Romina, mi perra sucia (2)

Sigue la saga de Romina.

Romina, mi perra sucia 2

El día siguiente todo transcurrió con normalidad desayunamos juntos muy acaramelados y haciéndonos chistes, felices como siempre. En la tarde cuando volví del trabajo entre a casa y cuando fui a la cocina estaban Carmen y Manuel tomando mate con Romi en la cocina. Romi tenía sus calcitas sin nada debajo y una remera también sin sujetador que dejaba adivinar sus pezones. Me vino a saludar abrazándome fuerte y poniéndose en puntitas de pie dándole una visión de su culo a Manuel que como vi de reojo se la comía con los ojos.

-Hola, amor!!!, los invite a los vecinos así don Manuel que sabe mucho de plantas me da algunos consejos, mientras vos tomas unos mates con Carmencita, ¿no hay problema, no?

-No cielo todo bien, le dije.

-Bueno, no la aburras a la vecina, en un ratito venimos. –Salieron al jardín.

Yo corrí la cortina para ver bien el jardín, charlaba con Carmen pero no podía dejar de mirar el jardín, Romi se movía todo el tiempo alrededor de Manuel, agachándose, pasándole cerca, rozándolo. En un momento la vi a Romi que pareció caerse, se había doblado un tobillo, se agarró del cuello del viejo que la agarró de la cintura, tomándola casi de su culo, la trajo hacia dentro. Carmen que no había visto nada cuando los vio entrar se asusto.

-¿Qué te pasó, nena?

-Nada Carmencita, solo me doble un poco el tobillo. –Manuel se puso de rodillas delante de Romi le saco la zapatilla y empezó a acariciarle su tobillo, parecía encantado, a la vez tenía una vista de la vulva de Romi que con esa calcita y sin ropa interior parecía desnuda, el viejo la frotaba con pasión.

-Que buena mano don Manuel..., es usted un campeón... –El viejo se puso de pie y se quedo charlando un rato más. Luego el matrimonio se fue hacia su casa. Romi se puso de pie de un salto.

-Mira que bien me hizo el masaje..., no me duele nada. Me acerque hacia ella y mordiéndole la boca le dije que era una perra sucia. Me tomo la mano y corrió un poco la calza y me la hizo meter en su concha, estaba toda mojada.

-Como me calentó jugar con el viejito..., te imaginaba mirando desde la cocina..., y ese olor agrio..., ¿sentís como me moje? –La puse con la panza sobre la mesa, le baje la calza hasta los tobillos y se la metí hasta el fondo, la agarre de los pelos y le dije que era una sucia buscona.

-Deme duro Manuel..., que mi marido puede llegar en cualquier momento...

-Para, hija de puta.

-Soy su puta Manuel..., que macho delicioso..., ¿no me daría la lechita en la boquita?

La gire y la puse de rodillas delante de mi, la tenía agarrada del pelo y le empecé a mover la cabeza adelante y atrás. Se la sacó en un momento de la boca y me dijo:

-Acábeme pronto Manuel... que esta por llegar mi marido del trabajo...

-Si te lo coges en mi ausencia, va a ser para kilombo

-Si queres estar presente..., vas a estar escondido por primera vez... y además...

-¿Además que?, perra sucia.

-Si estas vos..., voy a estar más caliente...

-¿Y que tiene?

-Y..., que voy a estar tan caliente..., que aunque no me guste...., le voy a entregar el culo también..., le voy a pedir que me acabe en el fondo de mi culito...,

-No podes ser tan puta, es un viejo sucio.

-Para él..., cogerse alguien como yo debe ser un regalo, y seguramente va a estar bien agradecido y cumplidor... Seguramente va a estar bien atento a mi goce...

la agarre en brazos y la lleve a la cama la acosté boca arriba y empecé a cogerla de nuevo

-Decime que no va a pasar nada de eso

-Mi amor..., vos tenes que elegir... –dijo moviendo su cintura acompañando mi empuje.

-Bueno esta decidido, nada con ese viejo mugriento.

-Ay..., mi amor..., tenes que elegir...

-Ya elegí sucia.

-Tenés que elegir si vas a estar trabajando o lo vas a ver... –Me puse violento, mal, como nunca me había puesto, la gire sobre la cama y le apoye la pija en la puerta de su ortito.

-No quiero por el culo!!!, si me lo haces..., me lo voy a coger y no te vas a enterar... y no va a ser el único..., no me vas a ver más cogiendome a nadie. –Estaba con la punta de mi pija en la puerta de su culo, a pesar de mi enojo, me parecía que no podía perderla. Me salí y ella volvió a girarse boca arriba. Me acomodé sobre ella y se la deje ir, me miro con esos ojos verdes profundos y me dijo.

-Pensé que no me amabas más..., mi pajerito..., así te quiero..., más sumiso y obediente..., y que vas a elegir...?

-Quiero ver cuando te coge!!!, grite acabando.

-Bueno..., me lo voy a coger..., no puedo negarte nada de lo que me pedís... Acordate que lo hago por vos..., y sonrió perversa

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