Rubén - 8

Teresa se escandaliza con Rubén tras lo que descubre en el aseo de señoras, poco después, para tratar de volver las tornas le plantea una apuesta en la que está más que segura de ganarle… El premio: 24h a disposición del otro.

RUBEN- 8

Si ya de por si el hecho de que un hombre entrase en el servicio de señoras, y con varias de estas a la vez para más inri, estaba mal, lo que se fue a encontrar allí Teresa fue... como para "matar" a alguien por hacer algo semejante en horas de oficina y cuando podría haber entrado cualquiera. Pero el caso es que Teresa se marchó de allí sin hacer nada, aunque eso sí, con la más que sanísima intención de hablar muy seriamente con Rubén en cuanto le pudiese echar el guante lejos de aquel sitio, salió de allí colorada con un tomate y bufando muy enfadada...

Por fortuna para ella el servicio en cuestión hacia una "L", por lo que pudo darse cuenta de lo que ocurría antes de tener que sorprender a nadie para verlo. Estaba a punto de dar la vuelta a la esquina y entrar en lo que eran propiamente los servicios, cuando se paró en seco ante los comentarios que escuchaba, las risas ahogadas, y una de las voces, que reconoció en el acto como la de Raquel, su mismísima secretaria. Se mordió los labios rabiosa, porque por lo que estaba oyendo, ese "maricon hijo de puta" parecía haber montado allí toda una reunión de "tupersex”, “tapersex" o como coño se dijese. Había escuchado repartirse entre risitas dildos, consoladores vibratorios, cremas lubricantes, anillos vibradores, condones de sabores, etc... Joder, si es que incluso escucho como parecía que entregaba unas puñeteras esposas con látigo y corpiño de cuero incluido precisamente a la que identifico por su voz como Raquel, su propia secretaria... Decir que estaba alteradísima al escuchar aquello seria quedarse muy corto...

Teresa salió de allí casi sin mirar atrás, marchándose a la carrera hasta su despacho cerrándose en él, y por el que empezó a pasear como una fiera enjaulada, deseando matarlo aunque tratando de pensar como poder llamarle la atención sin que nadie saliese perjudicado por lo que había descubierto. Cuando vio que la gente volvía a regresar a sus puestos y que Raquel ocupaba el suyo, abrió la puerta del despacho y con voz seca le pidió que llamase a Rubén para que acudiese a verla, pero que fuese ya, de inmediato. El abrir para ver como Raquel guardaba en su mesa un paquete envuelto en un papel decorado con flores, alargado y bastante grande, hizo que se enfadase aún más con todo aquello, no podía quitarse de la cabeza lo que debía de ser eso que llevaba... pero sobretodo, que era Rubén quien se lo había comprado.

Cuando Rubén entró en el despacho seguía dando vueltas arriba y abajo por la oficina, cuando este cerró la puerta tras de sí y se giró, se encontró en menos de un segundo empujado contra la pared con una mano de Teresa sobre el pecho mientras le señalaba con el dedo índice de la otra hacia el exterior mientras hablaba...

¿Pero tú eres gilipollas o que te pasa? Como se te ocurre traer de esas cosas al trabajo, eso dalo fuera de aquí, en tu tiempo libre, y nada de volver a entrar al servicio de señoras de nuevo, que no vuelva a verte otra vez...

¿Ya terminaste?

Como que si ya termine, ¿pero has escuchado algo de lo que te he dicho? -le dio un par de golpecitos con el índice sobre el pecho para recalcar.

Si, te he escuchado, lo que no he oído aun es el motivo por el que no puedo entregar a una compañera un paquete cerrado en la oficina. Lo he pagado, tengo el ticket de compra que solo marca un numero se serie, está cerrado, envuelto en papel sin filigranas que descubra de que se trata, y que yo sepa, eso no está prohibido hacerlo...

Pero de qué coño hablas, joder, que les has traído consoladores y esas cosas...

Sí, pero tranquila, ninguno de ellos era como el tuyo, el que te regale era "especial" para ti, estos eran de los que se compran en cualquier sex-shop, pero más baratos porque los consigo por medio de un amigo que le salen francamente bien de precio, ¿quieres que te consiga algo? –sonrió, arrancándole a Teresa un bufido al hacerlo.

Oye tío inteligente, a dártelas de listillo o gracioso a la puta calle, ¿vale?, aquí eso lo justito, y menos cuando yo hablo en serio, ¿estamos? –le espetó con un cabreo de aupa.

Tranquila, como tú digas, y no te pongas celosa que no tienes motivos para ello, no tengo nada con ninguna de ellas -sonrió con pinta de bobalicón, lo que la enfado más aún, hasta casi, casi sacarla de quicio.

¡¡¡Pero serás cretino...!!! Que ganas me están dando de hacerte... buffffffff... -bufo, conteniéndose antes de hacer o decir algo irremediable mientras abría y cerraba las manos con fuerza ante la cara de Rubén.

Como a mí, que me están dando ganas de sujetar tus muñecas, llevarte contra la puerta, poner tus manos sobre tu cabeza, juntarlas para poder controlarlas con una sola mano y entonces arrancarte la ropa con la otra, para después follarte viva hasta que te corras como la zorrita que eres... -dijo sabedor de cómo le sentaría a ella y preparándose para la tormenta.

¡¡¡Como dices!!! -se exaltó ya completamente ante la barbaridad que acababa de escuchar.

Que me apetece besarte... -dijo sorprendiéndola, se soltó de sus manos y la sujeto la cabeza por ambos lados de la cara, dándole luego un beso de tornillo...

¡¡¡Uhmmmmmmmm!!! -solo pudo gorgotear Teresa, sorprendida por el arrebato.

Sintió sus labios sobre los suyos, como su lengua aprovechaba que iba a hablar para entrar en su boca buscando la suya, como ambas se enredaban en un baile frenético de una contra la otra. Nuevamente se sintió perdida, de nuevo noto como se mojaba pese a estar muy enfadada con Rubén por toda la sarta de sandeces que había dicho o que había hecho hasta ese instante, pero pese a todo, se dio cuenta, fue consciente en todo momento de que se estaba excitando más y más a cada segundo que pasaba prendida de ese beso. Cuando la soltó, intento hablar a la vez que recuperar el control...

Pero quien coñ... -la interrumpió.

Déjalo, si me viste dar esos paquetes fue porque quise que nos sorprendieses, aunque no pensé que te retirarías, me has sorprendido, y muy gratamente al no entrar... casi más incluso que con tus celos...

No digas sandeces, yo no tengo celos de nadie, y menos por ti, te queda claro… -espetó repentinamente alterada por la "sugerencia" de que tenía celos, olvidando el resto momentáneamente.

Si claro, muy, muy claro, meridianamente claro… -sonrió irónico.

¿Se puede saber a qué viene esa sonrisita? -pregunto dando un golpe seco en la mesa tras sentarse en ella, viendo de poner así algo físico entre ambos.

Viene a que no paras de vigilarme mientras me muevo por ahí fuera, no dejas de controlar con quien me veo o dejo de verme, como esta mañana, que te ha faltado tiempo para venir detrás por si… “pasaba algo”…

No sigas por ahí, eres más tonto de lo que pensaba –se ofuscó-, todas esas mujeres son tan “abiertas” contigo porque piensan que eres gay, sino créeme que no te permitirían ni el 10% del contacto que te permiten con ellas… o tanto cachondeo como os traíais con los “juguetitos”.

¿Pero tú de verdad piensas que alguna de ellas no sabe aún que también me gustan las mujeres?, a ver si ahora me vas a resultar más inocente de lo que pensaba… -sonrió socarrón-.

¡¡Inocente!!, ¿yo? –se sorprendió y medio enfado, más por lo que daba a entender sobre las otras mujeres y su puñetera sonrisita que por lo dicho.

Si, tu, eres muy inocentona si de verdad piensas eso. El único motivo por el que algunas de ellas y yo no hemos follado, es porque soy un firme seguidor del refrán ese que dice, “donde llenes la olla, no metas la polla”, pero te aseguro que de no ser así, tendría un bonito harem a mi disposición en esta oficina, y créeme que no exagero ni un ápice.

Teresa inconscientemente se mordió el labio mientras pensaba con rapidez, ciertamente no era ni de lejos tan ingenua como Rubén parecía pensar de ella, sabia por lo visto y escuchado subrepticiamente entre ellas que estaba diciendo la verdad, de querer, más de una y de dos de las mujeres de ahí a fuera estarían más que dispuestas de probarlo, de ver cómo era en la cama ese pseudo Gay que era Rubén. Necesitaba intentar dar un vuelco a la situación entre ambos, intentar nivelar la partida, se reconocía a si misma su interés por él, así como el interés de él por ella, pero no estaban a la par, era Rubén quien dominaba la situación sin tener ella además muy claro qué demonios era lo que pretendía exactamente conseguir con todo esto; cuando también le resultaba dolorosamente obvio tener que admitirse a sí misma que de haber querido acostarse con ella hubiese cedido encantada a hacerlo hacía ya bastante tiempo… Decidió retarlo, intentar torcer su juego a su favor y se le ocurrió quizá como poder hacerlo así… Le brillaban los ojos cuando volvió a dirigirse a él…

¿Y no serás tú en realidad quien tenga celos de que me pueda liar con otro tío en cuanto me pierdas de vista con tus jueguecitos o me arte de ellos? –pregunto socarrona.

¿De verdad te crees lo que estás diciendo?

No solo lo creo, sino que estoy convencida de que es la verdad, tienes miedo a que me canse de ti y tus estupideces. Yo puedo tener al tío que quiera cuando quiera, mientras que tú, con esas pintas… -le miro con cierto aire de fingido desprecio.

¡¡¡Ohhh, así que es eso!!!, vale, no querrás hacer algún tipo de apuesta al respecto, ¿verdad?

Por mí no hay problema, dime, estarías dispuesto a competir conmigo por ligar con alguien, los dos en igualdad de condiciones y por supuesto, “controlados”…

¿A qué te refieres con eso de “controlados”? –Rubén frunció el ceño, como si fuese algo que no se esperase.

Fácil, a que estén presentes tus amigos y mis amigas sin que sepan lo que pretendemos hacer, así no habrá "trampas" posibles que antes o después no se terminen sabiendo.

Entiendo, si alguno de los dos intenta pasarse de listo con algún conocido, terminaremos por enterarnos de un modo u otro… -asintió levemente con la cabeza.

Eso mismo, a estas alturas ya no te sorprenderá que tus amigos y mis amigas con tres copas comentaran la situación entre ellos por mucho que les advirtiésemos que no lo hicieran… -sonrió sarcástica.

Entiendo la idea. Dejaran bastante claro si los conocemos, tanto si comentan algo como si, precisamente, no lo hacen por haberles advertido, ¿no es eso?

Eso mismo es…, y veremos quién de los dos pierde antes los papeles por los celos, si yo como tú dices sobre algo que no tengo, o tu como yo creo que lo harás sobre algo que desde luego, sí que tienes -sonrió.

Muy bien, entonces que día, ¿viernes o sábado por la noche?

Creo que mejor el sábado, de ese modo podremos ir descansaditos, relajados y sacar a pasear nuestra mejores armas… -sonrió maliciosa, se veía claro que estaba segura de ganar.

Bien, ¿y que ganara el que venza? –preguntó Rubén sorprendiéndola por paradójicamente no haber pensado en ello.

Esa fue una pregunta que Teresa no se esperaba, ni por un solo instante había pensado en algo así, en que ganaría el que venciese en la prueba. Por su cabeza empezaron a pasar un montón de ideas a cual más alocada, todas con un único protagonista, Rubén bajo su bota y a sus órdenes, pero no terminaba por decidirse, necesitaba tiempo para pensarlo. Por otro lado le preocupó lo que pudiese querer él de vencerla, aunque eso creía que era algo remoto, pues estaba segura de que tras todo el tiempo que había invertido en ella para conquistarla, difícilmente sería capaz de aguantar mucho viéndola con otro tío sin terminar saltando por los celos, por muy "gay liberal" que pretendiese ser estaba convencida de ello casi al 100%, con esa base contestó a la pregunta…

Creo que el que venza debería de tener a su disposición al otro para lo que quiera durante 24h.

¿Para lo que quiera, cualquier cosa? –preguntó despacio Rubén.

Sí, eso he dicho, para lo que desee… cualquier cosa… -de pronto pensó en algo y por si acaso decidió aclararlo-, pero se entiende que siempre los dos solos…

Es decir, no podríamos meter a nadie en caso de ganar, pero todas las demás fantasías o deseos que solo nos incluyan a ambos si, ¿no?, eso es lo que dices…

Eso mismo, si gano quiero poder disponer de ti durante 24h, pero sin poder entregarte a nadie o hacer que hagas nada con nadie que no sea yo, por inocente que esto sea… -sonrió perversa.

O quizá al revés… que si gano yo pueda hacer contigo y de ti lo que me dé la gana, pero solo yo, sin inmiscuir a nadie más… -dijo serio, muy serio Rubén.

Eso mismo, solo tú podrás estar conmigo..., lastima -susurro al final de forma que él la escuchase perfectamente, después con voz de nuevo normal-. Me parece que disfrutare de ti durante esas horas…, pienso divertirme contigo durante muuuuucho tiempo…

Aclarado, y ahora regreso a mi puesto –sonrió, ignorando su comentario, saliendo después del despacho sin decir ni media palabra más.

Teresa estaba convencida de que Rubén tramaría algo, también era muy consciente de que no le iba a ser nada fácil verle con otra tía, de eso estaba completamente segura, pero también que era más que capaz de hacerse a la idea de ello y no reaccionar. Entre ambos no había relación ninguna, por lo que por mucho que la molestase, aun en el hipotético caso de que de verdad sintiese celos por verle con otra “haciendo algo”, eso haría que no llegase a saltar, en ese aspecto se conocía muy bien. Esa era su principal baza, por eso estaba segura de ganar, ya que a su vez, también estaba convencida de que él no tendría esas “tragaderas” cuando la viese con “otros”, y en plural, sonrió maliciosa para sí misma al pensar en ello, incluso se relamió de imaginárselo.

Lo cierto es que también se dijo que debía de admitirse a sí misma, que posiblemente si le veía "muy competitivo", querría y tenía claro que ya tendría tiempo, de hacérselo pagar más adelante, una cosa era tener tragaderas, y otra que lo que hiciese no lo pagase cuando lo tuviese seguro para ella. Rubén seria lo que fuese o quisiese aparentar, pero lo cierto es que Teresa se había dejado arrastrar a su juego de forma incauta primero, pero siendo después muy consciente de lo que hacía, debía de reconocerse a sí misma también, que poco se la había ido ganando y que a cada día que pasaba le deseaba aún más, especialmente tras el uso de su "regalo", que ahora ya le sabia a muy poco. Quería mas, le quería a él, al original, pero a su vez, tampoco quería perder en aquello a lo que fuese que parecían estar jugando los dos... aun no conociendo como iba exactamente todo aquello. Esa misma tarde embarcó a sus amigas de nuevo a una salida nocturna con Rubén y su grupito de amistades para el sábado, y desde luego por lo que pudo darse cuenta, Silvia, Karen y Agatha más encantadas de ello era difícil que pudiesen estar.

El viernes sus amigas decidieron que harían cena de chicas en casa de Agatha y el sábado quedarían por la mañana para ir de compras para lucirse en la noche. El mismo viernes Teresa se llevó una sorpresa con la conversación y las pullas entre sus amigas, había estado tan pendiente en todo momento de Rubén y de que no se le notase en absoluto, que había pasado por alto a sus amigas. Ahora resultaba que a las tres les gustaba alguien del grupito de Rubén, por fortuna no coincidían en gustos, por lo que se estuvieron pinchando entre ellas, y como no, también a Teresa con... "su gay". Teresa contra lo que le dijo a Rubén, les puso al día sobre el principal motivo para quedar esa noche, también sobre las condiciones, especialmente para que no comentasen nada de esto. Se esperaba el apoyo incondicional de sus amigas, pero para su sorpresa...

Oye Tere, no me parece una buena idea -dijo Karen.

Ni a mí tampoco -se unió a ella Agatha.

Me parece que estas dándole muy poco crédito a Rubén con esto y te puede salir el tiro por la culata, no debiste de meterte en esa apuesta -apuntilló Silvia.

Tranquilas, estoy segura de que no pasara nada, ganare seguro, además veo difícil que sea capaz de ligarse a alguna antes de que yo lo haga con un tío... Sera hacer así -chasqueo los dedos- y ya estará alguno que sea guapo a mi lado babeando. Veréis como pienso ponerme para el... "evento" -se rio.

Me parece que te vas a arrepentir de esto, ¿de verdad crees que si ha aceptado tan rápido como dices, no tiene claro lo que tú puedes o no hacer y no lo habrá sopesado ya anteriormente?, piénsalo tía, ese hombre no es ningún estúpido, dudo que de ningún paso que haya meditado antes -razonó Agatha.

No sé qué habrá pasado o no entre ambos, y te aseguro que las tres nos morimos de ganas por conocerlo, pero aun por lo poco que lo conocemos tenemos muy claro que Rubén no es alguien que se vaya a dejar manejar tan fácil como tú lo estas pintando -dijo Silvia.

En cambio para que tu estés así con él, está claro que él no tiene muchos problemas en manejarte como nunca creí que vería a un hombre llevarte a su terreno Tere, y sabes que es cierto -concluyó Karen.

Pero se puede saber que os pasa de repente con Rubén, es que de verdad creéis que me va a llevar de la nariz como si fuese una vaca, eso ni de coña. Mirad, por mucho que penséis, no deja de ser un tío y reacciona como todos los tíos ante el hecho de que “su” chica este dándose el "lote" con otro... -respondió un poco alterada al verlas apoyarlo a él, o al menos, a no confiar plenamente en ella.

¡¡¡Joder Tere, que no es eso!!! -exclamo Karen-. A ver, que no decimos que no tengas parte de razón en tu forma de plantearlo, pero sí que tenemos claro que no le estas concediendo el crédito que se merece visto lo visto hasta ahora... -miro a las otras dos, que asintieron-. Nosotras no sabemos ni la mitad de lo que pasa entre vosotros, pero por lo poco que vemos o que tú nos has contado, es alguien a quien tener en cuenta, y tu parece que le subestimas, parece como si lo tuvieses por alguien muy simple que no ve más allá de lo que tú quieres que vea, lo cual es un error.

Tranquilas que os aseguro que no lo subestimo para nada, soy muy consciente de que antes o después terminara liándose con alguna en mis morros, si es lo que pensáis que no tengo en cuenta... -sonrió.

Ese es el problema Tere, que si tú lo sabes, seguro que él también lo ha tenido en cuenta, algo hará al respecto para sorprenderte y darte donde más te duela... -dijo Agatha-. Y antes de que preguntes, no creo que ninguna tengamos idea ahora mismo de que pueda ser eso, pero te aseguro que las tres pensamos lo mismo, si tú lo has previsto, el también y a ese respecto, ten por seguro de algo hará que no esperes para darte en los morros -las demás nuevamente asintieron.

Tranquilas que de eso soy consciente... No será fácil, pero en este caso, estoy preparada para tragar sapos y culebras, voy mentalizada incluso para verle follarse a otra tía en mis mismísimas narices... Aun incluso en el peor de los supuestos, hasta en el poco probable caso de que fuese una de vosotras tres o alguna otra amiga que ande por allí y de algún modo él sepa que estará dispuesta a ello, no voy a ceder... Pienso ganar esto como sea... -aseguró.

Tanto Karen, como Agatha, como Silvia no estaban tan seguras como Teresa con respecto a todo eso, Rubén les parecía alguien muy complejo e inteligente como para poder catalogarlo o pensar que reaccionaria de una forma "tan simple". No sabían a ciencia cierta lo que pasase entre ambos, pero estaba clarísimo para ellas que a Teresa le gustaba y mucho. Incluso contra todo pronóstico, dado lo cercanos que eran ella y Arturo, este había sido total y absolutamente eclipsado en muy poco tiempo por Rubén, al punto que su amiga ni siquiera lo echaba de menos, le dolía aun su traición o le importaba un pimiento lo que fuese de él, pese a que las tres sabían de sobra todos los intentos de este por volver a conquistarla, y todos terminados en fracaso precisamente porque Teresa solo tenía ojos para Rubén. Aun así, era como si ella misma no quisiese verlo, en cuanto se decía algo que no le convenía, lo desechaba en el acto, como en este caso con sus advertencias.

El sábado por la mañana las cuatro quedaron en el centro de la ciudad para ir de compras con el fin de, y son palabras de ellas, "romper la noche". Teresa se dejó aconsejar por sus amigas, y nuevamente termino comprando una ropa que difícilmente hubiese terminado eligiendo por sí misma, digamos que era ceñido, resaltando cada una de sus curvas, mostrando pierna e incluso según su punto de vista lo que no son las piernas, acompañado de unas medias oscuras que las convertían en sendas columnas de deseo... Como ropa interior únicamente una diminuta tanguita de color también negro, sin sostén, ya que tal y como sus amigas le comentaron, las horas de gimnasio y el precioso pecho que tenía, estaba para lucirlo. Para terminar unos preciosos zapatos con tacón, resultando al final quedar una especie de Diosa del deseo escapada del olimpo, sus amigas opinaban que tremendamente sensual, y Teresa por su parte, se veía muchísimo mas sexual que sensual..., cosa que tratándose de lo que se trataba, estaba más que dispuesta a lucir así, e incluso a ir mucho más descocada si con ello conseguía salirse con la suya.

Cuando se reunieron en el lugar de la cita con Rubén y sus amigos, Teresa tuvo la fortuna de estar pendiente de él, viendo el gesto que hizo cuando centro sus ojos, el repaso apreciativo que le pegó, como la recorrió con su mirada, y eso que llevaba un chaquetón encima que tapaba gran parte de "su gracia". Sintió como los ojos de Rubén parecían querer devorarla, se vio obligada a inspirar con fuerza para escapar a la incipiente sugestión que parecía estar recibiendo del hombre, empezaba a excitarse con él, con la forma de mirarla, con el modo en que se veía que la deseaba, y sabía que algo así era lo último que se podía permitir si quería vencerle.

Por su parte Rubén, por primera vez desde que habían salido con él y sus amigos por las noches, parecía más "Rubén" que nunca y menor “normal”. Su ropa era... bueno, del estilo de Rubén, del de la oficina, lleno de “colorido”, no del de las salidas nocturnas de marcha siempre vestido de oscuro. La sensación que les dio a las cuatro mujeres al observarlo, es que con esa pinta, difícilmente lograría llevarse a ninguna mujer a su terreno para poder ganar la apuesta que tenía con Teresa. Pero precisamente esa impresión, era lo que estaba empezando a intranquilizarla, recordó la conversación con sus amigas y la precaución que estas le pidieron, además del que no se confiase para nada. Ahora por primera vez, viéndole de aquella guisa, empezó a preguntarse qué demonios estaba tramando para ir así, porque si algo tenía Teresa claro, era que Rubén no renunciaría a ganar la apuesta y a la posibilidad de tenerla a su disposición durante 24h. Eso era todo un día para él solito, para poder hacerle lo que le diese la gana, sabía que no renunciaría a conseguirla… encima, para su disgusto, solo con pensarlo, nuevamente se empezó a excitar y a mojarse.

Media hora después de estar todos dentro del local, cada uno bailando con alguien o en un corrillo cerrado hablando, Teresa vio a Rubén hablando con una mujer, para su sorpresa y pese a ir como iba vestido, se fijó en que la "tipa" con la que estaba, parecía andar besándole en el cuello, pero lo que si tenía meridianamente claro, pues estaba viéndolo perfectamente, es como la mano de él, estaba justo entre las piernas de la chica, y por los gestos de esta reflejados en su cara, no debía de estar pasándolo nada mal. Ataque de celos no tuvo, o por lo menos no lo bastante intenso como para hacerla saltar, pero si es cierto que le disgusto lo suficiente como para terminarse su copa de un solo trago y lanzarse a la pista de baile a buscar su "contraataque".

Teresa salió al centro de la pista, moviéndose sensualmente, inclinándose y flexionando suavemente las piernas al ritmo de la música, mostrando de ese modo bien sus formas, su más que apetecible cuerpo. Tan solo treinta segundos después tenia a toda una camada de lobos hambrientos tras ella, que lentamente se fue moviendo hacia donde se encontraba Rubén, ya que quería que este la viese bien vista cuando su show empezase. Para el espectáculo se decidió entre tres posibles candidatos que le gustaron por diferentes motivos, aparte claro de ser muy guapos y tener buenos cuerpos. Se centró en atraerlos a los tres, en bailar y acompasarse con ellos, en ver con quienes se compenetraba mejor, especialmente cuando pudo comprobar que Rubén se estaba fijando en ella, en ese momento se olvidó casi de bailar para dedicarse literalmente a restregarse...

De los tres excluyó a uno, un chico rubio que le gusto por el paquete que se marcaba, era tremendamente guapo, se le notaba excitado, incluso le restregó suavemente el culo contra su pija mientras bailaban para verificarlo, pero no parecía terminar de decidirse a atacarla, más parecía estar pendiente de otra persona que de ella, por lo que termino por centrarse en los otros dos lobos que desde luego, si trataban de avanzar a marchas forzadas. Uno era un mulato de metro ochenta y con cuerpo de bailarín, que se movía como si ese fuese su medio natural, se contoneaba de un modo que hacía que los ojos de las mujeres se fuesen de inmediato hacia su culo, un culo duro cuyo propietario en esos instantes solo parecía tener ojos para ella. El otro era un chico moreno, delgado, con un cuerpo bien definido, ojos castaños y por lo que pudo sentir durante los primeros minutos de sensual baile, dueño de un buen paquete, no como el del rubio, pero si lo catalogo como de un tamaño similar al del mulato.

Cuando se centró en ambos les permitió que la situasen en un sándwich entre ellos, empezaron a pegarse, a rozarse con ella, en un momento, durante una canción de salsa, Teresa sintió perfectamente el paquete del moreno que tenía detrás contra su culo, mientras el mulato que tenía delante hacía lo propio poniéndole su polla contra su pelvis, justo sobre su sexo. Pasó sus brazos por el cuello del mulato mientras este hacía lo propio, sintió mientras como el moreno le pasaba los suyos por la cintura, en ese momento entre los tres no sería capaz de pasar ni una simple hoja de papel. En un momento dado se podría decir que más que bailar, lo que los tres estaban haciendo era follar con las ropas puestas, y lo peor, era que Teresa estaba increíblemente caliente, casi, casi a punto de que su coño terminase por chorrear piernas abajo principalmente de pensar en que Rubén la estaría mirando fijamente con esos dos... "sementales".

Teresa sabía que estaba desbarrando de lo lindo, que estaba al borde de cometer una estupidez muy gorda de seguir así, pero también tenía muy claro que si Rubén no intervenía pronto, al final iba a finalizar haciéndolo de verdad, de hecho, le costaba cada vez más impedir verse arrastrada por sus dos "amigos" hacia la parte de los divanes en la zona oscura para dar allí rienda suelta a lo que ya estaban haciendo casi públicamente en medio de la pista. El moreno no paraba de tallarse contra su culo, mientras su manos ahora estaban cerradas sobre sus pechos, el mulato por contra tenía una rodeándole el cuello mientras la otra se cerraba sobre su muñeca y sujetaba su mano contra su pantalón, justo sobre su polla, haciendo que la moviese de arriba a abajo acariciándosela, con sus labios besándola en la nuca...

A los pocos minutos, al inicio de una nueva canción ambos jóvenes empezaron a besarla en el cuello, cada uno por un lado, arrancándola algún que otro gemido de placer incontrolado. Sentía como el coño corría un serio riesgo de desbordarse, como sus pezones estaban rígidos, incluso doloridos por su dureza, sus pechos parecían sendas piedras que eran incluso dolorosas de amasar o acariciar. Se dejó llevar por unos minutos en ese plan, cerró los ojos permitiendo que su placer la arrastrase, cuando los volvió a abrir se fijó en el sitio donde había estado Rubén, encontrándose que había desaparecido. En su lugar, vio a Karen mirándola muy, muy seria, que con un gesto le señalo la oscuridad, la zona de los divanes, donde por lo que vio en su primera exploración del local, las parejas daban rienda suelta a su "lascivia" si se terciaba. Un poco incomoda de repente con sus acompañantes por no haber sido capaces de provocar que Rubén reaccionase como ella esperaba, los tomó a ambos de las manos para llevárselos hacia allí, dispuesta a llegar hasta las últimas consecuencias si este no intervenía... Incluso al extremo de follárselos de verdad a los dos justo a su lado si no hacía algo para evitarlo…

Esa era la idea que tenía en mente y con la que, enfadada, arrastro hacia allí a sus acompañantes, la de llegado el caso. Iba dispuesta a todo para ganar, incluso montárselo con ambos a la vez ante sus mismos ojos llamándolo incluso si hacía falta para que no se perdiese nada si aun así no reaccionaba, pero nunca pensó o siquiera se pudo imaginar lo que iba a encontrarse una vez llegase a donde se encontraba Rubén con su... "chica". Logró localizarlo por su ropa, cosa nada difícil por cierto, destacaba considerablemente allí donde estuviese, pero lo que vio al llegar hasta allí... bueno, lo que vio la dejo con la boca abierta, de hecho, tanto a ella como a sus dos acompañantes. A Teresa, ver aquello le cortó por completo todo el royo, la dejo literalmente helada, solo le entraron ganas de llorar, de vomitar, de irse a por esa... esa... esa “gente”... y liarse a golpes con todos, pero especialmente con ese maricon de mierda de Rubén al que en ese momento odiaba y despreciaba con toda su alma...

Rubén estaba sentado en uno de los sofás con las piernas abiertas y levemente flexionadas, los pantalones y ropa interior en el suelo, mientras que subida sobre él se encontraba la tía con la que jugaba en la barra. Esta estaba tumbada sobre él, con su espalda sobre su pecho. Se apreciaba como Rubén estaba follándola el culo como un animal, especialmente porque sus brazos le rodeaban por la cintura, sus manos, mientras una se situaba sobre su estómago para evitar que se desplazase, la otra estaba masturbando la polla de la morena a la vista de todos, un pollón de bastante más de veinte centímetros, con dos huevos gordos debajo. De pie, sobre ambos y con su polla perdiéndose dentro de la boca de "la morena", se encontraba el Rubio al que había desestimado para darle celos a Rubén por no "decidirse a atacarla". También pudo observar más o menos bien, como la "tía" parecía tener uno de sus brazos en el cuello de Rubén, como de haberle guiado o estar lista para hacerlo y que la besase en cuanto soltase el “biberón”. Aparte de eso, por lo menos tres de los dedos de la otra mano de "la morena" estaban en el culo del Rubio mientras este le follaba la boca sin la menor piedad. Veía como a "la morena" se le bamboleaban “las tetas” por las embestidas de ambos "hombres".

Eso fue total y absolutamente definitivo para ella, Teresa se marchó en silencio mientras unas lágrimas descendían por sus mejillas, dejando tras de sí a los dos chicos que habían ido hasta allí con ella con la sana intención de follársela. Para cuando quisieron reaccionar e intentaron seguir con Teresa por el mismo lugar donde se habían quedado al ver el espectáculo, pero ya se había puesto en marcha para irse de allí, pese a todo, la alcanzaron para ver aun así de lograr algo con ella, de intentar volver a calentarla, sin conseguirlo, era incapaz de dejar de llorar. Teresa había estado preparada para todo menos para eso, para la posibilidad de ver a Rubén con otro tío, y por mucho que pareciese una tía, ese hijo de puta tenía una polla de un más que considerable tamaño, y él estaba allí, follándoselo, follándosela, o como coño se dijese aquello mientras lo masturbaba, además se le veía en la cara que lo hacía con todas las ganas del mundo, y que lo estaba disfrutando...

Fue donde estaba el grupo, se despidió de todos poniendo la mejor cara posible, haciendo de tripas corazón, sus amigas notaron que algo había pasado e intentaron acompañarla sin que Teresa se lo permitiese, aunque la excepción fue Karen, que sí que se hacía una idea muy clara de lo que la ocurría, que no era otra cosa que el haberse pillado los dedos… una vez más con Rubén, pese a todas las advertencias que le habían hecho. Cuando estaban las tres por recoger sus abrigos y seguirla, llegó Rubén…

·

Dejadlo, ya me ocupo yo de esto…

·

¿Qué ha ocurrido?

·

Nada, tranquilas… -repuso sonriéndolas.

·

Como que nada, si ha salido corriendo como si hubiese visto al diablo –replico Silvia.

·

Nada, creedme, tan solo que he ganado la apuesta entre los dos… y no creo que se lo esperase para nada…

·

Entonces será mejor que vayas rápido… antes de que se lie aún más de lo que ya la has liado… -le empujo Karen hacia la salida.

·

Si, será mejor que la alcance cuanto antes –la sonrió.

Tras esto Rubén se perdió tras la puerta, una vez en la callé echo a correr en la dirección que sabía que Teresa debería de seguir si quería conseguir transporte a esas horas. Cuando Agatha preguntó retóricamente a las otras dos, que sería lo que habría ocurrido, Karen sonriendo les contesto, que efectivamente, Teresa había visto al mismísimo Diablo, dejando a las otras dos perplejas, y por supuesto, con ganas de saber a qué se refería, cosa que Karen les explicó, pues ella sí que vio parte de lo que ocurrió, aunque no entró en detalles escabrosos. El único comentario sobre ello fue por parte de Agatha, que opino que si Teresa dejaba escapar a ese chico seria estúpida, aunque también, que ciertamente le iba a costar mucho ser capaz de adaptarse a alguien tan particular. De lo que ninguna tenía duda a estas alturas, era que a Rubén le interesaba tanto Teresa, como este a ella.

Las tres regresaron sonriendo junto al grupito de amigos de Rubén, disculpándolos a ambos ante ellos por haberse tenido que ir tan “precipitadamente”.

CONTINUARA