Rohypnol {Rimmel Corrido 4}
Cuando forzarte ya no es suficiente, todo cabrón se ve en la tesitura de buscar nuevos alicientes.
Meto el coche en el garaje sintiendo todavía el sabor a carmín y Malibú que Camila ha dejado en mi boca. Maniobrar se hace difícil porque las embestidas de Marcos me han dejado el coño hinchado. He tenido que hacer un esfuerzo por no llamarle y pedirle más, pero todavía tengo dignidad. La puerta automática se cierra y salgo del coche. Es al pulsar el cierre de la llave cuando los intermitentes parpadean y me doy cuenta de que el coche de mi madre ¡no está! Hiperventilo, antes de poder hacer nada la puerta que da del salón al garaje se abre y en el humbral aparece la silueta de Pedro.
Tiemblo, sin querer pero lo hago. Él bebe a morro de una botella, cuando se acerca huelo que es brandy. Soy incapaz de moverme o reaccionar. Es pánico. Si mi madre no está... Tiene vía libre. Me estremezco al sentir cómo pega su abultada entrepierna a mi culo, presionándome contra el capó, y me aparta un mechón de pelo de la cara para mirarme.
A ti te estaba yo esperando- me susurra divertido. Intento darme la vuelta, la botella cae al suelo y forcejeamos un poco hasta que me coge por las muñecas aplastando mis manos contra el capó, húmedo por la lluvia y tibio-. Vamos Noe...- ríe y vuelvo a estremecerme cuando me obliga a inclinarme hacia delante arrastrando mis manos y mi culo se frota contra su asquerosa polla a través de los vaqueros. Sigo resistiéndome, pero tiene más fuerza que yo. Se cansa, y tomándome del pelo me estrella la cara contra el capó.
¡No... no!- siento la sangre de mi labio inferior, reventado por el golpe. Intento revolverme con más fuerza y es inútil, incluso hacer fuerza con mis manos ahora libres. Lo único que consigo es que me apriete más la cabeza contra el capó hasta que me parece que me va a explotar, pero sigo. No puedo hacer otra cosa cuando noto su mano tirando hacia abajo de mis vaqueros- ¡Para hijo de puta!- logro darle una patada cuando mis vaqueros dejan mi ropa interior al descubierto. Pedro suelta un alarido y ni siquiera puedo disfrutar la victoria porque vuelve a golpearme la cabeza dejándome ida. Sus pies se meten entre los míos para abrir mis piernas, sus rodillas se acoplan tras las mías y, aún medio borracha y apaleada, solo respirar es un suplicio. Acaricia mi culo y la primera lágrima de impotencia cae sobre el capó, confundiéndose con las gotas de lluvia-. Para...- gruño, pero no hace caso y mete la mano entre mis piernas y entonces se paraliza un segundo. Siento una breve esperanza que se quiebra cuando sigue palpando y cierro los ojos esperando otro golpe.
¿Me vienes chochona?- pregunta, parece sorprendido y molesto. Doy la callada por respuesta y me encojo un poco. Sus dedos traspasan mi ropa interior para entrar en contacto directo con mi coño hinchado, pringándose con la corrida de Marcos y la mía- ¡¿Has estado follando?!- al asentir, la mano con la que sujeta mi pelo me propina un tirón. Mis piernas flaquean-. Te vas a cagar, zorra- lloro en silencio, notando cómo se desabrocha los pantalones a una mano y luego me baja las bragas. Noto que se pajea un poco y rezo porque solo quiera correrse sobre mi. No hago más que temblar y llorar en silencio contra el capó. Un escupitajo cae al final de mis nalgas y noto que lo esparce por mi ano.
¡No!- mi grito resuena en todo el garaje, al igual que mis alaridos mientras intento soltarme de nuevo, histérica, desesperada. Me gano otros dos golpes en la cabeza hasta que me quedo quieta, medio inconsciente- Por el culo no. El culo no- musito atontada, sin apenas voz. Paso a la negociación suplicante. Sé que va a volver a follarme, a forzarme, y que no lo puedo evitar.
¿No esperarás que meta el rabo en la lefa de otro, eh Noe? ¿Eh?- su glande abre mis nalgas y suelto un quejido apretando el culo. Intenta acometer y no puede. Pedro gruñe y es su dedo el primero en invadir. Grito sin voz y me retuerzo como puedo, mete el segundo y un tercero-. Vamos, coño, compórtate como una mujer.
Un nuevo escupitajo, más frote. Siento lucidez y me relajo, sé que sino será peor. Pero nada me prepara para lo que viene. Su polla me rasga, me rompe el culo entrando hasta el fondo. Me duele tanto que logro erguirme en un grito desgarrador mezclado con el llanto. Empieza a darme sin misericordia, sus pelotas rebotan contra mi culo haciendo un ruido que parece reírse de mi. Restos de la corrida de Marcos caen por mis piernas lentamente, el sabor de la sangre ha borrado todo resto de Camila. Sigo llorando a gritos. Pedro gime y no se compadece. Mi ano lacera, fisurado, cada embestida es insoportable y mis uñas levantan la pintura del capó. Sus manos me levantan el jersey, me rompen el sujetador y mis pechos botan brutalmente, a toda velocidad, guiados por sus acometidas, también duelen. Siento que me desmallo, el cuerpo no me responde, deseo perder el sentido pero no ocurre y lloro. Sigue así un tiempo eterno, ya no tengo voz cuando su corrida me llena el trasero. Cuando se aparta, caigo al suelo, sollozante. Todo me duele.
- Levanta- me dice Pedro. Quiero decirle que no, pero no encuentro mi voz. Sigo llorando, con la cabeza baja y el pelo ante mi cara. Mis pantalones y mis bragas en mis rodillas, el jersey subido hasta las axilas, el sujetador medio roto y mis pezones tiesos por el pánico- ¡Levanta te digo!- tiemblo. Solo puedo desear que se vaya de una vez. Ya lo ha hecho. ¿Qué más quiere?-. Muy bien, puta. ¡Como prefieras!
Me coge del pelo y me arrastra. Vuelvo a revolverme, trato de ponerme en pie al menos pero llego a rastras a la cocina y caigo sobre las baldosas.
- ¡La hostia,chaval!- es otra voz, una que me suena conocida. Alzo la vista y lo veo. Sus ojos enrojecidos, el olor a porro, las pintas de macarra. No sé por qué, pero en lugar de sorprenderme, me pregunto qué podía gustarme de Kike. Vale, era el repetidor, me sacaba tres años, pasaba marihuana y me llevaba en moto. A cambio, yo era la putita que se la mamaba en los baños del instituto cuando él quería, Me odia porque lo mandaron a un centro de menores cuando le denuncié por pasar mierda al enterarme de que se follaba a todo lo que se movía. Yo era una putita calentona de 15 años con muy mala hostia, hay que reconocerlo. Verlo en mi conocina hace que crea que es mi salvación, pero él solo mira a Pedro- Bueno ¿qué? Dale la mierda ¿No?
Termino con las manos atadas al respaldo de la silla. Kike me tapa la nariz y me obligan a beber un algo que sabe a rayos. Termino tosiendo, casi asfixiada. Ni siquiera me han vestido un poco. Mi cabeza cae hacia delante, estoy derrotada y el culo me escuece mortalmente. Kike se enciende un porro, un coágulo de sangre cae de mi boca hasta mis piernas. Cierro los ojos de nuevo, sin entender o esperar a hacerlo. Veo las Vans de Kike mientras camina a mi alrededor.
Hay que joderse lo mucho me que me apetecía romper este coño y que nunca pudiera hacerlo- su risa se corta por una tajante ofensiva de Pedro.
¡Ni la toques! ¡Ya sabes cual es el puto trato!- con la mente embotada, presto atención y Kike responde.
¡Hey, hey! ¿Sin malos rollos, eh viejales? El rohypnol y el md por el vídeo y la pasta. Nada de tocar.
No sé de qué hablan, desisto en mi intento por comprender y aprieto los párpados con cada punzada de dolor hasta que Pedro acerca una silla hasta donde estoy mientras sigue hablando con Kike.
¿Cuánto tarda esta mierda en funcionar?
Depende de la tía. Algunas caen en diez minutos, otras en media hora... El coño se les empieza a mojar antes, el M es lo que tiene. Las pone como perras. Has tenido suerte que haya ya venido borracha- ríe mucho, como un tonto. Risa de porreta.
Siguen hablando pero dejo de escucharlos. El corazón me va a mil por hora, cabeceo como si fuera a dormirme, pero no pierdo la conciencia. Pedro me soba un pecho.
¿Has visto qué tetas tiene? Es todo un pastelito.
¡Uh, tío! Lástima que le hayas dejado la cara hecha un cristo- se jacta Kike-. Tenías que verla mamándola, puro vicio.
Pedro me tira del pelo haciéndome levantar la cabeza. Lo veo borroso, su cara está muy cerca de la mía. Me siento atontada.
Vas a besarme como una niña buena y viciosa- Kike ríe, yo no contesto nada. Sus labios se pegan a lo mios, quiero no corresponder pero sin saber por qué, lo hago. Es como si no controlara mi cuerpo. El sabor de boca me asquea y se hace más potente cuando su lengua se enzarza con la mía. Es un beso muy húmedo, lento. No soy realmente consciente, quiero apartarme y mi cuerpo no obedece. De fondo, Kike diciendo estupideces. Pedro se aparta con un ruido húmedo y me suelta. Casi me caigo, pero me hace levantarme tirando de mis brazos y me aprieta contra su costado. Yo me aprieto a él, con miedo a caer. Apenas puedo caminar pero Pedro me sujeta y me guía hasta el baño. Me empuja y caigo de culo al plato de ducha, mi ano propaga un dolor en mi cuerpo que me hace gritar. Paso se aparta y Kike llega con el móvil, enfocándome. Pedro me desnuda a malas, zarandeándome y el dolor me hace volver a llorar. El novio de mi madre mira a mi ex y le dice que se acuerde de que tiene media hora. Entonces, Kike habla.
Vamos, Noe. Siéntate y enseñame el coñito- despacio, lo hago. No puedo pensar otra cosa, o negarme, obedezco y doblo mis piernas abiertas exponiéndome ante él, que se ha sentado en la tapa del retrete. Mi espalda está apoyada contra el azulejo-. Abre la ducha nenita, vamos- me sigue grabando cuando hago lo que dice. Él alarga el brazo y abre el grifo de agua caliente- Quiero ver ese chochito bien caliente, Noe- al oirle, me doy cuenta de que tengo frío pero mi entrepierna arde. Acaricio mi sexo con una mano y lo noto húmedo y receptivo. Me echo agua por encima, y sigo acariciándome. Pierdo conciencia de ellos al cerrar los ojos. Me toco, me acaricio y el dolor parece mitigarse en parte. Me recuesto más contra la pared, una de mis rodillas cae hasta el plato de ducha. Hago que el chorro incida en mi sexo y lo hace vibrar. Gimoreo, escucho jadear a Pedro, pero suena tan lejos que me da igual- Oh nenita que dura me la estás poniendo- esas palabras de Kike los llevan a una nueva discusión y yo me meto los dedos despacio primero, más fuerte después, acariciándome el clítoris y sin dejar que el chorro de ducha deje de estimularme. Llego a jadear, mi cuerpo se retuerce haciendo que sienta de nuevo el dolor de todos los desgarros, pero estos se mezclan con el placer y me corro sonoramente. Mi fluído se mezcla con el agua, miro pillada como se va por el desagüe, sigo con el chorro enchufado a mi sexo,
Ya lo tienes- Pedro parece impaciente, yo sigo en la misma postura, sin moverme-. Ahora largo.
Kike gruñe y se va. Pedro cierra el grifo y yo lo miro como sorprendida, sentada aún en la ducha. Se agacha y me coje sobre su hombro para llevarme. Me mareo pero no soy capaz de moverme, ni siquiera cuando me tira sobre la cama de mis padres consiguiendo que me de un nuevo golpe en la cabeza contra el cabecero. Emito un quejido y él se baja los pantalones. La vuelve a tener dura.
- Mámamela... y con cariño nena- como puedo me pongo a cuatro patas. Algo en mi cerebro se retuerce, gritando que no, vomitando del asco, llorando de rabia. Por fuera, acerco mis labios a su miembro inflado-. Guarda los dientes, ¿eh?- los cubro con mis labios y entonces me la mete en la boca. Me hace mamársela rápido, guiando todos los movimientos. Se inclina sobre mi y me azota el trasero, gime y jadea. Yo siento que el aire me falta hasta que mi garganta se contrae bruscamente ante una acometida. Solo cesa cuando me dan arcadas, porque no quiere que vomite la mierda que me ha metido y me queda en el estómago. Me la saca de la boca y me mira muy serio, volviendo a tenerme sujeta del pelo. Me gruñe a la cara y se aparta. Me quedo en el sitio, mirándole como un gatito obediente al que le han mandado quedarse quieto. Me froto el culo porque me escuece y la sensación se recrudece. Hago una mueca de dolor-. Eso te pasa por ir prestando el coño por ahí- cuando se quita toda la ropa se tumba sobre la cama y da un golpecito sobre la sábana-. Ahora ya lo tienes limpito. Ven a follar.
Obedezco y me siento a horcajadas sobre él. Algo me dice que huya, que le rompa la lampara de la mesilla en la cabeza, que eso no es lo que quiero. Pero obedecer es fácil, casi... natural. Lo meto en mi con decisión y sus manos ásperas, odiosas, se colocan sobre mis caderas para guiarlas. Con su polla en mi interior me hace moverme en diversas direcciones mientras jadea. Coloco las manos sobre su abdomen para mantener el equilibrio.
- Lástima que tengas esa cara de yonki, me gustaría ver como follas en estado normal- apenas siento, tardo demasiado en procesar sus palabras. Cuando lo hago estoy botando sobre él a lo bestia guiada por sus manos. Gimo fuerte, pero no es de agrado. Todo lo que hago parece vacío, como si este cuerpo ya no fuera mío. Sigue así un tiempo indefinido, eterno, hasta que se corre. Coloca ambas manos tras su cabeza y me mira soberbio-. Sigue hasta que me duerma... y despacito.
Lo hago, no sé por qué pero solo obedezco. Muevo mis caderas adelante y atrás, cadenciosa. Mi pelo se agita levemente, mis pechos se mueven con fluidez. Ya no me duelen. Ya no me duele nada. Continúo, notando su polla endurecerse de nuevo. Pedro se duerme pero yo sigo, no soy capaz de parar. Al final, me quedo dormida sobre su pecho. Agotada y rota.
El grito que pego al despertar y encontrarme la escena... creo que no hace falta que os lo cuente.