Roxana - Mi tía después de su divorcio (3)

Segundo polvo de la inigualable primer noche oficial como amantes.

¿Qué pasa, se enojó mi bebé? – Dijo pasados un par de minutos mientras otra vez fumábamos tras el segundo polvo entre ambos.

Y… te fuiste al carajo recién – reclamé

¿Por qué?

¿Querés probar el gusto que me dejó mi semen en mi lengua?

¿Para qué? Si me lo das directo de la verga… y es exquisito… - Relamiéndose sus labios y luego los míos estirando su serpentaria lengua.

Me vas a terminar haciendo homosexual, no lo hagas más.

Nooo, tontito, nada que ver. Serías puto si te tragaras la guasca de otros hombres, pero no por tomar la tuya… ¿Acaso a vos no te gustó ayer meterme los dedos y después hacer que me los chupe? Es el mismo caso

Viéndole desde ese punto de vista no estaba equivocada. Me parece que el exceso de películas eróticas de esas que los cables dan gratis me había enseñado que el hombre puede hacer guarradas con una mina pero no que las minas lo hicieran con un hombre, y menos estaba preparado para que mi tía las hiciera conmigo. Siéndole indiferente me levanté pensativo y me dirigí al baño. Oriné, me enjuagué la verga, me hice un par de buches en la boca y volví al dormitorio. Me recosté junto a ella.

No te pongas así. Creí que iba a gustarte. Sabés que ya estoy grande, me siento diferente con vos, esto del incesto me hace arder. Dejame cumplir mis fantasías, quiero probar todo con vos.

Se acurrucó junto a mí y me hacía mimos. Sabía calentarme bien, las cosas que recién había dicho y tenerla en la cama con ese portaligas tan erótico (para mí) me empezaban a erectar otra vez. Con cada besito que me daba probaba otra vez mis espermas.

¿No pensás enjuagarte la geta? – pregunté.

¿Para qué?¿Si me la vas llenar de leche de nuevo? Además, de verdad te digo que es bueno para el cutis. Dame el gusto, ¿Si? Hoy quiero terminar toda acabada… Como no contestaba agregó:

Hagamos un pacto, hoy por mí, mañana por ti

¿Y qué significa eso?

Que nos vamos a ir cumpliendo las fantasías una a una los dos, hoy las mías, otro día las tuyas, otra vez las mías, más de las tuyas… ¿Dale?

Cómo decirle que no, mi tía me proponía seguir siendo amantes y abusarse tanto de mí, como yo de ella. Me eché encima de ella y me la comí toda entera una vez más, no dejé lugar de su cuerpo sin lamer. Incluso hasta sus botas de cuero (excepto la suela, obvio) que junto a las sedosas medias me pusieron como un burro.

  • Tranquilo, recién son la una de la mañana, sabés todo lo que nos queda por delante

Y me acomodó para que quedásemos de costado con una pierna por debajo y la otra por encima de las mías. Me ofreció sus tetas y acomodó mi verga contra su pubis. Me agarró del culo y empezó a moverme al ritmo de ella como si estuviéramos garchando pero por afuera de su vagina.

Así me gusta… ¿Aceptás? - dijo

¿Qué cosa?

Cumplirme hoy varias de mis fantasías

No puedo negarme, con vos no puedo negarme a nada

Mi amoooor! – Exclamó con voz dulce y melosa.

Se separó de mi cuerpo y se fue hacia mis piernas. Me tomó cerca de los tobillos y me dio un empujoncito hacia los pies de la cama. Fue subiendo rozando mi cuerpo con su lengua, cuando esperaba ansioso sentir una vez más su lengua en mi glande, lo esquivó y continuó hacia mi cara por el abdomen y el pecho. Me besó profundamente. Acomodó una almohada bajo mi cabeza y rodeó mis hombros apoyada sobre sus rodillas, se apoyó contra mis sienes y empezó a frotarme su concha contra mi cara. Despacito, jugó por todo mi rostro un minuto hasta que acomodó sus labios vaginales con los de mi boca.

Sacá la lengüita… Mmmm, sssi… ufffff, aaah, muy bien, sssi, aaaah

Moviéndose sobre mi lengua y separando con dos dedos sus labios para que mi lengua recorra toda su carnosa grieta. Cada tanto me liberaba para que me llenara de aire para seguir meciéndose sobre mi lengua. El ritmo se fue incrementando en forma equivalente a sus gemidos y quejas. Por lo poco que sus movimientos sobre mi cabeza me dejaron ver, la observé disfrutar con los ojos cerrados y el ceño fruncido colgada del cabezal de la cama. Capturé sus pezones con mis manos y se los empecé a apretar, desde muy suave hasta retorcerlos. Se frenó, me liberó dándome algo de aire otra vez y se quejó con cara de nena caprichosa: "Basta, no me aprietes así las tetas que me hacés doler.", respondí con otra sonrisa y un nuevo apretón. Como venganza volvió a hundir su concha en mi boca e impuso un ritmo frenético sujetándome fuertemente de las muñecas. El paso siguiente, mediante un fuerte forcejeo del que no logré zafarme fue atarme de las muñecas a la cama a través de los barrotes de madera del respaldo. Se levantó sobre la cama y colocándome otra almohada para que mi cuello y cabeza pudieran ver hacia el frente. Se bajó de la cama y colocó una silla de frente a la cama. Hizo un verdadero show tocándose toda hasta que se sentó. Estiró los pies apoyando media pierna sobre la cama. Se abrió entera de piernas y empezó a masturbarse con una mano mientras que con la otra abría, si todavía se podía, cada vez un poco más su vulva. En voz muy baja me susurraba "¿Te gusta cómo me toco?¿Habías visto a una mujer pajearse alguna vez?¿Ves lo que te pasó por malo? Ahora no te necesito…" Con los tacones de las botas rodeó mi aparato y me masturbó unos instantes. Yo no daba más, hacía fácil quince o veinte minutos que tenía la verga a tope y no podía tocarme y ahora ella lo hacía con las botas, pataleando un poco pude sacarle las piernas de mi pija y le grité:

Pará un poco por favor, voy a acabar

Volvió a la cama y se acostó entre mis piernas, amagó una y otra vez a llevársela a la boca pero todavía sin tocarme. Me agarró la pija y la apretó bien fuerte cerca de los testículos. Supongo que para frenar un poco la inminente eyaculación. Se estiró hacia la mesita de luz y agarró otro forro. Me lo puso con la boca al mejor estilo película porno. Y se arrodilló para cabalgarme sosteniéndose de mis brazos que yacían a ambos lados de mi cabeza. Ni hizo falta que la acomode con la mano, estaba tan dura que entró al toque. Subió y bajó muchas veces haciendo que la penetre infinidad de veces. Me dolía el glande, pero me dolía de verdad. Agarró el control de la tele y la puso en un canal porno. Como era codificado no se veía, pero le dio al volumen hasta que se empezaron a oír gemidos. Reprodujo a la perfección cada sonido que la puta de la película emanaba al instante que se oía del televisor. "No puedo más, no puedo más le repetía yo casi llorando". Tenía un arte incapaz de ser copiado para dominar la presión de sus músculos vaginales a cada penetración. Me apretaba fuerte, supongo que eso también ayudó para que duré mis buenos minutos soportando la forma en que me cogía. Segundos antes de mi eyaculación me desató los brazos y dejó caer el peso de su cuerpo sobre el mío para mantenerme bastante inmóvil todavía. La abracé fuertemente por la espalda y haciendo mucha fuerza con las piernas me dediqué a responder sus embestidas reventándole el culo con los rodillazos y muslazos que le daba. Sus piernas se entrelazaron con las mías por debajo y acabé al tiempo que ella se iba aquietándome mordiéndome el cuello. Ahora fui yo quién agradecido la llenó de besos no dejándola salir de encima mío. Permanecimos los dos unos minutos inertes sobre el colchón con la respiración forzada ambos.

¿Estás bien? – Preguntó asomándose por encima mío

Bien muerto… - contesté

Nos reímos como tontos unos segundos y concluyó:

Yo también, pero esto me va a dar fuerzas de nuevo.

Me sacó el forro, lamió mi verga bien golosamente hasta hacerla brillar y se vertió todo el semen en del preservativo en la pera, me lo revoleó encima y se untó con ambas manos todo el cuello, la cara y las tetas. Tal como había dicho antes, estaba dispuesta a terminar toda enguascada esa noche. Se acostó de nuevo otro rato, de costado y tomándome del brazo me hizo poner de costado junto a ella dándome la espalda.

Continuará.