Rubén - 3
Cuando la pobre Teresa pensaba que por fin había arreglado lo de Rubén con esos días libres ¡¡¡ZASSSS!!! ¡¡¡Toma Rubén!!!, se dio contra él hasta con el cielo de la boca
RUBEN- 3
El jueves Teresa entró a trabajar mucho más tranquila tras saber que se había podido vengar de la zorra que había destrozado su relación con Arturo, pues tal y como sonó su marido desde luego muy bien no lo iba a pasar en cuanto se encontrase con él, aunque tenía claro, que el principal culpable de todo era él, el hijo de puta de Arturo. Pero ella se había metido sabiendo que tenía novia, de modo que ahora afrontase sus acciones y pagase el precio por tocar lo que no era suyo, porque a joder sabe jugar todo el mundo. La “alegría” le duró exactamente una hora escasa, lo que tardó en llegar a sus manos el siguiente lote de carpetas de un cliente y se dio cuenta de que faltaban documentos vitales que ya deberían de estar listos… en menos de un segundo llamó a su secretaria… Lo que no sabía era lo que le esperaba… Cuando esta entro enseguida le pregunto por ello…
·
Raquel, no has me has dado la documentación que faltaba de este cliente…
·
No, en recursos me han dicho que hasta mañana como muy pronto no podrán ponerse con ello.
·
¿Cómo dices?, pero si nunca se ha tardado tanto tiempo… Anda, mándalo como muy urgente y mañana lo dejas en cuanto llegue en mi mesa…
·
Pero ya hice eso, lo mande como muy urgente, por eso mismo ira tan rápido…
·
Pero como que rápido, Raquel, esos documentos en otras ocasiones, han estado en mi mesa en dos días, no sé qué narices pasa hoy, pero averígualo y arréglalo…
·
No puedo, otras veces cuando ocurre esto, se los doy a Rubén y el me lo soluciona, pero como esta con sus días libres… pues… -se calló al ver la cara que ponía Teresa.
Teresa no pudo decir ni media a su secretaria ya que en ese momento llamaron a su teléfono, y al ver que era de Eugenia, la jefa de personal, opto por responder primero a la llamada. Cuando colgó, despidió a Raquel con un lacónico “vuelve a tu puesto” mientras se levantaba dándole vueltas a lo que había escuchado de Eugenia, también había sido lacónica y muy concisa… “Menudo lio que has organizado, quiero que vengas a mi despacho ya, y eso es para ayer…”, tras lo que la colgó, y su voz desde luego, no sonaba nada, pero que nada feliz.
Cuando llegó al despacho de Eugenia, su secretaria la hizo pasar de inmediato, al entrar se encontró con esta colgada del teléfono, hablando con quien fuera con visible cabreo, y por lo que le estaba escuchando decir, era muy posible que el objeto de la discusión fuese ella misma. Cuando colgó, se le quedo mirando, la hizo un gesto de que se sentase, situó sus manos cruzadas ante su cara, entorno los ojos y empezó a hablar…
·
Teresa, esa ha sido la quinta llamada que he recibido desde que entre esta mañana, hace menos de dos horas, y todas con lo mismo, pidiendo tu cabeza –dijo señalando al teléfono que acaba de colgar.
·
Yo… no entiendo… no sé a qué viene esto -estaba confusa.
·
Rubén –fue lo único que dijo Eugenia.
·
¿Rubén qué? –preguntó Teresa.
·
Que piden tu cabeza por causa de los días que le diste a Rubén por tu cuenta y riego. Ya te dije que estabas tocando un cable de alta tensión, y ahora te están empezando a llegar las descargas.
·
No entiendo…
·
Conmigo no te hagas la tonta, sé que al menos con uno de tus clientes ya tienes problemas por falta de documentación…
·
Pero como sabes… -Eugenia alzó la mano.
·
Tranquila que nadie me ha dicho nada, pero tengo más o menos los mismos problemas, aunque evidentemente en otro ámbito diferente. Pero esto es igual para todos y tú no ibas a ser ninguna excepción…
·
Pero es que no entiendo…
·
Pues resulta muy simple de entender. Cuando existe un problema de ese estilo, alguien, tu secretaria por ejemplo, le da la documentación a Rubén y este se encarga de que sea cumplimentada, lo que se traduce que en uno o dos días como máximo ya la tienes lista. Pero como has dado “vacaciones” a Rubén en esta época del año… todos están de uñas contigo ya que la documentación más “sensible” de necesitarse con rapidez, está atascada.
·
Pero… pero… eso no puede ser, no se puede funcionar así, es una majadería depender de algo como eso… -estaba alucinando con lo que estaba averiguando.
·
Lo se Teresa, sé que es una majadería depender de él para que todo funcione perfectamente bien y que nadie en su sano juicio puede aprobar algo como esto.
·
¿Entonces?
·
Muy fácil, tan solo contéstame una pregunta –Eugenia sonrió sarcástica- ¿Quieres ser tú el ratón que le ponga el cascabel al gato?
·
¡¡No!! –le salió del alma, máximo viendo como ya estaban pidiendo su cabeza.
·
Lo suponía. ¿Sabes en cuantas ocasiones se ha intentado arreglar esta situación?
·
No…
·
Bien, pues yo te lo diré, en tres ocasiones se intentó cambiar todo esto para hacerlo de un modo más… “racional”. La vez que más éxito tuvo, aguantamos sin Rubén, cuatro meses, y fue debido a la pérdida de clientes por nuestra lentitud en reaccionar a sus peticiones, en cuanto empezamos a recuperarlos tras grandes esfuerzos, Rubén tuvo que volver a sus funciones de nuevo para “desatascarnos”, y créeme que no fue fácil conseguir que lo aceptase.
·
Pero es que no lo entiendo, ¿cómo se pudo llegar a esta situación de Rubén? –Teresa estaba asombrada.
·
Ni idea, pero es normal que no lo sepas, ya que solo llevas cuatro años y poco con nosotros. Veras, cuando nos fusionamos, o más bien, cuando absorbimos la empresa a la que él pertenecía hace más de siete años, ya estaba todo montado de esta forma. Tardamos en darnos cuenta de ello, lo normal hubiese sido implantar nuestros métodos de trabajo, pero como cuando íbamos a hacerlo nos dimos cuenta de que todo funcionaba aquí muchísimo mejor que en ningún sitio que viésemos antes, que todo se gestionaba con muchísima más rapidez que nada que supiésemos… Bueno, resumiendo, que cuando nos dimos cuenta del porque funcionaba así de bien intentamos arreglarlo, de echo lo intento uno de los directivos… Como te dije, aguantamos cuatro meses antes de volver a Rubén, y al que lo intentó, a ese directivo tan importante, le costó el puesto.
·
Pero si es que es de locos lo que me dices, no podemos depender de un solo… tío… ¿Qué pasa si se pone malo?
·
El Caos… reza porque no ocurra… aunque con eso hasta la fecha hemos tenido suerte… o quizá no haya sido solo por suerte, y si porque Rubén fue previsor para que no pase.
·
A ver Eugenia, que le he estado observando y no pega ni palo, no hace más que pasearse y hablar con todo el mundo… es que no hace ni el huevo… -hizo un gesto de exasperación.
·
Si, de eso nos hemos dado cuenta todos nosotros, el muy cabrón es más vago que la chaqueta de un guardia colgada en un armario, pero lo cierto, es que lo haga como lo haga, si él estuviese trabajando, ahora mismo todos tendríamos en nuestro poder los documentos que nos hacen falta y que no tenemos porque Rubén esta con días libres por, como no dejan de repetirme, tu exclusiva culpa.
·
Pero… -Eugenia la interrumpió.
·
No, ahórratelo, te advertí que estabas tocando un cable de alta tensión, ahora ya sabes lo que ocurre de primera mano. Por fortuna solo son cinco días, lo que en cierto modo te hace de guantes de goma para que no te “mate la descarga”. Te pregunto ahora, ¿Tramito los otros cinco días que quieres que se coja para la semana que viene? -Eugenia estaba muy seria y en su voz no había ni una gota de sarcasmo o ironía al preguntar... solo seriedad, y mucha.
·
No, no lo hagas…
·
Muy bien, una sabia decisión… ahora déjame, que aún tengo que responder con negativas a mas cretinos que vendrán pidiéndome tu cabeza… y otra cosa…
·
Dime…
·
Rubén no es intocable como pueda ahora parecerte por esto que hemos hablado, pero no te confundas con la situación. Si le pinchas un poco te darás cuenta de ello, nadie le protege, pero ándate con cuidado, ya te dije que es como un cable de alta tensión, y lo es en muchos más aspectos de los que tú te imaginas. Deja las cosas como están y sobre todo si me admites un consejo, déjale en paz, no le molestes, nada de todo esto es culpa suya… Te lo advierto porque tiene unos prontos muy malos, drásticos y tiende a no reconsiderar luego las cosas con facilidad, ya lo vi una vez personalmente, te lo advierto por experiencia. Lo haga como lo haga, trabaje como trabaje, lo cierto es que su labor siempre está hecha y bien hecha en los plazos en que nos son necesarios…
Con la pregunta, el posterior aviso y el gesto que Eugenia le hizo, Teresa entendió que si bien con estos cinco días que había forzado a cogerse a Rubén, había pegado un patinazo, si le obligaba a tomarse los otros cinco y tenerlo fuera de las oficinas dos semanas o la emprendía con el como venganza por esto y como sutilmente le indico Eugenia, Rubén pedía la cuenta en un pronto de esos que le dijo que tenía, sería poco menos que su sentencia de muerte en la empresa. Además, que puede que incluso fuese la misma Eugenia quien le ofreciese su cabeza en bandeja de plata a la junta directiva. No es que entendiese todo aquello o comprendiese como podía ser posible, pero tan solo unos minutos antes había sufrido en carne propia la ausencia de Rubén con uno de sus principales clientes…
Cuando llego a su despacho, estuvo más de una hora pensándoselo, al final no tuvo más remedio que tragarse su orgullo y hacer lo que nunca jamás pensó que haría, llamar a Rubén a su casa… Cogieron el teléfono al cuarto tono…
·
Dígame… -contesto esa voz tan inconfundible que detestaba cada vez más.
·
Rubén… Buenos días, soy la Sra. Teresa Mo… -fue interrumpida.
·
Sé quién es… supongo que me llama por un cliente, por Tarkasa… ¿se han retrasado con la documentación, no?
·
Si, bueno, ese y algunos otros problemas que tenemos, si pudiese hacer el favor de venir hoy ya a trabajar… Por supuesto que se le abonara el día completo sin ningún problema…
·
No, ya no puedo ir hasta el lunes, tengo los días libres concedidos por usted misma y además también mis propios planes para ellos, de modo que no. Pero no se preocupe, veré de que para mañana lo tengan todo arreglado, ahora si me disculpa, tengo que hacer algunas llamadas… -y la colgó sin esperar contestación o a que dijese nada más.
Teresa se quedó mirando el auricular del teléfono en su mano, por su mente lo único que pasaba era… “¡¡me ha colgado!!, ¡¡el hijo de puta me ha colgado!!, ¡¡ese maricón de mierda me colgó!!”. Una fría ira empezó a adueñarse de ella, cada vez le tenía más atragantado, y tras lo del cabrón de su novio, aun mas todavía..., y es que Arturo no cesaba de intentar comunicarse con ella por todos los medios posibles, incluidas varias de sus mejores amigas, con lo que lo único que conseguía, era que aún le odiase más por no dejarla tranquila, y eso que sabía que aún no había llegado a, como ella lo llamaba, “el ataque de Arturo”. Cuando colgó el teléfono desde luego lo hizo a golpe limpio, lo dejaba, aunque más justo sería decir que lo “tiraba”, este saltaba del receptor, y nuevo porrazo que le metía en su intento de dejarlo, al final lo consiguió tras el séptimo u octavo intento de incrustarlo más que de únicamente colocarlo en su sitio…
Esa tarde se fue a su casa aún más cabreada que los días anteriores, no quería reconocérselo a sí misma, pero le enfadaba mucho más todo lo ocurrido con ese marica que el que su perfectísimo novio le pusiese unos cuernos del tamaño del de un ciervo o que estuviese incordiando por todos lados, intentado que le escuchase. Hasta cierto punto incluso resultaba gracioso, porque no se daba cuenta de que estaba tan centrada en el tal Rubén, que a su Ex y lo que este la hizo, era increíble, pero ni se acordaba.
Para ella en esos instantes, Arturo era simplemente como una de esas llamadas “moscas cojoneras” que solo saben incordiar y tocar los mismos antes mencionados. Pero lo peor llegó esa misma noche, sobre las tres de la madrugada se despertó de golpe, agitada, sudorosa, sintiendo su sexo palpitar, muy húmedo, con sus pechos muy sensibles, su pezones duros como piedras, había despertado casi al borde de un orgasmo y era plenamente consciente de ello…, pero sin saber que era exactamente lo que podía haber soñado para despertarse de ese modo y en ese estado…
Le costó volver a conciliar el sueño otra vez, especialmente porque de un modo u otro, el puñetero “Rubén” de las narices aparecía constantemente en su mente, desde el momento en que la salvo, a su forma habitual de vestirse, su amaneramiento, su voz, etc… Todo esto la ponía frenética impidiendo que se durmiese enseguida. El Viernes entró a trabajar un pelín enfadada y con algo de sueño por lo de por la noche, esperando además que alguien le diese algún palo por culpa del… “Rubén” ese de las narices a cuenta de haberle dado sus días libres. Sin embargo fue todo lo contrario, nadie la molestó, y lo primero que vio cuando Raquel le entregó los documentos del día, fueron los que le faltaban el día anterior de su cliente... Se quedó paralizada mirándolos…
·
Raquel, ¿y esto? –se los enseñó.
·
¡¡Ahh esos!!, me los han traído hace un rato de recursos…
·
Sí, eso lo imagino ya que están aquí, pero supuestamente hasta hoy no se iban a poner con ellos y dijiste que hasta el lunes no estarían listos…
·
Bueno, es que creo que ayer les llamó Rubén…
·
¿Y porque les llame Rubén los preparan en el acto? –se alteró en el acto.
·
Claro, es que es Rubén… -fue la sorprendente contestación de Raquel, que dejo a Teresa, casi, casi, al borde de un ataque de pura histeria. No quiso ni hablar, solo por no soltarle a su secretaria una barbaridad, por lo que la despidió con un gesto.
·
Claro jefa, si necesita algo…
·
Nada –fue la seca contestación que dio mientras apretaba los dientes casi hasta hacerse daño.
Teresa estaba flipando en colores, especialmente con su propia secretaria, con Raquel y su contestación… “Claro es que es Rubén”… Es que no se lo podía creer, no entendía nada de nada en cualquier cosa que se relacionase con esa persona, era como... como… algo imposible. Según pensó eso a su cabeza acudió la imagen de un puzle de mil piezas y todas ellas de color blanco, una locura para poder montarlo… determino que así, como ese puzle era el tal Rubén de las narices.
Durante toda la mañana no fue capaz de sacarse al tal Rubén de la cabeza, era incapaz de pensar en otra cosa que no fuese el trabajo, y que de un modo u otro el terminase por hacer siempre acto de presencia, era como una tortura. Esa tarde, después de comer, ocurrió algo que en ese instante no supo si fue una suerte o una desgracia, porque le puso la tentación de su tortura particular en sus mismísimas manos. Estaba en el baño, cuando sintió abrirse la puerta del aseo, por las voces dedujo que eran dos chicas. Estuvo callada, especialmente cuando salió a relucir el nombre de Rubén en ella, pero no penséis que era por algún cotilleo jugoso o algo así, que no, que más inocente no pudo ser, simplemente una le estaba comentando a la otra donde quedar para ir juntas esa noche hasta donde habían quedado con otras compañeras, pero para su sorpresa, al nombrar a estas, incluyeron entre ellas el nombre de “Rubén”. No es que especificasen que fuese precisamente ese “Rubén”, y en la empresa había al menos otros dos que ella supiese, pero si por lo que dedujo, se trataba de una especie de noche de chicas, y entre ellas aparecía un “Rubén”, siendo los otros con toda seguridad heteros… y “ese de siempre” con más pluma que un avestruz, se dijo que vamos, que dos más dos, son cuatro.
Cuando regresó a la oficina, ya había decidido que también se presentaría en ese sitio, de inmediato empezó a llamar a algunas amigas para salir esa noche, también se sirvió de su reciente ruptura y del “acoso” de Arturo para “forzarlas” un poco a que la acompañasen. Consiguió a las de siempre, que sus tres mejores amigas aceptasen modificar sus planes para esa noche, Silvia, Karen y Agatha. Esa tarde cuando llegó a casa, casi, casi vació el armario para elegir la ropa, nada de lo que tenía le parecía bastante… “guerrero”… Al final se decidió por un vestido negro corto, muy corto, que en otro momento le parecería “terriblemente” corto, que le regalo Arturo y que nunca se había llegado a poner, precisamente por eso, por parecerle excesivamente atrevido, sin embargo, ahora, paradójicamente, lo escogió porque era el único que le parecía que se acercaba lo mínimo imprescindible a lo que en realidad deseaba ponerse para esa noche, algo incluso aún más “corto”.
Incluso sus amigas silbaron cuando la vieron, opinaron que ya era hora que sacase del armario todas sus “armas”, y le auguraron una gran noche con quien quisiese. Lo cierto es que no pudo evitar sonreírse para sí misma, pensando en el chasco que se llevarían si supiesen la verdad… Fue en ese instante cuando se dio cuenta de un pequeño detalle que se le había pasado por alto, un detalle que hizo que se pusiese a si misma de estúpida hacia arriba, porque en realidad, se podría decir que se había arreglado de ese modo para alguien que era, que sus gustos, estaban en la acera de enfrente, por decirlo suavemente… y encima, lo había hecho para alguien a quien pese a no quererlo admitir, “odiaba”, precisamente por ser como era y no como soñó que fuese cuando la rescató de aquellos dos... Sus amigas iban en el coche riéndose mientras que su mente era un completo caos por culpa del de siempre, el puñetero Rubén… Era incapaz de pensar casi otra cosa que no fuese un… ¡¡¡Ohhhhh Diossss, como lo odio!!!
Cuando llegaron al sitio que había escuchado, sus amigas enloquecieron, habían escuchado hablar de él, pero nunca ninguna de ella había estado allí, no se habían animado a ir, y lo que veían, todo el ambiente, les agrado sobre manera, especialmente la cantidad de chicos, a cual más guapo, que se veían pulular por allí. Pero también veían muchísima niña mona, por lo que supusieron que la competencia seria feroz, las tres instintivamente se repasaron mentalmente para asegurarse de que todo en ellas estaba perfecto para “la batalla” que se avecinaba. Mientras, Teresa de lo único que se preocupaba era de buscar entre aquel maremágnum a quien ella de verdad deseaba encontrar, al grupo de chicas del trabajo, y con ellas, a Rubén, a su pesadilla.
Estuvo así durante más o menos cuarenta minutos, hasta que sus tres amigas lograron hacer que se olvidase de todo aquello y empezase a pensar en divertirse. Estaban bailando con cuatro chicos guapísimos que se habían acercado a ellas con clarísimas intenciones de ligar, estaban a cual más bueno de los cuatro, listos para untarlos con la miel más dulce y empezar a lamerles todo el cuerpo… Una de sus amigas, Silvia, se disculpó un instante para ir al baño, ella decidió acompañarla y así poner un poco de espacio de por medio con su acompañante, que cada vez iba avanzando más rápido, aunque la verdad es que no le era nada desagradable aquello, de hecho estaba bastante caliente con el morenazo, pero quería frenar un poco y esto le venía muy bien para lograrlo.
Estaba para entrar al baño cuando se tropezó con dos de las chicas del trabajo, aunque ninguna de ellas pareció reconocerla, lo que más la sorprendió fue el trozo de conversación que escuchó entre ellas…
·
¿Y entonces Rubén…?
·
Pues ya sabes, en el baño del piso de arriba… divirtiéndose… -se rio.
·
Es que es increíble, no pierde comba, no entiendo cómo puede ligar tan rápido… es que no me lo explico…
·
Ni tu ni nadie, pero ya lo ves…
·
Si, como siempre que salimos, siempre es el primero en llevarse algo a la boca…
·
Si, lo que sea, que no le hace ascos a nada el cabrón –se rio la otra.
Después de esto no pudo escuchar nada más que sus risas mientras se mezclaban con la gente. Una sonrisita maliciosa apareció en la boca de Teresa, automáticamente al escuchar a ambas, se le ocurrió la genial idea de ver si podía sorprenderlo para avergonzarlo… Pensó que sería genial pillarle mientras le chupaba la polla a otro tío e incluso quizá, grabarle un poco con el teléfono igual que lo hizo con el hijo de puta de Arturo, de su ex… Solo con pensar en ello sintió por anticipado una especie de perverso placer al imaginarse a Rubén en sus manos gracias a aquello… Le toco en el hombro a su amiga y le indico que ese estaba muy lleno, que se iría al del piso de arriba que solía estar más vació y limpio. Pero ocurrió lo que no se imaginó que ocurriría, pese a ser algo de cajón, que Silvia le dijo que la acompañaba… se marchó con su amiga maldiciendo su estupidez, pensando en cómo hacer para darla esquinazo y poder dirigirse sola al servicio de los hombres para pillar infraganti a Rubén…
Cuando llegó al piso de arriba, que hacia como una especie de anfiteatro sobre la pista de baile, se dio cuenta de que todo el sitio estaba lleno de mesas, Silvia le dijo al oído que cuando bajaran, podían decírselo a las otras y ver de subir allí para poder hablar un rato tranquilas con los chicos… Nuevamente Teresa se maldijo, porque lo que ella quería ahora, y una vez sorprendiese a Rubén, era permanecer abajo, en un sitio desde donde pudiese controlarlo, y lo mejor, desde donde el fuese perfectamente consciente de que lo estaba haciendo. Pensó que de repente todo parecía empezar a salirle mal, ahora ya solo le faltaría que Rubén hubiese terminado y no fuese capaz de grabarlo.
Para su sorpresa, resulto que lo que le dijo a Silvia sobre los servicios de arriba era verdad, estaban menos saturados y considerablemente más limpios, aunque solo fuese, porque debían de haber vuelto a limpiarlos de nuevo no hacía mucho rato por lo que le pareció. Dentro del servicio solo estaban dos chicas maquillándose frente al espejo mientras soltaban sonrisitas entre ellas y parecían darse con el codo mutuamente, medio descojonándose de risa… Silvia se metió en un retrete rápidamente, y ella en otro, justo en el que estaba a la derecha de la única puerta que se encontraba cerrada. Aunque entró única y exclusivamente para que su amiga la viese, ya que su intención era salir después a toda velocidad rumbo al de los chicos.
Fue a abrir la puerta para salir de allí, cuando su mano se quedó congelada sobre el tirador… en el cubículo de su lado, el que tenía la puerta cerrada, acababa de escuchar un… “…si… si… Rubén… si… así… así… reviéntame… destrózame el coño… sigue por dios… no pares joder… siiiiiii… que bueno… eso… asiiiiiii… agggghhhhh mi culoooooo… noooooo… tantos dedos noooooo…”, pero lo que de verdad le congeló no fue eso, sino reconocer la voz que sonó después de la de la mujer… “…si… tu culo si… aguanta que solo son tres dedos… jajajajajaja, pero que zorra eres… estas chorreando… ¿así que quieres mas no?... pues te voy a follar hasta que te saque la polla por la garganta… o te meta la mano entera en el culo…”. Esas y muchas otras lindezas fueron las que escuchó procedentes del otro retrete. Con muchísimo cuidado asomo el trocito del teléfono correspondiente al a cámara, aunque por fortuna, antes de hacerlo, se acordó de un pequeño detalle y había tenido la precaución de bloquearle el flash para que no se activase…
Tras un par de minutos de grabación lo retiro para poder ver lo que el teléfono había registrado, y sus sospechas se confirmaron, se trataba de Rubén, del maricón, que estaba medio matando a base de darle pollazos a una tetona rubia que parecía estar completamente enajenada por la cara que tenía, ya que una de las veces levanto la cabeza para mirar al techo y soltar un berrido al correrse, que más que llegar a un orgasmo lo que pareció es que la hubiesen intentado matar. Casi, casi alucinando, no pudo evitar volver a poner de nuevo el teléfono en la misma posición de antes y seguir grabando… Menos aún fue capaz de evitar apoyarse contra la pared que separaba ambos lugares al poco de que instintivamente su mano se dirigiese hacia su cada vez más encharcado coño, empezando por frotarse con ganas su vulva, para terminar segundos después por meterse dos dedos todo lo profundo que pudo… Le costaba conseguir masturbarse mientras que su otra mano intentaba mantener un pulso firme sobre el divisor y grabar lo que ocurría al lado.
Cuando todo indico que por fin habían terminado, retiro rápidamente el teléfono, se sentó sobre la taza y poniendo en marcha la grabación sin sonido, termino de masturbarse mirando en la pantalla como la Rubia recibía una ración de polla, con un tratamiento tan salvaje como no había visto nunca. En un momento dado, vio en la pantalla de su móvil, como Rubén de repente alzaba la cabeza y clavaba sus ojos en el lugar donde estaba su teléfono, pareciendo que miraba fijamente hacia la cámara… Justo en el momento en que la Rubia de nuevo parecía morirse del placer, en el instante en que por un gesto que vio parecía que Rubén le debía de haber metido media mano en el culo, este clarísimamente mando un beso hacia el teléfono y pudo leer perfectamente en sus labios… “a tu salud Teresa” para luego sufrir el mismo una convulsión y casi, casi, poner los ojos también en blanco a consecuencia de su orgasmo. Cuando vio aquello el coño de Teresa pareció deshacerse vivo, sintió perfectamente como un chorro de flujo fue a parar al agua de la taza, un orgasmo arrollador la alcanzo sin piedad…
Tardo unos minutos en recuperarse de semejante paliza física, al punto que Silvia llamo preocupada a su puerta para saber si estaba bien, como pudo contesto que sí, que se encontraba perfectamente. Salió de servicio, en el que obviamente ya no se encontraba Rubén, de camino hacia el piso de abajo Silvia iba riéndose mientras le relataba lo que había escuchado en el hueco de su lado, justo el que estaba entre ambas, y como a la tía de dentro parecían estar matándola, así como la suerte que debía de haber tenido de echarle el guante a semejante ejemplar. Teresa solo escuchaba, se encontraba terriblemente confusa con todo lo que había vivido en ese servicio… Bajaba las escaleras tras Silvia, justo cuando llego al piso de abajo fue cuando notó unas manos acariciantes sobre su culo, se detuvo en el acto, se fue a revolver con intención de soltar una buena ristra de guantazos al atrevido cuando la voz del hombre a su espalda la hizo congelarse una vez más…
·
Espero que lo que has grabado con tu teléfono en el servicio te sirva esta noche para divertirte, fóllate a ese tío con el que estas mientras piensas en mi… -le susurraron a la oreja, sintiendo luego un mordisquito en el lóbulo, como si fuese un leve pellizco.
Se revolvió como una Cobra en cuanto pudo reaccionar, pero no vio a nadie tras de ella, o más bien, no encontró a quien esperaba encontrar, ese cabrón de Rubén, pues había sido él quien le hizo eso, estaba segurísima de ello, parecía haberse esfumado, como si nunca hubiese estado allí. Siguió a su amiga, pero sin dejar de mirar a su alrededor esperando encontrarlo allí, en algún sitio escandido, mirándola divertido… El resto de la noche ya no le resulto nada divertido, de hecho, con los chicos no pasó nada de nada en buena parte por culpa suya, y encima mientras regresaban, tuvo que aguantar a Silvia rememorando para sus otras dos amigas lo que ambas escucharon en el servicio que había entre ambas, sabiendo perfectamente de quien se trataba ese al que su amiga Silvia definía con mayúsculas como “Macho”, “Muy Macho” o “Semental”…
No sabía si reírse, llorar o gritar de frustración en contra de ese… de ese… de… pensó que joder, que ahora tras lo que había visto en su teléfono, ya no tenía ni idea de cómo coño llamarlo o definirlo… Recordó lo que comentaron sus compañeras de trabajo y que entonces no entendió, estaba visto que el muy hijo de puta debía de hacerle a todo, tanto a carne como a pescado… Pensó rabiosa que vaya mierda de tío mientras que en sus ojos sentía como si se le fuesen incluso a saltar las lágrimas…
CONTINUARA