Rompiendo la Monotonía
No hay nada peor en la vida sexual de una persona que la monotonía, el convertir el sexo en un acto sin emoción, sin pasión y sobretodo mirarlo como un acto dónde es SÓLO algo más. Pero eso hubo alguien que lo cambió... y sin esperarlo.
Rompiendo la Monotonía
No hay nada peor en la vida sexual de una persona que la monotonía, el convertir el sexo en un acto sin emoción, sin pasión y sobretodo mirarlo como un acto dónde es SÓLO algo más. Pero eso hubo alguien que lo cambió... y sin esperarlo.
Tras una relación de 3 años dónde el sexo se convirtió en algo ocasional, decidí tener lo que no había conseguido en ese tiempo Buen Sexo.
Desde entonces habré tenido unos bastantes amantes pero, seguía sin encontrar ese algo que me faltaba, encontraba más de lo mismo, pero como todo en la vida, aparece cuando menos te lo esperas.
Un día de Halloween me disfracé junto con unas amigas de caperucita roja, la verdad es que estábamos en busca del lobo que en vez de querer comerse a la abuelita, nos quisiera comer a nosotras y así fue.
En plena fiesta y tras muchas copas decidí ir al baño, justo cuando fui a cerrar la puerta un chico vestido de Batman, mascara incluida, se coló en el baño y me dijo: " Ya ha llegado el lobo para comerte entera ". En aquel momento me subió el vestido, me bajó el tanga y se agachó y empezó a hacerme la mejor comida que me han hecho en la vida. Notaba su lengua en mi clítoris y a la vez como me iba mojando de una manera irrefrenable, empezó a comerme los jugos y a recorrer mi coño con su boca de arriba abajo, no había pasado ni un minuto cuando me vino el orgasmo más intenso que había tenido en toda mi vida. Con las piernas temblorosas me incliné hacia él y me dijo: " Ya tienes lo que buscabas esta noche " y sin tiempo a contestar se levantó y velozmente se fue.
Me subí el tanga y salí a buscarlo, tenía claro que yo no me podía quedar con ese calentón, necesitaba más, jamás nadie me había puesto así de caliente, pero por más que busqué no lo encontré.
Tras aquello pasé varios días que sólo podía pensar en lo que pasó, y que me pasaba todo el día cachonda. En una de esas recibo una nota en el trabajo: " Deja de pensar en mí, que lo mejor está por llegar ". Estaba claro que la emoción y la pasión había llegado, me latía el corazón a mil y me moría de ganas de saber quién era, y, sobretodo de si sería capaz de repetir lo de aquella noche. Al salir de trabajar me encuentro otra nota en el parabrisas del coche: "Si quieres más ven aquí", daba una dirección, estuve todo el camino pensando que no debía ir, lo mismo era un loco o algo así, pero mis ganas de emociones fuertes pudieron con el sentido común.
Al llegar me encontré la puerta encajada y una voz que me decía: "Entra y disfruta", de repente noté como alguien me agarraba por la cintura desde atrás me tapaba los ojos y me decía: "Confía en mí".
Me tumbó en la cama y empezó poco a poco a quitarme la ropa, y dejándome desnuda empezó a chuparme los pechos de forma sensual, lamía despacito, con bocaditos pequeñitos y se endurecían como si quisieran alcanzar el techo, bajaba por mi vientre con su lengua hasta que encontró sabiamente mi mojado y depiladito coñito, empezó a recrearse como si quisiera matarme de gusto, mejor incluso que la primera vez, yo notaba como cada vez me iba mojando más y más, hasta llegar al punto de chorrearme pierna abajo, yo empecé a gritar de gusto cuando sin esperarlo me introdujo su pene, empezó a moverse despacio y empecé a notar que estaba durísima, como si quisiera atravesarme sin compasión. Subía y subía el ritmo y yo cada vez gritaba más y más, los orgasmos se sucedían sin que pudiera ni quisiera parar, hasta que noté como se corría sobre mis tetas y como gritaba de gusto frotándose con ellas, pero en vez de parar decidí devolverle el favor de echar el mejor polvo de mi vida. Con el tacto fui bajando hasta que encontré su gordo pene y lo acerqué la boca, empecé a lamerlo como si de un apetitoso polo en verano se tratara, de arriba abajo y tras lamerlo enterito, me lo introduje en la boca y empecé a comérmelo como si se me fuera la vida en ello. Notaba como se me iba haciendo más y más gorda y cuanto más gorda se iba poniendo más caliente me iba poniendo yo, seguía y seguía y no podía parar, me pedía que parara que se iba a correr en la boca, pero yo estaba demasiado caliente como para parar, y empecé a notar como entre mis labios se corría, ummm qué rico.
Tumbados en la cama, un silencio invadió la habitación, me quitó la venda y lo vi, pero no era la primera vez que veía a ese hombre, dos semanas antes me había arreglado el coche, y bueno, a parte del coche me ha arreglado mi monótona vida sexual.