Roleplay Experience XVII - Cazafantasmas

Los problemas hay que afrontarlos, pero gracias a contactos de Roberto, Toñi puede cobrarse venganza.

AVISO: Antes de leer este relato es aconsejable que leas los anteriores de la serie.

Por la mañana, al despertarme lo primero que vi fue a Roberto mirándome. Su cara estaba sonriente, como si nada de lo del dia anterior hubiera ocurrido. ¿O igual era por la última parte del día?.

  • Buenos días, cariño, ¿qué tal has dormido?

  • Uff, mal -respondí-.

  • Yo apenas he dormido, pero creo que ha merecido la pena.

Me quedé extrañada. ¿Qué quería decir? Me contó que a través de un amigo, tenía un contacto en la CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores, básicamente los reguladores de los temas de bolsa) y que se le había ocurrido una forma de tocar los cojones a Alejandro. Le pedí que se explicara con más detalle.

  • Tendrías que aceptar lo del fin de semana y conseguir el contrato. Pschh -me hizo callar las alegaciones que iba a hacer-. Sí, necesitas el contrato y no te va a quedar otra. Pero una vez tengas el contrato, el cual debes atar bien atado, sí que se le puede putear. Sólo tienes que sacar pruebas de que se está acostando contigo y se pueden hacer circular de forma anónima en los ambientes en los que él se mueve. Creemé que duraría poco como CEO de esa empresa. Los inversores no querrían escándalos.

  • Y? No tiene pareja que yo sepa. ¿Qué más da que se acueste con alguien? -pregunté extrañada-.

Roberto señalo mi pene e hizo un gesto con la cara. Sí, efectivamente era así. Para mí y para él era algo normal, pero para la sociedad, que salgan fotos de un alto financiero recibiendo por el culo de una transexual sí que es algo grave.

  • Sabes lo que me pides, no? -le dije-.

  • Sí, ya te dije, que salves tu empresa -dijo tranquilo-.

  • Y más cosas, Roberto. Que haga ver como algo malo el que un tío soltero, sin ningún tipo de compromiso, se acueste con alguien como yo.

  • Joder, Toñi... pues tienes razón. Perdóname por pensarlo.

  • Pero el caso es que sí que le jodería, y bastante -dije relamiéndome por una venganza-. También él se lo ha buscado.

Al ser sábado pasamos parte del día pensando una estrategia. Por lo poco que le conocía me iba a ser imposible fotografiarlo. Necesitaba quien lo hiciera por mí. Descarté a Roberto; bastante tenía con dejarme ir con otro, como para encima hacer fotos. Pensé en contratar un detective privado que las hiciese. Roberto le contrataría porque su novia se acuesta con otro, pero eso dejaba pistas de quién había encargado las fotos.

  • Y Susana? me dijiste que se la ha follado muchas veces. Si sabes a que hotel vais, ella puede hacerse la encontradiza, querer participar en el juego... ya sabes.

  • Ufff -contesté-, no me hables de Susana que me subo por las paredes!! Pero sí, tienes razón.

La llamé, no solo por esta propuesto sino para contarle lo del día anterior. Cuando le hablé de la propuesta de Alejandro la muy puta dijo que si sólo era eso que ya estaba hecho.

  • A ver, Susi, que dice que tengo que ser yo -dije aclarando que no era ella a quien quería-.

  • Ya, lo sé. Pero bien! y así de paso echas un polvo.

  • Serás p... -me lo callé-. Tía, que estoy con Roberto y paso de otros. Y menos hacer de puta.

  • Joder, pues ya podría hacer dicho que fuera yo. Le ofrecería otro fin de semana de regalo.

  • Pero a ver, igual, si quieres, sí que puedes follar con él.

Le conté los planes y la pareció fenomenal, sobre todo lo de que iba a follar (incorregible). Terminamos la conversación cuando la corté en el momento que me iba a contar la polla que se comió la noche anterior.

  • De verdad, Roberto, ¿quieres que lo hagamos así? Tú eres lo más importante y necesito tu apoyo en esto -le pregunté-.

  • Sí. Si así conseguimos putear al gilipollas que te ha hecho chantaje estaré mas contento.

  • ¿Putearle dices? Te recuerdo que es ceder a su chantaje.

  • Lo sé, pero eso es para salvar tu empresa. No lo olvides, que te juegas mucho. Si además de salvarla consigues joderle bien jodido, pues mejor.

Roberto habló con su amigo y le tuvo que contar por encima parte de la historia. Al enterarse el amigo del personaje que era, Alejandro Martínez, se mostró más animado en joderle. Le tenían bastantes ganas en círculos financieros.

El fin de semana apenas salimos de casa. Estuvo lleno de momentos muy tiernos, eso sí, sin parar de follar, claro.

El lunes por la mañana redacte un texto en el que exponía mis condiciones a Alejandro para aceptar su chantaje. En primer lugar yo elegiría el hotel y la habitación para sentirme cómoda. Además el contrato debía ser por tres años como mínimo y tenerlo firmado antes de entrar en el hotel o subir a la habitación. Podía haber una rebaja en las tarifas pero nada que nos impactase lo más mínimo. Una vez redactado se lo mandé por whatsapp.

Recibí un mensaje de vuelta cinco minutos mas tarde diciéndome que ok, pero el fin de semana lo decidía él, así como que no me podría negar a tener sexo con él. Sonreí imaginándome el fin de semana viendo la tele. Pues claro que habría sexo.

Pensé en el Hotel Meliá Castilla, ya que frente a él hay oficinas en alquiler. Tener una vista desde fuera de la habitación podría ser bueno.

Alejandro me avisó el miércoles que el viernes tendría el contrato firmado. Esperaba que acudiera vestida tal y como me vió con Facundo. Ya se encargaría él de desnudarme, me dijo. Alquilé una oficina que daba frente al hotel y reservé una habitación que quedaba justo en frente. Tuve suerte, la verdad, con tan poca antelación.

Pedí a Diego, nuestro empleado que se dedicaba a temas gráficos que, apostado en la oficina de en frente estuviera el fin de semana haciendo fotos de lo que viera en mi habitación. Por supuesto, le pedí la máxima discreción.

La tarde señalada estaba en el lobby del hotel y le vi aparecer. Tan elegante y apuesto como siempre, eso hay que reconocerlo. Llevaba un maletín porta-documentos y una maleta pequeña. Nos sentamos en una mesa y me estuvo enseñando el contrato. No regateó ninguna de las condiciones, cosa que me fastidió porque podría haberle sacado una tarifa mejor, pero era lo que pedí. Yo había pedido a Marga, mi secretaria, que estuviera allí para llevarse el contrato una vez firmado. Ambos lo firmamos y entregué el contrato a Marga, lo cual sorprendió a Alejandro.

  • Pues bien -le dije-, una vez firmado me toca cumplir mi parte. ¿Vamos?

Subimos a la habitación que tenía reservada y nada más entrar comenzó a sobarme todo el cuerpo y a desnudarme con prisas.

  • Tranquilo, tenemos todo el fin de semana -dije-.

  • No, sólo estaremos esta noche. Mañana tengo un viaje de negocios.

No podía ser! El sábado era cuando vendría Susana y trataríamos de hacer las fotos.

  • Pero... me dijiste un fin de semana!

  • Ay! putilla mía! Todas sois iguales. Empezáis a oler polla y os cuesta despegaros de ella.

Me terminó de desnudar y se quedo contemplando mi cuerpo.

  • Igual que te recordaba. ¡Pero que buena estas!. Sigues chupándola como en el parque?

Mientras recordaba todo lo que hacíamos allí, de lo que yo no tenía mal recuerdo, de veras, se iba desnudando. Su cuerpo, como hombre (recuerdo que sólo le vi transformado) era impecable, todo hay que decirlo.

Me cogió de los hombros y me agachó para que le comiera la polla. Me puse a mamársela y él al principio no mostraba excitación. Yo procuraba, ya que estábamos, pasarlo bien. De pronto, me agarró de la cabeza y comenzó a follarme la boca casi violentamente.

  • Así, puta, tragatela entera, que te va a tener que enseñar la imbécil de tu amiga.

Aguantaba como podía sus embestidas aunque con mis manos procuraba frenarle, pero en mi campanilla notaba el martilleteo de su polla. Al poco rato se tensó y comenzó a llenarme la garganta con su semen.

  • Eso, guarra, disfruta mi leche.

Al terminar de correrse me hizo que le limpiara la polla y me tiró hacia atras, por lo que caí al suelo. No estaba acostumbrada ya a un sexo tan fuerte, pero mientras le comía la polla, la mía comenzó a ponerse dura. Al verme en el suelo completamente empinado dijo:

  • Has visto lo puta que eres? he usado tu boca y te empalmas! Eso me da una idea. Fóllame.

Se colocó sobre la cama a cuatro patas. Me fuí tras él y comprobé que la ventana estaba abierta. Le ladeé un poco de modo que desde la oficina alquilada se viera lo que pasaba en la habitación. Decidí esperar un poco a metérsela para que pudiera salir en una foto.

  • En serio quieres que te folle, cabrón? -dije.

  • Sí, joder, métemela -dijo.

  • De verdad?

  • Que sí, coño? Que cojones te pasa?

  • Pero como a una mujercita blanda o como a una puta?

  • Como a una puta. Métemela ya, coño!

Enfilé mi polla a su ano y de un empujón metí la mitad. Pego un chillido pero aguantó. Miré sin que me viera hacia la ventana. Me pareció ver un piloto rojo (de la cámara) en la oficina alquilada y sonreí. Después me olvidé de la cámara y me dispuse a disfrutar.

Comencé a darle polla como si fuera el último culo del mundo. No paraba de gemir y pedir más polla.

  • Quien es ahora la putita?

  • Yo -decía aflautando su voz-, y quiero que me fo... joder! -exclamó con un empujón que di-.

  • Pues toma polla, Sandrita. Te vas a hartar.

Durante un buen rato estuve enculándole hasta que vi que a ese paso me iba a correr.

  • Me voy a correr en tu boca, putón. Dámela para que me corra.

Se giró y se puso frente a mí, en la posición perfecta para una fotografía. Me imaginé los "clicks" de la cámara y me corrí con una satisfacción como pocas veces.

  • Toma mi leche, puta, bébetela entera.

Alejandro hacía esfuerzos para que mi semen entrara en su boca y perseguía a mi polla según la movía.

  • Ahora la quiero limpita -dije.

Se afanaba en chuparme la polla hasta que me la dejó limpia por completo.

  • La cara quieta! -le dije-.

Me dediqué un rato a darle pollazos por la cara. Supuse que quedaría bien en el video.

  • Dios, que buena eres! -me dijo exhausto-. Ha merecido la pena.

Yo, que ya me había calentado un poco estaba esperando que se recuperase y me follase. Me puse en otro lado de la habitación, sobre un sillón que quedaba apartado de la ventana y le dije que me follara.

  • Ahh -dijo medio agotado-, más quisiera yo.

  • ¿Como? ¿Que ahora no me vas a follar?

  • He cambiado. Hace un año tuve un problema físico. Ahora aguanto un asalto por noche. Y no más.

  • No me jodas que me haces reservar un hotel cómodo para que me puedas partir el culo y me dejas en blanco??

Esto lo dije cabreada. Realmente me estaba apeteciendo que me follara. Ya puesta...

  • Es lo que hay -me dijo-.

  • Bueno, pues mañana por la mañana. no? -quería que me follase, sí-.

  • Me voy en una hora. Tengo un viaje, recuerda.

Me tumbé en la cama y con los dedos comencé a darme un masaje anal. Se acercó a mí y quitó mi mano poniendo la suya. Mal que bien, no lo hacía mal.

  • Lo ves? eres una guarrilla.

  • Sí, llámame lo que quieras pero haz que me corra.

Al tiempo que tenía tres dedos en mi culo su boca se fue a mi polla, la cual tardó poco en ponerse tiesa. Entre una cosa y otra al poco rato consiguió que me corriera.

  • Sabes? -me dijo cuando ya estaba repuesta-, aunque no hubieras aceptado, hubiera firmado el contrato.

  • Sí? -dije girando de golpe la cabeza para mirarle-, ¿y por qué me has hecho venir aquí?

  • Me haces recordar los tiempos en que encadenaba un polvo con otro. Ahora ya...

  • Pero me dijiste que te follabas a Susana...

  • Si, y es cierto, pero a polvo por día, no más.

  • Joder! y no te hubiera costado menos haberme hecho un poco de caso hace años?

  • No me imaginaba la mujer que llegarías a ser. Creeme que hubiera luchado por ocupar el lugar de tu novio actual.

  • Joder, Alejandro, no me digas estas cosas!

En ese momento sonó la alarma de su móvil. Se levantó y se fue a la ducha. En unos minutos volvió a estar tan elegante como llegó al hotel y con la maleta en la mano salía rumbo al aeropuerto.

"Su puta madre!", pensé. El cabrón este me había dicho eso por que era cierto, o sólo me estaba ablandando?. Llamé a Diego que estaba en la oficina de en frente.

  • ¿Qué tal las fotos?

  • Joder, ¡que pasada! -oí al otro lado del teléfono-. Dos pajas que me he hecho.

  • Seriedad, joder. ¿Las fotos han salido?

  • Y el video, jefa, menudo video!

  • ¡Ehh!, con discreción te dije, nada de pasárselo a nadie.

  • El tío este ya se ha ido?

  • Sí, ya puedes dejar de vigilar -le dije-.

  • Jefa, si la habitación del hotel ya esta pillada para todo el fin de semana, si quieres voy yo contigo un rato.

  • Anda, cállate! Ya algún día...

Joder, me había dejado tan caliente Alejandro que hasta estuve a punto de prometer a Diego un poco de sexo.

Llamé a Roberto y le dije que Alejandro se había ido y que todo había terminado. Que volvía a casa. Me preguntó que cómo estaba.

  • Caliente! que quieres que te diga.

  • Caliente?? -preguntó extrañado-.

  • Si. Me ha dejado a medias. Se ha corrido en mi boca y después... se le ha acabado la dinamita.

  • Jajajaja -se oía reír a Roberto-, pues nada, vente que yo tengo el arsenal lleno.

  • Mmm, si no fuera por ti...

Volví a casa y Roberto, como todas las noches, hizo que me relajara y que me durmiera bien follada.