Rubén - 13
Teresa descubre que ser la novia de Rubén no es tan simple como pudiese llegar a parecerle al principio, hay determinadas cosas que no le gustan y a las que tendría que acostumbrarse
RUBEN- 13
Los primeros días en la oficina como novia de Rubén, dieron mucho juego para Teresa, empezó el lunes por la mañana sonriendo irónica, y cuando terminó el jueves por la tarde, estaba con un mosqueo de cuidado, y no por culpa de Rubén en realidad, sino por ella misma, porque no le gustó nada lo que estuvo sintiendo esos cuatro días.
El lunes le resultó gracioso ver a “su” Rubén pulular como siempre hacia, también el que se parara cada dos por tres para hablar con distintas personas, hasta aquí todo bien, pero por el contrario a los días anteriores, en que las “confianzas” de las mujeres de la oficina en general para con él le hacían gracia, en ese momento descubrió, que muy al contrario, ahora, no le gustaban ni medio pelo. Lo que para ella antes era “confianza” basada en lo que Rubén aparentaba aunque más de una y de dos de ellas sabían de sobra que no era así, ahora, siendo su novia, lo que veía no era eso, sino “confianzas”, que era muy diferente. Además, unas “confianzas” excesivamente cercanas con su novio para su gusto, pero con todo y con eso, lo peor con que se encontró no fue aquello.
Lo peor paso el miércoles por la tarde a última hora, y aquello sí que la descolocó por completo, al punto de que esa noche cuando la llamó para hablar con ella un rato le colgó de forma brusca y el jueves, se pasó el día de uñas con todo el mundo, y especialmente con él. En la oficina había un par de chicos que eran Gay declarados, pero gay, no como lo que aparentaba Rubén, con esos chicos te cruzabas por la calle y parecerían tan heteros como el que más, excepto que ellos no ocultaban su condición. El jueves por la tarde, observó una cosa que la hizo chirriar los dientes, vio como uno de ellos se dirigía a Rubén y tenía con este, las mismas “confianzas” que se tomaban bastantes de las mujeres de la oficina… pero al contrario que con estas, eso sí que la hizo saltar.
La noche del jueves lo paso fatal, no podía quitarse de la cabeza lo que vio, las “confianzas” que ese chaval se había permitido tomarse con su “novio”. Teresa no era estúpida, sabía perfectamente que no había ocurrido nada y que lo que tenía era simplemente un violentísimo ataque de cuernos o de celos, según se viese, pero difícilmente podía hacer nada por evitarlo. Para colmo, al analizarse se encontró con otra verdad aún más contundente y que la dolió profundamente, se tropezó con el hecho de que estaba siendo tremendamente “machista” con sus reacciones, ella, que se consideraba “feminista” casi a ultranza. Lo cierto es que analizando sus reacciones, se dio de bruces con el hecho de que tenía un problema, y este no era otro en realidad el hecho de que no sabía bien cómo manejar lo de Rubén con los hombres…
Lo de las “confianzas” de las compañeras del trabajo con Rubén no la preocupaban, eran mujeres como ella, tenían las mismas armas que ella, se sentía muy segura de su situación con Rubén en esos momentos como para que pudiese considerarlas siquiera como rivales en algún futuro próximo. Sin embargo lo de aquel chico, con él se sintió completamente desarmada, ella era una mujer y el un hombre, en su mente rápidamente surgieron las diferencias obvias, preguntándose enseguida… “¿con que o como podría defenderse de un hombre?”. No temía a otras mujeres, incluso tras lo pasado con Arturo que pese a todo la engañó, estaba acostumbrada a ellas, a sus armas, a como actuaban cuando querían algo que no era suyo… pero a un hombre, en competencia directa por lo mismo… se sentía muy vulnerable a ello.
El viernes por si fuese poco hubo varios problemas con algunos clientes importantes, con lo que Teresa estuvo de reunión en reunión apagando incendios, y lo que menos falta le hacía era ver a Rubén “mariposeando” entre los demás empleados de la empresa. Lo cierto es que en esos instantes, ya le daba igual que estuviera con hombres o con mujeres, empezaba a verlo todo rojo, al punto que las dos o tres veces que se cruzó con él no paro de gruñirlo como si fuese a morderlo en cualquier instante. Por fin, cuando llego la hora de salir, Teresa se dispuso a marcharse para su casa y desde luego, pasar olímpicamente del cabronazo de su novio… pero fue entonces, antes de que pusiese un pie fuera de su despacho, cuando Rubén se coló dentro…
- Hola cariño –le dio un beso que poco falto para que le saltase a la yugular por ello-.
- ¿Cómo que cariño? –le gruñó.
- Buenoooooo, veo que sigues de mal humor… La cuestión es… ¿este finde en tu casa o en la mía?
- ¡¡¡¡Como dices!!!! –se sulfuró por la caradura que parecía echarle.
- Digo que tenemos que hablar de lo ocurrido esta semana en la oficina…
- ¿Hablar de qué?, ¡¡¡Ehhh!!!, ¡¡¡de qué coño quieres tu hablar!!!, ¿dime, capullo? –le golpeó el pecho con el dedo índice de la mano derecho al hablar, muy enfadada.
- De algunas cosas, como tus celos, tus inseguridades de estos días con respecto a mi…, ya sabes, de todo eso. Teresa, dime una cosa, ¿de verdad crees que eres la primera pareja que he tenido en mi vida?
- ¿Cómo dices? –preguntó desconcertada.
- He tenido tres novias y un novio, y con todos he pasado por esto. ¿Crees de verdad que no sé qué me has tenido vigilado estos días, que no he visto tus reacciones?, o es que aún no te has dado cuenta, de que en realidad he estado siendo más amable con todo el mundo ante tus narices aposta…
- ¿Me estás diciendo que todo eso que he visto ha sido a propósito…?
- Gran parte de ello si, era para tu exclusivo consumo podríamos decir. Necesitamos hablar, aclarar las cosas entre ambos, dejarlas extremadamente claras… Por eso te he preguntado antes si pasamos el finde en tu casa o en la mía, por supuesto, en ello también entra el… -le susurró al oído-, hacerte un montón de guarrerías…
- Eres un cabrón de marca mayor, ¿y si por tus juegos me apeteciese ahora estar con otro para comparar, qué? Dime.
- Pues que te buscaría a los que quisieses… ¿dos, tres, cuatro, cinco? Dime los que quieras y los tendrás esta noche en tu casa o en la mía dispuestos a follarte durante todo el fin de semana junto conmigo, claro que si lo prefieres, también pueden hacerlo sin mi…
- ¿Y ya está?
- No claro, luego, quizá me apetezca a mí hacer lo mismo con varias chicas, quizá chicos o puede incluso que una mezcla de ambos, la verdad es que eso tendría que pensármelo…
- No me lo vas a poner fácil, ¿verdad?
- De momento, por supuesto que no Teresa. Antes de poder seguir tranquilos, tendrás que deshacerte de ciertos prejuicios que veo en ti…
- Lo se… lo se… entiendo más o menos lo que quieres… espero que todo salga bien…
- Bueno, dices aparte de follar juntos hasta que nos hartemos, ¿verdad?
- Jajajajajaja, si, digo aparte de eso…
- Pues sí, para que negártelo… yo también quiero con toda mi alma que esto salga bien para los dos…
- Entonces este fin de semana en mi casa, el lunes además nos venimos juntos –sonrió-
Rubén salió del despacho recogiendo sus cosas a toda velocidad, saliendo solo unos segundos detrás de Teresa, solo que no fue tras Teresa hasta su casa, sino que se marchó en dirección a la suya propia. Una vez allí recogió varias cosas, incluyendo varios objetos que considero que podría necesitar con su nueva novia, sonrió malicioso al pensar en la sorpresita que pensaba darla. Tras marcharse de su casa se pasó por una gran superficie comercial para comprar unas determinadas cosa que iban a serle necesarias con Teresa…
Cuando por fin llegó a casa de esta para pasar con ella el fin de semana, se la encontró preparando la cena para ambos, pero medio de morros. Para Rubén estaba meridianamente claro que le había debido de estar dando vueltas a algo mientras el preparaba “sus cosas”, y ahora tenía ante sí el resultado de su más que probable comedura de cabeza. Por cómo le miraba, o como trataba de evitar ciertas cosas al hablar los dos, entendió que era lo que la tenía de ese modo… Mientras cenaban, Rubén decidió sacar el tema a relucir…
- ¿Querías preguntarme algo Teresa?
- No, nada… -respondió seca.
- Vamos a ver, está claro que algo te preocupa o quizá te intriga, por ello, repito, ¿quieres preguntarme algo Teresa? –vio como esta se le quedo mirando fijamente.
- Lo de tus anteriores novias y ese novio, ¿qué me querías decir con ello?
- Solo lo que te dije, que por ello se lo que estás pasando y las dudas que te atenazan conmigo.
- No sé de qué me hablas –torció el gesto.
- De tus dudas con respecto a otros hombres y yo…
- Sigo sin saber de qué me hablas –replicó tozuda.
- Teresa, por favor, déjate de tonterías, te repito que se lo que te pasa, ya he tenido que lidiar con ello antes. ¿Crees de verdad que no entiendo que tu principal problema es que no sabes cómo lidiar con el hecho específico de que me gusten otros hombres? Al igual que mis anteriores novias, tú no tienes miedo a que otra se me acerque, es algo a lo que te has enfrentado desde que empezaste a salir con chicos, pero yo soy diferente y además te he dado pruebas suficientes de ello en todo este tiempo, sé que te estarás preguntando que si alguno me gusta, ¿cómo se lucha contra un hombre siendo mujer? ¿O no es así?
- Sí, es así, no tengo nada claro todo esto. Lo que pasó entre los dos el otro día, cuando te sodomicé… -suspiro nerviosa.
- Lo entiendo, te gustó, pero a la vez en cuanto pudiste pensar en ello, también te asustó, y precisamente, por eso, porque tú no eres un hombre…
- Si, lo confieso, me asustó un poco, te gustan otros hombres, por mucho que digas que menos que las mujeres, pero te atraen. Yo no sé si podría competir con lo que otro hombre te haga sentir, por mucho que pueda usar artilugios para complacerte como el otro día…
- ¿De verdad piensas que te lo pedí solo porque me complacieses a mí?
- Claro… -le miro sorprendida.
- Pues no, lo hice porque quería que tú también disfrutases de otro tipo de sexo conmigo, no únicamente por mi propio placer. ¿Te gustó el hacerme el amor de aquella forma verdad?
- Si, lo cierto es que sí, me encantó, me puso muy cachonda, de hecho me corrí a la vez que tú, fue un orgasmo increíble, estaba excitadísima por ello.
- Entonces entiende que no existe problema, tu misma lo has dicho, “yo también me corrí”, luego lo hicimos ambos puesto que juntos lo disfrutamos. No te voy a decir que esto nuestro va a ser un jardín de rosas, porque no lo será, tendremos que superar problemas, algunos de ellos por lo que lo demás crean que pasa entre los dos.
- Ya, el que tú “eres” Gay y yo Hetero, que se confundan en las razones de nuestra relación e intenten sacar provecho de ello. Por cierto, no me hizo tampoco ni pizca de gracia eso de los otros hombres para mí… Como broma o para dejarme ciertos aspectos explicados está muy bien, pero como nada más… ¿está claro?
- Traducción, conmigo tienes bastante…
- Traducción, espero que contigo tenga más que suficiente, sino fuese así, lo mismo te dejo porque no me sirves –dijo sacando la lengua y haciendo burla.
La cena terminó de forma muy agradable, Rubén entendió que Teresa se había relajado tras la conversación entre ambos, lo que agradeció, pues quería jugar con ella, y para eso necesitaba que se sintiese tranquila, pero también que mostrase confianza en él. Cuando retiraron todo lo de la cena, lo metieron en el lavavajillas y se dirigieron ambos hacia la habitación de Teresa… Cuando entraron en ella, Teresa se volvió, quedándose ante la cama, empezó entonces a desnudarse muy lentamente, mirando fijamente a Rubén con los ojos muy brillantes mientras este a su vez la imitaba, quitándose también ropa con gran lentitud…
Antes de que Teresa pudiese hacer nada de nada, Rubén cargó con ella en dirección al baño, al llegar a este abrió la mampara de la ducha y con mucho cuidado entró con ella. Teresa se mostró perpleja, pero un sonriente Rubén le dijo que debían de estar ambos frescos y bien limpitos para lo que se avecinaba, pero sobre todo, excepcionalmente limpitos. La sonrisa de travieso con que lo dijo hizo que el grado de excitación de Teresa, que en esos instantes se había enfriado bastante, volviese a crecer de nuevo exponencialmente. Tras un curso intensivo de Rubén sobre enjabonar, sobre usar las manos sobre un cuerpo femenino y conseguir que este alcanzase el orgasmo mientras se limpiaba… hizo que de nuevo Teresa le acompañas a la habitación. Esta le siguió dócilmente, en una actitud que incluso a ella misma le sorprendía…
Cuando llegaron junto a la cama, Teresa se acercó a Rubén para besarlo, pero entonces este la sorprendió, tomándola de modo delicado por las muñecas, alzándoselas y pasándoles un largo cordón de seda roja que saco de la bolsa que había llevado por ambas… Con un gesto la indico el cabecero de su cama, pidiéndola implícitamente permiso para atarla, cuando esta asintió Rubén le mostro un antifaz también de seda y la guio suavemente junto a su bolsa, mostrándole el contenido de la misma…
- Todo eso piensas usarlo conmigo… -tragó saliva al ver todo aquello.
- Si, y luego tú conmigo si así lo deseas, tengo lo suficiente para poder usarlo ambos con el otro, al menos una vez cada uno… Aunque luego tengas que quemar esas calorías adicionales –le respondió malicioso mientras colocaba las cosas sobre la coqueta del dormitorio.
Rubén había llevado un pequeño fundí con varias barritas de chocolate para hacer en él, también algunas cerezas con licor y por supuesto, que no faltasen los típicos Fresones grandes y jugosos. Al lado de todo esto coloco una pequeña cubitera termo para que los hielos aguantaran, estos los cogió del frigorífico de Teresa, que esperaba impaciente y ansiosa a que los preparativos finalizasen, para poder empezar con el juego, aunque no tenía muy claro de ser ella la primera…
- ¿Y si empezamos contigo? –preguntó nerviosa Teresa.
- ¿Quieres que sea yo el primero en ser atado y estar a disposición del otro?
- Si –asintió con la cabeza.
- Bien, no hay problema –le tendió las muñecas en un claro gesto de entregarse a ella, aunque luego mirándola añadió malicioso-, lo malo es que después de jugar tú, será mi turno y no podrás devolverme nada de lo que te haga…
- Tenemos todo el fin de semana para ello –argulló.
- Sí, pero no habrá este material en los próximos días, y esto es un quid pro quo, uno por el otro, no tu dos y yo una.
Teresa tragó saliva ante la observación, eso era algo en lo que no había pensado. Rubén era un cabronazo de altos vuelos, en realidad lo que ella temía es que la dejase tan muerta que el muy hijo de su madre luego se escapase de rositas sin que pudiese por su parte jugar con él. Mientras se duchaban ella le había limpiado a él primero, le había sobado bien sobado por todos lados pero nada más, sin embargo el muy cabrón cuando le llegó el turno le había llevado directamente hasta un orgasmo, no se había cortado ni medio pelo en hacerla gozar, cuando protestó, él le contesto diciendo que era como lo de jugar ahora, ella fue primero, y el vino después… libre para hacerle lo que quisiese. Teresa entonces, al pensar en ello, sonrió con fiereza mirando a Rubén…
- Sea como tú dices, tu jugaras conmigo primero, pero como has dicho, esto es un Quid pro Quo entre ambos, si tu juegas esta noche conmigo y por cualquier motivo no pudiésemos seguir luego, mañana u otro dia, seré yo quien lo haga contigo… ¿es así como funciona, no Rubén, mariconazo mío?
- Por supuesto que si zorrita mía, entre nosotros es así como debe de funcionar todo en todos los ámbitos. Tu para mí y yo para ti, sin excepciones o condiciones… -su boca busco la de Teresa.
Lo que inicialmente fue un beso apasionado, poco a poco se fue convirtiendo en algo mucho más violento entre ambos, casi más que en un beso de amor, en un beso de “guerra”. Parecían ambos la mar de entretenidos en tratar de dominar por la fuerza la lengua del otro, o de arrancarse mutuamente los labios a mordiscos… Fue al final Rubén quien se retiró, llevándose sonriente la mano al labio inferior, de donde brotaban unas pocas gotas de sangre producto de unos de los apasionados mordiscos de Teresa. Esta por su parte le miraba sonriente, con ojos de leona en celo y gesto victorioso tras el encarnizado combate a besos entre ambos…
Rubén entonces se acercó a ella lentamente, empezando por atar sus muñecas con el cordón, luego la guio hasta la cama donde para sorpresa de Teresa no quiso atarla tumbada bocarriba, sino que lo hizo al contrario, bocabajo para su sorpresa. Cuando estuvo bien atada y con los ojos tapados por el antifaz, le susurró al oído…
- “No pensaba hacerte esto esta vez, pero te lo mereces por ser tan zorra y tan agresiva conmigo”… disfrútalo todo lo que puedas… -luego le dio una palmada en un glúteo.
Teresa estaba nerviosa, a su nariz llegaba el dulce olorcito del chocolate caliente, pero sobre la cama no sentía nada, ningún movimiento, el colchón no estaba hundido cerca suyo, por lo que no sabía dónde estaba o que hacia Rubén, y eso la ponía muy nerviosa a la vez que excitada. De repente sintió el peso de un cuerpo junto a sus piernas, luego estas le fueron abiertas dejando paso franco a su culito y su sexo, se preparó para lo peor, pero ni por casualidad se hubiese esperado lo que de verdad le ocurrió.
Al principio noto como un dedo entraba suavemente en su culito, por la forma y como entró, dedujo que Rubén debía de haber usado su propia saliva como lubricante, empezó a entender entonces el afán de Ruben en la ducha porque esa parte de ambos quedase tan limpia, comenzó a darle miedo pensar siquiera en que podría ese cabronaza estar tramando, pues seguro que fuese lo que fuese, se saldría de “ortodoxo”. Cuando entró el segundo dedo no pudo evitar gemir de placer, su sexo estaba anegado debido al trote que estaba sufriendo en su puerta trasera, eso era algo que nunca le había pasado antes con nadie, sin embargo Rubén parecía ser un maestro en llevarla al cielo de cualquier modo, incluso por allí atrás donde ella era tan sensible al dolor. Los dedos de Rubén no paraban de trabajarle el esfínter, sin embargo para su sorpresa no profundizaban, era como si únicamente quisiesen ensanchar nada más que la puerta y detenerse justo al lado, a dos o tres centímetros máximos… Fue entonces cuando empezó…
Sintió que algo duro se situaba en su esfínter, empezó a tratar de mover su culo para intentar “notar” que era, pero un azote de Rubén le impidió hacerlo. Luego algo caliente entro en su esfínter siendo retirado el objeto de inmediato, sintió a la vez como un dedo de Rubén se situaba sobre su clítoris, sintió sobre él una leve vibración haciéndola ver el cielo con ello y chorrear sobre su mano. Mientras a la vez, empezó a sentir como su ano era violado por lo que le parecieron unas pequeñas esferas que entraban, su culito parecía expulsarlas por sí mismo para ser nuevamente reintroducidas. La sensación de calor y violación de su culo, más la vibración sobre su clítoris empezaba a enloquecerla… Solo treinta segundos después, cuando al menos dos de esas esferas habían pasado ya por su culo, cuando una tercera entraba y como las otras, nuevamente volvía a salir por si sola, sintió como el cabrón de Rubén se tendía sobre ella… Su boca se situó sobre su oreja, donde escucho con claridad como masticaba algo… entonces en un susurro…
- ¡¡¡Uhhhmmmm!!! Cerezas de licor regadas en mi mano con zumo de coño para luego ser bañadas en chocolate y directamente sacadas del culito de mi putita… ¡¡Que ricaaaaas!!
Fue escuchar aquello y alcanzarla de golpe el orgasmo que la estaba rondando. Pero en lugar de ser algo suave y dulce como ella lo preveía, se transformó en algo violento, agónico. Sintió como si se mease, como si su esfínter se liberase de gases, y entonces el líquido aquel que había entrado por él fue expulsado como un geiser… Se sintió una autentica cerda, como una guarra que se había hecho sus necesidades encima, pero no sintió asco, no pudo, no tuvo tiempo de nada más que de volver a gemir desatada cuando sintió como la lengua del cerdo de Rubén, de su novio, recorría cada centímetro de su culo, de su perineo para terminar sobre su coño, introduciéndose levemente en el para luego terminar sobre su inflamado y molesto clítoris, que lejos de provocarla incomodidad o dolor, lo que le provoco fue un nuevo orgasmo o quizá una réplica flojita del anterior… por unos segundos se quedó como ida… completamente ida…
CONTINUARA