Romina - 10 Capítulo

Historia del descubrimiento de mi lado femenino, su desarrollo y las experiencias vividas.

Me pasé la tarde entera pensando en lo que había hecho, había tomado la iniciativa y ya no era víctima de Nico sino que me había convertido en su cómplice, tenía muchos miedos y dudas pero estaba decidida. Esta era la segunda vez que estaba a punto de ser penetrada y no me quería quedar con las ganas nuevamente, la excitación, la ansiedad y la curiosidad eran muy grandes con para poder ignorarlas.

A la noche, mientras cenábamos le dije a mi tía que estaba muy cansado y que a la mañana siguiente quería volver dormir hasta el mediodía tal como lo había hecho esa mañana, se lo dije de tal forma que mi hermana no podía evitar escucharlo y como era previsible nuevamente se metió en la conversación, en cuanto terminé de hablar dijo: -”Listo tía, mañana repetimos club mientras él duerme, además quiero probar esos masajes que hoy no pudimos hacernos porque se nos hacía tarde para el almuerzo”- entonces mi tía me dijo -”OK, te podes quedar durmiendo, nosotras nos vamos al club pero como nos vamos a hacer unos masajes vamos a llegar un poco más tarde, cerca de la una. Te aguantarás el hambre hasta esa hora?”- R:-”Sí tía, me hago un buen desayuno cuando me despierte y con eso aguanto, ustedes disfruten tranquilas”- Mientras le decía eso me excitaba pensando en que si ella supiera lo que yo pensaba estarme comiendo mientras ellas estaban en el gimnasio mi alimentación sería la última de sus preocupaciones.

Abrí los ojos cuando sonó el despertador de mi primos, la noche se me había hecho eterna, me había pasado soñando con lo que me iba a hacer Nico esta mañana, la ansiedad y excitación dominaban mi cuerpo produciéndome un cosquilleo muy particular en mis entrañas. Esta vez no me levanté, me quedé en la cama simulando estar dormida mientras todos se preparaban para salir, mis primos al liceo, mi tío al trabajo y por último mi hermana y tía rumbo al club. En cierto momento mi tía vino hasta mi cuarto, yo me hice la dormida mientras noté como ella se asomaba a la puerta para ver cómo estaba y luego la cerraba con cuidado de no despertarme. Segundos más tarde escuché la puerta principal cerrarse por tercera vez y el apartamento entero quedó en silencio, esperé unos minutos más por precaución hasta que no me pude contener y me levanté.

Lo primero que hice fue sacarme mi horrible pijama de hombre y quedarme completamente desnuda, luego fuí hasta la puerta y pasé la misma traba interior que había usado el día anterior. Miré el reloj y ví que tenía una hora y media para prepararme antes de la llegada de Nico así que decidí comenzar por una ducha. Usé el jabón, shampoo y acondicionador de mi tía para que me fueran dejando la piel y el pelo más suaves y con delicado aroma femenino. Mientras me bañaba repasé todo mi cuerpo con una gillete de mujer que encontré en la ducha, no quería que ni un solo vello arruinara la suavidad de mi cuerpo, incluso me dejé llevar y rasuré completamente mis piernas, a esa edad todavía no tenía mucho vello pero el acontecimiento ameritaba el máximo de los cuidados, ni siquiera pensé en qué pasaría si luego me descubrían depilada, solo me preocupaba estar lo más femenina posible para Nico.

Una vez seca y fuera de la ducha me dediqué a pasar crema humectante por todo mi cuerpo, recorrí mis brazos, pecho, espalda y le dí particular atención a mis genitales, cola y piernas, quería estar especialmente suave en esas zonas. Mientras mi piel absorbía la crema me miré en el gran espejo del baño, quise hacer algo con mi rostro y pelo así que tomé una crema para peinar de mi tía y la aplique en mi pelo para luego peinarlo hacia atrás y para uno de los lados, de esa forma mi melena recorría mi frente casi tapando uno de mis ojos de manera muy sensual. Luego quise ir un paso más allá y hurgando entre los cosméticos de mi tía encontré un lápiz de labios rojo que no pude resistir la tentación de probar, con mucha paciencia y esmero lo aplique delicadamente sobre mis labios. Cuando terminé el trabajo y me miré al espejo comencé a excitarme, estaba hecha una verdadera femme sensual, o por lo menos así era como me sentía con mi piel suave, mi aroma femenino, mi melena sensual y mis labios rojos.

A continuación caminé aún desnuda hasta el vestidor de mi tía y me dispuse a explorar sus cajones de ropa íntima con el objetivo de encontrar el atuendo ideal para la especial ocasión. Me costó mucho decidirme, este era un evento importante, iba a perder la virginidad, pero todo lo que veía me gustaba, todas sus prendas eran hermosas, sexys y delicadas. Estaba empezando a ponerme nerviosa porque el tiempo pasaba y no lograba decidirme cuando de pronto lo vi, había encontrado mi atuendo para esa mañana de pasión, era un conjunto de colaless y bralette en tul y encaje rojo con detallecitos de brillantes incrustados y que además tenía un portaligas a juego. Me hizo acordar al primer conjuntito de mi madre que me puse, sentí que era una linda coincidencia, el rojo había estado conmigo la primera vez que me vestí de nena y estaría en mi primera vez teniendo sexo, no solo como mujer sino en absoluto. Finalmente completé el look con unas medias ⅞ también rojas con borde siliconado de encaje y unos tacos tradicionales de 4” del mismo color.

A la hora de vestirme empecé como siempre por el corpiño, en este caso no era armado, era estilo bralette con anchos breteles tipo halter que se cruzaban detrás de mi nuca, todo en delicado encaje. Si bien no generaba sobre mi pecho el relieve de unos senos que no tenía, como sí lo hacían los corpiños armados, por su delicadeza y diseño el bralette me hacía sentir muy femenina y contenida. Luego vino el turno de esconder al ocupante de mi entrepierna que durante esta mañana se encontraba particularmente blando, dócil y pequeño por más que yo estaba muy excitada, me parece que la gran componente de nervios que la situación me generaba lo tenía inhabilitado y eso en realidad fue para mejor porque me permitió esconderlo bien apretado sin producirme molestias de ningún tipo. Con eso resuelto terminé de subir la colaless por mis piernas hasta que calzó en su lugar definitivo, las tiras laterales eran anchas y de encaje elastizado, abrazaban mis caderas de manera maravillosa, el frente era de tul semitransparente y dejaba ver la ausencia de vello en mi entrepierna mientras que la parte de atrás se perdía entre mis nalgas dándome esa sensación única y tan femenina a la vez que encuadraba mis glúteos de manera magnífica. El siguiente paso fue el portaligas, estilo cinturón se abrochaba a la altura de mi ombligo, fino y muy delicado tenía unos triángulos de tul que acompañaban las ligas al bajar desde mi cintura. Cada vez más cerca del final comencé a colocarme las medias y descubrí que esa hermosa sensación del nylon rozando contra la piel cuando una se coloca unas medias es multiplicada por mil cuando se está depilada y con la piel suave, fue puro placer el deslizarlas por mis piernas y a medida que las enganchaba en las ligas me sentía cada vez más femenina. Por último me puse los tacos, al igual que los de mamá, los de mi tía no eran de mi talle pero haciendo un poco de esfuerzo y tolerando un poco de dolor me los podía colocar. No tenía pensado caminar mucho, con soportarlos desde la puerta hasta el dormitorio era suficiente, luego no pensaba permanecer mucho tiempo de pie.

Estaba en esa nube de ensueños y anticipación contemplando en el espejo a mi femenino cuerpo cubierto de esas hermosas prendas cuando recordé que no había colocado la señal, ahora debía salir al balcón a atar el pañuelo pero ya estaba vestida lo cual me generó un dilema. Rápidamente decidí que no me vestiría con ropa de hombre, ya era tarde para eso, me sentía muy bien como estaba así que busqué en el vestidor de mi tía y encontré un salto de cama de seda roja con bordes en encaje negro, me lo puse por encima, lo cerré, tome el pañuelo y me aventure al balcón. Pensé que si lo hacía rápido nadie notaría que no era verdaderamente una mujer, contaba con los cuatro pisos que me separaban de la calle como protección. Mientras ataba el pañuelo a la baranda el viento movía el salto de cama dejando a la vista mis piernas envueltas en las medias rojas y yo podía sentir como mi corazón latía con fuerza queriendo salirse de mi pecho mezcla de excitación y nervios por ser descubierta. Cuando terminé y volví a la seguridad del interior lo primero que hice fue mirar la hora, eran 9:55 am, entonces decidí quedarme con el salto de cama puesto para ver la cara de Nico cuando descubriera lo que le esperaba debajo, me senté cruzada de piernas en el living mirando fijamente las agujas del reloj correr y esperé llena de ansiedad.

Exactamente cuatro minutos más tarde, jamás olvidaré esa hora, a las 9:59 am alguien golpeo la puerta del apartamento. Me paré y caminé hasta ella en silencio absoluto, miré por la mirilla deseando que fuera Nico y así era, del otro lado de la puerta estaba parado Nicolás, vestido con su uniforme del liceo y con la mochila colgando de uno de sus hombros. La imagen no me resultaba para nada seductora, verifiqué algo que ya sabía, él no era quien me atraía y me motivaba a este encuentro, lo que colgaba entre sus piernas era el objeto de mi deseo. Me detuve a pensar durante unos segundos mientras él volvía a golpear la puerta, este era el punto crítico, luego de abrir la puerta no habría vuelta atrás, mientras pensaba en eso sentía las caricias de la lencería sobre mi cuerpo y esa sensación fue la que me empujó a seguir adelante, saqué la traba y abrí la puerta escondiéndome detrás de ella mientras lo hacía.

Nicolás entró en el apartamento y preguntó N:-”Dónde estás?”- Yo cerré la puerta y aparecí detrás de él, con mi voz más femenina dije R:-”Acá, qué te parece?”- El se dió vuelta y me miró asombrado recorriendo mi cuerpo de pies a cabeza, cuando sus ojos se cruzaron con los míos decidí dar un paso más y deslicé por mis hombros el salto de cama que cayó delicadamente hasta el piso mientras rozaba todo mi cuerpo. Pudé ver cómo sus ojos se abrieron aún más y la sorpresa lo excitó, a medida que sus ojos volvían a recorrer mi cuerpo me dí una vueltita para dejar a la vista mi hermosa cola. N: -”Wow”- fue todo lo que atinó a decir, pero con eso fue suficiente porque el bulto que se estaba formando en el fino pantalón de su uniforme me decía todo lo que yo necesitaba saber. Me le acerqué lentamente, mientras lo hacía él dejó caer su mochila y cuando estuve a su alcance me tomó con sus manos desde la cintura y juntó nuestros cuerpos con fuerza. Una de sus manos bajó hasta mis nalgas mientras que la otra subió hasta mi nuca, mientras sostenía mi cabeza con firmeza Nico acercó sus labios a los míos y comenzó a besarme.

No me lo esperaba, me costó reaccionar pero cuando lo hice sentí como su lengua se abría paso entre mis labios buscando la mía, mientras tanto la mano que había bajado hasta mis nalgas me masajeaba con lujuria por encima de la lencería a la vez que apretaba nuestros cuerpos haciéndome sentir la dureza de su pene contra mi entrepierna. Seducida por su ímpetu decidí dejarme hacer y crucé mis brazos alrededor de su cuello, mientras lo hacía pude sentir como cualquier forma de control que pudiera haber tenido se acababa de perder, Nicolás había tomado las riendas del encuentro y yo me limitaría a disfrutarlo. Cuando mis brazos rodearon su cuello él soltó mi nuca y llevó su segunda mano hasta mis nalgas, con una mano en cada nalga me alzó en el aire y yo naturalmente rodee su cuerpo con mis piernas. Me sentía tan femenina, leve, delicada y sensual mientras me besaba con pasión y sus manos cargaban todo mi peso desde mis nalgas a la vez que su duro pene rozaba mi entrepierna.

Estaba tan concentrada en las sensaciones que no me di cuenta cuando nos empezamos a mover, solo lo noté cuando llegamos al sillón y Nico se sentó quedando yo a horcajadas sentada sobre él. Tras unos segundos separó sus labios de los míos y me dijo N:-”Hay alguien que también quiere sentir tus labios…”- Instantáneamente supe de quien hablábamos, me desmonté y arrodillada frente a él procedí a desabrochar su pantalón y bajarlo junto con sus boxers. Ante mi rostro emergió perfectamente erecto el objeto de mi deseo, lo tomé con una de mis manos y mientras comenzaba a masajearlo lo metí en mi boca, una mano sostenía el tronco, la otra acariciaba sus testículos mientras que dentro de mi boca mi lengua recorría toda su superficie a medida que entraba y salía acompañando el movimiento de mi cabeza.

Tras un par de minutos Nico me detuvo, N:-”Ahora te toca a vos, ponete de rodillas sobre el sillón y apoyate en el respaldo”- A regañadientes retiré su pene de mi boca dándole un beso de despedida en la cabeza mientras lo soltaba, entonces obediente como siempre, me coloqué en la posición que me había ordenado. Mientras me colocaba en posición Nico terminó de desvestirse completamente y ahora yo lo miraba por encima de mi hombro mientras se me acercaba por detrás completamente desnudo y con su pene apuntando al cielo. Tomó mis nalgas con sus manos y las separó mientras se arrodillaba a mi espada, luego corrió la tira de fina tela que cubría mi ano para finalmente hundir su cara entre ellas y comenzar a comerme la cola.

Yo estaba completamente entregada al placer mientras sentía como su lengua jugaba alrededor de mi ano metiendose lentamente dentro de mi cuerpo. Mis caderas cobraron vida y empezarona empujar mi cola contra la cara de Nico en búsqueda de aumentar las sensaciones que su lengua me provocaba cuando se metía en mi interior y recorría los pliegues de mi ano. Tras unos minutos noté como su cara se separaba de mis nalgas y Nico se paraba tras de mi N:-”Ya estás pronta, vamos a la cama que vas a estar más cómoda”- a continuación tomó mi mano y me guió hasta el dormitorio principal, se notaba que conocía el apartamento. Al llegar me acosté boca abajo sobre la gran cama mientras Nico se aplicaba un lubricante que había traído sobre su pene, al terminar me dijo: N:-”Ponete en cuatro patas al borde de la cama”- Me puse en posición, él se acercó desde atrás y separó aún más mis piernas colocándose entre ellas. N:-”Estas lista?”- R:-”Si! lo quiero ya!”- mientras terminaba de responder sentía como todo mi cuerpo temblaba de excitación y nervios.

Nuevamente Nico corrió la fina tela que obstruía su destino y guió su pene hasta la puerta de mi ano con una de sus manos mientras que con la otra me tomaba de la cadera. N:-”Tranquila, te prometo que lo vas a disfrutar”- me dijo en el momento en el que empezó a hacer presión para entrar en mi cuerpo. La cabeza de su pene pasó el umbral de mi esfínter con llamativa facilidad, las lamidas y el lubricante seguramente colaboraron para eso, y entonces comencé a sentir como esa barra de carne dura y caliente invadía mi interior. Nico avanzaba lentamente con pequeños pero constantes movimientos mientras me tenía firmemente tomada de la cadera con ambas manos, a medida que lo hacía yo me sentía cada vez más llena, no sentía dolor pero sí sentía una molestia muy difícil de describir que no era para nada placentera. De pronto sentí como su pene llegaba a un punto cerrado en mi interior, era como que el camino había acabado por más que solo había llegado a tener dentro de mi la mitad de su pene. La molestia iba en aumento cuando Nico aumentó la presión, empecé a sentir dolor a medida que sentía como algo en mi interior se abría y daba paso al intruso, fue un momento que se me hizo eterno, quise zafar de la presión inclinandome hacia adelante pero Nico no me lo permitía. Terminé desplomándome sobre la cama víctima del dolor que me producía su empuje, él acompañó mi movimiento sin retirar su pene ni un milímetro de mi interior, ahora contra la firmeza del colchón Nicolás podía arremeter con todo.

R:-”Ay! Ay! Me duele! para! para! para!”- Suplicaba yo mientras él empujaba sin piedad, finalmente algo en mi interior cedió y tras un fuerte pinchazo de dolor pude sentir como el resto de su pene se deslizaba dentro de mí hasta que su pelvis chocó contra mis nalgas. Nico se quedó quieto por un par de minutos mientras yo era dominada por un cúmulo de sensaciones e intentaba superar el intenso dolor que esa última estocada me había producido. Cuando finalmente comenzó a moverse retirando unos centímetros y volviendo a hundir su pene hasta lo más profundo de mi ser, fue cuando aquello que hasta ahora había sido terrible se volvió de a poco increíblemente placentero. Detrás de esa segunda puerta que había sido tan difícil de cruzar había algo en mis entrañas que adoraba el roce de su pene.

A medida que el placer se apoderaba de mi cuerpo yo comenzaba a aflojarme y Nico lo notaba aumentando el ritmo y la profundidad de su vaivén. El aumento en ritmo también implicaba un aumento en el recorrido de sus estocadas que ahora eran más largas, prácticamente retiraba todo su pene para volver a meterlo hasta el fondo. Durante esos instantes descubrí que el placer venía cuando estaba bien dentro mío, cuando la sacaba casi toda y solo jugaba en la puerta la sensación no era nada placentera, tampoco dolorosa, simplemente molesta. R:-”Metemela toda y quedate bien adentro que me encanta!”- le dije entre gemidos y respiraciones agitadas mientras todo mi cuerpo se movía producto se sus embates. Nico entendió el mensaje y de ahí en adelante solo retiraba su pene hasta la mitad de su largo para luego metérmelo con fuerza y bien adentro, yo estaba en las nubes y gemía como una loca, las sensaciones eran intensas y completamente nuevas, para nada se parecían a lo que había sentido cuando jugaba con mis dedos o con el consolador de mamá.

Completamente acostada, con mis manos apretando la almohada, mis piernas abiertas, mi espalda arqueada intentando levantar mi cola para facilitar la penetración, así me encontraba mientras Nicolás sobre mi no paraba de moverse, sentía su peso y el roce de su piel sobre mis piernas, cola y espalda, sentía su sudor mojándome, pero sobre todo sentía como aquel pedazo de carne caliente me abría y se metía hasta lo más profundo de mi ser haciéndome delirar. En un momento, luego de varios minutos de vaivén intenso, noté como el ritmo de las estocadas aumentaba y como su pene se ponía cada vez más duro, empecé a escuchar su respiración fuerte en mi espalda y me di cuenta que su orgasmo estaba cerca, excitada por esta sensación empecé a empujar mis caderas hacia atrás acompañando sus embestidas. Ambos comenzamos a aumentar cada vez más el ritmo, yo cada vez gemía más alto y él cada vez respiraba más fuerte hasta que de golpe en una de sus embestidas sentí como se metía muy adentro mío y como su pene empezaba palpitar al tiempo que mis entrañas eran inundadas por un líquido caliente. Eso me hizo enloquecer y por más que él ya no se movía, tan solo gruñía a medida que su pene palpitaba, yo aumente el ritmo de mis empujes de cadera hasta que depronto, con el último de sus palpitares en mi interior, sentí como una explosión de placer se apoderaba de mí haciéndome caer rendida y produciéndome temblores en todo mi cuerpo.

Cuando recuperé la conciencia me encontré completamente acostada sobre el colchón siendo aplastada por el cuerpo de Nico que descansaba toda su humanidad sobre mi, me gustó esa sensación, me sentía contenida y a la vez sentía orgullo por haberle dado tanto placer. La segunda cosa que noté fue mi cola, la sentía húmeda y muy abierta a la vez que también sentía como el pene de Nico, que aún estaba en mi interior, comenzaba a ablandarse. Al darme cuenta de eso comencé, sin pensarlo, a mover mis caderas nuevamente, no quería que saliera de mi interior, mucho menos que se ablandara, necesitaba más. Estaba en eso cuando Nico se levantó de golpe, al hacerlo su pene abandonó mi ano muy rápido produciéndome algo de dolor y dejándome una sensación de vacío indescriptible, sentía como el aire corría por mi interior, me sentía súper abierta y relajada, apreté mi cola intentando cerrarme y buscando evitar que los jugos del placer se escaparan de mi interior. A continuación giré mi cabeza para verlo buscando explicación, al notarlo Nico me dijo: N:-”Me dejaste muerto, tenes una cola deliciosa y sos muy muy puta, pero yo necesito descansar antes de seguir. Voy al baño y vuelvo.”- Entonces se dió vuelta y entró al baño, yo me quedé como estaba, acostada boca abajo y con las piernas abiertas.

Tras unos segundos de quietud sentí curiosidad y estiré mi mano hacia atrás buscando mi ano, noté que estaba empapado con una pegajosa mezcla de semen y lubricante, estaba tan abierto que sin ningún esfuerzo dos de mis dedos se introdujeron en mi interior tras simplemente posarlos sobre la entrada. Mientras esos dedos exploraban mi dilatado interior llevé mi otra mano bajo mi cuerpo hasta mi pene, estaba flácido y al igual que mi cola cubierto de semen fresco, sentirme llena de semen en ambos lados me dió mucho morbo y comencé a excitarme nuevamente mientras fantaseaba con cabalgar a Nico cuando volviera del baño.