengarse de él sometiéndole, no podía dejar de pensar en cómo de regular era el pensamiento femenino una vez se entendía, prácticamente era igual al masculino, diferentes en su concepto, pero igual de previsibles los dos cuando se veía el camino. Entendía que su aspecto, su forma de ser, su forma de comportarse, su forma de moverse, de hablar, de gesticular, de “ponérselo” ante las narices de modo calculado, la tuviese enganchada cada vez más a querer “dominarle”, especialmente con sus deseos aun no satisfechos y en contra punto con su educación, o forma de ver la vida…
Pero a diferencia de lo que le había dicho a ella, Rubén ya estaba muy seguro de que era la persona ideal, entre otras cosas porque llevaba bastante tiempo enamorado de ella, y desde luego no pensaba perderla o dejar que se le escapase, más ahora que estaba libre sin la presencia del estorbo que antes tenía como novio y por el que había tenido que esperar tanto para poder moverse... Sabía que Teresa era leal con su pareja, tanto como este lo fuese con ella, por eso no había intentado nada, como algunos otros en la oficina que habían salido trasquilados, pero era eso también lo que buscaba, lealtad, especialmente siendo como él era, y Teresa se la ofrecía… Sonrió pensando que el lunes iba a ser un día muy divertido para ella, se iba a llevar un par de sorpresas muy… desagradables por cierto… y ya veríamos por donde salía, si entraba por el aro y por el contrario, con todo lo conseguido hasta el momento con ella, daba un paso atrás… aunque sinceramente, lo dudaba… estaba convencido que no se podría resistir durante mucho tiempo a avanzar…
El lunes por la mañana Rubén se dio cuenta de que Teresa le estaba ignorando olímpicamente, no le hacía ni caso, como antes de que empezase a moverse en su entorno tras pasar lo de aquellos cabrones, parecía como si no existiese. Esa falsa sensación desapareció sobre la una del mediodía, cuando una de las compañeras tuvo un problema con una media y se la estuvo enseñando discretamente a otra, al pasar por allí Rubén también se interesó, incluso le dio algún que otro consejo sobre cómo solucionar el desaguisado. De lo que si se dio también cuenta en el acto Rubén, es que en esos instantes, Teresa tenía la vista clavada en él como su fuese un halcón, y que su ceño estaba fruncido, viéndole como observaba “tan detenidamente” las piernas de esa mujer… Puso cara de póker, pero se sonrió interiormente alegrándose de ese pequeño “accidente” y que le permitiese estar seguro, ya de que merecía la pena el esfuerzo que estaba haciendo. Ahora sí que estaba convencido de que sería muy raro que no funcionase, aunque decidió apretarle un poco más las tuercas a Teresa cuando llegase el momento, ese interés que sin querer había demostrado, iba a permitirle cuanto menos planteárselo seriamente…
Una hora y media antes de salir, tras prepararse, entro en el despacho de Teresa, esta al verle directamente le puso mala cara, y se soltó un seco…
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¿Qué quiere?
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Verte en quince minutos en el servicio de señoras del fondo de la planta, estará vacío, de eso me encargo yo…
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Te dije que nada de entrar en servicios del sexo opuesto –le contesto de malos modos…
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Y yo que vayas, por eso no te preocupes porque nadie usara ese servicio, pero ves si quieres arreglar lo de ayer… -dicho eso salió sin hacerle más caso, yéndose hacia ese servicio para prepararse.
Teresa aun contra su voluntad, no fue capaz de negarse a ir, cuando llegó al a puerta se encontró con un cartel en la misma que indicaba que estaba cerrado por avería, y por la pinta desde luego no debía de haber sido puesto hacia poco. Preguntó a una de las chicas que pasaba y esta le dijo que llevaba así casi todo el día, pero que mantenimiento no había ido aun, incluso agregó medio enfadada que esperaba que para el día siguiente lo hubiesen hecho ya de una vez. Teresa esperó a que el pasillo quedase despejado para colarse dentro, para su sorpresa nada más entrar, Rubén que estaba junto a la puerta la cerró tras ella, echando luego la llave, que por cierto, Teresa no pudo evitar preguntarse de donde coño podía haberla sacado.
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Y bien, dime, porque has cerrado esto, porque seguro que es cosa tuya, y más importante aún, ¿dime qué coño quieres ahora? –le espetó enfadada.
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Solo quería darte una cosa… para que luego no digas que yo no lo hago…
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Darme… ¿el que me quieres dar?
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Ven, quiero que me ayudes…
Teresa vio como Rubén se situaba junto a la encimera de los lavabos, como se bajaba la ropa, los pantalones y los slips ajustados que llevaba, como se ponía un preservativo en su más que erecta polla y luego se apoyaba con el pecho sobre la encimera de los lavabos mientras que con las manos se abría los cachetes del culo… Luego en un susurro…
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Por favor, tira de la anilla… por favor… despacito, suave… venga… por favor… -le pidió.
Teresa vio lo que decía, una pequeña anilla con una estrecha plataforma circular bajo ella que parecía estar justo sobre el esfínter de Rubén. La sujetó con el dedo índice, metiéndolo por el aro hasta llegar a la primera falange, luego tiro tal y como él le indicó. Con los ojos abiertos y la mandíbula casi descolgada vio como tras la anilla, de dentro del culo de Rubén, lentamente salía una larga espina de bolitas de silicona, se dio cuenta de cómo este gemía con cada una de ellas al pasar por su esfínter y como tras la última sus caderas se empezaron a mover inconscientemente, como su cuerpo tembló y como, su pene parecía moverse también por libre, se dio cuenta de que el muy cabrón se estaba corriendo ante ella por efecto de ese artilugio que le acababa de sacar del culo.
Teresa no supo que pensar de esto, tan solo que en esos instantes los pezones le dolían de los duros que se habían puesto, que estaba muy mojada, que sentía como el coño literalmente le chorreaba, que su boca estaba seca, que le costaba incluso tragar saliva tras ver eso, que deseaba poder agacharse y comerle la polla, beberse ese semen que tenía el preservativo. Que le hubiese gustado ser ella misma quien le hubiese metido aquella cosa hasta el fondo de sus entrañas, deseo follárselo en ese mismo instante como el maricon que parecía, allí apoyado contra la encimera de los lavabos y con el culo en pompa. Se sintió… poderosa, como su dueña, que ese hombre era suyo y de nadie más… notaba su coño ansioso, palpitante, deseoso de tenerle dentro…
Rubén a duras penas podía sostenerse, gracias a que tenía el pecho contra la encimera no se había caído al fallarle las rodillas por el terrible orgasmo sufrido a manos de ella y de la previa estimulación propia de su polla antes de que Teresa llegase… Entonces le pidió algo en un susurro lánguido, algo que hizo que el bello de Teresa se erizase, que su coño aún se empapase mucho más, que sus palpitaciones aumentasen, que sus pechos se convirtiesen casi en pedernal, que diese dos pasos adelante hacia él como si estuviese en trance, tomase el guante que este le ofreció y luego, al llegar a su lado… una vez puesto este, cumpliese jadeante y cachonda como una perra. Estaba salida como nunca en su vida había estado, y que en ese mismo instante, con ganas, muerta de deseo, cumpliese con lo que le pidió…
Teresa aun sin saber exactamente porque lo hacía, como podía sentirse así de salida solo con pensar que iba a hacerlo, se llevó la mano protegida con el guante de látex a la boca, introdujo dentro los dedos índice y corazón, chupándoselos, llenándoselos de saliva para luego dirigirlos al culo de Rubén, y al principio con cierta reticencia pese a su estado, solo vencida por su suave voz pendiendo que se los introdujese… y lo hizo, lentamente primero, de golpe después, para terminar follándoselo de forma dura pocos segundos después… La enervaban los gemidos que escapaban de la boca del hombre mientras se los metía con dureza, mientras los movía en su interior sobre la próstata al hacerlo. Su propio coño era un rio, no supo en que instante su otra mano se perdió en su pantalón, en que momento entro por su bragueta, en que instante hizo su braguita a un lado y sus tres dedos centrales se enterraron en su hambriento coño mientras que de la otra mano, un tercero, el dedo anular se unió a sus compañeros dentro del culo de Rubén, arrancándole segundos después un violento orgasmo que la arrastro a ella al suyo propio…
Cinco minutos después, ya ambos repuestos, la espina anal limpia y guardada en una bolsa, terminando de arreglarse, con Rubén mirando divertido a Teresa y está esquivándolo, con la mirada gacha, colorada como un tomate, sofocada y preguntándose como coño se había dejado arrastrar a algo como lo que acababa de vivir… Una vez arreglada, Teresa susurró un casi inaudible lo siento, perdóname, lo siento mucho… Pero antes de que pudiese abrir la puerta se encontró rodeada por los brazos de Rubén, este la abrazaba desde atrás y la besaba el cuello, a la vez la contesto también en un susurro…
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Me pediste que lo hiciese yo, y lo he hecho… Como mi ama puede ver, su perrito ha cumplido sus órdenes… -los pezones de Teresa nuevamente se endurecieron, su sexo empezó otra vez a mojarse tan solo con escucharle decir aquello- ¿Esta mi dueña satisfecha con su esclavo…? -las manos de Rubén estaban masajeándole los pechos.
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Si… -jadeo-, si…
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Pues ahora es el turno de mi perrita… -una mano de Rubén siguió sobre los durísimos pechos de Teresa, pero esta vez pellizcándoselos, mientras la otra empezó a buscar otro premio distinto-, ¿cumplirá mi perrita cachonda mañana lo que le pedí…?
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Si… lo hare… si… si… -la otra mano de Rubén ya estaba dentro de su pantalón, entro por la bragueta y un dedo aparto la braguita, en ese instante le masajeaba el clítoris…
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De verdad harás eso por mí… -le preguntó mordisqueándole la oreja.
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Si… si… Arghhhhhhhhhhhhhhhhhhh… Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii… -el orgasmo la alcanzo enseguida.
Rubén la ayudo a sentarse en un retrete ya que le flaquearon las piernas. Teresa con los ojos turbios y aun deseosa de mas, de mucho mas, tuvo que ver como se chupaba los dedos cubiertos con los flujos con que su orgasmo los había anegado, con esa cara de pervertido que tanto la estaba poniendo. Rubén entonces, le dijo que al día siguiente, si quería que siguieran adelante con su relación tan especial, era ella quien debía de ir con las bolas, puesto que el ya cumplió… Teresa le pidió nuevamente disculpas… pero realmente sin saber si quería hacerlo, solo arrastrada por lo vivido, pero Rubén aprovecho para dejarla caer, que si quería de verdad disculparse por algo… al día siguiente, no llevase tampoco bragas. Luego se inclinó sobre ella y mientras la besaba el cuello, excitándola otra vez hasta el límite, le dijo que se moría de ganas porque llegase el día siguiente, porque su coño se inundase por las bolas, porque su flujo cayese por su piernas abajo, por poderse meter bajo su mesa a limpiarla, a lamerle cada centímetro de piel empapado por su esencia, por su elixir de hembra ardiente…
Cuando Rubén salió por la puerta, una casi desquiciada Teresa se estaba metiendo hasta casi cuatro dedos en el coño, follándose casi como una demente, con su mente llena de las imágenes con que las palabras de Rubén parecían haber llenado su mente, imaginando cada una de las cosas que dijo que quería hacer… Teresa en esos instantes se sentía una puta, una autentica guarra, una furia sexual desatada…
Cuando por fin terminó, cuando alcanzó el tan deseado orgasmo, cuando se tranquilizó, cuando se calmó, cuando recupero otra vez su “cordura” no pudo evitar pensar en lo que le acababan de pedir que hiciese y aun peor, e como de fácil había cedido. Lo cierto es que se moría porque llegase por fin el día siguiente, aun sin saber en su fuero interno si lo haría o no, si se atrevería a algo así, si sería capaz de demostrarle ser tan lanzada y extrema como él le acababa de demostrar ser… Su mente era un Caos de sentimientos y sensaciones, por un lado sentía miedo, quizá a hacer algo así, quizá no, pero por otro, si el de verdad pensaba hacerle todo aquello que la dijo que haría… solo con eso nuevamente volvió a empezar a excitarse…
CONTINUARA