Rosarito
Sobre una crisis en una relación tóxica nace el descubrimiento de sexo con una mujer
Mi nombre es Celeste, tengo 36 años, tengo un buen trabajo que me permite vivir en una linda zona de Buenos Aires.
Este relato sucedió hace tres años ya. Yo acababa de romper una vez más con un chico que no me hacía bien, de esas relaciones tóxicas que a veces tenemos y nunca terminan. Había pasado la noche llorando y al mediodía mi amigo Alan almorzaría conmigo para hacerme el aguante.
Recuerdo que llego con toda su aura energética, cargado de frases “hasta cuando “ “no te haces valer”, mientras tanto lloraba desconsoladamente y entre el llanto almorzamos. Realmente al día de hoy Alan es uno de mis mejores amigos. Deje de ser la protagonista por unos momentos para que me contara sobre sus conquistas. El es gay y muy apuesto así que siempre estaba rompiendo corazones en esos años. A la tarde, quedamos en que pasaba Rosario la chica nueva de contaduría, que le había prometido presentarle a un amigo y mi casa era el punto de encuentro para todos.
Rosario y su amigo llegaron con cigarrillos de marihuana. Yo no soy una persona de fumar hierva pero esa tarde tenía ganas de huir de mis pensamientos.
Alan y Juan, el amigo de Rosario pegaron onda enseguida así que a mí no me quedo otra opción que entablar conversación con ella. Nos reíamos sobre otros compañeros mientras fumábamos cuando nos dimos cuenta que estábamos solas. Atardecía en Buenos Aires y era verano. Así que fuimos al balcón con unas cervezas. Le conté sobre mi novio de ese momento entre sollozos y risas cuando me miro fijamente y me dijo: “ Mira Celeste sos una mujer hermosa. Tenes todo para ser feliz . Creo que es un idiota, si pudiera tenerte no te soltaría por nada del mundo “
Rosario es al día de hoy una mujer escultural, seis años mayor que yo, no se porque había tenido el prejuicio hasta ese momento en que las mujeres que estaban con mujeres tenían aspecto masculino, ella es muy femenina y se esmera en aparentarlo.
Volviendo al relato…Mi primera reacción fue sonreír, claro. Pero inmediatamente pensé en el tenerte: como tenerme? Quien? Otra mujer? A Rosario le gustan las chicas?
Y no se si hice bien pero le pregunté : “Pero cómo decís de tenerme ?” Entonces su respuesta fue eléctrica en mi: “Celes quiero estar con vos . Por qué te crees que me acerque a Alan? “ y mientras me lo decía se acercaba a mi. No se si fue la hierva, la cerveza o mi amor frustrado pero también me acerqué a ella y le di un beso que me fue correspondido a tal punto que me heló todo el cuerpo. Y nos estuvimos besando por unos minutos cada vez más frenéticamente, nuestras lenguas se encontraban y danzaban en una sinfonía que parecía que conociéramos. Fue ella quien dio el siguiente paso y comenzó a bajar con sus manos por mi cintura. Me sentía muy a gusto pero un poco culpable por estar experimentando todas esas sensaciones, por otro lado estábamos en el balcón que da a la calle y nos podían ver desde los edificios de frente. Así que le dije esto último. Rosario rió y me dijo que podíamos pasar como dos amigas abrazándose así que me relajara. Ella mientras me besaba el cuello y empezaba a rozarme los pechos. La verdad es que cada vez me gustaba más lo que hacía y me invitaba a deshacerme de prejuicios, culpas y sentía como me iba mojando mi ropa interior.
Me metió la mano por debajo de mi camiseta, corrió el corpiño y empezó a jugar con mis pezones. Los presionaba, masajeaba. Notaba que mi respiración se agitaba así que me quito la camiseta y el corpiño y como estaba sentada en la silla dando la espalda a la calla empezó a lamerlos y a comerlos con mucho entusiasmo. Sin darme cuenta empecé a tocarle los pechos a ella, con las dos manos, torpemente porque tenía puesto su corpiño así que se quito su remera y quedo en corpiño y me dijo que se las mamara. Otro momento que crei volar fue escuchar esa palabra para empezar a chupárselas como una loca. El Note que nuestros pechos se chocaban duros, una sensación fenomenal, nueva y muy excitante. Sentí cómo iba bajando con su mano hacia mí sexo. Que me bajaba la pollera y quedaba solo con mi tanguita toda empapada. La vi quitarse sus shorts y quedarnos las dos sólo en la parte de abajo . La noche caía y ya no me importaba si alguien miraba. Me corrió la tanga y comenzó a masajearme todo mi sexo. Empezó en mi vulva, pasaba por el clitoris y jugueteaba con un dedo. Era un fuego, mis caderas se movían cada vez más rápido y me tocaba los pechos para estimularme más. Entonces fue cuando empezó a penetrarme con sus dedos a entrar y salir de mí. Mi posición en ese momento era totalmente desnuda, y cada pierna apoyada en el apoyabrazos de la silla, por tanto tenía posibilidad de jugar con toda feminidad.Entregada totalmente a esas delicias. Se sentó sobre mí, sacando sus piernas largas por afuera de la silla y apoyando su sexo contra el mío y comenzó a moverse. Ya había tenido un orgasmo, pero solo sentir su sexo húmedo contra el mío me hizo venirme de nuevo. Nos besábamos mientras ella se movía y yo le tocaba sus pechos. Ella me pedía más, me decía que me quería toda. Seguimos así unos minutos más, estallando. Dándonos placer. Fue un descubrimiento, una primera vez con otra mujer hermosa e inesperada. Me había olvidado de todo hasta que tome el celular y vi el mensaje de mi novio que decía lo llamara para reparar las cosas.
Rosario y yo hoy somos amigas, a veces tenemos algún encuentro muy especial y casual. Todo este rollo de mi novio tóxico hizo que arruinara cualquier posibilidad de tener una relación más allá. Aún así quizás algún día les cuente alguna otra historia especial junto a ella.