Romina, mi perra buscona, mi amor (6)

Se desata la perra.

Romina, mi perra buscona, mi amor 6

Me desperté a la mañana siguiente, sábado, no trabajábamos. La luz entraba por la ventana y la veía a Romi dormida, desnudita con ese hermoso culo para arriba. Me calenté de verla y pensé que ya la había entregado, pero también sentí que era diferente, que ella no disfrutaba humillándome. Mientras pensaba, acariciaba su culo suavemente, la fui girando y la deje de costado, le recogí suavemente su pierna derecha y desde atrás y de costado se la fui deslizando despacito, estaba muy mojada, como en general esta a la mañana, se despertó diciendo:

-Que hermoso desayuno, mi amor, ¿Quedaste calentito de ayer? –jugaba con su cuello, se lo apretaba un poquito y también le apretaba las tetas, la cogí así por un rato y me pidió que la cogiera encima de ella que quería mirarme a los ojos. Nos acomodamos y se la puse con suavidad, mientras me había acercado a besarla.

-¿Te gustó que me lo cogiera a Osvaldo y vos estuvieras ahí haciéndote la paja? –por respuesta le di una profunda metida.

-Ay..., amor..., por primera vez no veo el momento que sea lunes. ¿me vas a dejar profundizar con él? –le volví a mandar otro viaje de respuesta bien a fondo.

-Sabes que? Cielo...,

-¿Qué mi amor?

-Me encantaría que me coja acá... en nuestra cama.... y que vos estés mirando.

-Es la historia de mi vida..., escondido haciéndome la paja.

-No amorcito..., quiero que estés sentadito en una silla mirándome..., y que te pajees despacito... –le volví a mandar un viaje bien a fondo esta vez.

-Te calienta ¿eh?, que lindo..., mi amor..., -y nos besamos profundamente.

Me pidió que saliera y se puso de perrito en la cama.

-Cogeme así..., como la perrita que soy..., -se acomodó sobre la cama quebrando su cintura lo más posible, como cuando viaja en la moto y nos gritan cosas por como queda levantado su culo y ella me hace comentarios que nos calientan a los dos.

-Te imaginas..., cuando esté Osvaldo en tu lugar..., y me vea así ofrecida... y vos ahí sentado en la silla tocándote la pijita. –se la metí violentamente y gimió profundo.

-No te enojes mi amor..., yo hago lo que a vos te gusta nada más..., sino te gusta puedo cambiar de trabajo... –y empezó a mover su cadera haciendo círculos. ¿querés que cambie...?

-no..., pero...

-¿Qué le pasa al perrito..., tiene miedo?

-no se, dije clavándola. Después todo se va al demonio y se escapa de las manos.

-Te amo, mi amor...,no estés triste..., -puso su mejor voz de puta y agrego. Vos sabes que soy una perrita calentita... y Osvaldo es un perro perverso..., y... ¿Qué le hace un perro perverso a una perrita calentita... –los dos no aguantábamos más, la clave a fondo y descargue un montón de semen en lo profundo de su concha, ella también tenía su orgasmo y giro la cabeza y nos besamos.

Ese sábado a la noche se le ocurrió que podíamos ir a bailar. Nunca habíamos ido pero a los dos nos gusto la idea, a mi me parecía que era lo que yo pensaba, que la situación se nos iba a ir de las manos e íbamos a terminar en cualquiera, como siempre pasaba en mi vida, a la vez no paraba de repetirme que con Romi todo era distinto.

Esa mañana ella se fue de compras y estuvo toda la mañana fuera de casa, yo prepare la comida y cuando volvió almorzamos juntos, después me fui a jugar al fútbol con mis amigos y volví a última hora de la tarde. Romi estaba probándose la ropa que se había comprado, conjuntitos de ropa interior, una mini. Estoy eligiendo algo para la noche quiero estar linda para vos. Ella sugirió el lugar para ir, yo nunca había sido de ir mucho a bailar y no conocía mucho de boliches.

Realmente cuando Romi terminó de arreglarse yo no quería salir de casa, nunca la había visto tan producida, estaba mas perra que nunca, se había comprado también unos zapatos de taco alto.

-Mi amor..., y si mejor nos quedamos en casa..., tranquis. Me miro a los ojos:

-Te amo, mi amor, no tengas miedo, vamos a divertirnos.

El boliche era realmente espectacular, yo me sentía un poco desubicado y, estaba seguro que no me hubieran dejado entrar sino estuviera con Romi. Los tipos la miraban y algunos le hacían algún gesto o alguna invitación, yo trataba de hacerme el distraído, pedimos unas copas y nos fuimos a sentar a un lugar tranquilo. Nos besamos y brindamos.

-Como te miran perrita buscona.

-No me di cuenta, ¿en serio?... –y se río

-No te hagas la tonta, le dije y nos besamos. Estuvimos apretando un rato y cuando se terminaron las copas, fui a buscar algo más fuerte.

Cuando volvía de la barra, ya de lejos, vi a un tipo carilindo, bastante alto y musculoso sentado al lado de Romi bien cerquita de ella. Mi pija reacciono de inmediato, y a la vez, me sentía bastante molesto, iba a acercarme y alejarnos de ahí y lo vi al tipo acercándose a decirle algo al oído mientras jugaba con su pelo y la vi a Romi sonriendo y note que su cuerpo respondía con agrado al acercamiento, su mano le palmeó el muslo al tipo como si le molestara lo que le decía y quisiera reprenderlo, pero luego del golpe quedo en el lugar, el tipo le seguía hablando pero ahora le olfateaba casi su cuello, Romi no hacía el menor gesto de alejarse, solamente miro hacía donde yo estaba y al verme volvió a sonreír y le indico al muchacho que yo me acercaba. El muchacho se puso de pie y se presento como Juan, me dijo que mi chica era realmente hermosa, además de muy simpática, dijo haciendo hincapié en lo de simpática. Yo no sabía muy bien como reaccionar, venían en cascada todas las imágenes de mi vida, de mi madre con sus amantes, mi hermana... y a la vez volví a sentir mi pija dura como un garrote.

-Bueno, ya que le caíste simpático a Romi podes quedarte a charlar un rato con nosotros.

-Me encantaría dijo Juan y volvió a tomar asiento.

Romi se acerco a mi oído y me dijo que me amaba. Que no hacía falta que el chico se quedara si quería echarlo estaba todo bien.

-Echalo vos cuando te moleste, le dije en el oído.

-Ay..., papi..., es que después me caliento y no puedo parar. –me miro con cara de putita y me dijo al oído. Deshacete de él ahora..., después no sabemos que va a pasar..., dijo con su voz de putita, la perra se calienta...y.... Lo miré a Juan que se hacía el distraído mirando hacia otro lado y levanté mi copa brindando con él.

-Por esta noche, dije. Y los tres brindamos.

Continuará.

Comentarios a sebirra2003@yahoo.com.ar