Roleplay Experience IV - Despidiendo a las amigas
Algunas de las amigas de Toñi finalizan sus vacaciones y se proponen darlas una buena despedida.
AVISO: Antes de leer este relato es aconsejable que leas los anteriores de la serie.
Pasaron unos cuantos días de asueto, sol, piscina, copas y folleteo. Algunos días con algún chico del hotel que me follaba hasta dejarlos secos.
Una vez con una de las chicas que más tetas tenían me crucé la mirada cuando después de comer subía a descansar un rato. Subimos juntas en el ascensor hasta la misma planta sin decirnos nada, de palabra, porque las miradas lo decían todo. La seguí a su habitación y nada más entrar se me lanzó al cuello y me plantó un beso que me sorprendió. Pasaba mis manos por todo su cuerpo y me preguntaba cómo en unos días ese cuerpo de mujer tan voluptuoso había sido de hombre y volvería a serlo. Menudo desperdicio, pensaba.
Bajé mi mano a su entrepierna y pude notar un pene bastante grande, como el de Beatriz, más o menos, pero que estaba flácido. Ella hizo lo mismo conmigo, pero yo ya estaba algo excitada y mi polla iba cogiendo firmeza. Me tumbó en la cama boca arriba y me bajó la parte de abajo del bikini. Se metió mi polla en la boca mientras sus manos sobaban mis tetas.
Chupaba y succionaba como si fuera su ultimo día en este mundo. Y cuando sacaba la polla de la boca se metía mis testículos en ella y jugaba con ellos. La verdad es que me estaba excitando bastante con los jueguecitos que se traía con mi polla y huevos y los pellizcos en mis pezones, que comenzaban a estar muy sensibles. De pronto me pidió que la follara.
En ocasiones anteriores había dicho a mis amigas que prefería ser pasiva, pero ese cuerpo tan voluptuoso y sexy que me pedía que la follara no lo podía dejar pasar. Con sus manos al tiempo que me lubricaba mi polla iba haciéndolo en su ano. Se colocó boca arriba y cogiéndose sus piernas las elevó de modo que su culo lo tenía ofrecido. Apunté mi polla y fui entrando poco a poco ya que hacía algún gesto de dolor. Pero con paciencia mi polla entro hasta el final.
Comencé a moverme despacio pensando que la molestaría, pero llegó un momento que me pidió más caña. Aceleré mis movimientos y ella echó sus piernas detrás de mí y me aprisionaba con ellas al tiempo que me pedía polla. Notaba que de alguna manera movía músculos de su interior lo que hacía que mi polla quedara aprisionada.
Era delicioso ver ese pedazo de mujer siendo follada así, ya que lo estaba disfrutando a tope. Alternativamente tocaba sus maravillosas tetas o su polla, aunque seguía totalmente flácida. Después de un rato de folleteo noté como se convulsionaba y sin previo aviso se corrió. Su semen, no mucho, cayó sobre su vientre y tetas. Con la mano se lo esparcía mientras la follaba ya con fuerza, ya que yo también estaba a punto.
Emití un gruñido bastante grave y me corrí dentro de ella, que al notarlo comenzó a moverse para ordeñarme más. Cuando saqué la polla se lanzó a dejármela limpia.
Quedamos en calma un rato. Me contó que era su último día allí y que si el año siguiente volvía allí la encontraría. Sacó de su bolso una tarjeta de visita y me la dio. Era de Madrid, como yo, y me comentó que si algún día quería podríamos vernos.
Nos dimos una ducha rápida y nos despedimos con un beso con lengua. Salí hacia mi habitación ya que me apetecía descansar un rato.
Dos días después era el último día de vacaciones de Sandra y de Nuria. A modo de despedida, por la tarde, en vez de bajar a la piscina decidimos quedarlos las cuatro en la habitación de Sandra. Nos desnudamos todas y comenzamos a tocarnos y la temperatura iba subiendo. Me agaché a mamar la polla de Sandra al tiempo que Nuria se la comía a Beatriz. Mientras ellas dos se besaban Nuria me acariciaba mi polla y tetas al tiempo que yo le pellizcaba sus pezones. A ratos se intercambiaban nuestras bocas y yo pasaba a chupársela a Beatriz y Nuria a Sandra. Cuando estaban excitadas, antes de correrse nos hicieron tumbarnos en la cama. A mí me situaron al borde, boca arriba. Nuria se colocó sobre mí para hacer un 69 pero ella más empinada. Sandra desde el borde me penetró mientras Nuria se comía mi polla al tiempo que desde atrás Beatriz se la clavó. Cuando los movimientos comenzaron a ser más rápidos todas gemíamos a la vez como lozas. Yo fui la primera en dar señales de correrme y Nuria se afanó en succionarme la polla hasta que me corrí abundantemente en su boca, tanto que se la escapaba mi leche por las comisuras de los labios. Sandra, que estaba a punto también me sacó la polla del culo y se la ofreció a Nuria, que la chupaba queriendo recibir también la corrida de Sandra. Yo me aparté y me deleitaba viendo la imagen: Beatriz follaba sin piedad el culo de Nuria y ésta mamaba la polla de Sandra. No pude por menos que masturbarme y mi polla iba poniéndose a tono.
Al poco rato Sandra no aguantó y se vació en la boca de Nuria, que succionaba la leche que Sandra le daba. Al poco rato sao la polla completamente limpia. Viendo Sandra que yo tenía ya la polla tiesa se subió a la cama y me ofreció su culo. La sujeté de las caderas y poco a poco enterré mi polla en su culo. Era la primera vez que la follaba y pude comprobar que tenía un culo delicioso y apretado, y lo movía de modo que las sensaciones eran muy intensas.
Por fin Beatriz se corrió con sonoros jadeos en el culo de Nuria, la cual se salió y corrió a apurar los restos en la polla de Beatriz. Yo seguía bombeando a Sandra y Beatriz se colocó sobre su cara para que Sandra la comiera el trasero, cosa que le encanta. Nuria se puso a mi lado y me ofreció el suyo, el cual comencé a lamer junto con restos del semen de Beatriz que salían. Se ladeó un poco y su lengua se fundió con la de Beatriz, al tiempo que se manoseaban las tetas mutuamente.
Empecé a notar que Sandra se estaba excitando por demás, así que la cogí la polla y comencé a masturbarla y al poco rato se corrió. Saque mi polla de su culo y Beatriz ocupó su lugar. Nuria la besaba y la comía las tetas mientras yo cogí sus piernas, me metí entre ellas y la clavé la polla. Sandra detrás de mí me abrazaba tocando mis tetas y me besaba en el cuello.
- Dale fuerte, pártela en dos -me decía mientras follaba a Bea.
Yo me estaba ya poniendo demasiado caliente y temía que me corriera de un momento a otro, así que cogí la polla de Beatriz para masturbarla y acelerar su corrida. Esto surtió efecto ya que al poco rato se veía más alterada. Cuando me corrí dentro de ella, al notar mi eyaculación, dio un grito y se corrió, llenando a Nuria de su semen, que seguía comiéndole las tetas. Nuria se me acercó y con mi lengua retiré el semen de Bea que había caído muy cerca de su pecho.
Poco a poco fuimos tumbándonos en la cama para reposar ya que estábamos exhaustas. Alargue mi mano tocando las tetas de Nuria, que, como he contado en alguna ocasión, son preciosas.
Que pena que en un par de días esto no va a existir -dije.
Así son las cosas -comentó Sandra-, pero al año que viene tendrá otras, ¿verdad, Nuria?
Sí, eso espero -comentó con pesar-.
Nuria era la más joven. No pasaría de 27 años. En su vida normal estaba comenzando a sentirse atraído por una amiga y no sabía si al año siguiente podría venir o no. Todas nos pusimos tristes.
Comenzó entonces un momento de sincerarnos entre nosotras. Sandra comentó lo que ya sabíamos, que en su vida aparte de las vacaciones nada de esto existía, pero que sin duda el siguiente verano allí estaría de nuevo. Era, según dijo, lo que le daba la "gasolina" para tirar todo el año. Por lo que contó trabajaba en algo que le suponía mucha tensión y poco tiempo libre. Las vacaciones en este hotel eran la única forma de salir de todo eso.
Beatriz, mientras acariciaba el pelo de Sandra nos contó que alguna vez de pequeño se había puesto ropas de su madre, pero sólo eran fantasías sin más, pero cuando supo de la existencia de Roleplay Experience no dudó en probarlo. Y ahí estaba por segundo año y no sería el último. De todos modos, fuera de aquí nunca había tenido relaciones con hombres, aunque no lo descartaba.
A mí me hicieron contar por qué estaba allí y al contarles lo de mi amigo se rieron. Sandra bromeaba con que era mejor follarme como mujer que follarse a Pikachu.
Tras un buen rato de charla muy distendida Nuria y Beatriz se lavaron un poco y se fueron. Sandra, hablando conmigo ya a solas, me dio un beso en la boca bastante pasional y me dio una tarjeta suya. Figuraba su nombre real, Alejandro.
Fuera de aquí no tengo nada de mujer -me dijo muy seria-, pero como amigos llámame algún día y nos tomamos algo, si quieres.
Claro que quiero, Sandra, ¿o debería decir Alejandro?
Sandra! aquí soy Sandra, una mujer muy caliente -decía esto al tiempo que sobaba mis tetas.
Yo también pasé por la ducha un momento y me iba a ir a mi habitación, pero Sandra me cogió del brazo y me detuvo.
Esta noche me gustaría que un chico me follara bien follada para despedirme. Si no, me apetecería follar contigo.
Estaré atenta, y si te veo sola te doy caza -dije guiñando un ojo al tiempo que salía.
Por la noche no pude despedir a Sandra como hubiera querido. Desde justo después de la cena la vi irse con uno de los chicos más guapos que hay en el hotel. Yo un par de copas después encontré a otro que me supo consolar.
A la hora de despedirse Nuria y Sandra las cuatro nos abrazamos y alguna lágrima se nos escapó.
Poco a poco mi estancia allí iba llegando a su fin. En casi dos semanas había tenido más sexo que en toda mi vida anterior. Casualmente Beatriz se iba el mismo día que yo, por lo que organizamos una fiestecita de despedida.
La idea era llevarnos a dos chicos a la habitación de cualquiera de las dos y si no era posible, iríamos a buscar un par de hombres a cualquier otra zona del parque.
Otra cosa que había descubierto estos días era lo descarada que podría llegar a ser. Abordé a uno de los chicos con los que ya me había acostado y le propuse que buscara a otro (en realidad le insinué cual) para despedir a Beatriz. El chico aceptó de muy buen grado desde el primer momento, por lo que quedamos que tras la cena les estaríamos esperando en la habitación de Beatriz.
Se lo comenté a Bea que se sorprendió de que lo hubiera conseguido y ya en la habitación nos pusimos la lencería más sexy que encontramos. Mientras esperábamos yo me tuve que contener, porque Bea estaba para comérsela. Hablábamos de que algún día, fuera de allí podríamos vernos, pero para charlar y tomar algo como amigos, aunque a diferencia de con Sandra, no cerrábamos la puerta a otra cosa. En un papel me apuntó un número de teléfono sin nombre.
Por fin llegaron el par de chicos. Al vernos con nuestras ropitas se les notó como crecía el bulto bajo el pantalón. Les hicimos detenerse y que miraran, y comenzamos a besarnos entre nosotras y a ofrecerles un auténtico espectáculo lésbico. Nos sobábamos los cuerpos y besábamos nuestros cuellos y las tetas sobre la lencería, al tiempo que ellos tenían sus manos sobre su polla calentándose según nos veían. Una a otra nos quitamos los sujetadores y nos chupábamos las tetas. Bea hizo un gesto a los chicos que en un instante se desnudaron y estaban detrás de nosotras abrazándonos y sobándonos.
Sus pollas estaban listas para el combate, así que no les hicimos esperar y nos lanzamos a comerles la polla. A veces cambiábamos de chico, hasta que nos sujetaron la cabeza y se pusieron a follarnos las bocas durante un buen rato.
Yo fui la primera que desembaracé del chico que tenía su polla en mi boca y me tumbé en la cama. El chico vino tras de mí y me enchufó de nuevo la polla en la boca. Beatriz cogió al otro chico y me ofrecieron sus pollas, una en cada mano. Así estuve mamándosela a uno y masturbando otras dos pollas, hasta que uno de los chicos se colocó entre mis piernas, me las levantó y apuntó su polla a mi culo.
- Te voy a dejar un recuerdo -dijo el chico justo antes de clavarme su polla, de gran tamaño, en mi culo.
Realmente me dolió, y bastante, pero el que tenía mi boca llena con su polla empujó un poco y no pude emitir la más mínima queja. Los dos me follaban casi violentamente y estaba empezando a sentirme mal por el dolor. Bea sin embargo se fue hacia mi polla y se la metió en la boca. Esta sensación agradable hizo que me evadiera del resto un poco. El caso es que cuando quise darme cuenta apenas sentía molestias y sí un morbo terrible al ver como dos machos me follaban si piedad.
El que me follaba la boca se corrió haciéndome tragar todo sin apenas paladearlo. Su lugar lo ocupó Beatriz, que metía su polla en mi boca con más suavidad y podía disfrutar mejor el mamársela. Mientras Bea tenía su polla en mi boca el chico que estaba libre comenzó a comerla el culo. Beatriz empezó a pedir polla y el chico que me estaba follando el culo me dejó y en un instante estaba embistiendo a Bea el tiempo que yo la comía la polla y notaba los empujones del chico.
Afortunadamente mi culo estuvo vacío poco rato ya que lo ocupó el otro chico que se había repuesto de la corrida y estaba listo para otro asalto. Me bombeó rápido y muy bien, y quizás por la forma de su polla, algo más gruesa, las sensaciones que me producía eran más placenteras. Bea se estaba calentando a marchas forzadas y sin previo aviso, con unos cuantos empujones del que la estaba follando se vino en mi boca. Yo estaba también a puntito y apreté el ano para sentir mejor como me follaban hasta que al poco rato me corrí abundantemente. Pero los chicos parecían no tener fin. Yo seguía tumbada boca arriba recibiendo polla y Beatriz se puso a cuatro patas también recibiendo. Comenzamos a besarnos como locas gimiendo de placer a la vez que les pedíamos más.
El chico que se estaba follando a Beatriz parecía ser un portento, ya que después del tiempo que llevábamos no se había corrido aún y seguía dando fuerte a Bea que se corrió de nuevo y casi me muerde los labios. De pronto dio un gruñido y se corrió dentro de Beatriz, y por lo que tardaba parecía que la estuviera llenando de semen. Yo apretaba de nuevo mi ano y pedía al chico que me follaba que se corriera, que yo ya estaba a punto de caramelo. En un rato me hizo caso y comenzó a correrse embistiendo con mucha fuerza. Yo me movía para recibir toda su leche y al poco no me contuve y me corrí también.
Beatriz y yo quedamos tendidas en la cama completamente agotadas. De vez en cuando nos dábamos piquitos. Vimos como los chicos se vestían y se fueron. Ya solas en la habitación nos fundimos en un beso muy apasionado y, quizás por el cansancio, quedamos dormidas.