Rubén - 2
Teresa estaba un poco contrariada por ser como es quien la salvó, y eso que aún no se había tropezado con lo peor del individuo
RUBEN- 2
Teresa pasó un fin de semana en que no dejo de darle vueltas, por mucho que le disgustase tenía que aceptar que la persona que la salvó de aquellos dos había sido Rubén, "La Loca" o "El Koipe" como le llamaban algunos, esto último porque decían que perdía mas aceite cuando andaba del que podía envasar esa marca para consumo doméstico. No era mal chico, eso no, se llevaba bien con todo el mundo, no se metía con nadie, no molestaba tampoco a nadie, pero... Pero es que no podía dejar de darle vueltas al hecho de que ese que le pareciese tan "hombre", en realidad no era más que un... "maricón". Su frustración con esto llega a esos extremos, al hecho de que incluso una persona tan respetuosa como ella, sustituyese el Gay, homosexual u otro término educado similar, por el totalmente ofensivo de "maricón".
Durante todo el fin de semana la situación entre ella y su novio estuvo bastante tensa, cada uno acepto de buena gana concederle espacio al otro, y cada uno por sus propios motivos. Arturo decidió mantenerse calladito y fuera del paso de su más que evidentemente enfadada novia, temeroso de que hubiese podido averiguar lo mas mínimo, porque la excusa que ella dio de "problemas" en el trabajo, nunca había hecho que se pusiese de nerviosa, alterada, frenética y con ganas de pelea como estuvo todo el fin de semana, que le saltaba al cuello con todo y por todo. Nuevamente, decidió, otra vez, extremar las precauciones con su amante, eso sí, ni por un solo instante se le paso por la cabeza romper esa relación clandestina, se creía con recursos suficientes, como para que aun en el caso de ser descubierto, tras esquivar ese primer arranque tan peligroso de su chica, terminar haciéndose perdonar por ella, aunque eso sí, era consciente de que ese perdón le costaría deshacerse de su amante, pero bueno, creía que ese tan solo sería un mal menor.
El Lunes, por mucho que lo intentó, desde que llegó a la oficina, Teresa no hizo prácticamente otra cosa que observar detenida y lo más discretamente posible a "La puta Loca" esa. La verdad, es que eso era realmente mucho más fácil de hacer de lo que parecía, tenerle controlado era algo sencillísimo dada su... "indumentaria". Pelo rubio ceniza, camisa de color verde “fosforito” o casi podríamos decir que “fluorescente”, pantalón rosa intenso chillón, pañuelo azul cielo al cuello, zapatos de idéntico color y gafas de pasta también del mismo tono azulado que su pañuelo o zapatos... Lo cierto es que se le distinguiría con toda facilidad incluso a diez kilómetros de distancia en un día con niebla espesa, solo le faltaba un chaleco reflectante para estar completo. A la pobre Teresa le hacía incluso daño a los ojos tener que mirarlo...
El caso, es que cuando a mediodía a la hora de comer, cada vez más frustrada se puso a recordar lo ocurrido, y como podía haber dejado de ver que quien la salvo era "ese", a mitad de su rememoración, se quedó por unos segundos con la comida a medio camino de la boca. Entendió entonces porque no había sido capaz de reconocerlo, porque vestía como una persona "normal", un abrigo largo negro, un pantalón con zapatos negros y posiblemente una camisa también de color oscuro, gris si no recordaba mal, todo ello muy alejado de su manera habitual de vestirse, y en lo poco que habló no le parecía que hubiese nada de la forma de hablar que tenía en la oficina, quizá por ese motivo no reconoció tampoco su voz a la primera. Fue un descubrimiento que la hizo replanteárselo todo otra vez, y que la dejó con un repentino exceso de curiosidad por tan peculiar personaje. Decidió que en cuanto regresase a su despacho comenzaría a indagar sobre él.
De lo que no tenía ni idea Teresa, es de lo frustrante que le iba a resultar averiguar cosas, según que cosas, para las que desde luego no estaba nada preparada. Con la debida discreción, que con su forma de vestir, como ya dije era algo sencillísimo, le estuvo controlando, observando sus idas y venidas. Para el miércoles Teresa estaba totalmente atónita con él, no se podía creer lo que le estaba sucediendo a su investigación, era algo de locos.
En primer lugar y primera frustración para Teresa, por increíble que pudiese parecer, ante su cada vez más creciente asombro, fue totalmente incapaz de determinar algo tan simple como debería haber sido averiguar, a qué coños se dedicaba en la empresa en realidad el tal "Rubén", alias “la Loca”. Llevaba ya tres días observándole, incluso había preguntado en personal cuál era su contrato, para que se suponía que estaba trabajando allí o en qué departamento, aunque casi, casi asumía que en el suyo, pero no estaba muy segura de ello en realidad. Pero aparte de verle ella misma darse paseos con papeles en las manos y estar de cháchara continua con todo el mundo, no había sido capaz de averiguar nada más que eso precisamente, que teóricamente ella era su jefa… primera noticia que tenía, con lo que mejor no decir cómo le sentó o como se sintió de “estúpida”. Bueno, averiguo eso y que teóricamente solo era un administrativo más, pero aun teóricamente bajo su supervisión, en realidad sin puesto alguno definido por nadie, lo cual nuevamente, volvía a frustrarla cosa mala.
El miércoles por la tarde averiguó al menos con qué clase de documentos era con los que, "supuestamente", se movía, y se preparó varios, aunque no exactamente de estos ya que quería ponerle a prueba, justo para el jueves por la mañana. Se trataba de tramitar varios memorándums, cosa de la que normalmente se encargaría de hacer su secretaria, pero que en esta ocasión decidió aprovechar que había solicitado dos horas para ir al médico, y pedírselo a "Rubén" y poder observar cómo se las arreglaba. Cuando este entró en su oficina a su llamada, Teresa por primera vez se tomó la molestia de mirarle los ojos, y se fue a encontrar con los dos ojos de color Azul Cobalto más bonitos que nunca había visto, unos ojazos increíbles, ocultos bajo esas gafas de pasta azules que ahora veía, hacían juego con el color su iris.
Cuando Teresa le tendió los documentos, por un instante, esos inmensos ojos azules se clavaron fijamente en los suyos, sufriendo al instante un auténtico fogonazo, quedo completamente deslumbrada por ellos, durante unos segundos pareció completamente abstraída, perdida en ese azul tan intenso, pero recupero la compostura con rapidez. Le estuvo explicando lo que deseaba que se hiciese, como y que quería exactamente. Rubén le hizo un par de preguntas sobre lo que dijo que ella le aclaro enseguida, después de esto le despidió de allí, mandándole a sus gestiones en cuanto puso en sus manos las carpetas.
Cuando Rubén abandonó el despacho, Teresa se encontraba nerviosa y además de alterada. Recordaba dos cosas principalmente sobre ese rato, la primera eran sus increíbles ojos azules, la segunda era la forma en que estuvo atendiendo a sus explicaciones y las preguntas que le hizo, pero no era eso exactamente, sino más bien, el global de ello, el modo en que se comportó al hacerlo, sus gestos, sus expresiones. Para su desesperación, Teresa no pudo evitar que se le mojasen las bragas de semejante forma, las tenía completamente empapadas..., cosa que era incapaz de entender que le sucediese con él.
Estuvo pendiente de sus movimientos todo el rato que pudo, y en ese tiempo, al igual que anteriormente, únicamente le vio hacer dos cosas, pasearse de un lado a otro con papeles y hablar por los codos, pero de trabajar nada de nada, ni una sola vez le vio sentado en su sitio. Teresa a última hora, justo antes de irse a casa, estaba que echaba chispas contra Rubén, no entendía como semejante vago podía haber aguantado tanto en la empresa cuando debería de ser evidente para todo el mundo a su alrededor, compañeros o jefes, que no pegaba un palo al agua como se suele decir.
Ese día, cuando llegó a casa, nuevamente su novio no estaba y le tocó a ella preparar la cena para ambos, cosa que hizo completamente abstraída en Rubén, en "La Loca", y que debería de hacer al respecto. Por un lado le debía mucho, Maricón o no, vago o no, lo cierto es que le había salvado el cuello, pero como jefa no se podía permitir que alguien como el siguiese haciendo de las suyas, la opción más obvia dada su situación personal con él, sería darle un serio aviso para que se pusiese las pilas, y después, meterle a capón en algún sitio para que pudiese trabajar de verdad... Era o eso, o ponerle en la calle directamente, y al menos, esa oportunidad se la debía. Se decidió a investigarlo del todo, terminar con ello, para luego determinar su forma de proceder con él al día siguiente de tenerlo todo claro y atado.
Esa noche Teresa volvió a tener una nueva discusión con su novio, llevaban unos cuantos días sin sexo, casi quince para ser exactos, y esa noche ella le busco, negándose él en redondo a ello. Sin embargo, en esta ocasión él dijo algo que la mosqueo. Pero no por lo que dijo en sí, que fue una tontería más de las suyas usada a modo de justificación en esa situación, sino porque lo que acababa de decirla se contradecía con algo que habían comentado un par de semanas antes durante una cena con unos compañeros de Arturo mientras este en esos instantes se encontraba en el servicio según recordaba.
Por otro lado, le acababa de mencionar también una importante operación para su bufete con un cliente, como motivo de sus llegadas tan tarde y causa también de su agotamiento físico, sin embargo, tan solo unos veinte días antes, estuvieron follando como salvajes a cuenta precisamente de que Arturo había cerrado esa operación con enorme éxito, y eso siempre le ponía a mil por hora. Esos precisamente eran los días que más gustaban a Teresa, porque su novio se comportaba en la cama como un semental salvaje, por ello los tenía muy presentes y era difícil que se olvidase de alguno, por ello recordaba también esa cena, ya que por una casualidad de esa operación que ahora decía su novio, habían logrado cerrar la otra y que motivo la celebración. Sin embargo, lo de ahora no tenía sentido, lo que decía que le había entretenido, comentaron que ya lo habían firmado y el trato estaba definitivamente acabado. Si antes tenía sus sospechas, con esto, estas se acentuaron extraordinariamente…
A la mañana siguiente cuando llego a su despacho iba contenta y feliz por las narices, echaba humo por las orejas, por un lado empezaba a sospechar cada vez más del "cansancio" de su novio de los últimos meses, junto con el aumento repentino de su horario por los “retrasos” de las reuniones, y por otro, tenía sobre la mesa el tema del tal... "Rubén", que aún le ayudaba menos a estar alegre. La primera sorpresa del día llego cuando Raquel, su secretaria, entro con el taco de documentos que había entregado a Rubén, los estuvo repasando y todos estaban correctos, no había ni el menor error en su tramitación. Si la dejo perpleja, fue porque el día anterior había estado controlándole y no le vio dar ni golpe, tampoco "en teoría" debería de saber qué hacer con esos documentos exactamente pues supuestamente no eran del tipo de los que deberían de pasar por sus manos, por lo que no entendía como podían estar ya sobre su mesa. Muy sorprendida y con una sospecha creciente, no dudo en preguntarle a esta…
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Raquel, ¿quién te ha dado estos documentos?
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Nadie, estaban sobre mi mesa, como he visto que estaban cumplimentados se los he traído, ¿es que hay algo mal?, porque yo no he visto nada… -dijo visiblemente preocupada.
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No, no, están bien, solo era curiosidad nada más… gracias…
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Bien, vuelvo a mi puesto…
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Si, gracias Raquel… -contesto pensativa, con la vista fija sobre las carpetas.
No lo entendía, pero sin embargo allí estaban todos los documentos, y además, perfectos. Solo cuatro horas después, seguía totalmente desconcertada, nuevamente le había estado vigilando, observando como un halcón vigila a su presa, pero no le había visto hacer otra cosa que no fuese hablar e ir de un sitio a otro sin ton ni son, continuaba sin aparentemente, dar ni golpe. En esos días de investigación y hurgar sobre él, había descubierto algo muy interesante, algo que contravenía las normas de la empresa, y se trataba de la acumulación de días libres generados.
Estuvo pensando durante al menos una hora en que hacer, las normas eran claras, no se podían acumular más de cuatro días libres generados, de hecho, solo eran tres, al cuarto había que solicitar alguno o todos ellos. Lo que había descubierto, es que Rubén, tenía doce días acumulados, y en cuanto hiciese dos horas más de la cuenta, acumularía el decimotercer día. Se sonrió a sí misma, pensó en darle los días, diez de ellos, así le devolvería el favor al arreglarlo todo para que los disfrutase, en lugar de como marcaban las normas, perder al menos nueve de ellos por exceder el plazo para solicitarlos. Cuando tuvo la documentación llamo a su secretaria y le tendió los documentos para que los tramitase con personal..., luego llamo a Rubén para notificárselo...
Cuando llegó, su secretaria le hizo pasar al despacho, le invito a sentarse y fue muy directa con él, casi, casi al extremo de decir que incluso desagradable...
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Rubén, le he concedido disfrutar de diez de los días libres que tiene acumulados. En realidad, dado que se pasó usted de largo el plazo para solicitarlo, simplemente debería de haberlos perdido, pero como le debo una muy grande por lo que hizo por mí, se lo he arreglado...
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Ya veo... de modo que por gratitud... -sonrió irónico.
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Oiga, se lo crea o no lo hago por su bien... -se sulfuro al ver la sonrisita.
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Claro, claro, no lo he dudado ni por un instante...
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Mire, si tiene algo que decirme, dígamelo y no ande con indirectas -dijo en tono seco y cortante.
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No, no tengo nada que decirla señora, aunque supongo que también tengo que agradecer a mi intervención el otro día en la calle el que no me quite ojo de encima en todo momento, ¿no?
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¡¡¡Oiga, como se atreve!!!
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Nada, no se preocupe, y muchísimas gracias por su... "preocupación". ¿Me puedo ir ya?
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Si, por supuesto, váyase a su trabajo...
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Gracias...
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Por cierto, cuando regrese, habrá sido reubicado en otro puesto para que pueda usted trabajar, y no solo darse paseos o hablar con el resto de sus compañeros...
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Muy bien señora...
A Teresa se le llevaban los demonios, ni por un solo instante había dejado ese estúpido de sonreírle, con una sonrisa irónica a mas no poder, parecía hecho aposta para sacarla de quicio, y decidió en ese mismo momento, que ese sujeto, no conseguiría nunca algo semejante de ella. Pero aun así había cosas que no entendía, aun le temblaban un poco las manos y era incapaz de olvidar sus labios con esa sonrisita... Se había visto en estas situaciones innumerables veces en su carrera, incluso había despedido gente o la habían amenazado, pero lo que sentía ante ese... ese... esa persona, no lo había sentido nunca.
Llevaba veinte minutos intentando concentrarse en el trabajo cuando entró Raquel, su secretaria, con una pila de documentos para su firma. Al levantar la cabeza se dio cuenta por primera vez que de nuevo, Rubén no estaba en su sitio, otra vez se había perdido, por lo que enfadada le pregunto a Raquel por él, lo que no se esperaba, era la contestación de esta. Le dijo que acababa de dejar a Rubén en personal, que le había visto en el despacho de la jefa del departamento... lo que la preocupó sobremanera. Le dijo a Raquel si había enviado ya los documentos que le dio para personal, ante la negativa de esta se los pidió, marchándose ella directamente a ver a la jefa de personal para tratar el asunto en persona con ella.
El problema que veía Teresa en esto que le dijo Raquel, residía en la misma jefa de Personal, Eugenia. El caso de Eugenia era muy particular, era lesbiana no confesa, es decir, técnicamente seguía dentro del armario y cuando alguien lanzaba alguna indirecta se ponía de muy malas, a más de uno le había costado el puesto por denuncias de discriminación sexual incluso simplemente en función de lo que hubiesen dicho. Pero pese a ello, no se cortaba en lo más mínimo en besar a su pareja cuando ella iba a buscarla, digamos que no lo admitía, pero tampoco se molestaba en lo más mínimo en disimularlo. Ella opinaba que lo que cada uno fuese era un problema de esa persona... y al que no le gustara, que no mirase.
Nada más entrar en su despacho, Eugenia invito a Teresa a sentarse, interesándose después por el problema que la llevaba a su despacho. Teresa se lo explico de forma breve...
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¿Pero es que estas loca? Como se te ocurre hacer algo así con Rubén... ¿Es que no sabes la que te puede caer encima...?
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Oye Eugenia, precisamente por eso he venía a verte, no quiero que por que sea Gay te lo tomes como algo personal o que estoy persiguiéndolo...
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Alto, alto, alto, deja lo del Gay quietecito, y tranquila Teresa -se sonrió-, que no hay problema con ello. Eso sí, lo que no se es de donde te sacas tú que es Gay, pero bueno, eso es algo que no me atañe... es solo cosa suya y… -fue interrumpida.
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Perdona, pero... ¿cómo es eso de que no es Gay? ¿De qué hablas?.
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Pues de eso, que Rubén es tan Gay como yo Hetero -repuso riéndose Eugenia-. Pero ahora enserio, ¿estas segura de querer hacerle tomarse tantos días seguidos, tu sabes en que te estas metiendo?
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Si, plenamente...
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Pero vamos a ver, ¿de verdad que sabes lo que estás haciendo...?
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Perfectamente, poner a alguien a trabajar y no a permitir que siga como hasta ahora.
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Muy bien, pero admíteme un consejo, y solo te lo voy a dar porque me eres simpática y te tengo cierto aprecio. Hazme caso y tramita solo este primer periodo de cinco días, podrá empezar el lunes con su descanso, si para el viernes sigues empeñada aun en el resto, ven a verme que te firmo ese segundo... Pero dime una cosa Teresa...
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Si...
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¿Tú sabes lo que es un cable de alta tensión verdad?
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Claro, por supuesto...
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Bien, porque con lo de Rubén, acabas de coger uno con las manos, solo espero que tengas suerte y encuentres unos guantes antes de quemártelas...
Después de esto decidió que Teresa debía ya de marcharse a su despacho. El resto de la jornada de trabajo, estuvo viendo como Rubén iba como era su costumbre de un sitio a otro, lo que por algún motivo la ponía frenética. Esto era especialmente así por las pintas, por la ropa, por su forma tan amanerada de comportarse, de perder aceite de forma tan salvaje cada vez que andaba, puede que incluso aunque suene un poco fuerte, le odiase por ser como era y no como le pareció ser cuando la ayudó… Tenía que admitir para sí misma, que no podía evitar sentirse humillada pensando en cómo se había masturbado pensando en… “¡¡¡eso!!!” que tenía ante sus ojos, como se había corrido, como había gozado imaginando que la hacía suya… para luego… descubrir…
Cuando salió de trabajar, se marchó para su casa con una única idea fija en mente, follarse a su novio, follar con Arturo hasta que ese… “marica”… fuese solo un espejismo, un sueño, hasta que ya no fuese nada para ella. Teresa sabía que Arturo ese día saldría más tarde pues ya la había llamado, de modo que pensó en darle una sorpresa, para ello dejaría el coche en el garaje de la empresa y se iría a esperarlo a la salida de su trabajo en taxi, luego el lunes que Arturo la llevase antes de irse el a trabajar y agregado.
Tal y como lo planeó le salió, llegó con el Taxi, se bajó y buscó el coche de Arturo para poder esperarle en un sitio donde no la viese hasta que fuese muy tarde. Arturo siempre había sido un poco "arriesgado", recordó medio riéndose la primera vez que la convenció de hacer algo así, fue allí mismo, le hizo que se la chupase, aunque también es cierto, que luego él le devolvió el favor en el asiento de atrás del vehículo. Ahora pensaba volver a repetir aquello, más como una forma de compensación por lo sucedido con el tal Rubén, que porque a ella le apeteciese en realidad hacerlo, ya que seguía con sus sospechas... Localizó el coche y se dirigió hacia él, buscando un sitio donde poder esconderse para sorprenderle cuando llegase.
Cuando estaba ya cerca se dio cuenta de que había alguien en su interior, se sonrió al pensar que había llegado por los pelos. Al estar el coche arrancado, por su posición dentro de él, apoyado en el reposacabezas y con los ojos hacia el techo, supuso que estaría con el teléfono, usando el manos libres, ya que era la postura que normalmente ponía cuando estaba hablando con el coche parado como en ese momento, ya que tenía la costumbre de cerrar los ojos como si estuviese durmiéndose, una manía que siempre le había chocado. Se acercó con una enorme sonrisa en la cara, ya que le pensaba "asaltar" aprovechando que no la vería...
Su idea era muy simple, sobre todo si se encontraba hablando por teléfono con alguien, pensaba ser muy mala con él, sabedora de lo mucho que le gustaba ese tipo de juegos. Pensaba abrir la puerta, disparar contra él la cámara del móvil con el flash según entraba, justo cuando abriese los ojos para mirarla, con el fin de cegarle uno segundos y sorprenderle. Luego le bajaría la bragueta de inmediato y empezaría a chupársela al instante mientras hablaba, forzándole a disimular ante su interlocutor... Todo le salió a pedir de boca... o casi...
Sonriendo abrió la puerta, introdujo la mano con el móvil y disparo la foto cegando al buenazo de Arturo cuando abrió los ojos y giro la cabeza para mirar hacia la puerta, pero hasta ahí llegó la diversión. El asiento del acompañante resulto no estar vacío, sino ocupado por una mujer, y el motivo de no haberla visto cuando se acercó, era porque estaba tumbada sobre Arturo, su cabeza subía y bajaba sobre su entrepierna, y obviamente, su querido novio no es que tuviese la cabeza atrás y los ojos cerrados porque estuviese precisamente hablando por teléfono. Por otro lado si bien Teresa apretó el disparador de la cámara, al dejar el dedo fijo sobre él por culpa de la sorpresa, provoco que el teléfono móvil se pusiese en modo grabación de video.
En cuestión de segundo ocurrieron varias cosas, y todas a la vez, o por lo menos, en cuestión de tan solo unos pocos segundos. Primero Teresa abrió los ojos como platos, de su boca salió el término "hijo de la gran puta" para luego sus ojos empezar a derramar lágrimas. Prácticamente a la vez, Arturo abrió y cerró los ojos varias veces muy rápido para poder ver puesto que el flash pese a todo se había disparado con la foto inicial, cegándolo durante medio segundo. Luego de esto, su color empezó a cambiar de rojo pasión al blanco pálido de difunto. Intentó levantar la cabeza a su partenaire para quitársela de encima y su boca inicio un lento balbuceo con excusas, empezando por la típica estupidez esa de "esto no es lo que parece"...
A la vez que ocurrió esto, la mujer en cuestión ante el relámpago de luz, y las prisas de su "amigo" porque se quitase, intentó volver la cabeza para ver que ocurría. El problema es que en ese justo instante de retirarse de la hermosa polla que estaba degustando, esta decidió que era hora de vaciarse por completo, escupiendo chorro tras chorro de leche sobre la cara de la "Dama". Para cuando esta se giró por completo para mirar quien había abierto la puerta, su cara mostraba dos chorros de leche, uno cayéndole desde el pelo bajando por la nariz hasta el labio superior, y otro justo en la comisura de sus labios, en uno de sus lados cayendo por la mandíbula hacia el cuello...
Desde luego, el pobre Arturo no pudo hacerlo peor, no solo es que su novia le pillase con otra mientras esta le hacia una mamada, sino que el irse a correr en la cara de la chica con su novia delante... bueno, no es que le ayudase mucho que dijéramos a “que no fuese lo que parecía”. Teresa presa de la rabia, el dolor, la ira y la humillación sufrida, miro desesperada por donde poder llegar hasta semejante hijo de puta para poder caparlo vivo, pero como entre ellos se encontraba la “zorra”, le era imposible, aunque sus ojos encontraron un buen blanco para su cada vez más creciente ira. Se vengó de Arturo dándole una fortísima y rabiosa patada a la puerta abierta del coche que él tanto adoraba, justo en dirección contraria de su sitio natural para cerrarse, con la consecuencia lógica que cualquiera se puede imaginar para el vehículo, se podría decir que “troncho” la puerta, no arrancándosela de puro milagro... Lo siguiente fue que de su boca salió un... "No vuelvas por casa nunca más maldito hijo de puta porque como te vea allí te capo como a un cerdo"
Luego todo fue salir corriendo, tomar un taxi escapándose por metros de un palidísimo Arturo que iba suplicando que le escuchase, e indicarle al conductor la dirección a la que quería ir. Cuando por fin Arturo llegó a la casa, con la puerta del acompañante sujeta con el cinturón de seguridad, eso sí, dejo el coche justo bajo el edificio, bajándose en el acto. Cuando salió del coche se encontró con que del balcón de su piso llovían parte de sus cosas, ropa, cd’s, incluso su portátil voló también para, casualmente, ir a estrellarse contra el parabrisas del coche, y eso, porque pudo esquivarlo con la cabeza a tiempo..., destrozándose ambos, obviamente, el portátil y la luna del vehículo, me refiero. Lo que había empezado en su oficina prometiendo ser un fin de semana de sexo a tope con su novio para poder olvidar al "maricón", había terminado siendo una auténtica pesadilla para Teresa. Por si fuese poco el descubrir que su flamante y muy atractivo novio la engañaba desde sabe dios cuando, encima, el otro, el tal Rubén, el marica de la oficina, seguía apareciendo en sus sueños, y ella despertándose con su sexo completamente empapado, levantándose de la cama, pese a todo lo ocurrido, excitada por ese... ese... "tipo"...
Empezó a reaccionar el domingo por la tarde, Arturo le había estado bombardeando durante el fin de semana, y únicamente, fue al revisar el móvil para borrar la foto. Se encontró con la grabación, en el acto por su mente cruzaron deseos de venganza, cosa de lo más natural por otro lado, pero en esos instantes, muy a mano para ella. Conocía la cara de la tía que estaba chupándole la polla al cabrón de su ahora ex, no sabía su nombre, pero sí que estaba casada, por lo que en algún lugar habría un marido al que sin duda, le interesaría ver esas imágenes de su fiel esposa. Teresa sonrió para sí, porque sabía exactamente qué hacer para encontrarle...
Una vez pasado el primero momento de intensa furia, que fue casi todo el fin de semana, empezó a maquinar a toda velocidad como hacer las cosas, devolverle a Arturo lo que fuese suyo y que aún no hubiese destrozado, pero sobre todo, como devolverle el favor de destrozar su relación a la zorra que se estaba tirando a Arturo... Lo de Arturo fue simple, cuestión de llamar a varios amigos comunes para que hiciesen el favor de llevarse sus cosas y dárselas donde él les indicase, aunque gran parte de ellas habían sufrido algún que otro “accidente”. Lo de la zorra..., bueno, eso iba a ser cuestión de "compañerismo", una amiga de la universidad trabajaba en la empresa de Arturo, aunque en Valencia, pero en el departamento de personal, por lo que con un poco de suerte, aun desde allí, quizá le pudiese localizar su nombre y conseguirle su dirección.
Entre el lunes y el martes los amigos de Arturo se llevaron casi todo lo que él tenía en la casa, y que ella hubiese encontrado, todo aquello que no había salido volando por la ventana en su ataque de ira cuando regreso tras la “sorpresa”. Con su ex Teresa no había querido hablar para nada, simplemente le mando recado junto con sus cosas, para que se olvidase de ella para los restos. El Miércoles a medio día, ya tenía la dirección de la zorra y el teléfono de su casa gracias a su amiga, que por cierto, también le hizo otro pequeño favor, empezó a hacer circular por entre sus “contactos” de la empresa en Madrid el video de ambos a modo de “cotilleo”.
Por la tarde, a la hora de salir de trabajar llamó a casa de la zorra, y para fortuna suya, quien descolgó el teléfono, fue su marido. A este le pidió su número de teléfono móvil tras explicarle la situación, ante lo que el hombre se mostró obviamente incrédulo e incluso defendió a su “santa esposa”, pero al final, cedió y se lo facilito. Teresa vía Whatssap, le envió copia del "video" del espectáculo que dieron su mujer y Arturo a la puerta del trabajo de ambos, notificándole también, que él no era el único en verlo ya que estaba circulando por la empresa entre sus compañeros y compañeras. Supo el instante en que vio el marido de la guarra el video, cuando en un momento dado escucho del hombre alto y claro un "puta zorra asquerosa" en un tono de odio e ira que le produjo incluso un escalofrió por todo lo que esa voz transmitía...
Y el jueves por la mañana… otra vez de nuevo el puto Rubén de las narices jodiéndola la marrana… y eso que estaba de permiso…
CONTINUARA