Roxana - Mi tía después de su divorcio (2)

El inicio de la primer noche entera que pasamos juntos

Mientras ella revolvía mi pelo y me acariciaba el pecho prosiguió:

Que pedazo de polvo me echaste… Sabía que no me ibas a defraudar… Te quiero mucho sabés… Tenerte en mi cama conmigo después de coger me hace sentir la más puta de las putas… y me encanta… ¿No vas a decir nada?

¿Qué querés que diga? – Contesté – Todavía no caigo… Es lo mejor que me pasó en una cama… Siempre me calentaste

¿Si no?

¿Se notaba mucho?

No sé, pero las mujeres siempre nos damos cuenta de estas cosas. Y yo empecé a notarlo en estos meses… Hace fácil diez meses que no me hacían un service… Y un par de años que no me la ponían con tantas ganas… - Sonrió – Darme cuenta de que mirabas mis piernas cada mañana fue demasiado… No me arrepiento de nada… Ni de que seas mi sobrino… Ese tabú me excita todavía más

Que seas mi tía es una de las cosas que más me excitan de vos a mí también. Y no me digas que no te arrepentís de nada porque se me para de nuevo… Siempre soñé con este momento… El momento después… Y tenía dudas sobre la conciencia

Eyyy!, no… No te arrepientas… Ya está ya pasó

No para nada, no me arrepiento… Pero cada día que vuelva a verte va a ser muy difícil volver a verte solamente como mi tía… - Ella me besó

Está muy bien… ¿Cuál es el problema?, Nunca nadie va a sospechar nada de Tía y Sobrino, tenemos vía libre… Vamos a cumplir todas las fantasías. – Esta vez fui yo quien volvió a buscar su boca y pregunté:

¿Más?

Mmmm, no, tranquilo, no abusemos, me encantaría tenerte adentro todo el santo día, pero es mejor ir de a poco, si no nos vamos a acostumbrar y el deseo se va perdiendo

Después de eso nos duchamos juntos, nos tocamos mutuamente pero de forma muy suave y agradable. Si bien tuve la pija parada durante todo el baño, el secado y mientras nos vestimos, ella no quiso que hiciéramos más nada, y yo la respeté, creía mucho en su experiencia, tal vez era verdad eso de que era mejor ir de a poco.

Ese día fuimos a buscar a la chiquita a la colonia, todo el trayecto ella reposó sobre mi hombro, esperamos la salida de la nena frente a la puerta del establecimiento abrazados, era muy loco ver como todos nos miraban. Almorzamos en casa de ellas, cuando la nena se durmió pensé que podíamos tener sexo de nuevo, pero otra vez me contuvo y me dijo que me vaya para casa.

El día siguiente fue sábado. Lucianita no tenía colonia y no nos vimos si no hasta la noche en casa de mi abuela. Cuando llegamos ella ya estaba ahí. Me recibió con un tímido beso en la mejilla y cruzamos pícaras y calientes miradas. Me pellizco la cola al momento del saludo sin que nadie se enterara. Después de la cena, mientras las mujeres limpiaban la cocina y mi viejo y yo mirábamos tele aún sentados a la mesa. Escuché como mi tía se dirigía a mi abuela.

¿De verdad no te molesta que te deje a la nena esta noche?

No nena, andá tranquila, y ponete linda a ver si encontrás algo… - Contestó la abuela

¿Qué, salís con alguien? – Replicó mi vieja

No, ojalá alguien me invitara a salir. Una de las cajeras del banco se casa y quiere que salgamos todas juntas por última vez

Todas se rieron. Roxana se despidió de su hija, de la abuela, de mi mamá, de mi viejo y de mí. Cuando se alejaba rumbo a la puerta de calle giró y se encontró con mi mirada, me tiró un beso y salió.

No pasaron dos minutos cuando mi celular me alertó sobre un mensaje de texto. "¿Te vi mal? ¿Te pusiste celoso?", era de mi tía. "Bastante", contesté – "Que tonto que sos" – "No hay problema, tenés derecho a hacer lo que quieras", envié – "No, que tonto que sos, no te das cuenta que la cajera con la que voy a salir sos vos" – No tuve tiempo de contestar que entró otro mensaje: "Estoy en casa, cuando gustes…" – "Hago un poco de tiempo, me baño y voy" – Ahí cesaron los mensajes. Pasé un rato más en lo de la abuela, y me fui diciendo que salía con los chicos. Ya en casa me afeité, me bañé, me recorte un poco los vellos púbicos, me perfumé, me vestí para salir y me fui a lo de la tía.

Cuando me abrió la puerta, nomás verla se me paró la pija, ya iba caliente y su atuendo terminó de enloquecerme. Un ajustado vestidito cortó de cuero color gris oscuro, medias de nylon oscuras y botas a tono con el vestido.

Me metió lengua en la puerta misma de su departamento, en el pasillo del edificio sin importarle que algún vecino salga y nos encuentre "in fraganti". Cuando aflojó un poquito le pregunté:

Bueno, ¿Vamos?

¿Dónde querés ir? – Me preguntó extrañada – Vení para acá… - Y me arrastro para adentro.

Creí que íbamos a salir

No hace falta… - Y me puso contra la puerta para chuponearme una vez más.

Me apretaba con la pija con una de sus rodillas, me agarraba del culo y mordía mi cuello y mi pecho. Yo intentaba tocarla como podía. Me clavó los labios en el cuello y succionó fuerte, hasta hacerme doler. La separé bruscamente

¿Cómo estás hoy eh? – Le dije

Estoy como loca, ¿No te gusta?

Me encanta, pero no me muerdas más… - Y pasé hacia el comedor.

La única luz que alumbraba el ambiente era una lámpara junto al ventanal del balcón. Se acercó a una vitrina de un modular y sacó una botella de no se qué licor raro. Sirvió dos vasos. Se sentó en un sofá y palmeó el asiento a su lado indicándome que me sentara con ella. Me pasó el trago. Era fuerte.

¿Qué es esto?

Aguardiente, ¿No te gusta?

Es tan fuerte que no le siento el gusto todavía.

Ay chiquito…. Me volvés loca sabés

Estás… loca. Le dije

¿Te parece?

Totalmente, si no no te cogerías a tu sobrino.

Acto seguido se fue encima mío y metía los dedos en el vaso y me mojaba mis labios y mojaba los suyos. Otra vez se montó con una pierna entre la mía refregándome el paquete con la rodilla, no paraba de besarme. Se arrodilló en el piso y desabrochó el cierre del pantalón. Sacó mi verga afuera y me dijo "la trajiste… gracias". Me decapulló, esta vez suave, y empezó a besarla. "Hola… Cómo te extrañé anoche… te vas a portar tan bien como ayer" dijo, y me hizo pararme.

Empezó a comérsela. Yo la sostenía de la cabeza moviéndome lentamente hacia delante y hacia atrás. La metía casi entera y la sacaba. Daba arcaditas cuando la tenía completamente en la boca. Me mamó intensamente casi diez minutos. Dos o tres vecés me mordisqueó cerca de la base susurrando "todavía no…" para que no acabe. Cuando se levantó y volvió a besarme tenía un gusto horrible pero exquisito a la vez en la lengua, gusto a mi pija. Repitió la operatoria del día anterior y prendió un cigarrillo, me agarró de la pija y nos dirigimos al dormitorio. En el pasillo la arrinconé contra la pared dándome la espalda. Todavía estaba vestida y yo también, pero con el cierre bajó y la poronga afuera.

Se la apoyé bien en el medio del orto. Me calentaba muchísimo el contacto de mi verga con el cuero de su vestido. Mis manos exploraron todo su cuerpo mientras ella jadeaba fumaba. Apagó el cigarrillo en el piso y se safó abriendo la puerta de la pieza. Un velador alumbraba color rojo bien intenso. Entramos y cerró la puerta. "Ahora entiendo por qué no salimos? Tenías todo preparado" comenté. Ya te dije que cada vez iba a ser mejor que la anterior. Me sentó en la punta de la cama y se sentó encima de mí clavándosela de golpe. La muy guarra no tenía ropa interior. Me apretaba contra ella y subí y bajaba cadenciosamente. Quería desnudarla, pero no me dejaba, me conformaba con tocarle el culo y comerle las tetas por sobre el vestido. Se echó encima mío y caímos acostados. Sin dejar de moverse con mi pija adentro me fue sacando la chomba, lamiéndome el cuerpo entero, cuello, hombros, brazo, y con total dominio de la situación me fue sacando los pantalones hacia los pies. Terminé de descalzarme con los pies y revoleé el pantalón pataleando moviéndola aún más encima mío. Salió de encima y se paró al costado de la cama. Sacó los forros de la mesa de luz y me dijo "ponete uno, no hagamos cagada", entre tanto se desvestía. Yo la esperaba con la verga apuntando al techo y volvió a cabalgarme. Un ratito después se acostó a mi lado y me invitó a que me la cogiera esta vez con ella debajo. Habrán sido diez minutos frenéticos con sus piernas colgando de mi cintura cuando me clavó las uñas en el límite entre los testículos y mi ano. "Aaau, qué hacés nena" dije sacándole las manos y sosteniéndome sobre ellas al costado de su cabeza teniéndola quieta. "Es para que no acabés, te voy a sacar bueno a vos…" – "¿Más bueno todavía?" – "Mejor que ninguno" replicó y empezó a menearse debajo de mí retomando el ritmo de la penetración.

No notaba que había acabado pero con sus dedos tomaba sus líquidos y me los pasaba por los labios. Cuando aceleré me empujó un poquito y me gritó "Sacala, sacala…" Cuando me empujó salí de su concha y quedé arrodillado encima de ella. Se hizo para abajo, acomodó la almohada bajo su cabeza y me pidió "llename de leche… es buena para el cutis sabías… dámela, dámela toda…" y se dedicó a pajearme alternando manos y boca, yo moría de gusto hasta que exploté. Cuando sintió que venía la metió en la boca y apretó el glande con los labios e hizo tope con la lengua. Me sacudí, estaba acabando pero entre la presión de la lengua y sus labios no lograba eyacular. Manoteó la verga, se la sacó de la boca y eyaculé como nunca lo había echo. El primer chorro salpicó su frente y terminó en el respaldo de la cama, para el resto acomodó el glande de frente a su cara y tres o cuatro lechazos le inundaron el rostro. Yo me sostenía de su cabeza. Cuando terminó de relamerse se untó todo el semen por su rostro con mi flácida verga, la que terminó de chupetear golosamente dándose golpecitos en la boca. Cayó hacia atrás con los ojos cerrados sonriendo y saboreando aún mi leche.

Cuando me miró yo yacía sobre ella pero no encima, sostenido por mis brazos al costado de sus pechos. Me percaté del semen que resbalaba del respaldo de la cama y con el dedo lo recogí y se lo pase por la boca, jugó un rato con el dedo y la lechita pero no la tragó, abrió la boca, hizo que mi dedo recogiera la leche y la llevó a mi boca, cerré mis labios justo a tiempo pero me apretó los huevos tan fuerte con la otra mano que cuando grité me mandó la leche adentro. Tragué un poquito y me pareció salado y horrendo, "Sos un asco de tan puta que sos" reclamé. Y saqué con la lengua un poco de leche de mi boca, abrió sus labios y me hizo señas para que se la escupiera. Apunté y le escupí el último vestigio de mi orgasmo.

Me acomodé a su lado.

Continuará