Rosas: Lazos Sanguíneos Pt.2

A punto de cruzar peligrosamente la línea de lo correcto y lo incorrecto con Dangelo.

Dangelo habia cambiado fisicamente, se había puesto más fuerte, su rostro ahora denotaba una forma más cuadrada, sus hombros musculosos eran muy elegante, incluso su postura había cambiado. Lo único que no había cambiado era la forma en que me miraba.

Reconozco la manera en que miraba, la misma mirada intensa que me daba durante los últimos meses previo a venirse a la capital, como si pudiera hablar a través de ellos. Mi hermano se había vuelto apuesto, incluso su voz denotaba una leve madurez. Nuestros padres estaban preocupados, creían que algo malo había sucedido entre nosotros para no querer hablar o llevarnos como antes del incidente, por lo que querían que hiciéramos las pases.

  • Lindo cuarto- muy sospechosamente ordenado- dije mientras le tiraba la toalla encima.

  • Podrías haber llamado para avisar, sabes...hay una tecnología que sirve para eso- se quejaba mientras envolvía la toalla alrededor de su cintura.

Un momento de silencio pasó, no fue incómodo simplemente era una forma de reconocer o tantear el terreno.

  • ¿Qué pasa? ¿Dos años de no verme y ningún abrazo o saludo para tu hermano?- protestó.

  • Hola- le dije con una sonrisa tímida, él se acercó y me acogió en un abrazo cálido.

  • Mírate, estás enorme- dijo mientras me tiraba de un los cachetes- has perdido mejillas cachetona.

  • Bueno, no soy la única que ha cambiado para bien... supongo- dije y volvió a abrazarme.

La puerta de la entrada a mi espalda se abrió y escuché la voz de una chica que de tono alegre paso a tono enojado.

  • Amor, te traje almuerzo...¡Vaya!Estás muy ocupado - Dangelo terminó el corto abrazo.

  • Ven Jennifer- le dijo sonriendo- gracias por esto- y le plantó un beso- te presento a mi hermana, Gema.

  • Lo siento- dijo cambiando su tono a uno más apenado- Un placer, debí haber notado la maleta- dijo lo último para sí misma- ¿No me dijiste que iba a llegar la próxima semana?- le pregunto a mi hermano en voz baja aunque la escuché.

  • Quería darle una sorpresa- estoy aquí después de todo- pero bueno, los dejo solos...¿Aquel de allá será mi habitación?

-

  • Sí, tiene baño incluído, puedes acomodarte- dijo un tanto apenado- si hay algo que no te gusta o que necesites, me avisa.

Sabía que tenía una nueva novia, un tanto celosa pero no me había caído mal, lo consentía y contemplaba bastante. Se notaba.

  • Claro, un placer Jennifer- dije con una sonrisa empática- Permiso- y salí con dirección a mi nueva habitación.

La habitación era de mi color favorito, el rojo, y olía a recién pintada. Había un televisor plasma en la pared, un escritorio con una computadora, la cama era de talla matrimonial, muy cómoda como las que alguna vez probé en un hotel con mi exnovio. Así es, tuve un novio con el que había terminado seis meses antes de mudarme, pero las cosas dejaron de funcionar y antes de seguir dañando más mi corazón, lo deje.

El cuarto tenía una ventana con vista a la piscina que había en el patio de la casa, la iluminación era tenue de manera natural pero también había un buen ventilado de techo, había además instalado un aire acondicionado, aunque en la capital el clima era muy fresco. Puse la maleta en la cama y comencé a sacar toda la ropa para meterla en la gavetas del chifonier, lleve todo lo que era de higiene personal al baño.

Quedé fascinada con el baño, amplio, tenía una ducha y también una bañera cuadrada bastante amplia, casi como un jacuzzi, había un lavamanos muy hermoso de mármol y estaba bien iluminado, el sanitario estaba detrás de una puerta de cristal opaco. Luego de haber guardado y colocado todo en su lugar decidí llamar a mis padres y avisarles que ya me había instalado, pero luego quisieron usar esa misma llamada para hablar con mi hermano.

Cuando salí de la habitación Dangelo y Jennifer ya no estaban en el salón, no se escuchaba nada, talvez se habían marchado...y ese momento un pequeño "Sí!" Seguido de un gemido salió de la habitación de mi hermano, estaban ocupados, así que decidí cortar la llamada diciendo una mentira piadosa, había salido con su novia. Pero bueno...comiendo delante de los pobres, no hay respeto. Sin embargo, la invasora de su espacio era yo.

Antes de Jennifer marcharse tuvimos una pequeña conversación dónde me informó que le encantaba como mi hermano me tenía siempre en consideración, hablaba bien de mí como persona y cuando supo que llegaba a vivir con él se mudó de habitación y personalizo la mía. Por eso mi habitación olía a recién pintada y estaba bien organizada. Entonces aproveche a tirar un chiste, en lugar de ingeniería hubiese sacado diseño de interiores. Jennifer no parecía mala chica.

A la hora de la cena Dangelo se presto para cocinar.

  • Wow, aprendiste a cocinar- dije maravillada, pues en casa yo siempre era la que cocinaba.

  • ¡Claro! Y mejor que tú- dijo levantando sus cejas en forma burlona.

  • Gracias- le dije sinceramente- Jennifer me contó lo que has hecho por mí.

  • No es nada- dijo con una sonrisa sincera- al menos ahora no pasaré tanto tiempo sólo.

  • Tienes a Jennifer, parece una buena chica, se nota que te quiere.

  • Es una buena chica- dijo - sus padres también son buenas personas.

  • Vaya, es la primera vez que escucho de los Padres de una de tus novias, debe ser muy importante para tí- movió sus hombros quitándole importancia.

  • Aunque Jennifer ya no es mi novia- dijo ¿Que dice? Si hace unas horas se la estaba volando en su cuarto, así no pude evitar tirarme una risa.

  • ¿Cómo no? Si se comen mutuamente- dije mientras tomaba una uva del frutero- Me la presentaste de manera formal, la besaste y otras cosas más...así que es tu novia.

  • No, en serio- me dijo riendo- ya no somos novios, pero somos más ¿amigos con derechos? Creo que es la palabra que mejor suena- dijo riendo.

  • ¿Por qué tomaron esa decisión?- me parecía extraño ya que por lo que había visto se entendían muy bien.

  • Mmmm.... Jennifer es como un caballo salvaje- dijo pensando en sus siguientes palabras- a ella no le gusta sentirse atada.

  • ¿Atada a ti? O ¿Atada a una relación?- inquirí.

  • Atada a...un tipo de relación...o género u orientación sexual- no comprendía.

  • Pero no entiendo, se nota que se llevan bien y se quieren - dije sopesando la información.

  • Es poco tenemos esta forma de llevarnos- comenzó a picar vegetales para una ensalada- Hace poco terminó con una mujer con la que salía.

  • ¿Salía con una mujer y aún así estaba contigo?.

  • No, de hecho respetamos cuando estamos en alguna relación con otra persona- dijo riendo- respeto quiere respeto, pero cuando estamos solteros y no tenemos quien nos retenga entonces...nos divertimos- mordió un pedazo de lechuga romana alegremente- de manera sana, claro está.

Los días pasaron rápidamente y volví a sentirme cercana a mi hermano, a veces cocinábamos juntos, mirábamos películas en línea, o disfrutábamos de la piscina y algunas buenas conversaciones. Cuando Jennifer llegaba de visita les dejaba solos, aunque algunas veces solo llegaba a saludar o platicar. De hecho me tiró el cuento largo, y mi hermano la paró en seco, fue divertido.

La universidad inició sin problema alguno, a veces nos íbamos juntos y a veces prefería irme sola. Conocí a un chico llamado Raúl, comenzamos a salir, pero terminamos dos meses luego, el quería pasar más tiempo en la casa que en cualquier otro lado, y no precisamente para estar conmigo, sino para jugar en la computadora o mirar televisión, para estar con hombres así es preferible estar sola.

Una noche Dangelo había salido con Jennifer y otra chica más, ya era de noche y preferí salir a nada a la piscina, había una hermosa luna nueva y el clima estaba descendiendo pero quería quitarme el aburrimiento. Al principio me queje de lo frío del agua. Unos minutos después escuché un chapuzón, al voltear ya tenía frente a mi a Dangelo solo en boxer.

  • Ufff creía que estaba tibia- dijo sorprendido- ¿Quieres enfermarte?

  • Tengo buenas defensas- bromie- ¿Que tal la salida?

  • Aburrida y la comida horrible- se quejo...

  • Lástima, hoy hice rotini en salsa Alfredo para la cena- Vi sus ojos brillantes, era su comida preferida- no te deje nadita- y con mi mano le tiré un poco de agua.

Iniciamos una batalla para ver quién mojaba más a quién, en una de esas me cargo y me dejó caer y como venganza le caí como changa a su espalda y me enrosque en su cintura, acto seguido se hundió conmigo y saltó para librarse de mi agarre, así que intenté repetir la embestida y entre juego y juego terminamos mordiendo partes de nuestro cuerpo, hombros o brazos, uno que otro insulto juguetón. El juego de acabó cuando la temperatura descendió, entonces entramos a casa y Dangelo fue por un par de toallas, y seco mi cabello con una de las toallas, estábamos demasiado cerca y algo en la atmósfera había cambiado.

Pude notar como la toalla que tenía alrededor de su cintura no era lo suficientemente gruesa como para tapar la erección entre sus piernas, al parecer el frío no le hizo mucho efecto y eso hizo que algo en mí se despertara, no lo sé, talvez las hormonas o la falta de sexo y un segundo bastó para que mi mano viajara y aterrizará en su desnudo y fuerte pecho, que mis ojos se fijarán en la respiración entrecortada y en su boca, el temblor en sus ojos y la tensión de sus músculos. Y otro segundo bastó para que me olvidara completamente de quién era Dangelo, de nuestra unión sanguínea, de nuestra historia de hermanos, al siguiente segundo nos estábamos besando, dejándonos guiar por lo que sea que era toda aquella locura.

Sus besos eran extensos, deseosos y apasionados, sus caricias cuidadosas sin rebasar ni un centímetro más ni un centímetro menos de la zonas límites, pero su sexo, crecía y luchaba por dejarse sentir entre nuestra cercanía. Dejé que mis instintos me guiarán y terminamos sentados a orcajadas en el sofá, me quité el sostén y sus manos temblorosas rozaron mis senos, sus labios recurrían mi cuerpo semi desnudo, ninguno hablaba solo nos dejábamos llevar. Nuestros labios se unían en un beso profundo mientras nuestros cuerpos volátiles danzaban deseosos de encontrarse. Ni un movimiento fue pensado, todo era instinto, su manos en mi vagina, su lengua en mi zona íntima dandome un placer que simplemente me recordaba la sensación cálida de aquel primer encuentro erróneo.

Debía haber detenido todo allí, en ese instante pero era más impulso que consciencia, desnuda me tumbe a orcajadas sobre él, tomé en mis manos por primera su miembro, era grueso, esbelto, duro, y entonces mientras lo miraba a los ojos, introduje lentamente su miembro en mi vagina. No de cómo explicar lo que sentí, fue una llenura de placer, culpa, ganas, éxtasis y así nuestros cuerpos se sincronizaban en medio de una batalla de placer. Podía sentír cada embestida, cada roce, cada beso mil veces a flor de piel. Recordé sus palabras, yo era un tesoro prohibido. Dió la vuelta para quedar sobre mí y sus embestidas fueron rápidas, precisas y con fuerza, los orgasmos salían de mí garganta orquestada por gemidos de placer y se extendían por todo el cuerpo. Dangelo me hizo retorcerme de placer, lo gozamos tanto que terminamos teniendo relaciones hasta tarde en la madrugada y cuando la mañana llegó no queríamos levantarnos.

La realidad se estaba metiendo por mis poros, era mi hermano y yo su hermana, aquello había sido cruzar el límite de lo que era moralmente correcto, y entonces lo ví y ya no era mi hermano, era un hombre que me hacía reír, un hombre que cuidaba de mí, un hombre que besaba como nadie y me hacía sentir placer como nadie y entonces solo por ese día decidí no pensar en las consecuencias, así que lo desperté con un beso apasionado e hicimos el amor, fue muy diferente a la relaciones y encuentros desesperados de la noche anterior, disfrutamos cada segundo, luego nos tendríamos que enfrentar a la realidad.