Rosas: Lazo sanguíneo Parte 1
Jamás pensé llegar a tanto en mi vida, lo que comenzó como un error terminó siendo algo que me agradó tanto que hoy no puedo vivir sin ello.
Tenía 18 años cuando sucedió nuestro primer encuentro. Mira hermano, Dangelo, es mayor que yo por dos años y medio. Aquella vez nuestros padres habían viajado a la capital y como ya estábamos grandes y además era did de colegio nos dejaron al cuidado de la casa, con la esperanza de que cuando regresarán la misma estuviera de pie y nosotros a salvo. Iban a estar fuera por una semana.
El dia que mis padres se marcharon llegamos del colegio normal, yo hice la cena y mi hermano se dedicó a jugar en su consola de videojuegos. No había nada fuera de lo común y corriente. Al siguiente dia me tocó volver a cocinar, el colegio fue normal, un tanto rápido se sintió. Cuando llegamos a casa mi hermano me mencionó que iba a salir con su novia y amigos a una disco que acaba de abrir. A mí no me agradó la idea, mientras él salía a divertirse yo me quedaba sola en casa. Le pedi que me dejara acompañarlos pero me dijo que yo era menor y que no quería tener problemas por mi culpa.
Esa noche hacia mucha calor, lo recuerdo porque me tuve que dar una ducha de más para sentirme fresca, cuando hace mucha calor yo prefiero dormir desnuda, es una maña mía, así no siento que nada me sofoca. Escuché como a las 2 de la mañana mi hermano llegó a casa, venía acompañado de su novia, podía escuchar sus voces, sonaban tomados y comenzaron a tener una discusión, lo suficientemente grande como para que la chica en medio de su embriaguez lo mandara a la mierda y se fuese tirando la puerta de la casa.
Pensé en ir a ver qué rayos había sucedido pero estaba desnuda así que confíe en que lo hermano no hubiese hecho una estupidez y cerré mis ojos para dormir. No sé cuánto tiempo pasó pero mientras dormía me sentí muy prendida con una sensación sumamente grata, pensé que estaba soñando aquello que me retorcía, y luego sentí mucho calor, un calor abrazador y un deleite agitado, abri mis ojos para ver en la oscuridad una sombra inclinada sobre mi sexo. Me asusté mucho y me retiré como pude patie lo que tenía enfrente.
Encendí la lámpara de la mesita de noche y pude ver cómo Dangelo se quejaba de un golpe en su nariz.
-¡Sal de mi cuarto, idiota!- le grité mientras tomaba la sábana para taparme- ¡Tonto, largo!- Dangelo me miró asustado como dándose cuenta de en que situación estábamos, en su rostro hubo mucha contrariedad y arrepentimiento, se marchó de mi habitación rápidamente con un perdón.
Estaba muy indignada y talvez asustada, la sensación placentera se había evaporado en un dos por tres y había sido reemplazada por el disgusto de esta invasión a la privacidad sin consentimiento alguno. No pude dormir porque tenía un mar de pensamientos en la cabeza de como iba a funcionar todo, de si debería o no llamar a mis padres, de si debería llamar o denunciar a mi hermano a la policía. Decidí dejarlo pasar, no quería pensar más en ello, talvez solo habia sido un comportamiento inusual provocado por los efectos del alcohol.
El sábado pasó sin habernos visto, nos estábamos evitando, si Dangelo salía de su habitación yo no salía de la mía hasta volver a escuchar el sonido de sus puerta siendo cerrada. El domingo sin embargo, al levantarme lo primero que ví fue a mi hermano esperando en el sillón.
-¿Podemos hablar?- preguntó de manera cautelosa- No, no quiero hablar de lo que pasó- contesté enojada- escúchame al menos, por favor- dijo casi rogando, pude ver la preocupación en su rostro y también me di cuenta de dos moretones en su rostro, uno por si nariz y el otro por su ojo, bien merecidos pense- habla, será la última vez que hablemos del tema- declaré.
Se disculpó por sus acciones, culpó al alcohol por sus acciones, pero admitio toda responsabilidad y más estupefacta me dejó el final de su disculpa.
- Lo lamento tanto, pero es que no puedo conmigo mismo- dijo avergonzado- lo he reprimido tanto tiempo Gema, tengo que decirlo...tengo años enamorado de ti- ví como su rostro se retorcía de dolor- pero eres mi hermana ¿Cómo es posible? Te he visto crecer conmigo, eres algo intocable para mí...
-Dangelo...-no sabía que decir..estaba congelada...¿Que era todo aquello?
- Eres hermosa, inteligente, un tesoro prohibido y yo o al parecer mi lado oculto no pudo resistirse más...creeme lo he intentado todo, tu lo sabes, has conocido a cada una de mis novias - dijo limpiando las lágrimas que se arremolinaban en sus ojos - Puedo vivir con ello, con la idea de que seas ese tesoro prohibido, pero no con la idea de lo que estuve a punto de hacerte sin tu consentimiento...
Dangelo no era un mal chico, era buen hermano y nos llevábamos muy bien, me protegía de todo y me dejaba estar cerca suyo hasta poco más de tres años antes, cuando yo tenia trece años y él tuvo a su primera novia; aquella confesión me había tomado por sorpresa...¿Que debía responder? No era normal, o si, me sentía confundida y abrumada, no sabía que hacer.
Perdón por lo del viernes- dijo luego de tomar una pausa- yo me convertí en un idiota, no es algo que yo podría haberte hecho sobrio - pude ver su sinceridad - Si no te sientes cómoda conmigo por todo lo que te he dicho, lo entiendo...pero es algo que debía sacar de mí.
Yo...cómo dije no quiero recordar esa noche- dije procesando la información- no sé cómo sentirme o que decirte, eres mi hermano y te quiero como tal. Yo creo que lo mejor va a ser tomar distancia hasta que aclares bien tu mente y tus ideas.
Me distancié mucho de mi hermano, al final del año él se mudó a la capital a estudiar en la universidad y yo me quedé con mis padres. Dos años pasaron antes de volvernos a Vero Dangelo no apareció en casa en vacacios, fiestas o festividades, pero ya era mi turno de asistir a la universidad, mientras él se encontraba a mitad de su carrera en Ingeniería Industrial yo iba a comenzar con una Licenciatura en Derechos, por lo que nuestros padres nos obligaron a vivir bajo un mismo techo, una casa rentada de dos habitaciones.
Llegué a la casa sin previo aviso, abrí la puerta con la copia de llave que me habían dado mis padres, el primer reencuentro siempre es el mejor. Dangelo venia saliendo de la ducha, estaba tan familiarizado con la soledad de sus dias que no se dió cuenta de mi presencia, para colmo el hombre estaba en pelotas, y verlo así me provocó pensamientos no deseados incoherentes.
- ¡Tápate cochino!- lo primero que hizo fue gritar wow, estaba descalzo por lo que resbaló y rodó sobre si mismo para taparse.
-¡Avisa que estás allí! - gritó- pásame una toalla, están el baño- no tuve que esperar a que me lo dijera dos veces para que yo entrara por el lugar donde lo ví salir partiendome de la risa, en parte por nervios y en parte por la situación.
Continuará....