Rompiéndole el culo a Mili (37)
Solo amigos
Regrese a mi casa, un poco adolorido, casi agarrotado, por haber dormido en el mueble de la sala de Mili, fungiendo como una almohada para que ella descansara tranquila. Sin embargo, estaba satisfecho, por el hecho de haber vuelto a tener a Mili tras dos meses de lejanía.
Mi madre pregunto por Mili y el estado de su madre. Mi papa, más sabe el diablo por viejo que por diablo, dudaba que me haya quedado en el hospital acompañando a Mili. Pero entendiendo la situación, solo me dejaron ir a mi cuarto a descansar.
Con todo, estaba de buen ánimo y descanse tranquilo… a pesar que, pensándolo fríamente, Mili prácticamente me mando a la friendzone... reto aceptado... Pensé que, con algo de paciencia, las cosas se irían dando poco a poco… como mi padre me dijo alguna vez: lo que es para ti, es para ti… al final todo debe confluir para lograrlo.
Así, arrullado por estos sentimientos optimistas, descanse tranquilamente. Ni bien desperté y llamé a Mili para ver cómo iban las cosas con su madre. Me dijo que todo bien, pero que igual su mama se quedaría una noche más en el hospital y, obviamente su papa también acompañándola.
No quise insinuarle nada a Mili, obviamente me moría de ganas de que me invité de nuevo a su casa y tentar nuevamente poseerla, pero debía esperar que ella me lo proponga… si la presionaba, peor se entercaría en no hacerlo… así funcionan por lo general algunas mujeres…
Entonces opte por dejarle su espacio a Mili y bueno, la estrategia rindió sus frutos, unas horas después, casi al anochecer, Mili me llamo:
- ¿Qué haces?... pregunto tímidamente.
- Aquí, estudiando para los exámenes… repuse estirándome.
- Ahhh… si, yo también… pero no me entra nada… dijo preocupada.
Bueno ayer te entro todito en tu culito, pensé maliciosamente recordando como su ano se tragó mi verga enterita la noche anterior. Pero se refería a que estaba abrumada por lo de la enfermada de su madre y no se podía concentrar para estudiar.
- ¿Tú crees que me puedas ayudar?... me dijo.
- Uhmmm… yo creo que tienes miedo de quedarte sola en casa… dije bromeando.
- No, no es eso… no he tenido tiempo para estudiar, a estas alturas no estoy para estar leyendo y analizando, prefiero que alguien me lo expliqué… y recordé que tú eres bueno para eso… me dijo, luego agrego… pero si no puedes, no hay problema…
Esa táctica que usan las féminas para interesarnos y dejar en el aire la sensación de que, si no aceptamos, pueden llamar a alguien más… nooo, me dije, no daré cabida a nadie. Me imaginaba a todos los chicos de último ciclo de la facultad haciendo cola para enseñarle a Mili (y verle la cola) hasta lo que no sabían, y seguro primero en la fila a Guille… nooo, que pesadilla, ni hablar…
- Esteee… claro… no hay problema, te voy a ayudar… dije haciéndome un poco el difícil.
- ¿Seguro?... me pregunto Mili, como para decir, ojo que no te interrumpo.
- Claro, para que están los amigos… dije como para que no dude de mis intenciones.
Nuevamente les explique la situación a mis padres, y me dejaron ir otra vez a la casa de Mili, con miras de pasar la noche nuevamente ahí. Por suerte los padres de Mili y los míos no se conocían, sino hubieran cruzado información y sabrían que ella estaba sola… y ya se veía que el viejo de Mili tenía ganas de desaparecerme.
Salí raudo a casa de Mili, procurando no emocionarme mucho, al igual que la noche anterior, debía dejar las cosas fluir. Hacer de mejor amigo y esperar que las cosas se den… dejar que Mili piense que tiene el control, que ella decida si pasan o no las cosas. Ese era al menos el plan, y claro repasar para los exámenes.
- Hola… pasa… me dijo Mili abriéndome la puerta.
¡Esta mujer es el demonio!… me dije… Mili me espero con una malla deportiva ceñida al cuerpo, casi enteriza, dejando ver todas sus curvas y abultadas zonas del cuerpo… me dejo boquiabierto… mierd… esta amistad no va durar mucho, pensé… es demasiada tentación. Mientras pensaba esto, Mili sonreía al ver el efecto que había causado en mí.
- Disculpa que este así, con todo el ajetreo recién pude lavar mi ropa… esto es casi lo único que tengo limpio... ¿no te incomoda no?... dijo como niña apenada.
- No para nada, total estás en tu casa… le dije, tragando saliva.
Por dentro pensaba, esta niña me va matarrr… esto va terminar conmigo en un manicomio o con mi próstata hinchada o en una violación. No sabía cuánto tiempo soportaría verla a Mili vestida así, sin hacer nada. Una cosa es ser un buen amigo, pero esto es el colmo, es una flagrante provocación, que tortura… pensé mientras recorría sus formas.
Vi el ir y venir de sus gordos glúteos, siguiéndola a través de la sala como zombi. Debía recuperar la cordura, volver al plan inicial, esperaba con el transcurrir de los minutos me fuera acostumbrando a su malla y sus formas casi desnudas, apenas tapadas por aquella tela deportiva delgada, debía intentar hacerme inmune para que eso no termine mal.
Pues bien, Mili ya tenía sus libros en una mesa redonda en su amplia cocina. Bueno, era más practico estudiar ahí, cerca de las bebidas, los aperitivos y la comida. Aunque comenzaba a ver como comida a Mili, en más de una oportunidad tuve que desviar mi vista, que se posaba sobre sus bien formados senos y el escote de su malla deportiva.
Además, creo que Mili, después de las experiencias de estudio que teníamos en mi casa, quería mantenerme lejos de su cuarto, para evitar caer en tentaciones como el día que le inauguré el orto o la noche que la poseí en reiteradas oportunidades.
Al sentarnos, la silla de Mili crujió graciosamente a manera de quejido. Ella se avergonzó un poco, mientras yo pensaba: pobre silla, tener que aguantar semejante trasero… aunque pensándolo bien, yo si lo aguantaría feliz.
Volviendo al tema de estudios… Mili no era tonta, captaba las cosas rápido, sino que por momentos se distraía, seguramente su mente iba al hospital con su madre, como culparla… luego ella misma, se reseteaba, volvía en sí y me pedía que le explique de nuevo.
Hasta que nos dio hambre. Mili preparo algo rápido: algo de arroz, ensalada y un par de hamburguesas. Ella esperaba que mientras cocinaba, yo siguiera estudiando… pero lo único que estudiaba era su jugoso trasero bamboleándose de acá para allá…
Seguía hipnotizado por sus caderas, mientras ella de espaldas a mi cocinaba, de cuando en cuando Mili volteaba a ver cómo iba, y según yo, disimuladamente volvía a ver los libros. Se habrá percatado un par de veces que la comía con la vista y solo le escuchaba una risita coqueta.
Supongo que Mili habrá pensado que, si me tenía a raya como amigo, bajos sus condiciones que yo había aceptado, no le hacía daño dejarme mirar… al menos por ahora… además que de alguna manera era su forma de retribuirme, por la ayuda que le brindaba.
Cenamos tranquilamente, bromeamos un poco de cosas triviales, aunque note que evitaba tocar el tema de nuestro pasado de pareja o si habíamos salido con alguien más en este tiempo… comprendí que era para no complicar el momento, habíamos estudiado bien hasta entonces y no faltaba mucho para terminar, tampoco Mili quería generarme expectativas…
Terminamos de cenar y me ofreci a lavar los platos, sin embargo, Mili se opuso. Creo que le gustaba que la mire mientras hacia las labores domésticas, seguro también le inflaba su ego que le mirara su inflado trasero… y en parte se sentía algo familiar, quizás eso también le faltaba en ese momento, algo de compañía.
Lo gracioso fue que, al pararse Mili, la silla nuevamente sonó, pero esta vez de una manera diferente, no solo fue el ruido de la silla, se aunó el sonido de algo rasgándose… Mili hizo una expresión de susto y luego sonrió nerviosamente…
- Ay Dany… creo que se rompió mi malla… dijo sonrojada.
- ¿Cómo?... a ver… dije instintivamente por morbo sonriendo.
- Nooo… que vergüenza… dijo risueña tapándose el rostro.
- Quizá no es tan serio… déjame ver… dije bromeando.
- No no no… promete que no vas a voltear… me dijo nerviosa.
- Ok… prometido… dije cruzando los dedos bajo la mesa.
En mi plan de amigo, ofrecí nuevamente lavar los platos, para evitar que se pare. Sin embargo, para mi suerte, Mili no me dejo. Me dijo que yo era el invitado y que además le estaba ayudando a estudiar, así que ella, al menos, debía lavar los trastes.
Ante tales argumentos, no insistí, solo me reí al verla avergonzada, levantarse lentamente y recoger los platos, pensando bien cada uno de sus movimientos, procurando no darme la espalda para no dejarme ver nada… pero me imaginaba todo.
- Noooo… no mires… Danyyy… lo prometiste… dijo risueña.
- Ok… ok… respondí, tapándome los ojos.
Ni bien Mili se dio la vuelta contra el lavabo, mis dedos, que cubrían mi vista, automáticamente se abrieron para permitirme admirar el panorama… y satisfacer mi curiosidad y morbo sobre el tamaño del agujero en su malla deportiva…
- Mierd… ¡qué tal culo!… me dije, bajando la mano y mordiéndome los dedos para no decirlo en voz alta.
La pobre malla deportiva no pudo contener semejante rabo y termino por rasgarse. Se había abierto justo por el medio, por la raja de su culo, dejando a la vista parte de su pequeña ropa interior negra que se perdía por momentos en sus dos carnosos cachetes. Esa imagen me estaba volviendo loco… enfermándome de lujuria… al punto que mi verga no tardó en reaccionar y ponerse dura…
- Nooo… esto es el colmo… no soy de piedra… me dije… lo siento Mili, adiós amistad.
Después de todo, ella me espero con la malla deportiva puesta, dejándome todo a la vista. Luego se paseó frente a mi mientras cocinaba, con su sonrisa coqueta. Ahora que se rompió su malla, tuvo la posibilidad de irse a cambiar, pero decidió continuar así, sabiendo que la miraría (vamos, soy hombre, obvio que iba a ver). Lo que me hacía pensar que Mili, consciente o inconsciente, esperaba o ansiaba que yo hiciera algo.
Con esa idea, me deslice lentamente por el asiento, procurando no hacer ruido. Creo que Mili intuía mi presencia porque la notaba nerviosa, me acerque por detrás a ella. La tome por la cintura suavemente, pero presionando con fuerza el bulto que formaba mi verga en mi pantalón contra el hueco que se había formado entre sus dos generosas nalgas…
- Te ayudo a lavar… le susurre al oído, tratando ocultar mis obvias intensiones.
Mili se estremeció al sentirme detrás, presionando mi pene en su abultado trasero, abriendo sus glúteos… en su nerviosismo soltó uno de los platos y con sus manos se apoyó en los bordes del lavabo, soportando me empuje.
- Nooo… Danyyy… ya hablamos de estooo… me dijo con voz temblorosa, su boca intentaba resistir lo que todo su cuerpo parecía desear.
- No Mili, tu hablaste… yo voy a actuar… le dije al oído excitado y acto seguido le di un beso en su punto débil, en el cuello.
- Ayyy…. Nooo… ¿Por qué eres asiii?… dijo temblando de placer.
Inmediatamente libere mi verga mientras ella seguía embebida en sus dudas, en la lucha entre lo que creía incorrecto y lo que su cuerpo ansiaba. Seguía aferrada al lavabo, dándome la espalda, sin siquiera forcejear o pugnar por liberarse… eso me dio a entender que Mili no era indiferente a mis caricias, que podía actuar, pero debía hacerlo inmediato, antes que se arrepintiera.
El agujero en su malla no daba mucho margen para penetrarla como era necesario… Qué diablos, me dije… tome ambos extremos del agujero en su malla y los jalonee hasta abrirlos completamente, rasgando toda la tela, total ya estaba rota me dije… dejando al descubierto su enorme trasero que prácticamente reboto al sentirse liberado de su opresión…
- Queee… ohhh… se quejó sorprendida Mili al sentir descubiertas sus intimidades.
Antes de darle tiempo de reaccionar, hice a un lado su delgada tanga, y procedí a penetrarla violentamente, con toda mi furia contenida, sentía que había soportado bastante que me provocara con esa ropa por horas…
La penetré por el primer hueco que encontré, que fue su lubricada vagina, mi pene entro como en mantequilla. Mili tembló de pies a cabeza… mientras yo procedía a bombearla violentamente, para mantenerla o llevarla a otro nivel de excitación… como para que no se arrepienta…
- Ohhhh… uhmmm… uhmmm… se quejaba tibiamente, mientras seguía aferrada al lavabo.
No me había percatado que, en mi frenesí, casi la había levantado, Mili estaba empinada y empalada, con tal de ser penetrada, se había acomodado así para permitirme maniobrar… mientras su gran trasero retumbaba apresado entre el lavabo y mi entrepierna.
- Nooo… no… ahiiii no…. Dijo al sentir que su vagina esta recontra mojada y sus apetitos iban por otro lado.
Entendiendo sus gustos, saqué mi verga y la dirigir hacia su arrugado ano… no tuve que hacer mucho, porque ella misma en su desesperación por ser clavada por el culo, comenzó a presionar hacia atrás. Así se fue insertando centímetro a centímetro de mi duro pene… y no se detuvo hasta tenerlo todo adentro.
- Si… siiii… ahiii… exclamo satisfecha Mili al sentirse atorada por donde le gustaba.
Sentía su ano palpitando feliz en mi verga, casi como saboreándolo… luego ella misma fue inclinándose hacia adelante y arqueando su espalda, entendió que de esa manera permitiría que mi verga le entre hasta la raíz… y fue así, un temblorcillo la recorrió hasta la coronilla.
Pensé que le había dado suficiente tiempo para disfrutar mi verga partiéndola, ahora me tocaba disfrutar a mí también… la tomé por sus dos gordas nalgas como si fueran asas o estribos. Nuevamente comencé a bombearla, jaloneándola de los glúteos… cosa que parecía disfrutar en extremo.
Sin embargo, la veía desfallecer, casi acalambrándose en esa posición, nuestras diferencias de alturas hacían difícil una penetración de esa forma, casi parados, obligándola a empinarse…
- Queee… noooo… se quejó Mili al sentir que sacaba mi verga de donde le gustaba.
Rápidamente le di vuelta, me miro perpleja… casi por reflejo, se estaba arrodillando, pensando que venía la descarga de semen y que ella debía recibirla en su garganta. Pero no la deje, la levante pasando mis brazos por sus piernas abiertas.
Para mantener equilibrio, la enganche rápidamente por su húmeda vagina, ella se aferró a mi abrazándome y arañándome con sus dedos. Mientras sus labios buscaban los míos desesperadamente, tras varias semanas, al fin nos besábamos de frente, con pasión y con lengua.
La lleve sobre la mesa donde estaban los libros, los tire a un lado, la recosté, abriéndole las piernas, mientras ella misma las levantaba para ponerla en mis hombros, empinando el trasero para mostrarme su goloso agujero… sabía lo que Mili quería, sus ojos y expresión lo decían todo…
Le volví a ensartar mi verga por el culo, se le puso la piel de gallina, y con los ojos entrecerrados como saboreando aquel empalamiento, me dio su aprobación. Sus manos se aferraron a los bordes de la mesa. De la misma manera hice yo y procedí a castigarle armónicamente su jugoso rabo.
El resonar de sus bultosas nalgas contra mi ingle, ese armónico sonido aunado a sus tibios gemidos, llenaban mis sentidos, aunque faltaba algo más… en esta posición veía ir y venir sus inflados senos. Los comencé a jalonear hasta liberarlos…
- Ohhh… siiii... uhmmm…. agradecía Mili la atención a sus melones, mordiendo los labios.
Por momentos sus gemidos eran tan fuertes, que temía que sus vecinos fueran a oírnos e irle luego con el chisme a su viejo… nooo, me dije… y de cuando el cuándo le tapaba la boca para silenciarla. Ella lo entendida y entre mis dedos gemía…
- Sigueee… sigueee… uhmmm… falta poco… me partes… uhmmm… me animaba Mili viéndome sudar por el esfuerzo.
Me incline hacia ella, presionando más mi verga contra su cuerpo, sus piernas temblaban, mientras ella casi vociferaba de placer. Mili se aferraba a la mesa, yo hacía lo mismo, clavándola sin piedad mientras la mesa retumbaba…
- Siii… yaaaa… yaaa…. Ohhhh… uhmmmm… exclamo retorciéndose de placer.
- Mierd…. ufff… ufff… replique yo, descargando semen en sus tripas.
Instintivamente saque mi verga de su ano, buscando que ponerla en su boca para que reciba mi tibia leche, pero por la posición estaba muy lejos… mis chorros terminaron salpicándole el abdomen, el pecho… graciosamente Mili levanto la cabeza pensando que algún chorro haría diana en su boca… y si… algunas gotas salpicaron su rostro y llegaron a su paladar.
Ella dejo caer su cabeza contra la mesa, mientras saboreaba ese orgasmo y las gotas de semen que pudo recibir. Tras recuperarse de la agitación, me jalo de un brazo, a su lado… esta vez sí engullo mi verga hasta dejarla limpia y sacarle unas gotas más de semen que se tragó de buena gana…
En aquella mesa donde hace poco habíamos comido, Mili terminaba de comerse mi verga completita… pensándolo bien, mi tieso pene había paseado por cada uno de sus agujeros: su húmeda vagina, su estrecho ano y su golosa boca.
Tras esa inesperada faena, provocada por la rotura de su malla deportiva, ambos estábamos extasiados, ella deshecha seguía tirada sobre la mesa con la cabeza de lado, mientras yo parado a su lado solo atinaba a acariciar su cabello, como agradeciendo su fogosa entrega…
Hasta que el silencio se fue tornando incomodo, por cómo iba cambiando la expresión en su rostro, entendí que nuevamente las dudas comenzaban a invadirla de nuevo… hasta que abrumada solo atino a cubrirse el rostro con sus manos casi sollozando…
- Solo quiero que seamos amigos… y siempre terminamos así… dijo abrumada, quizás torturada por su conciencia.
Mili estaba acostumbrada a tener relaciones solo con su pareja, la única excepción fui yo cuando empezamos y ella aún estaba con Javier… ahora se suponía que éramos amigos, sin embargo, seguíamos tirando como conejos cada que nos veíamos…
Era obvio que aún no me quería perdonar, se negaba a hacerlo, porque le dolió en el alma lo que hice, engañarla con Vane… por eso se castigaba así misma por permitirse intimar conmigo, un mentiroso… por no ser coherente con sus decisiones…
Bueno, también hay que reconocer que Mili era un manojo de sentimientos por lo de su madre… estaba vulnerable, inestable y todo…
- Bueno… entonces solo seremos amigos que cogen de cuando en cuando… dije en tono fresco, en realidad se me salió, estaba pensando en voz alta.
Mili me miro perpleja… luego volvió a taparse el rostro… ay, yo y mi bocota, pensé… no sé cuándo callarme… hasta que al rato oí risas entre sus manos…
- No hay duda… eres un idiota… dijo sin parar de reír.
- ¿Por qué?... me atreví a preguntar.
- ¿Cómo me vas a decir eso?... a veces parece que tu crees que estas hablando con un amigo…no con una chica… dijo risueña.
Luego, Mili aun recostada sobre la mesa… me hizo señas para que me acerque… como para contarme un secreto en voz… o quizás iría por mi ultimo premio, un beso de agradecimiento por mi desempeño para satisfacer sus por, tanto tiempo, inhibidos apetitos anales…pero no fue así…
- Danny… solo quiero que sepas que… me dijo intrigante.
- ¿Qué?... pregunte curioso.
Que aún me amas, que te gusto, que quieres que te lo haga otra vez, ¿qué? Dilo ya… pensaba mientras Mili seguía haciendo un largo preámbulo... al ver que me comía la curiosidad…
- Que me debes una malla deportiva… me malograste esta… repuso angustiada.
- ¿Cómo?... proteste. también con semejante trasero, tampoco iba a resistir mucho.
- Danny… sabes que te portaste mal… cuando te pones así (excitado), haces locuras y ya vez, me quede sin malla deportiva… me dijo en gracioso reproche.
- Ok… está bien… dije resignado. Total, le rompí la malla y bueno goce rompiéndole el culo, era justo.
- Ahora si… se buen chico y tráeme una toalla del baño… porfa… me dijo acariciando mi cabeza.
Parecía que Mili no se quería arriesgar nuevamente a pasearse con las nalgas al aire, sabia que era una flagrante provocación y era suficiente con eso por esa noche.
Al darle la toalla, se la amarro a la cintura y a pesar de todo, se fue, procurando no darme la espalda, para que, según ella, no la ataque de nuevo.
Subió a su cuarto y a los minutos bajo, esta vez vestida con una de esos pijamas mata pasiones… esas que son sueltas y que tapan todo, que apenas dejaban ver su abultamiento en algunas zonas de su cuerpo… sonrió al ver mi cara de decepción, sabía que, vestida así, me mantendría a raya.
Terminamos de repasar lo que nos faltaba, me había hecho ilusiones de quedarme viendo una película con ella y hacerle compañía y por ahí tentar algún otro encuentro… sentía que debíamos ponernos al día después de tanto tiempo separados… le tenia un morbo reprimido a pesar de su pijama.
Sin embargo, Mili me despacho a mi casa, creo que intuía mis pensamientos y para ella era tentar a la suerte que me quedara ahí, la última vez que pasamos juntos una noche de estudios (en mi casa), terminamos escaldados por todas las veces que lo hicimos.
Todo parecía ir bien, al menos de a pocos íbamos recuperando aquella afinidad y complicidad de pareja que teníamos antes… sentía que vivíamos una segunda etapa de enamoramiento, que al igual que la primera, empezó con dudas de su parte.
Sin embargo, a veces el destino nos tiene deparadas cosas muy diferentes… todo tiene su final, nada dura para siempre, como dice la canción... y parecía que se acercaba el nuestro… sin darnos cuenta, teníamos un enemigo silencioso complotando contra nosotros…
Continuara…