Romina - 9 Capítulo

Historia del descubrimiento de mi lado femenino, su desarrollo y las experiencias vividas

Corría la tarde del domingo cuando llegamos de vuelta a Buenos Aires, en el camino nos enteramos que en realidad el retorno se había adelantado solo un poco, mis primos tenían clase el lunes así que a lo sumo tendríamos que haber vuelto a la noche del domingo o a la mañana del lunes como lo iban a hacer los dueños de la quinta. Cuando mi tía nos contó eso tuve que fingir tristeza pero en realidad me dejó super contenta, iba a tener horas libres sin mis primos, ahora solo me restaba encontrar la manera de librarme de mi hermana y tía, mi tío no iba a ser problema ya que tenía que trabajar y normalmente no estaba en la casa en todo el día.

A la mañana siguiente nos despertamos temprano para desayunar todos juntos, mis primos se iban al liceo y mi tío a trabajar, quedaríamos en el apartamento mi tía, mi hermana y yo. Una vez que se habían ido todos y estábamos los tres solos mi tía nos contó que ella normalmente se iba a entrenar al gimnasio a esa hora, pero como estábamos nosotros de visita se iba a quedar preguntándonos a continuación qué teníamos ganas de hacer durante el día. Esta era mi oportunidad y no pensaba desaprovecharla, antes de que mi hermana emitiera un sonido le dije a mi tía que yo estaba muerto de sueño y que quería aprovechar las vacaciones para dormir, pero que ellas podían irse al club juntas, a mi hermana le encantaba hacer gimnasia y sabía que ese plan le iba a gustar.

Como me lo había imaginado, mi hermana instantáneamente mordió el anzuelo y reaccionó a favor de la propuesta -”Dale tía! llévame al club contigo mientras este vago duerme”- entonces mi tía me dijo -”Me da pena que te quedes solo, me gustaría llevarte a vos también pero mi gimnasio es exclusivamente femenino, no te enojas si nosotras vamos?”- a lo que le respondí -”No tía, vayan y diviértanse, yo quiero dormir hasta el medio día por lo menos.”- entonces ella nos dijo -”Bueno, pero hacemos lo siguiente: nosotras nos vamos al gimnasio a pasar una mañana de chicas y a las 12:00 te pasamos a buscar por acá para salir a almorzar algo rico todos juntos, ok?”- Mientras me daba vuelta para volver a mi cama y poniendo la mayor cara de sueño que pude le confirmé que estaba de acuerdo con el plan.

Me metí en la cama y esperé a que ellas se fueran, cuando escuche el ruido de la puerta cerrándose me levanté rápidamente y fui a pasarle una traba interior. Lo había logrado, tenía todo el apartamento para mi sola, aunque en realidad había solo una parte que verdaderamente me importaba y era el guardarropas de mi tía que ahora tenía completamente a mi disposición.

Como dije antes, mi tía, a diferencia de mi madre, se había casado con un tipo con plata y entonces no trabajaba, se dedicaba a atender a mis primos, a su marido y a atenderse a sí misma, gimnasio, spa, peluquería, etc… Todo eso me llevaba a pensar que su guardarropa debía estar lleno de tesoros con los que yo me podía divertir y prepararme para el encuentro con Nico. Fui directo a su dormitorio y entré en su vestidor, esa por sí misma ya fue una experiencia nueva, una pequeña habitación dedicada exclusivamente a contener sus prendas y zapatos, estar parada ahí rodeada toda esa delicada ropa híper femenina fue una sensación maravillosa, era como estar en el paraíso.

No tenía tiempo que perder, disponía solo de tres horas antes de que me vinieran a buscar para irnos a almorzar así que decidí concentrarme en la parte que más me importaba y fui directo en busca de su ropa íntima. Si yo pensaba que mi madre tenía mucha y muy linda ropa íntima, lo de mi tía estaba en otro nivel, 5 cajones llenos de todos los tipos de prendas íntimas que una pudiera imaginar, pero además de la cantidad, lo que más me impresionó fue la diferencia de calidad. Se notaba que eran prendas caras, prendas que mi madre no podía pagar o que directamente en Montevideo no se podían conseguir, eran de una fineza, delicadeza y detalle en su confección que me resultaba soñada.

Luego de inspeccionar rápidamente los cajones descubrí que estaban clasificados, cada uno contenía un tipo de prendas, había uno para medias, uno para bombachas, uno para corpiños, uno para babydolls y camisones, mientras que el último contenía los atuendos más atrevidos y sensuales, eran bodys, corsets y portaligas. Ante tanta variedad me fue difícil elegir, pero sabiendo que el tiempo apremiaba y que no iba a poder probarme todo, al menos en esa primer mañana, decidí que mi primer atuendo sería un body de tul y encaje con detallecitos de flores, en la piernas me pondría unas medias ⅞ de red que se sostenían con un portaligas estilo cinturón ancho de encaje que combinaba bien con el body, por último para los pies seleccione unas sandalias de taco de 4” que me volvieron loca cuando las vi.

Tomé las prendas y las extendí sobre la cama del dormitorio de mis tíos, frente al mismo había un gran espejo, mientras me miraba en el gran espejo me fui despojando de la remera y el slip que llevaba puestos, me despojaba no solo de la ropa sino que también de la apariencia masculina que ella me daba para dar entrada mi otro yo, a la sensual Romi. Una vez desnuda y mientras me miraba en el espejo me dí cuenta de que tal vez no tuviera otra oportunidad como esta antes de volver a ver a Nicolás así que debería aprovecharla para arreglarme lo más femenina posible, en particular me molestaba mucho como se veían tanto mis axilas como mis genitales, ambos estaban cubiertos por una fea capa de vello. En función de eso decidí que antes de vestirme me arreglaría para estar más prolija y femenina, me metí en el baño de mi tía, me di una ducha y mientras lo hacía usé su gillette para rasurar completamente los desprolijos vellos que cubrían mis axilas y rodeaban mi pene. Al terminar estaba toda lisa y delicada, sin un solo vello, luego de secarme me aplique en todo el cuerpo, pero en particular en las zonas rasuradas, una crema humectante de mi tía que me dejó la piel muy suave y un delicioso aroma muy femenino.

A continuación me vestí con las prendas que había seleccionado, la suerte continuaba de mi lado y todo parecía conspirar para que yo siguiera dándole rienda suelta a mi femme interior, la ropita de mi tía me quedaba aún mejor que la de mamá, la diferencia entre las hermanas, sus senos, hacía que las prendas de mi tía se ajustarán aún mejor a mi figura. Completamente vestida, con mi pene escondido entre mis piernas, subida a los tacos y con mi corta melena húmeda peinada hacia atrás descubrí en el espejo que mi imagen era la de una muy sensual joven adolescente vestida para la acción. Desfilé frente al espejo por unos minutos hasta que sentí la necesidad de masturbarme para mitigar la excitación que la situación me provocaba, cuando me acosté en la cama de mi tía y me disponía a comenzar a disfrutar de mi propio cuerpo vi la hora en el despertador que estaba sobre la mesa de luz, me había quedado sin tiempo, eran 11:30.

Fastidiada me desvestí y guardé todo en su lugar, luego volví a mi cuarto desnuda cargando con mis prendas masculinas en la mano. Cuando llegué me acordé que todavía tenía la tanguita de la madre de Nico, la saque del escondite en el que la había guardado y me la puse, aunque me tuviera que vestir de varón quería seguirme sintiendo femenina mientras esperaba por el reencuentro con Nico. En el momento en que terminaba de vestirme sonó el timbre, eran mi tía y mi hermana que me invitaban a bajar y unirme a ellas para salir a almorzar.

Bajé, me subí al auto y enseguida estábamos en marcha, mientras mi tía manejaba íbamos charlando de cómo habíamos pasado la mañana, yo les dije que había dormido hasta tarde y luego me había dado una ducha para despertarme. Mi hermana comenzó a contarme con gran entusiasmo y lujo de detalles todo lo que habían hecho juntas en el gimnasio cuando de repente nos dimos cuenta que mi tía estaba estacionando. -”Ya llegamos?”- le pregunté, ante lo cual me dijo -”No, tenemos que levantar a tus primos en el liceo que queda a mitad de cuadra pero ahí es siempre imposible parar. Te animas a bajar e irlos a buscar? Deberían estar esperando en la puerta”- Entonces me bajé del auto y comencé a caminar en la dirección que me había indicado mi tía.

A medida que me fui aproximando me di cuenta donde era el liceo porque se veían grupos de jóvenes vestidos de uniforme conversando en la calle, seguramente recién habían salido de clase. Yo iba inspeccionando cada uno de los grupos intentando divisar a mis primos cuando de pronto los reconocí pero dudé en acercarme, no estaban solos, Pablo y Nicolás estaban con ellos, en ese momento sentí como mi corazón empezó a latir más rápido y de golpe me resultó mucho más presente la sensación de la tela de la tanguita que estaba perdida entre mis nalgas rozando mi ano. Me armé de valor y me acerqué a ellos, luego de saludarlos les dije que nos estaban esperando en el auto mi tía y mi hermana para ir a almorzar, mi primo invitó a los dos hermanos a venir con nosotros, al parecer esto era algo que hacían con normalidad.

Cuando llegamos al auto nos dimos cuenta de que éramos demasiados, entonces mi tía dijo -”Son solo un par de cuadras, nos apretamos y llegamos. Las chicas comparten el asiento de adelante y los varones se acomodan atrás.”- En cuanto terminó de decir eso mi primo y Pablo se lanzaron a ocupar su lugar en el asiento, luego les siguió Nico, cuando me fui a meter en el auto descubrí que ya no había lugar en el asiento trasero del pequeño auto. Estaba parada en la puerta mirando hacia el interior cuando mi tía interrumpió mi pausa -”Dale Fede! subite en la falda de Nico que nos tenemos que ir, estoy mal estacionada.”- Levante la mirada y me encontré con los ojos de Nico que me miraban como un león a su presa. Apurada por la situación me senté sobre su falda y el auto se puso en movimiento, no pasaron ni 10 metros cuando empecé a sentir como la mano de Nico recorría mis piernas del lado que nadie lo podía ver, 10 metros más tarde la misma mano acariciaba mi cintura y se metía por dentro del pantalón que llevaba puesto. Cuando metió la mano por dentro del pantalón Nico descubrió que llevaba puesta una tanguita y comenzó a acariciar mis nalgas recorriendo el delicado borde de la misma. Yo estaba petrificada, permanecía quieta mientras los demás mantenían una viva conversación sobre lo que habían hecho durante la mañana, de golpe sentí la respiración de Nico cerca de mi oído y me susurró -”Tenía muchas ganas de verte, me encanta que ya vengas vestidita. Sentís como me pones?”- Al escuchar eso me dí cuenta que algo duro crecía bajo mis nalgas y comencé automáticamente a mover mis caderas para que ese elemento duro calzara bien en medio de ellas. Yo me había comenzado a excitar mucho pero no pudimos avanzar más que eso, cuando la cosa se estaba empezando a calentar llegamos al destino y había que separarse.

El almuerzo fue normal, comimos rico y conversamos de temas triviales hasta que en un momento, mientras esperábamos que trajeran el postre, me levanté para ir al baño. Estaba por empezar a subir mis pantalones luego de orinar, me gustaba hacerlo sentada para sentirme más femenina, cuando de pronto escuché que alguien entraba al baño y luego me asusté cuando se abrió de pronto la puerta de mi cubículo. Era Nico que se metió en mi cubículo y trancó la puerta tras de sí, a continuación me miró de pies a cabeza y me pidió que me baje del todo los pantalones y le muestre mi colita con la tanga puesta. Como siempre cumplí con sus órdenes en silencio y de manera inmediata, me acomodé la tanga y me quité completamente los pantalones dándole la espalda, de esa forma mi remera se veía como un vestidito corto que dejaba a la vista la mitad de mis nalgas. Nico se abalanzó sobre mí y me agarró con pasión las nalgas mientras que olfateaba mi cuello, supongo que el olor a mujer de la crema lo excitaba. Tras un par de minutos me soltó, yo me di vuelta y pude ver como desabrochaba el pantalón de su uniforme y sacaba al exterior su pene en plena erección, estaba tan excitada por la situación que no tuvo que decirme nada, por ímpetu propio me agaché y tomé su pene con mis manos para luego lamer su cabeza un par de veces y finalmente metérmelo en la boca.

Mi iniciativa descolocó a Nico que acostumbrado a tener el mando se vio sorprendido y se quedó quieto en silencio mientras yo lamía y chupaba su pene con deseo y desesperación, lo metía tan adentro de mi boca como me era posible para luego sacarlo y recorrerlo con mi lengua desde sus testículos hasta la cabeza. Estaba concentrada en la tarea cuando de pronto sentí sus manos tomando mi cabeza y sus caderas comenzando a moverse al ritmo de mi succión, a continuación me la empezó a meter en la boca con fuerza hasta que la sentía en mi garganta, me resultaba incomodo y doloroso por momentos, pero era definitivamente muy excitante. Intenté pedirle suavidad pero me fue imposible, su pene ocupaba toda mi boca mientras entraba y salía de manera cada vez más rápida, cuando intenté hablar el único sonido que salió de mi boca fue el ruido de succión que producía la abundante saliva cuando él retiraba su pene y luego lo volvía a meter en boca. Me tuvo así unos minutos hasta que repentinamente se detuvo dejando su pene bien adentro de mi boca, escuché como intentó contener un gruñido de placer que de todas formas se le escapó y al mismo tiempo sentí como mi boca era inundada por chorros de cálido y espeso semen. Cuando terminó de eyacular soltó mi cabeza e intentó retirar su pene de mi boca pero yo no lo dejé, tomé su pene nuevamente con mis manos y mientras sentía como iba perdiendo su dureza me dediqué a limpiarlo y saborearlo hasta que me tragué la última gota de aquel elixir de placer.

Cuando finalmente dejé libre a su pene y lo miré desde abajo Nico me dijo -”Wow, se ve que no es la primera vez que chupas una pija! Cada vez me doy más cuenta de la tremenda puta que sos! Ahora yo voy a volver porque demoramos mucho, vos arréglate, lávate la cara y volvé a la mesa enseguida.”- Nicolás salió del cubículo y me dejo sola, con la boca llena de su sabor, muy excitada pero también muy insatisfecha, mi pene estaba duro como una roca así que antes de volver a ponerme el pantalón decidí masturbarme para calmar mi deseo. Un dedo en la cola y un par de sacudidas fueron suficientes para hacerme explotar, creo que no llegué a un minuto de caricias antes de acabar. Luego de esa descarga, ya más calmada recompuse mi atuendo, me lavé la cara con esmero y volví caminando lentamente a la mesa. Durante el resto del almuerzo crucé miradas cómplices con Nico, estaba cada vez más cómoda en mi rol de provocadora y el morbo de hacerlo enfrente de todos me excitaba mucho.

Cuando terminamos de almorzar mi tía nos propuso volver al apartamento para que mis primos se pudieran quitar los uniformes y vestirse normalmente, luego continuaríamos con una tarde de paseos por la ciudad. Era el momento de separarnos de Nico y Pablo, ellos se iban para su casa y nosotros volvíamos a lo de mis tíos, mientras nos levantábamos del restaurant y mi tía pagaba la cuenta quedamos solos por unos minutos Nico y yo. Desde que habíamos vuelto del baño tenía una idea rondando mi cabeza, dudaba de si planteársela a Nico o no, en el apuro de esos minutos, cuando nos estábamos separando y no sabía cuando lo volvería a ver decidí hacerlo. -”Nico, quiero que terminemos lo que empezamos en la quinta”- Nico: -”Yo también, más después de lo de recién, me muero por cojerte esa cola pero no se cuando vamos a poder, estoy intentando conseguir un lugar para que estemos solos…”- En ese momento lo interrumpí y se lo dije -”Tengo una idea: mañana luego de entrar al liceo escapate y anda para lo de mis tíos, tenes que llegar a las 10:00am, si ves un pañuelo rojo atado a la baranda del balcón es que estoy sola, pedile al portero para pasar que vamos a tener casi dos horas libres.”- Apenas se lo terminé de decir fuimos interrumpidos por mi hermana y mis primos, Nico nunca llegó a responderme, de todas formas yo estaba decidida a intentarlo y lo esperaría pronta a las 10:00.

FIN DEL NOVENO CAPÍTULO