Rubén - 12

Tras una noche repleta de sexo y sorpresas para Teresa, ambos deciden formalizar su relación, para hacerse “novios” formales.

RUBEN- 12

La contestación de Teresa a la pregunta fue concisa…

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La que tu prefieras, confío en ti para hacerme disfrutar lo más posible…

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Vaya, eso sí que no me lo esperaba, pero dado que te pones en mis manos, procurare que disfrutes… y de más formas de las que ahora mismo imaginas.

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¿A, si? –sonrió maliciosa.

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Si, veras como si, te vas a dar cuenta como lo que vas a disfrutar conmigo, nunca lo harás, ni lo has hecho con ningún otro…

Una Teresa enormemente excitada vio como Rubén se ponía una especie de arnés o prótesis sujeta a la cinta que se colocó anteriormente, después como bajo su polla colocaba con la leve curva al revés la copia que le regalo y en esta, situaba el anillo vibrador completamente cubierto de lubricante… Cuando Rubén considero que estaba completamente preparado, le pidió, diciéndole con voz divertida, “que se situase a cuatro patas, con los codos apoyados en la cama para de esa manera levantar su culito para ofrecérselo en franca ofrenda…”, lo que desato las risas de Teresa sin que pudiese evitarlo.

Rubén se situó tras ella, colocando su glande sobre el culo de Teresa, mientras que situó la punta del consolador sobre la entrada de su coñito, apretando suavemente para ir abriéndola con ambos a la vez. Rubén estaba concentrado en lo que hacía, ya que la maniobra inicial era complicada de ejecutar, debía de situar las dos “pollas” en la manera adecuada para poder empezar a follársela y que cuando empezase a follársela, no se saliese ninguna de ellas. Una vez que consideró que todo estaba en la posición adecuada, empezó a empujar con suavidad, abriendo ambos agujeros de Teresa a la vez, despacio, lentamente, muy lentamente, entre gemidos y jadeos de placer de esta, aunque de vez en cuando también se mezclaba con ellos algún gritito de dolor por el barrenado de su culito.

Cuando las dos pollas estuvieron completamente enterradas en su interior, y tras una pequeña espera hasta que Teresa le dio el Ok, Rubén empezó a moverse, al principio lentamente, para después ir acelerando. En un momento dado puso en marcha la vibración tanto del consolador como del anillo, en ese instante empezó un movimiento frenético contra Teresa, empezó a follársela con todas sus fuerzas, sacándola con rapidez y metiéndosela como más velocidad aun, pero dejando el contacto con su cuerpo dos o tres segundos al entrar al fondo. Tan solo tres minutos después de empezar aquello a Teresa le cedieron los brazos en medio de un descomunal orgasmo. Además del placer de la polla de Rubén en su culo o el del consolador moviéndose en su coño a la vez que vibraba, cuando ambas pollas estaban en lo más profundo de sus entrañas y Rubén se detenía unos segundos, entonces el anillo quedaba justo sobre su clítoris, estimulándolo agresivamente con su vibración, la alta lubricación de este, impedía que sintiese lo que en lugar de placer hubiesen sido molestias. Pese al orgasmo que la arrasó, Rubén no paró ni un solo segundo, continúo con el mismo ritmo frenético del principio terminando completamente con ella.

Tras un nuevo orgasmo por parte de Teresa, Rubén por fin se corrió, cayendo casi como un peso muerto sobre ella, jadeando desesperado buscando oxigeno… Se reincorporo como pudo lo justo como para que el consolador abandonase el interior del coño de la mujer, para después rodar a su lado y quedar tendido boca arriba. Teresa medio muerta de cansancio, se limitó a extenderse todo lo larga que era, a girar la cabeza para poder mirar a Rubén, que seguía respirando como una locomotora desbocada, luego alzó la mano para acariciarle la cara, lo que hizo que este la girase… Sus ojos se encontraron y ambos a la vez se sonrieron…

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Eres un cabrón, me has dejado completamente muerta…

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Si, ya, pues no creas que tú me has dejado a mi mucho mejor que dijéramos… y aún nos queda… -se detuvo jadeante a volver a tomar oxigeno

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No queda nada, aquí terminamos, Rubén ya no puedo ni con mi alma…

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…pues tú veras, porque aún nos queda un agujero mas que probar… -dijo sonriéndole malicioso.

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No, no queda nada que probar ya… tanto mi coño, como mi culo y mi boca ya están probadas… Y no vas a meterme nada por ningún lado, lo tengo todo escocido… animal mío…

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Te digo que aún queda un agujero… -se quitó el cinto con un esfuerzo y se lo hecho encima a Teresa-, si quieres probarlo y tienes fuerza, tendrás que ponerte esto… -la sonrió.

Teresa recogió la especie de cinturón que Rubén había usado y al que aún estaba sujeto el vibrador que en su día le regaló. Su mente tardó aun unos segundos en permitirla entender lo que Rubén estaba en realidad proponiéndola, haciendo que abriese los ojos como platos y le mirase con cara de cierta incomprensión de su parte…

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Pero… esto… Rubén que… es lo que creo… si es… -él la cortó los balbuceos.

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Solo si te apetece jugar con tu chico de un modo nuevo que nunca antes has jugado con ningún otro…

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Te voy a destrozar cabrón… marica del demonio… -de repente todo su cansancio pareció desvanecerse y sus doloridos músculos reactivarse como por arte de magia-.

Teresa se reincorporo de un salto, de repente al entender que sí, que lo que ella pensaba es lo que en realidad Rubén le estaba proponiendo fue como si sus doloridos músculos y cuerpo le diesen una tregua presos de la excitación que sentía. Rubén le quitó un momento el cinturón, recoloco bien el vibrador, le ajustó un pequeño aparato pensado para las mujeres y que quedaría sobre su coño, también le dio un botecito de lubricante a Teresa para que lo usase, después poniéndose debajo un cojín se dio media vuelta, tumbándose en la cama bocabajo, esperándola… Teresa al ver como la miraba, con la cara de vicio que Rubén tenía, con la postura de este, con el culo alzado y en pompa… Teresa empezó a sentir como nuevamente su coño se empezaba a anegar, como su flujo una vez más volvía a resbalarle por la cara interior de los muslos… Se dio cuenta que de nuevo por su culpa estaba cachonda como una perra en celo…

Cuando por fin se colocó el arnés, cuando lo embadurno bien de lubricante se situó tras Rubén, abriéndole los cachetes del culo, mirando aquel pequeño agujero que ella iba en unos segundos a abrir como si fuese un hombre, follándose a su propia putita… Decir como antes que estaba cachonda como una perra, ahora sería decir muy poco, ese estado ya hacia un rato que había quedado atrás… A petición de Rubén soltó saliva sobre él, introdujo un dedo para dilatarlo un poco, luego un segundo, con el que estuvo a punto de lanzarse sobre él al escucharle gemir de placer, eso la acelero e introdujo el tercero pocos segundos después, arrancando esta vez un leve gemidito de dolor…

Teresa tardó poco menos de tres minutos tras el tercer dedo en perder la paciencia y que su deseo la superase, en ese momento se lanzó sobre el culo de Rubén, perforándoselo de un solo y violento empellón… Le metió el consolador ya en funcionamiento de una sola estocada, el arnés por dentro ahora llevaba unas pequeñas protuberancias que con la vibración del aparato le trabajaban a la vez el clítoris y los labios tanto internos como externos dándola una sensación extraña en todo el conjunto. Pero esa sensación de placer que obtenía al vibrar el consolador, no se podía comparar a lo que sentía al escuchar los gemidos y jadeos de placer de Rubén al estar siendo sodomizado por ella tras el primero y desgarrador de dolor por la violencia de la entrada, para Teresa el poder dar por el culo a su chico estaba rompiéndole por completo todos sus esquemas preconcebidos sobre el sexo en pareja…

Rubén en los apenas quince minutos que aguantó físicamente Teresa follándoselo eyaculo una vez sin necesidad de tocarse para nada, pero Teresa alcanzo al menos dos orgasmos muy violentos y uno pequeño, aunque ni en esos instantes sus caderas dejaron de moverse, la única señal de que se había corrido como una perra follándose a Rubén, fueron sendos mordiscos en uno de los hombros de este en el instante de los más fuertes, único signo externo de ambos orgasmos… Y si paró, si dejo de follárselo, fue porque sus músculos dijeron basta, concretamente sus gemelos, que sufrieron dos calambres casi simultáneos al estar usando sus pies para ayudarse a empujar sus caderas al follárselo, eso provocó que gritase de dolor, que se saliese del culo de Rubén y rodase de lado, sujetándoselos con las manos. Un Rubén agotado y dolorido, se incorporó de inmediato, le hizo estirar ambas piernas, usando su pecho para ayudarla a pasar los calambres… pese al dolor que sentía en su retaguardia en esos instantes por la brutal follada a que había sido sometido.

Cuando Teresa se recuperó se dio prisa en quitarse en arnés. Rubén miraba algo sorprendido las prisas que esta tenia, pero más se sorprendió cuando tras ellas la mujer cayó sobre el como una loba, marchando directa sobre su cintura, sujetándole la polla con las manos y metiéndosela en la boca, empezando una mamada con la sana intención de volvérsela a poner en orden de combate. La excitación de Rubén volvió de nuevo por sus fueros a ver el modo en que Teresa le chupaba la polla, en cuanto esta estuvo lista, Teresa le pidió que por favor se la follase de nuevo, que le necesitaba dentro otra vez aunque estuviese escocida… Ese sí que fue el último polvo, Rubén fue incapaz de eyacular, incluso le dolía la polla a medida que su orgasmo se acercaba y ni hablar ya del culo, Teresa se corrió una vez antes de dejarlo, pero al igual que Rubén, una cosa era lo que su mente y su calentura les pedía, y otra muy diferente, lo que en esos instantes sus cuerpos les permitían.

Cuando terminaron, quedaron abrazados sin hablar, las únicas palabras que salieron de ambos antes de quedarse profundamente dormidos, fue la idea general de irse a duchar antes de dormir… pero Morfeo pudo con ambos… Por la mañana se despertaron uno en brazos del otro, primero fue Teresa, que no pudo evitar quedarse unos minutos observando como dormía Rubén abrazado a ella, su cara, la serenidad que parecía mantener en esas circunstancias… Se sintió bien, de hecho, muy bien, hacía mucho que no se sentía tan calmada, feliz y en paz, incluso con Arturo no se sentía como en esos momentos abrazada a su vez también al hombre… De repente Rubén abrió los ojos, y lo primero que hizo fue darle un suave beso en los labios… luego…

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¿Nos duchamos a ver si logramos oler mejor de lo que ahora lo hacemos? –hizo un mohín pícaro.

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Jajajajajajaja –se rio con ganas Teresa-, sí, creo que es una magnífica idea… Venga vago, vamos a la ducha…

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Eso, eso, a la ducha… -se relamió.

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De eso nada, primero yo y luego tú, de relamerte nada que no te quiero conmigo, que si entramos juntos vamos a hacer cositas y no estamos como para más florituras, por lo menos yo… Venga…

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Zorra… dejarme así… -puso cara de pena.

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Seré una Zorra –le dio un piquito-, pero soy tu zorra y sí, sí que te dejo así… -le pego un apretón sobre la polla, que sintió dura.

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Teresa… porfiiii… -junto sus manos en tono de súplica como si fuese un niño pequeño…

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De eso nada… -riéndose se metió corriendo en el baño.

Tras ducharse Teresa entró Rubén, en lo que este tardó le dio tiempo a ella a cambiar la ropa de la cama y empezar a preparar el desayuno para ambos. Estaba en eso cuando salió de la ducha Rubén, cuya única vestimenta era una toalla de ducha enrollada en la cintura… Teresa tragó algo de saliva al verle de esa guisa, desde luego el hombre que tenía en esos instantes ante ella, con un escultural cuerpo muy definido pero sin estridencias, tenía pinta de cualquier cosa menos de Gay, estaba como para volver a comérselo, sintió que se volvía a excitar, aunque al moverse sus músculos no dejaban de recordarla que de alegrías por el momento, nada de nada. Rubén la miró…

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¿Te gusta lo que ves? –le preguntó malicioso.

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Eres un cabrón, claro que me gusta, de hecho… mira…

Teresa no estaba dispuesta a dejarse dominar por Rubén y sus juegos, no después de lo de por la noche, decidió que si él le echaba cara, ella le echaría más cara todavía. Cuando le preguntó eso, como respuesta, Teresa se pasó la mano bajo la braguita, se la mojo bien con los jugos que estaba empezando a destilar y se la puso al hombre ante la cara para que viese lo mojada que había salido… Lo que no calculo bien fue la reacción de Rubén, que sujetándosela por la muñeca, se la lamio lentamente, mirándola a los ojos, haciendo que se mojase más aun… Teresa se soltó de un movimiento brusco, para luego echarle los brazos al cuello y pasar a tratar de devorarle los labios con ansias… Un par de minutos después se separó de él jadeante…

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Porque me dejaste anoche exhausta, sino te iba a enterar de lo que vale un peine, para que me vengas con esos jueguecitos… ¡¡cabrón!!

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Lo mismo te digo, aunque esté jugando no podría ahora mismo, anoche me mataste… pero no me faltan ganas en estos momentos de volver a follarte hasta sacarte la polla por la garganta… ¡¡puta!! –de nuevo volvieron a besarse.

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Vamos a desayunar o no terminaremos nunca… -se separó jadeante.

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Si venga, será lo mejor… ¿Teresa?

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¿Sí? –se volvió a mirarlo.

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Te quiero… -ella se giró sin responderle.

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¿No me contestas? –le preguntó suavemente.

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No, no, hasta que me pidas salir… mientras no des ese paso, no pienso contestarte a eso, mien… -se calló al gemir cuando sintió como los brazos de Rubén rodearon su cintura y sus labios la besaban en el cuello.

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Teresa, ¿quieres salir conmigo? ¿ser mi novia, mi putita, mi guarrilla y que yo lo sea tuyo también? ¿Querrías ser la novia de este “mariquita”? –le susurró mientras le daba mordisquitos en la oreja.

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Si... si… si… –jadeó.

Teresa se colgó de nuevo del cuello de Rubén mientras que volvía otra vez a besarlo, aunque en esta ocasión eso apenas duro unos segundos, porque más que besarse lo que empezaron a hacer fue morderse los labios, parecía como si quisiesen ambos devorarse vivos… Un par de minutos después Teresa nuevamente corto la efusión para terminar con el desayuno, una vez ambos estuvieron servidos se pusieron a comer sus tostadas con el café, permaneciendo en silencio, mirándose mutuamente a los ojos, fue Rubén quien cortó el mágico momento…

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Bueno, ¿y ahora? –preguntó Rubén.

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Como que ¿y ahora?, no te entiendo

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Preguntó que ahora que ambos nos hemos confesado, que ya hemos decidido que vamos a intentarlo, ¿qué vamos a hacer con respecto a ello?

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¿Te refieres a si hacerlo público o no? –preguntó Teresa a su vez.

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Evidentemente, a eso precisamente me refiero… a que es lo que vamos a hacer desde ahora…

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Pues sinceramente, a mí sí que me gustaría hacerlo público, poder decir a todo el mundo que los dos estamos enamorados y saliendo juntos…

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¿Pero?

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¿Por qué tiene que haber un pero? –preguntó Teresa mientras sorbía un poco de café mirando fijamente a Rubén.

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Porque siempre existe un pero… quizá en un mundo perfecto no, pero este desde luego no lo es, y tú además, lo has dejado colgando…

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Si bueno, tienes razón, en un mundo perfecto no habría un pero… Esto evidentemente no lo es y sí que lo hay, como bien dices…

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Déjame adivinarlo, el trabajo, tu eres mi jefa, yo el “mariquita” y eso, llegado el caso, ojala no pase, podría llegar a verse mal, ¿a qué si?

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¿A que no eres más que un gilipollas prepotente y victimista? ¿a qué si Rubén?

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Coño lo siento –respingó ante el ataque-, no pretendía hacérmelo o decir lo que crees. Me refería a que si lo decimos y luego sale mal, o salimos mal, puede generar mal ambiente en el trabajo. La situación entre nosotros va a ser difícil, quizá por mi principalmente y mi forma de ser, así que al principio y hasta ver cómo sale mejor estar calladitos… Es a lo que me refería…

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Sí, eso mismo pienso yo, pero joder, tampoco hacía falta decirlo de ese modo, ¿digo yo?

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Pero si es la verdad –se encogió de hombros Rubén.

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Puede, pero de no ser tú y ser otro, estando trabajando ambos juntos, también diría exactamente lo mismo. Es más, te aviso desde ya, si esperas algún favoritismo por mi parte por esto de estar juntos, olvídalo desde ya mismo, porque no lo tendrás.

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Eso lo entiendo perfectamente, pero también espero lo mismo al contrario…

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No comprendo… -Teresa se quedó perpleja.

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Pues creo que está muy claro, no espero favoritismos, pero tampoco espero que de pronto seas más dura conmigo que con el resto por el mero hecho de que estemos saliendo. No quiero que me beneficies, pero obviamente, tampoco que me perjudiques en un intento de demostrar ante todos “tu independencia”. Ni lo uno, ni lo otro…

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Sabes que eso no pasara, es algo que nunca haría, y me jode mucho que llegues siquiera a pensártelo, más aun cuando has tenido los santos cojones incluso de aclarármelo –se sulfuró.

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¡¡Ahhh!!, y a mí no me duele que me tengas que aclarar que no piense en aprovecharme, ¿verdad? Tú si puedes pensar que lo hare y aclarármelo, pero yo no puedo pensar que tú serás más dura conmigo por estar saliendo, es eso, ¿no?

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Pues sí, básicamente es así…

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Pues no es justo… -cruzó sus brazos mirándola fijamente.

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No, no lo es, pero así funciona, soy tu jefa y además tu novia, tu misión es contentarme en ambas facetas, por eso mismo hay cosas que yo sí puedo pensar pero tú no –sonrió maliciosa, quitándole de ese modo hierro a sus palabras.

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Muy bien, pues que tengas claro que porque ahora no puedo con mi alma, pero por ser tan zorra y tan hija de puta conmigo, el próximo día que te enganche por banda te pienso dejar el culo como un bebedero de patos… -sonrió travieso.

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Eso será, si no te dejo yo el tuyo antes, ¿no?, porque mira tú por donde, creo que me voy a aficionar a eso de “darle por el culo” a mi novio, y en más de un aspecto… -sonrió a su vez socarrona.

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Veremos quien le da por culo antes a quien… putita mía -le susurro Rubén al oído.

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No dudes que yo a ti, putito… -replico sonriente Teresa.

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Puede ser… pero más mérito tendré yo que tú, no cualquiera puede romperle su lindo culito a la zorra de su jefa… ¿no crees?

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Cabronazoooo… -dijo Teresa medio riéndose sin poder evitarlo.

Rubén se marchó esa misma mañana con el fin de cambiarse de ropa y según dijo “hacer de amito de casa”, que era el fin de semana cuando aprovechaba para hacer limpieza general. Teresa aprovechó el fin de semana para pensar detenidamente en donde se estaba metiendo con esa relación, el sábado por la noche salió con sus amigas, entre las que evidentemente se incluían Silvia, Karen y Agatha, estas tres intentaron que ligase con alguno de los guapísimos chicos que la entraron, pero ella únicamente se limitaba a reírse de ello, a vacilarles un poquito y después a darles puerta.

Esa noche, su primera noche como novia de Rubén, le paso una cosa realmente curiosa, normalmente los tíos solían entrarla como a sus amigas, pero parecía que por alguna causa, le estuviesen entrando mucho más de lo normal y de forma muchísimo más insistente, parecía que se esperasen su resistencia, como si eso les motivase a seguir tratando de camelársela con el único y más que obvio deseo de echarle un polvo para luego, si te he visto no me acuerdo. Se sintió como si llevase algún tipo de cartel en la frente de “recién emparejada”, “caza difícil”, “desafío para machos” o algo así, no obstante, Teresa debía de reconocerse que le estaba empezando a dar morbo todo ese acoso, aunque también tenía muy claro que no pensaba darle la menor libertad a nadie.

Otra cosa que vio esa noche con sus amigas, fue a los novios de estas juntos, bebiendo y riéndose, incluso hacer grupo aparte de ellas para hablar de lo que fuese que hablasen los tíos entre ellos en esos corros, dándose golpes en la espalda o los hombros de vez en cuando mientras se reían. No pudo evitar sonreírse al verles, luego imagino a su flamante novio entre ellos y eso le llevó a morderse los labios, sintió un pequeño picotazo de desazón solo con eso, con imaginarlo allí. No pudo evitar pensar en si algún día llegaría a ver a Rubén en esa situación y tomarlo como algo tan normal como ocurría con esos, o por el contario seria para ella como el verlo rodeado de mujeres atractivas dada su especial condición…

Esa noche, cuando la gente empezó a separarse, al final terminaron quedando Teresa y sus tres mejores amigas, como era casi costumbre. Estaban con la última copa, cuando Agatha de sopetón…

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¿Se puede saber que te ocurre Teresa?

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A mi nada, ¿por qué lo dices?

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Porque no has hecho caso a ningún chico de los que te han entrado, y mira que han sido unos cuantos, incluido alguno no tan chico y que estaba buenísimo pese a ello…

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No me apetecía aguantar a nadie, solo eso…

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Venga Tere, que somos nosotras, déjate de excusas, ¿Qué es lo que pasa? –preguntó Silvia.

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Nada, de verdad, no pasa nada… -se defendió Teresa.

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Pues una de dos, o estas saliendo con alguien o hace poco que te has hartado de comer salchicha –dijo Karen haciendo reír a las otras dos y sonrojarse a Teresa.

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¡¡Se ha sonrojado!!, ha estado probando salchicha la muy guarra –afirmo Agatha señalándola entre risas.

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No seas cerda, venga, cuenta, cuenta, ¿quién y qué tal, como lo ha hecho, que puntuación le darías? –interrogó Silvia, aunque tenia la sospecha de quien, igual que las otras dos.

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Venga ya chicas…

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¡¡Uyyy que reaciaaaaa!!, seguro que es alguien que conocemos…

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A que si apuesto por el tal Rubén de su trabajo acierto, que ya vimos que le hacía muchos tilines –se rio Agatha.

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¿Es ese Rubén? –preguntó Karen

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Está bien, si es Rubén, estamos empezando a salir, bueno, de hecho hemos decidido ser pareja desde esta mañana antes de que se marchase a su casa…

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Y que tal por la noche, ¿se portó bien contigo? –preguntó Karen haciendo ostensibles gestos obscenos indicando claramente a que se refería.

Teresa al final sucumbió ante sus amigas, las cuatro eran confidentes y se contaban todo. Cuando terminó de explicarlas buena parte de lo que hablaron, lo que le expuso Rubén y posiblemente como se les viese a ambos al estar juntos… estas le dieron sus distintas opiniones, pero las tres coincidieron en que si le gustaba y consideraba que era alguien que le merecía la pena, que adelante con ello. Aunque claro, ninguna de las tres pudo ni quiso evitar el tema que Teresa si hubiese estado encantada de pasar por alto, el tema del sexo entre ambos…

Si cuando les contó lo que hicieron al principio vio que sus amigas por mucho que lo disimularan sonreían ante su forma soñadora de evocarlo, cuando llegó a la follada con dos pollas, vio en ellas que se calentaron de malísima manera, lo que no es que le gustase precisamente que les pasase con “su Rubén”. Lo malo fue cuando tras dudar si hacerlo o no, les explicó lo que este le ofreció y que ella acepto, como se sintió, pero más aún, lo que disfruto cuando sodomizo a su “chico”. Vio las caras de sus tres amigas, e incluso escucho algún leve jadeo en alguna, y no le gustó nada de nada lo que observo en ellas, habían pasado de estar excitadas por lo que les contó a poder definirlas a las tres como “salidas como perras” con lo de follarse a Rubén… Pese a saber que podía confiar en ellas, o incluso en el propio Rubén, no pudo evitar sentir un fortísimo ataque de celos, cosa de la que además, sus tres amigas se dieron cuenta, pues fue incapaz de disimularlo pese a que lo intentó.

Las tres la tranquilizaron al respecto, asegurándola y perjurándola que nunca intentarían nada con el novio de cualquiera de ellas, aunque sí que no pudieron evitar reconocerla cuando las preguntó, que ciertamente, a ninguna de ellas le hubiese importado llegado el caso follar con su flamante y recién estrenado novio. Incluso las tres, peleándose en plan de coña, se ofrecieron para ser la “otra” si en algún instante decidían probar con un trio MHM. Ellas lo dijeron en tono y plan de coña, pero Teresa fue muy consciente de que ninguna de las tres lo había dicho realmente en broma, de querer hacer algún día un trio con Rubén, cualquiera de las tres estaría mucho más que dispuesta en el acto a participar en ello, puede que incluso se lo sorteasen… y lo malo es que no supo muy bien cómo debía de tomarse aquello. Era consciente que de haber sido con Arturo, puede que incluso le hubiese halagado que sus amigas llegasen a estar dispuestas incluso a eso por ella, pero tratándose de Rubén, por algún motivo, la cosa cambiaba por completo… En vez de sentirse halagada, se sintió muy celosa…

CONTINUARA