Rostros

Espero les guste este relato, dejare la introducción y el primer capítulo acá, si les gustan por favor comenten y valoren que lo apreciaría muchísimo, sin mas disfruten :) gracias.

Introducción

Siempre me han costado los principios, los comienzos, es aterrador hasta cierto punto, pero en fin, por algún lado hay que empezar ¿No?

Mi familia, bueno si hablamos de dinero, siempre he tenido muchas cosas, mi padre es un gran empresario, él es  dueño de una de las empresas más grandes en materiales de construcción de todo tipo, por lo que el dinero nunca fue un problema, o tal vez el causante de muchos…

Mis padres se casaron enamorados hasta donde sé, pero mi padre se dejó consumir por el trabajo, hasta el punto de que el siempre creyó que con darme cualquier bien material compensaba su escaza por no decir nula presencia, su cuido, su responsabilidad de padre.

Mi madre harta de esta situación decidió pedirle el divorcio, como es comprensible, cualquiera en la situación de mi madre lo hubiese hecho, el dinero no lo es todo, ella ya no tenía que seguir aguantando los desplantes e infidelidades de mi papá por eso y sé que en parte también se aguantó por mí, para no dañar lo poco que quedaba de nuestra “familia perfecta”, yo en aquella época tenía 18 años, mi padre me dijo que si no me quedaba con el perdería cualquier ayuda económica, que se desentendería de mí para siempre.

Al parecer, él no se daba cuenta que por ese mísero dinero es que lo estaba dejando mi madre y yo con ella, jamás dejaría sola aquella mujer, ella era lo más valioso que tenía, era la única persona que amaba más que a nada en este mundo y si bien estaba acostumbrada a cierto lujo no lo aceptaría con la condición de dejarla, eso jamás.

Así empecé otra etapa de mi vida, vivíamos de una manera modesta, pero con lo suficiente para las dos, yo había empezado la universidad con la carrera que siempre amé, arte, aunque mi padre desde pequeña nunca le gusto mi vocación bueno, mi madre es otra cosa, ella siempre estuvo ahí para entenderme, apoyarme, y también estaba cuando me equivocaba, ella trabajaba tanto que pareció olvidarse de que tenía una vida ella tan solo tenía unos 42 años, yo ya rondaba los 22, a pesar de que trabajaba mucho, siempre tenía tiempo para mí, para mis cosas y eso solo me hacía sentirme más feliz con la decisión que tomamos.

Siempre le insistía que saliera, que conociera a alguien pero, era como hablar con la pared, ambas éramos muy tercas cuando queríamos, pero de verdad no me gustaba ver como ella dejaba escapar su vida.

Más o menos cuando habían pasado casi cinco años desde que salimos de donde mi padre, (al cual no veo desde entonces) me entere de algo que cambiaría mi mundo totalmente.

Mi mamá estaba enferma, cáncer terminal, ella murió unos dos meses después de que nos enteramos de su enfermedad, como era de esperar fue algo que me desbasto, siempre fuimos mi mamá y yo contra el mundo, ella era mi persona, a la única mujer que amaría el resto de mi vida sin importar lo que pasará, ella era la persona más importante para mí, y ahora estaba muerta, el dolor que sentí fue indescriptible al punto que deje la universidad en el último semestre, aunque ya han pasado varios meses desde su muerte es como si hubiese sucedido ayer, me sentía mal, al punto que mi mejor amigo, Francisco se estaba empezando a preocupar.

Es como que sin querer, me estuviese matando de a poco con mi actitud, no comía casi nada durante el día y para poder dormir consumía pastillas bastante fuertes que te dejan bastante atontada al día siguiente, así pasaba los días desde que mi madre había muerto, realmente nunca pensé que la perdería con tan solo 23 años de edad, porque la vida me tuvo que quitar a mi única familia, porque para mí, mi padre estaba muerto y cada vez que lo recordaba sentía bastante rencor hacia él.

Lo que más me molestaba era el hecho de que mi madre me dejo una carta donde me pedía que por favor tratará de acercarme a él, que ahora era mi única familia y que debía de tratar de arreglar las cosas, pero como podía pensar en arreglar algo con una persona que nos hizo tanto daño. A mi madre le había dado gusto en muchas cosas, a ella nunca pude decirle que no, pero esta vez, no podría cumplir su deseo, no este al menos.

Capítulo 1

Un leve sonido que cada vez cobraba mayor volumen me despertó, realmente el efecto de las pastillas que tomo para dormir es desastroso, es como si estuviese en un letargo, mis reacciones son muy torpes, es como si estuviera dentro de un sueño, odiaba sentirme así pero odiaba más como me atormentaba la muerte de mi mama y prefería esto, cuando me levante para alistarme para hacer unas diligencias de la universidad, (el nuevo semestre empieza en unas semanas y no puedo seguir postergando mi carrera ya solo me queda este semestre y después la licenciatura) pude notar como mi cuerpo estaba realmente cambiado, aunque nunca fui gorda, nunca había estado tan delgada, y mi trasero y mis senos estaban más chicos, eso solo hacía notar más mi ahora muy delgada figura, bueno eso y que tampoco soy pequeña mido 1.83 lo cual hace que me vea aún más delgada, eso me desagrado, para todo hay límites, además que mi cara, mi cara realmente se veía como de película de terror, tenía ojeras, muchas ojeras y me veía bastante demacrada, yo era bastante blanca y mi cabello es de color negro, por lo el aspecto era aún peor ya que me hacía ver más pálida, además así mis ojos de un color verde oliva estaban como apagados.

Cuando estaba a punto de salir de casa, entra una llamada de un número desconocido, que suerte, pensé en no contestar pero bueno, puede ser importante.

-      Buenos días, en que le puedo ayudar- Conteste lo más cortes que pude.

-      Buenos días ¿hablo con Yuliana Crowsly?

-       Si con ella habla- Conteste un poco tajante se me hacía tarde para ir a la universidad.

-       ¿No me reconoces la voz? Soy Mark… Mark Crowsly- Contesto expectante y se podría decir que hasta un poco nervioso.

Donde oí su nombre sentí que mi estómago se revolvía, mi padre apareció después de más de cinco años que salió de mi vida, todo lo que sentí fue muy confuso pero un asco me invadió, el hecho de que no me sintiera muy bien desde antes tampoco ayudó.

-      ¿Qué quieres?- Prácticamente escupí esas palabras, pero no pude contestar de mejor manera, mi cabeza daba vueltas con muchos pensamientos a la vez.

-      Necesito hablar contigo crees que podrías venir hoy… O cuando quieras.

-      No tengo nada de…

-       Por favor, de verdad necesito hablar contigo -me interrumpió de pronto- sé que soy la última persona a quien quieres ver, pero necesito verte- dijo las últimas palabras casi como una súplica... No, en verdad era una súplica.

-      Qué bueno que tienes claro eso, por otro lado, espero que seas breve iré apenas pueda, en la tarde noche.

Y después de esas palabras colgué el teléfono y me apresure para ir a la universidad, acepte más por curiosidad que por otra cosa, que querrá Mr. Crowsly conmigo, deje de pensar mucho y me fui de volada a la universidad.

El día transcurría tranquilo, informé en la universidad que regresaría a clases y dejaría la interrupción de estudio, me brindaron una cita con la psicóloga planes de matrícula entre otras cosas, fueron muy amables todos, realmente necesitaba regresar, si me quedaba sin hacer nada, me volvería loca. En la tarde vi a Francisco, quede de almorzar con él, a las 3:30 (un poco rara la hora de almuerzo pero así somos).

-      Yuli- me saludo Fran alzando una mano.

-      Llegas tarde- lo mire acusándolo.

-      Lo siento el profesor se retrasó- se disculpó.

-      Fran, debo contarte algo- por la cara que puse, el debió de preocuparse bastante.

-      Que pasa Yuli, no me asustes.

-      Me llamo Mark, dice que quiere verme- le solté de una vez.

-      Pero que… ¿Qué es lo quiere ese hombre ahora?, vas a ir a verlo, si quieres te acompaño- dijo todo esto con una cara de molestia bastante notoria.

-      Te lo agradecería, la verdad no quiero ir sola, y bueno yo tampoco sé que quiere ese tipo, por eso es más que nada que lo voy a ver. –Dije esto mirando hacía ningún sitio en particular.

-      Bueno te paso a recoger a penas salga de la universidad ¿Vale?

-      Gracias, de verdad eres un gran amigo.

-      Que va, sabes que lo hago con gusto, así que no te preocupes.

Nuestro almuerzo transcurrió normal después de eso, no quisimos tocar más el tema, Fran conocía muy bien, toda mi situación familiar, le conocía desde que entre en la universidad (ambos estudiamos lo mismo) cuando aún tenía 17, unos meses antes de que nos fuéramos de aquella casa, por lo que él sabe muchas cosas mías, además agradecía que no tuviera que ir sola, es mejor si me siento apoyada por alguien.

Después del almuerzo con Fran me fui a descansar un poco a la casa, no me sentía muy bien y quería dormir un poco antes de que llegaran a recogerme, por suerte no tuve ningún mal sueño, y me sentía mucho mejor cuando desperté, me bañé y me arregle para salir.

Fran llego a las 17:30, la casa de ese hombre estaba a unos 25 minutos más o menos, así que llegaríamos como a las 18:00 a la dichosa reunión, me vestí lo más casual que pude, unos jeans azules ajustados y una blusa de  manta negra de botones manga larga, y unos tacones bajos, no llevaba mucho maquillaje más que para tapar mis ojeras, darme un poco de color y parecer menos muerta. Le avise a Mark que ya íbamos de camino, solo faltaba ver que quería aquel señor, por lo que sabía se había vuelto a casar hace más de un año, y ahora tenía una hijastra modelo unos años mayor que yo, una esposa de 45 años según dicen, bastante guapa, ya tenía a su familia adorada ¿qué quería conmigo ahora? más después de tantos años.

-       No te preocupes ya casi llegamos, y sabrás que es lo que quiere, además te ves hermosa, aunque has perdido mucho peso, estás en los huesos- Dijo a modo de romper lo tenso de la situación, y como leyendo mi mente, además parece molesto por mi descuido con las comidas.

-      Tienes telepatía o ¿qué?, pero tienes razón dentro de poco sabré para que me necesita, y bueno también estoy un poco molesta, está bien ser delgado pero hay extremos, prometo que me voy a cuidar o me quedaré soltera de por vida, -Solté esto último con una risa, ya estaba menos tensa.

-       Cuidado y te confunden con una escoba con protuberancias dijo señalando mi senos –Soltó él, con una carcajada.

Todo el camino la pasamos bromeando y formulando teorías bastantes graciosas del porque me quería ver Mr. Crowsly como de costumbre realmente él sabía cómo tranquilizarme, cuando llegamos a esa casa me sentí mareada y me tuve que aferrar al brazo de Fran, el me apretó como dándome ánimos y me sentí un poco más tranquila.

-      Bueno aquí vamos- tomé aire y toque el timbre, solo esperamos unos instantes.

-      Buenas noches, pasen adelante por favor- nos hizo pasar lo que supuse era una empleada.

-      Gracias- Respondimos al mismo tiempo Fran y yo

Lo que me hizo recordar que cuando estaba acá, mi nana como le decía era muy buena conmigo, realmente le tenía cariño pero perdimos contacto cuando nos fuimos.

-      Por aquí por favor- nos guiaba la señora de no más de unos 40 años de edad.

Es extraño que me guíen en una casa que me sé de memoria, así que lo deje pasar y solo seguí a la señora en dirección a la sala de estar.

-      Hola hija como estás- Saludo de pronto, parecía nervioso, es como si no supiera si venir y acercarse o seguir manteniendo la distancia, aunque con la cara que podía tener en ese momento prefirió mantener la distancia.

-      Señor Crowsly- Saludamos mi amigo y yo al mismo tiempo.

-      Vaya manera de referirse a su padre, señorita Crowsly- Me contesto una chica, que al parecer era la barbie de la familia, más allá de lo que me dijo realmente me quede perdida en semejante belleza, era una mujer alta aunque no más que yo, un cuerpo de infarto, unos senos grandes y redondos, su trasero se complementaba a la perfección, grande y respingón, su piel tenía un tono blanco perfecto en ella, pero lo más impactante era su rostro, tenía unas pecas que la hacían lucir realmente dulce, todo en su rostro era perfecto, su nariz fina, sus labios carnosos invitaban a ser más que besados, pero sus ojos, sus ojos eran de un celeste profundo y en el centro de ellos centelleaba un color dorado, además su vestimenta complementaba de manera perfecta su figura, andaba un vestido de verano de color azul, por lo que su cabellera rubia resaltaba favorablemente, y unos tacones altos, por lo que sus piernas se torneaban bastante seductoras, quede tan embobada que no pude contestar nada en el momento.

-      Celeste, por favor- la regañó la que supuse es su madre, y Mark fijo una mirada que dejaba entender su enojo.

-      Lo siento- volteo la chica, dijo esto sin verme a los ojos, vaya hermosa y pedante, no se podía esperar otra cosa.

-      Hija ellas son Mónica Bustamante mi esposa y su hija Celeste -hizo las presentaciones, pero donde escuche el nombre de la mujer mayor, recordé que ella era una “amiga” de mi padre, bueno en aquel entonces lo creí aunque viéndolos casados en este momento nada me extrañaría en pensar que no fueran solo amigos aunque no soy buena suponiendo es mejor no sacar conclusiones apresuradas, así que trate te sacar esos pensamientos de mi cabeza.

-      Ella es mi hija Yuliana y su amigo Francisco Abellán - nos presentó mi padre.

-      Un gusto, -contestaron los tres, al mismo tiempo, yo solo pude hacer un leve movimiento de cabeza, tenía muchas emociones encontradas.

-       Se, se… Breve- solté, realmente estaba muy agobiada.

-      Hija no preferirían comer algo antes de hablar - se tocaba la frente en señal de nerviosismo.

-      Fran y yo ya cenamos por eso no te preocupes - mentí, no había comido nada desde el almuerzo y creo que francisco tampoco.

-      Sí señor, no tiene que preocuparse por eso- dijo Fran siguiendo mi mentira.

-      Al menos pueden acompañarnos a beber algo – dijo Mónica.

-      ¡Cierto! ¿Se les atoja algo en especial? – acompañó Mark.

-      Pues agua estaría bien- contesté.

-      A mí también, ando de conductor designado.

-      Tomen asiento chicos, no van a crecer más, y así podemos hablar más a gusto- Ciertamente ella se comportaba de una manera muy amable, no me lo esperaba después de todo soy la hija de la ex esposa de Mark.

Mientras hablábamos de cosas triviales, como lo son mi vida en la universidad, como me sentía con todo lo respecto a mi madre y a mi aparente descuido físico, que tal la estaba pasando con todo, yo solo podía responder y escuchar vagamente. Mi atención estaba totalmente centrada en Celeste, esa chica era realmente hermosa, si no fuera por nuestro repentino “parentesco” no dudaría un segundo en llevármela a la cama, aunque con una mujer así se podría llegar hasta más pero, francamente las relaciones no se me dan bien así que lo mejor sería algo meramente sexual, claro si hubiese tenido la oportunidad para… Celeste apenas si me miraba y sostenía una expresión inescrutable, diría que hasta le molestaba estar en esta pequeña reunión, lo cual me estaba empezando a disgustar este hecho.

-      Yuli hija, verás- interrumpió mis pensamientos y se notaba que le estaba costando mucho hablar- Quería proponerte algo, y ahora que veo cómo te encuentras físicamente, porque… Porque no te vienes a vivir conmigo, con nosotros- soltó Mark atropellando las últimas palabras.

-      ¿Esto es enserio?- Solté una gran carcajada seguida de Fran, de todas las hipótesis que sacamos sobre lo que quería Mark, esa fue la que ni siquiera imaginamos, parecíamos locos riéndonos, estaba tan absorta en mis pensamientos que no me di cuenta de que la conversación se estaba yendo por ese lado.

-      Mira - trate de controlar mis carcajadas- en serio para que me hiciste venir hoy hasta acá.

-      No pues esto no me lo imaginaba flaca- Contesto Fran tratando de controlar la risa.

-      Yuliana, sé que no me debo entrometer pero, realmente es una propuesta seria, es algo que su padre venia meditando hace ya algún tiempo, no entiendo cómo se pueden reír así- soltó la modelito.

-      Mira niña- la mire sin ningún rastro de la risa de antes, era bella, pero ya me tenía molesta la actitud que tenía, tal vez estaba exagerando pero no me pude contener en lo que estaba por decir- no estoy hablando contigo y tienes razón en algo, no debes entrometerte en este maldito asunto porque simplemente no es tu asunto y Mark, espero que no pienses que después de más de cinco años sin saber de usted acepte feliz de la vida, realmente estoy bien como estoy y con las personas que tengo alrededor- tome el brazo de Fran- No necesito más…

-      Sé que no quieres eso, y sé que tengo la culpa -No me dejo terminar- pero, tu madre quiso que nos arregláramos ella me lo pidió además, hace ya algún tiempo quería volver a saber de vos Yuli, pero la enfermedad de Maritza y su muerte complicaron todo, solo quiero que lo pienses, de verdad estoy muy arrepentido- cuando termino me dio la carta que le escribió mi madre.

-      Mira Mark, no creo que tenga nada que pensar y si no le molesta me llevare esto para leerlo, pero en mi casa- suspire- te tendré una respuesta definitiva en unos días, aunque no te ilusiones no creo cambiar de parecer, y bueno me tengo que ir, estoy agotada y quiero regresar, vámonos Fran- y lo arrastre.

-      Un placer, que pasen buena noche.

-      Porque trataste así a la modelito – carcajeo una vez fuera de la casa.

-      Esta como quiere, pero me desagrado su actitud- dije de igual manera.

-      Sí, parecía que quería estar en cualquier otro lugar menos ahí con nosotros. Lástima donde te la viniste a encontrar.

-      La verdad Fran, si quieres te la regalo, además con la impresión que nos dimos no creo que seamos las mejores “hermanas”- Solté con una risa bastante ruidosa seguida por una de Fran.

-      Además, una mujer así ya debe de tener novio, y yo me quedo con mi chica- dijo controlando la risa y abriendo la puerta del auto.

-      Cierto, Alice es más linda y me cae mejor- dije esto ya dentro del auto con otra risa.

-      Y pues ¿qué piensas hacer Yuli?, con lo que te propuso Mark.

-      No creo que cambie de opinión pero tengo curiosidad por ver que le escribió mi mamá.

El viaje de regreso transcurrió tranquilo, cuando Fran me dejo en casa pensaba en todo, en la propuesta, en lo que implicaba y en Celeste, es que era realmente hermosa y sabía que la había tratado poco cortés cuando nos conocimos pero, no era por eso que pensaba en ella, yo estudiaba arte, me apasiona dibujar y cuando veo rostros hay unos que te impulsan a querer dibujarlos y el de ella, el de ella era como un imán, realmente me gustaría hacer un buen retrato de ella inspirado en la época antigua, pero no uno cualquiera, quería un retrato de cuerpo entero, de ella quería eso, además de que saque la carrera de fotografía hace un año por lo que me encanta ese tipo de personas que tienen carisma para esto.

El hecho de vivir de nuevo con mi papá implicaría muchas cosas pero así no tendría que trabajar aunque mi madre me dejo un seguro, bueno la carrera demanda muchos materiales y si vivo allá podría alquilar la casa y tener un dinero extra que me ayudaría, aunque realmente no quería hacer eso, pero en este país encontrar trabajos de medio tiempo es difícil y la universidad me demanda tiempo completo, solo sería por un tiempo si aceptara, podría volver a mi casa en cualquier momento, además así tendría una posibilidad de retratar a celeste, aunque no nos dimos una grata impresión solo quiero su rostro, plasmarlo en papel nada más.

Deje que pasaran unos días, pensé bien las cosas y llame a Mark.

-      Si buenos días con Mark Crowsly por favor, es de parte de Yuliana su hija- dije rápidamente lo último, si seguía igual de adicto al trabajo no le contestaría a cualquiera.

-      Hija me alegro que me llamaras- respondió bastante contento por lo que escuche.

-      Mira, respecto a la propuesta- suspire- acepto- solté de golpe- Solo tengo unas condiciones.

-      Lo que quieras hija – respondió entusiasmado.

-      No quiero que te metas con mi carrera, y quiero que me des la pequeña habitación del segundo piso, que hasta donde recuerdo no tenía ningún uso particular en aquellos años, me gustaría poder agarrarla como una especie de estudio, y no te preocupes por el dinero con el alquiler de la casa y el seguro estaré bien.

-      Si esas son las condiciones, no hay ningún problema según tengo entendido eres buena en eso y la fotografía, además con lo del dinero –escuche un leve suspiro- para mí no es ningún problema ayudarte hija, de verdad.

-      Tal vez no sea un problema para vos, pero para mí sí, no quiero que después digas o digan que solo por eso volví, porque en parte es para una ayuda pero no solo por eso, viviendo ahí me liberas de mucho y con eso basta, con los demás gastos correré por mi cuenta no hay cuidado, solo dime desde cuando puedo ocupar las habitaciones para empacar todo.

-      Puedes ocupar tu habitación desde hoy mismo si quieres, al igual que la otra, eso no es ningún problema hija.

-      Entonces este fin de semana me mudare, y no te preocupes Fran me ayudara en todo.

-      Te estaremos esperando- hizo una pausa y agrego- Te quiero hija.

-      Hasta luego y gracias- Corte la llamada y me puse a empacar.

Si bien hacia esto como un desahogo de lo que tendría por pagar al entrar a la universidad tampoco quiero depender de él en su totalidad, esta seguía siendo mi casa, y podría regresar cuando quisiera, además con el alquiler, el seguro y los trabajos que me salían de vez en cuando tenía suficiente, hace mucho tiempo que no vivo de lujos, llame a Fran y a Alice que ya sabían lo que había decido para que me ayudaran a empacar.

Tengo que admitir que quería ver a Celeste, esta chica estaba invadiendo mis sentidos es como si hubiese encontrado una nueva musa, de verdad tenía ganas llevar a más esos ojos de mirada tan profunda, jamás pensé que la decisión de mudarme con Mark cambiaría mi vida en más de un sentido.