Rompiendo una Fantasía
El amor hecho ceniza.
Rompiendo una Fantasía
Sólo una niña, con sus pantalones rotos, sus camisetas de algodón y esa mirada que no sé nada de la vida, pero te demostrare que no soy tonta, esa es una de las pocas descripciones de Eliza, tan indomable, pero tan dócil cuando se perdía en los brazos de Paola, cuando la amaba.
En un día festivo, Paola se descubrió con la mirando por la venta, viendo pasar la gente, los carros, mirando el computador, fumando un cigarrillo, bebiendo un trago de vodka, así estaba Paola perdida entre lo que fue lo que era, decidió entonces escribir y plasmar en papel lo que sentía y lo inevitable, su relación había al punto final del abismo y de allí ya nadie podría salvarlo.
Sin más, frente a su computador vio por ultima vez las fotos que las unían, las notas de amor que se dejaban antes de ir a trabajar y a la universidad, los correos prometiendo amor eterno y la declaración de ser su esposas; en que punto todo se había ido al demonio, en que momento su amor había tambaleado y ahora Eliza rompía su corazón, las lagrimas corrieron por las mejillas de Paola y sabia que a pesar de dejarlo, siempre sentiría un amor inmenso por Eliza, esa chiquilla que diez años atrás la había visto por primera vez en el aeropuerto, con una sonrisa hermosa y un resplandor que cegaba y hacia olvidar que existía un mundo a su rededor, a esa chiquilla que había conocido por un chat y que había esperado un mes para llamarla, pero que con el tiempo entre conversaciones telefónicas, empezó un mundo de compromisos sin existir en si, sus risas, sus historias, sus vidas, las fueron envolviendo y haciéndolas cercanas cada día, hasta un punto, en que era necesario estar frente a frente y comprobar que esa química si existía y podía llegar a ser más, y así fue, Paola voló en busca de Eliza, y allí estaba, rubia, ojos miel, y su sonrisa tan mágica y perfecta, Paola quedo congelada, se sentía estúpida, pocas mujeres lograban intimidarla, pero ella con 21 años estaba logrando desequilibrar a una mujer de 27 años, con la experiencia suficiente para no dejar que una chiquilla la sumergiera en un mundo de fantasía, pero Paola cayo con ese primer beso y supo que ya no podría hacer nada; así entre viajes a sus ciudades durante un año, Paola decidió radicarse y estar al lado de la mujer que había hecho que su vida cambiara de color.
Y así fue, su mundo se partió en medio de estrellas, soles, mares y millones de planetas, cuando su carácter era fuerte y lejos de tantos cuentos de hadas, Eliza lograba desmoronar esa ideas tan cuadriculadas y bajas en sentimientos; durante cuatro años vivieron el amor perfecto, Paola y Eliza para sentirse mas cercanas y no desperdiciar un segundo de su amor, decidieron vivir juntas y porque no, el llegar a contraer matrimonio, tres años de luna de miel, donde las sabanas destilaban amor, cada rincón de esa casa guardaba el aroma, el calor, la calidez, el gemido de cada noche de pasión, cuando sus cuerpos se chocaban contra las paredes, contra el sofá, contra el piso, cuando eran un solo cuerpo, una sola lengua, un solo sexo, cuando sus ojos estrellaban miradas de amor y placer después de tanto éxtasis, esas eran las noches que ahora Paola lloraba, porque después de esos tres primeros años Eliza había crecido, no era la misma niña y parecía tener más expectativas que casarse con Paola, a quien le había entregado su cuerpo por primera vez, a la que había jurado amar y que Paola ahora sabia que había perdido, sin más Paola tomo el papel y con el corazón en la mano dejo su dolor derramado en tinta de amarel.
Amor:
Como duele llamarte así cuando ya no lo sientes, cuando esa palabra se fue a un barranco y ya no pude rescatarlo, ahora con un cigarro en la boca y controlando el temblor en mis manos para poder escribir lo que mi corazón siente, se nubla mi mente y puedo desvanecerme tratando de aceptar que la fantasía que me hizo vivir tu primer beso seria para siempre, pero con tu intrépido cambio me hiciste parar en la tierra y volver a pensar que eso era sólo para niños, y que me habían robado a mi niña, a la que conocí, la que me encerró y me hizo creer que podía amar sin guardar nada, pero que difícil es ver tus recuerdo y saber que me quede en tu pasado, en lo que eras y no me fije que ya no eras la misma niña, que eras una mujer y que tus planes cambiaban y yo ya no estaba incluida en ellos, quizás también fue mi culpa por dejar que la monotonia nos llevara por ese asesino llamado costumbre, tú en tu universidad, yo en mi trabajo y el tiempo poniéndonos en contra.
Como recuerdo la mañana que frente a la playa me pediste que fuera tu esposa y sin dudarlo con un beso selle el sí que no se realizaría, como me duele ahora el alma, cuando veo tu maleta hecha y parada en la puerta esperando que llegues por ella, como me destroza ver cada cosa de nuestra casa y saber que ya no quieres ser parte de ella, como quiero poder ser fuerte y dejarte ir sin que veas una lagrima, como puedo desprenderme de tu aroma, de tu cuerpo, de mi amor por ti, si lo llevo como un tatuaje en mi piel.
Te dejo aquí lo que no pudiste ver cuando comenzaste a pensar que ya no me amabas y el hecho es que prefiero irme y no quedarme en estas paredes con tanto recuerdos, así que desempaca tus maletas, ve a la habitación y disfruta de lo que pensé que sería para mi.
Adiós mi niña hermosa.
Paola cerró la hoja, entro a la habitación, dejo su nota y la nota del futuro esposo de Eliza, sobre el vestido de novia que Paola había comprado para la que pensó, seria la boda con su niña……
Rachel-Angie.