Roger y yo
Dos muchachos tímidos, y una calentura que avanza con timidez pero que entra en erupción.
Mi vieja me dijo aquel día que ya era hora de que aprobara mi examen final de la Cultural Británica para recibir mi primer certificado de inglés. Ella cree que el mundo se mueve en ese idioma y que si yo no tengo ese diplomita no podré triunfar en la vida. A veces mi vieja tiene esas locuras propias de las anglo-argentinas: o sea de las argentinas de origen inglés. Dicen que la mezcla es explosiva, y da mas trabajo a los miles de terapeutas que hacen de Buenos Aires, la segunda ciudad mas psicoanalizada del mundo después de Viena…
Ella fue educada en un colegio bilingüe, es luterana, duerme con la versión King James de la Biblia en su mesa de luz y reza en inglés. Forma parte de varias entidades de beneficencia de la colectividad inglesa, integra un club de damas jardineras dedicadas al cultivo de rosas, es miembro de la cooperadora del hospital Británico, participa en torneos de bridge, toma el te Earl Gray todos los días a las cinco de la tarde en punto, con scones y sandwichitos de pepino, y cada dos palabras mete una en inglés. Yo soy su “bad boy” (mal muchacho), su “favorite son” (hijo preferido), y su dolor de cabeza (ella en realidad dice en privado “pain in the ass” que significa dolor en el culo, pero no quiero pintarla como una mal educada). Mi vieja es mi vieja y vieja loca y pesada como es, la quiero igual.
Esa mañana del mes de enero, ella dejó a un lado su Buenos Aires Herald y su tostada con mermelada (jelly) y me dijo , Andrew (me llama asi cuando esta re enojada conmigo) desde el lunes vendrá Roger, el hijo del señor Brooks a darte clases de inglés , te va a preparar para que puedas rendir tu examen de la Cultural en april (abril) a más tardar.
El Señor Brooks es otro anglo argentino, alto, flaco y desgarbado, pelado, medio mustio, con anteojos del año de ñaupa, director jubilado de un colegio para hijos de diplomáticos, que desde hace un tiempo se la “mueve” a mi vieja ( o sea que la pone en posición horizontal sobre la cama matrimonial de algún hotel por horas) para regocijo de ambos supongo, y ella habla siempre del gran hombre que es (la debe de tener grande) , de su buen humor ( a veces le contará chistes verdes),y que es un santo (y debe serlo porque aguanta la histeria de my mother) y afirma también que la quiere mucho (se la mueve dos o tres veces por semana, seamos realistas, eso es amor….).
El lunes vendrá Roger, tu teacher (maestro) y no quiero escuchar ninguno de tus comentarios sarcásticos al estilo de los de tu finado padre, God lo tenga en la gloria y muy ocupado,… terminó de decir mi vieja, mientras pulcramente se secaba la boca con una inmaculada servilleta de lino. Siempre le guardó rencor a mi padre por haberla abandonado y un poco me contagió esa bronca a mí, incluso ahora que el viejo había muerto, pero mi vieja a pesar de todo, es una lady. No es una belleza pero no tiene la cara de caballo de la Camila Parker Fowles, ni el aspecto ordinario de Sarah Ferguson ni el mal gusto de la Reina en materia de sombreros, marido e hijos.
Así que el hijo de Brooks se llama Roger pensé para mi: y me lo imaginé un “nerd” (un cerebrito) con anteojos de culo de botella, pálido y aburrido. Pero lo tuve que aceptar: a mis diecinueve casi veinte años, mi mamá todavía me mantenía y a mi trabajar, lo que se dice trabajar, que querés que te diga, mucho no me gusta….
Decidí irme al al Beccar Athletics & Rowing Club a ver a mis amigos y de paso pegarme un chapuzón en la piscina olímpica del club, para refrescarme de tanto calor acumulado.
Era fines de enero y no encontré a ninguno de mis amigos, que parece que se habían ido de vacaciones, por lo que me dirigí al vestuario, a ponerme la malla de baño. Cuando me acercaba a la zona de los armarios, me crucé con un tipo rubio alto y bronceado, que salía casi corriendo en dirección contraria y por poco me hace caer. Me miró, desde sus ojos verdes, verdes como la fruta verde y como el verde limón, me pidió disculpas y salió corriendo. Quién será este bomboncito, me pregunté. Alto rubio ojos verdes bronceado bello, un par de años mayor que yo y al parecer algo miope o torpe. Pero un poema el chico. Para comérselo entre dos rebanadas de pan ciabatta…
En la piscina lo volvi a ver, y ahí me enamoré, ¿Viste? Nada. Ese tipo me encantaba: le vi la piel brillante y bronceada, las piernas musculosas y sin vello, los pies blancos y cuidados, el cuerpo de nadador de Olimpiadas (espaldas anchas, cintura estrecha, culito arrebatado) y ese pelo rubio que el sol exaltaba haciéndolo brillar y caí rendido a sus encantos.
El tipo por supuesto ni me miró. Se dejó admirar por mis ojos furtivos, se dejó desear por mi libido desaforada y post-adolescente, se dejó, bueno no “se dejó”, pero lo que vi me gustaba mas a cada segundo. Usaba una sunga no demasiado chica que marcaba su pito de buen tamaño y que de atrás dejaba ver un culito levantadito y redondo, que terminaba con la parte inferior de sus nalgas blanquitas que asomaban por la malla.
El ignoto personaje rubio siguió calentándome por un rato moviendo su cuerpo dorado al costado de la piscina ,mientras se asoleaba, hasta que se incorporó y se fue, y a mí me pareció que me miró al pasar y que casi me sonrió y en ese convencimiento me derretí como un helado al sol, cosa liiinda papi….
Hubiera querido seguirlo al vestuario pero mi prudencia y flema anglosajona pudieron más y me contuve: no querìa que el man pensara que le iba a otear la chota o mejor dicho a mirarle con hambre, la verga, y sus alrededores. Me lo imaginé bajo la ducha con ese culito de pelitos rubios y esas piernas sensuales interrumpidas por una flor de poronga rubia y gordita, y te juro casi me vengo en seco…
Cuando salí del club con mi auto nuevo, regalo anticipado de mi madre, por mi inminente vigésimo cumpleaños, encontré al rubio, en el camino, bordeando uno de los jardines del club, con unos jeans gastados que le marcaban adecuadamente sus partes, especialmente el paquete que mirado de reojo me impresionó por su tamaño.
Reduje la velocidad para mirarlo mejor con disimulo por el espejo retrovisor, y la verdad, querido, que me quedé salivando: que machito bello, bello, bello. Si como te dije antes: un poema…
Ese lunes a las nueve en punto tocaron el timbre en casa y era mi nuevo profesor de inglés, asi se anunció por el portero eléctrico y yo con cara de dormido, y descalzo le fui a abrir. No me preocupé ni por peinarme, ni nada, porque ya tenía una idea de lo que podía esperar y cuando bajé a abrirle casi me caigo de culo: el hijo de Mr Brooks el escuálido amante de mi progenitora anglo argentina, era el rubio del club, el de los ojos verdes verdes verdes y del paquete para ponerle moño. Su nombre Roger, con acento en la o. Pero yo le pondría acento en la e, para que rimara con coger.
Después de darle la mano casi temblando subimos a mi departamento y le invité a sentarse en el comedor mientras yo iba al baño y me ponía más civilizado: no quería que se llevara una mala impresión de mí. Ahora si, mucho gusto, soy Andy le dije al volver y el me miró entre burlón y amable con sus ojos verdes de todo verdor y me estrechó la mano.
Antes de comenzar la clase sonó mi celular y era mi mamá recordándome lo de la clase : ella es insistente y no querìa que yo me olvidara de mis compromisos. Antes de cortar me dijo “Behave” (Portate bien). Mi vieja es una hincha bolas….pero igual la quiero.
Roger prendió su ipod , puso una música instrumental bastante suave y comenzó a hablarme en inglés con un acento muy british, muy británico pero increíblemente dulce pensé yo: claro no todos los ingleses hablan como la nazi asquerosa de la Margaret Thatcher, pensé. Algunos son hasta decentes como mi abuelo no obstante que descendía, según rumores de familia, del pirata Morgan por parte materna. Volviendo a Roger el muchacho como profesor era dedicado, correcto y tenía buenas técnicas pedagógicas, aunque yo me perdía en su cuerpo deseado, en su piel bronceada, en su mirada verde, y en su dentadura blanca. Así soy yo, cuando alguien me gusta no me puedo concentrar en otra cosa.
Además tengo una pija pordiosera que siempre se despierta y asoma para pedir limosna y estuve toda la clase disimulando y arreglándome el pantalón para que no se me notara que estaba al palo. Mi pito tiene una vida independiente y rebelde que no acepta órdenes de mi cerebro. Es indómito y caprichoso.
Cuando Roger se fue aquel primer dia me quedé pensando. Estaba recaliente. Tenía que descargarme lo antes posible, llevaba veinte días “sin mojar la batata”, desde que mi ex pareja, me había dejado para irse a vivir con un español cincuentón cejijunto y feo, que le prometió regalarle una mini-cooper si se iba a vivir con él. O sea que Michael me dejó por un autito deportivo,que no supe nunca si era último modelo o usado. Ser abandonado por un maduro, extranjero, cejijunto feo y rico es una afrenta difícil de superar para un chico gay como yo. Y todavía en ese momento en que conoci a Roger, el abandono me hacía ruido y me tenía mal.
Solo y deshauciado yo vivía caliente a pura paja hasta que Roger Brooks entró a mi vida con su pelo rubio y sus ojos verdes, sus dientes de aviso de pasta blanqueadora y su paquete para ponerle moño. Con sus modales elegantes, su paciencia, su forma tranquila y masculina de ser. Y claro con su inglés perfecto. Que era lo de menos, claro.
Pasaron varias clases en las que fuimos entrando en confianza, al punto de hacer bromas, reírnos a cada rato y otras cosas, y en una de ellas casi al final me preguntó en inglés si iba siempre al Beccar Athletics , cosa que me sorprendió pues yo no había vuelto después de aquel día , por lo que de ese modo comprobé que aquella vez él me había visto y que por algo me recordaba . Temí que fuera por que lo había estado mirando toda la tarde en la piscina, pero el aclaró que me recordaba del episodio del choque en el vestuario y ahí recobré la calma. En otra clase, averigüé que esa tarde fue la primera y única vez que fue al club. Mi vanidad sospecha que sólo fue para conocerme….aprovechando que vivía cerca del Club.
Terminó la clase y me dio la mano para despedirse y yo se la estreché con la mia tratando de esconder mi emoción pero luego noté que el tenia las manos sudadas y medio temblorosas. Cosita linda pensé, acaso lo pondré nervioso ? El es un Adonis pero bueno, modestia aparte yo no soy nada feo, dicen. Mi vieja afirma que soy “cute” y mis amigos que soy “cool” que no quiere decir exactamente que yo sea bello, pero tampoco soy un adefesio.
Lo que me llamaba la atención es que mi señora madre no se entrometía en mis clases ni aparecía de improviso como me tenía acostumbrado. Lo agradecí calladamente. Era una muestra de discresión digna de encomio. Pero me resultaba sospechoso.
A todo esto, una tarde mi vieja me contó que Mr. Brooks le había comentado (entre polvo y polvo pienso) que Roger le había dicho que yo avanzaba muy bien en mi repaso y que confiaba en que aprobaría el examen.
Roger is wonderful , (maravilloso) le hubiera querido decir a mi madre pero no lo hice, primero para que no pensara mal, y segundo porque ella me interrumpió diciendo que Roger pensaba que yo era a “wonderful guy” ( un tipo maravilloso).. a nice person (una persona agradable) y “very smart” (muy inteligente), God bless him (Dios lo bendiga) pensé, habla bien de mi y todo……
Se sucedieron las clases, con más confianza y sentido del humor, pero los dos todavía nos manteníamos en nuestro rol de docente y estudiante, tímidos, mirándolo a escondidas yo, y el quizás haciendo lo mismo. A veces, uno siente una “vibra” especial cuando advierte que gusta de alguien y que a ese alguien le pasa algo parecido. Y yo no sabía si mi radar, mi “gaydar” como suele llamárselo era algo acertado o solo el producto de mi imaginación calenturienta que tiñe mis pensamientos (“wishful thinking”) como diría mi vieja. Al principio llegué hasta a dudar que el chico fuera gay. Pero esos ojitos pedigüeños….
Pero a mí, la verdad me costaba concentrarme: hacía un esfuerzo sobrehumano para contenerme y no hacer un gran papelón, pero las cosa es que comencé a notar que por momentos él me miraba con esos ojos verdes dulces y yo ya no sabía qué hacer. A veces yo hacía chistes, para hacerlo reir y su risa me emocionaba horrores, lo mismo que sus dientes perfectos y los hoyuelos de sus mejillas. Me daban ganas de abrazarlo y decirle “boludo” no te das cuenta que me gustas mucho…. Pero no me atrevía. El boludo era yo también. O tímido…. O quizás precavido.
Pero algo pasó. Michael me llamó una mañana llorando y contándome entre sollozos que el español lo había abandonado y que encima le había sacado el mini-cooper, Sentí mucha satisfacción, esa sorda alegría de la venganza de los abandonados, de los despechados. La inoculta convicción que volveria a mis pies arrepentido. Pero lo haría sufrir. No se la iba a llevar gratuitamente. Claro que cuando Michael me invitó a ir a verlo a su departamento, me olvidé de todo, no pensé en mi clase con Roger que tenía en media hora, y acudí a la casa de Michael sin avisar a Roger y sin pensar en la traición anterior de mi ex, porque razoné con “la cabecita de abajo”, y en esa reunión, nos reconciliamos con Michael y cojimos toda la mañana. Estábamos necesitados. El estaba tan caliente que me gastó la verga y me sacó toda la leche acumulada. Estoy mas puto que nunca , me dijo mientras se sentaba no sin cierta dificultad sobre mi pija en llamas. Por el hambre de pija que traía se veía que el español no le “cumplía”. Pero Michael siempre fue puto, muy puto.
Ya de regreso a casa, sonó mi celular en el camino y era Roger molesto porque había ido a casa en vano para darme la clase y yo no le había avisado y además no le había devuelto sus mensajes de texto (cuatro) Esta vez si lo llamè y le pedí disculpas y noté que él estaba muy enojado conmigo. Contrariado, cuando llegué a mi casa, me pegué una ducha, cené y me acosté temprano. Esa noche no me podía dormir pensando en Roger a cada hora, y sintiéndome una rata por haberlo “engañado”
Estaba exhausto, lo de la mañana había sido una maratón sexual. Cuando al fin me dormi tuve una pesadilla tremenda: Roger lloraba amargamente por que yo lo había traicionado, me daba varios latigazos que me hacían sangrar el corazòn y luego perseguía con una daga a Michael , ambos corriendo en bolas por las oscuras callejuelas de Hong Kong. Justo en el momento en que le iba a clavar (la daga) por la espalda yo me desperté y miré el reloj de la pared para asegurarme que sólo era una pesadilla. Insólitamente tenía la pija parada, erecta, dura y mojada. Pero también tenía los ojos húmedos.
Asimismo reconozco que tenía una resaca terrible y un remordimiento enorme hacia Roger: el me había tratado bien, me estaba ayudando, dándome clases intensivas , nos estábamos haciendo amigos y yo había faltado a su clase sin avisar, no había contestado el celular cuando me llamaba, y lo peor lo había “traicionado” con el loco de Michael. No sé porqué sentí que yo era un traidor si nada pasaba con Roger. No tenía ningún vínculo sentimental o de otro tipo, con él, salvo mis clases de inglés, y nada o casi nada indicaba que el rubio bello de ojos verdes, verdes, estuviese remotamente interesado en mí. Pero me sentía traidor. Eso era inexplicable.
Roger vino a darme su clase, serio y enojado. No me miró en ningún momento a los ojos pero me di cuenta que hacía un esfuerzo grande para no decirme nada. Yo hubiera podido no darle importancia a su disgusto: en otra época, como nenito caprichoso que era, lo hubiera hecho, pero ahora estaba Roger ahí, enseñándome Past participle y practicando los “idioms” conmigo, y yo tenía unas tremendas ganas que me perdonara.
Se despidió frío y seco y a mí eso me heló el alma. Era como si en ese semi desprecio estuviese toda mi culpa por haber estado con Michael, a quien ya no quería, sólo por sexo. Roger se fue sin decir nada mas pero ahí me miró como reprochándome algo o todo y en la tristeza que me pareció ver en sus ojos me di cuenta que algo no estaba funcionando bien. En el contacto entre dos hombres, más si son tímidos, hay muchas cosas que no se dicen: se piensa que no es muy varonil demostrar los sentimientos, exhibir cierta sensibilidad, aparecer vulnerable ante el otro. De ahí que se cargue en silencio con miles de palabras no dichas, y con la frustración de no ser capaz de decirlas.
Llegó la Semana Santa, y “my mother” me dijo que se iba a pasar unos días al campo de la tía Margaret en la Patagonia con el Sr Brooks y yo le deseé muy buen viaje pero me quedé triste abrazado a mi perra Louise, una labradora muy cariñosa, que estaba enamorada de Roger, y le hacía fiesta cada vez que lo veía.
Pero qué era esto de la tristeza me preguntè. Roger tenía los ojos tristes y yo también estaba así y cuando Michael me llamó por teléfono más tarde, le dije que no me llamara más que me había dado cuenta de que nuestro reencuentro había sido una equivocación. Cortó no sin antes llamarme “Puto de mierda“ y yo sentí que me lo merecía…
Llamé a Roger y le pregunté si me daría clases el Jueves Santo y el me dijo que si yo quería tomar clases vendría pero que no repitiera mi ausencia anterior. Que su tiempo también era valioso. Ahí me clavó el puñal: era como decirme “yo siempre cumplo y vos sos una porquería”, pero creo que también tenía razón.
Le dije a Ponciana la empleada de mi vieja, que preparara un té para cuando llegara Roger con unas “cup cakes” de las que mi vieja consume con sus dos amigas del alma cuando estas vienen a intercambiar chismes y a jugar al bridge.
Lo esperé con la mesa de té recién servida, jugo de naranja y un florerito con una rosa roja en el centro. Cuando entró a la sala Roger llevaba lentes oscuros y cuando me dio la mano la tenía fría y temblorosa.
Miró la mesa tan bien preparada no sin cierta disimulada sorpresa y yo lo convidé con una taza de té y le invité a sentarse. Se sacó los anteojos y me miró con esos ojos verdes verdes como la fruta verde, verdes como el verde limón y me bañé en su mirada y hubiera querido decirle perdóname, no sé de qué , si no éramos más que profesor y estudiante, pero necesitaba pedirle perdón. Esa tarde él fue muy profesional y yo muy aplicado contesté todas las preguntas, hice bien todos los “drills” (ejercicios) y el se veía gratamente sorprendido de tanto conocimiento y preparación. Terminó la clase, el apoyó su pocillo de te ya frío en el plato y me dijo que consideraba, con total franqueza, que yo ya estaba listo para rendir y que no necesitaba más clases. Cuando lo dijo, sentí que él algo intuía, o que algo sabía y que quería castigarme por mi “traición” Lo que es la culpa…
Juro que yo no había bebido brandy ni nada, y que no estaba ebrio, pero cuando me lo dijo, me sentí como terriblemente solo, y dos lágrimas, me saltaron de los ojos y él se dio cuenta y me preguntó qué me pasaba. Yo no podía hablar: ¿Como decirle a un tipo tan hermoso, que un putito como yo se había enamorado perdidamente de él, que me había acostumbrado a él, que me resistía a creer que quisiera dejarme…. Y también qué difícil sería responder “nada” con los ojos llenos de lágrimas. Si, seré anglosajón, frío, calculador, pero en las cosas del amor soy boludo, romántico, entregado, un pobre tipo. El argentino medio que vive su vida como una letra de tango y encima no lo sabe bailar.
El apoyó su mano sobre las mías, como lo haría con un chico, y se que se me quedo mirando pero yo no pude mirarlo a los ojos ni contestarle nada. Con el yo era tímido, cauteloso, lleno de temores y él a su modo también lo era.
Lo acompañé hasta la puerta sin que quedara aclarado la continuidad de las clases, nos despedimos y cuando cerré la puerta, el silencio de la casa comenzó a inquietarme. Me senté en el suelo, abatido, sin fuerzas. ¿Que sería de mi vida sin Roger?
Roger me llamó por teléfono un rato después y era como si el tipo de comunicación a distancia lo hiciera más seguro, le proporcionara una valentía desconocida , un coraje y una decisión sorprendentes. Quiso saber cómo estaba, y qué me estaba pasando, Si iba a estar bien. Si podía ayudarme en algo. Yo contestaba con evasivas y monosílabos y él seguía preguntando: Andy contestame por favor, que te pasa bebé… Cuando me dijo bebé me morí de amor y comencé a llorar muy mariconamente. El me dijo, no te muevas de allí, que ya voy para tu casa. Sabía que yo estaba sólo. Quizás ignoraba qué me estaba ocurriendo pero de algún modo se sentía responsable por mí
En pocos minutos llegó a mi casa. Cuando le abrí la puerta sus ojos verdes como la fruta verde, me envolvieron preocupados y tenía ojeras grises y todo en él denotaba inquietud.
Lo hice pasar, y él me preguntó qué me ocurría, me había visto muy deprimido y quería ver si podía ayudarme.
Yo encendí apenas una lámpara: quería mantener cierta penumbra para que el no supiera que tenía ese impacto en mí. Sos tan puto que lo vas a asustar, pensé. Me dirigí a la ventana, y salí al balconcito que daba a la calle, y el me siguió y me tomó de los hombros, Comencé a temblar. El acercó su cara a la mía y en la semi oscuridad percibí el calor de su aliento a pastillas de eucaliptus. Quería irme y quedarme a la vez: qué pasa si me rechaza pensé. Qué pasa si esta solicitud para conmigo es sólo por lástima o porque se siente responsable por cuidarme. Que pasa pensé si esta histeria mía lo aparta de mí. Mi cabeza trabajaba a mil kilómetros por hora y estaba tan confundido que no percibí, el calor de sus labios en mi cuello, ni la fuerza de sus dedos en los míos, ni su piel apretada a la mía. Vení adentro me dijo con una voz llena de calentura, y tomó mi cuello para conducirme hacia el interior y yo, me di vuelta y busqué su boca como un náufrago ciego que busca salvarse de la marea alta.
No sé si yo esperaba que me apartase, que me diera una trompada o que me dijera que no, que él no era como yo pensaba. Lo que no esperaba fue la devolución de ese beso. Lo que nunca pude soñar lo suficiente era que en sus pupilas verdes como el verde limón encontrara reflejada mi cara, mis ojos, el espejo dorado de ese amor medio loco que me había imaginado.
Lo abracé y apoyé mi cabeza en su pecho y escuché los latidos apurados de su corazón y él me dijo que no quería verme triste, que hacía mucho que le costaba darme clases porque yo le gustaba, que no podía concentrarse en la gramática inglesa en frente mío, y que mi indiferencia lo tenía mal. Yo no contesté: evidentemente el no se había dado cuenta que yo estaba loco por el. Lo miré a los ojos y le sonreí casi burlonamente como diciéndole “boludo” no te diste cuenta que estoy caliente con vos desde el primer dia que nos vimos…. Dónde ves mi indiferencia papito…. Pero solo atiné a buscar su boca y al encontrarla sus labios se apropiaron de los míos. Que rico besaba el Sr Brooks hijo….
No se quién empezó primero, quién abrazó al otro primero, quién comenzó a besar al otro por todas partes mientras nos íbamos sacando la ropa. Solo recuerdo, que cuando baje hasta el piso y me puse frente a su pija erecta , lamí su cabecita despacito , y lo miré a los ojos , a esos ojos verdes verdes como el verde limón, y el los entrecerró de placer cuando me metí su pija hasta el fondo, abriendo mi boca para que semejante poronga pudiera ingresar .
El acarciaba mi nuca con una inmensa ternura. No estaba yo acostumbrado a que nadie me diera una caricia dulce, un consuelo, Una cuota ilimitada de cariño. Era como un gatito cariñoso…
Temiendo acabar demasiado pronto me levantó y nos abrazamos y nos besamos como queriendo recuperar el tiempo perdido. Yo me hundía en su boca y el en la mía y nuestras lenguas jugaban entre sí a seducirse, conquistarse , enamorarse
El me acariciaba el pelo, la cara, recorría con sus manos mi cuerpo mientras yo me aferraba a él, me abrazaba sin pensar en nada más: no me importaba ya quién era él ni quién era yo. No pensábamos creo, ni en que pasaría después, cómo explicaríamos que lo que pudiera pasar entre nosotros.
Levantamos la ropa y subimos a la planta alta desnudos con la pija al palo cada uno y lo agarré de la mano y lo llevé a mi cuarto, donde nos acostamos, desnudos, calientes, felices de habernos encontrado por fin.
Antes de chuparme la pija me dijo que él sabía todo de mi: de Michael, de su abandono y de mi malestar cuando me dejó. My mother pensé pero el interrumpió mi pensamiento besándome el pito, chupando mis huevos, lamiendome por todo el tronco y la cabecita de mi pija. Le dije si asi asi y el dijo si asi y se tragó la poronga hasta el fondo de su garganta.
Yo acariciaba su cabeza rubia, su piel suave, sus brazos, y el me daba la mejor mamada de mi vida. Lo aparté para acabarle en la cara y el cuello y lamí despacito luego los restos de mi leche de su piel
Cuando lo besé con mi boca sabiendo a mi semen , quiso continuar contándome lo que sabía de mí, lo que había averiguado antes de conocerme, y como me había seguido antes de la primera clase pero no lo dejé hablar. No quise pensar en el rol de mi madre en todo eso. Tapé su boca por un momento con una mano y le comí la verga con tremendas ganas. Que pija grande tenés le dije, para cogerte mejor contestó riendo y se la chupe delicada y detenidamente. Era mi lobo feroz, pero no tenía nada de feroz ni de fiero, le dije te amo y el me dijo, no pares por favor no te detengas, y yo seguí chupando su verga sus huevos, su culito delicioso, hasta hacerlo gemir, gritar, salir de su compostura tan inglesa, y llegar a un orgasmo particular. Su leche caliente recorrió mi pecho y rodeo mi corazón, como marcando su territorio.
Luego nos duchamos y cansados nos acostamos a dormir, abrazados, besándonos, contando historias, y diciéndome palabras de afecto. Me dormí apretado entre sus brazos, oliendo su pelo, percibiendo la tibieza de su cuerpo desnudo, y diciéndole una y otra vez que lo amaba, y él contestaba ya lo sé , ya lo sé, pero yo quería que dijera que me amaba también. Por la madrugada buscó mi culo con sus manos , lo acarició, lo besó, lamió mi agujerito y poniéndome en cuatro me la puso, despacito, suavemente, como en cámara lenta, como la canción, y yo sentí que su garcha me hacía libre, adulto, suyo. Gocé el instante, gemí, jadeé y grité pidiendo que siguiera, que me llevara al cielo con su cogida tan esperada, y el bombeaba, sin pena y sin pausa, haciendo ruidos de placer pero sin decir palabra, hasta que acabó dentro mío, y entonces si, entonces dijo “I love you Andy” y eso no necesitó traducción.
galansoy. Una historia de amor entre dos seres tímidos, para todos los que tienen un amor y para los que sin tenerlo aún, lo esperan, lo buscan, y lo