Rompiéndole el culo a Mili (43)

La última pasajera

Los últimos días trascurrieron como Mili había pensado, visitando o recibiendo visitas de familiares a manera de despedida… la vi un par de veces, pero como era de esperar, no hubo tiempo de intimar y de otro tipo de despedida… la oficial seguía siendo la de la graduación…

Procurábamos no hablar del futuro o lo que vendría, para no generar mas ansiedad o tristeza sobre el futuro. Compartimos besos y momentos tiernos juntos… parecía que la paz había llegado a nosotros… pero a pesar de todo, llego el fatídico momento…

Los acompañe al aeropuerto. Bajo la atenta mirada del padre militar, apenas si hubo unos momentos para unos cuantos besos y caricias… hasta que llego el momento de partir…

-          Dales unos minutos… le susurro la madre de Mili a su esposo militar.

-          Ok… dijo de mala gana el viejo, mientras se alejaban de nosotros.

Veía el rostro lloroso de Mili, procurando sonreír ante la fatalidad del momento…

-          Vamos… me vas a hacer llorar… decía secándole sus lagrimas y llorando por dentro.

-          ¿Te vas a portar bien?... me dijo abrumada.

-          Como siempre… bueno casi siempre… le dije.

-          Jajaja… si… casi siempre… aquello siempre será nuestro secreto… dijo recordando como empezó todo, cuando la desvirgue analmente y me hizo prometer no decírselo a nadie.

-          Si… veré la forma de visitarte… para hacerte recordar nuestro secreto… le ofrecí para alegrarla.

-          ¿Lo prometes?... pregunto cómo niña pidiendo regalo de navidad.

-          Claro… dije quizás mintiendo o siendo optimista.

Ella sonrió tiernamente, luego nos besamos y abrazamos, intentando prolongar el momento…

-          Es hora… dijo el viejo militar pegado a la puntualidad.

No había forma de escapar de eso… me despegué de su cálido cuerpo, de sus abultadas formas que habían dejado huella en mi cuerpo… la vi alejarse abrazando a su madre que también llorosa se alejaba de su esposo… nos hicieron una última señal de despedida, antes de desaparecer tras la puerta que dirigía a la zona de embarque internacional…

Estuvimos en silencio unos minutos, suspirando e intentando no derramar lágrimas… vi a aquel tipo de casi 2 metros a punto de quebrarse… sin embargo se recompuso.

-          ¿Deseas que te lleve?, como voy de regreso… me dijo el militar.

-          No… no se preocupe… creo que me quedare un rato más… dije mirando con tristeza la puerta por donde desaparecieron.

Había visto una zona de ventanales, desde se veian a los aviones partir, recordé haber visto gente ahí viendo partir o llegar a sus seres queridos. Tal vez me detendría ahí unos momentos para asimilar la idea de su perdida, pensando que en alguno de esos aviones iría Mili.

-          ¿Quieres un trago?... insistió el viejo de Mili, sacándome de mi abstracción.

-          Bueno… creo que en estos momentos no me caería mal… le dije, cediendo, a pesar que aquella vez en la piscina me emborracho mal.

Nos sentamos en un restaurante y pedimos un par de cervezas personales. El viejo estaba apenado, dejaba ir a su familia con la que compartió años, mientras yo dejaba ir a la chica que conocía hace años pero que amaba hace unos pocos meses… recién en ese momento, me puse en contexto… él debía estar sufriendo más que yo.

-          Y… ¿Como conoció a su esposa?... pregunte, buscando hacer conversación.

-          Bueno, como parte del entrenamiento militar, fui destacado un tiempo al extranjero… allá la conocí… era profesora de español y fue la traductora designada a mi grupo… dijo con nostalgia.

-          En poco tiempo que se conocieron… ella decidió venir aquí… pregunte asombrado.

-          Eran otros tiempos, la gente se casaba más joven, había más romanticismo…  tampoco fue de inmediato, hubo cartas de por medio (Diablos, ¿cartas?, que viejo), vino de visita y entonces las cosas se fueron dando… agrego con nostalgia.

-          Vaya… suspire incrédulo.

La madre de Mili se arriesgó a venir a un país de tercer mundo, enamorada de un militar que conoció unos pocos meses, encima de uno color, bueno, hago énfasis en esto por el racismo con el que se asocia normalmente a Estados Unidos, bueno en algunas ciudades.

-          Es que… cuando lo sabes… lo sabes… me dijo el viejo melancólico.

Aunque no fue su intención, me sonó a indirecta. En poco tiempo su esposa y el sabían que era amor, se arriesgaron a intentarlo a pesar de la distancia y las diferencias culturales. Producto de ese amor, a su vez, yo pude disfrutar del amor de Mili en esos meses.

Tras un ultimo trago, el viejo decidió irse, creo que sabia que, si se quedaba más tiempo compartiendo experiencias conmigo, se quebraría como un niño. Me parece que prefería sufrir en silencio en su casa, en mi casa no había nada que esperar, preferí continuar un rato mas ahí, viendo aviones ir y venir…

Tal vez paso una hora o más, no me preocupe del tiempo, me iría cuando hubiera menos gente o cuando me sintiera listo para dejarla ir, me dije… Hasta que recibí un extraño mensaje de texto…

-          Hey guapo… decía el mensaje.

-          ¿En donde estas?... respondí sorprendido y tras unos segundos…

-          Detrás de ti…

Pero ¿Cómo puede ser esto?... pensé sorprendido, volteé rápidamente, entre la gente la pude ver con una sonrisa entre melancólica y preocupada…

-          ¿Qué paso?... pregunte atónito.

-          Hubo un cambio repentino… y me pasaron a otro vuelo… dijo Mili abrazándome.

-          ¿Es broma?… dije mecánicamente, ya me despedí una vez y me hice a la idea, morí por dentro para pasar lo mismo de nuevo.

-          ¿No te alegra verme?… repuso triste.

-          Claro, claro… sino que… me sorprendió… y bueno me preocupa… dije disculpándome.

Mili me explico que al parecer hubo un cambio, por temas técnicos, en el vuelo que venia de Estados Unidos, enviaron un avión con menor capacidad, y los pocos pasajeros que sobraron fueron los que hicieron check-in (reserva) tarde, y ellos tendrían que ser reacomodados en otro vuelo… en un par de horas después.

Así como Mili había pospuesto contarme sobre el viaje, también había pospuesto hacer su reserva, como negándose a irse o guardando alguna esperanza de quedarse, y se le cumplió… al menos temporalmente.

A pesar de la protesta que hicieron ante la línea aérea… no pudieron viajar juntas… y dado que la familia de su mama la iba esperar en Estados Unidos, decidieron que era mejor que al menos su mama viaje y que luego llegue Mili unas horas después.

Desde el momento a solas que tuvimos en la graduación, estos días no habíamos vuelto a estar juntos, al menos tendríamos un par de horas para estar solos.

Me emocione pensando que Mili logro sacar algunos provechos de la Línea aérea, como una habitación en el hotel del aeropuerto… pero no, porque solo eran un par de horas de retraso, al menos consiguió que a su madre la acomoden en primera clase, con el pretexto de su estado de salud, y bueno para ella apenas algunos vales de consumo en el aeropuerto.

Intentamos sacarle provecho, pasamos un rato visitando algunas tiendas, le compramos algunas chucherías que podría usar en su viaje, me compro unos lentes oscuros, comer algunos snacks.

Mili estaba con un jean, que en realidad parecía que era de sus favoritos de hace muchos años, que bueno, parecía que iba a reventar por semejante rabo… en realidad me dijo que se sentía un poco incomoda, pero que no quiso abandonar ese pantalón acá…

-          En realidad, has engordado… dije bromeando.

-          Ay no seas tontoooo… dijo avergonzada… tanto que castigabas mi trasero, se ha hinchado… fue su graciosa explicación para lo abultado de sus nalgas.

Así justo nos detuvimos en una tienda deportiva, quería viajar mas cómoda y haría uso de sus vales para comprar una malla… pero no se decidía, le gustaban 2 pero solo le alcanzaba para una…

-          Vamos… te compro la otra… le dije, viendo que le quedaba bien y que no era tan llamativa como la primera que compro, esa si, era de infarto.

-          Ay amor… no es necesario… dijo con cara de niña que espera regalo de navidad.

-          Ahora q recuerdo te debía una malla… dije recordando la vez que le rompí la malla en su cocina para romperle el culo, parecía presagio.

Para mi tortura, Mili decidió ponerle la primera malla de color llamativo, que solo llegaba a la rodilla y dejaba ver su delicioso rabo. Yo mas bien intente animarla a que se ponga la que le que compre, que era mas discreta, de color oscuro y llegaba a las pantorrillas… pero se encapricho con su gusto…

En realidad, algo de celos me dio, ver como mis compatriotas y algunos turistas miraban de reojo el trasero de Mili… pero bueno… debía dejarla ir en todo sentido… ella se sentía cómoda y feliz… armarle una escena de celos, en esos momentos estaba de más.

Mili noto mis gestos territorialistas o miradas contra los que posaban su mirada en sus nalgas… por momentos sonreía, viendo que me enfadaba un poco…

-          Ay tontito… estas celoso… dijo risueña.

-          No… para nada… dije intentando disimular

-          Jajaja… estas rojito… creo que es la primera vez que te veo así… respondió.

-          Me alegra que te haga gracia... dije intentando bromear.

Bueno, era cierto, en este tiempo, Mili había sido la celosa de la relación, mas que nada por culpa de Vane, así que como que Mili lo tomaba a manera de graciosa revancha…

-          Ay… tu eres único para mi… ven… me dijo para acallar mi mal humor.

Me arrincono en una esquina algo escondida y oscura, se empino para besarme, al principio presa del mal humor la seguí mecánicamente, pero ella siguió y siguió besándome, hasta que mis labios cedieron y respondieron sus caricias y juegos, ahí si sentí su sonrisa de satisfacción.

Me rodeaba con sus brazos, y casi apoyándose contra mi… yo más bien la jale hacia el lado más oscuro… hasta que mi espalda sintió el frio de un metal, una barra que termino cediendo… era una barra que abría una puerta de emergencia…

-          Mierd… cuidado… dije trastabillando hacia el interior de un ambiente semi oscuro.

Mili mas bien se reía de la situación… era como una puerta secreta a otro mundo. Era una pequeña entrada que luego terminaba en unas escaleras hacia abajo. Por curiosidad seguimos la escalera, parecía no tener salida, debía ser alguna antigua puerta de escape, que en la remodelación que tuvo el aeropuerto, recientemente, se quedó sin uso y se olvidaron de bloquear.

-          Pero está cerrado… dijo al ver que terminaba en una pared.

-          No importa… regresemos… propuse, quería ver si la puerta por la que entramos se podía abrir, sino estaríamos atrapados ahí.

-          Esperaaa… me dijo calmándome, tomándome de la mano y agrego… aquí nadie nos ve.

Me estampo contra la pared nuevamente, los besos anteriores que la habían encendido un poco, quizás el morbo de sentir que la celaba… yo mas bien preocupado de quedarnos atrapados y que perdiera el vuelo… y Mili mas bien me saco de mi abstracción, tomando mis manos y dirigiéndolas a sus nalgas, con eso me desarmo.

Sus abultadas nalgas se sentían fácilmente a través de la delgada malla, me dedique a estrujarlas, cosa que a Mili le excito más, ahogando jadeos en mi lengua, temblando de placer… mas aun cuando le bese el cuello…

-          Ayyyy… no hacía falta… uhmmm… me dijo sometida, ya estaba excitada, lo del cuello fue demasiado, sentí que sus piernas se le doblaban, tuve que sostenerla.

Esta vez, fue ella quien se bajó la malla, mientras me besaba, apenas por debajo del pubis. Si antes la sostenía de la cintura, ahora la tomaba por las nalgas para que no se desvanecería… cosa que la aloco más, su lujuria estaba a mil…

-          No puedo masss… hazme tuyaaa… me susurro al oído.

Sin embargo, no espero ninguna reacción mía, automáticamente se volteo contra la pared, empinándose y abriéndose las nalgas para mostrarme su ansioso ano. Con la malla apenas debajo de su humeda vagina, y sus piernas se doblaban ansiosas.

-          Ayyy…. Uffff… que rico mi amorrr… exclamo sorprendida cuando me la clave violentamente.

No tuvo que pedirme más, ante ese espectáculo sumiso y ansioso que Mili me brindaba, quizás por ultima vez, no le pensé mas y tampoco lo quise desaprovechar… luego nos preocuparíamos por como salir de aquel lugar.

Mili andaba desatada, se bajo el top que llevaba, sus senos tocaban la fría pared, sus pezones se erizaban, era una invitación para jugar con sus melones… así lo hice mientras ella temblaba de placer, una vez que tuve sus senos entre mis dedos, se dedico nuevamente a agarrar sus gordas nalgas para abrírselas…

-          Asiii amorrr… hasta el fondo… me partesss… uhmmm…  vociferaba excitada.

Era una nueva locura en un lugar público, con el morbo de ser descubiertos quizás por última vez… quizás no había más después de eso… eso ya no importaba, era disfrutar el momento, lo que hacia que Mili luciera más desinhibida y proactiva que nunca…

-          Ahhh… siii… asiii… que bien me rompes el culo amor… gemía.

Por momentos arañaba sus propias nalgas gordas para abrírselas poseída de placer, volteaba a mirar como mi morboso rostro disfrutaba de su abultado trasero, de aquel retumbido que se propagaba por sus suaves glúteos hasta la cintura que parecía querer partirse.

En otros momentos, victima de mi castigo anal, Mili se sostenía contra la pared, resistiendo aquel golpeteo contra su arrugado anillo, que le hacia temblar las rodillas… por ratos, cruzaba las piernas como si se fuera a orinar… bajando las caderas y sacándolas mas contra mi… lo que parecía una invitación a tomarla de la cintura y atraer y alejar su gran trasero con fuerza…

-          Ayyy… nooo… uyyy… nooo… asiii no… exclamo intentando contenerse.

Se sentía cerca de desfallecer… pero no quería que ese momento terminara así… no lo quería así… se libero de su auto impuesta prisión contra la pared… me tomo de la mano… y en aquel pequeño ambiente entre la pared y las escaleras, improviso la posición que lee gustaba… si… en 4 patas, como perra… como le gustaba ser sometida…

-          Por favorrr… asi mi vida… métemela asiii… me imploraba mientras se iba acomodando.

Subió algunos peldaños en la escalera semi alfombrada, tiro su casaca al piso para amortiguar sus rodillas. Poso sus rodillas en las gradas, se reclino hacia el frente, apoyando sus codos en el descanso de la escalera, un par de escalones arriba.

Con sus manos en sus manos sosteniendo el rostro de manera pensativa, tratando de dejar una imagen excitante, de chica ingenua que iba ser abusada contra su voluntad… cuando la realidad era que en el fondo esperaba que me la coja como se le había hecho adicción en los últimos meses.

Si algún estimulo faltaba, Mili cruzo un poco más las piernas, quebró la espalda, sus caderas se veían enormes, sus nalgas colosales parecían globos a punto de reventar… divididos por aquel cañón que dejaba ver aquel enrojecido anillo que deseaba disfrutar de mas tortura anal….

-          Vamossss amorrrr… reviéntame el culo… me exigía.

Me había perdido en las sensaciones, en el apreciar aquel magnífico paisaje… me subí apenas una grada de donde están sus rodillas, apoyé mis pies ahí… mis piernas ladeaban sus caderas, cosa que la hacia temblar de placer y ansiedad… sabia lo que se venía… su cara suplicante me imploraba que mi verga vuelva a atorar sus tripas…

-          Ayyyy… uffff…. Uhmmm… ouuuu… se quejaba a pesar de su ansiedad.

Aquella posición, clavándola desde arriba, la excitaba, pero la hacía sufrir, sentía que le estaba atornillando mi verga, por la oposición que había. En su sacrificio por ser clavada como se debía, como una perra, en su despedida, Mili apoyo el rostro en la alfombra de la grada, liberando sus manos, para abrirse las nalgas nuevamente de par en par…

En su desesperación se clavaba las uñas que ya iban dejando huellas en aquellos inflados cachetes que tenia de posaderas, parecía que se iban a reventar por lo afilado de sus pintadas garras…

-          Asiii… así si va entrar… decía ansiosa, casi dándose valor.

Me acomode mejor, tomando también su cintura como punto de apoyo y mi verga como estaca yendo y viniendo de su interior cada vez mas armónicamente y sin resistencia de su goloso ano. En mi esforzada labor, me atrevi…

-          Como te gusta esto…

-          Siii… siii… como perra amorrr… como tu perra… amor… clamaba complaciente.

De a pocos el morbo, que había bajado por lo forzado de la posición, se fue recuperando por aquella dulce fricción de nuestros cuerpos, por el nuevo brío que le imprimía a los golpeteos contra sus bronceadas nalgas…

-          Ayyy… nooo…. esperaaa… noo… se resistía nuevamente Mili.

Con el rostro de lado, tenia el ceño fruncido, resistiendo la llegada de un orgasmo que terminara aquel dulce castigo que tanto le fascinaba… Mili había resistido mas de la cuenta, igual que yo, que estaba al borde de tener el cuerpo acalambrado, desfalleciente, pero le daría su gusto…

-          Ahhhh… uhmmm… ouuuu… exclamo casi soltando un alarido.

Mientras su cuerpo se retorcía como nunca vi, casi acalambrada, con algunos nerviosos retortijones… la espalda se le contrajo mientras arañaba la alfombra y el rostro colorado, sudoroso… los ojos chinos de placer, lagrimeantes disfrutando con los ojos cerrados… la boca abierta y jadeante, que hacia juego con la posición canina que tenía…

-          Ayyy… uffff… no acabaaa… ahhh… decía como poseída.

Mili comenzó a chorrear líquidos de su palpitante vagina, parecía orinarse de placer, mientras sus piernas temblaban y Mili en el limbo de la lujuria, tenía tantas contracciones y mini orgasmos remanentes terminaron por complacerme y mi verga comenzó a escupir leche hirviendo.

Pero yo no quería que termine así, quería que mi semen salpique en su rostro y boca… en un último esfuerzo, saque mi verga rápidamente, mi verga como manguera de bombero descontrolada comenzó a salpicar por todos lados.

Mili desfalleciente, desde el suelo, en cuatro patas, solo atino a voltear parcialmente el cuerpo y rostro para recibir algunas de esas gotas que me ayudo a exprimir. Por momentos llego a sacar la lengua, como cuando las niñas quieren probar las gotas de lluvia, así logro recibir ese blanquecino rocío… mientras sus cabellos y mejillas recibían otro poco, hasta su parpado.

-           Ohhh uffff… que ricooo… exclamé satisfecho, viendo el desastre que hice en el culo abierto de Mili y su rostro gomoso por mi leche.

Sus nalgas abiertas de par en par, con su orto destrozado, en un gran orificio colorado, que comenzaba a expulsar parte de la leche. Mientras Mili pasaba la lengua por los labios melosos, casi sin poder respirar, presa de toda la agitación… con el cabello enredado y lubricado por mi semen… dejo caer el rostro… vencida…

Sin embargo, a los pocos segundos… Mili se recompuso nuevamente. Se volteo y reincorporo valientemente… aun ciega por la gota de leche en su ojo, sin siquiera limpiarse, tenía otro objetivo…

-          Esto no va terminar así… se dijo febril.

Yo que estaba recostado contra la pared de la escalera, respirando ahogadamente… ella, arrodillada, casi se arrastro hacia a mi… buscando mi verga, que seguía mas erecta que nunca, humedecida de mis líquidos. Ella lo agarro con confianza, y casi sin haber recuperado el aliento… lo engullo como poseída…

-          Ufff… ay amorrr… no es necesario… Ohhh… mierd… decía yo, que ahora chillaba como cerdo de placer.

Le tomaba de los cabellos, acariciándolos… esperaba que limpiara las gotas de leche en mi verga, pero Mili me succionaba con tal dedicación, que volvía a incitar mis sentidos… tras unos segundos ya le seguía la corriente, casi tomando su cabeza por los lados y pajeandome con sus labios.

-          Esperaa… ufff… ay caraj… te vas a ahogarrr… exclame advirtiéndole.

Sentía que se me venia una nueva erupción, al menos le advertí… pero ella terca se clavo en mi verga como sanguijuela. Hasta que sin saber de dónde, Mili consiguió arrancarme otra generosa descarga seminal, parecía que me orinaba… pensé que, si ella se casi se orino de placer, por que yo no… la diferencia era que ella se lo estaba tragando…

-          Cofff… cofff… ufff… ufff… decía casi ahogándose.

Aun con la boca abierta seguía recibiendo algunos chorros en parte de la boca y el rostro, mientras su lengua intentaba recuperar lo perdido… Luego se dejo apoyar de lado contra la pared, semi sentada… estaba hecha un desastre de líquidos… en mi delirio, tome un poco de papel y la ayude a limpiarse…]

-          Ufff… esto si es digno de recordar… dijo algo melancólica pero feliz.

-          Si… le contaras a tus nietas este día… dije bromeando.

-          Jajaja… nuestras nietas... les diré que su abuelo era un enfermo… dijo esperanzada.

No quise contradecirla, no era momento y era bueno ser positivos y optimistas respecto al futuro… total había planes, esperanzas y cosas por hacer para hacerlo posible… éramos jóvenes, cualquier cosa podría pasar…

La malla que tanto le gusto y se puso, termino maltrecha y salpicada de mis líquidos… lo que la obligo a cambiarse la malla que le compre, que era más recatada, y que atraía menos miradas… al menos la malla anterior cumplió su cometido, al generarme celos provoco aquel, quizás ultimo e impensado encuentro… ahora el tema… ¿Cómo salir?...

Quedaba poco tiempo para el vuelo de Mili… una vez acicalados de mejor manera… subimos nuevamente la escalera por donde habíamos entrado y comenzamos a golpear la puerta… hasta que tras unos minutos… para nuestra suerte o mala suerte (porque si perdía el vuelo la tenía más tiempo)… una señora nos escucho del otro lado y abrió la puerta…

Fuimos casi corriendo al ingreso de vuelos internacionales… nuevamente, las lagrimas brotando de su rostro… y esta vez, yo apenas podía contener los míos…

-          Sabes que eres lo mejor que me ha pasado… me confeso.

-          Y tu a mi… entre toda esta locura en la universidad… fuiste lo mejor que le pudo pasar a un tonto como yo… le dije.

-          Siii… lo se… dijo bromeando, luego agrego… en serio te amo…

-          Yo también… me amo… le dije devolviéndole la broma.

-          Tonto… exclamo, golpeándome.

-          Lo sabes… te amo… le dije.

Entre besos y abrazos temblorosos y llorosos se nos fueron quizás minutos, que parecieron segundos apenas… hasta que por los megáfonos del aeropuerto comenzaron a llamar a los pasajeros del vuelo de Mili… y las lagrimas comenzaron a caer por mi rostro mientras la dejaba ir, mientras intentaba sonreírle para darle valor

En el camino Mili volteaba de cuando en cuando, hecha un mar de lágrimas a su vez y también procurando sonreír… una señora en el camino se compadeció de ella y la comenzó a calmar… quizás con la experiencia de haber pasado por un trance similar.

Mierd… ¿qué hare ahora?…

Continuara…