Roleplay Experience XIII - Susana me sorprende
El carácter de Susana va cambiando. Se va destapando el ser lujurioso que escondía.
AVISO: Antes de leer este relato es aconsejable que leas los anteriores de la serie.
Con el tiempo, el grupito que formábamos Manu, Susana, Roberto y yo cada vez quedábamos más veces. Susana, pese a parecerme que daba cierto apuro para salir de casa, si lo hacía de la mano de Manu era capaz de ir al fin del mundo. Por mi parte, y creo que a Roberto le pasaba lo mismo, no quería reconocer que lo nuestro iba más allá de una simple amistad o de ser "follamigos". A veces yo me quedaba con las ganas de verle a diario pero no quería dar a entenderlo.
Una vez los chicos nos invitaron a cenar en su casa. Susana ya presumía de unas tetitas propias y por eso solía vestir ropas muy ajustadas de modo que se apreciasen. Yo ya no me cortaba cuando íbamos juntas y a veces me ponía más sexy. Ella se había vestido con unos pantalones de cuero tan ajustados que la marcaban hasta los poros de la piel y un top igualmente ajustado. Iba además sobre unos tacones que la elevaban unos 12 centímetros. Yo llevaba unos pantalones anchos y de cintura muy alta y una blusa con un escote impresionante. Cuidé especialmente la lencería ya que a veces se veía en el escote.
Llegamos juntas a su casa y ellos estaban con mandiles puestos y metidos en la cocina. Manu estaba muy enfadado porque un asado que había preparado se le había quemado un poco. Roberto se afanaba con los entrantes. A ambos se les notaba que llevaban alguna copa de vino ya bebida.
Reconocimos que interés ponían, pero el aspecto de la cena no era el mejor. Entre bromas comenzamos a decírselo y al principio parecía molestarlos pero al poco rato estabamos de risas entre los cuatro.
- Cenar no cenaremos, pero beber, nos vamos a poner las botas... -dijo Roberto enseñando varias botellas que sacaba de un mueble bar-.
En pocos minutos habíamos dado buena cuenta de los entrantes. El asado lo dejamos ya que no estaba un poco quemado... estaba incomestible. Y comenzamos a servirnos copas. Al principio, las risas y el cachondeo que teníamos antes y durante la cena hizo que bebiéramos más rápido de la cuenta, con lo que los efectos del alcohol tras dos copas eran evidentes.
Manu se abrazaba a Susana en un sofá pero descaradamente le estaba metiendo mano. Roberto parecía que no quería ser menos y comenzó, con su brazo tras mi cuello, a meter la mano por mi escote. Cuando me quise dar cuenta, Susana tenía su mano sobre el paquete de Manu y la movía compulsivamente. Roberto también se estaba animando y la otra mano jugaba a meterse por debajo de mis pantalones.
Yo era, creo, la que estaba mas serena de todos (había bebido las copas muy poco cargadas) y no es que rehuyese del sexo en grupo, de hecho hacía tiempo disfruté de ello, y bastante. Pero en este momento no me apetecía. Quería a Roberto para mí sola y no quería que me viera con el pollón de Manu (según lo que me había contado Susana) en el culo. Me levanté y le tomé de la mano para llevármelo a su dormitorio.
Cuando llegamos comprobé que Roberto se había pasado con el alcohol, y mucho, ya que lo desnudé pero su polla apenas reaccionaba. Lo tumbé en la cama y cuando me quise dar cuenta estaba medio dormido. Vaya un fastidio, pensé. Salí al baño ya que tenía necesidad y pasé frente al salón lo suficientemente rápido como para no ver nada. A mi vuelta los gemidos que escuchaba me hicieron esconderme tras la puerta y ver qué era lo que estaba pasando.
Susana estaba a cuatro patas y Manu detrás. Le metía y sacaba una polla de unas dimensiones increíbles al tiempo que la tenía agarrada del cabello tirando de su cabeza hacia atrás. Los dos decían cosas prácticamente ininteligibles, no sé si por efecto del alcohol o por el pedazo polvo que estaban echando. Sin querer llevé mi mano a mi entrepierna y comencé a sobarme la polla mientras veía como Manu embestía sin piedad a mi amiga, y ella gritaba como loca pidiendo más polla y diciendo a voces lo puta que era.
De pronto Manu sacó la polla del culo de Susi y la sentó en el sofá. Tenía la mirada perdida y todo el maquillaje corrido, pero inmediatamente abrió la boca. Pude ver entonces al completo la polla de Manu. ¡Qué portento ese chico! Agarró el pelo de Susana y de un golpe le metió la polla en la boca hasta donde cabía, pero aprecié como Susana soltaba lágrimas que supuse de estar llegando la polla a su campanilla. La estuvo follando un buen rato la boca hasta que se cansó. Susana pedía que la reventase el culo de nuevo. Manu cogió sus piernas, las elevó y de un golpe la ensartó la polla. Susana gemía y chillaba como una poseída pidiendo que la follase como la puta que era.
Realmente, no imaginaba así a Susana, pero el caso es que la escenita me estaba poniendo muy caliente.
Me fui al dormitorio de Roberto que dormía como un lirón y lo desperté. Necesitaba una polla urgentemente. Lo giré boca arriba y comencé a comerle la polla intentando que cobrara vida. Me costó bastante pero al rato logré que empezara a ponerse dura. Él, medio despierto y borracho miraba casi inerte. Cuando su polla tenía ya una consistencia buena me quité el pantalón y me subí encima de ella. Mientras lo cabalgaba yo misma me masturbaba recordando la polla de Manu y lo puta que era Susana.
Como no había cerrado la puerta al completo, se abrió dejando una rendija. Me pareció apreciar ruidos fuera, pero ya todo me daba igual: necesitaba correrme. Seguí cabalgando un rato más hasta que noté que me corrí. Gemí, chillé... me daba igual todo. Tuve un orgasmo bastante intenso. Al calmarme sólo un poco vi que habían abierto la puerta y estaba Manu de pie y Susana arrodillada con su polla en la boca.
Me quedé mirándolos. Alternativamente miraba a Roberto que estaba de nuevo dormido. Susana se sacó la polla de Manu de la boca.
- Ven a disfrutarla, Toñi -me dijo con una cara de vicio que desconocía en ella-.
Yo miraba a Roberto que estaba ahí al lado... dormido, como un tronco. Si miraba al otro lado, tenía una polla que parecía más que apetecible y a la puta de mi amiga sujetándola para ofrecérmela.
Ya sé que entre Roberto y yo oficialmente no hay nada, pero me parecía infidelidad. Creo ser bastante liberal, pero no soporto la infidelidad, al menos, no consentida y por tanto decliné la oferta.
Inmediatamente, delante de mí, Susana se puso de pie, apoyó sus manos en el quicio de la puerta mirándome y desde atrás Manu le clavó de nuevo la polla. Susana gemía con cada embestida de Manu y no paraba de decirme lo rica que se sentía su polla dentro.
- Susana, ¡por Dios!, id a follar a otra parte -exclamé-.
No sólo no me hizo caso sino que se vino hacia la cama. Detrás iba Manu sin sacarle la polla. Se apoyó cerca de mí y Manu comenzó a embestir de modo que sus labios quedaban a centímetros de los míos.
Méteme tu polla en la boca -me decía Susana con los ojos desencajados mientras la follaban salvajemente-.
Por favor, Susana, déjame!
Sabes que me siento la más puta, lo sabes -me decía-, lléname la boca!
Me aparté. Realmente estaba enfadada y muy caliente, pero por el efecto del alcohol en mí no conseguía hacerles parar. Maldecía a Roberto por haberme dejado tirada y seguir dormido sin ser consciente de nada. Me debatía entre serle fiel, ya que era algo que suponía que él querría o abandonarme al vicio que Susana estaba disfrutando.
Lo que hizo que me enfadara de verdad fue cuando Susana se dejó caer sobre la polla de Roberto. La muy puta se la metió en la boca mientras Manu sólo hacía decirle lo puta que era. Trataba de apartarla y vi que el mamón de Roberto reaccionaba, con los ojos cerrados y entre balbuceos, y su polla se ponía tiesa de nuevo. Ya no podía más.
De muy malos modos aparté a Susana de la polla de Roberto y me la tragué yo. No iba a permitir que esa guarra la sacase ni una gota de semen. Pero al hacer esto me descuidé y Susana fue directa a mi polla y se la metió en la boca.
Lo siento, Roberto, pero no puedo resistir más, pensé. La dejé hacer. Mientras yo le comía la polla a Roberto ella se ocupaba de la mía, y a través de su boca notaba los empujones de Manu hasta que Susana se quedó quieta. Tenía a Manu detrás de mí con su polla en una mano y con la otra que comenzaba a sujetarme la cintura. Miré a Roberto que apenas daba señales de vida y dejé que Manu apuntara su polla en mi entrada.
Empujó un poco y noté que, o dilataba bien, o esa polla no iba a poder entrar. La tenía tan empapada ya que se deslizaba en mi interior con cada empujón que daba. Me estaba dilatando hasta límites insospechados pero estaba entrando. Al poco rato esa bestia de Manu me partía por dentro y comenzaba a disfrutar de sentirme tan llena. Susana me estaba comiendo la polla y sobándome las tetas y me tenía bastante excitada. Yo, que me ocupaba de la de Roberto, no conseguía que se corriera, y mi intención era no soltar su polla para que Susana le dejara en paz. Pero llegó el momento que me daba todo igual. Las embestidas de Manu hicieron que me corriera como una perra en la boca de Susana, que succionaba como una loca.
De pronto Manu me sacó la polla. Me sentí completamente vacía en ese momento. Se besó con Susana compartiendo mi semen ente ellos y la puso a cuatro patas sobre la cama, al lado de Roberto, y de un golpe la enchufó el pollón. Se movió unas cuantas veces y se corrió entre estertores. La corrida le duró un montón de tiempo y al sacar la polla del culo de Susana salió un chorro de semen. Susana se bajó de la cama de inmediato para meterse la polla de Manu en la boca y dejarla limpia. Cuando terminaron se fueron sonriendo de la habitación.
Yo me quedé ahí, con la polla de Roberto en la boca que, sí, estaba erecta, pero parecía inerte. La saqué de mi boca y me eché al lado suyo. Estaba agotada y con el culo un poco dolorido de la follada que me había dado Manu.
Por la mañana al despertarme Roberto seguía aún dormido. Me sentí mal por haber permitido que Manu me follara pero preferí no decir nada a Roberto. Por otra parte, me excusaba en que él no supo estar a la altura y me dejó sola, caliente y con un poco de alcohol. Le di un codazo para despertarlo. Se levantó con un dolor de cabeza horrible y sin saber bien donde estaba. A trancas salimos a la cocina a tomar algo ya que tenía la boca seca como lija. En el pasillo vimos como Susana salía desnuda del cuarto de Manu directa al baño tapándose el culo y con las piernas empapadas de semen. ¿Habrían pasado toda la noche follando?
Horas más tarde, ya en mi casa, estaba enfadada, sobre todo con ella. ¿Cómo había sido capaz de tentarme así? Me llamó por teléfono para disculparse. Se justificaba en que estaba borracha pero me reconocía que cuando se la despierta la libido no sabe frenar. Los días siguientes la comunicación entre nosotras se reducía a emails de temas laborales.
Con Roberto, yo actuaba de una manera un poco rara. Por una parte me sentía culpable, pero él había sido el que había iniciado todo incitándonos a beber. Decidí sincerarme con él para tener la conciencia tranquila. Al principio, según se lo iba contando, se molestaba un poco conmigo, pero terminó culpando a Manu y a Susana de todo ello.
A consecuencia de esto, tuvieron entre ellos una bronca terrible, por lo que me contó. Como el piso en el que vivía era de Manu, decidió irse a vivir a otro sitio.
Sin sopesar demasiado las consecuencias, le ofrecí que se viniera a mi casa hasta que encontrase algo y no sé si es que Roberto no se preocupaba demasiado en buscar casa o que yo, en las pocas ocasiones que me enseñó alguna, le desanimase por cualquier minucia, pero ninguno de los dos teníamos prisa en vivir separados.
Pasadas unas semanas, Susana vino a verme y me pidió que la perdonase. Se sentía realmente arrepentida y no me quedó más remedio que perdonarla, al fin y al cabo, juntas hemos vivido muchas cosas y realmente, nos tenemos una a la otra.
Con todo esto, iniciaba una nueva etapa en mi vida: Estaba conviviendo con una persona y en muy poco tiempo Susana se reincorporaría a la empresa. ¿Como explicaríamos todo esto?