Rompiendo Mis Reglas

Skarlet, buscando rememorar sensaciones de su pasada vida libertina, rompe por primera vez su regla dorada de no conocer a nadie de internet en persona con uno de sus lectores. (Orgías, Cuckold, Dominación, Sexo con maduros)

Rompiendo Mis Reglas

Fue un sábado en la tarde, día frio y lluvioso, que nos vimos. Estaba yo de pie en una de las entradas de la estación del metro de La Bandera, en Caracas. Allí cerca queda una de las terminales de autobuses más importantes de la ciudad.

Mi nombre es Skarlet, tengo 36 años recién cumplidos, e iba a romper una de mis reglas doradas ese día: conocer a alguien de internet en persona.

Se trataba de Emilio. Un asiduo lector de mis relatos porno con quien había entablado una buena amistad ya que descubrimos que tenemos muchas cosas en común, especialmente nuestro gusto y devoción por el metal (el estilo de música). Él es un hombre de 29, que, para ser sincera, no tiene un gran físico. O al menos no es del tipo con el que me propondría a tener sexo así de buenas a primeras, sin embargo, tiene una personalidad muy simpática y afable, y es buen hombre, aunque a veces peca de ingenuo. Físicamente es delgado, aunque tiene una lipita cervecera, de piel blanca, cabello negro y una barba tipo leñador que a veces suele llevar arreglada, a veces no.  En fin, no es mi tipo. Sin embargo, ese día iba a ir a la cama con él...y con dos personas más.

Si, dos personas más. Resulta ser que Emilio, desde hacía un par de meses se había metido en una relación con una pareja madura de mente abierta, en la cual la mayoría de las veces según me contó, él se tiraba a la mujer mientras el marido veía. Ahora, ellos estaban buscando "expandir" de alguna manera el grupito y le dijeron que buscara a otra persona más, hombre o mujer. Él no conocía a nadie más con esa clase de andanzas, solo autores de relatos eróticos con los que charlaba, y yo era una de esos autores que además vivía en el mismo país que él, así que me comentó y me propuso unirme al grupo. Cosa que, para sorpresa de él, acepté.

¿Por qué lo hice? Pues…tenía tiempo sin una buena aventura en la cama. Sin cometer una de mis famosas "locuras sexuales". En ese ámbito mi vida siempre ha sido muy movida, tanto para bien, como para mal. Sin embargo, uno de los límites que nunca me atreví a pasar fue el de conocer gente de internet en persona. Tuve dos malas experiencias años antes por andar viéndome con "cyberamigos" (léanse las comillas), las cuales casi terminan de forma fatal para mí, por lo que siempre le hice la cruz a siquiera intentarlo una vez más.

Hasta este día.

A lo lejos lo vi llegar. Venía con una camisa azul de cuadros negros abierta, con una franela negra debajo, la cual tenía el logo de la banda Lorna Shore estampado en el pecho. Llevaba también unos jeans azules, y unos converse negros. Una amplia sonrisa se dibujó en su rostro cuando me vio.

-¡El coño de la madre esto no puede ser! -Dijo mientras se me acercaba. -¿Eres tú de verdad?

-Jajaja sí, soy yo . -Le respondí.

-Coño no mentías cuando me dijiste que de verdad aceptabas venir.

-¿Really? ¿Esperabas que no apareciera? -Le pregunté.

-Conociéndote como te conozco, la verdad no lo esperaba. Siempre me dejaste claro que nunca te vería en persona. Me dije "Nah, esa no se va ni a asomar por aquí".

-Te dije que vendría...

-...Y yo me dispuse a creerlo cuando te viera. ¡Y aquí estas! Coño, por fin pego una contigo. Solo falta que no se me pare el calvo pa cagarla . -Dijo en tono sarcástico.

-No digas eso, deja esos pensamientos lejos, además tampoco es que yo sea la última coca cola del desierto, ni mucho menos . -Le dije.

-Skarlet es que para lo que te haces desear resultas ser el santo grial del sexo. Y aquí lo tengo esta noche toíto pa mi jajajaja.

-Nah....mira, ¿y los otros qué? Pensé que llegarían juntos.

-Deben de llegar pronto, ellos venían entrando a Caracas cuando yo ya venía llegando, y hay poco tráfico, pero ven, vamos a la entrada del terminal, ellos vienen en su propia camioneta y nos recogerán allí -Me dijo, poniéndose en camino.

Debo admitir que me sentía nerviosa y muy desconfiada. No tenía manera de saber si era una trampa. Pero aun así decidí dar ese "salto de fe" y seguirlo. El terminal no estaba muy concurrido, supuse que por el torrencial que estaba cayendo en ese momento. Una vez en la entrada del terminal, esperamos unos 10 minutos hasta que llegaron. Venían en una camioneta Grand Blazer del 98 color verde esmeralda muy bien cuidada. -Esos son, ¡vente! -Me dijo Emilio, no sin antes tratar de cubrirme con su camisa de la lluvia, lo cual fue en vano, ya que la lluvia era tan fuerte que igual termine bastante empapada. Luego de montarme en el asiento trasero con él, Emilio nos presentó.

-Joel, Mimcy, ella es Skarlet. Skar, ellos son Joel y Mimcy . -Dijo Emilio.

-Hola Skarlet -Dijo Mimcy. Su voz era dulce. Tenía entendido que ella tenía 48 años. Parecía de 40, cuando mucho. Su rostro era muy bonito, de cabello rubio oscuro, y facciones finas, de ojos verdes. A Joel no logré detallarlo bien, pero estaba segura de que lo haría en un rato.

-¿A dónde vamos? -Preguntó Emilio mientras Joel aceleraba.

-Un amigo me alquiló su apartamento por Cumbres De Curumo para este fin de semana. Tiene una gran vista de Caracas, espero les guste. -Dijo Joel.

-Perfecto. -Respondió Emilio.

Nos pusimos en camino al sitio indicado, al cual llegamos en poco menos de una hora. Si bien es cierto que había poco tráfico, la lluvia hacía que el traslado fuera lento, ya que las calles estaban muy anegadas. Al llegar, Joel estacionó en el garage privado del edificio, el cual quedaba debajo del mismo. Bajamos de la camioneta y ahí si pude detallarlos a la perfección.

Mimcy era una mujer Blanca, de mi estatura (1.73 metros). Su cuerpo era esbelto, algo rellena en la cintura pero aun así moldeada. Su franelilla gris deportiva dejaba entrever unos pechos lindos y paraditos, posiblemente una talla 40C. Siguiendo su cintura medianamente curva, venía lo que era su mayor gancho: unas caderas anchas con un bien dotado culo de grandes nalgas redondas que se veían firmes ocultas bajo un pantalón de jean bien pegadito, tanto, que se le notaba la raja del culo con claridad. Todo eso estaba sostenido por unas piernas bien moldeadas de muslos generosos en carne.

Ahora, Joel era un hombre alto, de unos 50 años, más o menos rellenito. De tez blanca, se notaba lampiño. La edad se le notaba en la cara, así como también el hecho de que se teñía el cabello de negro para ocultar las canas. De rostro simpático, lo que más resaltaba de él era su boca, que se notaba que tenía botox inyectado, lo que me pareció muy curioso. Iba vestido con una camisa roja, y unos jeans negros.

Él, así como su esposa y el mismo Emilio no me quitaban la mirada de encima. Y no era para menos, ya que soy una mujer atractiva y bonita, so pena de sonar como una creída. Mis lectores de huesos amarillos ya deben estar cansados de leerme describiéndome, pero, por si hay alguno nuevo, aquí voy: soy una mujer medianamente alta, como ya dije, mido 1.74 metros. Soy de piel blanca como la leche, suave y bien cuidada. De rostro lindo, ojos negros, cabello largo a media espalda y liso, color negro azabache, brillante. Mi cuerpo es digno de una actriz porno, mis medidas son 105-60-95, siendo toda natural, inclusive mis enormes pechos, que a menudo son confundidos con unos operados, dada la forma redondita y su firmeza. De cintura bastante curva, con abdomen plano, caderas anchas bien proporcionadas y coronadas con un culo que, si bien no era tan grande como el de la señora Mimcy, no tenía nadita que envidiarle, ya que tengo unas nalgas redonditas, también bastante firmes y paraditas. Mis piernas son bastante bonitas, de muslos carnosos y perfectamente tonificados al igual que el resto de mi cuerpo gracias a una estricta rutina de gimnasio, baile y tenis. Iba vestida con una franela manga larga bien ceñida a mi cuerpo que dibujaba mi figura a la perfección, y unos leggins también negros a juego, bien ceñidos a mis piernas, caderas y cola. Para terminar unos botines negros de tacón alto de aguja cubrían mis pies. No era de extrañar que los tres me vieran con lujuria, incluyendo a la señora Mimcy.

Subimos por el ascensor, era un edificio de apenas 6 pisos, siendo el ultimo un enorme y lujoso penthouse. Ese era nuestro destino.

Como dije, el Penthouse era bastante amplio. Una gran sala principal con mullidos muebles refinados, que rodeaban un gran televisor de 70 pulgadas con un sofisticado sistema de sonido. Un equipo de música de grandes cornetas, cuadros de paisajes, estantes con adornos hermosos...y una impresionante vista de la ciudad de Caracas. Sin duda era una gran estancia. Ni que hablar del comedor, que se veía de madera fina, y la cocina, equipada con lo último en cuanto a tecnología. El penthouse tenía 3 habitaciones además, bastante amplias, cada una con un baño privado, siendo el de la habitación principal un auténtico espectáculo, ya que compartía la misma vista de la ciudad que la sala principal, a través de un ventanal pegado a la amplia bañera de cerámica que parecía un jacuzzi, más no lo era.

Luego del recorrido fuimos a la sala, para sentarnos en los amplios muebles. El señor Joel sacó de la nevera una botella de champaña y unas copas de uno de los muebles de la cocina, sirviéndonos a todos. Brindamos por lo que iba a acontecer esa noche, sin embargo, luego del brindis para entrar en confianza comenzamos a charlar de distintas cosas. Luego de la tercera copa y de un rato hablando, dije que me daría una ducha, para estar más cómoda. Me puse de pie y fui a la habitación principal. -En el closet del baño están las toallas y las batas de baño, siéntete libre de usarlas. -Me dijo la señora Mimcy.

Me bañé deleitándome con la hermosa vista de Caracas. Estaba ya oscureciendo bastante. Duré unos 20 minutos en la tina acicalándome, enjabonando bien mi cuerpo a conciencia. Al terminar, salí de la bañera y me sequé cada parte de mi cuerpo con cuidado, y me puse una bata de baño de seda, color azul brillante. Dejé mi ropa desperdigada en el piso, la champaña me hizo entrar en calor y el enjabonarme a conciencia había terminado de excitarme. Estaba lista para la acción. Me maquillé a conciencia, resaltando mis ojos con delineador y sombras negras, así como también mi boca con un color vinotinto a juego con las uñas de mis pies y manos, me perfumé todo el cuerpo con una fragancia suave y salí del baño para dirigirme descalza y con la ya mencionada bata de baño cubriendo mi cuerpo a la sala.

Al llegar a esa estancia, vi que ya ellos habían comenzado la pequeña fiesta. Emilio besaba con pasión a Mimcy, magreándole las tetas a placer por encima de la franela deportiva, mientras Joel veía la escena copa en mano sin perder detalle alguno. Pude notar una tienda de campaña bien erguida en la entrepierna de Emilio, paquete que Mimcy comenzó a sobar por encima del pantalón de él justo en el momento en que me acercaba a uno de los muebles para sentarme y ver la escena, separada de todos.

-¿Por qué tan distanciada cariño? Acércate más. -Me dijo Joel luego de unos minutos mientras su esposa y Emilio seguían devorándose a besos.

-Bueno, la verdad estaba estudiando la situación...- Le dije.

-¿Como así? -Me preguntó Joel.

-Digamos que estoy viendo cual es el rol de cada quién en todo esto. -Le dije.

-¿Y a que conclusión llegaste? -Me preguntó curioso.

-Aún es temprano para sacar conclusiones definitivas, sin embargo, podría aventurarme a decir que tu esposa es una hotwife, tú eres un cuckold y Emilio es el corneador...

-Bueno, eso más que obvio cariño. -Me dijo.

- Si, si...es más que obvio. Sin embargo, todo va más allá de ser solo eso. -Dije.

-¿Más allá? Explícate.

- Bien...la verdad...te lo diré si me sirves otra copa de champaña. -Le dije, extendiéndole mi copa con una mano, la cual estaba en una mesita cerca del cómodo mueble en el que yo estaba sentada. Él se puso de pie, tomó la botella de la mesa de centro y me rellenó la copa completa. - Perfecto. -Dije. -¿Sabes? Estoy algo cansada. ¿Qué te parece si me das un masaje en los pies? -Le dije, extendiendo mi pie derecho hacia su persona y moviéndolo lentamente en círculos sensuales.

- Claro, como no. -Me dijo, para ponerse de rodillas, tomarlo con sus manos (luego de dejar la botella en el piso a un lado de él) y comenzar a hacer presión con sus dedos en diversos puntos de mi patita. Se sentía relajante, muy relajante, y, además, me hacía sentir poderosa. -¿Y bien? ¿Me vas a decir?

-Pues...si, claro . -Dije. Bebí un sorbo de la bebida para colocar la copa en la misma mesita cercana al mueble donde estaba sentada. Emilio en ese momento le quitaba la franela con todo y sostén a Mimcy, dejando sus tetas al aire. Eran más pequeñas que las mías, aunque más grandes que la media normal. Además, se notaba que eran operadas. Sus pezones, erectos, de color rosado oscuro, comenzaron a ser chupados por Emilio. -Como te dije, las cosas van más allá. Tu comportamiento me da a entender que eres sumiso. Mimcy es quien da las órdenes entre ustedes dos. Y es algo que te gusta, así como a ella le gusta tenerte sometido e incluso humillándote haciéndote ver mientras se la tira otro. Mimcy además es sumisa para con Emilio, he notado como ella humilla la mirada cundo él le habla, y se deja hacer por él cualquier cosa. Emilio sería el corneador alfa. El único hombre de verdad aquí. Sin embargo, ninguno de ustedes ha sabido explotar su potencial. -Dije, basándome en lo poco que había observado en el tiempo que llevaba compartiendo con ellos, más que todo mientras charlábamos mientras bebíamos la champaña, donde pude notar los gestos de cada quién con mayor claridad, los cuales fueron tal cual como se lo acababa de decir a Joel.

- Jajajajaja ¿te parece? -Preguntó Joel.

- Si...me parece. -Le dije. -Lo que no sé muy bien es cual es mi rol aquí. Soy la lamparita, o la arrocera...- Dije con cierto tono de sarcasmo, mientras cambiaba mi pie para darle ahora el izquierdo. (Ndr: En Venezuela le decimos "Lamparita" a aquella persona que está con una pareja y no los deja solos ni por un momento. Y le decimos "Arrocero" a aquella persona que va a una fiesta sin ser invitado).

- Bueno, arrocera no eres -Dijo Emilio, dejando de mamar las tetas de Mimcy por un minuto. - Al final te invité yo.

- Y lamparita soy yo . -Dijo Joel. -Porque estoy con ellos mientras hacen lo suyo...

- Jajaja bueno, si...en eso tiene razón Emilio...pero no tú, Joel. A ti te gusta ver como profanan a tu esposa...dime algo, ¿cuándo Emilio te pide algo mientras se coje a Mimcy, tú lo haces?

- Define "Algo". -Me dijo Joel.

-No lo sé...que le sirvas una copa, por ejemplo.

-Pues si...claro...pero eso no significa que sea sumiso.

-No, pero es un comienzo. Bésame los pies. -Le dije, a secas.

Joel no se esperaba esa orden de mi parte, quedando petrificado y sonrojándose. A los pocos segundos, su verga hizo abultar el pantalón en su entrepierna. - Es para hoy ...-Le dije, apremiándolo, acercando mi pie a su boca. Él, viéndome directo a los ojos, comenzó a besarme el pie lentamente, empezando por los dedos. Su paquete crecía más y más a medida que el besaba, sonrojándose. Yo tomé de nuevo la copa de champaña para beber un sorbo y sostenerla en mi mano. Me sentía grande, poderosa. Verlo sumiso me gustaba. Siempre me he considerado una "Switch", es decir, una persona que disfruta de ambos roles, tanto dominante, como sumisa. Siempre he dicho que me gustaba más ser sumisa, pero el dominar también lo disfruto bastante. Y en ese momento lo estaba gozando de lo lindo.

-Tu boquita puede decir "Misa". Pero tu paquete siempre te va a delatar...- Le dije, sobando con mi otro pie libre su verga por encima de su pantalón, con delicadeza, lentamente. Mimcy y Emilio dejaron de hacer lo que hacían para verme a mi sometiendo a Joel. -¿Que me ven? -Les pregunté. - Mimcy, atiende bien a Emilio...- Le dije. Mimcy vio el paquete de Emilio y procedió a bajarle la bragueta del pantalón, para dejar libre su verga. Era grande, de 19 centímetros, blanquito de punta rosada y gorda. Me recliné en el respaldo del mueble para ponerme cómoda mientras bebía otro sorbo de champaña viendo como ahora Mimcy se inclinaba sobre la verga de Emilio para meterla en su boca, reclinándose éste en respaldo también para relajarse. Mientras tanto, yo removía mi pie en la cara de Joel, quien ya no solo besaba, sino que también lamía y chupaba mi pie con gusto, sin dejar yo de sobar con mi otro pie su paquete. - Creo que ya sé cuál es mi rol aquí ...-Dije con una sonrisa.

Pasamos unos minutos en ese interín, cambiando yo mi pie para que Joel adorara el otro, mientras que Emilio pasó a bajarse los pantalones hasta el tobillo mientras magreaba el culo de Mimcy por encima del pantalón que ella aún tenía puesto, aprovechando que estaba a cuatro patas sobre el mueble a un lado de él. Ella hacía la mamada ruidosa, así como su marido, que hacía ruidos con la boca mientras atendía mis pies. - Desnúdate -Le dije a Joel, mientras retiraba mis pies de su rostro. Él rápidamente se quitó la camisa, ahí arrodillado ante mí, aunque luego se puso de pie para descalzarse y quitarse rápidamente los pantalones y el boxer. Efectivamente, tenía una panza prominente, y su verga, erecta no le llegaba ni a la mitad a la de Emilio. - Y por eso es que eres cuckold. No tienes con que satisfacer a tu esposa. -Le dije, refiriéndome a su verga. Soy de las que defienden que el tamaño no importa mucho si sabes cómo usar el resto de tu cuerpo para dar placer. Sin embargo, estaba convencida de que Joel disfrutaba de la humillación. Quizás nunca lo llevaron a cabo del todo, pero esa noche yo iba a atacar ese punto. ¿Y qué mejor que insultar su hombría?

- Bueno....yo...- Intentó defenderse.

- No te di permiso para hablar. Así que calladito. -Le dije, poniéndome de pie y dejando la copa ya vacía en la mesa de centro de la sala. -Hay que atender al macho de la casa. -Terminé de decir para acercarme a Emilio y Mimcy. Una vez ante ellos, desaté la tira de la bata de baño y me la quité, dejando mi cuerpo totalmente desnudo ante todos los presentes. Mis pezones rosados estaban duritos y sensibles, y mi cuquita ya estaba bien mojada. Emilio no pudo evitar morderse los labios al verme ante él así. Me puse de rodillas entre sus piernas, y con mi mano derecha comencé a sobar con cariño sus bolas empapadas de las babas que escurrían de la mamada que le hacía mimcy. Con mi mano izquierda acaricié la melena de Mimcy para sujetarla con firmeza a los pocos segundos y pasar a controlar el ritmo de la mamada. No tardé mucho en llevar mi boca a las bolas de Emilio, para comenzar a mamárselas y lamérselas con hambre y deseo, de la misma forma que Mimcy le mamaba el güebo.

- Oooohhhh dioooooos siiiiihhh -Gemía Emilio. - Denle maaaas suaaaaveeeeh no...no quiero acabar todaviaaaahh.

Hice que Mimcy disminuyera el ritmo de la mamada con mi mamo izquierda, mientras con la derecha dejé de sobarle las bolas para empezar a frotarme la cuquita con suavidad, prestando atención a mi clítoris. Joel, ya del todo desnudo, se me acercó por detrás, aprovechando que yo estaba de rodillas inclinada hacia adelante atendiendo con mi boca las bolas de Emilio, lo que dejaba mi culito vulnerable. Cuando sentí como él me lo comenzaba a acariciar, poniéndose de rodillas detrás de mí, despegué mi cara del escroto de Emilio. - Ha ha. -Le dije a forma de negación. -No tienes derecho aún de tocar mi culo. Ve y quítale los pantalones a la perra de tu esposa. -Le dije. Joel, sumiso, se volvió a poner de pie para ubicarse al lado de su esposa para desabrocharle el pantalón y luego quitárselos del todo. Emilio, mientras todo eso ocurría y disfrutando de las suaves atenciones de nosotras, aprovechó para quitarse la camisa y la franela.

- Ahora si -Le dije a Joel. -Puedes acariciarme el culo...pero solo con la boca. Sin usar las manos. -Le dije.

-Yo...yo nunca he hecho eso. -Me confesó.

-¡¿Queeeee?! -Exclamé. -¿Todo un libertino sexual y nunca has mamado culo?

-No....nunca. -Me dijo.

-Bueno, para todo hay una primera vez. Y esta será la tuya mamando culo.

-Pero...- Intentó protestar.

-No te lo voy a repetir. -Le interrumpí. - Si quieres un orgasmo, te conviene obedecer. -Le dije.

Resignado, aunque visiblemente excitado, Joel se ubicó detrás de mí a cuatro patas, y casi sin titubear, hundió su cara entre mis nalgas para comenzar a mamarme el culo. Me estremecí al sentir su lengua juguetona moviéndose en mi agujerito anal, alternando esas caricias con ricos chupones que poco a poco hacían que mi excitación aumentara. Una de mis zonas más sensibles es mi culo, soy de las pocas mujeres que disfruta del sexo anal a pesar del dolor (que se me hace rico también, por cierto). Así que, si disfruto de una buena verga abriéndome el agujero más estrecho de mi cuerpo, se pondrán imaginar lo que siento si una buena boca me lo estimula, añadiéndole además esa sensación de supremacía sobre la persona que te lo mama. Por supuesto, soy una mujer cuidadosa con mi higiene, y siempre antes de acudir a esta clase de aventuras sexuales me aplico enemas. Sin embargo, cuando me vuelvo muy loca y excitada, a mí no me importa si la otra persona hizo lo mismo, yo igual mamo culo sin asco. - Para decir que nunca lo has hecho, lo estás haciendo muy bien y sin reparos. -Le dije, para ponerme, una vez más, a mamar las bolas de Emilio, lo que me hacía sentir degradada y sumisa ante él. La mezcla de ambas sensaciones de dominación y sumisión me mantenían muy excitada, a pesar de que Emilio aún no se comportaba de forma dominante ni conmigo, ni con ellos.

Luego de unos minutos en esas, me puse de pie, dejando de mamar las bolas de Emilio y separando mi culo de la cara de Joel, para montarme en el mueble a un lado de Mimcy. Sentir mi culo bien babeado era rico, estaba redescubriendo muchas sensaciones que había dejado en el pasado luego de comprometerme a sentar cabeza y no ser tan puta. Descubrí que extraña ese rico abanico de sensaciones. - Cuernos, ven acá . -Le dije a Joel. Tomé ambas nalgas de Mimcy con mis manos para abrirlas y dejar su agujero anal al descubierto. Noté que ella respingó ligeramente, sin embargo, se dejó hacer. - Que mal esposo eres . La primera vez que mamas culo y se lo haces a una completa extraña. Anda, mámale el culo a tu esposa. Es lo mínimo que puedes hacer para enmendar ese pequeño detalle. -Le dije. Él sin titubear enterró su cara entre las nalgotas abiertas de su esposa, para comenzar a mamar y lamer su culo tal como hiciera con el mío, mientras yo amasaba las nalgas de ella aunque manteniéndolas abiertas para Joel. - Mmmmmmhhhhmmhmhmhmm -Se podían oír los gemidos de Mimcy con la boca llena con la verga de Emilio. Se notaba que le gustaba, a juzgar por la forma en que movía sus caderas intentando restregarle el culo a Joel en la cara.

Luego de un buen rato de ese trato, Emilio se puso de pie, interrumpiendo la mamada que le hacía una Mimcy ya perdida del todo en el placer. La verga erecta de mi amigo apuntaba al techo, se veía rígida, dura. Coloqué mi cuerpo en posición tal que pudiera separar con mi pierna derecha a Joel del culo de su esposa, apoyando mi pie en su frente, lo que Emilio aprovechó para ubicarse detrás de Mimcy mientras yo hurgaba en su bollito con mi mano derecha, embadurnando mis dedos con la mezcla de sus flujos vaginales y las babas de su marido que escurrieron desde su ano hasta allí durante la mamada. Los chupé con hambre, limpiándolos con la boca, mientras Emilio me veía con morbo. - Eres tan guarra como esperaba. -Me dijo, mientras con una de sus manos tomaba su verga para dirigirla hacia la cuca de Mimcy.

Ese enorme falo se deslizó con suavidad y facilidad en la cuca de la señora, gracias a la gran cantidad de flujo que de ella manaba. Sin duda estaba muy, muy excitada, y bastante sensible además, ya que a medida que Emilio hundía su enorme güebo en su bollo, ella temblaba fuertemente mientras emitía un largo y muy sonoro gemido. Yo, excitada, me sobaba las tetas con una mano, pellizcándome y retorciéndome los pezones a gusto, mientras me sobaba la cuquita con frenesí. El punto cómico de la situación fue Joel, el cual apareció a mi vista gateando como perro desde detrás de Emilio, ubicándose al lado de su esposa pero en el piso, viendo como Emilio la ensartaba a sus anchas. Mimcy no pudo esperar a tener a Emilio bien adentro, comenzando a mover sus caderas lo mejor que los temblores de placer le permitían.

- Eeeso asiiiihh asiiiiiihh que rico te mueves -Le decía Emilio, quien al poco tiempo logró acompasar un buen mete y saca con los movimientos de Mimcy.

-Aaahhhh siiiiihhh papiiiihhh lo tienes graaaaandeeeeghhhhaaaahahhh - Chillaba Mimcy mientras se meneaba.

- Dale duro bebé, méteselo duro...así, así...- Lo animaba yo, sentada ahora en el respaldo del mueble, con mis piernas abiertas, estimulándome las tetas y el bollo como lo venía haciendo desde hacía unos minutos.

-Tu cállate y dame esas tetas coño 'e tu madre, que desde hace tiempo les tengo un queso brutal -Me dijo. (Ndr: "Tenerle queso" a alguien en Venezuela es tenerle muchas ganas.)

-Jijijiji -Me reí, para cambiarme de sitio, desde el respaldo del mueble, hasta el culo de Mimcy, sobre el cual me senté con mis piernas bien abiertas. Debido a la posición, Mimcy dejó de moverse, y mis tetas quedaron casi a la altura de la cara de Emilio quien pasó a cojerse más duro a Mimcy - Todas tuyas bebé . -Le dije, agarrando ambas tetas mías por debajo y alzándolas ligeramente, llevándolas a su cara, ofreciéndoselas con generosidad.

Emilio no se hizo de rogar, agarró ambas tetas con sus manos haciéndome soltarlas, y hundió su cara entre ambas, lamiendo, mamando y mordisqueando a su antojo con hambre y lujuria. Ese trato me excitaba sobremanera, por lo que, para darle mejor acceso, saqué pechito y alcé mis brazos poniendo mis manos en mi nuca. Me encantaba la forma en que me las estimulaba con su boca y sus manos, mis tetas son una de mis mayores zonas erógenas y lo que él me hacía me tenía perdida y gimiendo como perrita, aunque mis gemidos eran opacados por los de Mimcy quien recibía un furioso embate de la pelvis de Emilio en su bollito.

Luego de un buen rato de castigo vaginal a Mimcy y mamada de tetas brutal a mi persona, Emilio me las soltó para agarrarme por el cabello y la quijada con firmeza ruda y me plantó un profundo beso en la boca, metiendo su lengua casi hasta mi garganta, un beso que casi me deja sin aliento y que me hizo temblar hasta la punta de mis cabellos. Al soltarme, me dijo que tenía sed. Y la verdad era que yo también. Él disminuyó lentamente la penetración permitiéndole así un respiro a Mimcy, momento en que aproveché para ponerme de pie. Vi a Joel aún de rodillas frente al mueble viendo la escena que ocurría frente a sus ojos. Tenía su verguita erecta, y no se estimulaba para nada.

-¿Te has cojido así a tu esposa alguna vez? -Le pregunté.

-No...la verdad es que...no -Me respondió avergonzado.

-¡Ja! Me lo supuse...ven, ponte debajo de ella. -Le dije, tomándolo por un brazo para hacerle colocarse debajo de Mimcy, quien se irguió sobre sus rodillas para que su esposo pudiera tomar la posición que yo le ordenaba, de forma de que entre ambos quedaran en un 69, con ella arriba a cuatro patas, posición que mantenía desde hacía rato ya. - Así veras en primer plano como un hombre de verdad se coje a una mujer. -Le terminé de decir. No estuve equivocada cuando leí su naturaleza sumisa y masoquista, aunque pensé que debía tener cuidado, no sabía que tanta humillación y/o degradación pudiera soportar. Su rostro quedó a escasos centímetros del bollo de su esposa.

Emilio, al ponerse Mimcy de nuevo en cuatro esta vez con su marido debajo de ella, comenzó a bombear suavemente el coño de la madura. Yo, entre tanto, me fui a la cocina a buscar algo de beber en la nevera. A medida que caminaba podía sentir como mi flujo vaginal escurría lentamente por la cara interna de mis muslos. Estaba muy, muy excitada con todo esto. Va a ser que el romper mis reglas estaba dando como fruto un buen rato de placer y lujuria como aquellos que solía vivir en mis veintes. Con una sonrisa de satisfacción dibujada en mi rostro abrí la nevera mientras oía los gemidos de Emilio y de Mimcy inundar todo el penthouse, sobre todo los de ella.

En la nevera vi otras dos botellas de champaña, junto a dos de vino tinto. También vi unas botellas de agua, y varias provisiones, como frutas, legumbres y hortalizas. En un recipiente de vidrio vi unas fresas, las cuales se me antojaron un montón, por lo que agarré ese recipiente junto a dos de las botellas de champaña y otra de agua. Al cerrar la nevera vi, a un lado de esta, sobre una de las mesas de la cocina, un envase con bombones y barras de chocolate de distintos tamaños. Tomé también ese envase y me devolví con todo a la sala.

Al llegar, le di la botella de agua a Emilio, quien, sin dejar de penetrar suavemente a Mimcy, bebió un poco. Mientras él lo hacía le eché un vistazo al cornudo. Le lamia el clítoris a su esposa mientras que las bolas de Emilio se restregaban sin pudor alguno por Su frente, sus ojos y su nariz. La boca de Joel iba recibiendo además los jugos del bollo de Mimcy. Eso me reafirmaba su condición de cabrón sumiso. Luego de que Emilio tomara agua me dio la botella, para yo beber un poco, refrescándome en el momento. Luego me puse de rodillas sobre el mueble ante Mimcy, quien no paraba de gemir cada vez más duro, ya que Emilio luego de beber agua comenzó a aumentar la intensidad de la penetración gradualmente hasta que el típico "plap plap" producto del choque de su pelvis con las nalgas de Mimcy se hicieron bastante audibles entre tanto gemido.

Ya cara a cara con Mimcy, bebí un sorbo de agua, removiéndola un par de segundos en mi boca, para acto seguido besarla en la suya pasándole todo el vital líquido. -¡Ah! ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡Ah! ¡Dah...meh más! ¡Aguagh! -Me dijo entre gemidos luego de separarme de su boca. Yo repetí la operación un par de veces más. Lo dicho, Mimcy era una hotwife muy sucia y puta, sumisa con quien demuestra poder ante ella. No estaba equivocada.

Puse la botella de agua en el piso, y estirándome un poco desde el mueble tomé de la mesa la de champaña que habíamos abierto de primero que ya a estas alturas no estaba tan fría. Así de rodillas como estaba sobre el mueble y entre las piernas del cornudo, me incliné hacia atrás apoyándome en mi brazo izquierdo y abrí mis piernas para ofrecerle mi cuca húmeda a Mimcy, quien entendió perfectamente lo que yo quería, llevando su rostro a mi zona íntima y comenzando a mamarme la cuca con devoción. Bebí un sorbo de la champaña y luego la escupí en el canalillo de mis tetas para que escurriera por entre ellas, recorriendo mi abdomen, mi pubis y llegando a mi bollo del cual Mimcy lo bebió gustosa mientras me lo mamaba rico. Me gustaba sentir su lengua entre mis labios vaginales, era bastante juguetona, me pregunté si ella había mamado cuca antes porque lo estaba haciendo de un rico que me ponía a temblar de placer. En ese momento comencé a verter directamente sobre mis dos enormes pechos la champaña, de forma tal que siguiera el camino del primer sorbo que había escupido segundos antes. El rio de champaña recorrió mi cuerpo y si bien iba a parar una buena cantidad al mueble (que por suerte era de material sintético impermeable), podía escuchar a Mimcy sorber con avidez todo lo que podía durante la mamada que me hacía, ahogando sus gemidos.

Al vaciar la botella completa, la solté para, perdida en una hipnotizante excitación, agarrar por el cabello a Mimcy con mucha firmeza y hundirle del todo el rostro en mi entrepierna, moviendo bien mi pelvis y su cabeza para restregarle bien mi bollo en la cara. - Aaahhhhh siiihhh así perra así así asiiiiigggh mámamela, puta vieja guarra mámaaaaahmeaaaaaaah -Le decía perdida entre gemidos para, un par de minutos más tarde correrme divinamente en su cara, haciéndome temblar rico, perdiendo el apoyo de mi brazo izquierdo en el ínterin y cayendo recostada en el mueble.

Duré unos minutos allí tirada viendo al techo, sintiendo ligeros espasmos en todo mi cuerpo. Esta experiencia iba genial, pero todavía faltaba más. Me incorporé lentamente girando sobre mi propio cuerpo para ponerme de pie, perdiendo ligeramente el equilibrio al comienzo. Emilio, demostrando un buen aguante, seguía bombeando a Mimcy quien no paraba de chillar de placer. Agarré de la mesa los recipientes con chocolates y fresas, para sentarme con ellos frente a Mimcy. Tomé un bombón y acaricié con él su rostro empapado de sudor, champaña y jugos vaginales. Luego lo lamí y lo metí en su boca, masticándolo ella y tragándolo. Repetí la operación con tres bombones más, mientras Emilio disminuía su ritmo de penetración en ella, viendo embobado como yo le daba los chocolates.

Acto seguido me puse a cuatro patas, poniéndole el culo a Mimcy a la altura de su cara. Recostando mi cabeza y mis tetas en el asiento del mueble para así tener mis manos libres, con la izquierda separé la nalga izquierda para dejar mi agujerito anal al descubierto, mientras que, con la derecha, me metía dos dedos en él, no sin antes lubricarlos con mi boca chupándolos. Los removí en mi estrecho culito durante unos segundos, para luego sacarlos y estirarlos un poco hasta la boca de ella, quien los chupó con gusto. Luego, con esa misma mano agarré otro bombón y procedí a metérmelo por el culo, procurando no meterlo del todo, quería que quedara por lo menos la mitad afuera. Una vez sentí que el bombón estaba en posición, agarré mi nalga derecha para abrir aún más mi culo. - Comételo. -Le dije. Mimcy, ni corta ni perezosa, abalanzó su cara contra mi culo, para, de un mordisco, comer la mitad del bombón que quedaba sobresaliendo de mi ano, la cual masticó rápidamente y tragó gustosa. Luego, volvió a pegar la boca de mi culo, pero esta vez, forzando su lengua para meterla en mi estrecho agujerito taponado por la otra mitad del bombón, maniobrando muy deliciosamente con la lengua para enganchar lo que quedaba de dulce y sacármelo, masticarlo, y tragarlo.

A pesar de haber terminado, ella se volvió a pegar a mi ano para darme un muy delicioso beso negro, que inmediatamente me hizo ver las estrellas. Me metió la lengua con mucha maestría, recorriendo cada recoveco que lograra alcanzar de mis entrañas. Tan pegada a mi estaba, que podía sentir el empuje de las embestidas que Emilio le daba, embestidas que volvieron a revitalizarse, supongo que por el rico show que él tenía enfrente. Sin embargo, no la dejé estar mucho tiempo mamándome el culo. Me despegué de su cara y ubicándome a un lado de ella por encima del mueble, agarré ambas nalgas con sus manos y las separé, dejando al aire su agujerito anal, mientras veía como Emilio le seguía bombeando la cuca sin piedad. Escupí en su agujero anal para seguidamente apretujar sus nalgas una contra la otra, estrujándolas con fuerza para que mis babas se embadurnaran entre ellas bastante. Repetí ese acto tres veces más para con los dedos índice y medio comenzar a hurgar en su anito humedecido por mi saliva. La puta gemía de placer y se estremecía fuertemente mientras yo rozaba la yema de mis dedos en el hueco de su culo, cosa que hice durante un buen rato dándole alguna que otra nalgada de vez en cuando. Debajo de ella, el cornudo seguía lamiendo el clítoris de Mimcy y viendo todo lo que Emilio y yo le hacíamos a los agujeros de su esposa, mientras las bolas de mi amigo le eran restregadas en casi toda su cara debido a la cojida que este le estaba pegando a ella.

En un momento dado Emilio sacó su gūebo del bollo de la madura para, sosteniendo mi cabeza con mucha firmeza usando sus dos manos, llevarlo a mi boca, abriéndola yo ampliamente con hambre, sacando la lengua, para recibirlo gustosa. Ver como se acercaba a mi hocico mientras chorreaba espesos jugos vaginales a lo largo y ancho de ese tolete de carne me hacía hormiguear el culo de las ansias. Emilio no fue gentil al meterlo en mi boca, clavándome de sopetón su gran hombría hasta llegarme a la campanilla y seguir más allá, lo que me hizo venir en una gran arcada que logré contener muy a duras penas. Mi nariz se hundió en su vello púbico, aplastándose contra su vientre sudado. En mi mentón chocaron sus bolas peludas con violencia, aunque no le dolió en lo más mínimo al parecer. No me dio tiempo a acostumbrarme a su verga, ya que la sacó, aunque no completamente, para volver a embestir con furia con los mismos resultados. -¡Gaaaaaggghhhss¡ -Salió un fuerte ruido de mi boca, junto con muchas babas, y lágrimas de mis ojos. Pude sentir como mi cara se ponía roja, la piel me quemaba, mientras él repetía una y otra vez el empalamiento de mi boca en un furioso vaivén. A la sexta o séptima embestida, ya había logrado acostumbrarme un poco mejor a su accionar por lo que movía la lengua para darle placer, y medio chupaba ese trozo de carne en algunas ocasiones, hasta que, luego de unos minutos que se me hicieron eternos pero excitantes, me lo sacó del todo por fin, lo que agradecí aspirando una bocanada de aire con mucho desespero.

-Jejeje...miren a la perra que decía que nunca la vería en persona...tragándose mi güebo a mi ritmo . -Dijo, aún sosteniéndome con firmeza la cabeza mientras su verga estaba a escasos centímetros de mi cara, respingona y conectada todavía a mi boca por gruesos hilos de abundante baba la cual además escurría morbosamente por todo el tronco y bolas hasta caer en el culo de Mimcy y la cara de Joel el cornudo.

-Bueno...bebé...- Le dije con mucha pausa debido a que trataba de recuperar el aire. - Siempre hay...una...primera vez...y ahora...no solo tienes mi...boca...también mi cuca y...mi...culo. -Le dije con una amplia sonrisa.

Me liberé de sus manos con gentileza para voltearme y acostarme boca abajo sobre la espalda de Mimcy, con mis tetas y abdomen aplastados contra su cuerpo. Mi culo y cuca quedaron ofrecidos por encima de los de la perra madura, para así darle a Emilio cuatro opciones para elegir. Cuatro agujeros palpitantes y húmedos: Dos anos bien lubricados y listos, y dos bollos deseosos de verga.

Emilio tomó la decisión que yo me imaginé que tomaría, que no era otra que metérmelo por la cuca. Sin embargo, lo hizo con mucha suavidad y lentitud. -Quiero disfrutar cada milímetro de este bollito -Dijo, mientras comenzaba a meter primero el glande, y luego muy lentamente lo demás. Tuve que morderme los labios para no correrme, al tener bastante tiempo sin acción, estaba muy sensible. Si, me he masturbado como loca casi todos los días, sin embargo, hay algo especial en el hecho de ser penetrada por un hombre y no por un juguete. El sentir esa verga grande palpitando y respingando dentro de mí era un pasaje al paraíso del placer.

Continuó metiéndomelo por la cuca hasta que por fin llegó al final del todo, con su cuerpo entrando en contacto con mis nalgas, para luego sacarlo lentamente y volver a repetir la misma operación, con la misma lentitud y suavidad que me estaba haciendo estremecer. - Ahhhhhh....siiihhh...asiiiihhh..- Suspiraba yo mientras me lo hacía. La verdad soy de las que les gusta lo duro, que me den caña de la buena, pero esto estaba siendo muy placentero para mí. Sin embargo, mis deseos de sexo duro serían cumplidos ya que poco a poco, comenzaba a aumentar la intensidad, tal como hizo con Mimcy quien, en todo momento, estuvo quietecita esperando que Emilio se la volviera a cojer.

¡Plap! ¡Plap! ¡Plap! Sonaban nuestros cuerpos chocando, cada vez más rápido y más duro, acompañados de los gemidos de Emilio y míos durante varios minutos, durante los cuales comenzó a darme nalgadas y jalar mi cabello con saña. - Diioooooohhssss asiiiihh sigue papiiiih sigueeeh! -Le gritaba perdida entre gemidos de placer hasta que, en un momento dado se detuvo y me lo sacó, para metérselo a Mimcy. Supuse que se lo metió por la cuca, a juzgar por los gemiditos que ella emitía, de excitación, suavecitos. Ambas nos estremecíamos al ritmo del empuje que él le daba a Mimcy, y, mientras él le daba mambo a ella, yo agarré el recipiente con fresas y lo abrí, para comer una, y darle una a ella, poniéndosela en la boca. Me gustaba la sensación de que comiera directo de mi mano, me hacía sentir poderosa. Ella masticaba y tragaba gimiendo como puerca mientras yo la sentía estremecerse ante cada embestida.

Emilio intercambió de cucas un par de veces más, tiempo durante el cual aprovechó para, además de darnos nalgadas, estimular mi culo, en el cual escupió un par de veces para juguetear con sus dedos en mi agujerito anal, tal como yo hice en el culo de Mimcy. Sabía que él atacaría con su enorme verga ese agujerito y era el momento que esperaba con muchas, muchas ansias, ya que, si algo me caracteriza en la cama como ya mencioné antes, es que soy adicta al sexo anal. Y por suerte, ese momento no se hizo esperar. - Ábrete el culo Skarlet...es hora de que me lo ofrezcas como se debe. -Me dijo. Yo obedecí, estiré mis manos hacia atrás y abrí ambas nalgas ofreciendo "el chiquito".

Un par de segundos después, durante los cuales contempló mi hoyito, acercó la punta de su verga, la cual, al hacer contacto con mi entradita anal me hizo erizar la piel. Emití un suspiro mezcla de placer y nerviosismo. Comenzó a empujar poco a poco para abrirse paso, abriéndose mi agujero con algo de esfuerzo, para empezar a ensanchar mi recto poco a poco a medida que lo hundía más y más hondo. -No mientes en tus relatos cuando dices que eres estrecha...estas...apretadita . -Me dijo sin dejar de meterlo. Yo me mordí los labios para no gritar, ya que efectivamente a pesar de toda la guerra que le he dado a mi cuerpo a lo largo de mi vida, soy bastante estrecha, especialmente en mi culo. - Que rico...que rico -Siguió diciendo Emilio mientras continuaba la penetración, hasta que, después de unos segundos que se me hicieron deliciosamente eternos, lo tuve completo dentro de mí, con sus dos bolas rozando mi vulva y mis nalgas pegadas a su cuerpo. Se quedó inmóvil unos segundos, como esperando a que me acostumbrara a su verga, haciéndome sentir como palpitaba y respingaba en mis entrañas, una sensación divina, exquisita, que pagaba el dolor que también sentía al mismo tiempo.

Unos segundos más tarde comenzó a sacarlo, lento y suave, hasta que solo quedó la cabecita bien metida en mi agujero anal. Fue entonces cuando me dio una fuertísima y sonora nalgada, para volver a clavármelo por completo de un solo golpe violento, rudo, salvaje, sádico. -¡¡¡AAAAAAAAAAAHHHHHHH!!! -Pegué un fuerte grito que hizo que Mimcy, quién seguía aguantando mi peso sumisamente, se alarmara, aunque no hizo nada. Emilio empezó a castigar mi culo con su verga esta vez de forma violenta y ruda, haciéndome llorar de dolor pero también de mucho placer. Se sentía demasiado rico todo el dolor que me ocasionaba, me hacía sentir puta, perra, cerda y me encantaba. Por supuesto que las nalgadas no cesaron, haciendo que mi culo quedara ardiendo como si me hubieran quitado la primera capa de piel y tuviera mi carne viva. No sé cuánto tiempo pasó, pero justo cuando ya tenía los ojos blancos y estaba totalmente fuera de mí, me sacó su verga por completo.

-¡NOOOOOHHH! -Grité desesperada y temblorosa. -¡NO ME LO SAQUES TODAVIAAAAA!

- Jajaja cálmate perrita, le toca a Mimcy . -Me dijo Emilio.

-¡Noooo no no noooooo sigue dándome a mí! -Protesté. Siempre lo he dicho: el sexo anal es como un diente flojo: te duele, pero no quieres que te lo saquen.

-Jajajaja ruégamelo. -Me dijo Emilio.

-¡Te lo suplico papi! ¡Te lo ruego! ¡Te lo imploro! ¡Sígueme cojiendo por el culo! -Le dije con vocecita llorona rogando.

-Jajajajaja coño de la madre que bueno, que bueno jajajajaja por fin una fantasía se me hace realidad. -Dijo Emilio. - Pero noooooo jajajaja, debes ser una chica buena y compartir con tu amiguita.

Luego de decirme eso, noté que Mimcy pegó un brinquito respingándose todo su cuerpo. Su boca estaba abierta, apenas emitiendo un grito ahogado por la falta de aire. Noté que comenzaron a salir lágrimas de sus ojos. Sentí que Emilio embestía, y, curiosa y excitada, giré mi cuerpo para ver que estaba haciendo Emilio, que no era otra cosa más que metérselo por el culo a Mimcy, de forma violenta y salvaje. - Eso papi cojetela, cojetela duro, como me cojes a mi -le dije mientras abría sus nalgas con mis propias manos para tener una mejor visión de la perforación que le hacía Emilio a la madura. -Está tan apretadita como tú -Me dijo Emilio gozándosela a placer mientras yo escupía en su hoyito para lubricar más, escurriéndose buena parte de mis escupitajos por sus genitales hasta caer en la cara de un Joel ya bañado en babas y jugos vaginales, pero que continuaba en la misma posición, sumiso, lamiendo el clítoris de su esposa.

Pasaron unos largos minutos hasta que Emilio me agarró por el cabello con mucha fuerza y autoridad, haciéndome acercar mi cara a su cuerpo. -¡Coño! ¡Me vengo! -Me dijo, sacando la verga por completo del culo de Mimcy, tomándola con su otra mano y pajeándola frenéticamente apuntando a mi cara. Yo abrí mi boquita y saqué mi lengua esperando ansiosa su leche, sin embargo, la misma no salía, lo que hacía que Emilio se desesperara más aumentando la intensidad de la paja. - Coñooooo ¿Que pasaaaaaa? -Exclamaba él molesto.

Me liberé de su mano con suavidad, bajándome del cuerpo de Mimcy quien por fin dejó de estar en cuatro, sentándose de lado y con cuidado en el mueble. Pude ver su cara, roja, con los ojos hinchados y rojos, toda llena de sudor y lágrimas, pero con una amplia sonrisa de satisfacción dibujada en sus labios. Me arrodillé rápidamente sobre el mueble ante Emilio, no sin antes empujar al cornudo al piso diciéndole un "¡Quitate!" Despectivo y humillante, para acto seguido erguirme ligeramente agarrando mis dos tetas por los costados externos de cada una y atrapar la verga de Emilio entre ellas, provocando que este la suelte. -Shhhh cariño -Le dije. -No lo trates así, dale con amor...ven. -Le dije, para hacer presión hacia el centro con mis tetas y empezar a masajearlo con suavidad y ternura, de arriba abajo. Cada vez que bajaba, su glande asomaba imponente sobre mis tetas, lo que yo aprovechaba para, agachando la cabeza, lamerlo y chuparlo con picardía.

Mientras yo lo pajeaba, Mimcy se bajó del mueble cojeando (seguramente por el dolor de culo) y rodeó a Emilio, para ponerse de rodillas en el piso detrás de él. - OHHHHHHH MIEERDAAAAA MALDITA PERRA DEGENERADAAAAAAAA SIIIIIIIHHHH -Exclamó Emilio en ese momento. Pude notar en plena faena que Mimcy le mamaba el culo a Emilio, lo que explicaba su reacción. - Eres una cerdita entrenada Mimcy… -Le dije mientras seguía consintiendo la verga de Emilio con mis tetas. Joel veía todo desde el piso, atónito. No podía creerse la escena que ocurría frente a sus ojos.

Un ratito después, Emilio, entre rugidos y espasmos, comenzó a correrse con una abundancia tal que no parecía que estuviera eyaculando, sino orinando. Pero no, era semen, abundante, espeso, caliente y blanquecino semen, cuyos primeros dos chorros que parecían "Rashos Laser" fueron a dar a mi cara mientras que los demás embadurnaron mi pecho y mis tetas con mucha abundancia. Una vez los lechazos cesaron, me separé de su cuerpo, sentándome en el mueble, mientras él se separaba de la cara de Mimcy, sentándose a mi lado. El hecho de que la pareja casada haya quedado de rodillas en el piso ante nosotros, que estábamos sentados cómodos en el mueble, dejaba aún más en claro los roles de cada quien. Con un dedo fui arrastrando la leche de mi cara a mi boca mientras veía a Emilio con sonrisa pícara, para luego tomar una fresa del recipiente que estaba cerca de mí en el mueble, untarlo con la leche que escurría muy lentamente por el canalillo de mis tetas y luego comerla de forma sensual. Repetí la operación con dos fresas más, pasándolas por los goterones de leche del resto de mis tetas (especialmente los pezones) y de mi pecho. Esto calentó a Emilio, cuya verga mostraba signos de motivación para un segundo round. Sin embargo, yo tenía otros planes, especialmente para dejar que Emilio descansara un poco más.

-Entonces, cabrón. -Le dije a Joel. -¿Estoy equivocada con mis conclusiones?

-La...verdad...es que no...- Dijo él, con timidez.

-¿Eres un cornudo sumiso que le gusta ver como se tiran a tu esposa? -Le pregunté.

-Si...si...lo soy. -Respondió.

-¿Ella es la que te da ordenes cuando están solos? -Le pregunté nuevamente.

-La verdad...- Comenzó a decir, humillando la mirada. - No me las da siempre...no...no es algo que ella suela hacer...no es una mujer mandona...pero debo reconocer que me gusta cuando...cuando me pide las cosas a modo de orden. -Mimcy se quedó algo perpleja ante esta revelación. Su cara de sorpresa fue un verdadero poema en ese momento.

-Vaya, de verdad no lo sabías por lo que veo...- Le dijo Emilio a Mimcy.

-No...la verdad no...¿Amor, en serio te gusta que yo te mandonee? -Preguntó Mimcy.

-Pero claro que le gusta, mírale el pito, parado como piedra luego de todo lo que acaba de pasar...y no se ha corrido, esperando que yo se lo permita. -Le dije. -¿Y qué me dices de ti Mimcy?

-Bueno...- Comenzó a decir, también con timidez. - Conmigo no te equivocaste del todo. No sabía...no sabía la faceta sumisa de mi esposo...amor...amor ¿por qué no me dijiste que todo esto lo hacías porque te gusta sentirte humillado? ¿Por qué no me dijiste nunca que te gusta que yo te mandonee?- Le preguntó ella a su esposo.

-Pensaba...pensaba...yo...pensaba -Comenzó a decir él, aunque las palabras no le salían.

-Pensabas que ella tendría una mala impresión de ti al descubrir que eres un mandilón y que te abandonaría...- Dije yo, interrumpiéndolo. Joel, con la mirada pegada al piso, sin ser capaz de ver a ninguno de nosotros a los ojos, asintió.

-Ay amor...nunca te abandonaría. Te amo como eres, y esto podemos practicarlo de vez en cuando...es un juego. -Dijo Mimcy.

-Un juego del cual no hemos salido aún. -Dije yo, no sin antes agarrar el pantalón de Emilio del piso, y quitarle el cinturón, poniéndome de pie. Una puntada de dolor me invadió el culo, producto de la ruda penetración de hacía unos minutos. Caminé de forma graciosa por este hecho hacia Joel, cinturón en mano, y lo aseguré a su cuello a modo de correa de perro. -Ven, señor "nunca-he-mamado-culo", quiero relajarme. -Le dije, halando el cinturón para hacer que me siguiera, cosa que hizo a cuatro patas detrás de mí.

Mientras caminaba, tomé también la botella de champaña restante que me había traído de la cocina. Fui al baño lujoso que tenía una gran vista. Abrí el chorro de la bañera para que se fuera llenando, y abrí la botella de licor justo en el momento en que Emilio y Mimcy cruzaban la puerta para entrar al baño detrás de nosotros. A diferencia de Joel, Mimcy iba caminando normal detrás de Emilio, eso sí, guiada por su mano.

-¿Tienes sed? -Le pregunté a Joel.

-Si, un poco. -Me respondió.

-Jijijiji ¿Incluso después de todos esos jugos que te acabas de tragar? -Le pregunté. El humilló la mirada. La verdad no esperaba una respuesta a esa pregunta. -¿Y tienes ganas de cojerme cornudín? -Le pregunté.

-¡Siiiiiii! -Exclamó Joel con emoción.

-¡Bien! Toma la botella. -Le dije. Él la agarró, quedando de rodillas. Yo me puse a cuatro patas delante de él, mientras Mimcy y Emilio veían la escena. Joel caminó de rodillas, botella en mano, para ubicarse detrás de mí. Con una de sus manos tomo su pito, que estaba erecto. -¿Que haces? -le pregunté.

-Te...te voy...a cojer. -Me dijo, algo descolocado y dubitativo por mi pregunta.

-Oh, no no no no cuernis. -Dije, apoyando mi cabeza y mis tetas directamente en el piso frio para con mis manos abrir mis nalgas, quedando yo con mi culito bien en pompa ofreciéndole mi agujerito anal de forma obscena y morbosa. - Me vas a cojer con el pico de la botella, no con tu pitulín . -Le dije. La expresión de emoción se borró de su rostro instantáneamente.

-Pero...pero...- Intentó decir algo.

-Pero pero nada. -Interrumpí. - No lo tienes tan grande como Emilio, no te voy a sentir nunca. En cambio, el pico de la botella y su cuello si tienen buen tamaño. Métemelo y lléname el culo de champaña. -Le ordené.

Joel, sumiso, obedeció. Acercó la botella, que estaba mojada por el frio condensado, lo cual provocó que diera un respingo gracioso al entrar en contacto con mi castigado pero deseoso agujero anal. Introdujo el pico lentamente al tiempo que la empinaba y empujaba con gentileza la botella por mi recto. Sentir como el líquido frío me llenaba las entrañas me volvía loca, era una sensación bastante incómoda, pero me excitaba muchísimo, tanto, que no pude evitar emitir un gemido largo y liberador. -Liiiihhhstoh listoh paraaaah. -Le dije luego de unos segundos. Joel sacó la botella y yo apreté lo mejor que pude mi culo soltando mis nalgas para evitar que se escapara la champaña.

Me puse de pie, sintiendo unas apremiantes ganas de evacuar. Estaba segura que no iba a salir nada indeseable, ya que, como ya mencioné antes, para esta cita me había aplicado un buen par de enemas un par de horas antes, sabiendo que mis entrañas anales serían visitadas durante la velada, quedando impecable por dentro. Sin embargo, eso no lo sabía ninguno de los presentes, ni siquiera Emilio, y quería aprovechar eso para darle un plus de humillación a mi siguiente "truco".

Joel me veía, arrodillado con la botella en la mano. - Vamos a calmarte la sed. -Le dije mientras me ubicaba delante de él, dándole la espalda, poniendo el culo justo frente a su cara, para luego hacer algo de fuerza y expulsar en un buen chorro a presión toda la champaña. Emilio y Mimcy pusieron los ojos como platos ante la escena, viendo atónitos como literalmente cagaba champaña en la cara del cornudo, quien quedó totalmente bañado del licor.

-Aaaaahhhh -Exclamé con alivio mientras me daba media vuelta para quedar frente a frente con él .-¿Te gustó cerdito?

-Ooooh...- Exclamaba el cornudo con un gemido largo, con los ojos cerrados. Para mi sorpresa, se masturbaba frenéticamente, claro indicio de que le gustaba.

-¿Te quieres correr? -Le pregunté.

-Siiii siiiii quiero correrme -Dijo. Alcé la vista y vi que Emilio ponía de rodillas a Mimcy agarrándola por el "Pescuezo" para que le mamara el güebo. (Ndr: en Venezuela le decimos "Pescuezo" a la nuca, la parte trasera del cuello). Volví la vista a Joel, y llevé mi pie derecho hacia sus bolas para acariciarlas suavemente con este. El pobre Joel a los pocos segundos de este estímulo comenzó a gemir más fuerte para al final correrse como un cerdo en mi pie. La corrida fue más o menos abundante, no tanto como la de Emilio, pero si lo suficiente como para embadurnar buena parte de mi pie.

-Vaya vaya vaya...- Dije, retirando mi pie de sus partes. -Te corriste...y sin mi permiso.

-Pero...pero...me preguntaste si quería correrme...y me acariciaste con tu pie...- Dijo nervioso.

-¿Y? Eso no es darte permiso. Limpia este desastre . -Le dije. Él inmediatamente se puso de pie, con la cabeza gacha, para dirigirse hacia donde estaba el papel higiénico.-¡Hey! ¿A dónde crees que vas? -Le interrumpí su andar con mi voz.

-A...a buscar el papel para limpiarle el pie -Respondió.

-No no no no. -Le dije. - De eso nada. Usa tu lengua.

-Verga Skarlet...¿No te estas pasando? -Me dijo Emilio.

-Acabo de cagar champaña en su cara, y viste que bebió un poco incluso. Lamer su asquerosa leche de mi pie ha de ser como un premio para él. Además, el perro lo goza, ¿no es así cabrón? -Dije.

-La...la verdad...es que esto es lo más excitante que nos ha pasado a Mimcy y a mí...- Dijo, mientras se arrodillaba como buen perrito y comenzaba a lamer su leche de mi pie. Su lengua se sentía bien, me gustaba la sensación.

-¿Y a ti Mimcy? Estás muy callada ¿Lo estás disfrutando? -Le pregunté.

-La verdad no tenía...ni idea de que a Joel...le...le...pues le gustara este tipo de cosas. -Dijo. Noté que decía esto mientras se sobaba muy suavemente su vulva con su mano derecha.

-Y te gusta, a juzgar por cómo te estas sobando ese bollito tragón...- Le dije.

-Si....la verdad es que si...- Respondió ella.

-¿Ves? Son unas putas sucias. Les gusta esto . -Le dije a Emilio. Y si, dije “putas” para referirme a ambos.

-Lo tendré en cuenta para futuras ocasiones...- Respondió él.

-Bueno, basta de cháchara. -Dije. -Hora de relajarnos. -Caminé a la bañera que ya estaba llena de agua tibia, retirando mi pie de la boca de Joel. Había logrado limpiar buena parte de su corrida para ese momento. - Vengan putas, nos tallaran las espaldas a Emilio y a mi -Les dije. Ambos obedecieron, mientras Emilio se acercaba a la bañera para meterse junto conmigo, quedando ambos sentados dentro del agua en extremos opuestos, recostados de los bordes.

La pareja de casados se quedó fuera de la bañera, Mimcy del lado de Emilio y Joel de mi lado, y luego de revisar los cajones cercanos para buscar esencias aromáticas y jabones de varias clases, comenzaron a tallar nuestros cuerpos con diligencia y delicadeza, comenzando por nuestras espaldas. Pude notar como Joel intentaba pasar a mis pechos en varias ocasiones, aunque de manera tímida e insegura, temeroso de que yo fuera a castigarlo de alguna manera. Sin embargo, al ver que yo no le decía nada cuanto más lejos llegaba, pasó a masajearlos suavemente, para luego magrearlos y apretujarlos a gusto, excitándome más y más en el proceso. Mimcy, en cambio, le recostaba las tetas a Emilio cada vez que podía mientras masajeaba su cuerpo, siendo él el que las magreaba a placer y sin preocupaciones.

Luego de unos minutos, tanto Emilio como yo estábamos muy relajados y demás de excitados, ni que decir de Mimcy y Joel, quienes disfrutaban de ser los sirvientes de nuestros caprichos. Vi a un lado de la bañera, en uno de los bordes, un control remoto. Lo tomé y presioné el botón de power, y para mi sorpresa, había un enorme televisor LCD de unas 70 pulgadas camuflado en una de las paredes del baño, junto con un muy elaborado sistema de sonido que cubría toda la estancia. Sin duda era un baño pensado para un momento máximo de relajación o una fiesta. Estaba sintonizado en un canal de música, en el cual daban un programa en ese preciso instante de rock. "Hellraiser" de Black Sabbath iba en su punto culminante, para luego cambiar radicalmente el estilo con "Just Like This" de los amados/odiados Limp Bizkit.

-Vaya cambio, de clásico a Rap Metal. -Dije.

-No soy muy fan de ese estilo. -Me dijo Emilio.

-Jijiji lo sé, sin embargo ese fue mi punto de partida en el mundo del metal en general...la onda Rap y Nu Metal. -Dije. -Y la verdad es que, si bien hoy en día estoy en la onda del death y sus variantes, hay canciones bastante aprovechables en estos estilos mainstream. -Terminé de decir mientras comenzaba a moverme al ritmo de la mencionada canción, sacudiéndome las manos de Joel de mi cuerpo y metiendo y sacando pecho de forma sexy al compás de la batería, dando un lindo y bastante sensual espectáculo. Joel me veía con ganas, Mimcy por su parte intentó agarrar un poco el ritmo, sin embargo se notaba que esa música no era lo suyo.

Me puse de pie siguiendo el ritmo de la canción y caminé un par de pasos hasta llegar a Emilio. En ese momento estalló el coro de la canción, pasando a un sonido más "Heavy" que en la estrofa, momento en que comencé a batir mi cabeza de lado a lado, dejando que mi cabello surcara los aires con total libertad, dándome un aire aún más sensual y excitante.

Para el momento en que comenzó la segunda estrofa, de nuevo al ritmo de la batería fui agachándome lentamente sobre Emilio, cuya cara de bobo perdido casi me hace estallar de la risa, logrando contenerme pero si esbozando una sonrisa pícara y sensual. Noté que Mimcy se tocaba suavemente la entrepierna, también le gustaba el pequeño show que estaba dando para ellos. Una vez agachada, me ensarté la verga de Emilio en mi cuquita debajo del agua, con mis rodillas a cada lado de su cuerpo, para así comenzar una rica danza con mis caderas al ritmo de la música mientras le movía las tetas en la cara, también al ritmo pautado especialmente por la batería. Volvió a sonar el coro, de nuevo con el sonido más duro, para así volver a batir mi melena de lado a lado cacheteándole con ella la cara al pobre Emilio que tenía una expresión de bobo gozón, y aprovechó para tomar ambas tetas con sus manos y así apretujarlas a gusto, hundiendo su cara entre ambas.

Estuve moviéndome en un rico sube y baja durante el resto de la canción, al ritmo de ésta, hasta que comenzó la siguiente. "The Night" de la banda Disturbed, canción con un par de cambios de ritmo bajo los cuales también me moví al compás de la batería y de la misma guitarra, especialmente durante el solo de esta, momento en el cual mis caderas seguían su melodía mientras yo tomaba entre mis brazos el cuello de Emilio y le daba un profundo beso con lengua incluida, que más allá de ser algo romántico, la verdad era un beso guarro lleno de lujuria. No detuve mis movimientos ni siquiera un segundo, la verga de Emilio estaba llegando a lugares en mis entrañas que tenía muchísimo tiempo sin visitar, lo que me daba más energías para menearme a gusto.

La siguiente canción si fue una linda casualidad: "Pussy" de los alemanes Rammstein, una canción cuyo video fue censurado por su contenido ligeramente pornográfico, y que habla sobre tener sexo casual. Para cuando la canción había comenzado, Emilio me cargó posando sus manos por mis axilas sin perder la oportunidad de masajear mis tetas con ambos pulgares en los costados externos de estas. Se puso de pie sacándome la verga del bollo para, en un movimiento rápido, ponerse detrás de mí y hacerme inclinar hacia adelante sobre el borde de la bañera. Sin compasión, me metió el güebo en mi cuquita hambrienta y babosa de nuevo, moviendo su pelvis en un rico vaivén al ritmo de la canción. "You have a pussy, i got a dick, so what's the problem? Let's do it quick!" Rezaba la letra del estribillo de la canción, momento en que Emilio aprovechaba para aumentar la intensidad de la penetración, provocando que todo mi cuerpo se sacudiera violentamente tras cada embestida.

La señora Mimcy aprovechó la posición en que me encontraba para ubicarse de pie ante mí, y subiendo una pierna para apoyarla sobre el borde y dejar su cuca empapada justo frente a mi cara, tomó mi cabello con sumo carácter. - Te la tiras de mandona, pero eres una perra más. -Me dijo, para enterrar mi cara en su bollo. Por supuesto, yo comencé a lamer y mamar su cuca con sumo deseo, abandonada totalmente a la profunda excitación en que Emilio me mantenía con sus fuertes embestidas. Unos segundos más tarde, Mimcy escupió en mi cara varias veces mientras yo seguía pegada a su cuca, de la cual manaban los exquisitos jugos de su placer, bebiéndolos yo con sed de lujuria.

-Aaaaahhhdiiiihhh asi asiiiiihhh perra suciaaaaahhh siiiiih me vengoooooooohhhh -chillaba Mimcy, moviendo sus caderas de forma salvaje y desesperada, restregándome su cuca por toda mi cara de la misma manera que yo le hice rato antes en la sala.

-Noooo no te corras todavía -Dijo Emilio, sacándome la verga de la cuca, quitándole el control de mi cabello a Mimcy con una de sus manos para hacerme separar del bollo de ella.

-Pero...Pero...- Intentó protestar.

-Shhhh. Cállate. Sin peros. Siéntate en el piso. -Le ordenó en tono autoritario. Un tono que me gustaba oír en un hombre. Mimcy obedeció, mientras él se salía de la bañera y me sacaba a mí también de ella guiada firmemente por su mano en mi cabello, como si fuera un animal. Bueno, en ese momento realmente lo era, un animal sin voluntad alguna. Estaba hundida en un trance sexual demasiado rico para pensar en que era lo que yo quería. Mi único sentido activo era la obediencia en ese momento. Como dijo Mimcy: era una perra más.

Emilio me hizo sentarme de frente a Mimcy en el piso, y con gran facilidad y maestría, nos hizo entrelazar las piernas para que nuestras cucas hicieran contacto la una contra la otra en una posición de "Tijeras". Instintivamente comencé a restregar mi bollo contra el de Mimcy, quién respondió al estímulo de la misma manera. A los pocos segundos las dos comenzamos a gemir mientras temblábamos fuertemente. Pude notar al cabrón de Joel a un lado de la tina. Se pajeaba frenéticamente la verga erecta de nuevo, viendo la escena. Mimcy alzó su pierna izquierda para pasarme el pie por la cara, a lo que yo respondí sacando la lengua para lamer la planta de este con deseo, tomándolo a los pocos segundos con una de mis manos por el talón, para chupar dedo por dedo en un acto de adoración. Ya no me importaba humillarme para ella, cedí la batuta dominante, sin embargo, Mimcy no la tenía tampoco. Emilio era el que la llevaba, lo cual se notó aún más cuando se puso de pie con las piernas abiertas entre nosotras, con su verga apuntando a mi cara.

Nos tomó por las cabezas a las dos, flexionando ligeramente las rodillas, para llevarnos a sus genitales. Yo tragué su verga completa, logrando aguantar las fuertes arcadas, aunque no todas, ya que varias si me hicieron botar babas espesas de más. Mimcy, por otro lado, le daba un buen beso negro a Emilio. Y ambas, a pesar de estar entretenidas, no dejábamos de restregar nuestros bollos entre ellos, con una intensidad que aumentaba a cada segundo que pasaba.

No duramos mucho tiempo así, Emilio cambió su posición a los pocos segundos dándose la vuelta y metiendo su verga embadurnada de mis espesas babas en la boca de Mimcy, mientras que a mí me guiaba a su culo también babeado por completo por la ya mencionada señora.

Pasaron varios minutos durante los cuales Emilio dio varias vueltas para turnarnos en sus genitales. Minutos durante los cuales ninguna de las dos dejamos de atenderlo con nuestros hocicos, así como tampoco bajamos la intensidad del roce de nuestras cucas. Minutos que debo admitir me parecieron muy cortos ya que nuestra faena se vio interrumpida cuando, al unísono, los tres orgasmos llegaron. Mimcy y yo temblábamos fuertemente mientras nuestros gemidos eran ahogados por los genitales de Emilio, quien para ese momento tenía la verga metida en la boca de Mimcy. Sin embargo, logró sacarla a tiempo para dispararle unos generosos chorrazos de leche que fueron a estrellarse contra su boca.

Para cuando nos relajamos y nos separamos, Mimcy estaba con su boca y mentón bañados en una espesa capa de semen, el cual escurría y goteaba a sus tetas y abdomen. Pícaramente, y aún con ligeros espasmos producto de mi orgasmo, me acerqué a ella a cuatro patas, para plantarle un profundo beso en la boca, tratando de recoger con mi lengua cualquier vestigio de semen que ella aún no hubiera tragado. Unos segundos más tarde, pasé a lamerle la cara, recogiendo toda la lechita que escurría por su mentón, agachándome para también recoger los goterones que yacían en sus tetas siliconadas y en su abdomen. Por último, y para deleite de los presentes, jugueteé un poco con la leche recogida en mi boca, y acto seguido la tragué, esbozando al final una amplia sonrisa.

-Mujer...tus relatos no te hacen justicia -Me dijo Emilio. - Eres demasiado perra sucia.

-Ay cariño...todavía te falta mucho por probar de mí. -Le dije.

-Bueno...ya estamos aquí, aprovechemos. -Me dijo.

-Jajaja no, debo irme . -Le dije, poniéndome de pie.

-¿Tan tarde? -Preguntó Mimcy. - Deberías quedarte.

-No puedo Mimcy, mañana tengo un compromiso muy importante . -Le dije. Era cierto, tenía un compromiso serio y no podía faltar. La verdad no me esperaba que fuéramos a durar tanto en esta pequeña orgía. Me acerqué a Joel quien seguía pajeándose sin descanso. Me agaché ante él y en un movimiento rápido le agarré las bolas y se las apretujé con furia, a lo que él reaccionó emitiendo un agudo grito de dolor. - Lo lamento Fido . -Le dije de forma despectiva - Ya te corriste una vez. No quiero que lo hagas por el resto de la noche. Tal vez mañana, y solo si Emilio y tu puta esposa están de acuerdo. ¿Entendido? -Pregunté. Él asintió con lágrimas saliendo de sus ojos.

-¿Y entonces cuando te veo? -Preguntó Emilio. -Quiero probar todo, pero TODO de ti. -Me dijo haciendo énfasis en ese segundo "Todo".

-No lo sé cariño, pero ahí nos pondremos de acuerdo . -Le dije.

Me metí de nuevo en la bañera, no sin antes llamar un taxi por teléfono para que me fuera a recoger. Mientras me duchaba a consciencia, veía a Emilio cojiéndose a Mimcy ahí en el baño, mientras que el pobre de Joel solo veía. A pesar del apretón que le di en sus bolas, su verga se puso erecta de nuevo. Sin duda no me había equivocado con él, era un cornudo sumiso. Debo admitir que me provocó unirme de nuevo a la fiesta, pero no podía hacerlo, debía irme.

La verdad, la experiencia había sido bastante grata. Por fin un encuentro con alguien de internet me había salido bien, a diferencia de los primeros que había tenido hacía años, en los cuales de no ser por la suerte y por mis precauciones, habrían terminado fatal para mí con toda probabilidad, y gracias a los cuales terminé imponiéndome a mí misma las condiciones de no conocer a nadie de internet en persona.

Pero luego de esta experiencia...¿Quién sabe? Tal vez en un futuro podría seguir Rompiendo Mis Reglas.

Fin.

Dedicado a Emilio (Onironauta92), un buen amigo y escritor con quien comparto el gusto por el sexo, el porno, y el Pure Fucking Metal \m/.

Hasta aquí otro relato de mi autoría. Espero que, a pesar de su longitud lo hayan disfrutado, y no hayan terminado aburridos. Cualquier comentario o crítica constructiva pueden dejármela en el apartado de comentarios de la página o enviándome un mail a skarletpricet@yahoo.es

Eso sí, abstenerse de pedirme fotos, videochats o encuentros en persona, porque a diferencia de lo aquí narrado, yo no rompo mis reglas jijiji.

Besitos.

Skarlet.