Rozando a mamá en la cocina (3)
Me convertí en el juguete sexual de mi madre.
Tercera parte.
Luego de haber descargado en lo más profundo de mamá de una manera tan intensa quede algo aletargado. Con las piernas temblorosas y agitado. Mi madre por su lado, le costó recuperar el aliento, quedó algo sudorosa y sus mejillas coloradas. Le hice caso a lo que me indico, dispuse la vajilla y cubiertos en la mesa para almorzar. Mi padre seguía sumido en la televisión viendo noticias o lo que sea, la verdad no me interesaba.
Me quede conversando con mama en la cocina mientras ella terminaba de cocinar. Era una conversación cotidiana, no hablamos de lo ocurrido recientemente, nuestra relación ya estaba asumida. Era sexo, solo sexo, lo disfrutabamos y cuidabamos. Cualquier variación en ese delicado equilibrio podría transformarse en una catástrofe.
Tenía claro, y tengo hasta el dia de hoy, que nunca reemplazaría a mi padre en su vida, y mucho menos, quería hacerlo. La verdad es que a mi solo me interesaba culiarla seguido y mientras ella se dejará, todo funcionaba perfecto. Estaba todo claro y no había nada más que conversar, aparte de lo cotidiano.
Ese día almorzamos tranquilos, yo estaba tan relajado que ni hablaba, mi madre por su lado, parecía radio, transmitía por todo, estaba de un muy buen ánimo. Yo solo me dedicaba a mirarla, sus caras, sus gestos, sus tetas, sus ojos, etc. Contó todo lo que haría en la tarde, lo que dijo una amiga y muchas otras cosas no muy trascendentes.
Se acercaban las fiestas de fin de año, las navidades, acá en Chile acostumbramos a intercambiar regalos los 25 de diciembre. Y eran la próxima semana, por lo que mi madre estaría pendiente de eso. Como era costumbre nos iríamos a pasar unos días a la casa de mis abuelos, los padres de mamá.
Cuando mamá nos recordó que hariamos eso, mi padre dijo:
- No puedo ir este año, tenemos unas cosas importantes en la oficina y me desocupare el 24 en la tarde así que mejor vayan ustedes al campo, yo cenaré donde mi hermano.
- ¿Pero como... Ahora me lo dices? - algo molesta, pero como mi padre solo estaba pendiente de su comida, ella me miró con una cara de caliente que nunca se me olvidará.
Desde ese momento supe que esas navidades en el campo serían inolvidables.
Siguieron discutiendo, pero no tome atención, me distraje imaginando las posibilidades de que tipo de aventuras podría llegar a tener con la hembra hambrienta de sexo que era mi madre.
Salí luego de almorzar a realizar los últimos trámites del año en la universidad. Disfrutando de las bondades del verano, en cuanto a lo que la ropa femenina nos ofrece a la vista. Iba en el bus y una chica sentada en el asiento al otro lado del pasillo usaba una falda muy corta mostrando sus torneadas piernas; yo no perdía detalle de ella al recorrer visualmente esa piel lisa y tostada. De un momento a otro empecé a recordar el tacto de la piel mi madre cuando tocaba sus piernas… cuando agarraba su culo, tocaba su sexo. Note que me estaba excitando al recordar los últimos actos de incesto, se me puso dura y tuve que acomodarme en el asiento disimulando. Seguí perdido en las piernas de la mina, quizás con que cara, y al levantar la vista ella me estaba mirando con cara de pocos amigos. Rápidamente miré hacia la ventana como si hubiese pasado nada. No volví a mirarla en todo el viaje, en parte por vergüenza y por no querer problemas ni pasar por pervertido.
Tenía que hablar con un profesor y estaba muy solicitado, por lo que tuve que esperarlo en una sala de espera. En eso cuando llega otra alumna, bastante atractiva y con unas buenas gomas. Ella andaba con un vestido escotado que mostraba muy bien sus atributos. Como soy un ser caliente, clave mi atención en su mamas. Que lindas se veían, eran similares a las de mamá en volumen, por lo que fue casi inmediato el flashback de los senos de mi madre, recordé como botaban en mi cara, como los chupe, lo suave que son al tocarlos, al apretarlos. Mi pene empezó a reaccionar, como consecuencia de la vista y los recuerdos, marcandose en mi pantalón. Estaba fascinado en ese momento cuando la note a ella mirándome fijamente con una sonrisa pícara en sus labios.
No lo pensé y me senté junto a ella. Conversamos un rato, Andrea era su nombre, estaba esperando a otro profesor, que lamentablemente se desocupo muy luego. Ella se fue a los pocos minutos a seguir con sus trámites, no sin antes de dejarme su numero. La contacte un tiempo después, pero eso es otra historia.
Con esos hechos puntuales me di cuenta de que el sexo realmente es una necesidad y que debo aprovechar al máximo las calenturas de mi madre. Además de tratar de tirarme a cuanta mina se me cruce por delante, como la tetona que acababa de conocer.
Luego de mis tramites me junte con unos compañeros a despedir el año a embriagarnos y divertirnos. Llegue a casa de madrugada cuando todos dormían.
Desperté el sábado tipo 9 am… “¡por fin era sábado!” pensé. Escuche la ducha, era mamá, siempre se levanta primero, espere que terminara y luego de eso un par de minutos más, hasta que la escuche caminar a la cocina. Tenía ganas, muchas ganas de culiar, de hecho mi pene estaba erectisimo esa mañana, por lo que las ganas de saciarme con el culo de Paula eran incontrolables.
Con una polera y el short del pijama me encaminé a la cocina, no había señales de mi padre en el pasillo, así que seguí con confianza. Mi madre se veía muy rica, llevaba un vestido corto, veraniego, el mismo del otro dia cuando acabe en sus calzones, y su pelo aún estaba mojado. Por cómo caían sus senos y marcaban sus pezones, no llevaba sostén. Estaba preparando unos sándwiches para el desayuno.
- Hola golosin - dijo al verme, mientras ponía su culo en pompa.
- Hola mamá, te ves muy rica hoy.
- Que piropero oye - exclamó - pero tienes que ser más creativo po.
- Para que si sabes a lo que vengo y te gusta.
- Jah!... Y qué es lo que me gusta.
Dejo los panes en el mueble y nos besamos apasionadamente. Nos magreamos completos mientras nuestras lenguas bailaban y nuestras salivas se mezclaban. Meti las manos bajo su vestido, llevaba un calzón pequeño, colaless o algo asi, su espalda estaba suave y húmeda por su ducha reciente, comprobé que no había sostén, por lo que con mi mano derecha fui directamente a su teta izquierda, a amasandola y a jugar con su pezón. Mi mano izquierda se metía por debajo de su calzón en dirección a su sexo desde atrás. Sentia su suave culo como lo recordaba, que ganas tenía de meterle mano.
En eso se separó de mí y dijo:
- Calma… tu padre puede aparecer en cualquier minuto.
- Pero si esta durmiendo.
- Bah! Pero si se despierta y viene a la cocina.
Termino de decir lo último y escuchamos encender el calefón. Por lo general mi padre se demoraba unos 5 minutos en ducharse.
- Tenemos 5 minutos mientras se ducha - le dije entusiasmado.
Ella me respondió volviendo a apegarse cuerpo a mi y continuando con el beso baboso e intenso en el que estábamos. Su mano fue directo a meterse bajo mi pijama a agarrar mi corneta, jugando con mi forro, desenvainando el glande y apretandolo solo como ella sabe hacerlo. Por mi lado mi mano izquierda le agarraba el culo y la derecha urguetiaba entre sus labios vaginales.
Entre magreos y juegos con nuestras lenguas recordé que estaba recién duchada. Y aproveche la oportunidad de encontrarla con su raja limpiecita. La tomé con mis manos en su blando, suave y gran culo, y la levante sentandola en el mueble de cocina. Le junte las piernas, sin dejar de besarnos, y le saque los calzones. Acto seguida ella abrió sus piernas de par en par. “metemela” me dijo susurrandome al oido. Le respondí con otro, al oído “tengo otra idea golosa”.
Segui besandole un par de segundos y comencé a bajar con besos, al mismo tiempo que con mis manos subían su vestido. Bese su mentón y mi mano derecha comenzó a introducir mi dedo medio entre sus labio mayores. Besando y lamiendo su cuello, mi dedo abría paso en sus labios menores recorriendo en toda su extensión la raja, ya húmeda y olorosa. Con mi mano izquierda baje el tirante derecho de su vestido para liberar su teta; desde su cuello, mi boca, recorrio el camino hacia su pezón duro, bese, lamí y chupé ese pezón; y mi mano amasaba esa masa de carne y mis dedos chapoteaban en su concha, escarbando cada rincon de ese lujurioso lugar. Estuve unos segundos en eso, el calefón sonaba de fondo calentando el agua de la ducha, pero de seguro nunca tan caliente como nosotros estábamos en ese minuto.
En un movimiento rápido, abrí sus pierna al máximo y metí mi boca en su raja. En su mojada, olorosa y caliente raja. Fue el éxtasis en sí mismo. Mi lengua buscó su clítoris para apoderarse de él, mientras mis labios jugaban con los de su vagina, como el mejor de los besos. Ella gemía como como si estuviera protagonizando la mejor porno, me tenía con sus 2 manos agarrado del pelo y una teta al aire moviéndose al ritmo de su respiración agitada y mostrando su hermoso pezón rosado duro rodeado de una aureola ancha rosada y lisa.
El sabor de su zorra era exquisito me enfoque a rodear, apretar y cargar para los lados su clítoris con mi lengua de forma aleatoria. Mientras que con la mano derecha, palma hacia arriba, metía 2 dedos en su vagina, rozando la pared interior superior. Sus jugos chapoteaban, mojando mi cara y mano. Con la otra mano manoseaba su teta libre. Ella alargó los gemidos, era tanta su excitación que no elaboraba frases, solo gemía y resoplaba con su cabeza echada hacia atrás. Paula movía sus caderas al ritmo de mis lamidas, cuando empezó a cargar mi cabeza contra su raja, lo hacía con ambas manos y con todas sus fuerzas, luego me envolvió con sus piernas, respiraba agitadisima, y se quejaba con pequeños y repetitivos “ay”, hasta que los cambio por un “dale dale dale…” me cargo un poco más hasta que tensó su cuerpo entero. Su manos presionaban mi cabezas, sus piernas me apretaban lateralmente, y yo chupaba, langüeteaba y bebía en su sexo. Se mantuvo quieta unos segundos hasta que relajo todo su cuerpo con un relajado y alargado gemido.
Había acabado con un orgasmo tremendo, volvió su cara hacia adelante aun con sus ojos cerrados. Yo deje de lamer, reemplazando lengua por mi pulgar. Subí a chupar y lamer su teta un par de veces y busqué su boca. Nos fundimos en otro beso apasionado mientras seguía estimulando sus partes. Yo aun estaba caliente y apunto de reventar y no me iría sin antes acabar donde correspondía.
Saque mi herramienta del pantalón, ya manchado con líquido preseminal, apunte a su entrada para meterselo como cuchillo caliente en mantequilla. Llegue hasta el fondo, estaba hirviendo, sentí sus paredes rodearme y casi quemar. Con cada embestida sentía salpicar sus jugos. Mis manos agarraban su culo atrayéndola con fuerza hacia mi, como reclamando mi posesión de su cuerpo en ese momento. No dejamos de besarnos en ningún momento.
Nuestra faena continuaba ininterrumpida cuando escuchamos que se apagó el calefón. Mi padre había terminado de ducharse. Se nos acababa el tiempo y yo no había terminado. Acelere mis estocadas, rápidas y profundas mientras chupaba su cara, mentón y cuello. Ella me decia “apurate apurate que ya viene” “llename rapido” “quiero tu leche dentro”. Yo seguía con mi frenético mete saca y ella me envolvia con sus piernas. Cambie el ritmo por arremetidas profundas y fuertes. Sentia el orgasmo acercarse. Entre varias veces, atrayéndola con fuerza hacia mí, agarrando con todas mis fuerzas sus nalgas, casi queriendo partirla en dos. Ella solo se dejaba hacer, y me clavaba sus uñas en la espalda. Mi pene empezó sus contracciones en lo profundo de mamá liberando su primera descarga al unísono con que se escuchó la puerta del baño abrirse. Quedamos paralizados, ella me apreto mas fuerte, asustada, mientras yo extasiado liberaba mi semen en su interior.
- Paula traeme una toalla.
- Ya mi amor esperame te llevo una altiro. - respondió sin dar lugar a sospechas.
Se volvió a escuchar la puerta, pero cerrarse, yo me relaje y termine de bombear dentro de ella, aprovechando lo último de dureza para acomodarme en lo más interior posible de su ardiente cueva. Fue mucha excitación por lo que eyacule una gran cantidad, saliendo semen desde su vagina cuando saque mi pene ya flácido.Nos besamos rápidamente, se limpio su vagina con una servilleta, o dos, se bajo del mueble, arreglo su ropa, se puso sus calzones y fue a la logia a buscar una toalla. Al pasar de vuelta junto a mí, dijo:
- Gracias mi niño, estuvo delicioso.
- Gracias a ti golosa - dandole una palmada en el trasero.
- Oye!... Compórtate - dijo riendo.
Fui a mi dormitorio antes que saliera papá del baño. Y una vez que salio de ahi, entre a ducharme. Estaba entusiasmado, este sabado habia empezado de la mejor manera, quizas que mas cosas pasarían. Mientras me duchaba recordaba la escena recién vivida en la cocina y comencé a exitarme de nuevo. Me aguante las ganas de masturbarme, porque debía guardar energía para seguir jugando con mamá.
Estábamos almorzando cuando papá propuso:
- Tengo una idea… ¿que tal si vamos a buscar a mi mamá - mi abuela - al hogar y la sacamos a dar una vuelta a la playa.
- Buena idea pero no cabemos todos en el auto por la silla de ruedas. - Dijo mi madre.
- No importa, ahí nos acomodamos.
Mamá tenía razón, el maletero del auto era muy pequeño y siempre estaba con cosas, entonces la silla había que dejarla en el asiento de atrás. Aun así aceptamos todos la idea.
Llegamos al hogar de ancianos a buscar a la abuela, la subimos al asiento del acompañante, la silla al asiento de atrás y tratamos los 2 de acomodarnos. Y claro, quedamos apretados, por no no había problema de quedar apretado a ese cuerpazo, pero aun así era incomodo. Pero mi madre tuvo una gran idea.
- Mi amor - la dijo a mi padre - yo me voy en las piernas de Pablo - ese es mi nombre.
- Buena idea dijo mi padre, así se acomodan y el viaje no será tan largo. Bo creo que Pablo se canse.
- Esta bien - dije simulando mi entusiasmo de tener ese culazo sobre mi todo el viaje.
Decidimos ir a una playa con un paseo en la costanera que quedaba a unos 30 o 40 minutos en vehículo. Para lo cual.nos acomodamos detrás del asiento del conductor. Yo llevaba un short y una polera, mi madre seguía con ese divino vestido corto de la mañana, solo que ahora sí llevaba sostén.
Apenas empezó el viaje, mi madre inició unos movimientos hacia atrás y adelante, restregando su concha con mi miembro, que por cierto ya estaba como fierro. Eran movimientos lentos y cargados, que no se notaban desde adelante, llevaba los codos en los hombros del asiento del chofer, lo que le servía de apoyo para mover su culo con cierto ritmo. Todo eso mientras mantenía una conversación coherente con mi abuela y mi padre.
Yo disimulaba mirando por la ventana como ensimismado. Tenía la mano derecha suelta en caso de alguno de los que iban adelante mirara para atrás. Y mi mano izquierda que no se alcanzaba a ver desde adelante, metida bajo su vestido recorriendo su muslo izquierdo en su extensión, por su lado externo y luego interno, haciendo cada vez las vueltas más largas acercándome a su sexo. Introduje lentamente mi mano entre sus piernas, y ella facilitó la maniobra abriendolas un poco. Su colaless estaba mojado; de hecho, se sentía la humedad, y calor de su raja, humedecer mis pantalones. Ella por su parte bajó su mano izquierda entre sus piernas, y levanto un poco sus posaderas para tocar mi bulto. Aproveche ese momento para abrir mis pantalones, bajar un poco mi calzoncillo y liberar mi verga. Ella se sentó un poco más atrás quedando, mi pene, apuntando hacia adelante y su concha sobre él, para reanudar su suave restregar.
Se separó de la butaca del conductor para apoyando sus manos en sus rodillas para intensificar los movimientos y no despertar sospechas. Su sexo recorría mi verga en su extensión, sentía la tela de su prenda íntima refregarse en mi prepucio y glande. Esa vagina estaba tan mojada que mi pene se bañaba en sus jugos. Por lo mismo me baje un poco más mi ropa para que no se manchara. Yo la tenía fuertemente tomada de la cadera izquierda, con mis dedos hundiéndose en sus carnes. Dirigía sus movimientos con mi mano, adelante y atrás. Ella por su parte empezó a relajar su cuerpo apoyando su espalda a mi pecho al ir para atrás y separándose cuando iba hacia adelante. Estuvimos así varios minutos hasta que mi paciencia se acabó, tenía mi aparato impregnado con su sexo, señal de la que ya estaba lista para ser penetrada. Sin pensarlo, baje con mi mano hasta su calzón y aprovechando que era una prenda delgada solo la corri hacia un lado. Ella se levanto un poco y de manera instantánea mi glande encontró su cueva. En menos de un segundo mi verga pasó de estar presionada con ansias de penetrar, a estar inmersa en las entrañas ardientes de mi madre, mi punta se incrusto en lo más profundo de su sexo y sus paredes me envolvían fuertemente en todo el largo. Ella disimuló su gemido con una tos. Es toda una actriz.
Seguimos con nuestro ritmo disimulado, yo guiando su movimiento con mi mano en su cadera, mientras ella se movía sobre mi abriéndose de manera de llegar lo más adentro posible y apretando con su vagina mi falo erecto que la empalaba. No se como lograba disimular de tal manera que conversaba con los otros 2 al mismo tiempo que con apretaba mi brazo izquierdo, enterrando sus uñas, cada vez que arremetía mi miembro dentro de ella.
Yo estaba en el cielo, me hacía el dormido, por lo que solo me concentre en las sensaciones provocadas por las fricciones de nuestros sexos, y de como su zorra empapaba con sus fluidos mi verga y testículos. Sus labios vaginales se dilataban y apretaban en torno a mi falo, a medida que este entraba y salía. En una mecánica lenta e intensa. Como no teníamos tanta libertad de movimiento, lo que entraba y salía de su interior no superaba la mitad del largo de mi pene. La cara inferior de mi corneta se encontraba con la pared superior de su cueva, por lo que los estímulos estaban principalmente concentrados en esa área. La fricción era exquisita, teníamos todo muy coordinado. A ratos sentía el típico hormigueo en los testículos y/o contracciones en mi fierro, por lo que bajaba el ritmo o nos deteniamos para prolongar el momento de placer y no acabar tan pronto. Hasta un momento en que ya no lograba aguantar más, cuando mamá prolongaba sus movimientos para que entrara lo máximo que se podía, para luego permanecer quieta apretando con todas fuerzas mi miembro. Señal de que también se aproximaba su orgasmo.
De un momento mi padre entró a un camino no pavimentado y el vehículo dió un salto. Era el movimiento que nos faltaba. Sin pensarlo la tome con ambas manos de las caderas y acelero sus movimientos. El camino tenia mas baches y nosotros los disfrutamos al máximo. Entre saltos y saltos, la apegué fuertemente a mi, manteniéndola bien penetrada, logrando que los vaivenes del vehículo nos regalaran el mayor de placeres. Pasamos por tres saltos continuos muy fuertes que casi nos levantaron completos, donde en cada caída la penetrar de manera violenta chocando mi glande con la entrada de útero. Al primero, la senti salirse de ella, para volver fuertemente a entrar hasta el fondo, mi madre solto un leve “ahhh!”. Al segundo se repitio, pero al caer aproveche de hacer más fuerza para que la penetracio fuera aun mas fuerte, un “mmmm!” alargado se escucho. Y a la tercera vez, ella al caer, apretó su culo a mi y la tome abrace por la cintura fuertemente, para mantenerla lo mas adentro; fue en ese instante que comencé a bombear mi semen en su interior. Ella respondió apretando sus labios entorno a mi falo. Mientras eyaculaba, seguimos moviéndonos, sentía múltiples cosquillas en mi organo, el placer era máximo. Aguante mis gemidos y ella escondió su cabeza detrás del asiento para que no vieran su expresión de placer. Termine de disparar mis descargas en su interior aún tiritando. Ella inmóvil sin decir nada, solo se sentía su respiración algo agitada y su vagina palpitar envolviendo mi verga. Le preguntaron qué le pasó.
- Nada, solo me vino como un mareo, quizás tengo hambre. - Dijo sonriendo y con sus mejillas coloradas.
- Llegando alla pasamos a comer algo a algún restorán. -Dijo papá.
- Excelente - agregue yo - hace hambre.
Permanecimos sin movernos un par de minutos, mi pene aun estaba en su vagina, ya relajado y deshinchando. Llegado el momento en que perdió su erección completamente nos reacomodamos. Yo guarde mi arma, ella se limpio con un pañuelo desechable sin que la vieran y me lo paso, para que guardara la evidencia. Y reacomodo su calzón.
Al llegar a destino, nos bajamos a caminar y pasear a la abuela en su silla, como si nada hubiese pasado. Pasamos a comer algo a un restoran de por ahi. Fue una linda y tranquila tarde familiar. Mi padre se tomó unas copas por lo que me ofrecí a manejar de vuelta, cambiando lugares con papá. Mi madre se fue sentada en las piernas de mi padre en el asiento de atrás. No note nada extraño. Al rato la miré fugazmente, iba durmiendo.
Luego pasar a dejar a mi abuela al hogar, llegamos a casa cansados. No vimos película ni nada. Cada uno se dedicó a sus cosas. Yo me encerré en mi dormitorio a jugar en el pc, y luego dormir.
Desperté temprano el domingo, tipo 8 am, asi que fui al comedor a tomar un desayuno, me tomaba un café con unas tostadas. En eso apareció mi padre.
- Hola. Tan temprano.
- Si es que no tenía tanto sueño.
- Que bueno, me voy a duchar, vamos a salir con tu mamá.
- Ahhh dale.
Lo escucho entrar al baño y encender la ducha, cuando en eso aparece mi madre corriendo, me planta un beso de aquellos y me dice “no hay toallas en el baño”. Acto seguido se sube la camisa de dormir y no llevaba bragas. Tiró mi pijama dejando mi pene al aire (aun en reposo) se bajó los tirantes y liberó sus hermosos senos. Al verlos salir, rebotar, y tomar su forma libres, con sus pezones apuntando hacia mi, mi pene reaccionó de inmediato; duro como fierro quedó en cosa de segundos. Ella se sentó sobre mí, colocando sus deliciosas masas en mi cara y acomodando mi herramienta en su sexo. Para clavarsela de una hasta el fondo.
- Tenemos unos minutos, amaneci muy caliente recordando lo que hicimos en el auto ayer.
- Ahh.. - dije al sacarme uno de sus nipples de la boca, sin poder armar una frase coherente.
- Uuuuyyy como me encanta eso… rico rico… dale dale… hasta el fondo.
Sus movimientos eran frenéticos, desesperados.
- Que rico te mueves mamá, me encanta tu culazo rebotando encima mio - la tenia bien agarrada de las nalgas, ya coordinandonos en una secuencia amatoria.
- Siiii siii siiii
- Que tetas - las chupaba, mordía y lamia a gusto.
Ella cambió sus movimientos buscando penetraciones más profundas, que tanto le encantaban. Yo la tome de los hombros con mis manos, para atraerla con más fuerza cada vez que bajaba. En cada empalada la presionaba aún más abajo para sentir su tope, me encantaba la idea de llenarla, de abrirla completa. En eso, después de varias penetraciones, ella tensó su cuerpo, echando su cabeza hacia atrás y liberando un gemido de eso desgarradillos, supe que se vino. Relajo su cuerpo y nos besamos apasionadamente. Yo aun con mis manos en su culo y sus tetas pegadas a mi pecho; seguía moviéndose en un ritmo continuo buscando ahora mi orgasmo.
De la nada se paro, para agacharse entre mis piernas y comenzar con una de las mejores mamadas que me han hecho en la vida, yo solo me apoye en el respaldo de la silla del comedor, sala ara dejarme querer. Mamaba como experta, me miraba a los ojos mientras se engullía mi verga como la mejor de las putas, su lengua recorría mi glande, el frenillo y toda la parte inferior de mi falo, como si fuera el mejor de los helados; con su mano izquierda tironeaba mi escroto, entre mis bolas, y mantenía mi forro atrás. No había sentido lo relajante que era que jugaran con mi escroto mientras te mamaban. Ella trataba a mi verga con cariño y deseo, adoraba mi barra de carne, como si fuera el mejor de los manjares. En eso centró sus movimientos en solo subir y bajar, llegaba a tenerlo casi todo adentro, en movimientos rápidos y continuos, sin descanso chupaba y chupaba. Con los ojos cerrados y sus manos en mis caderas a para hacer mayor fuerza para el movimiento. Yo estaba pronto a acabar. Sentia muchas cosquillas, hormigueo en mis bolas, y ella seguía con su brutal mamada, sin dar tregua. Movía mis piernas como actos reflejos antes tanta estimulación. En cualquier momento explotaría. La dije “voy a acabar” y no se inmuto. Solo siguió y siguió. Hasta que en un momento sin miramientos ni nada explote en su boca, la llene con mi leche. Borbotones de leche eran liberados en su interior sin parar. Dejó su cabeza quieta, con mi glande en sus labios, como chupando un sorbete, y con una de sus manos me pajeaba fuertemente, ordeñandome la corneta. Tironeaba mi forro hacia atrás de manera brusca, como exigiendo más corrida para mamar.
En medio de mi épica corrida se abrió la puerta del baño acompañada del grito “Paula la toalla”, que precavida mi madre. Ella tragó lo que tenía en su boca y respondió “altiro mi amor”; volviendo a sus labores de puta hambrienta, engullendo mi pene una vez más. Me chupo hasta sacarme hasta la última gota de semen. Saco mi pene aun brillante de su boca y lo guardo en mi pijama. Yo extasiado la veo pararse, ordenarse su camisa y decirme.
- Este fue mi mejor desayuno en mucho tiempo.
Se fue a buscar una toalla y me dejo ahí disfrutando del mayor de los relajos, luego de haber llenado la boca de mi madre con mi corrida.
En ese momento entendí que me había convertido en el juguete sexual de mi madre. En pocos días iríamos a la casa de campo de mi abuela, la madre de mi madre. Quizás que aventuras viviríamos alla.