Romance con un vecino 2

El lunes cuando pase para el mercado vi en el taller de Eduardo un gran camión de transporte descargando unos cajones, seguramente me dije, volviste, sentí como un frio en el estomago y un calor en las mejillas… había vuelto… estaba de nuevo aquí… de solo pensarlo me moje

ROMANCE CON UN VECINO 2

Les hago un pequeño resumen de la primera parte acerca de mi relación con Eduardo, mi vecino dueño de un taller de rectificación de motores, piropeador de las mujeres o por lo menos de mi, que me veía pasar todos los días, al final tuvimos un encuentro donde goce de una hermosa cogida como hacía mucho no la tenía con mi marido.

Luego salir del motel donde habíamos vivido ese encuentro, me dejo en la parada del bus, debía hacer una diligencias, luego de efectuarlas volví a casa a eso de las 13 hs.

Cuando llegue había un mensaje en el contestador diciéndome Tony, mi marido, que llegaría un poco mas tarde de lo habitual, estaba acalorada así que subí a darme una reparadora ducha, seguía pensando en los momentos vividos hacia muy poco con Eduardo, la forma en que me había tomado, como yo había vencido esas barreras que me ataban a un sexo mezquino y pacato, todavía sentía las caricias atrevidas de sus manos expertas recorriendo mi cuerpo y eso comenzó a excitarme nuevamente, me desnude y contemple mi figura en el espejo acariciando mis tetas que un rato antes habían sido chupadas por un macho enardecido, entonces volví a ver sobre mi pecho izquierdo la mancha ya roja de el lugar que me había chupado Eduardo y que seguro a la noche ya iría tomando un color violáceo, ¿que diría Tony cuando la viera? ¿Cómo reaccionaria?, si bien en alguna oportunidad hace mucho me había sugerido que le gustaría compartirme con otro hombre o que le gustaría que otro hombre me penetrara… en ese momento me escandalice y no hablamos nunca mas del tema… pero hoy había ocurrido ¿seguiría pensando de la misma forma?, mientras el agua caía refrescándome seguía pensando y excitándome cada vez mas, mis manos recorrieron mis pechos masajeando los pezones que a esta altura ya estaban duritos y parados, me seguí recorriendo y obviamente fueron a descansar en mi vagina e iniciaron un hermoso masaje sobre el clítoris, introduje un par de deditos en la rajita, no se si por la calentura o por el agua y jabón muy fácilmente, recorriéndola, sobando, dilatando sus labios, seguramente todavía con el recuerdo de la agitada mañana, pensando en ello redoblé los movimientos, gemía y gritaba sin reparos sabedora de mi soledad y que nadie interrumpiría esos momentos de éxtasis… hasta que estalle en un orgasmo de torrentosos flujos que me dejaron por varios minutos allí, desfalleciente y sin fuerzas.

Me fui recuperando poco a poco, había aplacado en algo esas ansias de sexo… pensaba en que ya llegaría Tony y seguramente me refugiaría en sus brazos para tener otra hermosa sesión sexual, envuelta en una toalla y me metí en la cama sin comer, para descansar un rato.

Me desperté como a las 19, había dormido casi cinco horas, Tony aún no aparecía, recién llego después de las 22, mientras tanto me dedique al aseo de la casa y a prepararme para esperarlo, me tome un té con galletitas de agua y me vestí con un vestido de jersey de seda blanco, con una excelente caída que marcaba mis senos y mi cola de muy buena forma, abajo una tanga y un sostén también de color blanco muy sexy, semitransparente que mas que ocultar resaltaba mis pechos, me perfumé, me peine, y cuando culminaba mi arreglo llego Tony, cuando me vio me dio un hermoso beso que correspondí golosamente, me apreté contra él buscando el refugio de sus brazos, sus manos no perdieron el tiempo recorrieron mi espalda, bajando hasta posarse en mi culo después se dirigieron a mis tetas apretándolas hasta hacerme gemir.

-Estas preciosa mi amor, ¿Qué hiciste hoy? Me dijo

-Las diligencias que me encargaste, todo bien, luego recorrí las vidrieras del centro y volví a esperarte, ¿y tú?- le respondí.

-Tuve un día muy agitado, de un lado para otro, con montones de entrevistas, llamadas telefónicas, asuntos que resolver… en resumen bastante movidito-

-Que tenemos para comer, solo tome litros de café en todo el día-

-En un instante te preparo la cena- le acote.

Y mientras cocinaba, me ayudo a poner la mesa, para ganar tiempo.

En el trajín, cuando nos encontrábamos, me daba un beso, una caricia, tocaba mis pechos, me pellizcaba las nalgas, en fin un juego erótico previo que era el anticipo de algo que veía venir.

Cuando todo estaba listo nos sentamos a cenar solamente alumbrados por un par de velas y en todo momento no dejaba de mirarme hasta que me dijo

-Te veo rara, como contenta, alegre, distinta… no se no acierto a explicarme- me dijo

-Es tu presencia, te extrañe, deseaba estar contigo- le respondí

Deje mi plato me levante y fui a sentarme en su falda, por esto el vestido que tenía un respetable tajo al costado se abrió dejando al descubierto mis piernas y mientras lo besaba metió sus manos recorriéndolas, subiendo lentamente por la parte interior de mis muslos y llego hasta la tanguita, yo lo besaba con pasión recorriendo su cuello, su cara y volviendo a su boca sentí que metía su lengua que mordisquee juguetonamente, a todo esto sus dedos, de unas manos suaves y delicadas de la persona que toda su vida trabajo en una oficina, distintas de las manos de Eduardo, fuertes, rudas, acostumbradas al recio trabajo con el metal, aceites, combustibles, al trabajo pesado; como decía las manos de Tony que también tienen su seducción ya habían apartado la tanga y jugaban sus dedos con mi cuquita, que ya parecía recuperada y comenzó nuevamente a producir los flujos propios, sentía que mi vulva se comenzaba como a dilatar en palpitaciones de excitación.

Note que el miembro de Tony ya estaba totalmente erecto y luchaba, levantando el pantalón, como queriendo romper la cárcel que lo aprisionaba.

Nuevamente hice algo nuevo y que nunca me atreví… lleve mi mano hacia ese bulto como si me llamara y comencé a masajearlo, eso lo puso como loco y parecía tener más de dos manos, recorriendo frenéticamente mi cuerpo, el vestido todo levantado dejaba totalmente descubiertas mis piernas que yo abría facilitando la exploración de mis partes más intimas

-No aguanto más vamos a la cama mi amor- y me levanto sin dejar de besarme llevándome al dormitorio.

Llegados me dejo paradita en el piso, encendió la luz y nos quedamos en el centro de la habitación abrazados bajo la lámpara, abrió el cierre del vestido y lo bajo deslizando por mi cuerpo como una caricia hasta al suelo, su mirada me recorrió y de pronto se detuvo en el cardenal violáceo sobre mi pecho.

-¿Y esto? Pregunto sorprendido.

No le respondí nada, era el momento crucial, ¿que decirle?, me quede muda.

-Esto es una mordedura o una chupada- ya levantando más la voz

Y alcanzo a ver alguna otra más pequeña y un rasguño bajo el pecho que yo no me había dado cuenta.

-¿Y estas otras marcas?

Me puse roja como un tomate y en ese momento recibí un bofetón que estallo en mi cara y me hizo tambalear sorprendida, no me esperaba esto.

-¡Puta!!! Me espeto casi en un gruñido sibilante que denotaba sorpresa e indignación.

-¡Puta!!! ¿Con quién estuviste? Seguro que te encamaste con algún tipo-

No podía callar más, no debía callar

-¡Si!!!- casi grite -Me encame esta mañana con un tipo… y que!!!

-¿No me dijiste una vez que te gustaría que lo hiciera?

-¿Acaso no me impulsabas y me decías que te gustaría que probara otra pija… otra polla… otro rabo?

-Si, pero de desearlo a que lo hicieras… ¡Sos una Puta!!! Me volvió a gritar

-¡Si! Soy una puta, me encame y tuve la cogida más hermosa de mi vida, y me mamaron la concha hasta hacerme acabar de placer-

-Y grite y gemí y pedí mas y mas mientras mi concha se comía tremendo rabo que llego hasta el fondo-

-¡Puta! ¡Puta! ¡Puta! Me gritaba mientras me arranco el corpiño y me hizo trizas la tanga y quede totalmente desnuda frente a él, tenía miedo había reaccionado de una forma que no me lo imaginaba y me tambaleaba por el tironeo, se pudrió todo pensé

De pronto lo mire y alcance a ver el bulto bajo del pantalón de su pene que seguía totalmente erecto y me atrajo hacia sí y beso violentamente mientras estrujaba mis nalgas, me apretaba como queriendo meterme dentro suyo, me aferro por los pechos me mordió hasta hacerme gritar de dolor, mucho más enardecido que lo que había estado Eduardo… estaba como loco, y yo también porque notaba que me encendía la pasión.

Me di cuenta que dentro de todo el descubrimiento lo había enardecido al máximo y también me contagio ese ardor.

-¿Te gusto la cogida con otro? ¿Te gusto sentir otra pija caliente de otro macho en tu concha?- me decía sin dejar de acariciarme violentamente al límite de hacerme daño.

-¡Siii! Le respondí –Me encanto, me hizo gozar como una perra, me hizo gritar como una yegua, me mamo la concha y se tomo todos mis jugos y tuve los orgasmos más grandes de mi vida-

-Y no fuiste vos, fue otro pene más largo que el tuyo, que me recorrió hasta el fondo, y lo sentí riquísimo…-

-Deliciosa ¡Putita!!! Que tengo por mujer-

Me tiro sobre la cama y sin contemplaciones me abrió las piernas y comenzó a ¿mamar?... yo diría que a morderme, comerme toda mi cuquita, que a todo esto era un mar de jugos, sentía su lengua gruesa y experta recorrerme de arriba abajo, llegando hasta mi culo, se detuvo un rato allí, me mordía ferozmente las nalgas hasta que me hizo gritar de dolor.

Volvió a mi vagina y siguió comiéndola mientras sus manos se aferraban a mis tetas y metía su lengua y me chupaba con fruición, como el sediento que bebe del cántaro sin importarle lo que derrama, y vaya si estaba sediento eran años que le había negado ese placer soberano del encuentro de un hombre y una mujer, el conocimiento por todos los sentidos del centro de la humanidad la vagina de la mujer, con todos los sentidos porque lo sentía olerme, aspirar el olor a la hembra en celo, lo veía mirarme, mirar mis labios vaginales rosados y anhelantes, acariciarlos con su lengua experta, escuchar el ruido que producía ese encuentro en conjunción con los flujos que se derramaban, y principalmente gustar, gustar el néctar que destila el amor físico y que yo recogía en mis manos y llevaba a mi boca, en esa faena erótica, amorosa, casi brutal, de entrega total, mezcla de caricias y violencia… finalmente me corrí, entre gritos de pasión, -Haaagggg… tuya mi amor… comeme… masssss….-

Y fue una explosión, un chorro de flujo que salpico su cara y que tomo con su boca, chupando y lamiendo para no perder una gota que arrancaba de mi gemidos, gritos de placer y hasta llanto, parecía un lobo enfurecido, un perro que había capturado a su presa y la sacudía de un lado a otro, dejo de mamarme y subió hasta mi boca y derramo en ella mis jugos que había tomado en la suya, en un largo y profundo beso.

Sin ninguna pausa ni descanso, y antes que pudiera reaccionar abrió mis piernas y sin anuncio previo me clavo su poronga inhiesta, dura, rígida cual un mástil y yo la bandera que lo luciría, pero fue con tal violencia que arranco un grito de dolor de mis entrañas, estaba como loco me daba miedo su violencia pero a la vez me encantaba su reacción para con la hembra… su hembra.

-¿Así fue puta?!!! ¿De esta forma te cogió? ¿Te gusto su entrada en esta concha que era solo mía?

-¡¡Siiii mi amor!!!! Así fue, ¿te gusta que tu mujercita adorada sea ahora una puta?

-¡Cogida por otro macho hace apenas unas horas!!!

-¡¡Todavía tengo dentro mío su leche!!!

-Y me encanto y goce como estoy gozando contigo mi vida, mi semental, mi macho!!

Pese a todo yo era su hembra, soy su hembra… comenzó un desenfrenado mete y saca que me llevo hasta la cima del goce, gruñía, resoplaba con el esfuerzo, clavaba sus uñas en mi trasero, se aferraba con fuerzas hasta hacerme gritar de dolor, no paraba, no paraba y seguía y seguía… adentro… afuera… adentro… afuera… siempre hasta el fondo chocaban nuestras pelvis chocaban sus bolas contra mis nalgas produciendo un ruido que me calentaba mas y mas… no quería que termine nunca

-Ssigue… sigue… sigue… sigue mi amor

-Cógete a tu puta… metela más… metela más… metela más,

-¿Así te gusta puta? ¿Así te gusta?

-Vamos… vamos… Mi cornudo… ¿Acaso tengo que buscar otro macho que me llene?

-Dale… dale… dale… por favor, no pares… no pares…-

Gritos, gemidos, exclamaciones, insultos, suspiros… hasta que nos derramamos al mismo tiempo llenando mi conejita de leche.

Quedamos extenuados y tendidos, yo recogí el semen que chorreaba de mi almejita y la lleve a mi boca saboreando a mi macho.

-Perdoname… pero me encanta que lo hayas hecho- me dijo.

-Me encanta que probaras otra pija en tu cosita rica…-

-¿Y porque me pegaste? Pregunte

-Porque toda puta merece que la traten así, porque ahora eres una puta… mi puta… ¿si? Me dijo

-Si mi amor soy tu puta, la puta más grande que existe, que le gusta coger con otros-

-Y tu mi cornudo… y te voy a seguir haciendo crecer esos hermosos cuernos que te acabo de regalar- respondí.

Nos abrazamos y me siguo acariciando y besando hasta que nos dormimos.

Me desperté a la mañana siguiente como a las 10, Tony se había ido a trabajar, me dejo una notita diciendo "No te quise despertar. Te amo"

Era el primer día de una nueva etapa de mi vida.

Pero por contrapartida de toda esa maratón sexual que había vivido, en toda una semana no paso nada, Tony a full con su trabajo llegaba muy tarde y cansado, y Eduardo había desaparecido, el taller estaba cerrado y siguió así por varios días.

Fue una semana de transición, me sirvió para recuperarme y también para recargar las pilas, el fin de semana Tony tuvo que viajar por razones de trabajo y estaría ausente casi diez días.

El lunes cuando pase para el mercado vi en el taller de Eduardo un gran camión de transporte descargando unos cajones, seguramente me dije, volviste, sentí como un frio en el estomago y un calor en las mejillas… había vuelto… estaba de nuevo aquí… de solo pensarlo me moje.

Al otro día me levante temprano, con un alegre presentimiento, me bañe, puse especial empeño en mi conchita, mas por deseos de tocarme que por la necesidad de limpiarla, pero mejor pare, no seguí avanzando, me vestí cuidadosamente con un conjunto de pantaletas rosadas muy ajustaditas y un sostén del mismo tono, de encaje, blusa sin mangas con unos vuelos en el escote muy bonita y una falda plisada que marcaba muy bien las caderas y un poquito sobre las rodillas a la rodilla, me puse un delicado perfume y salí para el mercado, aun era temprano y no había nadie en la calle, al pasar por el taller la puerta estaba entreabierta, curiosa eché una mirada y lo vi, nos miramos, inmediatamente me llamo.

-Manuelita, veni.

Sin pensarlo dos veces y temerariamente sin medir las consecuencias me introduje.

Me recibió con un cálido beso que correspondí de la misma forma, me soltó un instante para cerrar la puerta y echarle llave, nadie nos molestaría pensé, mientras crecía mi excitación, luego de ello volvió a seguir besándome.

-Mi amor- me dijo –cuanto te extrañe estos días-

-Yo también extrañe tus besos tus caricias y a este amiguito mío que me volvió loca- le dije posando mi mano en el bulto que ya denotaba una considerable erección, lo sentí durito, caliente, urgido de salir… salir para encontrarse con mi chochito anhelante.

Apartándose un poco me tomo de la mano y me invito.

-Veni… vamos a ponernos cómodos- y me llevo hacia el fondo del taller.

Todo estaba en silencio y solitario, no había nadie, solamente nosotros dos, miro para un lado y para el otro buscando algo, hasta que fue hacia unos cajones de donde saco unos rollos que parecían ser unas colchonetas o bolsas de dormir de camping, con ellas bajo el brazo y de la mano con la otra me condujo hacia un agujero en el suelo, encendió una luz y vi una escalera que descendía, bajamos por ella y llegamos al fondo de una de las fosas del taller, muy amplia abajo, con una especia de recamara al costado, desato las colchonetas y las extendió en el piso, me volvió a abrazar y lo mío ya era un incendio interior, rodee su cabeza con mis manos atrayéndolo, su lengua exploraba mi boca, enredándose con la mía en un intercambio de besos y salivas, me levanto la blusa por sobre la cabeza y me la quito, luego su boca recorrió mi cuello bajando hacia mis pechos, cuando llego al lugar donde se apreciaba la mancha verde ya y casi desapareciendo del encuentro anterior.

-Mmmm… mi amor discúlpame la vez pasada te deje marcada ¿no tuviste problemas con tu marido?- me dijo

-Si los tuve, me vio… pero no tiene importancia… le gustó… como que me aprobó- respondí sonriendo

Sus manos no se quedaron quietas, bajaron por mi espalda y se asentaron en mis nalgas que acaricio con desesperación, desprendió la falda y me quito las pantaletas y el sostén dejándome completamente desnuda frente a él.

-Desnudame tu- me pidió con la voz ronca de deseo.

-Lo que quieras mi amor, justamente te lo iba a pedir- respondí ansiosa.

-Lentamente- dijo

Uno a uno fui desprendiendo los botones de su overol de trabajo, debajo de este parecía no llevar nada más, descubrí su pecho moreno y fuerte que bese con deleite, mordiendo suavemente sus tetillas, lo escuchaba gemir de gozo, baje esta prenda que también cayó a sus pies y que apartamos a un costado, quedo frente mío solamente con un bóxer que a duras penas intentaba contener el miembro que erecto en su totalidad levantaba la prenda, admire y recree mi vista en la contemplación de su cuerpo hermoso, fuerte, moreno del que gozaría dentro de instantes.

Continúe con la ultima parte para desnudarlo, bajar su bóxer hasta sus pies, lentamente trate de enrollarlo para bajarlo pero tropecé con un problemita, la erección, tuve que meter la mano dentro de la prenda y acomodarlo para que bajara, no fue fácil, casi me corro de la excitación al manejar su pedazo de carne rígido, caliente; pero pude pasarlo y emergió triunfante de su cárcel, libre, nunca había mirado un pene así como me quede mirándolo con tanta atención y embelesamiento, grande, hermoso, con esa cabeza rosada, le corrí el prepucio hacia atrás para dejarla totalmente descubierta, la acaricie con delicadeza produciendo en Eduardo temblores de excitación, recorrí con mis manos todo el tronco cubierto de venas que parecían querer explotar, hasta la base del pubis, acaricie sus testículos, enrede mis dedos en la mata enrulada de su pubis; estaba un poco agachada para mirar con mejor atención cuando sentí su mano en mi cabeza que comenzó a presionar hacia abajo y en dirección a mi tesoro… su pene.

No me resistí, era el momento que sabia tenía que llegar para saltar otra barrera que me condicionaba, nunca ni siquiera por cerca había practicado sexo oral, alguna vez lo había escuchado mencionar a mi madre comentando con una vecina como una perversión total.

Pero en este momento ya no me parecía tanto, hasta creo lo deseaba y tenia curiosidad por gustar eso que tanta satisfacción me daba por otro lado.

Primero aspire profundamente tenía un olor particular que me gustaba, lo tome entre mis manos suavemente recorriéndolo amorosamente, en el momento que acerque mi boca, sentí que los dedos de Eduardo se introducían en mi cuquita, ya toda mojada, fácilmente haciendo que la contraiga de gozo; comencé a darle tiernos y tímidos besitos en la punta de ese hermoso rabo.

A cada beso se estremecía gozoso, saque mi lengüita y la pase por todo el glande recorriendo la parte de la corona, conocía sus partes por haberlas estudiado y sabia de sus puntos sensibles.

Le daba lambetazos en su capullo y recorría todo a lo largo hasta llegar a sus huevos, de nuevo la recorrí hacia su cabecita y allí comencé a morderla delicadamente y a darle golpecitos con la lengua.

Cómo me saboreaba al sentir esa cosita dura y caliente entre mis labios. Él disfrutaba esos instantes; con los ojos cerrados emitía débiles gemidos y suspiros, aunque por momentos miraba para apreciar cómo jugaba con su pajarito.

Después de unos minutos de prologo, decidí que era el momento de intentar una buena mamada que lo hiciera mas mío.

Me acomode mejor puse mi boca formando como una gran "O" le pase la lengua a mis labios y comencé a introducir la cabeza de su polla en mi boca, muy despacito, chupando, apretando, mordiéndolo, lo escuchaba en sus quejidos sensuales. Notaba como su hinchado miembro iba entrando en mi boca, el me dejaba hacer y yo desplegaba toda mi imaginación y fantasía, como si toda mi vida lo hubiera hecho siendo que era la primera vez, me sorprendía con ese talento y me lamentaba haberlo desperdiciado tantos años.

Ya estaba la mitad de su poronga adentro y llenaba casi toda mi boca, y yo seguía dándole todo el placer que me pedía con mi lengua, mis labios; con una mano lo aferraba de sus nalgas y con la otra jugaba con sus huevos, con el vello de su pubis,

Durante otros cinco minutos más me la fui comiendo sin prisa sin llegar al fondo. De repente, sentí que me acariciaba dulcemente el pelo y él me presionó un poco con sus manos urgiéndome a que la metiera más adentro. Obedecí; fui bajando y su tranca iba desapareciendo en mi boca. Él impulsó su cuerpo hacia adelante para ponérmela toda adentro. En ese momento hice un poco de presión sobre sus nalgas, hasta que mis labios hicieron contacto con su vello púbico y con sus huevos. Estaba toda adentro; su glande exploraba hasta el fondo de mi boca y mi garganta. Abrace aún más fuerte sus piernas; mis labios descansaban prietos en su bajo vientre; y durante unos segundos me quede inmóvil, con su pija totalmente sepultada y devorada por mi golosa boca. Quería retener esa sensación en mi mente, como describirla, la sentía como una vez que estuve con una inflamación de la garganta y en el fondo sentía los bultos de mis amígdalas, más o menos así era, me faltan las palabras para expresar acertadamente lo que experimentaba en esos segundos.

Yo estaba muy excitada; sentía que tenía el chochito hecho una laguna, y no podía creer que toda maravillosa pija cupiera en mi boca. Continué chupándosela, entrando y saliendo de mi boca a un ritmo acelerado. Cada vez que entraba llegaba hasta el fondo de mi garganta; y cuando salía quedaban mis labios sobre la parte final del glande de una manera sensual, todo esto acompañado de ardoroso ruido por la saliva que se derramaba por la comisura de mi boca.

Llevaba un tiempo no se cuanto, ¿quince, veinte, treinta minutos? Desde que comencé a besar, chupar, lamer, mamar y comer su pija, solo quejidos, gemidos, expresiones de pasión. Cuando me dijo:

-No aguanto más mi amor, me voy a correr… ya viene… ya viene… ya viene…-

La quite de mi boca la mire y redoble la mamada, meter y sacar… meter y sacar… de prisa, como si lo estuviera masturbando con mi boca, como si la estuviera poniendo en mi palomita, estaba muy dura e hinchada y la sentía latir aceleradamente, preanuncio de que en cualquier momento se produciría el estallido y llego el momento esperado y antes de eyacular solo tuvo tiempo de una larga exclamación.

-¡Haaaa… Manuelitaaaa… mi amoooooorrr… me coooorrrooo… me corro!!!

Me sorprendió en el momento de meterla cuando sentí el primer chorro de su leche caliente y espesa… directa en mi garganta así que la sentí bajar por mi cuello, en siguiente movimiento de sacarla, cuando salía su glande soltó un segundo chorro abundante y enérgico que lleno toda mi boca antes de que pudiera reaccionar y con la cabecita afuera de mi boca pude ver como expulsaba un tercer chorro que dio en mi mejilla y seguidamente un cuarto que lleno mi nariz de su leche tibia

Ya no hubo más lechazos, pero aún seguía brotando el semen de la punta, lentamente, como una lagrima.

Una buena cantidad cayó sobres mis manos que atenazaban su polla, como exprimiéndola para que expulsara todo su líquido vital, hice como un movimiento de masturbación y a cada uno Eduardo exhalaba como un quejido de dolor.

La hermosa visión de su rabo tieso, toda embardunada de semen, me impulso a meterla de nuevo en mi boca suavemente, porque cada acción lo hacía contraerse y gemir, trague el semen que quedaba en mi boca y limpie los restos de su glande tomándolos, lo sentía riquísimo, con una textura viscosa como una gelatina pero tibia… y el sabor… no acierto a compararlo con nada conocido… un poco acida… ¿dulce?... ¿agria?... no se solo se que era como un néctar delicioso… solo lo saboreaba.

Me recosté sin fuerzas en la colchoneta y el aun con esa hermosa pija inhiesta la metió totalmente sin ningún esfuerzo, mi cosita estaba totalmente lubricada, me llego hasta el fondo y comenzamos un frenético trabajo, me mordía los pechos, sentía sus bolas golpear en mis nalgas, ahora era mi momento, me comió la boca que todavía tenía los restos de su semen y el sabor delicioso del macho

Con sus manos en mi culo para levantarme lo clavo hasta el fondo

Era como que me diluía en ese mar de placer, me derretía en el fuego de la pasión, y como antes el se iba en chorros y chorros, yo también sentí que a cada embestida soltaba un chorro de jugos que bañaban su cipote, y se escuchaba el ruido que hacía de entrar y salir… entrar y salir… arrastrando los fluidos amorosos que destilaba mi atormentada panchita

Un largo y gutural ¡¡¡hhhhhaaaaaaggggg!!! Fue el anuncio de la consumación de la pasión y la entrega de la hembra caliente y ansiosa al macho poderoso y alzado

que rompiera el encanto, de ese encuentro voluptuoso y sensual.

No había habido casi palabras, solo había hablado la expresión pura de la pasión.

Nos vestimos lentamente, había que volver cada uno a su actividad.

Un beso profundo y prometedor de más cosas nos despidió.