Romance con un vecino 4 - un acto de caridad
Me llamo una amiga para que la acompañara a cuidar un enfermo, pero un momento antes le surgio un inconveniente y quede sola con la tarea
ROMANCE CON UN VECINO 4
– Un Acto de Caridad
Y paso otra semana más, Tony cayó enfermo, ya venía decaído y con mal animo y de repente se descompuso con vómitos fiebre así que fuimos al médico y tenía un proceso virósico que lo tuvo mal casi un mes… en todo ese tiempo estuve a su lado, con la internación, el tratamiento luego cuando salió de la clínica, visitas al médico… por fin se repuso y volvió a su trabajo, aunque todavía se encontraba un poco débil tuvo que viajar y estaría afuera varios días.
A la mañana siguiente que Tony se fue me desperté, era la primera en varios días que estaba todo tranquilo, y me puse a pensar que hacía casi un mes que no tenía relaciones…
-¡Zas! Me dije, ¡Estoy caliente!-.
Recostada en mi cama, alerta y bien despierta como una gata hambrienta… me había desnudado totalmente y contemplaba mi cuerpo blanquísimo y más aún por el tiempo que no tomaba sol… mire mis pechos abundantes, los pezones rosados e hiniestos se alzaban desafiantes… casi me dolían por la tensión, lleve mi mano a la entrepierna, acaricie mi enrulado pubis, mis dedos iniciaron un viaje extasiado por mi vulva, lechosa y cálida, parecía afiebrada… tenia sed, tenía hambre… el clítoris ávido se ofrecía a las caricias añoradas, lo sentía palpitar al contacto con mis dedos… cuando estaba iniciando la mejor parte de mi viaje onanico… sonó el teléfono… quería ignorarlo, me arrepentía no haberlo desconectado… pero sonaba y sonaba, hasta que al fin fui a atender.
Era Sofía del grupo de mujeres de la Iglesia de mi barrio, no soy una ferviente asistente al templo, pero si estoy en este grupo que hace una tarea de asistencia a enfermos y personas o familias necesitadas en alguna emergencia; cuidábamos enfermos; dar una mano a alguna mamá que la necesite con los chicos y en toda emergencia que necesite apoyo.
En este caso me hablaba para ir con otra compañera a cuidar un enfermo cuya hija debía realizar algunos trámites y diligencias que le llevarían prácticamente todo el día, me dio la dirección, quedaba a unas diez cuadras de mi casa, en donde me encontraría con Rosita mi compañera a las 8.30 hs, mire el reloj y eran las 7.15, tenía un poco más de una hora.
Prepare la cafetera y la prendí para hacer un café mientras me entraba a bañar, no quise ni tocarme, la entrepierna se entiende, o llegaría tarde, salí de baño, me perfume y me vestí con un sencillo conjunto de bragas y sostén, sin medias; una pollera amplia un poco debajo de la rodilla, de color blanco como mi ropa interior, zapatos de tacón medio por si tenía que trajinar todo el día, una blusa paisana de algodón que descubría mis hombros y el cuello, sin escote pero que resaltaba mis pechos y mis brazos, un sencillo maquillaje y un ligero peinado, me mire al espejo y quede complacida de lo que veía… muy sexy sin ser exagerada.
Tome el café con un par de galletitas, busque mi bolso, las llaves, los anteojos oscuros y Salí; decidí ir caminando, no era lejos y tenía unos 20 minutos.
Cuando iba por la calle sentía los piropos de todo tipo de los hombres con los que me cruzaba, casi me arrepentía de no haber tomado en un taxi, pero también me hacía sentir halagada el hecho de despertar esa atención.
Un poco antes de llegar sonó mi celular, era Rosita, para decirme que le había surgido un problema y no podía acompañarme, si conseguía una reemplazante me la enviaba, le dije no se preocupara.
-Atiende tus cosas que son urgentes, no te preocupes por mi- me despedí y corte
De todos modos, pensé no es gran cosa la tarea, solo había que acompañar a un enfermo, muy anciano, darle su medicación y más que nada estar por si surgía alguna emergencia… espero que no.
Lo único que lamentaba haber perdido ese rico momento de la mañana temprano y haberme quedado con las ganas… -Ya tendría mi momento a la noche-… me dije para mis adentros sonriendo, extrañaba a Tony… y también a Eduardo del que nada sabía desde hace varias semanas.
A todo esto llegue a la dirección que me habían dado, era una casa muy grande y elegante, toque el llamador, un sonido muy delicado y suave se escucho e inmediatamente se abrió la puerta una mujer un poco menor que yo, muy atractiva, me abrió la puerta saludándome calurosamente.
-Como… ¿viene sola?- me dijo un poco sorprendida, claro ella sabía que debíamos ser dos.
Le aclare que mi compañera había tenido un imprevisto, por lo tanto estaba yo sola.
-No importa… Le agradezco infinitamente esto que hacen por nosotros- - me respondió.
-La tarea es sencilla, mi papá no molesta solo hay que estar para darle su medicina y acompañarlo cuando despierta, casi todo el tiempo pasa durmiendo, como en este momento- agrego.
-Sírvase- me dijo alcanzándome una hoja prolijamente escrita
-Aquí están las instrucciones de todo lo que tiene que hacer, no es mucho-
- Ahora dejo todo en sus manos, siéntase en su casa, yo vuelvo al caer la tarde-
-También le dejo los teléfonos necesarios por cualquier emergencia-
En ese momento sonó el melodioso llamador, era un taxi que la pasaba a buscar, me saludo apresuradamente, me volvió a gradecer y se fue.
Recorrí la casa para conocer y ubicarme, especialmente la cocina, amplia y completa, sobre la mesa había otra hoja con todas las instrucciones sobre la comida, abrí la heladera y adentro perfectamente ordenadas las bandejitas que ocuparía listas para poner en el microondas, me fije en el baño y las demás dependencias, era el momento de conocer a nuestro paciente, suavemente tratando de hacer el menor ruido posible abrí la puerta del dormitorio, estaba en semipenumbras, entré, me sorprendió la alfombra mullida, la amplitud de la habitación, en el centro se advertía una amplia cama donde descansaba un cuerpo, una pequeña luz al lado de la cama alumbraba tenuemente, me acerque para sentarme en una silla cerca de la cama, la persona que yacía levantó su mano y me saludo con un suave –Buenos días-
-Buenos días- respondí sorprendida. – Disculpe, pensé que dormía- agregue.
-¿Gloria, ya se fue?- pregunto, Gloria es su hija.
-Si, acaba de irse-
-Mucho gusto, yo soy Ramón ¿Ud. es…?- dijo estirando su mano hacia mí.
-Manuela- respondí estrechando su mano, amplia y suave, su apretón fue leve, seguramente por la enfermedad, pero firme, y se quedo reteniendo mi mano entre la suya por unos instantes, mirando tan profundamente a mis ojos que me sentí turbada.
Me invito a sentarme y toco la lamparita incrementando la luz.
Comencé a hablar y contarle quien era y porque razón, que seguro ya conocía, estaba allí.
-Algo sabia de Uds. Le agradezco su compañía-
Siguió luego un dialogo ameno, me conto acerca de su enfermedad, un poco de su vida, se había retirado como abogado de una corporación comercial, hoy contaba con más de 70 años, era viudo su esposa falleció hace mucho tiempo, una afección cardíaca lo mantenía prácticamente baldado, era consciente que le quedaba poco tiempo de vida.
Era un hombre muy simpático y apuesto pese al paso de los años, me conto que había sido un hombre muy “ganador” con las mujeres.
Antes de continuar le recordé que “el instructivo” decía que debía ayudarlo con su baño, así que lo sostuve mientras se levantaba y lo acompañe al cuarto de baño, allí le preparé la bañera y cuando estuvo lista lo ayude a desnudarse, tenía un cuerpo delgado pero proporcionado y bastante bien formado pese a la edad, se quedo solo con un bóxer bastante holgado pero no pude evitar mirar el bulto que formaba la parte de su miembro, me pidió que lo dejara solo, me llamaría al salir, así lo hicimos, después de una larga media hora me llamo y me acerque con un tallón, estaba de espaldas estaba solo con el bóxer limpio que le había dejado cerca así que lo envolví y lo acompañe hasta su cama, lo ayude a ponerse su pijama y de nuevo a la cama.
En algún momento hube de acercarme para acomodarle las almohadas, de manera que pudiera sentarse un poco, una de sus manos rozó mi pierna y casi toque su rostro con mis pechos al inclinarme sobre él, me sentí un poquitín incomoda cuando vi su mirada clavada en mis pechos que la blusa paisana marcaba muy bien mostrando hasta el botoncito de los pezones.
Ya era la hora de una de sus medicinas, así que me senté en la cama a su lado para acercársela y un vaso de agua.
-Gracias- me dijo mientras su mano descanso como al descuido sobre mi pierna.
-No te molesta ¿verdad?... hace tanto que no tengo a una mujer de tu belleza a mi lado-
Su mano se movió delicadamente en una caricia frágil sobre mi rodilla desnuda.
Sentí como que algo me quemaba interiormente, la calentura insatisfecha de la mañana, afloro nuevamente.
-Esto no puede ser- me dije –él está enfermo…
-¿Que haces loca?... lo puedes matar-
Cuando me retire me dijo – Sos una mujer muy hermosa, dichoso del hombre que te tiene a su lado-
Le conté que era casada, muy feliz con Tony, también que él había estado enfermo todo el mes pasado, este dialogo baja un poco la intensidad del momento, pero era demasiado evidente mi situación, respiraba mas agitadamente y el calor tiño mi rosto de rojo… parecía que la enferma era yo….
-Me pareces una mujer muy ardiente, no tan fácil de satisfacer y supongo que esta enfermedad de tu marido debe haber sido terrible, porque supongo que debes haber sufrido esta cuarentena obligada… ¿no es así?- me dijo
-Si- le respondí, yo estaba sentada en la silla muy cerca de su cama, no parecía un enfermo, simplemente un hombre en la cama y yo lo veía así.
Estiro su mano y la posó nuevamente en mi rodilla pero esta vez con mayor firmeza, ya no era como al descuido, no supe que hacer, él me seguía hablando pero ni lo escuchaba, solo escuchaba los latidos fortísimos de mi corazón, un calor interior comenzó a arder en mí.
-Tienes una piel muy suave- me dijo
-Gracias por el cumplido…- dije quedamente
Su mano avanzo despacio, por bajo mi falda, presiono con mano experta mi muslo, yo me encendía de excitación, ¿Qué hacer?, me incorpore para arreglarle las almohadas nuevamente, su mano se poso en mis piernas por detrás, y comenzó a subir lentamente su otra mano tomo la mía y me acerco hacia sí.
-Te va a hacer mal… Ramón- alcance a balbucear, me sentía completamente dominada parecía una niña en su primera vez.
-¡Que va! Nunca me sentí mejor- respondió, con una calma y seguridad asombrosa.
Su mano continuo subiendo por la parte interior de mis piernas y llego a donde lo esperaba deseosa, mi boca busco la suya, mi lengua busco su lengua y entablaron un combate ardoroso, mi saliva pasaba a su boca, y la suya a la mía, su mano por abajo aparto la bikini y sus dedos recorrieron mi vulva, que rezumaba jugos amorosos, su otra mano ascendía por bajo de la blusa y aparto el sostén posesionándose de mis pechos, a todo esto los pezones duros y paraditos estaban a punto de estallar mientras los manoseaba urgido.
Un poco me recosté sobre él, mi mano comenzó a acariciarlo y bajo hasta el fruto de mi curiosidad, logre tocar el respetable bulto que se insinuaba bajo las colchas, ya no me podía detener, sea lo que sea, introduje mi mano bajo las mantas, rápidamente solté el cinto del pijama y metí mis manos bajo el bóxer, pude enredar mis dedos en la mata de su pubis y llegue hasta eso que se insinuaba, pude palpar un hermoso trozo de carne, duro, grueso, caliente, me separe un poco y baje mi cara besando su pecho, su abdomen, le desprendí totalmente el pijama y le baje el bóxer y apareció una hermosa verga, grande, gruesa, me impresiono su tamaño y comprendí lo que me dijo antes de “ganador” con las mujeres.
Me acomode mejor en la cama con mi rostro hacia el suyo y di rienda suelta a todo ese talento que, había descubierto, tenia para chupar una pija.
Acaricié suavemente los testículos, sujete su pene apretándolo poco a poco y como si lo estuviera masturbando.
Ramón se quejaba y murmuraba…
-Manuelita… hace cuanto tiempo que deseaba esto… sigue… sigue…-
Humedecí con la lengua mis labios; se lo excitante que es ver hacer ese movimiento de lengua, así que levanté la cara mirando sus ojos mientras lo hago.
No lo llevé a la boca todavía, quería ese poco de espera que incrementa la excitación y la tensión. Me acerque al glande, respirando fuerte sobre él, para hacerle sentir mi aliento tibio. Comencé a tocarlo con la lengua lentamente e incrementando la velocidad, de un lado a otro, en círculos, de arriba hacia abajo o combinando los movimientos
Gire mi cabeza de lado dándole pequeños mordisquitos en todo su balano… como si estuviera comiendo un choclo, mientras mi mano acariciaba sus huevos y acariciaba por detrás de ellos, con la yema de mis dedos, el “nies”, ese lugar tan sensible del hombre justo antes del ano y donde nace el musculo causante de la erección.
Volví con mi lengüita a recorrer el contorno del glande, poniendo la punta de la lengua en el orificio del centro de la cabecita pero sin chupárselo todavía.
Después de jugar un buen rato tocando, mordiendo, lamiendo toda la longitud de esa hermosa pija había llegado la hora de ponerme ese delicioso pedazo dentro de mi boca.
Metí toda su «cabecita» en mi boca ansiosa. La mantenía allí, estimulando su glande con el roce de mis dientes, con pequeños mordisquitos, mientras su pene entra y sale de mi boca.
Lentamente fui guiándolo para tragarme toda su verga, se nota que también era un experto en hacerse chupar la pija porque no se apresuro, sino que fue amoldando su vara mágica a mi boca y no sintiera ganas de devolver… mi boca era como un tubo por donde se deslizaba su tranca y lo sentía casi en el fondo de mi garganta… sentía una de sus manos deslizarse por mi entrepierna, hasta la entrada de mi cuquita, que a todo esto era una laguna, sentí que dos de sus dedos largos y afilados se introducían en mi vagina produciéndome temblores de placer al roce con mi clítoris lo que me arrancaba suspiros de gozo, redoble la intensidad de la mamada ya que sus gemidos de placer presagiaban que se acercaba su momento glorioso, mientras yo también experimentaba como una corriente eléctrica recorriéndome también anunciándome que se acercaba lo que no había podido lograr en la mañana… mas… mas… mas… de pronto lo sentí tensarse en un largo gemido y saliendo un poco su pene de mi boca sentí su lechita caliente derramándose, pude sentir el sabor del semen y me sorprendió tenía un cierto dejo dulzón, no era acido ni salobre como en otras ocasiones, el de Tony es un poco saladito, el de Eduardo es como acido… también sentí llegar mi momento y apreté su mano con mis muslos, sus dedos expertos que me recorrían hasta hacerme gozarrrrr… lo necesitaba tanto tanto…
Nos quedamos unos segundos inmóviles, después me atrajo hacia sí y me beso en los labios saboreando el semen que aún permanecía allí… después nos quedamos inmóviles… como adormecidos.
De pronto mire la hora, eran pasadas las trece, me incorpore arreglándome un poco el desorden de mi ropa.
Mire a Ramón y estaba feliz y así me lo hizo saber…
-Te doy las gracias porque fue el mejor momento que tuve en mucho tiempo-
Un beso largo y cálido de mi parte fue la respuesta a esas gracias que me dio.
Le sonreí y consulte la lista de tareas, había pasado bastante tiempo y estaba atrasada con todas, especialmente con la administración de los remedios, que eran varios, me levante y puse manos a la obra, le di sus medicinas, prepare la comida, comimos, hice la limpieza.
A todo esto Ramón se había dormido y eran casi las cinco de la tarde.
Había terminado con todo cuando llego Gloria, su hija, un poco antes de lo previsto.
La puse al tanto de todo y me despedí, Ramón continuaba durmiendo.
Gloria me saludo en la puerta de su casa.
-Te agradezco este “acto de caridad”, este servicio para con mi papá-
Lo que no sabía es que fue un servicio completo y que yo también lo había recibido… pero eso quedo para mi fuero intimo…
Me volví a casa, caminando, pensando en cómo había cambiado mi vida en tan poco tiempo, había derribado prácticamente todas las barreras impuestas por esa educación restrictiva que había recibido, me había abierto totalmente a mis sentimientos y dejado fluir mis pasiones, había amado y me había dejado amar sin condicionamientos, había experimentado cosas que las atisbaba pero no me atrevía a realizar… era como tocar el techo de mi vida, el cielo, con las manos y solo dependió de mi, hoy me sentía libre y feliz del camino que elegí y me anime a recorrer.
Iba pensando y analizando todo esto cuando de pronto un automóvil se puso a mi lado y una voz me saludaba… era Eduardo… mi corazón dio un brinco dentro de mi pecho, sentí como un estremecimiento en todo mi ser… nuevamente se encendió el deseo en mi, mi vagina emitió un chorro de flujo… no me había satisfecho totalmente el encuentro con Ramón… y allí estaba él… y aquí estaba yo… indefensa y dispuesta a todo… me invito a subir y no dude en hacerlo, me recibió con un cálido beso… que correspondí como desesperada…
-¡Vaya parece que estamos audaces!- me dijo
-Te extrañe una barbaridad todos estos días, no solo te extrañé, te deseé con ansias… te necesito- le dije
-Yo también amor… pero ya sabes anduve muy ocupado, podemos recuperar el tiempo perdido-
Arranco el auto y nos fuimos al parque donde estuvimos la primera vez, nos abrazamos y besamos como locos… sus manos no descansaban recorriéndome toda, caricias que arrancaban gemidos de gozo… y entre abrazos, caricias, besos, le conté a grandes rasgos lo que había vivido en estos últimos días, incluyendo a Ramón hacia unas horas… eso despertó en él ganas de que le diera una mamada a lo que accedí gustosa, aunque fue un poco rápida, pude saborear una segunda pija en el día y deleitarme con otro poco de leche en mi boca, y un nuevo orgasmo producido por sus manos expertas, sus dedos que recorrieron la longitud de mi vagina y hasta un dedito que se animo a explorar mi culito… esto me sorprendió y me agrado sobremanera, porque nunca me habían tocado de esa forma.
Pero yo quería más y algo más audaz… lo invite a que viniera a casa a la noche.
-Estoy solita… quiero hacerlo contigo en mi cama… donde lo hago con mi marido quiero hacerlo contigo, mi macho-
Un largo beso rubrico este momento a modo de aceptación de mi propuesta…
Así quedamos, y sin hablar más del tema me, llevo al centro, desde donde tome un taxi a casa para esperarlo… ya me derretía pensando en ese momento que sería dentro de un par de horas…
Ahora pediría “un acto de caridad” para mi… solo para mi…