Romina, mi perra sucia (8)

continua la saga de Romina.

Romina, mi perra sucia

Romi había cumplido sus 25 años, yo tenía ya 28. Ella estaba realmente deliciosa, las formas de su cuerpo se habían armonizado aún más y su culo solía impactar en donde fuéramos. Habíamos pasado muchas historias juntos y nos seguíamos amando como siempre. Compramos un lote en la pcia de Bs. As., en un lugar tranquilo dentro de todo y no muy poblado, construimos una modesta vivienda y en el fondo teníamos un hermoso jardín, que a Romi le encantaba cuidar, hacia un lado de la casa había un terreno vacío y del otro, una casa de dos plantas en donde vivían Manuel y Carmen, de 58 y 60 años respectivamente.

Carmen era realmente una mujer encantadora del tipo de esas madrazas de antes, en cuanto a Manuel, me provocaba un rechazo inmenso, tenía unas manos ásperas y grandes, era pelado y parecía que estuviera descamándose por como tenía la piel siempre, además de una panza de esas barrigonas tan habituales. En fin que no me agradaba para nada.

Romi estaba muy feliz, en esa época había decido dejar de trabajar, no sabía si iba a estudiar algo todavía, pero le gustaba estar en la casa. Yo había conseguido un trabajo mejor y nos iba dentro de todo bien.

Disfrutaba muchísimo en las tardes, en la primavera, contemplarla desde la ventana de la cocina, arreglando las plantas y pequeños arbolitos que tenemos. Usaba para esto siempre una calza corta de lycra sin ropa interior, porque sabía que me encantaba, parecía que su culo estuviera desnudo forrado con una especie de nylon, trataba de hacer poses para mi sabiendo que la miraba desde la cocina, aunque a veces me escondiera detrás de una cortina que teníamos. Yo la llamaba después desde la cocina y la mayoría de las veces nos pegábamos una buena franeleada mientras tomábamos mate y después terminábamos en el cuarto cogiendo de lo lindo, después Romi se quedaba dormitando en la cama y yo me dedicaba a preparar la cena.

Una tarde llegue del trabajo, fui a la cocina y Romi estaba por salir al jardín, la abracé desde atrás, estuvimos acariciándonos un rato y se fue al jardín, yo me quede escondido detrás de la cortina mirándola, mientras tomaba mate y ella empezó con su show privado de agacharse, levantarse, hacer poses sabiendo que yo la observaba, en un momento escuche un ruido y no se porque gire la vista en la dirección de la casa del vecino y lo que vi me dejo de piedra, se veía, en el segundo piso de la casa, en la ventana que daba a nuestra casa, el perfil de Manuel observándola también a Romi y acariciándose la pija, no pensaba que la estuviera viendo y menos imaginaba que el viejo se calentara viendo a mi chica. Alternaba las miradas entre Romi y el viejo, este de acariciarse paso directamente a masturbarse, se veía como su mano empezaba a subir y bajar más aceleradamente. La situación me dejo bastante molesto, me fui a la cama a leer una revista.

Cuando Romi volvió del jardín, al no verme en la cocina, vino a la habitación, me preguntó si estaba molesto por algo y le dije que estaba todo bien, solo cansancio. Ella me dijo que hoy cocinaba ella que descansara. Más tarde cenamos y yo me fui a dormir temprano, molesto con la situación y pensando que hacer. En la tarde siguiente tuvimos toda nuestra rutina habitual, no lo vi al viejo en la ventana cuando estábamos en la cama cogiendo, romi me preguntó que me había pasado el día anterior.

-Nada amor, en un momento mire a la ventana de la casa de al lado y estaba el asqueroso de Manuel mirándote.

-Pero, amor si nos gusta que miren a la perrita..., y con las calzas que uso en casa...

-Si mi amor, pero es un viejo sucio. En un momento empezó a pajearse.

-Le gusta la vecina..., parece..., debe tener una pija grande..., me parece, por las manos... ,–no sabía que decir.- ay... amor...., que a vos te parezca asqueroso..., no quiere decir que a mi también..., yo lo dejaría que me de,... al señor Manuel..., podría ser como un papi... –la clave bien duro sobre la cama dejándola trabada.

-Y te quedaste mirándolo todo el tiempo...?

-No, alternaba la vista, te miraba y miraba a la ventana.

-Pudiste ver como la tenia...?, -dijo exagerando su voz de puta. – Mañana los podemos invitar a tomar mate y mientras vos charlas con Carmen el me ayuda con el jardín y me ve mas de cerquita...

-Que puta sos.

-Ay..., amor..., solo para que me vea mejor..., es un pobre viejito....

-Pero amor, es un viejo asqueroso.

-¿Te va a gustar... ver como me coge un viejo asqueroso...? –la serruche bien duro

-Me parece demasiado perra sucia.

-No me hagas enojar perrito..., porque aunque no me guste mucho que me den por el culo voy a dejar que me lo haga también si me haces enojar...

-Te mato perra!!!, grite mientras acababamos juntos. –Nos quedamos un rato acostados todavía uno encima del otro, mi pija seguía dura, a pesar de la gran corrida.

-Tu pija, como siempre, dice otra cosa pajerito. Me dice que ya esta ansiosa porque el viejo de al lado me coja, y mirar escondido como un pajerito que sos, como me disfruta ese viejo asqueroso y me hace gozar como la perra que soy..., mientras vos..., te escondes para que no te vean mientras el asqueroso ese se goza a tu mujer...

Esa noche me dormí molesto no hubo abrazos ni caricias, en la mitad de la noche la sentí a Romi que me abrazaba desde atrás y la deje que me apretara bien fuerte, te amo, amor, me dijo entre sueños.

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